lunes, 29 de abril de 2019

La derecha endeuda, el populismo paga


Imagen: NA
Si el propio Gobierno admite que el FMI no lo autoriza a intervenir  hasta que la cotización del dólar toque 51,45 pesos, ¿por qué los especuladores dejarían de correr hacia el dólar si están invitándolos a que lo hagan tranquilamente?
Si los exportadores tienen libertad total para liquidar las divisas cuando mejor les calce, ¿en nombre de cuál patria se apurarían a hacerlo?
Si cada vez que habla Macri entrega la imagen de un presidente maltrecho, justamente en un sistema ultrapresidencialista por características constitucionales y de consenso masivo, ¿a quién puede imaginársele confiar en la casi extinta moneda nacional?
Si el Fondo Monetario es en esencia el gobierno de los Estados Unidos, que ya no controla a las corporaciones del capitalismo financierizado, ¿cuál es su fortaleza para despertar confianza?
Si el Gobierno rifa en el mercado los dólares de la única fuente que le prestó para salvarlo del desplome el año pasado, ¿por qué generaría cordialidad internacional?
Si evaporaron en tiempo récord el colchón que dejó el kirchnerismo, con una manejable proporción entre la deuda en dólares y el PBI, ¿qué otro efecto podía esperarse que no fuese un país inerme frente a las tormentas señaladas por Macri como exclusivamente externas?
Si lo que debe Argentina en una moneda que no emite ya es igual a más del 75 por ciento de esa deuda, que a su vez ya se acerca al 100 por ciento del PBI, ¿de qué manera habrá consecuencias que no sean peores todavía en un modelo que solamente apuesta a continuar endeudándose?
Si hasta las grandes empresas argentinas que cotizan en Wall Street quedan a precio de saldo, ¿puede pasar otra cosa que su derrumbe progresivo quizás para que, como en 2001/2002, las corporaciones extranjeras se queden con varias de ellas?
Si tasas de interés a una altura mundialmente desconocida es todo el recurso gubernamental para que el dólar baje unos centavos en el día, después de tocar picos recurrentes, ¿queda algún gurú ortodoxo, que no sea el humorista Espert o su colega Milei, en estado de ofrecer soluciones?
Si esas tasas convalidan que una especulación monstruosa se anteponga a cualquier inversión productiva, ¿por qué se detendría la angurria de los grandes capitales? 
Si nadie habla de regular la fuga porque naturalizaron que todos los ahorros pueden pasarse a dólares sin límites y de la noche a la mañana, como acaba de insistir Marcó del Pont, ¿en qué cabeza cabe que la fuga pueda detenerse?
Si alcanza una encuesta de una consultora preferida del Gobierno para desatar el pánico del mundo financiero, ¿dónde quedó que ese mundo era íntimo y militante del cambio?
Si los antecedentes son que el kirchnerismo pagó toda la deuda con el Fondo y con el Club de París más los juicios en el Ciadi, organismo del Banco Mundial que resuelve litigios entre Estados e inversionistas extranjeros, ¿qué cuco estarían mentando?
Si el historial es ése, ¿no es acaso que el neoliberalismo endeuda y el populismo paga, exactamente al revés de como lo relatan?
Si el Gobierno no acierta un solo pronóstico, incluyendo que el delegado Dujovne predijo hace pocos días el comienzo del descenso inflacionario, ¿cuál marciano descansaría en que el rumbo es por acá?
Si a Macri ya no le cree nadie, como afirman inclusive muy cerca suyo, ¿es creíble que los problemas sean adjudicables a Cristina?
Si ni el propio Presidente se dispuso a respaldar el paquetito estabilizador de precios en segundas y terceras marcas, marchito antes de nacer según fue advertido por los mismos caballeros del pacto, ¿qué sensación de autoridad podría sobrevivir?
Si los mercados ya avisaron definitivamente que Macri debe correrse y lo único que se le ocurre al Gobierno es ratificar su candidatura indeclinable, ¿estamos hablando de cómo puede ser que no se les ocurra otra cosa o de que ya no existe alguna cosa que pueda ocurrírseles?
Si otra cosa ya tiene la única figura de Heidi, insinuada o directamente urgida por el periodismo cambiemita y por la mayoría del círculo rojo que entronizó a Macri, ¿qué se modificaría del drama económico presente y  estructural que deja el PRO?
Si se supone que Heidi candidata calmaría a los mercados porque solamente ella está en aptitud de ganarle a Cristina, ¿podría no ser surrealista el escenario de Macri como pato rengo terminal y la gobernadora haciendo campaña para diferenciarse de él?
Si lo anterior fuera efectivamente probable, ¿Heidi hablaría de la herencia recibida? 
Si tal realismo mágico volviera a atrapar voluntades como en ese 2015 en que lo más fácil era arreglar la inflación, los trabajadores no pagarían ganancias, lloverían las inversiones, el dólar dejaría de ser un problema para siempre y habría un millón de créditos hipotecarios accesibles, ¿cuánto quedaría para seguir analizando qué?
Si la gobernadora mudara a la candidatura nacional, ¿con quién asegurarían vencer en la provincia de Buenos Aires para despertar qué tranquilidad que apaciguaría a cuáles mercados? 
Si ya se da por descontado que, en cualquier caso, CFK ganará en primera vuelta y con eso se asegura una tropa parlamentaria de número decisivo, ¿cuál es la lógica de que las fieras especuladoras se calmarían?
Si, con el resultado de este domingo en Santa Fe, Cambiemos acumula siete al hilo pero en sentido inverso, ¿qué reacción puede esperarse de esos mercados amigazos, que a estar por Macri se asustaban por factores internacionales y ahora por el miedo a la yegua?
Si los cambiemitas quedaron sorprendidos porque la yegua sacó un libro, que le basta para haber vuelto a marcar la cancha, ¿no deberían revisar de una vez por todas a sus fantásticos servicios de inteligencia?
Si en medio de la corrida cambiaria anuncian la ampliación del procesamiento a Cristina por la causa de las fotocopias, ¿no es un tanto burdo?
Si esa causa promovida desde los escritos del que habla como Monzón y escribe como Borges tuvo el centro de acosar a CFK, para que al cabo se les vaya de las manos y terminen implicados muchos de los empresarios aliados del Gobierno, ¿no estaría habiendo una falla grave en el mejor equipo de los últimos 50 años, del tipo de habérseles escapado la Embajada?
Si los emporios locales reconocen que estaban muchísimo mejor con los K y que Macri ratificó ser apenas el hijo desagradecido de Franco, ¿no les convendría intentar negociaciones con lo que les espanta?
Si en lugar de lo precedente juegan a Heidi, ¿hacen bien o se suicidan?
Si fracasaran los intentos de que Macri se haga a un costado, ¿el establishment va a Schiaretti?
Si fuera el gobernador cordobés, que en unas semanas volvería a ganar en su provincia sin despeinarse, favorecido por la comedia de los radicales, ¿también haría campaña nacional diferenciándose de Macri luego de sostenerlo desde el primer día, como lo hizo el opoficialismo que le votó todas las leyes?
Si Cristina deberá ser candidata aunque no le sobren las ganas, porque tiene un liderazgo insustituible y la extrañan hasta muchos de quienes la insultaban, ¿ya estará en marcha el programa de emergencia nacional a que obligará esta desgracia que gobierna?
Fuente:Pagina/12

viernes, 26 de abril de 2019

Paro del 30: convocan a una marcha en Plaza de Mayo



Tras ratificar la huelga del martes próximo, las organizaciones sindicales llamaron a una movilización a partir de las 13:00. El miércoles, Día del Trabajador, habrá más de 300 ollas populares en la Ciudad. 
26 de Abril de 2019
Los dirigentes del Frente Sindical para el Modelo Nacional (FreSiMoNa) anunciaron este viernes la convocatoria a una movilización en la Plaza de Mayo en el marco de la jornada de paro nacional del próximo martes 30.
Además, las diferentes organizaciones sindicales que integran el espacio realizarán ollas populares y otras actividades de protesta durante el miércoles, Día del Trabajador.
La convocatoria a la movilización frente a la Casa Rosada quedó formalizada durante una conferencia de prensa encabezada por el titular de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo; Pablo Moyano (Camioneros); Hugo Yasky y Ricardo Peidró, de las CTA; y Roberto Baradel, de SUTEBA, entre otros.
"Este es un gobierno autista, política y socialmente. Consolidaron la concentración en pocas manos y hoy tenemos una inflación descontrolada", puntualizó Palazzo.
Por su parte, Moyano confirmó para las 13:00 la movilización hacia la Plaza de Mayo, y cuestionó la falta de respuestas del Gobierno nacional a la crisis económica y el impacto de la inflación. "La decadencia del país se profundiza y hablar con el Gobierno es como reunirse con un muñeco", argumentó.
El dirigente camionero precisó que el 1 de Mayo, las organizaciones sindicales instalarán en la Ciudad "300 ollas populares". Y explicó: "No hay nada para festejar". 
Fuente:Pagina/12

jueves, 25 de abril de 2019

Espiral de precios

INFORME ESPECIAL. Inflación y crisis Por Santiago Fraschina
Fuente:Pagina/12

La política antiinflacionaria del Gobierno es un fracaso rotundo. La estrategia fue poner el foco en la cuestión monetaria, acorde a los preceptos neoliberales. Después de seis meses de torniquete monetario, el resultado dejó en evidencia las limitaciones de la teoría ortodoxa, con una recesión inducida y una inflación que continúa en niveles alarmantes. En las actuales condiciones económicas, cualquier salto del dólar se traslada de manera inmediata a los precios.
La política antiinflacionaria del Gobierno fue un fracaso rotundo. Desde octubre de 2018 hasta el presente, los precios han subido casi 25 por ciento. El arranque de 2019, lejos de mostrar una desaceleración en los precios, consolidó un efecto de espiralizarían difícil de revertir en el corto y mediano plazo, situando las expectativas para este año por arriba del 40 por ciento. La suba del IPC del primer trimestre es del 11,8 por ciento, con una inflación anualizada del 54,7 por ciento.  

