viernes, 28 de septiembre de 2018

La dom y el sumi El amor en tiempo de Mauri y Chris


La revolución de la alegría, aquella que fue prometida en 2015, tiene ahora su capítulo de amor. El presidente Mauricio Macri se lo declaró a su dominatrix con el exceso de gestualidad que lo caracteriza, como si así, con esa sonrisa pícara y esos ojos que son de cielo y al cielo van cuando de la boca le sale nada, pudiera poner algún sentido oculto al rol de sumiso que le encanta en esta relación a la que nos invita a todes para no dejarnos afuera, justo ahora que el poliamor es tema central en la tele de la tarde, que todavía existe. Empezaron una relación y él espera que les vaya bien, promete entrega incondicional tal como pide el amor romántico, pero, claro, por muy sumi que sea es varoncito y entonces puede, o le sale así descontracturadamente, entregarlo todo y a todes reservándose para sí su metro cuadrado de cancherez, el acto de arrojo de sacar a bailar a una doña vestida de gala y dólares que también confiesa un crush con nuestro presidente y se deja quebrar la cintura por el sumi(so) que envalentonado por los ojos de su dom(inatrix) que lo siguen a todas partes le clava los suyos a la otra. La arrebató, sí, a su anfitriona, la titular del Global Citizen Award, que vaya a saber cuánto sale o para qué sirve o por qué no entró Batichica rompiendo los vidrios del techo para poner un poco de orden en esa coreografía que daría gracia si no diera hambre, contante y sonante en las panzas de quienes hacemos de commodities, manos, sangre, músculo y tendones a precio competitivo y regulado internacionalmente, para ofrecerle a Chris, la jefa, esa de la que el presidente se enamoró y espera que todes por este sur también lo hagamos. Ni corrección política, mire doña, ni eso. Ni una sola etiqueta, ni siquiera la de Benetton teñida de violeta para alentar el feminismo mainstream y liberal que prepara ahora mismo su propia mesa adelantándose al G20 –el foro internacional que sobre el final de noviembre sesionará en Argentina para seguir asegurando la intangibilidad y la completa opacidad de las finanzas que nos dominan a escala global–, el Women20 o W20 porque el empoderamiento pide cuotas en el paraíso neoliberal y ni con eso logran maquillar la cara femenina de la pobreza; mucho menos llenar las ollas, esos recipientes de gente sin glamour y con escaso deseo. Porque si el deseo te alcanza, dice la primera dama argentina en su cuenta de instagram, “podemos ser madres y llegar a donde queremos”. ¿Políticas públicas? Nah, decisión personal y trajecito blanco, porque como dicen las etiquetas del glamour, que si las hay y se describen en los diarios, el blanco es mejor cuando el que tiene que verse es él, el presidente sumi y enamoradizo.

De las relaciones carnales de los 90 al amor romántico (con esperanzas poliamorosas internacionales) de esta era, las metáforas de la derecha conservan (linda palabra) el mismo sentido de la sexualidad que imprimen a sus políticas públicas referidas al cuerpo, sobre todo a los cuerpos femeninos, el de la sumisión sin juego ni consenso. Obligades a entregarlo todo por tiempo indeterminado y hasta que la muerte nos separe de la deuda que ni siquiera quisimos contraer. El neoliberalismo no es sólo una política económica, es también una economía de los afectos y las relaciones a la que resistimos con las ollas comunes, las populares, las que se ponen en la calle y en las escuelas, donde se cuecen guisos y también conspiraciones porque no queremos una cuota de su coreografía expropiatoria, queremos el paraíso completo, ese en el que rechazamos de plano la propuesta de amor a la dominatrix de las finanzas, y desterramos al sumi del guiño cheronca y la revolución de la alegría que se marchitó antes de florecida.
Fuente:Pagina/12

jueves, 27 de septiembre de 2018

¿Con Macri hasta la muerte?


Imagen: Pati-Jorh
¿Cómo es la racionalidad de los grandes jugadores de la economía ante un  en caída libre? Los grandes jugadores de la economía sostienen la aventura macrista, pero han mostrado que no les tiembla la mano para retener los dólares de la soja, provocar corridas cambiarias y realizar operaciones que ponen en aprietos al propio Gobierno. Cabe preguntarse qué lectura hacen esos actores centrales a estas alturas de la soirèe, cuán sustentables vislumbran a los próximos 15 meses y un eventual segundo ciclo de Mauricio Macri. 
Tienen a la vista el mismo paisaje que el resto de los argentinos: mientras se concretó el cuarto paro general con absoluto acatamiento, y dio un portazo el titular del Banco Central, el presidente Macri está en Washington, a diez mil kilómetros de distancia, buscando el nuevo acuerdo con el FMI y lanzando su candidatura para 2019.
Los datos de la realidad son contundentes: las caídas de la industria y el consumo, la disparada del dólar y la inflación y, en general, los indicadores del colapso económico son indisimulables, y la estabilidad inmediata del país sólo parece depender de que el FMI siga protegiendo al Gobierno. Los principales medios del mundo, entre ellos The New York Times, BBC Mundo, CNN, El País y The Financial Times, les hablan del derrumbe económico argentino, y el Wall Street Journal, Biblia de los Mercados, directamente sostiene que el máximo logro de Macri habrá sido llegar hasta el final de su mandato en 2019.
Es obvio que, además de sus elencos de asesores, los propietarios y los CEOs de esos grupos económicos son lectores atentos e, incluso, sus opiniones alimentan las que exponen los columnistas de aquellos medios. 
Por eso no es ocioso preguntarse qué escenarios construyen los mayores grupos económicos que operan en nuestro país, y hasta qué punto están dispuestos a seguir sosteniendo la continuidad del gobierno amarillo.
¿Juzgan viable la economía que pergeña Cambiemos? ¿Qué clase de racionalidad tendrán los que antes llamábamos capitanes de la industria, los Rocca y Pagani y otros sectores, para seguir sosteniendo el gobierno que provoca el autocolapso? ¿Cómo se reacomodan ellos en un país que avanza hacia una profunda crisis?
Trasladamos esas preguntas a sociólogos y economistas que investigan la elite económica, y las cúpulas del empresariado. 
Para la socióloga Ana Castellani, “la ‘racionalidad’ de la elite económica argentina es compleja porque tiene muy disociada la acción política de la acción microeconómica”. 
Ana Castellani es doctora en Ciencias Sociales y Coordinadora del Programa de Estudios sobre las Elites Argentinas en la Universidad Nacional San Martín. Considera que los grandes de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que nuclea a los Magnetto, Rocca y Pagani, “siguen apoyando públicamente más que nada porque hasta ahora el Gobierno les ha concedido la mayoría de las cosas que les pidieron y, además, porque comparten el diagnóstico y el espanto ante un posible retorno de la ex presidenta o del kirchnerismo en cualquiera de sus formas en 2019. Pero está cada vez más claro que a nivel macroeconómico el Gobierno no logra hacer pie”.
Martín Schorr, doctor en Ciencias Sociales e investigador de Economía y Tecnología de Flacso, encuentra “dos respuestas posibles (no excluyentes) a ese apoyo”:
A) “La base empresaria del macrismo no son los viejos ‘capitanes’ de la industria, sino centralmente el capital extranjero y, fundamentalmente, el financiero.
B) En ese escenario, estos impresentables aprueban el rumbo, creo, por una doble razón: 1) la reprimarización de la economía que habilita esta política económica y de la que ellos son beneficiarios, y 2) las enormes oportunidades que la política económica les confiere en materia de negocios financieros (de hecho, la ‘pax cambiaria’ de los últimos días implica un reinicio de la bicicleta financiera, veremos con qué resultados).”
Sin embargo, es notorio que quienes apoyan a Cambiemos no son sólo los capitales extranjeros y sectores como el financiero, las petroleras y las empresas de servicios, la mayoría trasnacionalizados.
Parece evidente que el conjunto de los popes de la industria y de los negocios, más allá de críticas puntuales, siguen apoyando al gobierno. 
Las razones pueden ser muchas: porque hicieron  buenos negocios y están entregados al cortoplacismo; porque el empresario típico de hoy ya no se define por una especialidad sino por tener activos en industrias, en el agro, en las finanzas y en la especulación; por ceguera e irracionalidad que, en definitiva, tampoco se paga muy caro en tanto no haya una vocación empresaria profunda y simplemente se mute de hombre de negocios a rentista de fondos de inversión. 
No parece alocado pensar en la cortedad de miras, recordando el entusiasta apoyo que en los ‘90 dieron a un plan como el de hoy estrellas de los negocios como Amalita Lacroze, Gilberto Montaña Terrabusi; Mastellone; Pérez Companc y muchos otros que, finalmente, terminaron vendiendo sus empresas a capitales extranjeros.
Pero cabe pensar si, salvo los más grandes, que terminarán devorándose a otros grupos, como lo hicieron en medio del derrumbe de 2001, muchos se cavan la fosa con estas políticas que los llevarán a una nueva ronda de extranjerización de empresas.
Schorr lo relativiza sosteniendo que el apoyo a la continuidad de Macri en otros sectores de negocios “es más para que no vuelva el populismo” y no tanto por afinidad con el rumbo económico. Los más grandes están participando muy activamente de la timba financiera. Con eso tienen para tirar un buen rato. Y, además, nunca tuvieron vocación de ir por más en términos del modelo de desarrollo. “Es –dice– la burguemerda nacional que nos tocó en suerte. Los Techint, Pagani, etc. dudo que vendan. Los grupos más chicos, los que crecieron fuerte en tiempos K, hoy están casi todos en procesos de desmembramiento. En ese segmento puede haber cambio de manos, pero en los más consolidados no lo creo.”
Su colega Mariano Kestelboin, consultor de empresas y cámaras empresarias, cree que la primera razón de los hombres de negocios para continuar apoyando al Gobierno es “para que no vuelva el populismo. Luego, vinculado a lo primero, son empresas trasnacionales con sede acá, y este gobierno les baja los salarios y les promete bajar impuestos”.
Por otro lado, en el tipo de crisis que provocan estas políticas estos grupos consolidan su liderazgo; no tendrán amenazas relevantes en la industria. 
Así planteado el escenario, Castellani concluye: 
“De momento, supongo que seguirá primando la lógica predatoria de sacar todo lo que se pueda, fugar las utilidades e ir armando líneas de acercamiento con el peronismo ‘blanco’ por si las moscas.”
De terror.
Fuente:Pagina/12

