lunes, 30 de septiembre de 2019

El agotamiento de un modelo

Mauricio Macri, durante la conferencia de prensa que brindó tras las PASO
Mauricio Macri, durante la conferencia de prensa que brindó tras las PASO
Los resultados de las elecciones primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO) corrieron “un velo”. Quedaron expuestos modelos económicos históricamente antagónicos. Muchos de los votantes lo entendieron porque nunca perdieron de vista a la economía; otros reflexionaron seriamente y hoy contemplan con gesto adusto el malestar social; un tercer subgrupo “politizado y mediatizado”, apelaron al monólogo ante las cámaras, desplegaron un acting y se horrorizaron; el resto, por el contrario, se mantuvo inamovible en su posición (más de un lado que del otro). Mientras se producía este cambio express en la matriz de pensamiento del votante, el mercado ingresó en “modo sobreactuación” arrojando disparatados valores cambiarios y financieros basados en “discursos demodé” que anticipaban, por ejemplo, inminentes avances del comunismo y planes de expropiación y estatización si se modificaba la conducción política del Estado (recursos comunicativos típicos de los tiempos de la Guerra Fría entre Estados Unidos y URSS).
¿Qué teorías pugnaron hasta las PASO? De un lado se ubicaron quienes “timonearon el barco de la política económica”. Eliminando las regulaciones de la actividad productiva y fomentando la inversión en construcción y la oferta exportable, se suponía que automáticamente habría empleo, crecimiento y desarrollo económico. Por motivos exógenos (el impacto de la economía internacional) pero, principalmente endógenos, originados en errores de diagnóstico, un deficiente timing en la praxis y fallas de diseño en el modelo, hoy “la foto” muestra más retrocesos que progresos en aspectos vinculados a la inflación, la recesión y la pobreza.
El resultado de las paso dejó expuesto el antagonismo entre dos modelos económicos
En el extremo opuesto, se posicionó el grupo de los intervencionistas, defensores de la noción de un Estado activo e imbuidos en una abundante cultura política. Algo dispersos por (casi) cuatro años, “discursearon” sin “un norte” definido en términos de liderazgos hasta 2019. Sin embargo, no parecieron dar muestras de perder el afán por diseñar políticas públicas activas (aprendiendo de sus errores, supuestamente) y monitorear las inconsistencias del mercado. De afianzarse los resultados de las PASO, éstos tendrán que ser sumamente cuidadosos porque el votante le reclamará el cumplimiento de sus propuestas en un marco en el que, por la herencia que recibirán, tendrán que ser habilidosos para convivir entre las agudas necesidades sociales y la presión de los organismos financieros internacionales.
La política económica de estos años organizó el proceso de coordinación macroeconómica mediante la icónica figura de la libertad de mercado. Se suponía que siguiendo las señales de la “mano invisible”, encargada de coordinar el proceso macroeconómico de ahorro (de las familias) e inversión (de las empresas), la confianza de los participantes consolidaría en el futuro ámbitos económicos armónicos y estables. El interés por la estrategia alineada con la frase “cómo nos ven en el mundo”, implicaba mantener una economía completamente abierta a la competencia internacional (y expuesta al “humor global”) tanto en el orden comercial como financiero. Según su visión, este estadio se lograría afianzando la reputación y diferenciándose de las estrategias empleadas durante el período 2003-2015. Configurado este ambiente market friendly (amigable con el mercado), un proceso inversor endógeno (como si fuera un motor en permanente funcionamiento) impulsaría mecanismos de autorregulación que permitirían el acceso a adecuados estándares de productividad y competitividad, acompañados por indicadores sociales saludables y sustentables (entre ellos, una equitativa distribución del ingreso). Este proceso sería automático, se retroalimentaría sin la presencia “invasiva” de políticas activas (discrecionales) y se afianzaría en el largo plazo porque todo “progreso económico únicamente es posible a base de ampliar, mediante el ahorro, la cuantía de los bienes existentes de capital y de perfeccionar los métodos de producción (Von Mises, 1986)”.
En las elecciones se impuso el pensamiento político intervencionista y defensor de la noción de un Estado activo
Sin mencionarlo explícitamente, la teoría ensayaba con las necesidades de supervivencia de un “agente representativo” racional similar al “hombre promedio” propuesto en 1850 por el matemático y sociólogo belga Adolphe Quetelet. Ese individuo imaginario que se enfrentaría día a día con los desafíos y amenazas cotidianas provenientes de la coyuntura macroeconómica local, no tendría inconvenientes en negociar salarios cara a cara con su empleador (sin el respaldo del sindicato), no se atemorizaría por el desempleo porque estaría dispuesto a ajustar su salario a la baja cuantas veces sea necesario para ser productivo y competitivo (por su bien y el de su empresa contratante), pagaría gustosamente las tarifas ajustadas por inflación y se endeudaría a largo plazo aceptando actualizaciones automáticas del capital (de deuda). En esencia, elegiría voluntariamente momentos de ocio y trabajo (no habría amenazas de desocupación involuntaria keynesiana) y podría tomarse años sabáticos (incluso en el mercado de trabajo argentino). Así, la psiquis política le dio vida a un individuo (o una familia) que no tendría problemas para “llegar hasta la otra orilla” (su salario siempre sería suficiente para afrontar sus gastos).
El resultado de las PASO estuvo lejos de convalidar ese modelo. Por el contrario, confirmó la frase del asesor del ex presidente de EEUU Bill Clinton: “es la economía, estúpido (Carville, 1992)”. Sobreviviendo a una caída del poder adquisitivo del salario (más intensa en el sector público), conviviendo con inmensos ajustes tarifarios, sufriendo una corrosiva presión fiscal y adaptándose a créditos hipotecarios escalando al ritmo de una tortuosa inflación (dispuesta por el mercado), los votantes finalmente palparon el descalce entre sus ingresos y gastos (y la razón de su pérdida de bienestar) y lo demostraron en las urnas. Las necesidades por el gasto de consumo superaron a las que clamaban por obra pública, porque pudo haberse llegado a la conclusión que en el corto plazo: 1) empeoraría su calidad de vida ante más pérdidas de ingresos y conquistas sociales, 2) “la mano invisible” no les devolvería su empleo (aun imitando al “agente representativo”) y 3) su vida continuaría normalmente incluso con el mismo nivel de infraestructura pública.
En las urnas se vio que las necesidades por el gasto de consumo superaron a las que clamaban por obra pública
Pese al achatamiento salarial, la desocupación y la pérdida de valor del peso (y la mejora competitiva consecuente) y mayor rentabilidad empresaria consecuente, las inversiones reales no llegaron y las financieras entraron atraídas (y salieron expulsadas) por el carry trade. El consumo se desplomó, las cotizaciones del tipo de cambio y los niveles de las tasas de interés hicieron volatilidad, se instalaron en un sendero recurrentemente alcista y el crédito se desmoronó. La inflación y el desempleo se adentraron más en el terreno de la estanflación y la pobreza incorporó más elementos de fragilidad al tejido social. Los mercados liberados al cambio del “humor” global, la “demonización” de la cosa pública (el gasto y todo tipo de emisión de dinero), el fanatismo por generar ahorros y la visión de largo plazo (descuidando el corto plazo), constituyeron el meollo general del problema en un contexto en el que el paradigma hegemónico careció de una visión política amplia e imaginó que la macroeconomía respondería como lo haría la microeconomía de la empresa.
Siguiendo a Paul Davidson, quizás todo esto pudo preverse (o al menos entenderse). Hoy los resignados se reconocen (y sienten) defraudados (segundo grupo mencionado al principio). De haber estado vivo en aquel momento (cuando todo comenzó), el economista británico John Keynes quizás les habría advertido que “las fallas más sobresalientes de una sociedad empresarial son su incapacidad para proporcionar empleo pleno y sostenido y su arbitraria y desigual distribución del ingreso y la riqueza (Davidson, 2001)”.
El autor es profesor de la Universidad de Buenos Aires

