Fuente:Ramble tamble blogspot
1. Neoliberalismo
El neoliberalismo es una ideología que promueve la soberanía del
capital. La supremacía de éste en todos los aspectos de la organización y
funcionamiento de la sociedad. Hasta de la naturaleza y de la vida
misma. Tiene voluntad totalizante y, como todos los grandes relatos,
busca imponer su hegemonía como único rumbo universal, cultural, moral,
deseable y posible.
A diferencia del cristianismo, del iluminismo, del liberalismo clásico y
del marxismo, el neoliberalismo se sirve (y es producto a su vez) de
las tecnologías actuales. Especialmente de la revolución
informático-comunicacional, con la que no contaron los otros grandes
relatos. Algo que le otorga capilaridad para penetrar con sus discursos
en todos los ámbitos de la vida, sea social o individual. El
neoliberalismo modela a las comunidades, pero también a los espíritus y a
los cuerpos con una eficiencia desconocida. Es el poder actuando en un
ámbito de la microfísica, según lo entendía Foucault.
El neoliberalismo es el fascismo del capital. Pero no un fascismo
ejercido solo desde el Estado. El fascismo neoliberal coloniza
espiritualmente a la persona, la penetra capilarmente en cultura, razón,
emociones y psiquis. Así convierte al pequeño burgués en el represor
del pobre, y al pobre en el segregador del excluido. El fascismo
neoliberal necesita hacer de cada uno de nosotros un guardián violento
del régimen. Esto porque el régimen neoliberal es violento por
antonomasia e incompatible con la compasión y la solidaridad. El
neoliberalismo llega a estimular y canalizar en su provecho pulsiones
vindicativas y sádicas del hombre, de manera de aniquilar todo atisbo
empático o fraternal. Las sentencias proto-genocidas en la verba del
taxista o la organicidad barrial para linchamientos a rateros dan cuenta
de esto.
A Michel Foucault es a quien también le debemos la noción de sociedad
disciplinaria, aquella donde el Poder vigila y castiga desde ámbitos
públicos y privados a todo lo que se salga de su cauce. El
neoliberalismo sabe cómo hacerlo, practicándolo incluso a través de
instituciones clásicas como el Estado. Porque el neoliberalismo es
estatista.
El neoliberalismo como ideología con voluntad de Poder, produce verdad.
En calidad de tal moldeará su episteme, creencias, sentido común,
cultura y otros elementos que el marxismo ubicaría en la
superestructura. El discurso neoliberal crea subjetividades y trasciende
lo económico con voluntad totalizante.
2. El neoliberalismo es un proyecto político.
El proyecto político global neoliberal es absoluto. Contra lo que se
sugiere, es profundamente estatista, antihumano y antilibertario. No
nova el liberalismo clásico, que surgió como reacción al absolutismo del
poder regio que estaba en la cúspide de la pirámide social de su época.
Para limitarlo, el liberalismo clásico caracterizaba a ese poder como
artificial e invasivo, siendo lo natural la libertad del hombre, para
que estos sin intervenciones del Estado de su tiempo (el monarca)
pudieran producir y realizar sus intercambios con independencia.
Pero el neoliberalismo no llega para acrecentar esas libertades
individuales defendidas por el viejo liberalismo. Con el pretexto de que
el Estado de Bienestar de la postguerra amenazaba esas libertades, lo
que hace no es disminuir el Estado, sino cooptarlo a su servicio. Una
burguesía capitalista que opera bancaria y financieramente las
relaciones de propiedad, tornándose oscura, inasible, y por ende más
impune. Con estas características capturan las políticas públicas del
Estado.
¿Quiénes son los fondos Templeton y Black Rock que manejaron la política
cambiaria de nuestro país en la mitad del 2018? ¿Dónde están? Las
instituciones clásicas del Estado se alinean a los intereses de estas
oligarquías financieras trasnacionales. Todo potenciado por la capacidad
capilar y microfísica del poder neoliberal para garantizar la dócil
conformidad de los explotados.
En el capitalismo de la postguerra, se daba el principio de que por la
materialidad y territorialidad del modo de acumulación, el capital tenía
que ceder algo a las mayorías para no perderlo todo. Es el capitalismo
del pacto keynesiano, aquel donde Henry Ford pagaba un salario
suficiente al obrero de su fábrica para que este pudiera comprar un auto
de los que él fabricaba. Con las nuevas tecnologías, la
des-territorialización y el extractivismo financiero, son las maneras de
explotación preponderantes en el presente. Relegando la anterior
acumulación basada en la expoliación del trabajador como sujeto
productor-consumidor. Ahora no interesa tanto que el trabajador produzca
o consuma. Hay otras maneras inmateriales de extraerle el excedente: la
financiarización.