En febrero, la canasta básica de pobreza para una familia tipo se situó en 27.570 pesos, 57,2 por ciento más alta que el año anterior (frente a un salario mínimo de 11.900 pesos para marzo de 2019). El comienzo del segundo trimestre tampoco dio respiro, con subas de 29 por ciento en el gas (en tres etapas), hasta 10 por ciento en combustibles, 15 por ciento en el pasaje de subte y del 7,5 por ciento en las prepagas (a partir de mayo).
Los alimentos subieron fuertemente en las dos últimas semanas de marzo y siguieron su escalada en la primera quincena de este mes, a la par del tipo de cambio. El salto del dólar puso en alerta a los dueños de las principales marcas del rubro de alimentos. La suba de los combustibles, que aumentaron quince veces en los últimos 14 meses, y de los servicios públicos regulados realimentan la inercia inflacionaria ya que encarecen los costos de logística y de producción.

Híper

Las normas contables internacionales definen a la hiperinflación cuando los precios suben más del 100 por ciento en tres años. Siguiendo esa línea, Argentina se encuentra en hiperinflación de alimentos, con fuertes remarcaciones en el caso de productos básicos como harina, aceite comestible, carne vacuna, arroz, huevos y fideos. 
En un país cuya producción puede alimentar a 400 millones de personas, la pobreza e indigencia no paran de crecer, con situaciones alarmantes de falta de productos en las góndolas de supermercados, limitaciones en las compras para algunos productos esenciales y sustitución de alimentos básicos por opciones de menor calidad nutricional.

A la deriva

El naufragio de la política económica del oficialismo pone en vilo a todo el país. Incluso puertas adentro, los cuestionamientos al esquema de medidas para combatir la inflación están a la orden del día. Este barco a la deriva es el resultado de la absoluta sumisión de las decisiones económicas a los intereses de los sectores económicos más concentrados, que lejos de realizar inversiones productivas en el país, sistematizan sus actividades para fugar capitales y acumular activos financieros en el exterior o vuelcan sus excedentes a sectores que les garanticen rentabilidades extraordinarias con escaso nivel de competencia internacional y casi nula creación de puestos de trabajo. 
La dolarización de las tarifas de los servicios públicos y los constantes tarifazos que golpean a la población también son parte de la explicación.
Si se analiza puntualmente las acciones del Gobierno, la política de desinflación de la economía puso el foco en la cuestión monetaria, acorde a los preceptos neoliberales y monetaristas que sustentan la ideología de los funcionarios. La persistencia de la idea de concebir a la inflación como un fenómeno puramente monetario llevó al Banco Central a secar el mercado de dinero en los últimos seis meses, controlando la expansión de la base monetaria en términos reales con una rigurosidad estricta, incluso superando sus propias metas. 

Tasa de interés

Esta política elevó la tasa de interés a niveles asfixiantes para la inversión productiva, ocasionando una contracción de la economía que en 2018 fue del 2,5 por ciento y en enero de este año llegó al 5,7 por ciento interanual. 
Los sectores productivos primarios agroexportadores, fundamentalmente, energéticos y de intermediación financiera, los grandes beneficiados por el modelo vigente, contrapesaron un poco la balanza. Pero como los sectores más afectados fueron las pymes industriales y el comercio, dos grandes generadores de puestos de trabajo, la sociedad se vio muy impactada por un modelo económico regresivo, cuyos efectos fueron la destrucción de más de 200.000 puestos de trabajo registrados, el aumento del desempleo y una mayor precariedad laboral. 
Después de seis meses de torniquete monetario, el resultado dejó en evidencia las limitaciones de la teoría ortodoxa y los instrumentos utilizados, con una recesión inducida por medidas internas y una inflación que continúa en niveles alarmantes.

Costos

El desconocimiento de otros factores que influyen en el tema, como el dólar, la inercia inflacionaria, la desregulación de mercados y el poder económico concentrado en distintos sectores de la cadena productiva, está teniendo un costo muy elevado. Tan evidente es la situación, que no son pocos los analistas que, en lugar de pensar en la palabra “fracaso”, sostienen que el Gobierno es quien deliberadamente fogonea la inflación, como método eficaz para redistribuir la riqueza desde los sectores mayoritarios (trabajadores, jubilados, pensionados) a los sectores concentrados.
El control del dólar también está plagado de inconsistencias. La evolución de la divisa muestra saltos seguidos de una calma relativa. En momentos de calma, el Gobierno se apresura en comunicar que sus medidas están teniendo efecto, mientras el dólar vuelve a retomar impulso y se renueva la inestabilidad y la desconfianza sobre la política oficial. 
El trasfondo de este proceso es la existencia de una enorme concurrencia de activos en pesos y en dólares, que van desde las Leliq (que superan el billón de pesos), pasando por los plazos fijos y los depósitos en dólares. Esto, conforma una masa de dinero que suma inestabilidad al sistema, más aún en la actual coyuntura, ya que las elevadas tasas tienen el efecto de “bola de nieve”.
Los dólares del FMI que se subastarán a razón de 60 millones por día pueden descomprimir un poco la situación del tipo de cambio. Además, los fondos aportados para el vencimiento de la deuda pública ampliarían la oferta. No obstante, lo que se observa es parte del plan de estirar la situación lo máximo posible y llegar a las elecciones. 
Si bien no implica que no puedan volver corridas en el corto plazo, en el mediano ninguna de las variables insustentables se habrá modificado y habrá que prestar atención a lo que puede llegar a pasar después de las elecciones. Lo mismo ocurre con los dólares que pueden venir de la buena cosecha que se espera. La desregulación, que quitó la obligación de liquidar las divisas a los exportadores, abre un signo de interrogación sobre si habrá un aumento importante de la oferta de dólares. 
En las actuales condiciones económicas, cualquier salto del dólar se traslada de manera inmediata a los precios. El Gobierno no puede desconocer la importancia de esta variable y su impacto sobre la inflación, que es un fenómeno claramente multicausal.
* Director de la Licenciatura en Economía de la Universidad Nacional de Avellaneda e integrante de EPPA

¿Hasta dónde puede llegar la avanzada neoconservadora? Entrevista a Daniel Borrillo, Doctor en Derecho, profesor e investigador de la Universidad de París.

