El escándalo en
el Reino Unido muestra el nivel de desregulación y descontrol en que operan los
mercados financieros. Así lo analiza el economista Michael Moran, profesor de
la Universidad de Manchester.
Desde Londres
La actual crisis
económica mundial es hija del estallido financiero de 2008. El rescate de las
principales instituciones financieras, los paquetes de estímulo fiscal y la
recesión mundial condujeron a la crisis de la deuda soberana con epicentro en
la Eurozona. Los rescates de Grecia, Portugal e Irlanda sirvieron para evitar
una crisis de los bancos y entidades acreedoras de estos países. En Irlanda, el
Estado se hizo cargo de toda la deuda incurrida por sus principales bancos: el
balance fiscal pasó del superávit de 2007 a un rojo fiscal equivalente a un 32 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2010. El escándalo de la
manipulación de la tasa interbancaria Libor que saltó hace diez días es una
nueva etapa de esta larga crisis del sistema financiero. Dicho escándalo abarca
a alrededor de 20 grandes bancos internacionales y un mercado de unos 500
billones de dólares, 4 veces el PIB de Estados Unidos. En una entrevista con
Página/12, el profesor de Economía del Cresc, Centro de Investigación del
Cambio Socio-Cultural de la Universidad de Manchester, Michael Moran, señaló
que este escándalo puede asestar un golpe devastador a la frágil credibilidad
del sistema financiero internacional.
–Hay nueve autoridades
regulatorias investigando la manipulación de las tasas del Libor. Es un
escándalo global, pero, ¿tiene el mismo potencial sistémico que tuvo el
estallido de Lehman Brothers en 2008?
–La tasa Libor tiene un
impacto mundial. Determina la tasa a la que se prestan los bancos y esto a su
vez se transmite en las tasas de interés que pagan los consumidores y el mundo
de la producción por sus préstamos. Como Londres es el más importante centro
financiero del mundo junto a Nueva York y Tokio, una manipulación de esa tasa
afecta al sistema bancario en Brasil o en Tailandia. Pero, además, el escándalo
muestra a las claras el nivel de desregulación y descontrol en que operan los
mercados financieros. Lo que pasó no es la conducta delictiva de unos 14
traders, como dijo hace unos días el ex director del Barclays, Bob Diamond,
ante el Parlamento. El actual escándalo es un nuevo golpe a la confianza que
necesita un sistema financiero para existir. Acaba de comenzar, pero tiene meses
y hasta años por delante. En Estados Unidos podemos tener una catarata de
demandas judiciales. En el Reino Unido se reabrió en toda su dimensión el
debate sobre la regulación del sistema financiero en momentos en que todavía
está debatiéndose la nueva ley, que hasta ahora parecía una versión muy aguada
de la propuesta original. Creemos que ahora se va a intensificar mucho la
exigencia para que la banca comercial y la especulativa estén claramente
separadas.
–¿Cómo se manipula una
tasa interbancaria?
–La tasa Libor no
refleja lo que están haciendo los bancos en el mercado. Refleja lo que los
bancos dicen. Los 16 bancos más importantes de Londres dicen cada día qué tasa
de interés piensan que van a tener que pagar por pedir prestado dinero. La
Asociación Bancaria que coordina la estimación de la tasa, descarta las dos
estimaciones más altas y las dos más bajas, y saca un promedio con el resto de
las estimaciones de los bancos. Esta tasa promedio es la Libor que funciona
como punto de referencia para la determinación de la tasa a la que se van a
prestar dinero los bancos. La estimación que hace cada banco no es arbitraria:
tiene que caer dentro de una zona de credibilidad. Pero con el volumen de
operaciones en juego, una variación de un 0,5 por ciento en la estimación
significa miles de millones.
–Además de los bancos,
¿quiénes son los ganadores y perdedores de estas maniobras?
–La manipulación que se
hizo fue tanto subiendo como bajando las tasas, con lo que había grupos que
podían perder en un momento y ganar en otro: los bancos quedaban siempre mejor
parados. Es decir, si la tasa Libor baja, esto tiene un impacto en la tasa que
pagan los consumidores por sus préstamos: los consumidores se benefician. Pero
a la vez los inversores, los fondos de pensión, reciben menos interés por sus
préstamos. Uno de los dramas es que actores muy importantes del mercado
financiero creían que la tasa Libor era parte de un cálculo honesto y
transparente de la tasa de interés. Recordemos que el escándalo se ha centrado
por el momento en el Barclays, porque fue el primero en ser multado por las
autoridades regulatorias de Estados Unidos y el Reino Unido, pero hay casi 20
bancos más. Es obvio que el escándalo crecerá.
–¿Puede haber un
contagio de este escándalo que empeore la situación de los bancos europeos?
¿Puede haber una repetición de 2008?
–La crisis europea ha
implicado una continua inyección de recursos para apuntalar los bancos. Esto ha
tenido un fuerte impacto político en los países rescatados. Al mismo tiempo,
las intervenciones del Banco Central Europeo (BCE) para apuntalar a los bancos
terminan con una adquisición de la deuda incobrable que tienen estas entidades.
En algún momento, el mismo BCE tendrá que hacerse cargo de estas deudas. El
sistema es muy frágil. Sería una necedad descartar una repetición de lo que
pasó en 2008. Esto puede ocurrir de varias maneras. La más obvia es el derrumbe
de la Eurozona.
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