miércoles, 3 de abril de 2013

El borrador que Eduardo Luis Duhalde le presentó a Néstor Kirchner en 2003

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Las palabras de Cristina y un poema inédito de Duhalde, el bueno.

A un año de su desaparición física, Tiempo Argentino revela el primer borrador que Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, le presentó a Néstor Kirchner en marzo de 2003. Su hijo Mariano H. Duhalde, explica que se trata de "un borrador que trabajó el 22 de marzo de 2003 y en el que delineó ideas para conversar con Néstor Kirchner. Esto, cuando no sabía quién ocuparía ese lugar y a pedido de Néstor". El documento titulado "Derechos Humanos para un nuevo país" estaba en la computadora personal de Eduardo Luis al igual que un poema que fue escrito en 2007 y rescatado y reproducido en Cuadernos de la Militancia. Eduardo Luis Duhalde. Aportes para la construcción de una Democracia Avanzada.
En marzo de 2003, Eduardo Luis Duhalde había trabajado en la elaboración del Plan Nacional de Derechos Humanos cuyo objetivo inmediato era la "fijación de pautas y metas para la discusión participativa con los sectores sociales del Plan Nacional para 2004". El primer punto tiene que ver con la acción de la Secretaría y los primeros temas que debería tratar. La preocupación, y el punto de partida, para Duhalde era enfrentar la crisis: "Porque el hambre, la desocupación y la marginación social, con su secuela de mortalidad infantil, desnutrición, deserción escolar, hambre y pobreza extrema, constituyen violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos. Porque el auge del delito, la corrupción y la pérdida de valores carcomen el fundamento ético del Estado y la sociedad. Porque la injusticia genera violencia y compromete la paz social, la tolerancia y la solidaridad."
Continúa con el concepto de "Un sólo Estado, brazos múltiples" y lo fundamenta: "Porque el respeto y la promoción de los Derechos Humanos debe recorrer todo el cuerpo del Estado. No hay democracia efectiva con negación de los derechos fundamentales. Es función de esta Secretaría contribuir a interrelacionar la acción de los ministerios, instituciones y organismos dependientes del Poder Ejecutivo en esta tarea; coordinar acciones con las Comisiones de Derechos Humanos del Parlamento Nacional, contribuir a que en el Poder Judicial, los jueces apliquen los tratados e instrumentos que tienen jerarquía constitucional, que en los ámbitos provinciales se respeten de igual modo estos derechos que amparan a todos los seres humanos."
En tercer lugar propone colocar el Estado al servicio de la sociedad: "Porque se ha acabado el tiempo en que el Estado era agresor o indiferente, cuando no represor del conjunto social. Un Estado al servicio del pueblo implica reconocer las interpelaciones sociales, su energía solidaria, su capacidad creativa y su capacidad de auto-organización, convirtiéndose en Estado articulador de la sociedad civil en el espacio público. Porque no hay otros fines éticos del Estado que el estar al servicio de la sociedad, mejorando su calidad de vida y generando la dignidad del trabajo y del salario, asegurando al mismo tiempo la convivencia en paz, la salud, la vivienda y la educación."
El documento tiene una lista de nuevos enfoques de los Derechos Humanos que luego, consecuentemente, se pusieron en práctica a lo largo de la década ganada. Entre tantos de ellos, figuran: "Insertarse en el presente y proyectar el futuro. Construir ciudadanía. Potenciar la solidaridad. Coordinar la energía social. Seguimiento de casos. Potenciar la acción reparadora de las secuelas del terrorismo de Estado. Combatir la impunidad y la supervivencia de concepciones autoritarias generadoras de actos ilegales por agentes públicos y sectores del propio Estado."
Para alcanzar esos objetivos, Duhalde había propuesto aumentar los recursos humanos incorporando al plantel de la Secretaría "antropólogos, médicos, psicólogos, sociólogos, abogados especializados, politólogos, comunicadores, trabajadores sociales, representantes de la juventud y familiares de víctimas". Sugirió, además, la creación de un Observatorio de los Derechos Humanos, la constitución de grupos de trabajo ad honorem con participación de la sociedad en el análisis y proyección de políticas de Estado, la creación del "voluntariado" de Derechos Humanos para la incorporación masiva de formadores y facilitadores.
Acompañando esas medidas, el borrador contempla la "concertación de espacios y programas en radios y canales de TV abierta estatales, un proyecto de creación de un nuevo canal de TV por cable "El Canal de los Derechos" mediante la participación de las ONG, la elaboración de programas de radio y televisión, en cassettes y videocassettes, para su reproducción gratuita en las emisoras de todo el país y radios abiertas en puntos clave del conglomerado social." De igual modo, hace aportes en el lineamiento de políticas educativas, una nueva política federal "mediante el fortalecimiento del Consejo Federal de Derechos Humanos y la creación de Consejos regionales, y mediante la creación de delegaciones provinciales de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación."