3. Las finanzas parasitarias.
El capital del Siglo XXI depreda sin limitaciones y sin acuerdos con las
mayorías. La lógica del Estado democrática se invierte. Pierde los
atisbos de ser un instrumento para la conquista de Derechos en favor de
los votantes y se transforma en el aniquilador de Derechos a favor del
capital.
El patrón de acumulación capitalista que promueve el neoliberalismo no
está tan atado, según lo caracterizaba el marxismo clásico, al proceso
de la producción de la mercancía y su comercialización. Por medio de
aquel, el capitalista capturaba el excedente generado por el trabajador.
Hoy, esta dirección e intermediación material del proceso productivo de
la mercancía para extraer el excedente puede ser obviada. Es el rasgo
parasitario del capital que ya vislumbraba Rosa Luxemburgo, que hoy está
siendo llevado a su máxima expresión. Ya es posible extraer la sangre
del excedente producido por las masas a través de un complejo de cánulas
abstractas constituido por la financiarización. Sin que el explotado
siquiera se entere, ni mucho menos vea la cara de quien es su
explotador. Explotador que probablemente resida muy lejos y hable otro
idioma.
El modo de acumulación del capitalismo financiero se acerca más a la
acumulación originaria (desposesión violenta) que a la acumulación por
reproducción (captura del plusvalía generada por el trabajador una vez
que se le otorga a éste lo indispensable para su supervivencia). Ahora
la supervivencia del trabajador ya no interesa, por eso se lo excluye.
Estamos ante un nuevo modo de acumulación, la acumulación por exacción
financiera. Y el programa político para llevar al máximo de sus
posibilidades este a patrón de acumulación financiarizado y parasitario,
es el neoliberalismo.
Las capturas de excedente características de la economía neoliberal
pueden ser continua (a través de la usura capilarizada en las
transacciones de toda la economía) o a fuerza de golpes de mano
subrepticios. Estos últimos serían por ejemplo el aumento de tarifas de
servicios básicos, la manipulación cambiaria, brotes hiperinflacionarios
o el endeudamiento estatal. Para el caso de las capturas de excedente
continuas, el Estado será el guardián del orden que favorece al
capitalista. Para las capturas de excedente a través de un golpe
subrepticio, es el Estado la herramienta directa que produce el despojo
utilizando su poder de imperio al servicio de la acumulación de
oligarquías financieras, que ni siquiera son nacionales.
4. El parasitismo financiero es global.
Veamos un ejemplo de mega parasitismo financiero a nivel global. Luego
de la crisis desatada por los créditos garantizados con hipotecas
incobrables (suprime), un sistema que se monto sobre la base de
múltiples fraudes, el gobierno de los Estados Unidos y la Reserva
Federal (que se ha apropiado de la facultad del Congreso estadounidense
de emitir su moneda) rescató a su sector bancario-financiero (que había
estructurado el fraude) por la suma de 12,8 billones de dólares entre
los años 2008 y 2009. Era una cifra que se acercaba a un PBI de EEUU de
esa época. Una traslación fabulosa de riquezas para cubrir este
desfalco. Sujeto pasivo de la exacción los contribuyentes
norteamericanos (taxpayers) y ciudadanas y ciudadanos del mundo, por la
capacidad de EEUU de transferir sus crisis al resto del orbe a través de
la impresión de dólares que en todos los países se adquieren.
El fraude de la subprime implicó los falseos de balances, desarrollo de
productos financieros de timo y su calificación mendaz para que sean
adquiridos por la población. Los efectos de la crisis que esto ocasionó
aún perduran.
El Estado y su poder de imperio ha funcionado en la subprime como la
bomba impelente que extrajo el excedente de las mayorías para beneficio
de las oligarquías financieras. No solo fue el gendarme de los
mecanismos de extracción implementada por éstas. La extracción del
excedente la hizo el mismo Estado.
El Estado nacional cooptado por el neoliberalismo, utiliza su estructura
para transferir riquezas. De manera directa o salvaguardando el sistema
ya instituido y gestionado por las oligarquías financieras.
