Envuelta
en conflictos por desconocer los derechos laborales de sus
trabajadores, Rappi anunció un acuerdo con el laboratorio Sanofi para
hacer delivery de medicamentos y, próximamente, enviar médicos a
domicilio. El plan arranca en Colombia y en breve llega a la Argentina.
“Rappi
Argentina: entregas a domicilio en minutos”, promueve el eslogan de una
de las plataformas de envíos rápidos que llegaron para quedarse en los
vientos de cambio de la Argentina actual. Como Uber y Glovo, son
empresas que hacen de “nexo” entre el usuario y quienes ofrecen un
producto o servicio, y que consideran a sus trabajadores meros
“colaboradores” independientes, sin derechos laborales, en un limbo sin
regulación ni exigencias del pago de impuestos o cargas patronales. La
novedad es que la ola de los delivery empieza a alcanzar áreas hasta hoy
inimaginables, como la medicina: según anunciaron los propios
directivos de Rappi, planean llevar médicos a los hogares. Desde las
asociaciones de profesionales denuncian que se está ante “un caso
obsceno de precarización laboral”, y alertan que “los pacientes estarán
expuestos a situaciones de fraude”.
Hace casi un año, Rappi, de origen colombiano, anunció un convenio
con el gigante biofarmacéutico francés Sanofi para ofrecer servicios de
asistencia en América Latina. En principio, repartirán productos de
atención médica de venta libre. Pero en una segunda etapa quieren sumar
otros servicios como “suscripciones para medicamentos recetados,
interacciones en tiempo real con proveedores médicos y visitas de
médicos a domicilio”, según detallaron en un comunicado. Ante las
críticas, alegaron que todo el procedimiento respetará las normativas
vigentes. “Vamos a revolucionar el mercado del cuidado de la salud.
Hacer la vida más fácil es permitir el acceso a medicamentos con tiempos
de entrega eficientes, promover la creación de modelos de suscripción,
conectar médico y paciente de manera ágil”, añadió Sebastián Jaramillo,
director del departamento Pharma de Rappi para Latinoamérica.
El sistema arranca este mes en Colombia, y la idea es extenderlo
luego a otros seis países, entre ellos la Argentina, donde la app tuvo
un salto enorme en apenas un año. Mientras suma conflictos por su planta
laboral, entre la negativa a sindicalizar a sus trabajadores y la
primera muerte de uno de ellos arriba de su bici, la firma acumula
ganancias. En los últimos 12 meses realizó 2,5 millones de envíos a
domicilio y facturó 30 millones de dólares. Posee unos 4000 repartidores
que, según la información oficial, recorren un promedio de 25 cuadras
para realizar la entrega. Pero los propios trabajadores afirman que
comenzaron a asignar pedidos a más de tres kilómetros en bici. Si se
niegan, suelen ser bloqueados por media o una hora.
“Queremos devolverle el tiempo a la gente”, declaró Matías Casoy, general manager
de Rappi Argentina. Y dijo que la meta es “ser la súper app que te
permite hacer cualquier cosa”. Desde productos de supermercado y dinero
en efectivo, hasta doctores a domicilio.
Medicamentos en la espalda
La propuesta de los Rappimédicos despertó el reclamo de las
asociaciones de profesionales, sobre todo la de los médicos privados
(AMAP), que la definió como un caso testigo de “uberización” del
trabajo. Sostienen que la iniciativa “demuestra cómo la prevalencia del
pluriempleo y los magros salarios que hoy perciben los médicos habilitan
a las empresas que se basan en la flexibilización laboral a incursionar
en la salud”. Los pacientes, agregan, estarán expuestos a situaciones
de fraude, “ya que no habrá otra entidad médica más que Rappi que
confirme que quien fue a su domicilio es efectivamente un profesional de
la medicina”.
“De concretarse esta amenaza para la salud será la forma más indigna
de precarización laboral, implica lo peor de lo peor para la salud de
los argentinos”, manifiesta el doctor Antonio Di Nanno, secretario
gremial de AMAP. “Primero porque no se sabe cuál es la entidad que
respalde desde el punto de vista sanitario la actividad de estos
rappimédicos. Segundo, ni siquiera está claro cómo va a desempeñarse: si
va a llevar una caja con medicamentos en la espalda, si va a andar en
bicicleta… Y tercero, los médicos que trabajen en esa condición van a
estar absolutamente desvinculados de cualquier organización sindical que
pueda apoyarlos y defenderlos. Es la forma más indigna de trabajo que
se nos pueda ocurrir, con los médicos como un servicio más, como si
repartieran empanadas; habla muy mal de las autoridades de un país que
piensa la salud en términos del ‘qué me importa’, es casi perverso".
El antecedente más cercano es la telemedicina, en constante
crecimiento, sobre todo al amparo de las principales prepagas y
aseguradoras de salud. En este sistema, el médico atiende pacientes a
distancia, por celular o Skype, abaratando costos a las patronales y
evitándoles consecuencias, ya que el profesional asume en la declaración
jurada cualquier hecho de mala praxis o diagnóstico errado.
La flexibilización laboral (asociada desde lo discursivo a la
“modernidad” y al “progreso individual”) es directamente proporcional al
ajuste. Así, mientras promueve el acuerdo con Rappi, en Sanofi se
intensifican los despidos. Desde la Asociación Agentes de Propaganda
Médica (AAPM) enfatizaron que en el último tiempo, a pesar de ganancias
superiores al 35%, “la compañía suiza Novartis y la francesa Sanofi han
hecho públicas sus intenciones de efectuar despidos masivos. Además,
varios laboratorios, entre ellos Elea, contaron con la complicidad del
Gobierno para lograr herramientas de ajuste como el roceso Preventivo de
Crisis, para maximizar sus ingresos a costa de los trabajadores”. «
Una muerte que apunta a la Ciudad
Varios de los trabajadores de estas plataformas son de origen
extranjero. Uno de ellos era Ramiro Cayola Camacho (foto), joven de 20
años, boliviano, que el viernes 12 de abril circulaba a bordo de su
bicicleta con su caja de Rappi, por la Avenida Eduardo Madero, entre las
calles San Martín y Córdoba, del barrio de Retiro. Debido a la mala
señalización de una obra del Gobierno de la Ciudad, que redujo
considerablemente la calzada, Ramiro terminó chocando con un camión, lo
que le provocó la muerte. Tras el hecho llovieron las críticas a la
empresa y al Ejecutivo porteño, que se desligaron del hecho.
El pasado miércoles, los abogados Gabriela Carpineti y Juan Grabois
denunciaron al secretario de Transporte porteño, Juan José Méndez, por
los delitos de “estrago culposo seguido de muerte en concurso ideal con
el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público” por
el fallecimiento de Ramiro. La Asociación de Personal de Plataformas
(APP) agregó que lo ocurrido fue "una tragedia anunciada", porque estas
empresas "no se hacen cargo de la protección de sus trabajadores".
Una compañera del joven fallecido, Antonella, le escribió a Rappi
reclamando por la muerte. Recibió como respuesta: "Gracias por
comunicarnos esta triste noticia, que será una gran pérdida para su
familia".
Fuente:Tiempo Argentino
No hay comentarios:
Publicar un comentario