Cómo enfrentar a Bolsonaro Entrevista a Carmen Ferreira Foro



Carmen Ferreira Foro, vicepresidenta de la Central Única de Trabajadores (CUT), habla sobre los incendios en la Amazonía, sobre la agresividad del gobierno de Bolsonaro y sobre los desafíos de la lucha sindical para enfrentar a la extrema derecha en Brasil.

Los incendios en la Amazonía ocurridos en agosto hicieron de Brasil el centro de la atención mundial. Mientras tanto, el tema ya ha desaparecido de los medios de comunicación: ¿se han apagado los incendios o simplemente han dejado de llamar la atención?
El problema de los incendios no está resuelto, a pesar de que los medios hayan dejado de informar al respecto. Siempre ha habido incendios en la región amazónica, pero el actual gobierno de Brasil ha declarado la guerra a la opinión pública mundial y a los defensores del clima, lo que hace todo muy difícil. En el pasado se tomaron medidas para contener los incendios. Hoy tenemos un gobierno que echa nafta al fuego y busca su salvación en ver enemigos por todas partes y romper con el mundo.
El gobierno de Bolsonaro ha rechazado el debate internacional sobre la protección de la Amazonía calificándolo de intromisión colonialista. ¿Cuál es la postura del progresismo?
No consideramos imperialista la preocupación mundial. Debemos darnos cuenta de que los problemas ambientales son problemas globales y de que, obviamente, la Amazonía atrae la atención de todos. El gobierno brasileño quiere abandonar la región amazónica para que la exploten Estados Unidos y las corporaciones multinacionales. El gobierno debe actuar de forma antiimperialista y ser consciente de sus obligaciones. Pero claramente ha tomado partido, solo defiende los intereses de los agronegocios y las corporaciones que depredan la Amazonía. Están siendo asesinados indígenas, trabajadores rurales, gente que vive a orillas de los ríos y otros pueblos de la Amazonía, porque quieren convertir sus tierras en tierras de pastoreo. Queremos más que el fin de los incendios. Necesitamos un nuevo modelo de desarrollo para la Amazonía.
Cómo enfrentar a Bolsonaro  Entrevista a Carmen Ferreira Foro
Bolsonaro es homofóbico, difama a las mujeres y a las minorías. ¿Percibe usted como activista, como sindicalista, una amenaza creciente en la vida cotidiana?
Me afecta por varios motivos simultáneamente. Soy mujer, afrobrasileña, provengo del campo y de la región amazónica, así que doy perfectamente con su imagen de enemigo y soy un estereotipo humanizado de su rechazo. La misoginia y el racismo nos colocan en una posición muy difícil: debe recordarse que el presidente está tomando medidas contra la mayoría en nuestro país. Bolsonaro incluso pone en venta a las mujeres brasileñas, al decir que es bienvenido cualquiera que venga a Brasil y quiera tener sexo con una mujer. Las mujeres, las afrobrasileñas y los afrobrasileños somos la mayoría de la población. Al atizarse este tipo de prejuicios se divide la sociedad y se reaviva la mentalidad de los esclavistas.
En los últimos tiempos han aumentado en Brasil las protestas contra el gobierno por parte de, por ejemplo, el movimiento de mujeres, los estudiantes y los sindicatos. ¿Contra quién se está rebelando la gente?
En los nueve meses transcurridos desde que Bolsonaro asumió el cargo, se han destruido muchas cosas. Ha habido recortes presupuestarios, especialmente en educación, pero también se esperan retrocesos en todos los órdenes debido a la reforma de la legislación laboral y la reforma del sistema previsional. Por supuesto, sería bueno si la resistencia fuera aún mayor de lo que es hoy. Pero hay progresos. En los últimos meses hemos logrado llevar a las mujeres indígenas a Brasilia. Salieron a la calle. Los trabajadores y las trabajadoras rurales también protestaron en la Marcha de las Margaritas.
En 2000, tres de cada cuatro brasileños que vivían en el campo eran pobres. Esta situación había mejorado significativamente con los presidentes del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Roussef. El campo había dejado de ser considerado un lugar donde se pasaba hambre.
Ahora el retroceso es considerable, por lo que tenemos que volver a las calles. Luchamos por la democracia, por la soberanía nacional, por la libertad de las personas y contra la violencia contra las mujeres. Solo este año, la tasa de femicidios ha aumentado 84%. Entre otras cosas, atribuimos esto al hecho de que el presidente declara una política de absoluto laissez-faire, todo está permitido, hagan con las mujeres lo que quieran.
Ya bajo el anterior gobierno de derecha de Michel Temer se llevaron a cabo reformas que provocaron dolorosos recortes financieros en los sindicatos. ¿Cuál es la situación de los sindicatos hoy?
Con Bolsonaro, el ataque a los sindicatos se ha intensificado. Por el momento, entre bastidores, se está negociando una enmienda constitucional en el Congreso Nacional de Brasil. Se quiere derogar el artículo 8 de la Constitución brasileña, que establece la libertad de asociación, la libertad para formar sindicatos. Bolsonaro no solo nos privó de financiamiento, sino que ahora también se nos quiere quitar incluso la posibilidad de organizarnos y representar a los trabajadores. Para él, simplemente no se necesitan sindicatos. Esto nos preocupa mucho.
En el próximo congreso sindical lucharemos por la libertad de organización y asociación, un derecho sindical fundamental. Debemos resistir esta presión. No queremos ser mantenidos del Estado, como ocurrió en el pasado con la Constitución corporativa, pero exigimos el derecho a la libertad de asociación. Mientras tanto, nos han excluido parcialmente de las negociaciones colectivas. También solíamos estar involucrados en numerosos consejos, comités y foros y teníamos un diálogo con el gobierno. Esto no solo se aplica a nosotros, sino también a otros actores sociales. Hoy, el gobierno ya no consulta a la sociedad, no hay más espacios donde la sociedad civil pueda expresarse.
