domingo, 28 de abril de 2013

La década ganada: Las convicciones y los sueños




El 27 de abril de 2003 se produjo uno de esos acontecimientos que dan inicio a una nueva era política: el kirchnerismo. Una nueva versión de ese fenómeno tan argentino y latinoamericano que es el peronismo.

La irrupción de Néstor Kirchner en la escena política nacional tuvo las virtudes que tienen todas las apariciones de carácter inesperado: una ruptura que se instala de golpe, sin responder a los paradigmas políticos vigentes, con la intención de producir una nueva realidad.

Diez años después puede parecer una obviedad, pero nunca está demás recordar que Kirchner fue, en los meses previos a las elecciones presidenciales de 2003, el único candidato que hizo una lectura correcta del tiempo que lo precedía.

Nada más basta recordar los hechos que desencadenaron el llamado a esas elecciones para empezar a descubrir la génesis de una acción de gobierno que no era nueva, porque ya llevaba poco más de una década de praxis política con denominación de origen en la Patagonia austral, pero que asomaba al país en medio de las balas que mataban a lo único que la crisis no había podido matar, a pesar de que algún diario se empeñó en contar otra cosa: la dignidad rebelde.

Aquello que hoy es el grado cero de cualquier política de gobierno -la no represión de la protesta social- fue la piedra basal de una gestión decidida a firmar un nuevo contrato social entre los argentinos.

Junto a esa convicción, Néstor Kirchner hizo entrar a la Casa Rosada la determinación firme de ir siempre “por más”, anticipándose por mucho tiempo a lo que casi todos sus comentaristas descubrirían unos cuantos años después. ¿O acaso vamos a creer en eso de que “ahora” el gobierno va por todo?

"Los cuatro años y medio que siguieron a aquel 27 de abril de 2003 sentaron las bases para la creación de un nuevo país, que gracias a la profundización impulsada por Cristina hoy exhibe una realidad económica y social diametralmente opuesta a la que existía entonces."

Si quienes hoy viven azorados hubieran estado un poco más atentos hace una década, podrían haberse ahorrado unos cuantos disgustos, porque el kirchnerismo, a diferencia de los gobiernos que lo antecedieron, anunció desde un principio que iba a hacer todo lo que después terminó haciendo. Los libros de historia tergiversan, subjetivan. YouTube no. Y ahí están casi todos los discursos de Néstor Kirchner desde el 2003 en adelante para dar fe de que el hombre avisó. Y el que avisa, ya sabemos, no traiciona.

En todo caso, ahora el kirchnerismo va por lo que queda y no por “el todo”, porque “el todo” era el 25% de desocupados y el 50%  de pobres que había en 2003, cuando Néstor asumió la presidencia con un 22% de los votos: el volumen de legitimidad popular más débil que cualquier presidente democrático haya tenido en la historia argentina. Ver Infografía "La década ganada" con indicadores sociales y económicos.

Volviendo a aquel 2003, nadie mejor que Ernesto Laclau para describir como fueron aquellos primeros años: “A partir de la crisis de 2001, en la Argentina se vivió una enorme expansión horizontal de la crisis social (las fábricas recuperadas, los piqueteros). Con el ascenso del kirchnerismo al poder, lo que se dio fue la articulación de esa expansión horizontal con una influencia vertical de estos nuevos grupos en el sistema político.” (Diario Página 12, 04/11/11).

El resultado de lo que describe Laclau es la incorporación a la participación política real de aquellos sectores que, antes del kirchnerismo, estaban ajenos a la partidocracia que desde la recuperación democrática sostenía una representación oligopólica de la voluntad popular.

Allí reside el puntapié inicial de la transformación social que practicó el kirchnerismo, basada en una ampliación de derechos civiles y sociales para las clases populares únicamente equiparable con lo sucedido durante el período peronista clásico. Y si las comparaciones son odiosas, el kirchnerismo lo es todavía más. Eso explica la resistencia que el proyecto político de Néstor y Cristina Kirchner encontró en aquellos sectores de derecha recalcitrante que no están –porque nunca estuvieron- dispuestos a ceder ninguno de sus privilegios.

El impulso al revisionismo jurídico en materia de crímenes de lesa humanidad; la independencia económica vía expulsión del FMI; la soberanía política haciendo pito catalán a las corporaciones mediáticas, y la justicia social reload, fueron las cartas de presentación de Néstor Kirchner a través de medidas de gobierno concretas.

A esos trazos gruesos en la política interior, el kirchnerismo le sumó el regreso de la Argentina a un latinoamericanismo puro y duro digno de otros tiempos, digamos, para no entrar en una comparación que le sume nuevos odios (aunque intuimos que José Carlos Mariátegui habrá admirado a Néstor Kirchner desde el lugar en el que se encuentra). El proyecto del ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas, puede dar fe de esto desde su descanso eterno en algún lugar del cementerio de Mar del Plata.

Los cuatro años y medio que siguieron a aquel 27 de abril de 2003 sentaron las bases para la creación de un nuevo país, que gracias a la profundización impulsada por Cristina hoy exhibe una realidad económica y social diametralmente opuesta a la que existía entonces. Esto es indiscutible, no hay zócalo que lo cuestione: basta con mirar las infografías que acompañan esta columna para creer o reventar.

En definitiva, a diez años de su aparición decisiva en la arena política nacional, Néstor Kirchner hoy es –papel que va a la parrilla más, papel que va a la parrilla menos- un prócer para la inmensa mayoría de los argentinos.
 
 
Fuente: Télam

jueves, 25 de abril de 2013

“Hablar de fascismo es una pelotudez”

Entrevista con la diputada Alcira Argumedo (Proyecto Sur), quien criticó algunas posturas opositoras, pero defendó la alianza con Carrió. “Votamos en contra porque esto significa la suma del poder público”.
(Click en la imagen para ver)

Fuente: Agencia Paco Urondo

miércoles, 24 de abril de 2013

Modos de producir alimentos


Por Norma Giarracca
 


Nada mejor que rememorar el 17 de abril, Día Internacional de la Lucha Campesina que recordando que este sector social no sólo “lucha” por sus territorios sino que pone a disposición de la sociedad un modo de producir alimentos que no contamina, preserva la tierra y, como dijo Vía Campesina en la Cumbre de Copenhague de 2009, “enfría el planeta frente al recalentamiento global”. No es la única forma de producción agraria alternativa al “agronegocio” (cuyo paradigma es la expansión sojera); la Argentina sostuvo su desarrollo agrario, agroexportador, con un tercer modelo que fue “el chacarero” o farmer en la bibliografía anglosajona.



Campesinos y “chacareros” comparten la utilización de mano de obra familiar (agricultura familiar), el control productivo por parte del “jefe/a de explotación”, pero se diferencian porque estos últimos lograban una acumulación de capital que los habilitaba a mecanizarse y utilizar insumos agroindustriales acorde con su escala. La familia chacarera vivió durante muchos años en el campo, con el paso del tiempo y la posibilidad de que los hijos estudiaran, se fueron trasladando a pueblos cercanos pero manteniendo el compromiso con su tierra y su producción.

Muchos “agraristas” sostienen que estos modelos de desarrollo agrario van desapareciendo por el “progreso”, las revoluciones agrícolas y las “leyes naturales de la economía”. Sin embargo, una mirada rápida en las disminuciones de estas explotaciones conduce inmediatamente al recuerdo de políticas públicas que las hirieron de muerte. Baste recordar que entre el Censo Nacional Agropecuario de 1988 y el del 2002 se produjeron el decreto de desregulación de la economía dando por tierra el armado institucional que había sostenido la convivencia de la gran y pequeña producción agrícola (1991); también la autorización del uso de semillas transgénicas de soja (1996), para darse cuenta de que la economía es una actividad social que no se rige “por leyes naturales” como la física. En ese período desaparecieron 25 por ciento de los productores, mayoritariamente de “hasta 200 hectáreas”.

Mientras las agriculturas campesinas y “chacareras” basan su productividad en los procesos microbiológicos del suelo, con rotación con ganadería y con otros cultivos agrícolas, mantienen alta diversidad productiva, y generan trabajos, el nuevo modelo que denominamos “agronegocio” hace todo lo contrario. En efecto, tiende al monocultivo, a la ocupación de las tierras ganaderas y sobre todo a un uso descomunal de agroquímicos mientras el campo se vacía de agricultores y la población que queda se enferma. En los años cincuenta se usaban 10.000 litros de agroquímicos y con la “revolución verde” se llega de dos a tres millones (ya preocupante), pero con el “agronegocio” se trepa a casi 400 millones de litros, 300 de los cuales son glifosato, un producto que no cumple con el principio precautorio, ya que la “ciencia oficial” no conoce aún sus consecuencias.

¿Por qué recordar estas vías en 2013? Porque comenzamos a sentir las consecuencias de la implantación del modelo del “agronegocio”, ya no sólo en el abastecimiento y precios de los alimentos, sino en el territorio transgredido y maltratado con millones y millones de litros de un agroquímico que se sospecha (pero no se estudia) que combinado con la falta de rotación de la tierra (“labranza cero”) permeabilizarían los suelos. Además millones de hectáreas de bosques nativos talados, el monocultivo y la falta de rotación repercuten en los regímenes pluviales de las regiones donde se asentaron ciudades como Buenos Aires, La Plata, Rosario, Bahía Blanca. Estas zonas urbanas no están colgadas de las nubes, sino que están insertas en un ecosistema. ¿Es acaso casualidad que las grandes inundaciones de los últimos años se dieran en ciudades de territorios sojeros? Tartagal, en Salta, la provincia del gran desmonte, Santa Fe y Buenos Aires en medio de ese desierto verde que la geopolítica transnacional deparó para este país.

Los campesinos no tienen dudas y utilizan su “agroecología” para mercados locales, el problema son los “chacareros” guiados por la ganancia extraordinaria que ponen su/nuestra tierra en riesgo y en el afán de recuperar malos momentos de la “década perdida”, no están dispuestos a volver a la “agricultura de procesos”; además pierden cada vez más el control de su producción y están perdiendo sus saberes de agricultores en esta materia; y qué decir de su dirigencia. De los grandes actores del “agronegocio” no hay nada que decir ni esperar. Si no generamos un pensamiento sobre un destino común desde un “buen sentido” –más extendido entre la población de lo se cree– y se lo demandamos en conjunto a las dirigencias, la catástrofe se transforma en regularidad.


Página/12 - 17 de abril de 2013

Qué hizo Thatcher por la economía británica



Los partidarios dicen que salvó al Reino Unido. Los detractores, que dejó un país desequilibrado y desigual.

Revertir la prolongada declinación económica británica. Esa fue la extenuante tarea que Margaret Thatcher se impuso cuando asumió en mayo de 1979, al cabo de una década traumática en la que hubo semana de tres días, una inflación superior al 25%, un rescate del FMI y el invierno del descontento.

Ella disparó su mejor munición. Los últimos restos del consenso de la posguerra fueron barridos en la década siguiente, en la que se asistió al aplastamiento de los sindicatos, la desregulación de la City, privatización de industrias, aliento a la inversión extranjera, rebajas de impuestos, achicamiento del Estado, aguda recesión fabril y boom petrolero en el Mar del Norte.