¿ Por qué Émile Durkheim ?


Émile Durkheim fue parte de una generación que vivió la guerra franco-prusiana y la Comuna de París. Supo leer cómo los motivos de la Revolución de 1789 se repetían a lo largo del siglo XIX y confió en que la ciencia podía revisar esa recurrencia para evitarla.
En ese marco sostuvo que los grupos sociales son algo diferente a la mera suma de las individualidades que los conforman. En otras palabras, si el todo es más que la suma de las partes, es posible una ciencia nueva que lo estudie más allá de los aportes que pueda ofrecer la psicología. Por entonces, las multitudes corporizaban ese fenómeno y eran vistas tanto con temor como con fascinación, por parte de políticos y científicos. Durkheim evitó ambas actitudes. Hizo de la sociología la ciencia que estudia esos hechos que se producen en y por los grupos, con autonomía relativa de sus miembros: los hechos sociales. 
Ahora bien ¿por qué seguir pensando con Durkheim? Probablemente porque desde fines del siglo XIX, su sociología propuso una mirada para explorar ciertos fenómenos sociales que marcaron las centurias siguientes. El primero de ellos fue el impacto de los cambios que trajo consigo el mundo industrial y capitalista. Con éste han quedado atrás las semejanzas que nos unían en comunidad, para abrirse paso un universo de progresivas diferencias: la moderna sociedad. Esas diferencias se han desplegado gracias a la creciente división del trabajo, fenómeno que nos vuelve tanto más interdependientes, aún cuando podamos distinguirnos cada vez más entre nosotros. 
En segundo lugar, esa heterogeneidad social trajo consigo dificultades, cuyo síntoma Durkheim avizoró en el crecimiento patológico de las tasas de suicidio en la Europa de entonces. Lejos de reducirlo a un fenómeno psicológico de índole meramente individual, le reconoció causas sociales: las dificultades que las sociedades tienen para regular la vida colectiva y estimular la integración de sus miembros. Para paliar sus nocivos efectos lo mejor era recrear el protagonismo de los grupos profesionales. Desde asociaciones de trabajadores hasta sindicatos, estos grupos podían integrar y contener de manera ciertamente más eficaz, la heterogeneidad que el mundo del trabajo sembraba entre las personas. En ellos vio una correa de transmisión para nutrir la democracia, a la que consideraba la forma de gobierno más acorde a nuestra época. En ella es donde el Estado mejor puede pensar a la sociedad y clarificar a sus ciudadanos la lógica de los procesos sociales que su espontaneidad no revela. Gracias a esa comunicación, el ciudadano puede comprender la razón de ser de las leyes que rigen la vida colectiva, pensando la libertad como la conciencia de los límites que acarrea saberse partícipe de una colectividad. La sociología ayudaría al Estado para que esa conciencia se forje desde la infancia en las aulas.
Finalmente, Durkheim advirtió que la vida colectiva no puede recrearse si no es a partir de un magma de creencias y representaciones comunes, cuya existencia es imposible sin que se desplieguen ciertas formas de lo religioso. Con independencia de la verdad o falsedad que encierren, las religiones ofrecieron y ofrecen una explicación del mundo que hace que los individuos actuemos colectivamente en él; nos mueven a la acción. No casualmente, en sus últimos textos, Durkheim gustaba decir, matizando enunciados previos, que la sociedad existe cuando los individuos actúan en común. En un tiempo como el nuestro, de virtualidades y posverdad, de mutación de los fenómenos religiosos y políticos ¿qué creencias nos llevan a actuar conjuntamente?, más aún, ¿qué es actuar en común? Si Durkheim no nos calma hoy con sus respuestas, sin duda nos inquieta ayudándonos a renovar el horizonte de nuestros interrogantes.

Pablo Nocera: Docente - Investigador Carrera de Sociología (UBA)
Fuente:Pagina/12