¿Qué apoyo puede dar el nivel internacional, la izquierda europea y los sindicatos, por ejemplo?
Inmediatamente después del golpe de Estado contra Roussef se produjo el segundo acto del golpe, cuando se le impidió a Lula presentarse a elecciones. Ahora estamos sufriendo el tercer acto, la supresión de los derechos de los trabajadores y la agitación del odio. Ya hay políticos que se han exiliado porque han sido amenazados. Por supuesto, ante esta persecución, no solo necesitamos declaraciones de solidaridad, sino cualquier tipo de ayuda, incluso en la campaña por la liberación de Lula. No funcionará sin solidaridad internacional con la sociedad y los sindicatos.
Un tema crítico es el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Vemos que los capítulos sobre cláusulas sociales, derechos de los trabajadores y cuestiones ambientales tienen una formulación ciertamente interesante, pero no han sido sancionados, por lo que quienes violen estas cláusulas no sufrirán consecuencias.
El éxito de Bolsonaro también se debió a la fragmentación de la izquierda y la gran pérdida de confianza que enfrentó el PT de Lula y Roussef. ¿Volverán a unirse ahora las fuerzas progresistas en su protesta contra el gobierno de derecha?
En primer lugar, la victoria de Bolsonaro no se debe únicamente a problemas de la izquierda o del PT. Creo que la sociedad no estaba satisfecha, por eso Bolsonaro ganó las elecciones. ¿Cómo se puede esperar que Lula y Dilma resuelvan los problemas que han existido en Brasil desde hace 500 años? Se enfrentaron a una crisis económica y, además, a una conspiración de quienes finalmente querían recuperar el poder. Eran sectores del Congreso, pero también los máximos estamentos judiciales. La derecha se unió para volver al poder y ha utilizado todos los medios y vías para golpear.
¿Cómo logró Bolsonaro esta victoria contra la izquierda?
Bueno, la prensa tuvo su participación y el propio Bolsonaro ha alimentado el odio al PT con el objetivo de destruirlo. Hay algo que se le debe reconocer a Bolsonaro: ha jugado con los medios y las redes sociales de una manera de la que nosotros nunca hemos sido capaces, especialmente entre los más pobres, aquellos que más se beneficiaron con las políticas de Lula y Dilma. Ahí es donde hizo impacto su manipulación y logró que fuera elegido.
Pero no nos rendiremos y daremos vuelta el partido. Creo que podemos hacerlo, si nos unimos. Intentaron darnos un escarmiento y ver si podían eliminar a la izquierda de una vez. Sobrevivimos a este tsunami, este ataque de la derecha y los medios. Somos la bancada más numerosa del Congreso y tenemos también muchos gobernadores. Lejos está el PT de ser liquidado. ¿Si la fragmentación de la izquierda hizo posible la victoria electoral de Bolsonaro? Diría que no. Por supuesto, cometimos errores tácticos. Reflexionamos sobre estos errores y juntamos fuerzas nuevamente. Podemos dar vuelta el partido, estoy segura.
¿Qué consecuencias tiene la política económica y social neoliberal del gobierno?
Es fatal la enmienda a la Constitución, que fue utilizada ya por Temer, y que congela por 20 años los fondos para los servicios públicos, es decir, salud, educación, tratamiento de aguas residuales, etc. Por lo tanto, en los próximos 20 años, ya quedó establecido constitucionalmente que no es posible invertir un centavo en esas áreas; solo se compensará la inflación. La gente ha comenzado a sentir las consecuencias. Ya no tiene la oportunidad de ser atendida en el centro de salud comunitario o capacitada adecuadamente. El futuro brasileño está siendo finalmente malvendido, se quiere crear un ejército de mano de obra barata... Se han suprimido las clases de filosofía, se han suprimido las clases de educación física. Lo principal es que las personas puedan hacer trabajos simples.
También la reforma del sistema previsional, con la eliminación de las pensiones para los trabajadores rurales, que habían sido un logro importante de los últimos años, tendrá consecuencias dramáticas y hará que la gente se despierte. Cuando se eliminen las pensiones para quienes trabajan en el campo, faltará mucho poder adquisitivo en las zonas rurales y las comunidades verán afectada su supervivencia.
Recientemente se ha formado en Brasil una nueva alianza contra Bolsonaro. ¿Cuáles son las intenciones de esta agrupación?
Esta alianza contra Bolsonaro, que se creó la semana pasada, es difícil de evaluar. Son fuerzas del centro y del conservadurismo. Me da la impresión de que quieren deshacerse de Bolsonaro ellos mismos y reemplazar una cara por otra. Tal vez coloquen a uno que parezca un poco menos rudo y algo mejor educado, alguien cuyo estado mental no dé motivo para preocuparse y que uno no tenga que preguntarse si sufre algún trastorno de conducta o algún otro tipo de perturbación. Podrían ayudarnos, pero creo que el proyecto de esta nueva alianza apuesta tanto como Bolsonaro a las privatizaciones y a la pérdida de la soberanía nacional y de los derechos democráticos. Si realmente se trata de un nuevo proyecto, se podría hablar con ellos. Pero si solo se cambia una cabeza por otra, entonces soy bastante escéptica.
Traducción: Carlos Díaz Rocca

jueves, 26 de septiembre de 2019

Conquista de trabajadores: la fábrica de Mielcitas se convierte en una cooperativa y vuelve a producir

De la mano del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, un total de 66 mujeres y 22 varones se pusieron al frente de la empresa Suschen y seguirán adelante con la fabricación de alimentos. Ya volvieron a producir Naranjú, y girasol y buscan insumos para ampliarse.