MEMORIA TRISTE. Escrito en 2007, rescatado por su hijo Mariano H. de su computadora personal, inédito y bello es "Memoria triste", el poema que escribió Eduardo Luis Duhalde a los 68 años:
Me he vuelto más sensible / con el tiempo, / los surcos de mi frente / son grietas del alma / plagada de agujeros / en la coraza perforada. / Rendijas donde cuelan / lágrimas soterradas / entre mis manos apretadas. / Sin anuncios / ni llamados, / el pasado vuelve / inexorable / en mariposas de nostalgias / para llorar mis muertos / cada mañana gris, cada mañana. «


E Duardo Luis x Cristina
“También es un día para recordar a un hombre que se nos fue, un funcionario de nuestro gobierno, un luchador de los Derechos Humanos, como fue el doctor Eduardo Luis Duhalde; un hombre que tuvo toda una vida de militancia, de lucha, de exilio también, de retorno del exilio con las mismas ideas, con las mismas convicciones, sin grandes alharacas, sin hacer alarde de lo que había hecho o de lo que había dejado de hacer, porque no necesitaba hacerlo, su propia historia y sus propias convicciones, así lo demostraron.”

Palabras de Cristina Fernández de Kirchner, el 4 de abril de 2012.



Eduardo Luis por su hijo Mariano H.
Si quisiéramos distinguir un rasgo esencial en Eduardo Luis Duhalde, podríamos referirnos a su vocación docente y a su capacidad de observación. Docente porque en cada actividad de las múltiples facetas que desarrolló a lo largo de su vida, siempre estuvo dispuesto a formar compañeros y compañeras que pudieran desarrollar por sí mismos líneas de acción tendientes a construir una sociedad mejor, más justa, soberana y reivindicativa de la dignidad del ser humano. Donde la memoria histórica y el desarrollo del hombre fueron hasta sus últimas acciones pilares fundamentales de su quehacer.
Su inagotable optimismo y su confianza en las masas lo llevó a transitar el mundo sin reconocer fronteras ni a escatimar esfuerzos para ser útil y solidario allá donde el deber, las circunstancias o la casualidad lo llevara. En ese transitar recogió la amistad y el reconocimiento en los lugares del mundo que visitó, tanto para aportar como funcionario de Naciones Unidas en la postergada África, o en nuestro sufrido continente. A donde fuera aportó su mirada en función de los derechos de los más postergados y de los luchadores sociales. Fue un militante de tiempo completo, un intelectual comprometido con su época, tanto en el desempeño de la docencia, el periodismo, en su tarea de defensor de los Derechos Humanos, como en su rol de funcionario público. Fue un entrañable amigo y un gran padre tanto de sus contemporáneos como de las generaciones más jóvenes.
Su acción siempre fue acompañada por su pluma, incansable analista de su tiempo, su capacidad de observación y reflexión lo llevó a pensar meditadamente sobre la realidad y los sistemas políticos. Su carácter antiimperialista y su temprana adopción de las herramientas que el marxismo le brindara para el análisis y las enseñanzas que sus maestros le aportaron estuvieron presentes hasta el final en la profundización sobre materias y temas que completaban una formación totalizadora en torno a la concepción del hombre como sujeto de la historia y de los Derechos Humanos como fundamento inescindible del sistema democrático.
Una visión gramsciana de la historia y de la conformación del bloque de la clase dominante acompañada de una gran intuición le permitió estar abierto y atento a descubrir la oportunidad histórica para accionar sobre la realidad para modificarla estructuralmente.
Esos valores y cualidades que él supiera advertir tempranamente le permitió estar junto a Néstor Kirchner en el momento que la historia se lo requirió. Sin vacilaciones y sin especulaciones personales apoyó hasta el último resuello de aire el proyecto encarnado por Néstor Kirchner, y de la misma manera durante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández. Fue en estos períodos de su larga trayectoria en los que ocupó por primera vez un cargo público en el Poder Ejecutivo. Lo hizo con orgullo y total dedicación y entrega, a sabiendas de que era el corolario de una vida de lucha y que la misma se le iba en acompañar la acción del gobierno que vino a restaurar las bases éticas en el rol del Estado. Orgulloso de su conducta y de su modesto aporte a la refundación de esta Nación bajo el lema de Memoria, Verdad y justicia me toca, en nombre de todos los que trabajaron con él codo a codo y de sus familiares directos, presentar los materiales que muestran el camino transitado y que marcan los valores que rescatara en su lucha por aportar los contenidos para una democracia avanzada, una democracia que el concebía necesariamente imbuida de los contenidos y desarrollo de los Derechos Humanos fundamentales, que necesariamente incluyen los contenidos de Memoria, Verdad y Justicia, pero que no terminan allí, sino que siguen en las políticas de inclusión, asignación universal por hijo, el derecho a la vivienda, al trabajo digno, a la educación pública y gratuita, a la salud para todos y todas, a la igualdad de género, en suma, que se resume en los contenidos de Justicia Social desarrollados por el gobierno de Néstor y de Cristina, a quienes no sólo admiraba por su coraje y valentía, sino en quienes reconocía indudables dotes de conducción para la tarea colectiva a la que gracias a su generosidad entusiastamente desde el primer momento se pudo sumar y aportar en la medida de sus posibilidades.
Convencido del apotegma que repetía incansablemente: "donde hay voluntad hay un camino", quedan sus escritos y discursos para que cada uno encuentre la manera de poner en práctica esos valores colectivos que Eduardo Luis Duhalde supo hacer suyos convencido de que el problema central de la militancia era la práctica de la práctica.
Fuente: Tiempo Argentino

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