Al fondo, a la derecha
Acaban de entrar en vigencia en Brunéi, pequeño estado de mayoría musulmana situado en el sudeste asiático, las leyes que castigan las relaciones homosexuales con la pena de muerte por lapidación. La avanzada neoconservadora no es un fenómeno privativo de culturas islámicas. SOY analiza desde el punto de vista del Derecho hasta qué punto los derechos adquiridos en las zonas más progresistas del mundo corren el riesgo de desdibujarse.
Daniel Borrillo, especialista en Derecho, Bioética y Derecho lgbti.
Daniel Borrillo, especialista en Derecho, Bioética y Derecho lgbti. 
Imagen: Sebastián Freire
Daniel Borrillo es profesor de derecho privado en la Universidad de París Oeste Nanterre La Défense y miembro del Centro de Investigación y estudios de los derechos fundamentales. La biografía de Borrillo se liga tempranamente a su producción y militancia: forjó una obra que pudiera pensar estrategias contra los prejuicios sociales. Proveniente de sectores populares, se recibió de abogado en los años ochenta, resistiendo desde la facultad de derecho de la UBA en los años de la dictadura militar. Algunos años antes se había enamorado de un compañero de colegio.
“Fue una historia de amor truncada en esa época. Lo más desesperante era la ausencia de referencia. Que el hecho de enamorarse aparezca como maravilloso por un lado y terrible por el otro. Yo vengo de una familia católica. Y él también. Fernando se llama. En ese momento las cosas no se podían vivir de la misma manera. No había acceso a nada, no había lugares de encuentro, no había revistas no había novelas, no había cine”. En febrero de 1988, mientras hace su tesis en Estrasburgo, Pablo, su mejor amigo, muere por complicaciones por el VIH: “Para mí fue un shock. No me pude despedir de él ni ir a su entierro y fue muy traumático no poder verlo por última vez. Pablo pertenecía a una familia burguesa homófoba que siempre lo negó, que ocultó todo, que quiso incluso fraguar el certificado de defunción para que no apareciera la causa de su muerte. Es entonces cuando decido abrir un espacio académico en la universidad de Estrasburgo para reflexionar sobre el sida. Eso me conectó con discípulos de Foucault y con el compañero de Foucault, Daniel Defert, que acaba de crear la asociación AIDES de investigación y lucha con el Sida”. 
Desde entonces sus investigaciones se centran en la homofobia, el sexismo, el antisemitismo, el racismo y otras formas de marginación social y cultural lo cual lo constituye en referente ineludible de esos temas. Años más tardes junto a Didier Eribon fue además uno de los promotores de las luchas que culminaron en la sanción del matrimonio igualitario en Francia.
¿Es un disparate desde el punto del Derecho pensar que los logros adquiridos en cuestión de derechos humanos pudieran retroceder? 
–No. La historia no es lineal y siempre se puede volver atrás. La bisexualidad era normal en la Antigüedad greco-romana y se convirtió en un crimen abominable durante la Edad media (la sodomía). Berlín era la ciudad más gay friendly y cosmopolita del mundo hasta la llegada de los nazis que han deportado y matado millares de homosexuales hombres y mujeres. En los últimos años se ha penalizado la homosexualidad en varios países africanos y en América Latina los evangélicos consideran la homosexualidad como una perversión que hay que erradicar de la sociedad. 
¿Y eso se traduce en reforma de leyes?
–En las Bermudas, un año después de haberse adoptado el matrimonio igualitario por la Corte Suprema, el gobernador ha firmado una ley prohibiéndolo. A penas asumió el poder Bolsonaro suprimió la Secretaria de la Diversidad y la Inclusión, dejando sin crédito a las políticas LGBTI y de género. Estamos viviendo momentos inquietantes. Un clima que hace pensar a los años 30… El comisario para las cuestiones LGBT de Naciones Unidas, la Agencia Europea de Derechos Fundamentales, el Parlamento Europeo y las ONG (Amnesty, ILGA…) no cesan de alertarnos acerca de la homofobia creciente…. La intolerancia se expande en Europa y no es un fenómeno nuevo. A inicios de los 70, la extrema derecha se convierte en el segundo partido de Dinamarca y en los 80 llega el Frente Nacional de Le Pen al parlamento francés. El caso de Austria es paradigmático: el Partido de la Libertad de Jörg Haider pasa del liberalismo económico al nacionalismo identitario. Luego asistimos con estupor al Brexit, la victoria de Trump y la llegada al poder de Salvini y Bolsonaro. Jean Wyllys, el primer diputado abiertamente gay de Brasil, renunció a su mandato y tuvo que dejar el país por las amenazas y violencias de la que es víctima. El sexismo y su corolario, la homofobia, no son más que la reactualización de las formas más arcaicas de la dominación. El nacionalismo convirtió a Europa en el principal cementerio del siglo XX, el ultraconservadurismo puede hacer lo mismo en el siglo XXI…
¿Qué lugar ocupa el nacionalismo en la avanzada reaccionaria?
Todos estos movimientos conservadores consideran que las cuestiones de género y orientación sexual son contrarias al nacionalismo. Viktor Orban en Hungría, por ejemplo, inventó el concepto de “democracia iliberal” en la que el feminismo y el movimiento LGBTIQ aparecen como los principales enemigos de los valores cristianos de la nación húngara. Se han cerrado universidades y censurado programas de estudios sobre género. En Polonia, el ejecutivo conservador intenta controlar la Corte Suprema para garantizar la restricción del aborto. El ministro de la familia italiano, Lorenzo Fontana, que idolatra a Putin, ha declarado que el matrimonio igualitario y la inmigración destruyen al Pueblo italiano. Es evidente que ha comenzado un proceso de regresión primero en el discurso y luego vendrán los hechos (supresión de subvenciones para las asociaciones LGBTIQ, abrogación de las leyes contra la homofobia, supresión de programas escolares, obligación de la condición de diferencia de sexos para el matrimonio….). En Verona se prohibió un congreso universitario sobre el asilo para gays y lesbianas. Putin es el modelo (así como su marioneta musulmana, el presidente checheno Ramzan Kadyrov) y aunque sea difícil adoptar en Europa occidental leyes contra la “propaganda homosexual” como ha hecho el dictador ruso, se trata de crear un clima de hostilidad, no solo contra el colectivo LGBTQI sino contra las mujeres, los inmigrantes, los judíos. La homofobia va acompañada siempre de xenofobia, sexismo y antisemitismo… 
¿Y estas políticas tienen su eco en las calles?
–En los países gobernados por la extrema derecha se constata un aumento de la violencia contra las personas LGBTI resultado directo de la incitación al odio proveniente del Estado. Desde la toma de poder de Bolsonaro no han cesado de aumentar los insultos, las agresiones, las intimidaciones y la persecución. Recordemos que en el día de su nominación, la ministra de la familia del Brasil, Damares Alves, pastora evangélica, ferviente opositora al matrimonio igualitario y a la IVE exclamó: “atención, atención, una nueva era se abre en Brasil: los nenes se visten de celeste y las nenas de rosa”. Bajo la presión de los evangélicos, en Brasil se han eliminado de los manuales escolares todas las referencias a la diversidad sexual y el pastor Marcelo Crivella, intendente homófobo de Río de Janeiro, ha suprimido las subvenciones para las asociaciones LGBTIQ, sin embargo las manifestaciones del orgullo gay siguen siendo numerosas. Como decía Foucault: donde hay poder hay resistencia al poder. Por eso, no quiero dar la impresión que todo está perdido…. Pienso también en ONGs como Helem, en el Líbano; Shams, en Túnez o Iraqueer, en Irak, donde los militantes corren peligro de vida pero siguen luchando.
¿Les conviene a los gobiernos neoconservadores dar pasos atrás?
–La cuestión es más compleja de lo que parece. El neofascismo en Europa cambió de estrategia y ahora instrumentaliza la cuestión LGBTIQ a su favor. En Francia, por ejemplo, Marine Le Pen ha utilizado un argumento gay friendly y el apoyo al feminismo contra la “cultura musulmana” a la que presenta como esencialmente homófoba y machista… Trump, menos sutil que Le Pen, ha nombrado como jefe de gabinete interino a Mick Mulvaney, personaje abiertamente homófobo que participó de muchas propuestas legislativas anti-lgbt en los últimos diez años. Trump ha prohibido a las personas transgénero integrar el ejército y la batalla judicial al día de hoy ha confirmado dicha decisión. Los jueces de la Corte de Columbia se hacen de ese modo cómplices de la política anti-trans del presidente estadounidense. Al mismo tiempo se considera la cuestión LGBTI contraria a los valores morales pero cuando se trata de atacar a la minoría musulmana se instrumentaliza aquella en contra de ésta. 
¿Qué relación o puntos en común podés encontrar en cuanto a estrategias de los gobiernos neoconservadores con respecto a inmigrantes, a clase social (pobres) y a género e identidades sexuales?
–Asistimos a una verdadera revolución conservadora, a una alianza de la extrema derecha con la religión. Fíjate el papel fundamental que ha jugado la iglesia ortodoxa rusa para despenalizar la violencia doméstica en Rusia. Del otro lado del mundo, el sandinista Daniel Ortega, le prometió a los evangélicos y a la iglesia católica mantener la prohibición total del aborto en Nicaragua. En la Turquía islamista de Erdogan, los derechos de las mujeres y las minorías sexuales son violados permanentemente. La religión cualquiera fuere es instrumentalizada por los extremistas que la ponen al servicio del odio. El Vaticano ha orquestado una verdadera contrarrevolución sexual contra todos los avances sociales y lingüísticos de las mujeres y las personas LGBTIQ. Los estudios de género han sido calificados como doctrina diabolicum… En Europa y Estados Unidos la cuestión es más bien identitaria que económica. La extrema derecha alimenta el miedo a la “invasión musulmana”. La cuestión del peligro de la pérdida de la identidad cristiana de Occidente aparece como más grave, en los discursos de la extrema derecha, que el desempleo y la pobreza. Es, sin embargo, paradójico que las asociaciones musulmanas francesas no dudaron en asociarse a los cristianos e incluso a la extrema derecha para luchar contra el matrimonio igualitario y la homoparentalidad (¡para las autoridades musulmanas el enemigo es el homosexual!)
¿Qué papel juegan las izquierdas en este contexto?
–Sería deshonesto no advertir que una parte de la izquierda ha responsabilizado a las políticas profeministas y prolgbt de la victoria de la extrema derecha, diciendo que como la izquierda en el poder se ocupó más de los gay que de los obreros es obvio que estos últimos ahora votan por la extrema derecha y no por el Partido Comunista. Oponer la cuestión social a las cuestiones de género y sexualidad me parece extremadamente peligroso. Las dos están imbricadas y son complementarias. También la izquierda es responsable al poner en la misma bolsa (de basura) al neoliberalismo y al liberalismo, cuando en realidad la filosofía liberal fue la que permitió al individuo emanciparse del poder absoluto del monarca y proclamar la libertad soberana del individuo. Se ha pasado muy rápido de la crítica al liberalismo económico (que me parece legítima) al rechazo del liberalismo moral olvidando que fue este último la conditio sine qua non, de la privacy, que permitió la emergencia de derechos para la mujer, primero, y para las minorías sexuales luego.
¿Por qué obtiene votos la extrema derecha? ¿Quién los vota?
–Yo no puedo conformarme cuando veo que el electorado pobre que más ha sufrido del neoliberalismo vote por candidatos de extrema derecha que proponen suprimir subvenciones, cerrar hospitales y escuelas públicas. Vemos resurgir nuevamente la vieja alianza del liberalismo económico más salvaje con el conservadurismo moral más reaccionario, algo que conocemos muy bien en América Latina, basta pensar en las dictaduras de los años 1970 y 1980… Milton Friedman convivió muy bien con el Opus Dei… Otra explicación es el resentimiento, la frustración, el machismo y quizás también la miseria sexual explican el voto en favor de la extrema derecha pero esos elementos psicológicos no deben hacernos olvidar que el neofascismo es una ideología política que ha mostrado su nocividad. Parece que no aprendemos nada de la historia, aunque toma ribetes nuevos el fondo es siempre el mismo.
¿Cómo consiguen conquistas justamente a los sectores más marginados de la población, víctimas tanto de la exclusión social de las políticas neoliberales, así como parte de las llamadas diversidades sexuales?
–Los ultraconservadores actuales, contrariamente a los militares, han sabido manipular la situación política para ganarse el voto popular. Por un lado instrumentalizaron el odio, orientándolo hacia las élites (Washington, para Trump, los tecnócratas de la Unión Europea para el Brexit o para Salvini) y por otro, han substituido la lucha de clases por la guerra cultural en la que los valores morales priman…. El puritanismo ha ocupado el lugar del humanismo. La decadencia está asociada a la feminización de la sociedad por eso el neofascismo considera al feminismo y el movimiento LGBTIQ como sus principales enemigos.  Hoy día los dictadores llegan al poder por el voto popular. Pero ¿podemos considerar democráticos los gobiernos de Hungría, Polonia, Italia, EEUU, Brasil, Egipto…. que cotidianamente violan los Derechos Humanos?  Yo creo que la gente que vota a la extrema derecha no son víctimas que hay que disculpar sino responsables a los que habrá que pedirles que comiencen a rendir cuentas del retroceso de derechos fundamentales de las minorías antes de que sea demasiado tarde.
Sebastián Freire
Las leyes homofóbicas aprobadas en Brunei que habilitan la pena de muerte generaron repudio en todo el mundo.
LOS SUJETOS DE LA RESISTENCIA
Si no son las izquierdas, si no son los sectores o las clases sociales más vulnerables, ¿quiénes te parecen hoy los sujetos o actores políticos de la resistencia?
–La resistencia a los nuevos autoritarismos pasa por la gente, por formas de democracia participativa en la que la que no se espere un hombre o una mujer providencial sino que cada uno se sienta actor de la política. Entonces la resistencia a la “democracia iliberal” de Orban o a los denominados “autoritarismos competitivos” como China, Rusia o Turquía, sea justamente volver a la raíz de la democracia, a la soberanía popular de todos y no solo de una parte: la resistencia en esos países pasa por la afirmación de un principio que a menudo olvidamos: nada es superior a la libertad individual, a la singularidad del sujeto político.
En este sentido, ¿qué opinás del papel que están jugando hoy los feminismos?
–Justamente, el feminismo hace a la democracia realmente universal. Fijate que la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano de 1789 se pretendía universal pero la mitad de la humanidad no participaba, lo mismo sucedía con los esclavos o los habitantes de las colonias. Las nuevas formas de fascismo emergentes tienen en común una política antigénero, son profundamente reaccionarios pues pretender volver a formas arcaicas de dominación y la dominación de género es la más primitiva. 
Sigamos con otros posibles actores de resistencia, ¿qué ejemplos en el mundo hay de organizaciones queer que han logrado a partir de sus luchas las despenalizaciones de la homosexualidad o del aborto?
–Pienso en el Festival de Cine Queer de Mawjoudin en Tunés, Mawjoudin significa existimos, me parece una de las manifestaciones más valientes en un mundo homófobo como es el mundo árabe. Pienso también en el referéndum histórico en Irlanda donde casi 65% de la población de uno de los países más católicos del mundo dijo si al aborto legal y por supuesto a los pañuelos verdes de Argentina. 
Para Foucault, las prácticas BDSM eran prácticas liberadoras. ¿Qué opinás al respecto? 
–Tuve la suerte de militar con Daniel Defert, el compañero de Foucault durante varios años y me contó cómo veía él esas prácticas... Lo que le interesaba a Foucault no era el morbo pues lo mismo le daba ir a un templo budista en Kyoto que a un dark room en San Francisco. Lo que le interesaba eran las experiencias límites, poder observar del mismo modo un monje que un adicto al sadomasoquismo sin juzgar con las categorías morales tradicionales, en ese sentido Foucault era profundamente nietzscheano, estaba más allá del bien y del mal en el sentido literal del término. Foucault en el fondo ha intentado desacralizar la sexualidad, ponerla en el lugar que corresponde es decir en el que no hay una verdad del sexo por eso nunca creyó en la liberación sexual ya que no pensaba con las categorías del marxismo o del psicoanálisis que son en el fondo categorías morales sino a partir de la noción de subjetivación es decir cómo nos construimos como protagonistas de nuestras propias vidas: lo que aprendí de Foucault es que el punto de apoyo de la resistencia es el de convertirse en sujeto de su propia existencia, ser el escultor de su propia vida (como una obra de arte), construir su propio estilo de vida, una ética y estética propias sin consumir los tantos estilos impuestos por la sociedad de consumo y los libros de autoayuda que son algunas de las formas que toma el capitalismo para asimilar la subversión, mercantilizarla y hacerla entrar dentro de su órbita.
Fuente:Pagina/12