Según sus partidarios, esa transformación radical funcionó. Gran Bretaña dejó de ser el enfermo de Europa y entró en los 90 con su reputación en alto. La economía se había vuelto más competitiva y más rentable. Las reformas de los 80 allanaron el camino para los 16 años de expansión de 1992-2008.

Para sus detractores, Thatcher es la premier que con su monetarismo dogmático barrió con más del 15% de la base industrial británica, desperdició la buena racha del petróleo del Mar del Norte en subsidios al desempleo y rebajas de impuestos y convirtió al Reino Unido en el país más desbalanceado y desigual que hoy es.

La verdad puede estar en algún punto medio. Thatcher llegó al poder cuando la economía se acercaba a una hora de la verdad después de tres décadas de bajo desempeño comparada con otros países de Occidente. Si la elección de 1979 la hubiera ganado Callaghan, también él se hubiera enfrentado con el desafío de modernizar la economía. De hecho, en muchas de las reformas asociadas con Thatcher ya había avanzado su predecesor.

El thatcherismo no se dio todo de golpe, pero para mediados de los 80 era visible que la política económica del gobierno conservador se basaba en un puñado de principios. Por empezar: el control de la inflación, y no el pleno empleo, era el eje de la política macroeconómica. La tarea del gobierno era bajar la inflación, no impulsar el crecimiento alentando la demanda.

Segundo, el equilibrio de poder en las relaciones industriales se corrió decisivamente hacia el lado patronal.

Tercero, se abandonó toda política industrial. El Estado retuvo el control de algunos sectores nacionalizados –como ferrocarriles– pero BT, British Airways, British Steel, British Gas y Aeropuertos integraron la gran liquidación.

Cuarto, la política apuntaba a quienes, según la primera ministra, querían prosperar. Hubo grandes recortes impositivos para los de mayores ingresos, bajo el supuesto de que eso propiciaría el espíritu emprendedor. Una publicidad que predicaba los atractivos del capitalismo instó al público a comprar acciones en las privatizadas.

Juzgada en forma estrecha, la revolución thatcheriana fue un éxito. La declinación relativa de Gran Bretaña llegó a su fin, aunque eso se debió más a la pérdida de velocidad en Francia o Alemania que a una aceleración de la productividad británica. Los días perdidos en huelgas se redujeron.

Por otra parte, el crecimiento siguió bajo porque ya los sindicatos no aseguraban aumentos salariales a la par de la inflación. Los beneficios sociales oficiales fueron engullidos por los créditos fiscales. Hubo poca inversión e innovación británica, al tiempo que el vaciamiento de la industria dejaba a la economía sobredependiente de la desregulada City. El petróleo ayudó a Thatcher a atenuar los cracks, pero el viejo problema británico –encontrar su lugar en el mundo– persiste. La última vez que Gran Bretaña tuvo un superavit comercial fue durante la guerra de las Malvinas.


Fuente: IADE-Clarín - iEco - 14 de abril de 2013

martes, 23 de abril de 2013

El patio trasero en rebelión: Maduro le ganó al golpismo

Por Stella Calloni

El rol de Estados Unidos en el desconocimiento del triunfo de Nicolás Maduro y los incidentes generados en la capital venezolana vuelve a poner en la superficie su intento de seguir controlando y sometiendo a las democracias de América Latina.


Las recientes declaraciones del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, considerando a Latinoamérica como el "patio trasero" de Estados Unidos, y su propuesta ante la Cámara de Representantes para avanzar en un “acercamiento vigoroso”, aludiendo a la Doctrina Monroe del año 1823, debiera sacudir  la modorra intelectual y política del continente.

Cada vez que algunos nos referíamos al proyecto recolonizador que aparece delineado en numerosos documentos de política exterior estadounidense, se nos adjudicaba una enorme capacidad de imaginación, acusándonos con desdeño como “conspiradores”. Hablar de “patio trasero” o “Doctrina Monroe” era mencionar fantasmas inexistentes. ¿Qué dirán ahora de esta confesión a cielo abierto del señor Kerry, nada menos?

Su propuesta sobre un “acercamiento vigoroso” recuerda aquel enunciado de “Habla suavemente pero lleva un gran garrote y  llegarás lejos” ("speak softly and carry a big stick, you will go far"). Esta frase, acuñada por Theodoro Roosevelt, quien gobernó Estados Unidos entre 1901 y 1909, introdujo la doctrina del Gran Garrote (Big Stick) para aplicar en su política exterior. Destinada a defender los intereses de Estados Unidos y avanzar en la eterna política de expansión y control hacia América Latina, bajo el esquema de la Doctrina Monroe, la doctrina del Big Stick fue también clave durante la Guerra Fría, en la que nuestra región quedó atrapada, con intervenciones militares, injerencias que perduran hasta hoy y dictaduras, que a lo largo del siglo XX configuraron un genocidio latinoamericano.
"Washington interpreta esta unidad como 'un peligro' para su seguridad y sus intereses, cuando es nada más y nada menos que un ejercicio de soberanía de los países de un continente rico, con sociedades empobrecidas que merecen un siglo  XXI independiente y justo."

En marco de la Guerra Fría, se nos impuso la red de dictaduras de la Doctrina de Seguridad Nacional,cuyos efectos persisten hasta hoy en los proyectos hegemónicos de “lenguaje suave y  gran garrote”. Lo estamos viendo en esta evidente reacción ante la unidad que han logrado los pueblos latinoamericanos en su integración emancipadora.

Washington interpreta esta unidad como "un peligro" para su seguridad y sus intereses, cuando es nada más y nada menos que un ejercicio de soberanía de los países de un continente rico, con sociedades empobrecidas que merecen un siglo  XXI independiente y justo.

Esta unidad de América Latina ayudó a detener más de un golpe de Estado propiciado por Washington en la región en este siglo, el último -aún no desmontado del todo- en Venezuela, con el desarrollo del plan  que se puso en marcha, sin ninguna espontaneidad, desde el momento en que se conoció el triunfo irreversible de Nicolás Maduro, sucesor del presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela, por escaso margen.

Los grupos de choque opositores que actuaron tenían direcciones precisas de los Centros de Diagnóstico que están en centenares de barrios en el país y que colaboran a convertir la salud pública en uno de los mayores legados del gobierno de Chávez, varios de los cuales incendiaron.

También fueron a casas de funcionarios, militantes, periodistas, oficinas importantes y sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela(PSUV), de los mercados populares (Mercal) y otros y, por supuesto, televisoras y medios estatales, y amenazaron con extrema violencia.

La movida golpista no fue improvisada, como no lo fue el intento de atacar a los médicos cubanos que trabajan en Venezuela, en un extemporáneo ejercicio de Guerra Fría.

Mientras creaban una histeria golpista a través de los medios, nunca presentaron una impugnación como indica la ley cuando un sector político en una elección presidencial tiene dudas.

Henrique Capriles Radonski, quien en todo momento montó un violento escenario mediático anti-fraude, es el mismo “democrático” participante  del golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, tan activo que con una pistola en mano intentó asaltar entonces la embajada de Cuba en Caracas.

Pero luego se presenta como víctima, desconoce la violencia de sus seguidores, confiado en el amparo de Washington que trata de  mantener activada la presión y amenaza sobre Venezuela.

En las primeras horas el golpismo provocó la muerte de ocho militantes chavistas en distintos lugares, ya sea fusilados,  atropellados premeditadamente por un camión y hasta una persona quemada viva, produciendo más de un centenar de heridos.

Los grandes titulares de los medios privados se cuidaron de definir a que sector pertenecían las víctimas y quienes eran los victimarios. Y no es casual que la ONG Provea se excuse de "desconocer" los actos de violencia porque no "aparecen" en algunos diarios, que fueron también cómplices evidentes de estos hechos e incitadores en casos comprobados.

Ante las llamas de aquellos dos días de furia opositora, estos medios actuaron como instigadores en una abierta guerra psicológica. El esquema desinformativo y manipulador es ejercido mediante la apropiación antidemocrática del control de más del 90 por ciento de los medios escritos, radiales y televisivos, por parte del poder hegemónico.
"La rápida movilidad de los gobiernos de UNASUR para reconocer a Maduro, cuyo triunfo fue sustentado por los observadores internacionales, hicieron retroceder a la OEA en su intento de desconocerlo."

Hay que decir  que el proyecto desestabilizador nunca dejó de actuar en Venezuela desde el golpe de Estado de abril de 2002, derrotado por el pueblo y militares patriotas y los sucesivos intentos de golpes "suaves", paros patronales, paro petrolero y sabotajes de fines de 2002 y principios de 2003 y otros, entre ellos frustrados intentos de  magnicidio y seguriía con  las eternas denuncias sobre fraudes en cada una de las 16 elecciones que ganó Chávez entre 1998 y 2012. Pero el golpismo tomó renovado impulso desde que se conoció la enfermedad de Chávez en 2011, cuya muerte se produciría el 5 de marzo pasado, tratando de aprovechar el desconcierto con intentos divisionistas, ataques económicos, sabotajes eléctricos, cortes de agua, acciones terroristas, que dejaron víctimas, desabastecimiento, en un plan similar al usado contra el presidente Salvador Allende en Chile en 1973.

Más de 60 millones de dólares invirtió Washington en los últimos tiempos para la campaña, intentando derrotar a Maduro, tratando de infiltrarse en las Fuerzas Armadas, de  propiciar guerras de “escorpiones” entre los partidarios del chavismo para dividirlos y reinar.

No se pudo y todavía queda mucho por investigar sobre el masivo ataque informático contra el Consejo Nacional Electoral, y otras oficinas gubernamentales, incluyendo el hackeo de varias cuentas, como las del propio presidente Maduro. Hubo daños y alteraciones, que aún no se han podido evaluar, pero es necesario investigar a fondo por las implicancias que pudo haber en el propio proceso, dado el poder teconológico de EE.UU.

La rápida movilidad de los gobiernos de UNASUR para reconocer a Maduro, cuyo triunfo fue sustentado por los observadores internacionales, hicieron retroceder a la Organización de Estados Americanos (OEA) en su intento de desconocerlo bajo la presión de Estados Unidos.

Más allá de previsibles desgastes, de burocratismos denunciados por el propio Chávez, y de la brutal campaña opositora del golpismo y el miedo, Maduro no solo venció a Capriles y con él al conjunto de todos los partidos políticos de Venezuela, (derechas y sectores de izquierda decadentes), sino a Estados Unidos, la mayor potencia en la historia, en el preciso momento en que esta avanza en el control del mundo con aggiornadas doctrinas de expansión colonial y una renovada contrainsurgencia. 
Fuente: Télam

Un fallo contra el tren neoliberal


Por Carlos Marín
Caso Mariano Ferreyra

El veredicto que se dio en el caso Mariano Ferreyra tiene una profundidad más que trascendente, porque es cierto que se condenó por primera vez en la Argentina a un dirigente sindical, señalado muchas veces como miembro de la burocracia y de una patología denominada sindicalismo empresario.



Porque también es cierto que se condenó a una metodología laboral perversa, como las tercerizaciones; otros auscultarán en la relación sindicalismo, barrasbravas y complicidad de las fuerzas de seguridad. Seguramente, hay mucho, mucho para ahondar en esos tópicos.