miércoles, 19 de septiembre de 2018

La muralla mediática

Opinión

El episodio espeluznante de la maestra secuestrada y torturada en Moreno careció de figuración principal, y hasta secundaria, entre los medios dominantes de la agenda publicada.
La displicencia de títulos perdidos arrojó disparates que relacionaron al tema con agresiones de los narcos, ratificados por Heidi en declaraciones de este sábado.
Los diarios del macrismo hablaron de que “se denunció” una “agresión” cuando la foto de la panza tajeada de la docente ya era un documento público.
A Corina De Bonis la subieron a un auto. Le pusieron una bolsa en la cabeza. La tallaron a sangre con un punzón en el abdomen, porque junto a sus compañeras y madres del barrio organizó ollas colectivas para amortiguar el cierre de comedores escolares en la localidad bonaerense. 
Es un espanto que se deba relatar lo que pasó, en lugar de poder darle al hecho un carácter de conocimiento masivo. 
Es casi tan terrorífico cómo lo atravesado por una educadora que, como si fuera poco, apenas declaró con una humildad infinita no entender nada; no saber por qué le hicieron esto siendo que ni ella ni sus colegas hablan ni del gobierno anterior ni de éste; no comprender las amenazas previas de que la próxima olla deberían hacerla a la puerta del cementerio. 
Es casi tan siniestro como los comunicadores que callan sin la vergüenza propia ni ajena de que nada les sucedería si le brindaran al tema siquiera un ligero comentario. Una indignación siquiera actuada.
Es casi tan vomitivo como esos otros comunicadores que, habilitados por la impunidad otorgada desde el orden simbólico del macrismo, hablan de las negras de mierda, de los vagos planeros que pagamos todos, de los chorros que nunca son quienes satisfacen sus honorarios porque sólo se trata de escupir odio en toda oración –cuando pueden construirla– de su tristísimo vocabulario.
El paquete de la invisibilización mediática de lo que debería estremecer viene atado. 
El caso pavoroso de la maestra de Moreno, que remite sin dudar un segundo a la imagen de los grupos de tareas en la dictadura, es una advertencia extrema de unos tiempos de violencia que estarían al caer. O que ya están. 
Tiempos que, como viene avisando el lenguaje oficial, serán adjudicados a preparaciones de guerra de guerrillas; clubes de helicóptero; avanzadas troscokirchneristas; focos de inadaptados que no asimilan el esfuerzo nacional que se necesita; enloquecidos en las sombras que, obviamente, nunca serán presentados como la mano de los servicios. 
Será imprescindible no sorprenderse por la capacidad que tiene el aparato gubernativo para inventar cualquier cosa. Indignación sí. Asombro no.
Por tomar sólo un ejemplo, que no es el menor, el macrismo desató desde su debut una campaña furiosa contra los docentes.
Los chicos como rehenes, la fiesta de las licencias por enfermedad, los maestros sin título al frente de las aulas, sus sindicalistas corruptos, la falta de capacitación. 
¿A quién se le ocurre que ese clima promovido oficialmente no es el detrás racional de la maestra secuestrada y torturada?
Una parte significativa de esta sociedad compra las fantasías probablemente no porque les crea en forma auténtica, sino por necesidad de desprecio hacia el abajo de quienes le quedan lejos. Y otra parte impredecible sería capaz de adquirir esos buzones, porque la aterra no asumir que quienes desea ver lejos van quedándole cerca. 
Sobre esa lógica trabaja el aparato mediático. Por acción y omisión. Ambas son parte del mismo dispositivo.
Por acción son las fotocopias de los cuadernos, los empresarios apretados en sede judicial para declarar cualquier cosa que incrimine a ex funcionarios, las bóvedas, las excavaciones estancieras en busca de algún container o barril repleto de dólares K que nunca encuentran.
Por omisión es Corina De Bonis o incluso Larry Kudlow, director del Consejo Económico de la Casa Blanca, quien, sin careta alguna, admitió en público que el Tesoro de Estados Unidos analiza la virtual desaparición de la moneda argentina, y su reemplazo por el dólar, como única probabilidad de que estas pampas resuelvan su crisis recurrente.
Las declaraciones del amigazo o enemigo íntimo macrista, uno de los principales asesores de Donald Trump, tampoco importaron para el complejo mediático oficial sino a través de algunos editorialistas. Algo más, no mucho, que el encapuchamiento y la tortura a la maestra de Moreno. 
La cuestión no es otorgarles a los bufones de la prensa oficial, constitutiva de la Alianza gobernante, más de lo que el pito vale. 
Afortunadamente, en las redes y en unos pocos o bastantes medios y programas alterativos o alternativos hay una respuesta combativa, singular, incluso eficaz para que el concepto de hegemonía sea puesto en disputa.
Pero sí es cuestión de que las acciones y omisiones de esa prensa revela desorientación ¿e impotencia? en el bloque Gobierno/Medios, o establishment genéricamente expresado al que debe agregarse Comodoro Py. 
La inflación galopante con el 3,9 por ciento de agosto y una previsión porcentual del 5 o 6 para septiembre reciben asimismo el menosprecio mediático, para no hablar de los cortes en la cadena de pagos, el cierre de comercios, la multitud por goteo de despidos estatales y privados. 
Las partidas presupuestarias para Ciencia, Educación, Niñez, Ambiente, son recortadas en transferencias a Policía Federal, Gendarmería y Fuerzas Armadas. Con esa sola objetivación basta para designar al modelo Cambiemos, PRO, o como se llame el destrozo presente y futuro de esto que votó una mitad de los argentinos. 
Los datos duros de esa realidad incontestable, para la tilinguería amante de lo que afirman órganos atendibles de los países serios, surgen del Financial Times, el Wall Street Journal, Moody’s, Morgan Stanley y siguen las firmas. 
Esa es la gente que muestra a Macri y su equipazo como susceptibles de derrumbe porque –concepto implicado– no hay mayor inconveniente con que sean una murga de ladrones que trafican influencia, sino con que no puedan garantizar la gobernabilidad de sus negociados. 
Mientas tanto, como antes y después, toda “gilada” disputable puede concentrarse en los bolsos de López; en las retroexcavadoras patagónicas que después terminan en Patricia Bullrich admitiendo que estudian analizar mejorar las denuncias; en resucitar la causa del suicidado Nisman. O en la aspiración o hipótesis de máxima, que es Cristina presa a como viniere. 
Se cargaron a Lula sin pruebas. Sólo con la “convicción íntima” de que “robó” un departamento. ¿Qué loco podría suponer que serían capaces de no hacerlo con la única figura representativa –la ex presidenta– de lo que al macrismo le conviene para polarizar? Perdido por perdido, ¿por qué no lo intentaría en medio de que, además y nada menos, sus cuadernos serviciales pueden alcanzarlo de lleno para que las empresas norteamericanas vayan quedándose con todo?
Exactamente eso es lo que hicieron y hacen en Brasil con el Lavajato, el Lawfare, la penetración de los intereses estadounidenses para enfrentar la expansión china que amenaza los intereses del Imperio.
Sea teoría conspirativa o producto de la impericia de una clase dominante que nunca termina de lograr ser dirigente en el sentido lúcido de la acepción, la banda macrista continúa solventándose en la desarticulación opositora (política, gremial, social, su ruta). 
Si le alcanzará o no, hasta cuándo y para qué, también sigue siendo la pregunta que absolutamente nadie está en condiciones de responder.
Fuente:Pagina/12

Un plan económico que sale a la perfección


Resultado de imagen para macri riendo

por Mónica Carinchi


El Banco Central es una mesa de dinero donde se vende la patria. El economista José Cárcamo analiza el accionar del actual gobierno y sus consecuencias no sólo económicas, sino sociales y territoriales. Una redistribución del ingreso que perjudica a todos los asalariados. Vienen por nuestros recursos naturales: petróleo, litio, agua. Para cuidar los negocios de las transnacionales: militarización de zonas estratégicas. La deuda externa es ilegítima.

A partir de la llegada de la Alianza Cambiemos al gobierno, Argentina está viviendo una política de shock, la tercera de su historia. La primera fue implementada por la dictadura militar; la segunda, por el menemismo-delarruismo; y la actual, ya sabemos.
El reporte del tsunami económico acompañado por la búsqueda de deslegitimación de todxs lxs políticxs y/o referentes sociales y sindicales, que se oponen a este modelo, es el alimento constante que los medios de desinformación ofrecen al pueblo argentino, que mira desde el tablón el jueguito demoníaco que juegan los multimillonarios que se hacen más multimillonarios a costa del sufrimiento del 80% de lxs argentinxs. Si además de vivirlo en carne propia, alguien quiere abandonar el televisor y leer, puede abrir el libro La Doctrina del Shock de Naomi Klein.
El reino del revés
“El problema de esta etapa de la política del shock es que ahora se hace en democracia”, expresó el economista y profesor universitario José Cárcamo, un chileno que sobrevivió al primer experimento de este modelo durante la dictadura de pinochet.
“Alterar la redistribución del ingreso en favor de los más ricos, es el objetivo de este gobierno, que ya lo está cumpliendo. Con el gobierno anterior se había logrado un equilibrio del 50% del PBI para la clase trabajadora y el otro 50% para los más ricos. Ahora esto se quebró, la masa salarial es sólo del 40%. La eliminación de los impuestos al 1% más rico del país y el pago de la deuda externa son las causas del déficit fiscal. Ahora en Argentina pagan más impuestos los pobres, a través del IVA, de los servicios, del transporte. Los servicios están en dólares y los multimillonarios pagan sus impuestos en pesos. Este es un país al revés”, dijo el profesor universitario, que analiza junto a sus alumnos, año tras año, estos saqueos reiterativos.
“Me dijeron que en el reino del revés/ nada el pájaro y vuela el pez/ que los gatos no hacen miau y dicen yes/ porque estudian mucho inglés”.
Es interesante recordar, para todos aquellos que admiran el primer mundo, que países como Noruega, Australia, Alemania implementan impuestos progresivos, o sea que más impuestos pagan quienes más dinero tienen. “En Noruega o Suecia, la masa salarial se lleva más del 70% del PBI”, informó José Cárcamo. Obviamente, con esta distribución de la riqueza no hay conflicto social.
Vienen por todo
¿Cómo se mide la riqueza patrimonial de un país o de una persona? Es sencillo, lo aprende un estudiante secundario en primer año de contabilidad. Si tomamos los activos (bienes y derechos) y le restamos los pasivos (deudas y obligaciones) obtenemos el patrimonio. Por ejemplo, si una persona tiene 4 casas y vende 3, se empobrece; si además, toma un préstamo, que ni siquiera puede pagar vendiendo la casa que le queda, se empobrece mucho más. Esto vale para las personas, empresas y también para un país.
“Se reduce la riqueza patrimonial de un país si vende sus activos (ver El gobierno pone en venta sedes diplomáticas por más de U$S 3 millones. El Cronista. 10/08/2018), si vende sus empresas públicas (ver Diez claves para entender la “privatización” de Arsat. Tiempo. 17/07/2017), si aumenta su deuda (no hace falta remitir a ninguna nota). Hoy Argentina es menos rica porque aumenta su deuda. ¿Cómo va a pagar su deuda? Vendiendo sus activos. ¿Cuáles son sus activos? Sus recursos naturales”, explicó el entrevistado.
“Me dijeron que en el reino del revés/ nadie baila con los pies/ que un ladrón es vigilante y otro es juez/ y que dos y dos son tres”.
Permanentemente se escucha “vienen por todo”. En efecto, este gobierno remata todo (la AABE se encarga de vender tierras y propiedades dentro y fuera del país que son de todxs lxs argentinxs), pero a las multinacionales y al país imperialista del norte les interesan especialmente nuestros recursos naturales: el litio en el noroeste; el agua en el noreste y el petróleo en Vaca Muerta.
“A Vaca Muerta se la venden a Exxon, empresa norteamericana y encima la compran por bonos de la deuda argentina que ya no valen nada. Porque si un bono de la deuda externa tiene un valor nominal de U$S 1.000, hoy ya vale un 30% menos y cuanto mayor sea la posibilidad de default (el país ya está en default porque tuvo que acudir de emergencia al FMI), cuando entre más en default, es decir cesación de pagos, el bono de la deuda externa argentina va a valer mucho menos. Los fondos buitres van a comprar esos bonos a un precio bajísimo y se los van a entregar al Estado como si valieran U$S 1.000. Y así, a ese precio infame, van a comprar Vaca Muerta”.
Para que no queden dudas, el economista remató: “Así va a comprar paul singer, cuyo socio es caputo, todas las tierras argentinas. Y ya lo están haciendo. Este también es el motivo de la militarización, que no sólo está ocurriendo en el sur, también en el norte donde está el litio y el agua dulce”.
“El Imperio envía al exterior sus marines para salvar los dólares de sus monopolios cuando corren peligro y, más eficazmente, difunde también sus tecnócratas y sus empréstitos para ampliar los negocios y asegurar las materias primas y los mercados” (Eduardo Galeano. Las venas abiertas de América Latina. 1971)