miércoles, 24 de abril de 2019

“La extensión universitaria enriquece la ciencia”

Examinó más de 200 experiencias de vinculación entre equipos de 39 universidades argentinas y sus comunidades. ¿Por qué la extensión tiene menor jerarquía? ¿Por qué no es reconocida como la docencia y la investigación?
 
Daniel Mato es Doctor en Ciencias Sociales (Universidad Central de Venezuela) e Investigador Principal del Conicet en el Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional Tres de Febrero. Desde hace casi 30 años, se concentra en analizar los vínculos entre las instituciones universitarias y los grupos sociales. Sostiene la defensa de una perspectiva integral capaz de reunir y aprovechar las potencialidades de las actividades de docencia, investigación y extensión –ésta última tradicionalmente devaluada respecto de las otras–. La tarea representa un verdadero desafío porque implica redefinir nada menos que los modelos de evaluación, así como también rever los procesos de legitimación social que hace que, en definitiva, algunos conocimientos sean legítimos y otros descartables. 
–¿Por qué, todavía, se piensan las relaciones entre universidad y sociedad en términos de extensión?
–Las personas que nos dedicamos a analizar el concepto, habitualmente, nos dividimos en dos grupos: los que emplean la palabra “extensión” porque así está expresado en la Ley de Universidades y en los estatutos, y los que preferimos el empleo de otras nociones como “vinculación social”. El problema con el término extensión es que prescribe una situación en que la institución universitaria extiende su brazo protector y brinda sus conocimientos hacia la masa social, pero nunca se produce en el sentido inverso. Sin embargo, como en otras esferas, se crearon grises que se ajustan más a la actualidad como “extensión de nuevo tipo”, “extensión de doble vía”, o bien, “compromiso universitario”. De cualquier modo, el asunto no es de terminología sino de jerarquía. 
–¿Son más, o menos reconocidas que las prácticas de investigación y docencia? 
–Se produce una paradoja: pese a que las oficinas de extensión, en general, están muy desatendidas –especialmente desde el financiamiento–, las personas que desarrollan estas actividades muestran un compromiso increíble con las comunidades en las que se involucran. No es un trabajo reconocido por las universidades ni tampoco por otros organismos como el Conicet, de modo que los docentes-investigadores privilegian la realización de otras tareas. Es algo así como “la cenicienta de las funciones universitarias”, un conjunto de obligaciones que las instituciones desarrollan solo si pueden y cuando las otras ya fueron cubiertas. No obstante, se produjeron cambios saludables en el último tiempo: el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) incluyó el tema de las secretarías de extensión como uno de los puntos fundamentales a revalorar. 
–¿Por qué el Conicet no reconoce las actividades de extensión que desarrollan sus investigadores?
–En realidad, las agencias de investigación en toda Latinoamérica ignoran la centralidad de aquellas actividades que los investigadores practican en estrecho vínculo con las comunidades. La extensión no tiene el reconocimiento que posee la investigación, pese a que los modos de evaluación de esta última deberían ser interrogados y cuestionados. 
–¿En qué sentido?
–Medir el impacto de algunas investigaciones a partir de la publicación de papers no es adecuado. Si la productividad de un trabajo solo puede calcularse a partir de la cantidad de veces que es citado en otras revistas académicas estamos complicados. También deberían contemplarse, por ejemplo, en función de su capacidad para resolver problemas concretos de las poblaciones. Ni siquiera las patentes son muestra de ello, porque no todo lo que se patenta se utiliza ni tampoco asegura un empleo con fines benéficos. Sin ir más lejos, las armas también se patentan. En definitiva, la publicación en revistas puede funcionar como un indicador válido, pero uno más entre tantos. Hace dos años el Conicet habilitó un lugar para anotar las actividades de extensión que los científicos realizan pero no otorgan puntaje. Los sistemas de evaluación de las universidades, asimismo, espejan lo que ocurre en este organismo y reproducen los mismos problemas. 
–¿De qué manera habría que medir el impacto de la extensión?
–No pueden ser examinadas con las mismas herramientas con las que se mide la calidad de las investigaciones. Los mecanismos de control requieren de evaluaciones contextuales, a partir del monitoreo de resultados parciales y finales. El mejor instrumento es consultar la opinión de los miembros de los grupos sociales en los que se intervino. La universidad debe habilitar esas voces y otorgarles la importancia que se merecen, a partir de la creación (algunas ya los tienen) de consejos sociales, encargados de auditar los resultados de los proyectos en el área. Por supuesto que es mucho más trabajoso medir el impacto en los grupos sociales que contar citas en artículos, pero es un desafío que debe tomarse porque la única vía de obtener más presupuesto para desarrollar las tareas de extensión es a partir de su legitimación social.
–¿Se cree que las actividades con las comunidades no son complementarias con la investigación?
–Por el contrario, las prácticas de extensión enriquecen los trabajos de investigación y docencia que realizan los científicos. Debemos cambiar la perspectiva y comprender el conjunto a partir de un enfoque integral. Mi propio trabajo se ha beneficiado ampliamente de mis tareas en colaboración con universidades indígenas interculturales, creadas por organizaciones sociales y también por los Estados para estas poblaciones. La Universidad Maya-Chachiqué, Maya-Ixil (ambas de Guatemala) y la Universidad Autónoma Indígena Intercultural (Colombia) corresponden al primer grupo; mientras que en el segundo se podría incluir a las 12 universidades mexicanas que, a partir de 2007, surgieron gracias al trabajo de la Secretaría de Educación Pública de aquel país y también a las gestionadas en Bolivia bajo la denominación “Universidades Interculturales Indígenas Productivas de Bolivia”. 
–¿Y qué ocurre con los modelos de aprendizaje?
–En las de modelo estatal existe una adaptación del régimen universitario convencional (es decir, el de las universidades nacionales) y se realizan esfuerzos legítimos de colocar a las instituciones en diálogo con las demandas y las necesidades de las comunidades. En el caso de las creadas desde las organizaciones indígenas, directamente, se parte de sus modos de aprendizaje para construir los programas pedagógicos. Los saberes y conocimientos surgen de la experiencia y en contexto: la sensibilidad que se debe adquirir al momento de pescar o la precisión para preparar los analgésicos artesanales requieren de muchísima práctica y destreza. 
–A menudo, se critica el aprendizaje por experiencia como si fuera un modo devaluado de producir y adquirir conocimientos.
–Es por mera ignorancia, ya que algo muy similar ocurre en las Escuelas de Negocios de la Universidad de Harvard que todos veneran: allí también los estudiantes aprenden con la solución de casos que se elaboran a partir de experiencias concretas; no solo de las exitosas sino también de los fracasos. Lo mismo sucede en las escuelas de medicina: más allá de las clases teóricas, los médicos no se forman de manera completa sin los ejercicios prácticos. Constituye, todavía, un grave error de la academia subestimar a las clases populares.
Fuente:Pagina/12

