La enemiga pública Nº1
El
último atropello fue la detención de una pareja de arquitectos
chilenos, que participaron en las actividades que rodearon al Congreso
de la Lengua en Córdoba, confundiendo material de su presentación con
explosivos. Al mismo tiempo, deportó al equipo de Pakistán que venía a
jugar el Mundial de Futsal
Imagen: Gabriel Min
Una
pareja de encumbradísimos arquitectos chilenos, que fueron invitados
por la Universidad Nacional de Córdoba a participar de un taller en el
marco del Congreso Internacional de la Lengua Española, fue detenida en
un hotel del barrio de Palermo en un operativo conjunto entre la Policía
de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y la Gendarmería, acusados de formar
una célula anarquista que pretendía realizar un atentado contra el
congreso. La detención, promocionada efusivamente como otro golpe a la
inseguridad por la maquinaria de prensa de las fuerzas de seguridad
encabezadas por Patricia Bullrich, navega entre las olas de la paranoia y los vacíos conceptuales.
Los policías confundieron una caja que formaba parte de una
intervención callejera que la pareja de arquitectos había llevado
expresamente al taller en Córdoba, con lo que la inteligencia (sic)
antiterrorista imaginó un explosivo: contenía dos bafles, un grabador y
un cable que los conectaba. La pareja, todavía sorprendida y sin
siquiera tener a mano el número de un abogado, fue trasladada de
inmediato a Córdoba, y quedó alojada en la alcaidía de los tribunales
federales para ser indagada hoy. El caso, denunciado en las redes por
una amiga de la pareja chilena, cambió el tono policial de la
información publicada en algunos medios sin chequeo y derivó en un
escándalo internacional con intervención del Consulado chileno y un
sinfín de denuncias y burlas a Bullrich que recorrieron las cuentas de
Twitter.
La
primera información que tomó estado público fue la difundida por la PSA
en su cuenta de Twitter el lunes pasado, en la que decía: “Este
#Domingo, junto a @GendarmeriaNacional detuvimos en #Palermo #CABA a una
pareja de Chilenos proveniente de la ciudad de Córdoba buscada por
haber dejado un artefacto explosivo en un hotel.” Como queda evidenciado
en el informe, la PSA dio por hecho que se trataba de un explosivo.
Información proveniente de otra fuente policial desconocida impulsó a
algunos medios a indicar que se trataba de “un artefacto explosivo –un
detonador sin su carga–”, es decir, un oxímoron del terrorismo, un
explosivo que no explota porque no tiene explosivo, pero con bafles,
cable y grabador, lo que dejaría en la cornisa de la peligrosidad y de
las alcaidías federales a millones de usuarios.
La pareja de detenidos, Gabriela Medrano Viteri y Felipe Zegers, son
reconocidos arquitectos chilenos. Medrano Viteri fue responsable del
proyecto del Teatro Bio Bio, premiado en un concurso internacional de
diseños en Londres. Zegers es creador de @HechoenCasaFest, un festival
reconocidísimo en la región por sus intervenciones urbanas. Precisamente
de las intervenciones urbanas es donde se genera la burda intervención
de las fuerzas de Bullrich. La pareja ya había presentado en Santiago de
Chile el dispositivo que consta de “unos parlantes que se colocan en
lugares públicos, con una batería y un grabador conectado a los
parlantes por medio de cables –describió a PáginaI12 Carolina
Ortega, una indignada amiga de Medrano Viteri, quien participó incluso
en la intervención en Chile–. Desde allí, el dispositivo difundía un
mensaje en el que se lee la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, pero en lenguaje inclusivo. En la caja que encontraron creo que
no tenía la batería”.
La pareja había sido invitada a un taller en un contracongreso en el
marco del CILE, que se daría el sábado de 10 a 14 en el Pabellón Francia
de la Universidad de Córdoba, y en el que se trataría precisamente la
cuestión de las intervenciones. Terminado el taller la pareja se alojó
en un hotel en Córdoba, donde dejó, dentro de una caja roja, el
dispositivo de la intervención, y el domingo viajó a Buenos Aires, se
alojó en el hotel Casasur Bellini, en Palermo. “El domingo nos llamaron
para avisarnos que estaban en el hotel, para encontrarnos en un bar en
República Arabe Siria y Gutiérrez –explicó Ortega a este diario–. Ellos
volvían a Santiago el lunes y por eso volvieron a Buenos Aires el
domingo, y nosotros teníamos que ir a un casamiento en Santiago y nos
íbamos a alojar en su casa”.
Ortega fue la primera en difundir en su cuenta de Twitter la historia
no oficial, poniendo en duda y en alarma las definiciones de la máquina
de difusión ministerial. “Quedamos en vernos a las 19 en el bar, a dos
cuadras del hotel donde estaban. Nunca llegaron, los llamamos a los
celulares, llamamos al estudio en Santiago para ver si tenían noticia.
Al final, el lunes nos fuimos a la comisaría para averiguar. Ahí
buscaron, chequearon, les di el número de documento de mi amiga para ver
si tenían datos, los números de celulares, pero hicieron la búsqueda y
nos dijeron que nos tranquilicemos, que no estaban en ningún hospital. Y
nos recomendaron que esperáramos unas horas para presentar una denuncia
de búsqueda de paradero porque si la hacíamos en ese momento les
podíamos complicar la entrada en Chile.”
Pero
el mismo lunes, un amigo desde Santiago de Chile le avisó a Carolina
Ortega que había recibido un llamado de Zegers en el que le avisaba que
los habían detenido. El amigo reenvió a Carolina el link de una nota en
la que se informaba sobre la detención de la pareja chilena aunque sin
consignar sus datos. “Los detuvieron! los acusan de terroristas! estamos
todos locos!”, le dijo el amigo. Inmediatamente Ortega comenzó a
difundir la otra historia, la no oficial, en su cuenta de Twitter.
“Llamé al Consulado chileno en Córdoba y ahí me dijeron que iban a
presentarse en el juzgado.” Las notas periodísticas decían que se habían
ido sin pagar el alojamiento en Córdoba, y el dueño del hotel hizo la
denuncia, motivó la intervención policial y detectaron la caja con el
supuesto artefacto explosivo sin explosivo que hicieron detonar
preventivamente. Por medio de rastreo de celulares y cámaras, la pareja
fue detectada en Palermo. Y se cursó la orden de detención en el que
intervinieron las fuerzas de Bullrich.
“No se fueron sin pagar de ningún lado, ni hubo denuncias de ningún
hotelero –desmintió Carolina–. La caja no sabemos por qué la dejaron
porque todavía no pudimos hablar. Están incomunicados. Supongo que o se
la olvidaron o durante el taller alguien les pidió que la dejaran para
organizar una intervención en Córdoba”.
Carolina Ortega inició su denuncia en su cuenta de Twitter: “Les voy a
contar una historia que parece de película...” Los protagonistas
pasaron tres noches detenidos en la alcaidía federal de Córdoba y
aguardan a ser indagados, hoy, por el juez federal Hugo Vaca Narvaja.
Fuenet:Pagina/12
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