5. Parasitismo financiero en la Argentina.
Este parasitismo financiero, o modelo de valorización financiero como lo
llama Eduardo Basualdo entre otros autores, fue el que el que lesionó
el tejido social de nuestro país con consecuencias que perduran hasta la
actualidad. La Argentina en los años 70 se caracterizaba por ser un
país con un ingreso nacional que repartía un 50% entre el trabajo y un
50% al capital. Una industrialización relevante que abastecía la mayoría
de las necesidades de consumo en el mercado interno. Una desocupación y
pobreza bajos respecto a los que sufrimos hoy. Y todo eso fue devastado
por el parasitismo financiero. Parasitismo financiero que llego
marchando de la mano de la dictadura militar.
Apareció allí la economía bi-monetaria (dólar – peso), la deuda externa,
el carry trade (bicicleta financiera) el vaciamiento de los servicios
sociales brindados por el Estado, la concentración de la riqueza, los
bolsones de pobreza estructural en las periferias de los grandes
aglomerados urbanos, el consecuente aumento del delito entre otras
variables. Variables que antes no estaban, pero que hoy nos parecen
cotidianas. Y hasta naturales. El neoliberalismo las ha introducido.
Este enseñoramiento del parasitismo financiero en los años 70 tuvo otro
pico en los años 90 cuando se llevo consigo nuestras empresas estatales,
recursos naturales y sistema previsional que habían sobrevivido. Todo
para profundizar el bi-monetarismo, la desindustrialización, a
estructuralidad de la pobreza y el desempleo. Y por supuesto el aumento
de la deuda externa e incremento de nuestra dependencia.
6. El parasitismo financiero en el 2018.
Pero no es necesario irnos décadas atrás para entender que es el
parasitismo financiero, faz económica del proyecto político que es el
neoliberalismo. Y no es necesario porque lo hemos vivido a lo largo de
este año que se está yendo. Somos sus testigos presenciales.
En el 2018 en el mundo, la argentina fue el segundo país en caída del
PBI (un 2,8%) el quinto con mayor inflación (48%), el segundo con mayor
caída industrial (-11,50%) y el primero en emisión de deuda entre los
países emergentes. Con una pobreza del 33,6% de su población, en un año
hay 2,2 millones de nuevos pobres en nuestro país.
En una lógica de apropiación del excedente ajeno a través de la
especulación financiera, estos datos catastróficos resultan coherentes
con la prosperidad del sector bancario, el que rompió record interanual
de acumulación de ganancias. Las utilidades de este último amentaron
unos 263% en agosto de 2018 comparadas con las de agosto de 2017.
¿Qué hace posible esta discrepancia demencial? Lo hace posible el
parasitismo financiero. Un sistema como de suma cero, en donde lo que
unos pierden es lo que ganan los otros. Los que pierden son los que
trabajan. Los que especulan son los que ganan. Veamos un ejemplo de la
polea de transmisión por donde se transfieren recursos del sector de los
perdedores al sector de los ganadores.
Este año 2018 nos hemos endeudado con el FMI (algo que deberemos pagar
todos con los recursos que se obtendrán de nuestros impuestos, la
pérdida de servicios sociales, la desaparición de subsidios estatales y
la destrucción de derechos previsionales) por 57.000 millones de
dólares. Los 150.000 millones de dólares que habían sido el incremento
de la deuda externa estos últimos tres años (una cifra que alcanza para
construir 1500 hospitales de última generación o 50.000 escuelas
primarias) pusieron en riesgo la capacidad de pagos de la Argentina
frente a los acreedores internacionales. Lo que motivó el pedido de
intervención de FMI, que llega con los dólares en una mano, y las
imposiciones de cómo debemos gastarlos en la otra.
Porque el FMI presta sus dólares con la condición de que sean usados
únicamente para pagarles la deuda a sus socios de la comunidad
financiera internacional: la banca transnacional, los fondos de
cobertura, los fondos de riesgo, los fondos buitre y usureros varios.
Nada se destinará a inversión pública, social, infraestructura, ciencia,
tecnología o educación. Lo que es más. El FMI condicionará directamente
a la economía nacional para que se oriente toda ella en pos de un único
objetivo: pagar los préstamos a la usura internacional.
Tenemos así que el excedente económico que producimos con nuestro
trabajo se va en impuestos que no vuelven en servicios, sino en el pago
al FMI por el préstamo de una suma que nunca vimos. Esa suma se destinó
al pago de usureros que no conocemos y que tampoco nos dieron un solo
dólar a nosotros. Esto es el parasitismo financiero. ¿Podemos probarlo
con números?