Es traición a la patria
El 21 de junio de este año, el FMI prestó a Argentina 50 mil millones de dólares, “de los cuales pueden usar de aquí a noviembre de 2019, 30 mil millones. Ya hubo una fuga de 11 mil millones. Como la plata no les alcanza, quieren usar los 20 mil millones que eran para el 2020 y 2021. Todo ese dinero lo maneja, desde el Banco Central, caputo, que tiene un fondo buitre en Estados Unidos”, detalló José Cárcamo.
Hablar de la bicicleta financiera en nuestro país ya es un leit motiv. Es triste, porque implica el empobrecimiento de las grandes mayorías del pueblo argentino, pero lamentablemente muchos olvidadizos pusieron su voto a gente que tenía antecedentes penales, porque contrabandear es un delito penal (ver Procesan a MM por contrabando. La Nación. 23/02/2001); les pusieron su voto a empresarios que no tuvieron ningún pudor en transformar su deuda privada en deuda estatal (ver Grupo macri: cómo logró crecer y expandirse a costa del Estado. Infonews. 14/02/2017); les pusieron su voto a personajes que no se cansan de mentir.
La deuda que este gobierno ha tomado no ha sido para crecimiento del país, “es una deuda odiosa e ilegítima, por lo tanto habría que ir a los tribunales internacionales e iniciar un juicio. En el 2015, Cristina Fernández de Kirchner presentó en Naciones Unidas una declaración para que los países puedan negociar su deuda en forma soberana. Esto fue aprobado por 130 países. Hay que empezar un debate a nivel internacional. Esta gente cometió delito de traición a la patria al transformar a Argentina en una mesa de dinero para rematar el país”, señaló el economista.
El constitucionalista Eduardo Barcesat denunció penalmente a MM; el economista Claudio Lozano y el abogado Jonatan Baldiviezo también lo imputaron penalmente por los acuerdos con el FMI. El pueblo argentino está permanentemente en las calles, movilizado no sólo por la pérdida de trabajo, sino también por la degradación institucional. Es deseable que ningún argentinx haga suyas las palabras de la Junta Tuitiva de 1809: “Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez”.
Fuente:ramble tamble

martes, 18 de septiembre de 2018

Ciclos económicos y crisis en Argentina:La falacia de los 70 años

INFORME ESPECIAL. Ciclos económicos y crisis en Argentina

En un texto especial para Cash, el economista e historiador Mario Rapoport señala que es falso el argumento del presidente Macri acerca de que la decadencia argentina comenzó hace 70 años. Explica que el salario real, la salud, la educación, la cultura y la vivienda mejoraron y se redujo la pobreza desde los años 40 hasta mediados del 70. Indica que la decadencia se inició con la última dictadura militar y el formidable negocio del endeudamiento externo, y en gobiernos que prohijaron políticas neoliberales, como el de Mauricio Macri.
El presidente Mauricio Macri.
El presidente Mauricio Macri. 
Imagen: Télam
El déficit de las cuentas públicas, y en forma más general el excesivo gasto público, ha sido uno de los caballitos de batalla con los que el gobierno y el FMI han insistido para lograr un acuerdo final sobre el préstamo (stand-by) que, mediante un nuevo ajuste, le permitiría al país salir no sólo de la crisis actual sino de los 70 años que el presidente Macri marcó como los de la decadencia argentina. El acuerdo con el FMI, dice Macri, nos va a dar más tranquilidad. La mayor parte de la oposición lo niega y señala que los desequilibrios de la economía no provienen del déficit primario sino de la cuenta corriente, es decir de la restricción externa, y ésta, a su vez, de las políticas seguidas desde el inicio de la gestión de este gobierno.

Diagnóstico

El argumento es al mismo tiempo cómodo y falso, y además viene de una larga tradición política y de una cierta saga de gobiernos que tuvo el país. Por un lado, la mala lectura de la situación económica y financiera mundial, las erradas políticas que preveían que en esta fase de globalización las inversiones lloverían, sobre todo a través de los mercados y no de los estados (aunque se atrevieron a pedir un préstamo adicional a Donald Trump) y, por otro, conocer más claramente el destino, casi misterioso de los fondos que llegaron en un principio, de carácter más financiero que productivo, mientras se hablaba de la herencia recibida sin ayudarnos a resolver el problema: volvemos a ser unos de los mayores deudores del mundo. Pero Argentina es un país donde la historia no forma parte por lo general de la cultura de los políticos, y menos la historia económica. 

PIB

En cambio, entre los historiadores se discutió durante mucho tiempo la cuestión de la presunta “decadencia” argentina. En febrero de 2014, la revista británica The Economist publicó un artículo que se titula “La parábola argentina”, diciendo que en algún momento la Argentina había tenido un PIB per cápita superior a varias potenciaas europeas y con el peronismo ese PIB fue ampliamente superado. Ese país, que en la poética expresión de Rubén Darío se había transformado en el “granero del orbe”, según las controvertidas cifras que brinda el economista de la OCDE, Angus Maddison superaba económicamente en su PIB por cápita hasta la segunda posguerra a naciones europeas antes mucho más ricas como Francia, Alemania o Italia, al menos hasta fines de los años ‘40 y principios de los ‘50. 
Sin embargo, analizando los propios cuadros de Maddison, el PIB argentino per cápita recién fue superior al francés en 1940 y continuó siéndolo hasta 1949, fue superior al alemán de 1945 a 1951 y con respecto al italiano fue superior en varios años de la década de 1930 y también durante la guerra, pero luego el PIB per cápita de esos tres países superó ampliamente al argentino y en 1994, el último año que toma Maddison, cada uno de ellos más que lo duplicaba. 
En principio debemos señalar que en los años anteriores al ‘40 que toma el mismo autor para la Argentina, las cifras del PIB son simples estimaciones porque las primeras cifras oficiales comenzaron a calcularse por esos años y se publicaron por primera vez en 1955. Por lo que no pueden ser objeto de aquellas comparaciones. Aún así, notemos que cuando la comparación es posible, a partir de la Segunda Guerra Mundial, los tres países europeos mencionados resultaron notoriamente afectados y sus economías casi destruidas por la guerra. La reconstrucción sólo vino después del Plan Marshall gracias a la ayuda norteamericana, que se le negó a la Argentina y al resto de América latina, desde 1948.