La causa Mariano Ferreyra, el asesinato de un militante, se convirtió, para quien escribe este artículo, en el juzgamiento y condena de la aplicación de las políticas neoliberales que ensombrecieron a nuestro país y que de manos -no dicho explícitamente- de las marchas como las del 8N y 18A quieren volver.

Todo el proceso judicial es una cruel descripción de cómo ha concebido y concibe el neoliberalismo la política laboral en la Argentina.

La década de '90 profundizó de tal manera la “Revolución Conservadora” en la Argentina que dejó estructuras muy difíciles de derrumbar.
"Todo el proceso judicial es una cruel descripción de cómo ha concebido y concibe el neoliberalismo la política laboral en la Argentina."

Con algunas este gobierno pudo avanzar, fuertemente, como en el caso de la Seguridad Social y la eliminación de la Ley Banelco.

Con otras pudo avanzar más a su debido tiempo y cautelosamente, como con YPF.

Con otras tuvo “derrotas”, pírricas derrotas, pero derrotas al fin, como la 125.

En el caso del transporte y, fundamentalmente, del transporte ferroviario, la rémora de los 90 aún está allí, como un puñal clavado, al que hay que cuidar de sacarlo de repente para no desangrarse, pero en ese “cuidado” está el recuerdo constante de las políticas ejecutadas en una era nefasta del país que complementó el peor de los procesos políticos.

Puesto que, a pesar de las muertes, de los fusilamientos y de los compañeros desaparecidos, ese proceso político no pudo implementar lo que sí hicieron Menem y Duhalde.

Las políticas liberales y, esencialmente, las políticas laborales de los 90 se encuentran resumidas en aquellas que fueron ejecutándose en el transporte ferroviario:

-Primero privatización y expulsión de más del 70 % de los trabajadores de la empresa.

-Concesión de la empresa en manos privadas; posteriormente, aplicación de contratos de obra y de servicios; “promoción” para la creación de cooperativas de trabajo de los mismos trabajadores despedidos, las que se financiaron con las propias indemnizaciones; flexibilización de los contratos de trabajo mediante los contratos basura y renegociación de los convenios colectivos de trabajo de actividad por convenios colectivos de trabajo de empresa, a la baja, por supuesto.

Para ello se necesito de una pata sindical, que una vez vencida, -desgraciadamente la sociedad acompañaba- que actuara como maestro de ceremonias del “nuevo” escenario y se presentara a la comunidad como un sindicalismo modernizado que, más que conquistas laborales, debería dar servicios.

Un sindicalismo que terminó siendo, totalmente, cooptado con la posibilidad de tener sus propias empresas en el rubro “jubilación” y en el rubro “accidentes de trabajo”.

Sin embargo, la vorágine, no terminó allí y si los sindicatos podían “brindar” ese tipo de servicios, como no hacerlo en la propia actividad.

Desgraciadamente, la Unión Ferroviaria, como algunos otros sindicatos cayeron en esta tentación -pareciera ser que en algunos casos la lógica fue: “si no puedes vencerlos únete a ellos” porque nobleza obliga hay que recordar que la Unión Ferroviaria -esa que se dio por vencida- encabezó una huelga de más de 45 días que terminó con la, tristemente, célebre bravata “ramal que para, ramal que cierra”.

Y ante ello la entidad sindical, pero fundamentalmente sus dirigentes, fueron desnaturalizando su razón de ser para convertirse en empresarios, con un Estado que a la vez que se desligaba de sus obligaciones, engendraba un sistema perverso de relaciones comerciales y laborales, como nunca antes se vio en la Argentina.
"Esta 'condena' sirve para discutir mucho en democracia pero, fundamentalmente, para vislumbrar que las políticas neoliberales son, indefectiblemente, antiobreras, antipopulares y antidemocráticas."

sí, ese sistema fue engendrando todos los métodos de flexibilización, teniendo como estandarte las tercerizaciones, con el objeto de reducir aún más los costos; de soslayar cualquier tipo de responsabilidad en cabeza de las empresas concesionarias; dividir a sabiendas el colectivo de trabajadores, sacándolos de su identidad laboral, para autonomizarlos por vía de la creación de cooperativas de trabajo ilegales, con anuencia explícita de alguna de las más importantes estructuras sindicales.

El juicio que terminó con la condena de José Pedraza, el “Gallego” Fernández, Favale; miembros de las fuerzas de seguridad y otros estratos, no fue “simplemente, una condena por el homicidio de un militante de la vida; fue una condena en contra de las políticas neoliberales que reinaron en nuestro país y que de una manera u otra-más directa como esta- siempre trajeron muerte.

Esta “condena” sirve para discutir mucho en democracia pero, fundamentalmente, para vislumbrar que las políticas neoliberales son, indefectiblemente, antiobreras, antipopulares y antidemocráticas.

Esta nota fue concebida con mis mas sentidos y sinceros respetos para con los familiares de Mariano Ferreyra.
Fuente: Télam

domingo, 21 de abril de 2013

Cuarto cacerolazo

Por Hernán Brienza
La protesta del 24 de abril deja varias aristas para analizar y entender qué persigue la oposición y los manifestantes al salir a la calle: la variable numérica, el aspecto cualitativo respecto de la dirigencia convocante y las contradicciones que incluyen las demandas de quienes se oponen desde la calle al gobierno nacional.



Las imágenes y los ruidos del cuarto cacerolazo “espontáneo” organizado por diversos sectores de la oposición el jueves pasado son elementos más que suficientes para realizar un análisis sobre los deseos imaginarios de la oposición y sus manifestantes en varios niveles: uno númerico, otro cualitativo respecto de la dirigencia convocante y, el tercero, sobre las contradicciones que incluyen las demandas de quienes se oponen desde la calle al gobierno nacional.

El primer hecho que se debe tomar en cuenta es el nivel numérico de la convocatoria: junto a la disminución de los concurrentes a ese tipo de marchas se debilita la utilidad de una herramienta que tiene más de truenos antidemocráticos que de argumentos políticos. Este jueves desfilaron en todo el país muchísimas menos personas que en los actos anteriores. Ese dato certifica dos cosas: el límite de la convocatoria y la fatiga de los elementos.
"Uno de los puntos sobresalientes es el nuevo chiche de la oposición: la negativa a la Democratización del Poder Judicial. Sumidos en el desconocimiento más absoluto de las reformas, los sectores conservadores de la sociedad salieron a decir 'basta' y a defender a uno de los bastiones del conservadurismo en la Argentina."

El segundo dato a tener en cuenta son los liderazgos convocantes: no hay un solo emergente que pueda denominarse “nueva política”. A una Elisa Carrió con más periodistas amigos en el Grupo clarín que votantes en la última elección, se le sumaron sectores el menemismo y del duhaldismo, Patricia Bullrich (nunca hay que olvidarse del “republicano” recorte salarial del 15 por ciento violatorio de la Constitución Nacional durante su gestión en el gobierno de la Alianza), la inefable defensora del robo de bebés durante la dictadura Cecilia Pando, más Fernando Pino Solanas y Victoria Donda -de los que no se entiende su chavismo galopante y su oposición oportunista y desconcertante al kirchnerismo- y Hermes Binner -quien en los últimos días aseguró que la culpa del asesinato de los chavistas en Caracas es de los propias chavistas por ser populistas (¿?)-. A este combo se le suma el desgastado partido radical y Mauricio Macri -quien demostró que no está para gobernar, pero que ya ha logrado aprender a acusar a los demás de que no lo dejan-. Esta falta de liderazgo se potencia con la imposibilidad de unificar todas las fuerzas opositoras a riesgo de que se convierta en un papelón histórico como el de la Unión Democrática.

El tercer nivel de análisis está relacionado con la calidad de las demandas. Cierto fetichismo constitucional, sumado al rencor que surge de la impotencia política, más un dejo de violencia de clase descendente, se agregan a consignas estrambóticas como “Libertad” o “Abajo la Diktadura” o “No a la censura”. Un combo insubstancial que a veces se solidifica cuando se descubren intereses económicos como los de los sectores agroexpotadores y las industrias concentradas como las de AEA, que incluye al Grupo Clarín. Y uno de los puntos sobresalientes es el nuevo chiche de la oposición: la negativa a la Democratización del Poder Judicial. Sumidos en el desconocimiento más absoluto de las reformas, los sectores conservadores de la sociedad salieron a decir “basta” y a defender a uno de los bastiones del conservadurismo en la Argentina. Y ya convocaron a defenderlo con herramientas no institucionales como una marcha para “impedir” que el Congreso sancione una ley. Transformándose en supuestos “demócratas” que arremeten contra la democracia.

Una última cosa más: insistir en la mecánica de los caceroleros pareciera ser destituyente. El camino verdaderamente democrático es presentarse en las elecciones y superar el 15 por ciento de los votos con algún candidato que realmente no le dé pavura a las mayorías. Ser mayoría no es hacer ruido en las calles, es llenar las urnas con votos propios.
Fuente: Telam

miércoles, 17 de abril de 2013

La reforma judicial y los trabajadores


 

Por Carlos Marín

Para los trabajadores, la propuesta de reforma del Poder Judicial es una buena noticia ya que tiende efectivamente a democratizarlo, ampliando y transparentando el acceso de más trabajadores a una institución que, históricamente, supo justificar y apoyar los avances sobre los derechos laborales durante los gobiernos de facto.


El Poder Judicial en la Argentina -como poder del Estado- ha sido siempre el reaseguro del establishment económico y del poder político, cuando éste es la continuación de aquél.
Para esa garantía, la democracia era -es-, meramente, un detalle.

En 1930 la Corte Suprema de Justicia creó, con una acordada, lo que se denominó “La Doctrina de Facto”. 

La Acordada del 10 de septiembre de 1930 establece la doctrina de los gobiernos de facto sobre las siguientes bases:

1. Que los gobiernos de facto se encuentran en posesión de las fuerzas militares y policiales y que las mismas son "necesarias para asegurar la paz y el orden de la nación"
2. Que un gobierno de facto debe tener "la posibilidad de realizar válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él"
3. Que un golpe militar debe ser considerado como "vicio o deficiencia" en el nombramiento del gobierno que no puede afectar la protección del público y los individuos
4.El fundamento de fondo para reconocer a los "gobiernos de facto" es el que establecen las "razones de policía y necesidad"
5. Que los habitantes no pueden discutir el título de un gobierno impuesto por la fuerza, por razones de "orden y seguridad social"
6. Que el Poder Judicial puede dejar sin efecto ciertos actos de un gobierno de facto, una vez finalizado éste, en caso de graves ilegalidades constitucionales

Esta fue la piedra fundamental que institucionalizó y le dio basamentos jurídicos a los golpes de estado en la Argentina.

¿Cuándo se ha recurrido a este “mecanismo” jurídico, represivo y antidemocrático?

Cuando en cierta medida los sectores populares empezaban a generar derechos propios, que “rasguñaban” algunos de los intereses del poder económico.
"Ese Poder Judicial 'independiente' que, al jugar en favor de ese status quo económico, justificaba 'jurídicamente' la exacción de derechos de los trabajadores."


Por eso los golpes de estado se dieron en contra del radicalismo yrigoyenista, en contra de peronismo, en contra del radicalismo de Ilia, en contra del gobierno peronista de 1973.

Todos gobiernos que, con sus pro y sus contras -a sabiendas de todas las contradicciones del gobierno peronista de 1973- 1976- tenían tendencias de cierto raigambre nacional con connotaciones de avance popular.