Fuente:PRIMER PLANO ONLINE

Mielcitas
Manos a la obra: las trabajadoras de Suschen, pieza clave en la continuidad de la firma como cooperativa
Y un día vuelven las Mielcitas. Es que la fábrica Suschen, que fue abandonada por sus dueños, fue recuperada por las 66 mujeres y los 22 varones que pelean desde hace meses por la continuidad de la firma y recupera lentamente su proceso productivo. Se trata de un verdadero logro, una conquista que se celebra internamente con la gratitud hacia la comunidad de la zona, organizaciones sociales y políticas y al Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas, clave en el rediseño de la organización de los y las empleadas, que es válido recalcar nunca bajaron los brazos.
“Estamos en plena etapa de trámites, con la entrega de los últimos papeles para la conformación de la cooperativa”, indicó hace instantes a Primer Plano Online Silvia Ayala, trabajadora de la compañía y flamante presidenta, elegida por sus pares, de la estructura para seguir adelante.
Los clásicos Naranjú y las bolsas de girasol comestible ya están nuevamente en etapa productiva, mientras esperan por la materia prima para volver a fabricar las ponderadas mielcitas. El dinero que pudieron destinar a la compra de insumos surgió de festivales y de donaciones, que fue a parar todo a la compra de elementos para producir. Ya vendrá el momento de poder empezar a repartir dividendos en forma equitativa, tal cual el espíritu cooperativista indica.
Por lo pronto, el próximo lunes tendrán una reunión en el Municipio de La Matanza para ver cómo se puede hacer con el alquiler del lugar, que es una deuda que se acumula. El tema es que los propietarios anteriores se fueron sin pagar absolutamente nada, y ahora para seguir allí, además de los servicios, deben enfrentar meses adeudados por la ocupación del edificio, ubicado en Rafael Castillo.
“De los dueños lo único que sabemos es que hay una abogada presentándose en nombre de ellos. Pero eso va por otro carril, y nosotras estamos muy entusiasmadas con la posibilidad de continuar produciendo. Es algo que nos devuelve la esperanza”, concluyó Ayala.

martes, 24 de septiembre de 2019

El Salario Mínimo con Cambiemos: derrumbe del poder adquisitivo y (otro) cepo24 Septiembre 2019


El salario mínimo es una herramienta central del Estado nacional para la regulación global de los salarios. Entre 2015 y 2019 perdió más de 30% de su poder adquisitivo, cayendo aún más que el salario formal promedio. Además, la "garantía" del 82% del salario mínimo a la jubilación mínima, no constituye un avance para los jubilados, sino un "cepo" para los ingresos de los trabajadores.

Fuente:Pagina/12 

La Constitución Nacional, en el Art. 14 bis, consagra al Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) como una de las diversas formas en que el trabajo debe estar protegido por las leyes. La Ley de Contrato de Trabajo establece que un trabajador contratado no puede ser remunerado por debajo del SMVM y que el mismo corresponde a “la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión”.
Actualmente, la fijación periódica del monto del salario mínimo es una atribución del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el SMVM. Se trata de un órgano integrado por representantes de los sindicatos, de los empleadores y del gobierno, que tiene potestad de laudo de no haber consenso. El monto del salario mínimo debe definirse “teniendo en cuenta los datos de la situación socioeconómica, los objetivos del instituto y la razonabilidad de la adecuación entre ambos”.
Aunque una de las funciones formales del Consejo es establecer lineamientos y metodologías para la definición de una canasta básica que sirva de referencia al SMVM, esto no ha llegado a ningún puerto. Por razones técnicas y políticas, la Canasta Básica Total (CBT) del INDEC, que define la línea de pobreza, no constituye una referencia, al menos oficialmente, para esta discusión. Así, el marco normativo carece de elementos concretos para determinar la cuestión central de cuánto debe ser el monto del SMVM.
Por tanto, el monto del SMVM constituye el producto de una definición política en la cual el Estado nacional tiene la última palabra. Y ello implica que para el Estado constituye una herramienta fundamental en su capacidad de incidir sobre los salarios: a partir del SMVM no solo fija el piso para los trabajadores legalmente contratados, sino que incide sobre la desigualdad salarial en el sector formal, y marca una referencia para el mercado informal (cuya efectividad varía según el contexto). Además, constituye un hito ineludible al momento de las discusiones paritarias.
La evolución del salario mínimo en los últimos 25 años
Con la inflación y las abruptas variaciones del tipo de cambio real, carece de sentido considerar el monto nominal del SMVM, tanto en pesos como en dólares. Lo que interesa es conocer su poder adquisitivo en distintos momentos del tiempo y para esto se lleva a “valores reales”, tomando como parámetro, por la naturaleza del salario mínimo, la variación del precio de la CBT (empleando índices de precios alternativos para el periodo 2007-2015 y considerando un incremento del 21% entre agosto y diciembre de este año). Por tanto, los montos de los distintos momentos se expresan en poder de compra de septiembre de 2019 (en este mes, el valor de la CBT para un hogar tipo del GBA ascendió a unos $35 mil).
Entre 1995 y 2001, años en los que prácticamente no hubo variación de precios, el salario mínimo se mantuvo en $200, monto equivalente unos $10.950 actuales (31% del valor de la CBT para un hogar tipo del GBA), representando en aquél entonces un 25% del salario promedio bruto del sector privado registrado.
Tras la salida de la Convertibilidad, el SMVM se derrumbó, cayendo a unos $7.300 entre mediados de 2002 y 2003 (21% de la CBT). A partir de ese momento, comenzó un acelerado y sostenido crecimiento, que llevó a que su poder adquisitivo casi se triplicara en solo tres años, alcanzando un valor promedio de $21.150 para el año 2006, representando el 44% del salario promedio (con picos de 48%) y un 60% de la CBT, el doble que durante la Convertibilidad.
En este periodo, el SMVM fue una herramienta central para la rápida recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores: ya a fines de 2005, el salario promedio retomó el nivel promedio de la Convertibilidad (tras haberse desplomado un 25% entre fines de 2001 y fines de 2002) y apenas un año después resultó 10% mayor que aquel. Pero, además, el impulso del salario mínimo (junto con los aumentos de “suma fija”) fue fundamental para lograr una mejor distribución del ingreso entre los asalariados registrados, acortándose la brecha entre quienes más y menos ganaban.
Entre 2007 y 2011 el poder adquisitivo promedió $23.100 (66% del costo de la CBT), con oscilaciones (entre $21 y $25 mil) y el peso del salario mínimo sobre el salario promedio se mantuvo en torno al 43%, aunque con una tendencia decreciente.
En el último gobierno de CFK el poder adquisitivo del SMVM mostró una tendencia levemente declinante, y promedió $21.650 (representando el 36% del salario promedio). En el último trimestre de 2015 alcanzó $21.400 (61% de la CBT), luego de recuperarse de una caída en 2014. En ese momento, el salario promedio privado formal alcanzó $58.800, un nivel similar al de 2011 y 2012, algo menor al de 2013 (máximo de la serie), y superior a los poco menos de $56 mil registrados a mediados de 2014; por otro lado, resultaba 33% superior al promedio de la Convertibilidad, 80% mayor que a fines de 2002 y 19% más alto que en el último trimestre de 2006.