Deuda y PIB

Vemos aquí como todo confluye: a esos 70 años perdidos tienen para el presidente Macri como inicio aquel año mágico. Luego de la profunda crisis de 1890, la recuperación posterior hizo que desde 1900 a 1930 el gasto público comenzara a incrementarse, como correspondía, a un país en crecimiento y donde luego, por el primer gran conflicto bélico se había producido cierta industrialización. Ese es el país al que llega como presidente Hipólito Yrigoyen. En el período radical, entre 1916 y 1930, el ingreso creció, tomando, como índice 100 en ese primer año, 4 veces, los gastos 6 veces y la deuda pública 2,5 veces. Durante los gobiernos posteriores el déficit fiscal fue muy alto: en 1930 (plena crisis) y 1940, consiguiéndose cierto equilibrio en los años intermedios. La falta de ingresos propios por la caída de los precios a la importación se cubrió en parte en 1933 con la creación del impuesto a los réditos, más la deuda externa, sobre todo con Inglaterra.
Así llegamos al gobierno de Perón. Durante el peronismo, desde 1945 a 1955, el déficit primario fue alto los cuatro primeros años, alcanzando su pico máximo en el 48 con un 17,87 por ciento del PIB debido, por un lado, a la política de redistribución y, por otro, a la falta de todo tipo de financiamiento externo. Por el contrario, el gobierno utilizó parte de las reservas en desendeudarse, y el déficit externo llegó a cero en ese mismo año. Se tuvieron que usar reservas en dólares, las que se tenía en libras por la guerra estaban bloqueadas, para comprar en Estados Unidos la mayor parte de las importaciones necesarias. 
En el ‘49 la primera crisis de industrialización obligó a pedir un empréstito al Eximbank de 125 millones de dólares, que sirvieron sobre todo para financiar la salida de los beneficios de sus empresas. La inflación pegó también un saltó hasta cerca del 40 por ciento, pero a partir de allí, fue disminuyendo y en 1953 y 1954 el fenómeno inflacionario se frenó, con tasas de 3 y 4 por ciento y se lograron las tasas más bajas en la historia desde el ‘45 hasta la deflación de fines de los ‘90-2001, que llevaron a la crisis de 2001. 
El PIB creció 11,1 por ciento en 1947 y 8,0 al año siguiente (tomamos las cifras que se dan oficialmente de esos años). El promedio de crecimiento del PIB fue moderado por la crisis y tiene un mínimo de -6,6 por ciento en 1952. Hubo una redistribución del ingreso para los trabajadores y sectores menos favorecidos, que llegó ser un 50 por ciento del PIB, nunca alcanzado en la historia argentina. También por primera vez el PIB industrial superó al agropecuario. 

Déficit fiscal e inflación

En cuanto a las cuentas públicas, después de la caída de Perón, entre 1957 y 1962, el déficit fiscal, incluidos intereses ascendió del 3,35 al 6,79 por ciento. El país llegó a un acuerdo con el Club de París y adhirió al FMI donde tomó su primer préstamo. En ese período se profundizaron las crisis de stop and go, donde la falta de divisas en el sector externo fue determinante frente al crecimiento de las importaciones y los mayores costos del sector industrial. 
Por consejo del FMI se efectuó una fuerte aumentó de la paridad cambiaria en 1959 del 113,7 por ciento, con pérdida de ingresos de gran parte de la población y el PIB bajó 6,4 por ciento. Luego la inflación se contuvo y el PIB creció 7 por ciento anual, pero el golpe pseudo militar que llevo a José María Guido a la presidencia en 1962 trajo también como ministro de Economía a Federico Pinedo y una terapia de shock con otra gran devaluación y dos descensos del PIB en 1962 y 1963. 
El gobierno de Arturo Illia trató de desprenderse de los consejos del FMI y el país tuvo altos índices de crecimiento de cerca del 10 por ciento en 1964 y 1965, con un déficit fiscal en descenso del 7 al 4 por ciento entre 1962 y 1966. De hecho, encaminado, con mayor o menor fortuna el proceso de sustituciones de importaciones, el país tuvo tasas medias de crecimiento continuas sin nuevas crisis de balanza de pagos de cerca del 5 por ciento, entre 1964 y 1974, mientras la tasa de inflación llegó a un mínimo de 7,6 por ciento en 1969 y osciló después entre 15 y 30 por ciento, salvo 1972 y 1973, en medio de un gran cambio político, donde alcanzó el 60 por ciento. 
Avanzó el proceso de industrialización y el PIB y se frenó luego por las posteriores medidas neoliberales. El balance comercial fue, mayormente positivo en todo ese período, y a los tropezones, la sustitución de importaciones, pese a sus problemas, y el mercado interno se mantuvieron, con distintos gobiernos, civiles y militares. Como señala Susana Torrado el salario real, la salud, la educación y cultura (mayormente públicas) y la vivienda mejoraron en todos esos años, así como se redujo la pobreza. Es toda esa época, a la que agrega los años del retorno a la democracia sin diferencia sus etapas, liberales y desarrollistas (más precisamente kirchneristas) a las que el presidente Macri llama los 70 años de decadencia (con lo que incluye, quizás sin darse cuenta, dos años de su mandato). 

Neoliberal

Pero la realidad fue otra, la decadencia comenzó con la última dictadura militar, el formidable negocio del endeudamiento externo, que lo llevó de 8000 millones a más de 170 mil millones de dólares, las devaluaciones o una falsa paridad con el dólar, la fuga de capitales, los procesos hiperinflacionarios, la enajenación de activos del patrimonio nacional, el empobrecimiento de gran parte de la población, el crecimiento nulo y la gran crisis del 2001. En los años posteriores a la crisis se revirtió parte de ello. 
Sin embargo, de la democracia surgió otra vertiente, de una ideología neoliberal y aun más radical que la de los militares, que nos ha sumido de nuevo en otra profunda crisis. La decadencia argentina viene de los gobiernos que prohijaron esas políticas. Fueron menos años que los que afirma el presidente Macri, pero le hicieron mucho daño al país. Es hora de revertir el rumbo si quiere, y no gradualmente sino con rapidez, pero con otras políticas. El desempleo, la inflación, la corrida bancaria, la caída del nivel de vida de la mayor parte de la población, el alza de las tarifas, la disminución de salarios y jubilaciones y el ajuste que se viene obligan a ello. La desglobalización en curso en el mundo y el nuevo rol de los Estados compromete a hacerlo. 
Es difícil, recurrir nuevamente a un canje de la deuda como el gobierno anterior, pero debe tenerse en cuenta que el problema es el de las divisas y el mayor gasto público genera un mayor consumo y producción internos y reanima la economía. Esto y la creación de nuevos nichos tecnológicos y productivos, para lo cual hay que revertir, entre otras cosas, la política educativa y de ciencia y técnica serían dos buenos pasos. Una reindustrialización y creación de empleos lo seguiría. Lo contrario, sería ver como en Grecia, un país de 10 millones de habitantes, se marcharon de él 500 mil jóvenes, la mayoría técnicos y estudiantes.
* Profesor émerito de la Universidad de Buenos Aires.
Fuente:Pagina/12