Esos avances populares se fueron dando con la expansión del movimiento obrero, que en 1930 era incipiente pero que se manifiesta con gran potencia el 17 de octubre de 1945 para extenderse hasta nuestros días.

Los golpes de estado siempre representaron la contradicción entre el poder económico y los sectores populares.

Los golpes de estado en la Argentina representaron la instauración de políticas liberales, por ende, representaron el más cruel de los despojos hacia la clase trabajadora en términos económicos, de derechos, de su dignidad y, en muchos casos, de la vida misma.

Y esto fue “legalizado” por un Poder Judicial que se ha perpetuado en el tiempo, producto de quienes son los que llegan a sus estamentos más altos.

Ese Poder Judicial “independiente” que, al jugar en favor de ese status quo económico, justificaba “jurídicamente” la exacción de derechos de los trabajadores, la intervención a los sindicatos, la restricción o, en algunos interregnos, la eliminación del derecho de huelga, las rebajas salariales, la justificación a ultranza de las tercerizaciones, la eliminación de los convenios colectivos de trabajo y la supresión de las comisiones gremiales internas.

Un Poder Judicial que, si bien en cierta medida se ha aggiornado, no tendría problemas en volver a la Doctrina de Facto si fuese “necesario”.
"Llama la atención que el pronunciamiento de la UEJN tenga reacciones tan virulentas ante la reforma judicial."

Una de las reformas más importantes que propone el gobierno es la forma de ingreso y promoción interna dentro del Poder Judicial. Ello ataca el corazón de lo que se ha dado en llamar la “corporación judicial”, porque la idea es desinstitucionalizar, “la herencia” en los puestos vacantes.

Esta fue una de las reivindicaciones históricas de los trabajadores para democratizar ese poder que maniata los avances populares. Por eso llama la atención que el pronunciamiento de la UEJN tenga reacciones tan virulentas ante la reforma judicial.

Los trabajadores, organizados o no, han sufrido bastante los embates de un Poder Judicial que, estructuralmente, responde al poder económico.

Hay fallos históricos, como “Rodriguez c/ Embotelladora” de 1993 que dieron fundamento jurídico a las tercerizaciones indiscriminadas, para dar un ejemplo en democracia. Los argumentos de estos fallos siempre fueron más económicos que jurídicos.

Los trabajadores, por lo tanto, no tienen motivos reales para ponerse en contra de una reforma que, desde la conformación estructural de ese Poder Judicial tiende, efectivamente, a democratizarlo, pues tiene como una de sus metas el ingreso no calificado por la herencia de la “familia judicial”.

Ahí la esencia del germen democratizador. 
Fuente: Telam

Siete muertos chavistas tras la elección:MADURO ACUSO A LA OPOSICION POR LA VIOLENCIA DESATADA EN VENEZUELA Y CAPRILES SUSPENDIO LA MARCHA DE HOY



El gobierno venezolano informó que la mayoría de los fallecidos en ataques a sedes y locales oficialistas eran militantes y simpatizantes del chavismo. Capriles contestó que el gobierno busca la confrontación para no hablar de la elección.

Por Mercedes López San Miguel
Desde Caracas
Ocurrió lo peor: hubo siete muertos y al menos 61 heridos en Venezuela a causa de los disturbios, y el gobierno encabezado por Nicolás Maduro acusó a la oposición por la violencia desatada entre la noche y la madrugada de ayer en los estados Barinas, Miranda, Táchira, Anzoátegui y Zulia, principalmente. A su vez, el líder de la oposición, Henrique Capriles Radonski, dijo que el gobierno busca la confrontación en el país para no tener que hablar de los resultados reñidos del domingo, de los que pidió un recuento total, y canceló la movilización prevista para hoy rumbo al Consejo Nacional Electoral (CNE), que Maduro había prohibido horas antes. La oposición llamó a un cacerolazo para la noche –que se escuchó en esta ciudad a las ocho– y durante la toma de posesión de Maduro del viernes.
El gobierno venezolano informó que la mayoría de los fallecidos eran militantes y simpatizantes del chavismo y que fueron atacados en las sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en distintos estados del país y en la periferia de Caracas. Además, la fiscalía general informó que hubo agresiones a personas en los centros de salud y mercados subsidiados –Mercal y Pdval–, creados por el proceso bolivariano. El proclamado presidente Maduro acusó a la oposición por los hechos de violencia y denunció a la embajada de Estados Unidos por “financiar” a los grupos que los promovieron. El heredero político de Chávez mencionó los nombres de los agregados militares David del Mónaca y Deblin Costal, quienes fueron expulsados en marzo, acusados de atentar contra la estabilidad militar y política del país. Maduro dijo que a esa conspiración se unía el sabotaje eléctrico y recordó que una funcionaria norteamericana visitó el estado Bolívar con un dirigente del partido conservador Primero Justicia –el de Capriles–, que caracterizó como de la burguesía amarilla, para planificar “dejar sin luz a Venezuela”.
Tras lamentar las muertes, Maduro endureció su postura y dijo que no iba a permitir la movilización opositora hacia el CNE, prevista para hoy. “Ahora están planteándose para mañana una marcha al centro de Caracas. No se va a permitir, ustedes no van a ir para allá a llenarlo de muerte y sangre. Mano dura voy poner contra el fascismo y la intolerancia.”
Asimismo, Maduro denunció el rol del canal opositor Globovisión, por “negar los hechos de violencia, incluidos la muerte de siete personas y el incendio de casas del PSUV”. Dijo el proclamado presidente “Globovisión está diciendo que es mentira que hay muertos, lo está diciendo ahorita en Aló Ciudadano”. Mientras tanto, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ordenaba el inicio de una investigación sobre los hechos de violencia y, en particular, sobre la actuación de la dirigencia opositora. “Cuatro niñitos ricos no van a desordenar el país”, aseguró Cabello.
Con respecto a la votación del domingo y su negativa a auditar el ciento por ciento de las cajas, Maduro recordó que el rector Vicente Díez, con tendencia política derechista, aseguró que no era cuestionable el resultado anunciado por el Consejo Nacional Electoral. El delfín de Chávez obtuvo 50,75 por ciento de los votos frente a su rival, que consiguió 48,98 por ciento de los sufragios. Y anteayer fue proclamado nuevo presidente por un mandato de seis años, respaldado por bloques regionales como Mercosur, Unasur y Alba. Poco tiempo después, Capriles convocó a una rueda de prensa en la que acusó al gobierno de instigar la violencia para no tener que responder a su demanda de auditar todos los sufragios. “El gobierno está detrás de todos los episodios de violencia. Conozco su libreto. Le pregunto a Maduro si va a radicalizar los apagones y la crisis económica.” Consciente de que les había pedido a sus seguidores que llevaran el reclamo a las calles, y que ese objetivo podría haberse salido de control, también dijo el líder opositor: “Si alguna persona ha hecho eso, queda al margen de este proyecto. Yo soy un pacifista”.
Capriles intentó bajar los niveles de confrontación y dijo que cancelaba la manifestación al Consejo Nacional Electoral, y en su lugar, llamó a usar las cacerolas, pero desde las casas. “El gobierno quiere infiltrar gente en la marcha de mañana (por hoy) para que haya conflictos en la calle. Mañana no vamos a movilizarnos. El que salga está del lado de la violencia.” El líder opositor, que el viernes pasado, en una entrevista del canal Globovisión, señalaba que el sistema electoral era confiable, ayer presentó las supuestas pruebas de que hubo fraude y afirmó que en realidad él ganó los comicios del domingo. Mostrando una pila de papeles, Capriles enumeró algunas de las irregularidades que ellos constataron: daño a unas 535 máquinas, testigos de la Mesa de la Unidad retirados de varios centros de votación y voto asistido.
Capriles afirmó que si el gobierno continuaba con su negativa a revisar la votación, su alianza enviará misiones a organismos internacionales como la ONU y la OEA. “Les pedí a los jefes de Estado con los que conversé que aboguen para que se haga el conteo voto a voto. Esa fue la posición del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.”
A propósito del pedido que hizo Cabello para que se investigara a los instigadores de la violencia, el rival de Maduro optó por la ironía. “Sería por primera vez en la historia que se le abre una investigación penal a un líder por llamar al cacerolazo.” Para luego minimizar los llamados que hizo a manifestarse. “Los casos de muertes de los que habla el gobierno no son por las protestas. No voy a pisar el peine del gobierno para distraerme de lo que pedimos.”
Capriles recordó que él ya estuvo preso durante cuatro meses acusado de haber participado en el acoso a la embajada de Cuba durante el efímero golpe de Estado de 2002 contra Chávez. En ese momento Capriles era alcalde del municipio de Baruta, y muchos lo recuerdan como el hombre que trepó una escalera para entrar en la sede diplomática e inspeccionar las instalaciones buscando chavistas refugiados.
A once años de los sucesos de abril de 2002, tanto oficialismo como oposición se acusaron de querer romper las reglas democráticas. Maduro dijo que lo que estaba en marcha era “un golpismo”, mientras que Capriles aseveró que “el gobierno quiere otro 11 de abril”.
El analista político Germán Campos señaló a esta enviada el peligro que representa poner en duda el sistema electoral venezolano. “La oposición cruzó la raya y obligó a que el otro lado se radicalice. Existen elementos en común con el golpe de 2002, como ser que Capriles llamó a sus seguidores a que se movilicen, colocando la crisis política por delante, y dijo que el gobierno es ilegítimo, un argumento que se usó hace once años. También hay que contemplar la polarización del país, que viene de años.”
¿Y lo novedoso de esta coyuntura? Campos, director de la consultora 30/11, dijo que es la ausencia del líder bolivariano. “El liderazgo de Chávez partió al país en dos pedazos, diría que a la región en dos, hay un antes y un después de él.”
Elsa Cardozo, politóloga de la Universidad Central de Venezuela, no cree que pueda haber un golpe de Estado en ciernes. “La situación de violencia que vivió el país por estas horas le impone a Capriles cuidarse mucho para que sus seguidores no lo pongan en peligro con ningún desborde. La jugada del golpe perjudicó muchísimo a la oposición, que tuvo que recuperarse de aquella fecha. Capriles tiene que mantener el capital político que ganó respetando las instituciones, y además, su candidatura avanzó porque creció la conciencia de que se puede producir una transformación por la vía democrática.”
De acuerdo con la experta, el desafío de la oposición es mantener su fuerza dentro de las instituciones, y el del oficialismo, apaciguar en la medida de lo posible. “El gobierno tiene más recursos para jugar en positivo y tener una actitud de reconocimiento del derrotado. De lo contrario, jugar a la polarización es peligroso”, afirmó a este diario.
Campos, cuya encuestadora proyectó un triunfo de Maduro entre seis y diez puntos, explicó que la oposición abrió una caja de Pandora al no reconocer el resultado. “Cuando Capriles dijo que el resultado era ilegítimo, activó en la conciencia de un sector el hecho de que el resultado podía ser fraudulento. Y se colocó él en un lugar muy peligroso. El sistema electoral es incuestionable, se ha usado para la elección de gobernadores, diputados, alcaldes, que han ganado por poquísima diferencia. Chávez perdió el referéndum de 2007 por menos de treinta mil votos y no pidió pruebas o revisión del cómputo.”
En medio de las acusaciones cruzadas, las advertencias ante experiencias pasadas y dolorosas y el cacerolazo, siete familias no encontraban consuelo.
Fuente: Página/12

martes, 16 de abril de 2013

Venezuela:chávez, devaluación y después ....