Las reservas internacionales del Banco Central al 31 de enero del 2018
eran de 62.020 mill USS. El dólar cotizaba ese día a pesos 19,92. En los
sucesivos meses comienza una caída abrupta del peso, motivada en lo
siguiente: quienes tenían títulos de deuda argentinos en pesos, los
vendían y comenzaron a comprar dólares aumentando la demanda de la
divisa. Estos dólares que demandaban los inversores especulativos eran
pagados con las reservas del Banco Central (BCRA). Lo que llevo a una
caída da las mismas. El temor de los inversores de que no haya los
dólares suficientes para cobrar, a su vez aceleraba la demanda. Así el
21 de Junio de 2018, las reservas del BCRA habían caído dramáticamente a
48.478 mill USS. Se habían perdido 13.542 mill USS que se llevaron los
especuladores. Aun así no se pudo parar la demanda de dólares, llegando
la cotización de éste ese mismo 21 de junio a 28,20 pesos. El inmenso
sacrificio de “quemar” 13.542 mill USS (4514 escuelas) fue en vano ya
que nuestra moneda se depreció igual un 29,3%.
Las reservas del BCRA son los ahorros de todos nosotros y se rifaron de
esta manera. Pero la historia continua. El 22 de junio de 2018, al día
siguiente, las reservas aumentaron ahora a 63.274 mill USS. ¿Qué había
pasado? Entró el primer tramo del crédito del FMI (aproximadamente
15.000 mill USS) y fue directamente a engrosar las reservas en peligro
del BCRA.
¿Se contuvo allí la sangría? No. El BCRA continúo perdiendo reservas
(nuestros ahorros) por la demanda de dólares de los especuladores
financieros. Al 29 de octubre del 2018 las reservas estaban más bajas
todavía, en 47.867 mill USS. Se habían perdido 15.407 más. Pero el 30 de
octubre, las reservas vuelven a aumentar a 54.040 mill USS. ¿La razón?
Nuevo desembolso del FMI de 5631 mill USS que entraron al BCRA.
¿Ahí si se contuvo la sangría? No. Al 12 de diciembre de 2018, las
reservas del BCRA ya están a 49.885 mill USS. Se fueron nuevamente otros
4155 mill USS más.
En conclusión, durante este 2018 se perdieron en total 33.104 mill USS
que provenían de las reservas. Como saldo nos queda que, a pesar de este
tremendo sacrificio, el peso se depreció igual a un 48,46% de su valor
(de 19,92 pesos por dólar, pasó a 38, 65 pesos por dólar). El porcentaje
es equivalente a la inflación que hemos sufrido este año. Y se
esfumaron en esta inmolación el primer y segundo tramo del préstamo del
FMI. Sumados son 20.631 mill USS, el equivalente a 6877 escuelas
primarias o 206 hospitales de alta complejidad que nunca veremos. Todo
para proveer los dólares necesarios a fin de que los usureros puedan
poner a resguardo sus ganancias antes de que todo explote. Porque los
vencimientos de la deuda para marzo del año 2019 serán de 20.000 mill
USS, y hasta entonces solo contaremos con un nuevo desembolso del
préstamo del FMI por 10.000 mill USS más. Pero lo peor es que,
suponiendo que aparezcan por milagro esos otros 10.000 mill USS que nos
faltarán en marzo de algún lado, tampoco se sabe de donde saldrán los
40.000 mill USS que necesitaremos para pagar el resto de los
vencimientos que nos caerán en los meses siguientes de lo que quedará
del 2019.
¿No hay corrupción en endeudar al país para pagar a usureros? ¿No les
cabe a quienes administran los bienes del país el delito de
administración fraudulenta en perjuicio del titular que les confió tales
bienes, que no es otra que la ciudadanía?
No hay actividad en la economía real que de una ganancia tan fácil,
segura y rápida como la que otorga la depredación financiera. El
adicional de dólares que otorgará la soñada super-cosecha que
pretendidamente nos salvará el año que viene serán improbables 6000 mill
USS extra lo que se obtuvo este año. ¿Cuánto tiempo de labores,
explotación del suelo más rico del mundo (la pampa húmeda), insumos,
tecnología, actividad del hombre y lluvias providenciales para solo
reunir la quinta parte de lo que ya se fugó en capitales durante el
2018?
El problema hoy no es ni siquiera el capitalismo. El problema hoy son
las finanzas parásitas. Si no sintonizamos nuestra comprensión y
criterio para entender y enfrentar esta estructuración del vaciamiento
nacional, nuestra viabilidad como país resulta una quimera.
Javier Ortega. Docente de Derecho Penal UNDAV. Doctor UNT y UCM