domingo, 16 de septiembre de 2018

La descolonización del saber y la construcción de nuevas identidades


Por Mara Espasande
Junto al inicio del siglo XXI, comenzó un nuevo ciclo político que dio impulsa la unidad regional. En 2005, el fracaso del ALCA, -en el marco de los gobiernos de Néstor Kirchner (Argentina), Ignacio “Lula” da Silva (Brasil) y Hugo Chávez (Venezuela)- abrió el camino para la creación de nuevas estructuras institucionales como la UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas – 2008) y la CELAC (Confederación de Estados de Latinoamérica y Caribeños – 2010), y también para la resignificación de viejas organizaciones tales como el MERCOSUR. Resulta fundamental realizar un balance crítico de los alcances y limitaciones de lo realizado en esta etapa, donde consideramos que la integración educativa fue, sin dudas, una de las tareas pendientes.
Partimos de la premisa de que no habrá integración regional posible sin integración educativa, tal como sostenía Methol Ferré y que, a su vez, esta última no podrá concretarse sin avanzar en un proceso de descolonización cultural. En este sentido, podemos analizar el problema de la educación para la integración latinoamericana desde, al menos, tres perspectivas: la primera, vinculada a la matriz de pensamiento y la necesidad de la descolonización pedagógica; la segunda, el tipo de historia que enseñamos y su vinculación con la construcción de la memoria colectiva; y la tercera -asociada directamente a la anterior-, la noción de Patria que transmitimos/construimos a partir de nuestras prácticas educativas en general y la enseñanza de la historia en particular.
En el actual contexto político regional urge continuar con la tarea de promover el pensamiento crítico y decolonial. La descolonización cultural implica pensar la historia desde acá, de manera situada, contextualizada. Elaborar una “Epistemología para la periferia” al decir de Fermín Chávez, “mirar el mundo desde acá” en palabras de Arturo Jauretche, construir una “matriz de pensamiento propio” según Alcira Argumedo, una “epistemología del Sur” para Boaventura Souza Santos, “la decolonialidad del saber” para Walter Mignolo. Desde mediados del siglo XX diversos pensadores y pensadoras han abordado y estudiado los mecanismos de construcción del conocimiento y su vinculación con los sistemas de relaciones de poder.  Más allá del escenario histórico y social en el cual cada uno de estos/as autores/as escribe, comparten la premisa de que el colonialismo trajo consigo un sistema cultural que impide la autoconciencia y la autoestima colectiva, destinado a construir ideas universales que no están al servicio de la resolución de los problemas de las sociedades en las cuales están inmersas.
A la opresión política, social y económica le correspondió una opresión cultural, a veces más sutil pero no por eso menos efectiva. Walter Mignolo incorpora una nueva dimensión de la dominación: la colonialidad del ser, es decir del género, de la sexualidad, del sentir, de la subjetividad. Según este autor para avanzar en un proceso decolonial resulta necesario construir una epistemología del Sur que cuestione los cimientos mismos de la modernidad. Al respecto, sostiene Sousa Santos: “Entiendo por epistemología del Sur la búsqueda de conocimiento y de criterios de validez del conocimiento que otorguen visibilidad y credibilidad a las prácticas cognitivas de las clases, de los pueblos y de los grupos sociales que han sido históricamente victimizados, explotados y oprimidos, por el colonialismo y el capitalismo global” (Souza Santos, 2009: 12). La construcción de un pensamiento decolonial implica, entonces, un posicionamiento antiimperialista y anticapitalista; ya que será imposible alcanzar “justicia social global sin justicia cognitiva global”.
La búsqueda de una nueva historiografía decolonial debería insertarse en esta perspectiva. Porque enseñar historia implica la construcción de herramientas que permitan aprender a pensar desde aquí, desde el Sur, desde los oprimidos. La enseñanza del pasado es fundamental para la construcción de la memoria y la conformación de las identidades individuales y colectivas. En este sentido, Ana Jaramillo sostiene: “La memoria colectiva tiene una función utópica, creativa, nos incita a transformar la realidad, ya que confirmamos que muchas injusticias de ayer fueron transformadas por los hombres a través de la práctica política (…) Los logros de la historia no fueron vanos deseos sino decisiones tomadas a lo largo de la historia; fueron luchas y voluntades en la búsqueda de la libertad” (Jaramillo, 2014). ¿Qué decidimos recordar?, ¿cómo recordamos?, ¿a quienes rescatamos del olvido? Las respuestas a estos interrogantes crean sentido en tanto reflexionan sobre nuestros orígenes. Para formar hombres y mujeres para la Patria Grande es necesario educar jóvenes con espíritu integracionista, conocedores de nuestro pasado en cuanto pasado compartido, conscientes de que los límites y fronteras entre los Estados latinoamericanos –en gran medida internalizadas por los sujetos y los pueblos- no son naturales y pueden ser deconstruidos.
Afirma el autor peruano Milton Luna que “… para que la educación aporte con su benéfica influencia se requieren de muchas condiciones, de las que sobresalen al menos tres básicas: a) que la educación forme parte y apoye a un proyecto nacional; b) que la educación sea considerada una prioridad en la agenda política de los Estados; b) que las políticas educativas de cambio sean consensuadas y asumidas por todos los sectores, en especial por los maestros. Entonces [debemos] articular la lucha por la educación en el marco de la reconstrucción de un nuevo proyecto nacional, donde lo nacional sea pensado desde una perspectiva sudamericana o latinoamericana” (Luna, 2006). Esta identidad latinoamericana no debe negar o anular las múltiples identidades de la región. Luis Vitale, historiador chileno, reflexiona sobre este problema y afirma que: “… no sólo hay una identidad de clase y de etnia oprimida sino también una identidad de país oprimido, y por extensión, de subcontinente subyugado. En América Latina se da, entonces, una identidad de clase y de etnia, y una identidad de subcontinente oprimido, que acelera la toma de conciencia tanto nacional-antiimperialista como anticapitalista. La conciencia colectiva de identidad rebasa, pues, el marco de las psicologías y ontologías del ´ser nacional´, pues lo que une a los pueblos latinoamericanos es su situación de opresión social y política” (Vitale, 1992). Tal como sintetiza Rodolfo Puiggrós, “América Latina es una y múltiple”. Esta diversidad cultural y étnica, se expresa en el mestizaje en sus diferentes facetas, característica constitutiva de la realidad regional. Por esto, la escuela debe fortalecer una pertenencia regional sin negar otras identidades constituidas: nacionales (en cuanto patrias chicas), étnicas,  de clase, a las que agregamos de género; no negarlas, sino imbricarlas, conjugarlas en un proyecto colectivo regional donde el horizonte sea la descolonización política, económica, cultural y también ontológica.
Se trata de educar desde una epistemología del Sur, que permita articular las identidades existentes con nuevas identidades en construcción. En el siglo XXI, aquella consigna de Arturo Jauretche: “mirar el mundo desde acá”, convoca a pensar lo universal, lo nacional-latinoamericano –reconociendo el carácter plurinacional- desde las múltiples identidades en permanente transformación. En síntesis, identidades vinculadas al territorio, a la etnia, a la clase social, al género que convergen en la construcción de nuevas subjetividades colectivas.
Sin embargo, la existencia del sentido de pertenencia, de elementos compartidos, una historia en común, no resulta suficiente para la constitución (o reconstitución) de la nación latinoamericana. Señala el pensador brasileño Helio Jaguaribe: “… [las naciones] sólo se constituyen como tales cuando surge el proyecto político que aspira a fundarlas y mantenerlas. Las solidaridades objetivas son tópicas, por definición, y no implican el proyecto de su preservación. Es el proyecto de vida nacional lo que da a la nación su continuidad en el tiempo y su fisonomía propia, como sujeto e instrumento de acción política” (Jaguaribe, 1961). La potencialidad de reconocernos latinoamericanos es condición, como dice el autor, para la aparición de un proyecto nacional que pueda dar sustento político a esta identidad compartida.
En conclusión, el modelo educativo moderno en el siglo XIX fue pensado para el pueblo -en cuanto destinatario- pero no desde él, desde sus intereses y sus cosmovisiones. El desafío de una escuela para la integración radica en educar en una epistemología para la emancipación, que permita deconstruir el pensamiento colonial, impedimento central en la formación de  hombres y mujeres comprometidos con las problemáticas de Nuestra América.
Bibliografía
  • Jaguaribe, Helio (1961), Burguesía y proletariado en el nacionalismo brasileño. Buenos Aires, Coyoacán, 1961.
  • Jaramillo, Ana (2014), La descolonización cultural. Un modelo de sustitución de Ideas, Lanús, Edunla.
  • Luna, Milton (2006), “El rol de los docentes en el cambio educativo”. En: Revista PREALC, n°2, febrero de 2006. Citado en Llambías (2013), Educación para la integración. Cómo se enseña la historia en Nuestra América. Buenos Aires, Ediciones Ciccus.
  • Sousa Santos, Boaventura (2009), Una epistemología del sur: la reinvención del conocimiento y la emancipación social, Buenos Aires, Siglo XXI.
  • Vitale, Luis (1992), Introducción a una teoría de la historia de América Latina. Buenos Aires, Editorial Planeta.
Fuente:UNAJ

viernes, 14 de septiembre de 2018

Para John William Cooke


¿Acaso se apagan los nombres, fallecen las pequeñas luces que cruzan el cielo y a veces confundimos con extraños deshechos satelitales? Estaríamos tentados a decir que Cooke vive, con un empecinamiento que caracteriza a todos los seres vivos –puesto que de allí lo tomaron las religiones–, para dotar de eternidad a todo lo que ha sucumbido. Puro voluntarismo que no inmuta a ningún ser que entiende que es perecedero porque todo lo es. Como esta declaración de que vive alguien despojado de la vida, que solo habla del empeño de declararse a uno mismo el apéndice duradero de una memoria. Ilusión. De nada sirve que le adviertan que ya no es tiempo, que unas pesadas hojas de acero laminado se han dado vuelta a sus espaldas. Si no escuchó el estruendo, allá él. Pero igual ensayamos, cotejamos, modulamos. “Cooke vive”. No ha sonado mal, pero aun así hay un pequeño zumbido, allá en el fondo de esa exclamación, que casi hicimos en sordina. Y la perturba, la ahueca. Es algo que dice que aún falta un tramo más, una pizca mayor de autenticidad, para dar verosimilitud a lo inverosímil.