martes, 23 de abril de 2019

"Rappimédicos": las app también quieren precarizar la salud


(Foto: Edgardo Gómez)


Envuelta en conflictos por desconocer los derechos laborales de sus trabajadores, Rappi anunció un acuerdo con el laboratorio Sanofi para hacer delivery de medicamentos y, próximamente, enviar médicos a domicilio. El plan arranca en Colombia y en breve llega a la Argentina.
21 de Abril de 2019
“Rappi Argentina: entregas a domicilio en minutos”, promueve el eslogan de una de las plataformas de envíos rápidos que llegaron para quedarse en los vientos de cambio de la Argentina actual. Como Uber y Glovo, son empresas que hacen de “nexo” entre el usuario y quienes ofrecen un producto o servicio, y que consideran a sus trabajadores meros “colaboradores” independientes, sin derechos laborales, en un limbo sin regulación ni exigencias del pago de impuestos o cargas patronales. La novedad es que la ola de los delivery empieza a alcanzar áreas hasta hoy inimaginables, como la medicina: según anunciaron los propios directivos de Rappi, planean llevar médicos a los hogares. Desde las asociaciones de profesionales denuncian que se está ante “un caso obsceno de precarización laboral”, y alertan que “los pacientes estarán expuestos a situaciones de fraude”.
Hace casi un año, Rappi, de origen colombiano, anunció un convenio con el gigante biofarmacéutico francés Sanofi para ofrecer servicios de asistencia en América Latina. En principio, repartirán productos de atención médica de venta libre. Pero en una segunda etapa quieren sumar otros servicios como “suscripciones para medicamentos recetados, interacciones en tiempo real con proveedores médicos y visitas de médicos a domicilio”, según detallaron en un comunicado. Ante las críticas, alegaron que todo el procedimiento respetará las normativas vigentes. “Vamos a revolucionar el mercado del cuidado de la salud. Hacer la vida más fácil es permitir el acceso a medicamentos con tiempos de entrega eficientes, promover la creación de modelos de suscripción, conectar médico y paciente de manera ágil”, añadió Sebastián Jaramillo, director del departamento Pharma de Rappi para Latinoamérica.
El sistema arranca este mes en Colombia, y la idea es extenderlo luego a otros seis países, entre ellos la Argentina, donde la app tuvo un salto enorme en apenas un año. Mientras suma conflictos por su planta laboral, entre la negativa a sindicalizar a sus trabajadores y la primera muerte de uno de ellos arriba de su bici, la firma acumula ganancias. En los últimos 12 meses realizó 2,5 millones de envíos a domicilio y facturó 30 millones de dólares. Posee unos 4000 repartidores que, según la información oficial, recorren un promedio de 25 cuadras para realizar la entrega. Pero los propios trabajadores afirman que comenzaron a asignar pedidos a más de tres kilómetros en bici. Si se niegan, suelen ser bloqueados por media o una hora.
“Queremos devolverle el tiempo a la gente”, declaró Matías Casoy, general manager de Rappi Argentina. Y dijo que la meta es “ser la súper app que te permite hacer cualquier cosa”. Desde productos de supermercado y dinero en efectivo, hasta doctores a domicilio.
Medicamentos en la espalda
La propuesta de los Rappimédicos despertó el reclamo de las asociaciones de profesionales, sobre todo la de los médicos privados (AMAP), que la definió como un caso testigo de “uberización” del trabajo. Sostienen que la iniciativa “demuestra cómo la prevalencia del pluriempleo y los magros salarios que hoy perciben los médicos habilitan a las empresas que se basan en la flexibilización laboral a incursionar en la salud”. Los pacientes, agregan, estarán expuestos a situaciones de fraude, “ya que no habrá otra entidad médica más que Rappi que confirme que quien fue a su domicilio es efectivamente un profesional de la medicina”.
“De concretarse esta amenaza para la salud será la forma más indigna de precarización laboral, implica lo peor de lo peor para la salud de los argentinos”, manifiesta el doctor Antonio Di Nanno, secretario gremial de AMAP. “Primero porque no se sabe cuál es la entidad que respalde desde el punto de vista sanitario la actividad de estos rappimédicos. Segundo, ni siquiera está claro cómo va a desempeñarse: si va a llevar una caja con medicamentos en la espalda, si va a andar en bicicleta… Y tercero, los médicos que trabajen en esa condición van a estar absolutamente desvinculados de cualquier organización sindical que pueda apoyarlos y defenderlos. Es la forma más indigna de trabajo que se nos pueda ocurrir, con los médicos como un servicio más, como si repartieran empanadas; habla muy mal de las autoridades de un país que piensa la salud en términos del ‘qué me importa’, es casi perverso".
El antecedente más cercano es la telemedicina, en constante crecimiento, sobre todo al amparo de las principales prepagas y aseguradoras de salud. En este sistema, el médico atiende pacientes a distancia, por celular o Skype, abaratando costos a las patronales y evitándoles consecuencias, ya que el profesional asume en la declaración jurada cualquier hecho de mala praxis o diagnóstico errado.
La flexibilización laboral (asociada desde lo discursivo a la “modernidad” y al “progreso individual”) es directamente proporcional al ajuste. Así, mientras promueve el acuerdo con Rappi, en Sanofi se intensifican los despidos. Desde la Asociación Agentes de Propaganda Médica (AAPM) enfatizaron que en el último tiempo, a pesar de ganancias superiores al 35%, “la compañía suiza Novartis y la francesa Sanofi han hecho públicas sus intenciones de efectuar despidos masivos. Además, varios laboratorios, entre ellos Elea, contaron con la complicidad del Gobierno para lograr herramientas de ajuste como el roceso Preventivo de Crisis, para maximizar sus ingresos a costa de los trabajadores”.  «
Una muerte que apunta a la Ciudad
Varios de los trabajadores de estas plataformas son de origen extranjero. Uno de ellos era Ramiro Cayola Camacho (foto), joven de 20 años, boliviano, que el viernes 12 de abril circulaba a bordo de su bicicleta con su caja de Rappi, por la Avenida Eduardo Madero, entre las calles San Martín y Córdoba, del barrio de Retiro. Debido a la mala señalización de una obra del Gobierno de la Ciudad, que redujo considerablemente la calzada, Ramiro terminó chocando con un camión, lo que le provocó la muerte. Tras el hecho llovieron las críticas a la empresa y al Ejecutivo porteño, que se desligaron del hecho.
El pasado miércoles, los abogados Gabriela Carpineti y Juan Grabois denunciaron al secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez, por los delitos de “estrago culposo seguido de muerte en concurso ideal con el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público” por el fallecimiento de Ramiro. La Asociación de Personal de Plataformas (APP) agregó que lo ocurrido fue "una tragedia anunciada", porque estas empresas "no se hacen cargo de la protección de sus trabajadores".
Una compañera del joven fallecido, Antonella, le escribió a Rappi reclamando por la muerte. Recibió como respuesta: "Gracias por comunicarnos esta triste noticia, que será una gran pérdida para su familia".
Fuente:Tiempo Argentino

