Imagen: Pati-Jorh
¿Cómo
es la racionalidad de los grandes jugadores de la economía ante un en
caída libre? Los grandes jugadores de la economía sostienen la aventura
macrista, pero han mostrado que no les tiembla la mano para retener los
dólares de la soja, provocar corridas cambiarias y realizar operaciones
que ponen en aprietos al propio Gobierno. Cabe preguntarse qué lectura
hacen esos actores centrales a estas alturas de la soirèe, cuán
sustentables vislumbran a los próximos 15 meses y un eventual segundo
ciclo de Mauricio Macri.
Tienen a la vista el mismo paisaje que el resto de los argentinos:
mientras se concretó el cuarto paro general con absoluto acatamiento, y
dio un portazo el titular del Banco Central, el presidente Macri está en
Washington, a diez mil kilómetros de distancia, buscando el nuevo
acuerdo con el FMI y lanzando su candidatura para 2019.
Los datos de la realidad son contundentes: las caídas de la industria
y el consumo, la disparada del dólar y la inflación y, en general, los
indicadores del colapso económico son indisimulables, y la estabilidad
inmediata del país sólo parece depender de que el FMI siga protegiendo
al Gobierno. Los principales medios del mundo, entre ellos The New York
Times, BBC Mundo, CNN, El País y The Financial Times, les hablan del
derrumbe económico argentino, y el Wall Street Journal, Biblia de los
Mercados, directamente sostiene que el máximo logro de Macri habrá sido
llegar hasta el final de su mandato en 2019.
Es obvio que, además de sus elencos de asesores, los propietarios y
los CEOs de esos grupos económicos son lectores atentos e, incluso, sus
opiniones alimentan las que exponen los columnistas de aquellos medios.
Por eso no es ocioso preguntarse qué escenarios construyen los
mayores grupos económicos que operan en nuestro país, y hasta qué punto
están dispuestos a seguir sosteniendo la continuidad del gobierno
amarillo.
¿Juzgan viable la economía que pergeña Cambiemos? ¿Qué clase de
racionalidad tendrán los que antes llamábamos capitanes de la industria,
los Rocca y Pagani y otros sectores, para seguir sosteniendo el
gobierno que provoca el autocolapso? ¿Cómo se reacomodan ellos en un
país que avanza hacia una profunda crisis?
Trasladamos esas preguntas a sociólogos y economistas que investigan la elite económica, y las cúpulas del empresariado.
Para la socióloga Ana Castellani, “la ‘racionalidad’ de la elite
económica argentina es compleja porque tiene muy disociada la acción
política de la acción microeconómica”.
Ana Castellani es doctora en Ciencias Sociales y Coordinadora del
Programa de Estudios sobre las Elites Argentinas en la Universidad
Nacional San Martín. Considera que los grandes de la Asociación
Empresaria Argentina (AEA), que nuclea a los Magnetto, Rocca y Pagani,
“siguen apoyando públicamente más que nada porque hasta ahora el
Gobierno les ha concedido la mayoría de las cosas que les pidieron y,
además, porque comparten el diagnóstico y el espanto ante un posible
retorno de la ex presidenta o del kirchnerismo en cualquiera de sus
formas en 2019. Pero está cada vez más claro que a nivel macroeconómico
el Gobierno no logra hacer pie”.
Martín Schorr, doctor en Ciencias Sociales e investigador de Economía
y Tecnología de Flacso, encuentra “dos respuestas posibles (no
excluyentes) a ese apoyo”:
A) “La base empresaria del macrismo no son los viejos ‘capitanes’ de
la industria, sino centralmente el capital extranjero y,
fundamentalmente, el financiero.
B) En ese escenario, estos impresentables aprueban el rumbo, creo,
por una doble razón: 1) la reprimarización de la economía que habilita
esta política económica y de la que ellos son beneficiarios, y 2) las
enormes oportunidades que la política económica les confiere en materia
de negocios financieros (de hecho, la ‘pax cambiaria’ de los últimos
días implica un reinicio de la bicicleta financiera, veremos con qué
resultados).”
Sin embargo, es notorio que quienes apoyan a Cambiemos no son sólo
los capitales extranjeros y sectores como el financiero, las petroleras y
las empresas de servicios, la mayoría trasnacionalizados.
Parece evidente que el conjunto de los popes de la industria y de los
negocios, más allá de críticas puntuales, siguen apoyando al gobierno.
Las razones pueden ser muchas: porque hicieron buenos negocios y
están entregados al cortoplacismo; porque el empresario típico de hoy ya
no se define por una especialidad sino por tener activos en industrias,
en el agro, en las finanzas y en la especulación; por ceguera e
irracionalidad que, en definitiva, tampoco se paga muy caro en tanto no
haya una vocación empresaria profunda y simplemente se mute de hombre de
negocios a rentista de fondos de inversión.
No parece alocado pensar en la cortedad de miras, recordando el
entusiasta apoyo que en los ‘90 dieron a un plan como el de hoy
estrellas de los negocios como Amalita Lacroze, Gilberto Montaña
Terrabusi; Mastellone; Pérez Companc y muchos otros que, finalmente,
terminaron vendiendo sus empresas a capitales extranjeros.
Pero cabe pensar si, salvo los más grandes, que terminarán
devorándose a otros grupos, como lo hicieron en medio del derrumbe de
2001, muchos se cavan la fosa con estas políticas que los llevarán a una
nueva ronda de extranjerización de empresas.
Schorr lo relativiza sosteniendo que el apoyo a la continuidad de
Macri en otros sectores de negocios “es más para que no vuelva el
populismo” y no tanto por afinidad con el rumbo económico. Los más
grandes están participando muy activamente de la timba financiera. Con
eso tienen para tirar un buen rato. Y, además, nunca tuvieron vocación
de ir por más en términos del modelo de desarrollo. “Es –dice– la
burguemerda nacional que nos tocó en suerte. Los Techint, Pagani, etc.
dudo que vendan. Los grupos más chicos, los que crecieron fuerte en
tiempos K, hoy están casi todos en procesos de desmembramiento. En ese
segmento puede haber cambio de manos, pero en los más consolidados no lo
creo.”
Su colega Mariano Kestelboin, consultor de empresas y cámaras
empresarias, cree que la primera razón de los hombres de negocios para
continuar apoyando al Gobierno es “para que no vuelva el populismo.
Luego, vinculado a lo primero, son empresas trasnacionales con sede acá,
y este gobierno les baja los salarios y les promete bajar impuestos”.
Por otro lado, en el tipo de crisis que provocan estas políticas
estos grupos consolidan su liderazgo; no tendrán amenazas relevantes en
la industria.
Así planteado el escenario, Castellani concluye:
“De momento, supongo que seguirá primando la lógica predatoria de
sacar todo lo que se pueda, fugar las utilidades e ir armando líneas de
acercamiento con el peronismo ‘blanco’ por si las moscas.”
De terror.
Fuente:Pagina/12
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