¿Pero no asistimos al desplome de las antiguas fraguas revolucionarias, no vimos los restos que sobreviven convertidos en huesos roídos que pueden no haber tomado en cuenta su amarga y ritual senectud? ¿Su talmúdica piedra de granito conmemorativo en el lugar donde antes había sorpresa, peligro y adversidad? Precisamente por eso, Cooke no tiene nada o casi nada. Una calle en Mataderos, es claro, allí corresponde pues se cumple una modesta correlación con la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre. Era el año 1959. Ha sido demolido hace tres décadas. Pero ni Lisandro de la Torre ni Cooke dependen de calles o edificios para avisar a los caminantes que siempre pisan ladrillos que juegan a sobrevivir, apenas un poco más que la denominación que el cuerpo de legisladores le ha dado. “Cooke vive”. Sigue sonando enterizo, decidido, pero con el sentimiento de que hay un falsete en la nota final. Porque siempre está el que nos señala alrededor. ¿No vez tal cosa, tal otra? Los tiempos cambian, la revolución técnica, flybondi, el wasap, la robotización, todos los dirigentes sindicales aprendieron esa palabra. ¿Y el cambio climático de aquí a poco que anegará los grandes balnearios del mundo, sobre todo los de los magnates, sin que se precise de expropiadores ni de revoltosos?

Y además, ese nombre irlandés. Claro que ayuda a recordar. Es rotundo, introduce la rareza o la escasez donde hay plenitud de criollistas, que saben bien que Cooke era la rosa blindada, si leía los Manuscritos de Marx de 1844, es porque era el sempiterno joven nacionalista revolucionario que se inclinaba sobre esos célebres textos. Pero el recordador, si no es un historiador profesional, tampoco debe considerarse parte de los postreros fieles, los discípulos de los últimos días que ni siquiera esparcirán los mensajes calcinados. Tiene que buscar otra solución. Una frase brota aun húmeda del suelo. Viviré en la memoria de los que me han querido. La escribió Cooke en su testamento, escritura de un descreído, de un irónico, que a veces son las precondiciones secretas del esperanzado. Pensó en vísceras para estudiantes de medicina y en cenizas al viento. Sarcástico, indicó alguna lagunita. Pero estas fueron vertidas –no hace mucho–, en el Río de la Plata, tan enigmático como siempre, dadivoso y siniestro.

Y es así que vive, gracias a cientos de epístolas de reniego, revolución y disputa. Cuitas de un tiempo anterior, porque todo tiempo nace anterior. Mi querido Bebe de aquí. Mi querido jefe de allá. Plan de Operaciones que va y que viene. Y en esas epístolas de exilados, esa infinidad de nombres, algunos devorados por la ciénaga, otros que, mutantes en lo que fuera necesario, actuaron hasta no hace mucho. Tal que fue torturado y no cantó, este otro que está para las más altas cuestiones de honor, aquel de más allá, dudoso como una sierpe en la llovizna, dice una cosa y hace otra. Y estas cartas, las suyas, mi querido jefe, que indican una cosa que otra carta posterior desmiente o relativiza. No es bueno; me tomo el atrevimiento de decirlo. Sí, no sucederá nuevamente. Pero hablo, hablo y no me escucha. Hay olaje interno contra usted, querido Bebe. Y así, como en la Cartas Persas de Montesquieu, como en las Relaciones peligrosas de Chorderlos de Laclos, como en las Cartas de la Cárcel de Gramsci y Graciliano Ramos, aquí tenemos un conjunto de cartas donde los corresponsales eran conspiradores, perseguidos o ilegales, escribían en clave y con artificios de carbonarios. Y es así, pero no solo así, que en la forma de un correo epistolar, se abre entonces la conciencia política para la letra del recuerdo y para las cenizas revoloteantes, que recobramos aunque sea un instante bajo el nombre de John William Cooke.
Fuente.Pagina/12

miércoles, 12 de septiembre de 2018

¿Qué es la Guerra Jurídica? (Lawfare)

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¿Qué es la Guerra Jurídica?: #malvinasxargentinos
1).-Introducción:
Guerra jurídica (Lawfare), una palabra inglesa de reciente acuñación que aún no figura en el Diccionario Inglés de Oxford, y es una contracción gramatical de las palabras "ley" (Law) y "guerra" (warfare), esta última para describir una forma de guerra asimétrica. define "Guerra jurídica" como el uso ilegítimo interno, o del derecho internacional con la intención de dañar a un oponente, consiguiendo de dicha manera la victoria en unas relaciones públicas, paralizar financieramente a un oponente, o atando en el tiempo a estos para que no puedan perseguir otras empresas como presentar sus candidaturas a cargos públicos.El término "guerra jurídica" se usa más comúnmente como una etiqueta para criticar a los que utilizan el derecho internacional y los procedimientos legales para hacer reclamaciones contra el Estado, especialmente en áreas relacionadas con la seguridad nacional.
Así pues tenemos una supuesta "guerra jurídica" que según el poder hegemónico en Occidente, practican los Organismos Internacionales para hacer justicia según la Doctrina de los Derechos Humanos, y la "guerra jurídica", cuando es usada por el Imperialismo Occidental y en este caso se trata de destituir a un gobierno contrario a los intereses anglosajones y europeos o del Estado de Israel mediante una campaña combinada de propaganda y acusaciones judiciales (Es la forma en el que Imperio Norteamericano y las oligarquías locales la usa en América Latina)

2).-La Guerra Asimétrica:
La guerra asimétrica es un conflicto violento en el que se constata una abismal diferencia cuantitativa y cualitativa entre los recursos militares, políticos y mediáticos de los contendores comprometidos, y que por lo tanto obliga a los bandos a utilizar tácticas atípicas, que rebasan el manido marco de la tradición militar recurrente. Entre estos medios se cuenta la guerra de guerrillas, la resistencia, toda clase de terrorismo, la contrainsurgencia, el terrorismo de Estado, la guerra sucia o la desobediencia civil.

En la guerra asimétrica no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales. Por el contrario, se basa en combinación de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares.

El concepto fue acuñado por William Lind en 1986 junto con un grupo de oficiales del Cuerpo de Infantería de Marina de los EEUU, dentro de lo que dio en llamarse la "Revolución en la Cuestión Militar". A pesar de ser reflejado y explorado en innumerables publicaciones dentro y fuera del ámbito militar, no ha terminado de plasmarse en la forma de conducir la guerra por parte de los propios EEUU. Durante los últimos decenios un extenso número de autores ha explorado la idea.
Sirva como ejemplo el libro 'Guerra sin restricciones', escrito por los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui de febrero de 1999. Se trata de una obra teórica de profundo calado sobre las guerras asimétricas futuras a gran escala. De manera muy resumida, sus autores postulan la utilización de cualquier clase de lucha —sin tener en cuenta ninguna objeción ética— ante una potencia abrumadoramente superior en fuerza, tecnología o influencia diplomática.

3).-Guerra jurídica y Guerra sin restricciones:
Los eruditos críticos entienden "Guerra jurídica" como el uso de la ley para efectuar la subordinación, la conquista o el control de subalternos o, en general, de grupos menos poderosos. El uso del discurso jurídico (por ejemplo, la redacción y difusión de notas "internas" del gobierno legal racionalizando el uso de las prácticas de interrogatorios ampliamente condenadas) a menudo acompaña a las diversas formas imperiales, la hegemonía nacionalista o incluso social. John Comaroff, escritor del contexto de la África colonial en el año 2001 escribe; "guerra jurídica": el esfuerzo por conquistar y controlar los pueblos indígenas por el uso coercitivo de los medios legales.”​
En el libro, describe "guerra jurídica" como "Guerra de Derecho Internacional", y menciona, junto con varios otros medios, por los que pueden ser llevadas a la acción ofensiva del enemigo sin fuerza de las armas. En una parte más detallada, describe además como "aprovechar la primera oportunidad para establecer los reglamentos." El libro señala que las naciones poderosas tienen la prerrogativa de hacer sus propias reglas, pero al mismo tiempo se comprometen con ellas. Un segundo actor podría eludir esta normativa, ya que no está igualmente obligado por ellas.

5).-Uso en combinación con otros medios de guerra sin restricciones
El libro de estrategia militar guerra sin restricciones (Unrestricted Warfare), de los escritores chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui, describe cómo muchas de estas fuerzas pueden ser utilizadas en conjunto contra un oponente más poderoso. La "Guerra jurídica" podría ser utilizada en conjunto con "la guerra mediática", es decir, propaganda, para llevar una enorme presión pública en contra de una operación con un objetivo fijado. Tal ataque podría debilitar la determinación del enemigo, en contraste con el fortalecimiento de la voluntad que sigue a una acción ofensiva tradicional. Estos métodos son los más utilizados en una campaña orquestada.