¿Qué pasó con el SMVM durante el macrismo? Durante 2016 mostró una caída respecto a 2015, especialmente en la primera mitad (producto de la devaluación y consecuente salto inflacionario), y promedió en el año alrededor de $19.800 (57% de la CBT), manteniéndose en ese nivel durante 2017. 
Producto de la aceleración inflacionaria que comenzó con la devaluación de abril de 2018, en el segundo trimestre de 2018 empezó un fuerte deterioro del poder adquisitivo del salario mínimo que llevó a que desde fines de ese año y durante todos los trimestres de 2019 se ubique en torno o por debajo de $15 mil en términos reales. 

Aún con el adelantamiento a marzo del aumento previsto para junio de 2019, y con la reciente suba otorgada para agosto, septiembre y octubre, el promedio del poder adquisitivo SMVM apenas alcanzaría a $14.850 (42% de la CBT) durante este año ($15.400 para el último trimestre), lo que representaría una caída del 30% frente al poder adquisitivo promedio de 2015.

Entre el segundo trimestre de 2019 (último para el que se cuenta con datos de salario promedio) y el cuarto de 2015, el poder adquisitivo del SMVM se desplomó 33% (cayendo el valor más bajo desde mediados de 2004) frente al descenso de 18% del salario promedio (que retrocedió a un nivel cercano a la media de 2006, unos $48 mil actuales), lo que conllevó una brusca disminución de la participación del salario mínimo sobre el salario promedio, relación que se ubicó en 30% (menor valor de fines de 2003).

La reforma previsional y el “cepo” al salario mínimo
La medida más importante de Cambiemos con relación al SMVV no fue tomada en el marco del Consejo del Salario ni por el Ministerio/Secretaría de Trabajo. Y, de hecho, estuvo revestida de un discurso progresista, que vendría a saldar una reivindicación histórica.
La reforma previsional vigente desde marzo de 2018 (Ley 27.426) no solo modificó la fórmula de actualización de los haberes, sino que introdujo una “garantía” para aquellos jubilados que perciben el haber mínimo (o poco más) y cuentan con 30 años de aporte (algo más de un millón de personas): cuando el monto del haber quede por debajo del 82% del SMVM, habrá un pago extra hasta alcanzar dicho umbral.
Pero el SMVM no es un indicador objetivo sino normativo y cuya definición es eminentemente política. Por tanto, que la jubilación se ubique por debajo o por encima del 82% del SMVM no conlleva necesariamente un aumento del poder adquisitivo, y ni siquiera una mejora de la relación con el nivel salarial de los trabajadores activos.
Desde la vigencia de la reforma previsional hasta fines de 2019, la jubilación mínima representará en promedio el 83% del SMVM, oscilando entre el 77% en octubre y noviembre de 2019 (meses en los que abonará hasta $900 para alcanzar el 82%) y el 92% en junio y julio de este año. En 2018, durante varios meses la jubilación mínima quedó levemente por debajo del 82% del SMVM, con lo que la compensación fue ínfima (equivalente a unos $210 actuales por mes).
Ahora bien, en este periodo, el poder adquisitivo de la jubilación mínima cayó en forma drástica: en el último semestre previo a la reforma previsional, el poder adquisitivo de la jubilación mínima promedió, en términos reales, $15.500, mientras que en la segunda mitad de 2019 se ubicaría en torno a un promedio de $12.350, lo que implica un descenso del 20,2%. Para quienes reciben la “garantía” del 82% del SMMV, el poder adquisitivo del haber promediará en el semestre unos $12.650, con lo que la caída habrá sido de 18,5%. Seguramente, en este grupo de jubilados la desazón por esta enorme pérdida de poder adquisitivo empaña cualquier eventual festejo por saber que su haber pasó de representar del 80% al 84% del SMVM. Incluso si en los próximos meses la inflación comenzara a ceder y la jubilación recuperase parte del poder adquisitivo perdido, en nada habrá contribuido la cláusula del 82% del SMVM.
Si es claro que la garantía del 82% del SMVM es solo un cliche y que no ha contribuido en (casi) nada a sostener el poder adquisitivo de los jubilados, sí en cambio se ha mostrado sumamente eficaz para imponer un corset al salario mínimo y, con ello, a la política salarial, debido al enorme costo fiscal que conllevaría una recuperación de cierta magnitud del SMVM. Más que una garantía para (un grupo de) los jubilados y el honramiento de la “deuda histórica del 82% móvil”, la reforma previsional lo que garantiza es que el salario mínimo no se ubicará más de 22% por encima del haber mínimo jubilatorio (excepto por lapsos muy breves y por escaso margen, como en estos meses).
Solo a modo de ejemplo, si el gobierno de Macri hubiera decidido, tras las PASO, recomponer el salario mínimo al menos al nivel promedio de 2016/2017 ($19.800) y luego otorgar subas acordes a la inflación esperada hasta fin de año, para cumplir con la garantía del 82% del SMMV en las jubilaciones, el Estado debería haber desembolsado alrededor de $20 mil millones extra, lo que representa, por ejemplo, casi la mitad del costo fiscal de las políticas tomadas para “aliviar” la situación tras las PASO, y el doble de las erogaciones adicionales para este año previstas en la Ley de Emergencia Alimentaria.
En definitiva, si el nuevo gobierno decidiera que el Estado debe retomar una política salarial tendiente a recomponer el poder adquisitivo de los trabajadores con énfasis en quienes ocupan la base de la pirámide, sin dudas deberá recurrir a la fundamental herramienta del salario mínimo. Sin embargo, por las consecuencias que ello tendrá sobre las jubilaciones, la política salarial quedará atravesada por dilemas relacionados con su costo fiscal. Como alternativa, desarmar la indexación entre jubilaciones y salario mínimo no resultará nada sencillo en la arena política, a partir de lo socialmente extendida que está la falaz idea de que la garantía del 82% del salario mínimo constituye un paso adelante para los jubilados.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Cómo desdolarizar a la Argentina