El nuevo triunfo del chavismo y las dificultades de la devaluación en un contexto inflacionario

Nicolás Maduro, elegido por el propio Hugo Chávez como su continuador, es el nuevo presidente electo de Venezuela, marcando una serie histórica de continuidad inédita en gobiernos de la región. Sin embargo, su triunfo fue más ajustado que en elecciones anteriores, ganando con menos de dos puntos porcentuales de separación de su oponente, Henrique Capriles. Aquí, algunos hechos que explican esa diferencia.

Tras ganar 17 de 18 elecciones desde el año 1998 y permanecer 14 años en el poder, el 50,7 % de los venezolanos votó una vez más por darle continuidad por otros seis años al modelo chavista, que tras el nuevo mandato encarnado esta vez en Nicolás Maduro completará las dos décadas en el gobierno de Venezuela. Tremenda serie temporal.

Se trata de un inédito récord de continuidad en el gobierno para la historia de las democracias latinoamericanas, el régimen cubano perdura pero, obviamente, no lo hace bajo el formato democrático.

Como se sabe, el candidato socialista, Nicolás Maduro Moros, obtuvo la victoria en los comicios presidenciales de este domingo para el período 2013 - 2019, con el 50,66 % de la votación registrada, según revelaba el primer boletín emitido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), con 99,12% de transmisión y con tendencia irreversible.

Por su parte, Henrique Capriles obtuvo el 49,07 % de los votos.

La participación fue de 78,71%, ligeramente inferior a la de octubre del año 2012 que superó el 80%.

De acuerdo con el reporte emitido por el CNE, Nicolás Maduro obtuvo 7.505.338 votos, mientras que Capriles alcanzó 7.270.403 votos.

El resto de los aspirantes obtuvo en total 38.756 votos para una representación de 0,26% del total.

"Se trata de un inédito récord de continuidad en el gobierno para la historia de las democracias latinoamericanas."

Desagregados los datos por estados, según los resultados del CNE, el candidato Nicolás Maduro Moros ganó en 16 estados (Apure, Cojedes, Portuguesa,  Delta Amacuro, Guárico, Trujillo, Distrito Capital, Amazonas, Aragua, Barinas, Carabobo, Falcón, Monagas, Sucre, Vargas y Yaracuy).

Por su parte, el candidato por la MUD, Henrique Capriles, ganó en los estados de  Zulia, Bolívar, Lara, Táchira, Mérida, Nueva Esparta, Anzoátegui, Miranda.

En perspectiva, respecto a las elecciones presidenciales de 2012, con el mismo padrón electoral y similar concurrencia promedio, el PSUV perdió 700.000 votantes, mientras, a contrario sensu, la MUD ganó ese mismo número de votos.

Si la comparación electoral se hace respecto a las elecciones de diciembre de 2012 en la disputa de gobernadores, el PSUV perdió en 8 estados, mientras que en diciembre solo había sido derrotado en tres.

Las explicaciones de este retroceso reconocen múltiples causas, de las que señalaremos las que creemos más relevantes.

La combinación de la ausencia del carisma aglutinador del líder fundador, una menor participación de sectores populares, la corrupción y ausencia de renovación de cuadros dirigentes en el PSUV y, en especial, la caída del poder adquisitivo producto del efecto combinado de la devaluación del bolívar en un contexto inflacionario, fueron a priori las causas centrales de la caída de la brecha entre oficialismo triunfante y la opo perdidosa, aunque creciente. Lección para nuestro país sobre los efectos electorales de devaluar con inflación.

En Venezuela la inflación se mantiene en dos dígitos desde prácticamente el año 1998, en 2012 cerró en 20,1 % y aunque este nivel supuso un baja de 7,5 puntos con respecto al 27,6 % que se registró en 2011, la gran causa del deterioro del poder adquisitivo fue sin duda imprimir sobre este contexto inflacionario una devaluación salvaje.
"Dos devaluaciones" en 100 días

Antes de ser elegido presidente en las urnas, Maduro asumió como presidente encargado de Venezuela el 8 de marzo, tres días después de que Chávez falleciera luego de una tenaz batalla contra un cáncer que le detectaron a mediados de 2011, pero estaba al frente del gobierno desde el 10 de diciembre.

Según diversos analistas tanto oficialistas como de la oposición venezolana, en estos 100 días tuvieron lugar dos devaluaciones, al aludir como primer devaluación, directa, a la modificación del "patrón único" de venta del dólar, que desde el pasado 8 de febrero subió de 4,3 a 6,3 bolívares, una devaluación de aproximadamente el 31,7 %.

La segunda devaluación, indirecta, es la que llevó al Gobierno a establecer el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), un mecanismo de subasta para asignar dólares a empresas, a un precio aún más elevado que el establecido para el cambio convencional.

Estas circunstancias combinadas de devaluación con inflación terminaron impactando sobre el poder adquisitivo de franjas poblacionales que, habiendo dado el voto a Chávez en octubre de 2012, viraron a la oposición en el año 2013.

Para potenciar este viraje considérese que en esta elección la oposición, a diferencia de elecciones anteriores donde rechazaba de plano el proceso bolivariano, asumió como propias las conquistas chavistas y hasta reivindicó la figura del líder fundador, garantizando la continuidad de la política de inclusión social del PSUV, incluso la misión sanitaria en los barrios motorizada por médicos cubanos.

"El estrechamiento de los márgenes de este triunfo del PSUV sobre la MUD muestra los efectos electorales combinados de la ausencia de liderazgo con falta de renovación partidaria y el impacto de la pérdida de poder adquisitivo."

La extensión de esta franja de voto del PSUV migrado en seis meses a la MUD es el equivalente al estrechamiento de la distancia entre oficialismo y oposición, descontado el aumento del ausentismo (menos de 2 puntos entre octubre de 2012 y abril de 2013) y los segmentos sociales fueron segmentos medios pero también sectores populares que tradicionalmente acompañaron al PSUV.

Finalmente, la elección presidencial en Venezuela expresa tanto la contundencia del proceso iniciado por Hugo Chávez en el año 1998 que va por las dos décadas ininterrumpidas de gobierno, como sus límites.

En efecto, el estrechamiento de los márgenes de este triunfo del PSUV sobre la MUD a menos de 2 puntos porcentuales (el menor de la historia del proceso bolivariano), muestra los efectos electorales combinados de la ausencia de liderazgo con falta de renovación partidaria y el impacto de la pérdida de poder adquisitivo que supuso la mega devaluación del bolívar en un contexto inflacionario.


Casualmente o no, la misma receta devaluacionista que los gurúes argentos intentan vender sin éxito a modo de “solución”, cuando saben perfectamente que la devaluación es el camino que acabaría definitivamente con el proyecto iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y que continúa Cristina Kirchner a partir del año 2007.

lunes, 15 de abril de 2013

OPINIÓN DEL DR. JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MADRID SOBRE LA ACTUALIDAD EN LA JUSTICIA


 

 En el año 2000, en ocasión de asumir como presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, expresé que la “Justicia” necesita de la estimación social porque es la garante del Estado de Derecho, de la Democracia y de la Estabilidad de la República.
                              Por ello debemos transmitir a la sociedad nuestra realidad y lograr que se tenga confianza en los hombres y mujeres que ejercemos la magistratura.  De otro modo, se pone en riesgo el orden jurídico, fundamento y salvaguarda de la vida en sociedad.
                             No basta con que los jueces seamos capaces e íntegros, si la gente en su mayoría tiene una idea equivocada del poder judicial y de sus funcionarios. Por eso, los medios de comunicación deberían reflejar y valorar los actos decisorios justos de la inmensa mayoría de los jueces, y sólo objetar –si fuera del caso-, con fundamento y responsabilidad, a los magistrados y funcionarios que no hagan honor a sus cargos. En especial al Consejo de la Magistratura y, añado, hoy al Poder Ejecutivo, le solicitamos que pongan todo su empeño en la rápida nominación y designación  de los magistrados a través de concursos transparentes, y que su Tribunal de enjuiciamiento actúe con eficacia y prudencia.                                                                           
                             Considero que nos encontramos ante un momento de inflexión para el Poder Judicial y que, las propuestas y proyectos del Poder Ejecutivo Nacional, que serán discutidos democráticamente en el parlamento, no sólo tienden a concretar las aspiraciones expresadas sino que apuntan, además, a mejorar el servicio que prestamos a los justiciables.
                             Como juez decano de la Justicia Nacional, subrayo que la independencia del Poder Judicial no pasa por el gobierno que haya efectuado las designaciones, sino por el valor y la convicción de resolver cada cuestión de acuerdo a derecho sin atender a las presiones de gobiernos, corporaciones o grupos de poder