5).-Origen del término
Tal vez el primer uso del término "guerra jurídica" se encuentra en el manuscrito, Whither Goeth the Law - Humanity or Barbarity, in THE WAY OUT - RADICAL ALTERNATIVES IN AUSTRALIA de John Carlson y Neville Yeomans. Los autores argumentan que el sistema jurídico occidental se ha convertido en demasiado polémico y utilitario, en comparación con el más humanitario basado en las normas del sistema oriental. Ellos opinan que la búsqueda de la verdad ha sido sustituida por la "guerra jurídica" en los tribunales.
Se cita más frecuentemente que el término fue acuñado por Charles J. Dunlap Jr. en un ensayo del año 2001 para el Harvard's Carr Center.​ En este ensayo, Dunlap define "guerra jurídica" como "el uso de la ley como arma de guerra." Más tarde amplió su propia definición, explicando la guerra jurídica como "la explotación de lo real, percibido, o incluso orquestando los incidentes de violaciones de las leyes de la guerra que se emplean como un medio no convencional de hacer frente a un poder militar superior".​

6).-Guerra jurídica en América Latina:
La "Guerra jurídica" puede implicar que la Ley de una nación se vuelva contra sus propios funcionarios, pero más recientemente se ha asociado con la extensión de la jurisdicción universal, es decir, una nación o una organización internacional organizada por esa nación puede llegar a aprovecharse y enjuiciar a los funcionarios del otro.

EL MUNDO
30 de enero de 2018
Opinión
Nueva guerra jurídica en América latina
Por Juan Manuel Karg
Imagen: AFP
La condena en segunda instancia a Lula da Silva es un paso más en la judicialización de los líderes progresistas que encabezaron el proceso de cambios de inicios de siglo en la región, transformando la vida cotidiana de millones de personas. Si hacemos un breve repaso de la región entenderemos la gravedad del cuadro: golpe en Honduras en 2009, seguido de la posterior inhabilitación de Manuel Zelaya Rosales; golpe en Paraguay en 2012 y, acto seguido, inhabilitación de Fernando Lugo. Por ende, la proscripción (¿qué otra palabra podría definir mejor lo que busca el Poder Judicial con Lula?) al histórico líder sindical es parte del mismo entramado. En el caso brasileño, se trata del segundo paso tras la destitución de Dilma Rousseff: la eyección del PT del Planalto necesita este cierre, al que Lula espera ahora revertir –aún con expectativas moderadas, visto y considerando lo que hasta aquí sucedió– en tribunales superiores y en la propia justicia electoral.
En los últimos meses, en la América latina del intento de restauración neoliberal pasaron las siguientes cosas: en Brasil, Lula condenado; en Argentina, Cristina Fernández de Kirchner procesada y Carlos Zannini preso; en Ecuador, Jorge Glas detenido y Rafael Correa investigado; en Uruguay, Raúl Sendic apartado de su cargo. Se trata de un conjunto de dirigentes, primero bombardeados en términos mediáticos, cuya credibilidad intentó ser erosionada a partir de esta verdadera “guerra jurídica”. En el medio también hubo embates mediáticos a Evo Morales –en Bolivia se llegó a decir que tenía un hijo que no existía, lo cual fue determinante para que perdiera por primera vez una elección– y a José Mujica –una autora uruguaya llegó a inventar las “tupabandas”, que supuestamente financiaban vía asaltos a mano armada al Movimiento de Participación Popular del cual el ex presidente es referente–.
El recuento no es azaroso: da cuenta de una cercanía entre el embate a estos dirigentes populares, y también de una planificación que parece ser externa. El caso chileno también es tristemente célebre: tres años atrás se abrió una causa contra el hijo de Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, por delitos tributarios, tráfico de influencias y compra irregular de terrenos. Permaneció abierta durante la campaña presidencial, y la primera y segunda vuelta electoral. Ganó, bajo un altísimo porcentaje de abstención, el conservador Sebastián Piñera, que venció a Guillier, candidato de Bachelet. ¿Qué pasó a comienzos de este año, ya con la elección definida? Avanzó el sobreseimiento definitivo de Dávalos, una vez que estuviera claro que quien iba a La Moneda era el empresario conservador.
En el Lawfare latinoamericano ya no se necesitan pruebas, sino apenas indicios o impresiones. ¿Qué palabras sonaron en el Tribunal Regional Federal 4 de Porto Alegre? Watergate, Mensalao, Lava Jato, Petrobras. ¿Por qué condenaron a Lula? Por un triplex que no es de él. ¿Qué palabras se escucharon en el impeachment a Dilma? Venezuela, Foro de San Pablo, Lava Jato, Petrobras. ¿Por qué la desalojaron del Planalto? Por “pedaladas” fiscales que hicieron todos los gobiernos contemporáneos en Brasil, incluido el de Fernando Henrique Cardoso.
Finalmente, bajo el velo de la autodenominada “nueva derecha” latinoamericana, con supuesto pedigree democrático, se esconde un furibundo embate a las instituciones en general y a diversos líderes políticos en particular. Bajo el paradigma de la lucha contra los “populismos” –que, hay que decirlo, fueron o son gobiernos populares– se defiende la vulneración a aspectos republicanos básicos, en un vale todo donde las víctimas son estos dirigentes que enumeramos, pero sobre todo, la verdad y la justicia. Esta es, en definitiva, la nueva “guerra jurídica” que vive nuestra región.
¿Hasta dónde llegarán?
Fuente:
@jmkarg Politólogo UBA. Analista Internacional #malvinasxargentinos

Marcha universitaria hasta el Congreso en repudio al recorte Por la ciencia y el desarrollo


El recorte de fondos educativos para reasignarlos a Seguridad continúa sumando rechazos de gremios universitarios y organizaciones civiles. La redistribución de partidas representa una quita de 1600 millones de pesos.
Organizaciones estudiantiles y gremios universitarios marcharán al Congreso.
Organizaciones estudiantiles y gremios universitarios marcharán al Congreso. 
Organizaciones de la sociedad civil y sindicatos criticaron la reasignación de partidas que dispuso esta semana el Ministerio de Hacienda y que recortó fondos de carteras como Ciencia y Tecnología, Educación y Desarrollo Social, y se los incrementó a la Policía Federal, Gendarmería y las Fuerzas Armadas. El presupuesto de las universidades nacionales, que en varios casos se encuentran tomadas por sus estudiantes en reclamo de mayor financiamiento, sumó un nuevo recorte de más de 1600 millones de pesos. 
“Hoy les ponemos números al ajuste sobre la universidad: otros $1666 millones menos que se suman al recorte de $1076 millones que sufrimos a principios de año”, aseguraron desde el Instituto de Estudios y Capacitación de la federación docente Conadu, y resaltaron la importancia de la movilización que mañana realizarán docentes y estudiantes de todos los niveles educativos al Congreso, para solicitar mayor presupuesto en Educación. Además, varias facultades de la Universidad Nacional de La Plata y de la Universidad de Buenos Aires continúan tomadas por sus estudiantes en reclamo de un freno al ajuste presupuestario.
La decisión administrativa 1605/18 incluyó una reducción de más de 1600 millones de pesos en transferencias a universidades nacionales, pero no hubo comunicación oficial que indique mayores detalles del impacto de la medida: ni de donde saldrán los fondos, ni para qué se usarán. 
En este marco, los rectores de las universidades nacionales acordaron ayer, en reunión del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), aumentar un 8 por ciento el pedido de presupuesto para el sistema universitario en 2019, luego de la fuerte devaluación de las últimas semanas y tras la firma del acuerdo paritario de los docentes universitarios, que cerró en un aumento de entre el 24 y 26 por ciento. 
El total requerido al Gobierno por el CIN será ahora de 144.500 millones de pesos, contra los 133.345 millones que habían solicitado hace un mes. Los rectores aclararon que el monto es el necesario para cubrir los gastos “mínimos e indispensables” del año que viene. El pedido se presenta al Gobierno todos lo años como modelo “sugerido”, pero se estima que el Ejecutivo finalmente enviará al Congreso un presupuesto mucho menor. 
La reasignación de partidas también fue rechazada por la coalición de organizaciones de la sociedad civil Infancia en Deuda, que advirtió que el ajuste en el presupuesto de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Salud y Desarrollo Social es ilegal. La organización aseguró que el recorte de más de 130 millones de pesos viola la ley 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, que establece que el Estado realizará siempre inversiones crecientes, y dispone “la intangibilidad de los fondos destinados a la infancia, adolescencia y familia establecidos en el presupuesto nacional”. Además, resaltó que “no puede haber razones válidas para explicar la reducción de la inversión destinada a la infancia”, en un contexto “recesivo y de alta vulnerabilidad social”, en el que “casi la mitad de los niños argentinos son pobres”.
Informe: Inés Fornassero
Fuente:Pagina/12