lunes, 22 de abril de 2019

El parche populista


Uno de cada dos chicos es pobre. Pero no alcanza con la estadística. Doce millones se dice fácil. Pero esos millones son seres humanos y están condenados desde la infancia. El pibe que se desmaya en el aula, que come mal, que no ingiere proteínas está condenado a eso que llamamos existencia-destino. La pobreza lo condiciona tan extremadamente que no tiene cómo librarse de un decurso vital que le viene impuesto por el entorno en que ha nacido. El que nace en la pobreza –dijo implacable la gobernadora de la provincia de Buenos Aires– no llega a la universidad. Los hacedores de la pobreza conocen de primera mano, pues los crean, los efectos devastadores del hambre. También los grandes artistas. Hay un film que en México hizo Luis Buñuel, que se llama Los olvidados y reconstruye la breve vida de un chico pobre. Lo terminan arrojando, muerto, a un basural. No es un ser humano, es un desperdicio, una basura más que debe engrosar el basural. 
Macri y su gente han decidido lanzar un paquete de medidas para paliar la pobreza. Empezó tan mal como va a terminar. Visitó a una señora para que le dijera su opinión sobre la situación del país. Estaba pálido, soñoliento, hasta vacilante. Dijo las banalidades de siempre. Días antes, en el Congreso, un furibundo Marcos Peña había asegurado que no habría control de precios. Está en contra de la naturaleza del gobierno. Es como el escorpión con la rana. No cruzamos el río, nos hundimos, pero yo te clavo igual mi aguijón mortal porque “está en mi naturaleza”. Con cara de velorio, Nicolás Dujovne anunció las medidas porque el jefe estaba de visita. Anunció el parche populista. Anunció medidas en las que no cree. Que esencialmente implican consagrar la intervención del Estado en el mercado. Congelar precios, dar créditos, efectuar controles. Si algo define a un neoliberal es el Estado no intervencionista y el mercado libre. Dujovne se vería más feliz si abandonara un cargo que ejerce contra sus ideas y volviera a la televisión. También le haría menos daño al país. 
El círculo rojo empieza a abandonarlos. El plan de Cambiemos es llegar a las elecciones. De aquí que el plan parche sea el plan llegar. Son obstinados. Si llegan, ¿piensan ganar? Si ganan, ¿qué país recibirán de sus propias y torpes manos? Aquí ya juega un componente autodestructivo. Macri ha destruido su presidencia en tiempo record. Con su presidencia se cargó la ruina del país. Pero no importa, él sigue. Su compadre Vargas Llosa le preguntó qué haría en un posible nuevo mandato. Macri puso sus manos trazando un rumbo y dijo: “Lo mismo, pero más rápido”. Luego, desafiante, soberbio, lo miró al Nobel del establishment y añadió: “¿Está bien?” 
El campo no lo apoya. No le entregará los dólares que tanto reclama. O los irá liquidando de a poco. Macri se queda con un sesenta por ciento. El Fondo piensa más en cómo cobrarle (a él o a quien venga) que en prestarle más dólares. Los radicales buscan despegarse. Stornelli no va a demorar en caer. Por más que lo defienda el establishment. Cada vez menos, es cierto. El fiscal lleva más de veinte días sin presentarse. Es un escándalo, una burla. Como dijo el juez Rozanski: “Si Stornelli entrega el celular hay que adelantar las elecciones”.
Curiosamente o no, la carta más sólida y a la que más acuden Macri y los suyos es el cuco Cristina. Nosotros o ella, dicen. Y buscan decir: nosotros o el desastre, el populismo, la corrupción. Pese a toda la artillería que le arrojan cotidianamente Cristina sigue midiendo cada vez más en las encuestas. No van a detenerse. Se le meten con los hijos. Le pegan donde más le duele. Sucede algo simple y poderoso: son malos. Están tramados por un enorme odio. No sólo quieren ganar, sobre todo no quieren que ganen los otros. Tienen miedo. Sembraron vientos, cosecharán tempestades. Si es que algo queda para cosechar, porque tienen hasta octubre para seguir destruyendo el país. Y ellos van rápido. 
Fuente:Pagina/12

miércoles, 17 de abril de 2019

El fin de la marca “Mauricio”


Nelson Cardoso sostiene que hace casi cuatro años la ciudadanía eligió una marca: Mauricio. Y que esa marca hoy ya se está agotando y vende cada vez menos, para dejar lugar a segundas marcas.
A esta altura de los acontecimientos políticos, afirmar que el gobierno de Mauricio Macri ganó las elecciones gracias al diseño de una muy buena campaña de marketing, no es una novedad; pero también encierra en sí misma la omisión de otros factores culturales, sociales, comunicacionales y políticos que también contribuyeron a ese triunfo.
Intentaré develar algunas de esas estrategias y mecanismos de marketing como la marca “Mauricio” fue creada en 2015; y de cómo ésta fue instalada, hasta ser “comprada” por gran parte de los argentinos para llevarlo a la presidencia. 
Estrategia diseñada por los arquitectos de la comunicación del PRO, que seguramente emuló el mismo modelo seguido por Donald Trump para ser presidente de los EUA.
De un día para el otro, Macri pasó a llamarse Mauricio. Acaso los primeros pasos de una estrategia de comunicación política basada fuertemente en el marketing más ortodoxo. El significante “Mauricio” intentaba ocultar el significado “Macri”.
Mauricio Macri llegó a la presidencia habiendo creado e instalado una marca de sí mismo. Su imagen se fue creando basada en su trayectoria como ingeniero y empresario millonario “exitoso”, líder de las empresas de su padre Franco. Limpio de toda impureza que ensucia a los políticos, ya que venía del mundo de las empresas.
Comenzó siendo presidente de Boca, luego avanzó en su carrera catapultado a jefe de Gobierno del distrito más rico de la Argentina (CABA), para luego ser diputado de la Nación; para que en 2015 la marca llegue al máximo de poder y posicionamiento: la presidencia de la Nación (la góndola mejor ubicada). 
El verdadero producto que vendió el PRO en su campaña, fue la marca Mauricio, más que sus atributos o promesas.
De hecho, francamente era difícil creer que un político termine con el hambre y el narcotráfico y una a los argentinos en un mandato. La gente compró la marca, más que su contenido.
Esa marca prometía un plus (simbólico) muy fuerte ligado al marketing; un profundo deseo humano de formar parte de una tribu o círculo de pertenencia: la revolución de la alegría. Macri prometía la ilusión de vivir dentro de la vida de la marca Mauricio, la de los ganadores (una marca que vende un estilo de vida al igual que su amigo Trump). Y supo vender una visión profundamente optimista del futuro con el eslogan “si se puede”.
Como afirma Naomi Klein en su libro Decir no, no basta, “fiel a las reglas de una imagen corporativa creada en el producto, no hace falta ser bueno u honrado, solo hace falta que seas fiel y coherente con la marca que estás representando. Una vez que has definido la esencia de tu marca, tu único trabajo es personificar esa marca, proyectar esa marca y repetir su mensaje”.
Los momentos de crisis económica son tiempos de salidas políticas (económicas). Con el marketing ya no alcanza. 
Estamos asistiendo a verdaderas puestas en escena donde la marca Mauricio intenta sostenerse en la coherencia del camino económico que adoptó desde el inicio de su gobierno. Mostrándose firme y decidido y fiel a su marca de origen. Acaso un signo de debilidad, aferrarse a toda costa y costo, al personaje que lo llevó a ser una marca de primera línea.  
Tal vez la marca Mauricio se está agotando. Ahora se vende cada vez menos. Sin embargo, por ahora aparece en góndola. Pero el poder de la ilusión originaria se está acabando. Cuando el dinero no alcanza, los argentinos dejamos de comprar primeras marcas. En el supermercado de la política de Cambiemos ya aparecen segunda marcas en góndola.  
Nelson H. Cardoso: Docente UBA-UNLaM.
Fuente:Pagina/12

martes, 16 de abril de 2019

Trebor Scholz: “Introducir el modelo de cooperativa en la economía digital puede crear un gran cambio”

Economía colaborativa 

 

Fuente: .elsaltodiario.com
El profesor de la New School de Nueva York, Trebor Scholz, ha presentado batalla a la mal llamada economía colaborativa. Con su platform cooperativism [cooperativismo de plataforma] pretende ofrecer una alternativa a la explotación laboral de empresas como Uber o Deliveroo.
Trebor ScholzTrebor Scholz minutos antes de la entrevista, en la cafetería del Museo Reina Sofía, Madrid Álvaro Minguito

publicado
2018-09-30 06:20:00
Nunca antes el adjetivo “colaborativa” había tenido unas connotaciones tan negativas como en la actualidad. Las protestas contra Uber, la explotación laboral de Deliveroo o las acusaciones de gentrificación a Airbnb, han puesto en el punto de mira de la crítica social a la nueva economía digital. Entre toda la maraña de nombres (sharing economy, gig economy, economy on demand, etc.) aparece una nueva opción que quiere irrumpir y, por qué no, suplantar a todas las demás: las cooperativas de plataforma. Trebor Scholz es uno de sus principales impulsores.
Profesor asociado de cultura y medios de comunicación en la New School de la ciudad de Nueva York, Scholz es unos de los principales críticos y analistas de la mal llamada economía colaborativa y de las nuevas de formas de “explotación, según la definición marxista”. Su libro Uber-worked and underpaid. How workers are disrupting the digital economy ha teorizado sobre el concepto del trabajo en la era digital y sobre cómo el capitalismo de plataforma ha fragmentado y atomizado los puestos de trabajo hasta convertirlos en esclavos del siglo XXI que no son capaces de defender sus derechos. Visita Madrid para participar en el ciclo de conferencias Seis contradicciones y el fin del presente que se celebra en el museo Reina Sofía y en El Salto aprovechamos para charlar con él.