 Juan Carlos Fernández Madrid

Por una cabeza


Por Mario Wainfeld
El fallecido presidente venezolano Hugo Chávez no se conformó con decir “mi único heredero es el pueblo”. El mensaje estuvo, claro, pero lo mejoró con un agregado político y práctico encomiable. El líder bolivariano señaló a su sucesor. Lo expresó en una situación límite en la que demostró una racionalidad y un temple excepcionales. La capacidad de negar la realidad, así sea un futuro inminente, es gigantesca entre gentes del común. Para qué hablar del imaginario de los grandes personajes de la historia, siempre afectado por los entornos y casi siempre por las alturas o la soberbia.
Chávez quiso seguir viviendo (lo pidió con fiereza y ternura) pero supo que no era inmortal. En el momento necesario y trágico fue sensato y racional. Designar a quien, hoy presidente electo Nicolás Maduro, fue una entre las muchas señales públicas que emitió, anunciando la perspectiva factible de su muerte. La pifian mucho quienes comparan esa contingencia con el ocultismo de los regímenes totalitarios. Un caudillo popular, en un sistema democrático, es otra cosa. Chávez mostró, en un trance terrible, una sensatez que no es usual reconocerle, aun entre sus apologistas.
El Consejo Nacional Electoral, tal como marcan las normas del país, anunció el resultado ya irreversible a más de cinco horas de cerrado el comicio. La demora en conocerse el escrutinio sugería un final muy parejo. Apenas más de un punto y medio porcentual separó a Maduro de su adversario Henrique Capriles. Chávez lo había superado por cerca de 11 puntos, hace pocos meses. Ese gap algo significa, difícil traducirlo al cierre de esta nota, pocos minutos después del anuncio.
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El triunfo “rojo-rojito” tiene un indisimulable tono plebeyo. Venezuela, claman los republicanos hoy minoritarios allá y acá, está dividida a causa de Chávez. Así dicho parece que antes era territorio de concordia e igualdad. No hay tal, el país estaba fragmentado de antes, con crueles diferencias sociales (no reparadas pero sí paliadas en buena medida). La distribución de la riqueza, del prestigio, de las prestaciones sociales era enorme. También algo que es poco paquete nombrar: la de la autoestima y el poder.
Los pobres celebran su victoria, su propia victoria. Maduro “sale al balcón”, tendrá recursos y atributos propios. Satisfará o no la esperanza masiva depositada en él. Pero los ganadores no son (no son solamente) los que levantan la mano en la tapa de los diarios de todo el mundo.
Son las muchedumbres que despidieron con fervor y dolor al líder que partió tras infundirles orgullo, constituir una referencia y empoderarlos. Pocos días atrás, lloraron por Chávez y por ellos mismos. Ayer, tuvieron su fiesta ciudadana. El 78,71 por ciento del padrón fue a pronunciarse, a mostrar su dedo meñique con tinta indeleble. La alta participación también dice algo, en este caso traducible con facilidad porque es regla desde que gobierna el chavismo.
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“Maduro presidente es la Venezuela que Chávez soñó.” Así termina un imperdible spot que grabó el ex presidente brasileño Lula da Silva, que se divulgó profusamente en Venezuela. Lula, un orador de primer nivel, sabe administrar sus recursos. Prefirió el portugués dulcemente abrasileñado al portuñol, dialecto en que se la banca bastante. Seguramente lo hizo porque la lengua natal habilita un plus de comodidad, de franqueza, de credibilidad. Como fuera, apoyó públicamente a Maduro. Apuntó que conoce a éste y a “Shavis” (que así se pronuncia, más o menos). Y habló en nombre del Brasil que él hizo pasar a ligas mayores, tanto como en el del Mercosur.
En Europa es moneda corriente el apoyo trasnacional. La primera ministra alemana, Angela Merkel, aupó al ahora presidente español Mariano Rajoy, durante la respectiva campaña. En nuestro vecindario, tan vecinalista a menudo, se cuestionan esos gestos, que son pura lógica.
La drástica definición de Lula contradice leyendas usuales en nuestras pampas. El veredicto popular de ayer lleva alivio a Cuba, ciertamente. Lo vivirán como parcialmente propios, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se regocija sin duda. Y con ellos, las mayorías que los plebiscitan.
En las democracias templadas, contra lo que insinúa el verso de la Vulgata, ocurre algo similar. Lula lo contó, el mandatario uruguayo, José Mujica, fue uno de los que alabó con palabras más drásticas y sentidas a Chávez.
Priman intereses tangibles, hay acuerdos bilaterales en plena gestión. También hay un proyecto común, en ciernes y avanzando a trompicones. Y un trazado ideológico que admite diferencias internas (vastas en ciertos casos) pero que marca una distancia mayor con las alternativas opositores. Los adversarios son, en suma, parecidos: en su cosmovisión, en su plexo de propuestas, en su elenco de relevos.
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Volvamos al principio de esta nota. Las exitosas experiencias de este siglo en la región se formatean bajo el presidencialismo y con liderazgos carismáticos de variopinta intensidad. A la luz de los resultados resulta chocante (¿o esclarecedor?) que “justo ahora” se critiquen esas reglas y esos emergentes. Reemplazar a los líderes no es sencillo, ni habitual. Ni siquiera en los países más “sistémicos” como Chile y Uruguay. En ellos no hay reelección, en Venezuela la hay por tiempo indeterminado. Pero hete aquí que, tras haber hibernado un período, los ex presidentes Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez conservan preeminencia y tienen toda la pinta de volver a gobernar.
El carisma no es magia, es una forma de legitimidad basada en los desempeños. Quienes ignoran la gran obra del sociólogo Max Weber y muchos otros saberes, apostrofan a los líderes carismáticos actuales. Deben asumir que tienen legitimidad de origen (las goleadas abundan, por ahora) pero les cuestionan la de ejercicio. Pifian porque es el ejercicio el que revalida a los gobernantes, la prueba ácida de las obras. De lo contrario, no conseguirían la continuidad en las urnas, que hace renacer su legitimidad de origen. En Venezuela, en Brasil y en estas pampas.
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Chávez lo quiso, tuvo el tino de designar a su continuador. Su aliento bastó para una victoria estrecha. El futuro es indeterminado y difícil. El encanto personal, la condición de creador de un proyecto no se transmiten. Y es arduo conservar la legitimidad por las obras, medida por un pueblo que se habituó a mejorar.
Maduro podría encontrarse mañana sin el cobijo de las mayorías que Chávez supo encauzar y conducir. Es más, podría caerle el peor reproche imaginable: que los propios lo acusaran de haber traicionado el legado.
Todo puede suceder, pues depende de cien variables, entre ellas la voluntad y la sapiencia de los políticos. Eso es el porvenir. El presente, el tiempo principal en la política y en la vida de las gentes de a pie, es rojo- rojito. Lula dijo bien por qué.
Fuente: Página/12

domingo, 14 de abril de 2013

“Prefiero a un carismático que al FMI”:HABLA GIANNI VATTIMO, EURODIPUTADO DE IZQUIERDA Y MILITANTE POR LOS DERECHOS HOMOSEXUALES



Las muertes de Chávez y de Thatcher, la elección del papa argentino, la crisis financiera de Europa y la crisis política en Italia fueron algunos de los temas que tocó el filósofo turinés, nacido en 1936, de paso por Buenos Aires

Por Angel Berlanga
Eurodiputado de izquierda, comunista, cristiano, militante por los derechos homosexuales, “gran chavista europeo”, referente filosófico de la posmodernidad y teórico reivindicativo del “pensamiento débil”, profesor en la Universidad de Turín, autor de decenas de libros: todo eso es, por ejemplo, Gianni Va-ttimo. Este filósofo turinés nacido en 1936 llegó a la Argentina el 3 de abril y dio a sala llena una serie de conferencias, cuyos títulos dan también una idea de la amplitud de campos sobre los que se pronuncia: “Espiritualidad, trascendencia y política en tiempos de incertidumbre”, “El fin del arte en las obras de arte”, “Adiós a la verdad”, “Democracia, movimientos populares y unidad latinoamericana”, “Filosofía del siglo XX, ser y lenguaje”. Al doctorado honoris causa de La Plata que tenía, sumó, en este viaje, los que le dieron ahora las universidades de Misiones y de Buenos Aires. En estos trajinadísimos días compartió auditorios con el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni y con el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, y se reunió también, el miércoles pasado, con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien le regaló uno de sus libros, No ser Dios. Perdió la cuenta de las veces que vino al país; su estadía anterior fue en diciembre del año pasado, invitado por la Universidad de San Martín. “No puedo observar grandes diferencias entre aquel momento y éste –dice Vattimo en la sede de la Asociación de Docentes de la UBA, la entidad que organizó sus presentaciones–. Salvo, claro, que la otra vez no había un papa argentino.”
–¿Qué implicaría eso para el país o para la región?
–Una presencia reforzada, una más. Bueno, esto es algo subjetivo: yo siempre he tenido mucha esperanza en la influencia de Latinoamérica en la política. Sigo estando bajo aquella impresión que tuve en el Parlamento Europeo cuando llegó la noticia de la elección de Lula; había pasado el 11 de septiembre y la Eurocámara estaba bajo la presión de los Estados Unidos para tomar posición respecto de la lucha contra el terrorismo internacional. Nos dieron una lista que incluía organizaciones que ni conocíamos, y teníamos que condenarlas. Hamás estaba ahí, incluso. Lula fue como una resistencia a esta influencia determinante, de estado de emergencia, y eso fue para mí un comienzo de una idea. Conocía la revolución castrista, pero estaba mucho más bajo los prejuicios de la llamada “prensa independiente internacional”: Castro es un dictador, Chávez ni hablar. Luego se dio lo de Evo Morales, Correa, Cristina, se vio que el chavismo era una forma de castrismo con petróleo, con la fuerza económica que Cuba no tuvo, por el embargo norteamericano. Sabemos que con modelos diferentes, pero a nivel internacional veo a Latinoamérica como una unidad con peso global, con un signo generalmente antiyanqui, o no pro yanqui. Un continente, digamos, que balancea el poder norteamericano, que todavía es muy fuerte. Sobre todo en Italia y Europa del Sur, donde Estados Unidos hace pesar su obsesión por la lucha contra el terrorismo, que tiene su epicentro, obviamente, en Irán. En Sicilia, por ejemplo, están construyendo una gran base, de la cual casi nadie sabe nada, un súper radar que incluso hace mal al medio ambiente. Estas presencias militares no son neutras: arruinan.
–¿Qué nota con la ausencia de Chávez?
–Todos estamos a la espera de qué va a pasar después de las elecciones. En cierto sentido, tienen razón los que hablan de una política latinoamericana ligada a líderes carismáticos. A mí esto no me escandaliza nada, porque la política formal en Europa y Estados Unidos no implica jefes así, pero implican bancos que ponen dinero y hacen ganar a uno u otro. Al final prefiero a un carismático que todos conocemos a una entidad como el FMI, de la que se sabe algo cuando el tipo (por Dominique Strauss-Kahn) va preso por razones ético-sexuales: la cara humana del FMI, al final.
–Vuelvo al Papa: habrá leído análisis que plantean que su elección retrasará algunos cambios en la región. La legalización del aborto, por ejemplo.
–Sí, es un punto. Con un poco de humor, provocativamente, digo que cuando uno deviene papa no puede no devenir también reaccionario, porque hay una tradición realmente pesada, con responsabilidades de una herencia incluso financiera: el Vaticano sigue siendo uno de los más grandes dueños inmobiliarios del mundo. El problema es que no se puede imaginar una revolución tan rápida, sobre todo en un organismo como la Iglesia, que sigue siendo una gerontocracia, un dominio de personas viejas, y hombres. Yo me dispongo, más bien, a perdonar mucho al Papa. Un estudiante con el que discuto me dice: “Pero, ¿tú quieres que el Papa predique el uso del preservativo?” No, digo, pero que no hable siempre de esto, por lo menos. Se espera de la Iglesia una política un poco más cristiana y menos católica, menos jerárquica, menos dogmáticamente cerrada en torno a la sexualidad, a la familia.
–¿Cómo observa hoy la situación europea?
–Europa es un gran fenecimiento. Es una cosa que no funciona. El problema es: ¿la destruimos o intentamos reconstruirla? Es como estar en medio de la montaña: ¿hay tiempo para volverse o tenemos que llegar a la cima? Creo que no podemos hacer otra cosa que intentar perfeccionar la UE añadiendo lo que falta, sumar a la moneda común una política económica y financiera común, y compartir los problemas, además. Todos estamos incómodos: en el Norte tienen la impresión de que nos pagan los problemas, y en el Sur pensamos que esta es una situación colonial. Intentan tratarnos como peones. Esto se ve en los sacrificios excesivos que nos imponen, con la reducción hasta del poder industrial de nuestros países. Hoy trabajamos para una madre patria que está en otra parte.
–¿Qué expectativas tiene ante las trabas para conformar en Italia un nuevo gobierno y qué opina de Giuseppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas?
–Es muy simpático, obviamente. Grillo representa muchas ideas de renovación del sistema y de destrucción de la corrupción. El problema es que rechaza toda negociación con las otras fuerzas para armar un gobierno parlamentario. Nada se mueve, entonces. ¿Cuál sería su expectativa? Que el Partido Democrático de Bersani –que alguna vez fue de izquierda– pacte con Berlusconi y que ambos terminen destruyéndose. Grillo espera ganar una mayoría absoluta en las próximas elecciones. Creo que este es un cálculo muy arriesgado y probablemente falso. Yo me pondría de acuerdo con Bersani, aunque no tenga mucho que compartir. Hay muchas personas valiosas en el Movimiento de Grillo. Es un momento difícil en Italia, y si llegara a nombrarse otro gobierno técnico, como el de Monti –que no funcionó–, probablemente siga el deterioro económico, el crecimiento de los conflictos sociales y de la violencia en la calle.
–Fenómenos como el de la Guardia Húngara o Amanecer Dorado, en Grecia, ¿le hacen temer algún rebrote xenófobo?
–Decimos que son fenómenos locales, por ahora. No sé si es un fascismo europeo que está empezando. Cuando ganó Haider, en Austria, hubo mucha preocupación, pero finalmente no prosperó tanto. En períodos de crisis el fascismo tiene muchas chances de desarrollarse, obviamente. Espero que no ocurra.
–Acaba de morir Thatcher, ¿cómo se lo tomó?
–Sí, la pobrecita. Aprecié mucho el título de Página/12, “Galtieri la espera en el infierno”. Obviamente, siempre es malo, cuando alguien se muere, decir “ay, estoy contento”. Pero, efectivamente, si se murieran sobre todo sus ideas. Se muere Chávez, se muere Thatcher: personas que significan sistemas. Veremos en Caracas quién gana las elecciones el domingo: para mí, el lado que merece ganar es el lado de Chávez. Pero el lado de Thatcher no está tan destruido, porque en Inglaterra los conservadores siguen dominando. E Inglaterra es incluso un problema para Europa, en el sentido de que es como el agente de los Estados Unidos allí. Siempre me pregunto si Churchill diría hoy aquello de que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto todos los otros. Porque cuando la dijo estaban Hitler, Stalin, Mu-ssolini. Ahora que la democracia ganó, que es el fin de la historia, como dice Fukuyama, ¿qué diría Churchill? Estas dos figuras, Thatcher y Chávez, siguen siendo la polaridad viva de este mundo. Todavía hay una lucha que continúa.
Fuente: Página/12