Los especialistas coinciden en que privarse de una moneda propia es eliminar uno de los principales instrumentos de política económica y dispositivo de flexibilidad del sistema. 
Producción: Javier Lewkowicz

No es un fenómeno natural

Por Noemí Brenta *
En las últimas semanas, a partir de la devaluación post PASO, hoy investigada por la justicia, y a medida que el gobierno reveló sus dificultades para atender la deuda, el público grande y chico busca hacerse de dólares. Algunos, para protegerse de la pérdida de valor del peso y de la eventual restricción de los depósitos bancarios; otros, para ganar con el arbitraje y negocios varios. Conforme aumenta la dolarización de las carteras las reservas del Banco Central caen, y crece la desconfianza de que alcancen para todos las obligaciones de pagos en divisas: importaciones, deudas, intereses y utilidades del capital extranjero, depósitos; el efecto manada lleva al embudo de la puerta 12. Pero hete aquí que apareció el Estado y ordenó un poco las cosas, con un broche en la nariz. Un control cambiario acá, una obligación de liquidar las divisas de exportación allá, las tasas en las nubes, y en ese estilo caótico que usa cuando el libreto escapa a las novelas de Ayn Rand, el gobierno logró frenar la devaluación y atenuar la sangría de reservas, sin conseguir que sus socios del norte repongan los verdes prometidos, insuficientes de todos modos para compensar las pérdidas y restablecer la confianza.
Los precios de todo lo directa o indirectamente exportable o importado y todos los demás treparon con el dólar, acelerando la inflación y la pobreza. Para amortiguar el sablazo en el bolsillo y en el resultado electoral, el gobierno eliminó transitoriamente el IVA de algunos alimentos y postergó los aumentos de los servicios públicos y los combustibles, todos dolarizados por esta misma administración. Imposible decir que esta inflación obedece a excesos de demanda o de emisión monetaria, sino al pass through y al altísimo costo del capital de trabajo de las empresas por las tasas de interés estratosféricas que el BCRA sostiene, con la excusa de domar al dólar.
Estos saltos retornaron al tapete la cuestión de la dolarización y la necesidad de recuperar la soberanía monetaria. La bimonetización no es un fenómeno natural, sino que depende del marco institucional que lo fomente o disuada, el que a su vez refleja los intereses en pugna y sus fuerzas relativas para validarse en las distintas coyunturas. En Argentina la dolarización empezó con la última dictadura, a través de las reformas institucionales que configuraron una economía rentística financiera, y se profundizó durante la convertibilidad y las relaciones carnales con Estados Unidos. Tras el default, y comprobar que la mayor parte del producto bruto argentino no es transable ni tiene relación con el dólar, y que de repartir las reservas al público a cambio de los pesos, el país se quedaría sin liquidez para los acreedores, llegó la hora de desdolarizar.
La dolarización volvió en la era Cambiemos, que reeditó el alineamiento con el tío Sam, redolarizó tarifas y precios básicos, facilitó las importaciones, volvió a privilegiar al capital financiero sobre la economía real, y agigantó la deuda. De nuevo fueron los cambios institucionales los que incentivaron la dolarización y su inestabilidad inherente. Incluso reaparecieron economistas ultraliberales conminando a dolarizar, a eliminar al Banco Central y a poner a los bancos bajo control extranjero. Dolarizar, dicen, eliminaría desde la inflación hasta las paritarias, para ellos, todos derivados de la mala moneda. También argumentan que el gobierno haría lo que el público pide al revelar sus preferencias por la moneda extranjera. Pero el público también prefiere tener trabajo y vida digna, ¿por qué conceder unas preferencias y negar las otras?
No es cierto que la historia inflacionaria argentina provoca la huida de la moneda doméstica, porque la mayoría de los países latinoamericanos tuvieron hiperinflaciones, y salvo unos pocos, conservan sus propias monedas hasta para las operaciones inmobiliarias. Pero también conservan la prudencia de regular la entrada y salida de capitales, y de mantener el endeudamiento en moneda extranjera en niveles acordes a su capacidad de repago.
En suma, el uso de moneda extranjera para transacciones dentro del país no es necesario ni inevitable, sino contingente y regulable. Privarse de una moneda nacional es eliminar uno de los principales instrumentos de política económica y dispositivo de flexibilidad del sistema. Hay que desdolarizar a la Argentina.
*Economista UBA y UTN FRGP