Estamos viendo cómo el capitalismo de plataforma lo está cambiando casi todo en solo unos años. ¿Estamos presenciando el final del capitalismo? ¿Está cambiando?
No creo que todo haya cambiado, pero sí que pienso que el sentimiento es diferente. Ya no se siente como si fuera capitalismo, se siente como algo peor. En los 40 últimos años hemos visto cómo el capitalismo ha ido cambiando rápidamente. Ha ido abandonando esa relación laboral con el empleado para ir hacia un modelo por contrato y autónomos independientes. Va a diferentes marchas según el país, empezó en Estados Unidos pero ahora también está ocurriendo en Europa. Pero, desde 2005, con el comienzo de la mecanización de Amazon, la posterior crisis financiera y la aparición de este tipo de plataformas, se ha acelerado este proceso. Creo que la explotación del trabajador, desde el punto de vista marxista, ha cambiado también, aunque continúa siendo explotación igual. Es verdad que han cambiado muchas cosas. Por ejemplo, nunca antes habíamos tenido a millones de personas trabajando en todo el mundo de manera sincronizada bajo una misma plataforma.
Volviendo a tu pregunta, está claro que el capitalismo ya no es lo que era y lo actual parece mucho peor. Nadie sabe decir exactamente qué es, pero tiene pinta de ser algo drásticamente más abrupto. La gig economy [término anglosajón usado para la economía por “bolos” como Uber o Deliveroo] y la economía colaborativa tiene mucho que ver, aunque tampoco quiero sobredimensionarlo porque hay muchos otros factores. Pero está claro que ha acelerado ese cambio hacia el tipo de empleo en el que no se cobra y se ha roto el poder de negociación que los sindicatos tenían en décadas pasadas. Todos estos factores unidos han resultado en el sistema que tenemos actualmente.
Por otro lado, si queremos poner una mirada positiva, desde 2008 también hemos visto un renacimiento de los movimientos solidarios, de las cooperativas y de los sistemas p2p. En el momento en el que hay una mayor precariedad, este tipo de movimientos cobran mucho más significado para la gente.

Hablas de un nuevo sistema de explotación laboral, como el caso de Deliveroo, peor que lo que había anteriormente, ¿cómo puede ser peor que, por ejemplo, la esclavitud?
Puede que el ejemplo de Deliveroo no sea el más idóneo. El trabajo invisible que se hace online es un ejemplo mejor. Estamos consumiendo muchas cosas online que creemos que hace una máquina, pero la gente no ve que detrás hay miles de personas invisibles que han trabajado en ello. Y esto ocurre en pleno siglo XXI. Hay gente que trabaja para Amazon Mechanical Turk que recibe dos dólares a la hora. Esto es algo que en un contexto normal estaría prohibido, pero las condiciones actuales de internet han creado una especie de zona gris que lo permite y la gente no sabe en qué medida hay fuerza de trabajo detrás de ello. Esto es lo que llevan haciendo muchas de estas empresas desde hace ya bastante tiempo y ahora se está acelerando con las técnicas de inteligencia artificial (IA), que ha mejorado mucho desde 2005.
Entonces, ¿estamos presenciando el fin del concepto trabajo tal y como lo conocemos hoy?
Está claro que estamos ante un cambio en el modo de emplear y en el modo en el que se hace carrera en un empleo. La idea de tener un trabajo y hacer carrera en ese sector o en una misma empresa durante toda la vida es cada vez más raro. Sobre este tema se está hablando mucho, la mecanización del empleo, la sustitución de más y más trabajos por la IA. El cambio de roles y responsabilidades. Está claro que va a cambiar el escenario y el trabajo, pero no creo que vaya a dejar al 47% de la población sin empleo, tal y como dicen algunos estudios. Creo que hay mucha gente que cree en escenarios en los que los robots se harán con todo el empleo, pero ese desarrollo tecnológico nunca va a funcionar con una especie de piloto automático. Es la sociedad, la ciudadanía, quien tiene el poder de controlar y dirigir ese desarrollo tecnológico. Hay un escenario posible en el que la gente es la que controla ese desarrollo tecnológico y nos guía hacia una sociedad próspera.

Y ese nuevo concepto que tanto se escucha últimamente: prosumidor.
Esto es algo de lo que llevamos hablando desde 2009. Recuerdo un artículo que escribí en 2008 en el que explicaba que la gente que usaba MySpace estaba trabajando. La gente pensó en aquel entonces que estaba loco. Hoy no creo que piensen lo mismo. Es lo que llamo datalabour [trabajo de datos], que es eso que hace la gente cuando crea datos que añaden valor a las grandes empresas tecnológicas y redes sociales mediante su uso o las búsquedas que hacen. Y no es una cuestión de aquello que lo que tanto se temía en los 90 sobre que iban a controlar lo que escribimos, no es eso. Se trata del beneficio que obtienen mediante el mapeo de tu vida social, de tu amigos. Lo que, sumado a los nuevos usos de la IA, nos puede llevar a escenarios que pueden dar tanto miedo como los capítulos de Black Mirror. Lo que ocurre en uno de esos episodios está ocurriendo ya en China, donde la ciudadanía va a ser valorada por un sistema de puntuación donde si tú te retrasas pagando tu alquiler puede que te sea imposible alquilar un coche por tu puntuación. Porque es imposible ver todos estos factores como desconectados. Están totalmente conectados. No es una cuestión solo de cosas online, es un tema de seguros de hogar o todas esas cosas que rodean nuestras vidas.


Vemos como la atomización del trabajo por este capitalismo de plataforma está matando el poder sindical. ¿Cuál es el papel de los sindicatos en este nuevo escenario? ¿Tienen que cambiar ellos también?
Exacto. Ese es un enorme problema. Creo que tradicionalmente los sindicatos han tenido un gran problema para adaptarse. En Estados Unidos hay un sindicato de autónomos que, bueno, está intentando existir en este contexto en el que ya no existen esos grandes centros de trabajo en los que había cientos de trabajadores juntos. En el escenario actual puedes tener a un individuo que tenga diez o quince empleos al año y entonces, ¿cómo se supone que los vas a representar? Por lo que lo que están haciendo es ejercer de grupo de presión. Hacer lobby para defender los derechos de ese tipo de empleados autónomos. Y, de hecho, han tenido algún éxito. Como hacer que las empresas no puedan retrasar sus pagos a los autónomos más de 30 días.
Las cooperativas ofrecen soluciones mucho más tangibles y valiosas que los sindicatos
Pero también creo que hay soluciones mucho más sustanciosas y estructurales para este sector ofertadas por cooperativas. Como por ejemplo la cooperativa de autónomos Smart, que actualmente se encuentra en nueve países europeos. Esta cooperativa ofrece a los autónomos seguros de hogar, de vida y, en algunos países, incluso se encargan de sus bajas por maternidad. También están ofreciéndo a los autónomos un mayor acceso a sus derechos básicamente empleándoles en la cooperativa durante el tiempo que ese autónomo está haciendo el trabajo para una gran empresa. Podemos ver que, sorprendentemente, las cooperativas ofrecen soluciones mucho más tangibles y valiosas que los sindicatos, por lo que creo que cooperativas y sindicatos deberían trabajar juntos. Además, si miramos la historia, podemos ver que, en 1844, en Reino Unido, las cooperativas y los sindicatos aparecieron en la misma región geográfica. Acabo de estar en India y he visto lo mismo. Un sindicato con más de un millón y medio de miembros ha creado 106 cooperativas que apoyan económicamente a los trabajadores, porque se dieron cuenta de que los sindicatos tienen limitaciones. 
Uno de los temas claves, entre cooperativas y sindicatos, es el reparto y organización de la toma de decisiones. Es muy importante pensar cómo vamos a organizar el empleo. Por que ¿cómo podemos hacer, sobre todo cuando hablamos de trabajadores pobres y esparcidos, para que estos puedan votar un tema en un sindicato o puedan realizar una acción política conjunta? Es un tema de organización social, está claro, pero también ayudan mucho las herramientas. Por ejemplo, un grupo de neozelandeses ha creado la herramienta de software libre Loomio que está ayudando mucho en la toma de decisiones de este tipo de organizaciones. 
Ese reparto de la propiedad mejora la productividad y también la resiliencia cuando se enfrenta a una época económica adversa, además de mejorar las condiciones de trabajo
Tú planteas una solución a la que has llamado 'cooperativismo de plataforma', ¿qué es exactamente?
No es una solución. Yo suelo rechazar el solucionismo [ríe]. No existe una sola solución para esto. Pero sí que creo que es una alternativa económica para mucha gente. Es importante trabajar junto a poderes legislativos y reguladores para pensar en un nuevo marco legislativo en el que los sindicatos puedan funcionar, tal y como hemos dicho antes; que active la economía social y solidaria. Y también se trata de introducir el modelo de la cooperativa en la nueva economía digital, lo cual creo que puede crear un gran cambio. Y digo esto porque creo que responde a ese aislamiento que produce la economía digital, a esos a los que ahora llaman los emprendedores solitarios, que en mi opinión no son para nada emprendedores pero sí están aislados. El cooperativismo cambia eso. También cambia la propiedad de la empresa, que se reparte entre los socios. Ese reparto de la propiedad mejora la productividad y también la resiliencia cuando se enfrenta a una época económica adversa, además de mejorar las condiciones de trabajo. Por lo que creo que es una genial intervención en la economía.
Lo que yo llamo cooperativa de plataforma se basa en cuatro ideas clave. La primera sería la posesión democrática de la empresa. Imaginad, por ejemplo, que Uber fuera de todos sus conductores o Airbnb de los dueños de las residencias, pero también de otras personas comprometidas con la cooperativa, como los consumidores. Así se logra una cooperativa más igualitaria. Lo segundo es que se base en programación de software libre, de manera que las cooperativas se pueden reinventar y desarrollar una y otra vez. Esto permite que se puedan crear licencias para que otras cooperativas similares las utilicen. La tercera es el co-diseño, o sea, que todos participen en el diseño de la plataforma. Tú no produces un pedazo de software y se lo pasas a los trabajadores, sino que ellos participan en el proceso de diseño para que sea como ellos quieren. Y, por último, la gobernanza democrática, porque el reparto de la posesión de la compañía no es suficiente, los trabajadores deben ser parte de todo el proceso de la plataforma.
Mientras luchamos por cosas como la renta básica universal u otras cosas de ese imaginario, necesitamos ver qué es lo que hacemos ahora mismo
¿Crees que es una verdadera alternativa al capitalismo? ¿O servirá para pequeños grupos que se aíslan o funcionan dentro del mismo capitalismo?
Bueno, entiendo la preocupación y creo que hay que luchar, pero tampoco estoy de acuerdo con ese argumento de que si un nuevo proyecto no va a sustituir a Facebook o Google, no sirve de nada. No estoy nada de acuerdo. Primero, porque no sabemos si lo sustituirá o no. Toda estas ideas de las cooperativas de plataforma o nuevos sindicatos de autónomos son muy nuevas y nadie sabe todavía hasta dónde pueden llegar, ni qué pasará. Puede que un día llevemos todos estos proyectos online, consigan escalar en tamaño y expandirse como setas. No lo sabemos. Pero, mientras tanto, creo que es una buena solución a corto plazo. Porque este es el típico problema que aparece cuando trabajas con el mundo académico o con muchos de los movimientos sociales, que son muy buenos proyectando metas a largo plazo y desarrollando imaginarios futuros, lo cual es extremadamente importante porque necesitamos esos imaginarios, pero el problema es que, mientras luchamos por cosas como la renta básica universal u otras cosas de ese imaginario, necesitamos ver qué es lo que hacemos ahora mismo. Creo que ese escenario más a corto plazo es muy importante y ahí es donde podemos ofrecer algo, porque las cooperativas ya existen en todo el planeta y son una enorme fuerza. No siempre es tan progresiva como la historia sugiere, pero es un gigante dormido que podría despertar en cualquier momento.