sábado, 13 de abril de 2013

“La realidad desmiente las críticas”



HECTOR RECALDE DEFENDIO LA REFORMA JUDICIAL Y CUESTIONO LA ACTITUD DE LOS OPOSITORES

El diputado oficialista señaló que el Consejo de la Magistratura no funciona y que los cambios son necesarios. Advirtió que los cuestionamientos están “exacerbados por los medios hegemónicos, que son


Por Miguel Jorquera
El abogado laboralista y diputado del Frente para la Victoria, Héctor Recalde, defendió los proyectos del Gobierno para “democratizar la Justicia”, precisó detalles de las iniciativas y cuestionó los “calificativos” que utilizó la oposición para negarse a debatir en el Senado, mientras sus legisladores realizaban un raid mediático por “los medios hegemónicos, que son los líderes de la oposición”. Recalde afirmó que la elección popular de los miembros del Consejo de la Magistratura “destrabará” la parálisis del organismo y sostuvo que la Justicia es “el único poder donde la soberanía popular está ajena”. Aunque reivindicó el “acceso igualitario” al Poder Judicial, el ex abogado de la CGT prefirió no opinar sobre el paro de 72 horas que el gremio de judiciales lanzó en contra de las reformas propuestas por el Ejecutivo.
–Usted ha defendido la elección popular de los miembros del Consejo de la Magistratura. ¿Por qué?
–Porque la realidad indica que el Consejo no funciona, está frenado. Evidentemente alguna modificación hay que hacer para que sea operativo; si no, estaríamos omitiendo como legisladores el mandato del artículo 114 de la Constitución. Debatámoslo públicamente. El artículo dice que el número y las formas lo establecerá la ley: es una delegación de facultades que hace la Constitución en el Congreso para no entrar en la casuística.
–Pero la oposición se negó a dar el debate en el Senado.
–Soy muy respetuoso incluso de las decisiones tácticas de los miembros de la oposición que no quisieron ir a debatir en el Senado, pero la realidad desmiente los cuestionamientos. Dijeron que no había ninguna posibilidad de modificación y quedó desmentido por el propio dictamen, en el que se introdujeron tres modificaciones. Tampoco es la primera vez que en el recinto, aunque es excepcional, se realicen modificaciones. Si entienden que es incorrecta la posición del Ejecutivo, qué mejor que dar el debate en cuanto ámbito sea posible, no sólo mediáticamente.
–De hecho se incorporó el tema ambiental a las cautelares contra el Estado, que era uno de los cuestionamientos que surgían desde la oposición.
–Además porque no está en el espíritu del Ejecutivo excluir la cuestión ambiental, que es casi un derecho humano. Está exacerbada la crítica, especialmente de los medios hegemónicos, que son los líderes de la oposición. Llegan a decir que corre riesgo el derecho de propiedad, que le van a sacar la casita a la gente. He visto algunas demasías, hay mucha crispación en los que cuestionan los proyectos con calificaciones muy duras. Es muy importante dar este debate sobre qué es el Poder Judicial, el único poder donde la soberanía popular está ajena.
–También se cuestiona que la elección de los consejeros vaya atada a las legislativas y presidenciales.
–Qué diferencia hay que sean separadas si van a ser elegidos a través del voto y va a ser un partido político el que los presente. Esta vez se hará con las legislativas, luego con las presidenciales.
–¿Por qué no se pueden presentar listas por fuera de los partidos?
–Porque el artículo 38 de la Constitución les da ese rol a los partidos. Más allá de que la reforma constitucional del ’94 fue un pacto espurio entre el PJ menemista y el radicalismo, uno reivindica los valores positivos que tiene, como las incorporación de los tratados internacionles, el hábeas corpus, el amparo. Y sobre esto hay una confusión de doctrina, de análisis jurídico tremendo, como es comparar la cautelar con la acción de amparo: la acción de amparo continúa, no tiene nada que ver con la cautelar.
–Tampoco los jueces son ajenos a la política.
–Vamos a ser sobrios. Hay muchos jueces que tienen antecedentes partidarios: (Juan Carlos) Maqueda, PJ; (Eugenio) Zaffaroni, Frepaso; (Ricardo) Recondo, funcionario radical. Nadie cuestiona el origen, creo que es bueno que todo el mundo tenga una posición filosófica, doctrinaria, partidaria, porque eso hace a la vida, la relación social y política de un país. Ahora, con esos antecedentes, si llega a la función judicial tiene que observar la independencia y no fallar de acuerdo a los antecedentes políticos. Ahí se ve la independencia. Y la verdadera independencia a la Justicia se la dio un señor que se llamaba Néstor Carlos Kirchner con el decreto 222 del año 2003, cuando nos sacó de encima la Corte de la mayoría automática como la menemista, y designó jueces, con los que uno puede disentir, discrepar, pero no dudar de la independencia que tienen.
–Algunos ya proponen presentar ante la Justicia recursos de inconstitucionalidad de estos proyectos que todavía no son leyes.
–Estas leyes son constitucionales, están acorde con los artículos de la Constitución. Pero esto forma parte de las reglas de la democracia y quien disienta de estas leyes puede argumentar la inconstitucionalidad ante la Justicia. Lo que no es posible es el abuso, como pasó con muchos jueces que postergaban indefinidamente el enjuiciamiento a los miembros de la dictadura, casi protegiéndolos, sin que el Consejo de la Magistratura hiciera nada con ellos. Como esas medidas cautelares que hace diez años que están vigente. Una sola empresa se negó a pagar los aportes y contribuciones a la seguridad social tal como los paga el resto de las empresas e hizo una cautelar que dura diez años y ya tiene tres o cuatro años en la Corte: esa empresa es el diario La Nación. Ni hablar de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. ¿Cómo saben los medios que la Cámara va a declarar su inconstitucionalidad sin que se conozca el fallo? ¿Qué hace el Consejo de la Magistratura sobre eso?
–Diputados también va a tratar el proyecto para que las resoluciones de la Corte y los tribunales federales superiores sean públicas...
–Si hay un derecho violado en nuestro país, ese es el derecho ciudadano a la información. Que se mienta en las interpretaciones no me preocupa, lo que sí me preocupa es que se falseen los hechos. Las resoluciones deben ser públicas y de rápido acceso. Estoy de acuerdo en que la declaración jurada de bienes sea pública, pero que esto también sea extensivo y una obligación para los jueces, no hay nada que ocultar.
–¿Y sobre el acceso igualitario al Poder Judicial?
–Hice un posgrado de derecho constitucional en la UBA, con Gil Domínguez, con quien tengo una buena relación. En la presentación de los proyectos, el 1º de marzo, la Presidenta habló de sorteos y al otro día en el diario Clarín, Gil Domínguez, sin leer el discurso, dice “qué barbaridad que se sortea el ingreso”. Y no es así. Si hay 100 concursantes y ocho se sacaron 100 puntos cada uno, ¿quién entra? Y eso es lo que se hace por sorteo público. No es que se tira la monedita.
–El sindicato de empleados judiciales, que encabeza Julio Piumato, lanzó un paro de 72 horas para oponerse al paquete de leyes de la llamada democratización de la Justicia. ¿Qué opina?
–¿Setenta y dos horas y ni siquiera hay una ley? Soy abogado laboralista y siempre defiendo a los trabajadores, pero prefiero no opinar sobre esto.
Fuente: Página\12