Incrementar las regulaciones

Por Genaro Grasso **
El Gobierno de Cambiemos parece una historia kármica que comienza con la liberalización total del mercado cambiario, el fomento de la dolarización de la economía (precios, ahorros, sistema bancario) y el endeudamiento externo, para terminar congelando precios de combustibles, defaulteando la deuda (en pesos y en dólares) e imponiendo controles de cambios. Aquí la literatura pondría un punto final en la historia; pero los argentinos debemos sobrevivir a la simetría poética, lo cual nos obliga a pensar cuáles son los efectos de largo plazo de dichas políticas y cómo se pueden remediar.
La principal herencia financiera para el próximo gobierno es la deuda externa, y en particular, la contraída con el Fondo Monetario Internacional, que deberá ser renegociada con mucho cuidado. En segundo lugar, la fuga de capitales, que, pese al actual control de cambios “mayorista”, posee un componente minorista muy importante, de clases medias y altas. Finalmente, la herencia más urgente es la de las escuálidas reservas que dejará el Gobierno para la próxima gestión.
Para intentar resolver este problema, debemos comenzar a comprender el proceso de fuga de capitales. La dolarización es un proceso estructural y persistente de los países periféricos. No depende solo del rendimiento relativo de los activos (pesos contra dólares), ni de la inflación, ni de la financiarización y extranjerización de las empresas de los ’70, ni de una “cultura del dólar”. No hay “simetría” entre monedas: el Estado argentino tiene capacidad de redimir pasivos en moneda local, más no así en moneda dura. Cambiar moneda mundial por pesos de Estado es fácil; no está garantizada, empero, la opción inversa.
La primera crisis de la convertibilidad de la moneda local a moneda dura con endeudamiento externo, fuga y corrida de depósitos ocurrió durante el gobierno de Bernardino Rivadavia. Siempre que el Estado eliminó los controles de cambios, la fuga de capitales consumió las reservas internacionales y obligó al Tesoro a tomar deuda externa. En todos los casos, se terminó en una crisis.
Teniendo en cuenta este escenario, el control de cambios se vuelve una necesidad, más que una decisión de política económica. Pero no cualquier control de cambios es bueno. El actual diseño es altamente negativo: favorece el “puré” (comprar al oficial y vender al ilegal) por hasta 10.000 dólares mensuales, y había generado un ciclo de “rulo” (comprar al oficial y venderlo vía bolsa) hasta que el Gobierno cortó el procedimiento, a costa de una disrupción radical en el mercado de capitales. Sería mucho más prolijo un esquema de desdoblamiento (formal o informal) en el cual el dólar que garantiza el Banco Central sea el de operaciones comerciales, mientras que el dólar para ahorro, turismo, y otras operaciones financieras, pueda comprarse sólo por el dólar bolsa o MEP, pudiendo los bancos ofrecer operaciones “sintéticas” de la compra de dólares.
En simultáneo, se deben ofrecer alternativas de ahorro en moneda local indexada, al tipo de cambio oficial, en UVAs, y por el precio del metro cuadrado promedio en CABA, que relevaría el INDEC, y desde los bancos se deben ofrecer tasas de interés reales levemente positivas. Un acuerdo social de precios y salarios, tarifas, tasas y tipo de cambio oficial debería ir ordenando y pesificando gradualmente los precios estratégicos de la economía, lo cual bajaría poco a poco la inflación.
También se debe ofrecer una batería de herramientas tributarias y legales “anti-dólar”: pesificar las escrituras y bancarizar las transacciones inmobiliarias, reestablecer el Impuesto a las Transacciones Inmobiliarias si éstas se realizan en dólares, incrementar el Impuesto a los Créditos y Débitos si las transferencias se realizan en dólares, reformar el impuesto a la Renta Financiera para gravar más la tenencia de dólares y activos en dólares vis a vis los que pagan en moneda local, incrementar el Impuesto a los Bienes Personales para las tenencias de dólares y activos en el exterior, entre otras.
El caso de Bolivia nos muestra que una combinación de medidas de restricciones, impuestos e incentivos económicos puede ayudar a pesificar la economía. Pero en Bolivia se dio en un contexto de relativa bonanza externa, que no parece ser el caso en la Argentina. Por ello, la piedra angular de toda la estrategia debe ser una propuesta de desarrollo exportador diversificado en productos y países que sea consistente con el cronograma de pagos de la deuda externa renegociada, que reduzca el miedo de que el tipo de cambio se dispare y rompa la estrategia de estabilización, crecimiento e inclusión.
**Economía (UBA) - Investigador CCC y Proyecto Económico.
Fuente:Pagina/12

Joseph Stiglitz: “Macri y el FMI provocaron el desastre”


En diálogo con con Página/12, el economista afirmó que la política económica del gobierno fue “una apuesta fallida”, respaldada por una comunidad internacional “enceguecida” por modelos caducos.  “El experimento neoliberal ha sido un fracaso espectacular”, señaló
 