Uno de los principales problemas que podría tener este modelo es la financiación. ¿Cómo pueden estas cooperativas de plataforma escalar su tamaño y crecer sin caer en los grandes fondos de inversión?
Yo creo que las cooperativas no van a recibir dinero de esos grandes fondos porque estos no van a entender el modelo. Ni creo que ellas tengan que aceptarlo en caso de que ocurra. Pero alternativamente se puede obtener dinero de las mismas personas que quieren formar parte de una cooperativa. Hay una plataforma de venta online cooperativista en Berlín que ha recaudado un millón de euros de sus usuarios. Más de dos mil personas aportaron ese dinero en tan solo unas pocas semanas. Un millón no es una barbaridad para un proyecto como ese, pero ya es un comienzo. También se han creado algunas mediante el sistema de crowdfunding. Además también podría pasar que grandes cooperativas puedan impulsar a otras. Aquí en España tenéis un ejemplo perfecto: Mondragón es la mayor cooperativa del mundo. Creo que esas grandes cooperativas deben pensar en su futuro a base de apostar por apoyar y financiar otras cooperativas. Luego hay gente investigando otras vías. Hay gente probando con bitcoins u otros métodos con blockchain. Algunos de estos métodos están funcionando, otros no tanto, pero creo que es una época muy interesante para este tipo de vías de financiación.
Si entras en esa lógica de inversores y accionistas, tienes que acabar actuando como ellos. Actuar como una aspiradora que absorbe todo el valor posible de los usuarios y correr
Dices que el capitalismo no estará interesado en meter dinero en esas cooperativas, pero el capitalismo suele entrar en todo aquel sector o innovación donde puede sacar beneficio.
Bueno, la verdad es que lo importante es que no lo cojan. Porque si cogen ese dinero, toda su lógica se hunde. Por ejemplo, tengo amigos que son muy cercanos a los fundadores de Airbnb y son buena gente, pero cogieron el dinero. Con este dinero viene la paradoja de que tienes que acabar sirviéndoles. Porque ellos te dejan el dinero, pero lo que significa es que, después de 18 meses, ellos quieren recibir de vuelta su inversión. Si no eres capaz de hacerlo —18 meses no es mucho tiempo—, tendrás que hacer todo lo que te digan, lo que significa que pierdes tu idea y pierdes tu empresa. Eso ha pasado con muchísimos proyectos. No le ha pasado a Facebook ni a Google, pero son realmente dos excepciones. Si entras en esa lógica de inversores y accionistas, tienes que acabar actuando como ellos. Actuar como una aspiradora que absorbe todo el valor posible de los usuarios y correr. Luego esperar a que te compre algún Google o Apple. Pero esa gente nunca ha tenido interés en las ideas o en el negocio en sí. No es lo mismo en el caso de las cooperativas, donde la cosa trata sobre crear ideas, sobre la gente, sobre crear empleos para un largo periodo de tiempo. No es algo cosmético. Pero todo esto depende y funcionará si el dinero viene de otro lugar, porque si coges ese dinero, detrás viene un reacción en cadena.
Trebor Scholz Reina SofíaTrebor Scholz en el Museo Reina Sofía de Madrid Álvaro Minguito


Me preocupa mucho la batalla lingüística por ciertos términos. ¿Crees que la izquierda o el mundo cooperativista está perdiendo la batalla por las palabras “colaborar” o “compartir” [en referencia a lo que se llama sharing economy]?
No, no, no. Las estamos recuperando. Estoy seguro. Pero es eso, las tienes que recuperar, porque las perdimos. Porque desde el 2005, cuando aparecieron estos proyectos disruptivos, como CouchSurfing o BlaBlaCar aquí en Europa, que eran de hecho verdaderos proyectos de sharing economy, ha cambiado y lo habíamos perdido. Además es algo que ya pasó en los 70, cuando las grandes empresas se apoderaron del capital social que es el lenguaje de la intimidad y el amor, y lo utilizaron para vender más. También estas empresas se han apoderado del lenguaje y el discurso ecologistas. Ya sabes, que si esto es más sostenible, que si menos personas usan el coche... lo cual siempre me ha parecido una mentira. Hay estudios que prueban que gran parte de la congestión del tráfico en la ciudad de Nueva York es por culpa de Uber. Pero es complicado, ya que sí que hay empresas que lo están haciendo muy bien.

Cierto, pero en España, cuando hablas de 'economía colaborativa', la gente piensa en ese repartidor de Deliveroo explotado y precario. Creo que cada vez es más difícil darle la vuelta y recuperar ese término de colaborar.
Bueno, pero ahora mismo hay mucha literatura sobre ello. Se puede leer mucho sobre el tema. Nosotros estamos trabajando en un proyecto sobre un kit para el desarrollando de plataformas cooperativas y estamos dando forma a una narrativa global que está expulsando ese otro uso de la palabra.

¿Cómo crees que será la economía en diez años?
No lo sé, pero si me obligas a contestar te diré que creo que las cooperativas de plataforma seguirán aquí. Depende de nosotros. Depende de a cuantos legisladores podamos convencer. A cuantos pongamos de nuestro lado. Y, por supuesto, hay que ponernos de acuerdo con el mundo académico, con los movimientos sociales, con los informáticos y otros expertos en tecnologías. Necesitamos atraer a esos jóvenes que trabajan en tecnología para Google y otras grandes empresas, donde les pagan muy bien pero donde no sienten que estén aprovechando sus vidas en nada positivo, además de estar aburridos hasta la muerte. Poder atraer a esa gente sería un gran punto, por eso normalmente no tengo problemas con dar charlas para empresas como Google o Microsoft, aunque sea solo por poder influenciar a esa gente.

Pero el neoliberalismo tampoco va a dejar su lugar hegemónico fácilmente. Seguramente pretenda expulsar a todo lo que le moleste.
Las investigaciones no dicen eso. De hecho, las cooperativas y las grandes corporaciones han convivido mucho tiempo. Las corporaciones nunca han acabado con las cooperativas, ni tampoco ha pasado al contrario. Parece que se respetan la una a la otra. Esto puede cambiar debido a la tecnología. Tal vez la próxima Wikipedia colaborativa o el Deliveroo colaborativo se expanda por todo el mundo y se quite de encima a todas las otras empresas. No lo sabemos. Ya veremos.

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