Variedades de capitalismo para América Latina



El siguiente artículo tiene por objeto introducir a la discusión sobre variedades de capitalismo que ha tenido lugar en la literatura anglosajona con foco en las economías políticas industrializadas, y analizar brevemente los potenciales que esta presenta para el análisis de economías políticas periféricas en especial América Latina.
De la convergencia a la diversidad
En el contexto de la caída de la cortina de hierro a fines de los años ochenta y principios de los noventa, aparecieron una serie de tesis analizando el devenir del sistema capitalista vaticinando la convergencia del sistema capitalista hacia su versión liberal, mejor representada por los Estados Unidos. El fin de la historia constituyó un lugar común para entender tanto los procesos de acomodo capitalista en los países del centro como de aquellos en la periferia, ya sea desde una mirada positiva sobre la globalización y la hegemonía de la ideología liberal u otra negativa (por ejemplo la tesis sobre race to the bottom).
En respuesta a ello, una serie de estudios en economías políticas avanzadas comenzaron a ofrecer luces sobre la diversidad que las caracterizaba, rescatando viejos análisis institucionalistas. Especialmente referenciado fue el estudio primigenio de Andrew Shonfield de 1965 sobre las diferencias entre un capitalismo más liberal (EEUU) y otro más planificado (Europa continental). Otros análisis institucionalistas fueron también rescatados como los de Alexander Gerschenkron sobre el desarrollo tardío y las diferentes estructuras institucionales que desarrollan los nuevos países industriales con respecto a los que se desarrollaron primero (Alemania y Francia versus Inglaterra), los estudios de la escuela de la regulación francesa sobre la diferencia entre el fordismo francés y aquel de los Estados Unidos, el estudio de la emergencia de nuevas formas de organización productiva distintas a la producción en masa (por ejemplo Piore y Sabel), entre otros.
Este tipo de literatura se fundió a mediados de los noventa con nuevos estudios sobre diversidad, como aquellos acerca de los mundos del bienestar (liberal, conservador  y socialdemócrata), y sobre la diversidad de regímenes productivos (producción masiva en Estados Unidos, diversificación cualitativa en Alemania, especialización flexible en Japón) (ver aquí y aquí). De este modo, un interesante cuerpo de investigación había permitido hacia fines de la década descartar las teorías de la convergencia, o al menos poner en tensión la relación entre convergencia y divergencia (ver por ejemplo), y concentrar el análisis en los diferente modos de regulación económica y de arreglos institucionales en las economías políticas capitalistas avanzadas, sus patrones de innovación, solidaridad social y de competencia política, las características de sus gobiernos corporativos y relaciones industriales, entre otros (ver referencia).
Varieties of Capitalism y sus críticas
Un hito importante en este proceso fue la publicación en 2001 del volumen Varieties of capitalism de P. Hall y D. Soskice (en adelante VoC)[1]. En la introducción los autores esbozan una teoría de la diversidad capitalista que pasaría a dominar el debate teórico y análisis empírico en la década siguiente, y permitiría ampliar exponencialmente los estudios sobre diversidad capitalista. Entre los elementos centrales de la propuesta se encontraban: 1) la existencia de 5 dominios institucionales claves que otorgan el carácter a una economía política (sistema financiero y gobierno corporativo, sistema de innovación, relaciones industriales, relaciones entre firmas, sistema de educativo); 2) la centralidad del comportamiento de las empresas en la emergencia de dichos arreglos institucionales (y el descarte explícito del estado como agente); 3) la existencia de dos formas “típico ideales” mediante las cuales las firmas coordinan dichas estructuras: arreglos de mercado –dando paso a Economías de Mercado Liberales o LME en la sigla inglesa- o mediante cooperación estratégica, dando origen a Economías de Mercado Coordinadas (CME); 4)  la idea de la existencia de ventajas comparativas específicas asociadas a una y otra variedad de capitalismo; y 5) la idea de la existencia de complementariedades institucionales que refuerzan dichas ventajas comparativas y generan incentivos a los agentes económicos para mantenerlas en el tiempo.
De este modo, VoC no sólo explicaba la existencia de diversidad en el capitalismo sino que también incorporaba la posibilidad de perseguir distintos modelos institucionales de manera exitosa (asociados a las economías estadounidense y alemana respectivamente). Además permitía avanzar en el estudio de una serie de hipótesis acerca del futuro del capitalismo –no hay ya un solo modelo sino dos modelos posibles-, el cambio institucional y el diseño de políticas –cómo dirigir una economía hacia uno u otro de las variedades exitosas- bajo un esquema parsimonioso basado en la dicotomía entre LMEs y CMEs.
Adicionalmente VoC dio empuje a una serie de estudios que, amparados en las ideas centrales del volumen, vendrían a exponer controvertidas tesis que renovaron el debate en economía política comparada. Entre ellas, por ejemplo, aquella que sostiene que los ‘mundos del bienestar’ no son producto de las luchas de las organizaciones sindicales y de los partidos de izquierda, como proponían las principales teorías sobre el surgimiento de los estados de bienestar, sino que de las preferencias de los propios empresarios por contar con sistemas de protección social que fortalezcan las ventajas comparativas de las economías políticas coordinadas (ver Estevez-Abe, Iversen, y Soskice 2001; Mares 2003).
No tardaron, sin embargo, en aparecer agudas críticas a los planteamientos de VoC. Las más comunes referían a lo reduccionista de la tipología y a la falta de contenido empírico en ella, su exccesivo nacionalismo metodológico (las “variedades” tienden a confundirse con países específicos), el funcionalismo contenido en los planteamientos sobre complementariedades institucionales referente al funcionamiento y cambio institucional, y la no consideración de factores como las luchas y compromisos de clases y el rol del estado en el surgimiento de las variedades (ver especialmente Amable 2004; Crouch 2005; Streeck 2010; Bohle y Greskovits 2009).
Variedades de capitalismo en América Latina
Si bien desde la década de los ochenta diversos estudios han comenzado a reconocer la diversidad del capitalism en América latina, por ejemplo estudiando la emergencia y desarrollo de los regimenes de políticas sociales, hasta la fecha la region no ha formado parte sistemática de la investigación sobre diversidad capitalista tal como ha sido expuesta. Algunos intentos pueden ser encontrados en la utilización de la noción de “modelos de desarrollo” (Mesa-Lago 2002; Sheahan 2003), derivados de la existencia de resultados diversos en material social y económica asociados con determinados objetivos socioeconómicos y mecanismos institucionales para alcanzarlos.
Los esfuerzos más sistemáticos y emparentados con los debates en las economías avanzadas corresponden a los estudios de Ben R. Schneider (Schneider 2009; Schneider y Karcher 2010; Schneider y Soskice 2009). El autor propone la necesidad de adaptar la tipología de VoC para poder estudiar la región. De este modo, plantea que el mecanismo de coordinación que caracteriza a la región no es el mercado ni la coordinación estratégica, sino la jerarquía, de ahí el concepto de Economías de Mercado Jerárquicas (HME). La jerarquía se refleja tanto en la dependencia de los países de la región a las decisiones de inversión hechas por empresas multinacionales (EM), como en la división del trabajo tácita entre estas y los grandes grupos económicos domésticos.
La jerarquía opera generando una concentración de la propiedad en unos pocos grupos diversificados que controlan grandes porciones de las economías nacionales, que ejercen su poder y propiedad de manera directa sobre las firmas y sectores que controlan. La jerarquía también opera otorgando mayors poderes de decisión a los empleadores y las asociaciones gremiales por sobre los trabajadores, beneficiándose así de la existencia de mercados del trabajo poco regulados, grandes reservas de trabajadores poco calificados y baja densidad sindical (Schneider y Karcher 2010, 636; Schneider 2009, 563). Lo anterior genera ventajas comparativas concentradas en actividades extractivas -minería, agricultura- e industrias intensivas en mano de obra de baja calificación.
Siguiendo las ideas de VoC acerca de las complementariedades entre variedades de capitalismo (LME, CME o HME) y sistemas politicos (mayoritarios o consensuales), en su artículo con D. Soskice, Schneider explica los efectos de la jerarquía en la desigualdad socioeconomica de la regióny la fuerte influencia que tienen los sistemas presidenciales en su mantención. De este modo, la relación que en los países avanzados genera ventajas comparativas que aumentan la eficiencia de la economía, en América Latina produce complementariedades negativas que refuerzan las desigualdades. En el caso del mercado del trabajo, diversas complementariedades negativas (altas tasas de rotación laboral, sindicatos pequeños y altamente politizados con baja representación a nivel de planta, bajo nivel de cualificación, alta informalidad) producen una trampa de “bajas cualificaciones y malos trabajos” (Schneider y Karcher 2010, 633).
El futuro de las variedades de capitalismo en América  Latina: ejemplos de Europa del Este
Si bien los trabajos de B. Schneider avanzan de manera importante en incorporar América Latina a la controversia sobre diversidad capitalista, logrando capturar además las especificdades de la region respecto de las economías avanzadas, varias de las críticas hechas al enfoque de VoC aplican también en su lugar. Primero, en lo reduccionista de la tipología y la sobreestimación de la existencia de modelos regionales; segundo, en la inexistencia de explicaciones de las dinámicas sociopolíticas que dan origen a las “complementariedades”; tercero, la falta de consideración del estado como un agente crucial del cambio institucional, entre otras.
Una buena manera de superar estas trabas es seguir la discusión acerca de la diversidad capitalista que ha tenido lugar en Europa Central y del Este. Dadas las características de aquella región, los diversos estudios sobre diversidad capitalista han tenido que avanzar un paso más allá para dar cuenta de la existencia de economías políticas de institucionalidad precaria y sus procesos de institucionalización, la importancia de los agentes externos y del estado en la emergencia de relaciones entre dominios institucionales y el surgimiento de ventajas comparativas, etc. Especialmente importante son los trabajos de Bohle y Greskovits (2007a, 2007b) quienes partiendo de una teoría de la diversidad capitalista de origen polanyiano, investigan la interacción entre legados institucionales (asociados al socialismo), la percepción de dichos legados por parte de los policymakers, las elecciones iniciales de políticas, los subsiguientes procesos politicos y las presiones internacionales en el surgimiento de patrones de configuraciones institucionales. De manera similar, y utilizando ideas provenientes de la teoría de la dependencia, Bruszt y Greskovits (2009) intentan mapear la emergencia de clusters de economías políticas periféricas con diversas formas de vinculación a la economía internacional y a los centros industriales.
La realización de nuevos estudios comparados sobre diversidad capitalista entre ambas regiones parece ser una promisoria area de investigación por medio de la cual incorporar la region a los estudios sobre diversidad capitalista haciendo frente al mismo tiempo a las críticas recibidas por VoC.
Referencias
Amable, Bruno. 2004. The Diversity of Modern Capitalism. New York: Oxford University Press.
Bohle, Dorothee, y Béla Greskovits. 2007a. «Neoliberalism, Embedded Neoliberalism and Neocorporatism: Towards Transnational Capitalism in Central-Eastern Europe». West European Politics 30(3): 443-466.
———. 2007b. «The State, Internationalization, and Capitalist Diversity in Eastern Europe». Competition & Change 11(2): 89-115.
———. 2009. «Varieties of Capitalism and Capitalism “Tout Court”». European Journal of Sociology 50(03): 355-386.
Bruszt, László, y Béla Greskovits. 2009. «Transnationalization, Social Integration, and Capitalist Diversity in the East and the South». Studies in Comparative International Development 44(4): 411-434.
Crouch, Colin. 2005. Capitalist Diversity and Change: Recombinant Governance and Institutional Entrepreneurs. New York: Oxford University Press.
Estevez-Abe, Margarita, Torben Iversen, y David Soskice. 2001. «Social Protection and the formation of Skills: A Reinterpretation of the Welfare State». En Varieties of Capitalism: The Institutional Foundations of Comparative Advantage, eds. Peter A. Hall y David Soskice. New York: Oxford University Press.
Mares, Isabela. 2003. «The Sources of Business Interest in Social Insurance: Sectoral versus National Differences». World Politics 55(2): 229-258.
Mesa-Lago, Carmelo. 2002. «Models of Development, Social Policy and Reform in Latin America». Geneva. prepared for the UNRISD project on social Policy in a Development Context, United Nations Research Institute for Social Development (UNRISD).
Schneider, Ben Ross. 2009. «Hierarchical Market Economies and Varieties of Capitalism in Latin America». Journal of Latin American Studies 41(03): 553-575.
Schneider, Ben Ross, y Sebastian Karcher. 2010. «Complementarities and continuities in the political economy of labour markets in Latin America». Socio-Economic Review 8(4): 623 -651.
Schneider, Ben Ross, y David Soskice. 2009. «Inequality in developed countries and Latin America: coordinated, liberal and hierarchical systems». Economy and Society 38(1): 17.
Sheahan, John. 2003. «Alternative Models of Capitalism in Latin America». En Models of Capitalism: Lessons for Latin America, ed. Evelyne Huber. Pennsylvania: Pennsylvania State University Press, p. 25-51.
Streeck, Wolfgang. 2010. «E Pluribus Unum? Varieties and Commonalities of Capitalism». Cologne. MPIfG Discussion Paper 10/12.
Fuente:http://estudiosdelaeconomia.wordpress.com/2011/11/08/variedades-de-capitalismo-para-america-latina/