El profesor Joseph Stiglitz afirmó que el FMI y la polìtica de Macri desencadenaron "el desastre argentino". 
El profesor Joseph Stiglitz afirmó que el FMI y la polìtica de Macri desencadenaron "el desastre argentino".  
Imagen: AFP
El profesor Joseph Stiglitz es una excepción lúcida en el castillo calculador del imperio liberal. Consiente, según escribe, de que “el experimento neoliberal ha sido un fracaso espectacular”, Stiglitz promueve hoy lo que el denomina “un capitalismo progresista” como reemplazo al fracasado ultra liberalismo. No es un antiliberal pero si un reformista y, sobre todo, un acérrimo adversario de las políticas del FMI. Precisamente, cuando ocupaba el puesto de economista  jefe del Banco Mundial, sus posturas adversaras el FMI le valieron el Premio Nobel de Economía en 2001. A sus casi 77 años Stiglitz perdura con toda la legitimidad de su voz alternativa. Tanto más legítima cuando que, en lo que toca a la Argentina, sus premisas se hicieron una realidad fatal. En sus planteos contra el esquema actual, las experiencias argentinas de los últimos años ocupan un lugar especial. Entre las políticas económicas nacionales erradas y los organismos multilaterales de crédito que las alentaron y las financiaron con un endeudamiento suicida, Stiglitz ve todo el abanico negativo que va desde la desregulación de los mercados, el corte de los impuestos para los más pudientes, la financiarizacion de la economía, la austeridad, el ahogo del crecimiento, tasas de interés descabelladas, la inflación, la devaluación y la deuda.
Stiglitz ha sido un critico del modelo macrista y en más de una ocasión predijo que la Argentina podría terminar como Grecia y el dólar en la estratosfera. También se ha mostrado muy mordaz con el Fondo Monetario Internacional y sus “modelos impregnados de ideología”. Ambas líneas, la política del presidente Macri y la intervención de los organismos multilaterales de crédito, han sido, asegura Stiglitz, el desencadenante del desastre argentino.
En esta entrevista de Página/12 con el premio Nobel realizada en París, Stiglitz sostiene que la política económica del gobierno fue “una apuesta fallida” respaldada por una comunidad internacional “enceguecida” por modelos caducos.
Hace unos días, se voto en la Argentina una Ley de emergencia alimentaria. Parece cada día más un paso hacia una ficción negra: hay urgencia alimentaria en el país cuya retórica nacional ha sido, durante décadas, ser “el granero del mundo”. ¿Es para usted el fracaso rotundo del proyecto que llevó en 2015 al presidente Mauricio Macri a la Presidencia?
- Escribí un artículo cuando el presidente Macri empezó a aplicar su política económica. Ya advertí que el presidente estaba corriendo un gran riesgo con la reducción de las retenciones a la exportación. Le aportó ganancias al gobierno, pero derivó en el aumento de los precios de los alimentos en la Argentina y el empobrecimiento de muchos trabajadores. De alguna manera, fue una apuesta por la idea de que se produciría en la Argentina una fiebre de fondod extranjeros hacia el país y que, con ello, Macri podría pagar la enorme suma de dinero que estaba pidiendo prestado con unas tasas de intereses escandalosamente altas. No puede haber ninguna inversión si se pagan tasas de interés del orden del 70 por ciento anual. En un momento las tasas de interés por las nubes desencadenan el efecto contrario. Creo que fue una apuesta fallida. Los inversores extranjeros no acudieron para respaldar la apuesta de Macri. Desafortunadamente para el país, Macri apostó mal y ahora Argentina paga un precio muy alto por ese error que fue respaldado por mucha gente que ya conocemos dentro de la comunidad internacional.
Al principio del mandato se celebró la retórica según la cual “La Argentina vuelve al mundo”. Luego ahondaron la idea de que “el mundo nos apoya”. Y siguen con eso, pero la situación demuestra lo contrario. El mundo abandonó a la Argentina en estos años.
- Una de las cosas que se hizo cuando Macri se convirtió en presidente fue decir que la Argentina había heredado muchos problemas. Pero una de las cosas buenas que él heredó fue precisamente una deuda externa muy baja. Pero él cambió esto y convirtió a un país con una deuda externa muy baja en otro con una deuda exterior altísima. Esto se llevó a cabo con la connivencia y el apoyo de la comunidad internacional. Ahora se está pagando el precio.
La responsabilidad del Fondo Monetario Internacional y de su Directora Gerente, Christine Lagarde, es ineludible.
- No sólo se trata de dinero. Ha sido un enorme error de juicio y quedan preguntas que ya se han planteado. ¿ No se trató acaso de un análisis económico contaminado por un análisis político? Tal vez había algunas personas dentro de la administración estadounidense que si deseaban que el plan tuviera éxito y también apoyar la apuesta de Macri. Pero hay preguntas sin respuestas, como en el caso de Grecia y la precaución inicial que debería preceder todo análisis económico, y que en ese caso también fue fallida.
¿Qué le espera como solución a un próximo gobierno con una herencia tan pesada?
- La situación se ha deteriorado tan rápido que es muy difícil en este momento emitir un juicio. Creo que la Argentina, en estos últimos cuatro años, no debería haber contraído esos enormes préstamos del FMI y de la comunidad internacional como respuesta a sus problemas. La pregunta sobre lo que se debería hacer concierne ahora a la comunidad internacional dado que fue ella quien también cometió esos errores. Se trata de saber hasta donde está dispuesta a llegar la comunidad internacional reconociendo el papel que desempeñaron en crear esta nueva crisis en tan pocos años. No puedes culpar del todo a la Argentina si alguien en la comunidad internacional te dice que te dará 60 o 70 mil millones. Por supuesto, estás tentado a decir que sí aún si piensas que los banqueros te dirán que no. Son los banqueros quienes detentan el caramelo y también ellos quienes deberían decir que es irresponsable, que no se puede. Debo decir una vez más que es a los banqueros a quienes habría que criticar, incluyendo, en este caso particular, al Fondo Monetario Internacional. Se equivocaron al suministrar esos fondos. El problema fue también que Macri cometió una serie de errores, como cuando empezó a eliminar los impuestos a la exportación para después comenzar de nuevo. Luego están los errores cometidos por el Banco Central con la forma en que se llevó a cabo la política monetaria y la estabilización. ¿ Se hizo el trabajo de la manera correcta? Ellos cometieron toda una serie de errores. El FMI debió hacer sonar el silbato. Si el Fondo Monetario Internacional dijo que la política económica estaba bien y que por ello iban a aportar 50 mil millones de dólares, eso fue pensamiento mágico, eso correspondía a un juicio enturbiado por la ideología. El FMI no estaba ayudando a la Argentina, sino violando la política de no intervención o intentando modelar la política argentina.
Después de las elecciones en las PASO, el peronismo quedó en una posición muy favorable para las elecciones de octubre. Ahora bien, dentro de la comunidad internacional mucha gente tiene miedo del peronismo. Los medios reiteran ese cuento de que se vuelve al pasado, de que la Argentina se va del mundo. ¿Usted le tiene miedo al peronismo ?
- No, no tengo miedo. La Argentina encontró soluciones optimas después de la crisis del 2001 y 2002 y estas soluciones acarrearon un crecimiento. Durante el mandato de Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner criticó al gobierno y dio pruebas de su independencia. Néstor Kirchner demostró ser un hombre integro. Ya sabemos que la política es siempre algo muy difícil, y que con la política no hay promesa para el futuro. Pero esto es un indicativo de que se proseguirá con lo que se cree correcto en materia de política económica. Por lo que he recopilado, cuentan con un amplio número de asesores que están más en contacto con la realidad económica que, desafortunadamente, los consejeros de Macri.
efebbro@pagina12.com.ar
FuentePagina/12

jueves, 19 de septiembre de 2019


El desempleo subió en el segundo trimestre de este año medio punto más que en el primer trimestre y un punto más que el nivel alcanzado en el mismo período del año pasado.
Imagen: EFE
La franja más golpeada es la de mujeres de 14 a 29 años, entre las que el nivel de desocupación llega al 23,4 por ciento. Para los varones de la misma franja de edad, el desempleo es del 18,6 por ciento. Los datos corresponden al informe trimestral del Indec, el organismo oficial de estadísticas.
https://twitter.com/indecargentinaView image on TwitterView image on TwitterView image on Twitter                                                           En cuanto a la desocupación por región geográfica, se destaca como dato preocupante el nivel alcanzado en los partidos del conurbano, donde el problema afecta al 12,7 por ciento de la población activa, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires llega al 9,2 por ciento. Es decir que para el conjunto del área metropolitana del Gran Buenos Aires, el desempleo resultante en el segundo trimestre se ubica en el 11,9 por ciento. Entre los restantes conglomercados urbanos, los que exhiben tasas más altas de desempleo son mar del Plata (13,4 por ciento), Gran Córdoba (13,1) y Salta (12,7).               

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Bombardeo a la Plaza de Mayo: minuto a minuto, cómo fue la trágica jornada del 16 de junio de 1955


Naves de la Aviación Naval y de la Fuerza Aérea arrojaron bombas sobre el centro porteño, en un intento por dar un golpe y terminar con la vida de Juan Domingo Perón. Un repaso minucioso por uno de los días en los que la muerte se apoderó de las calles
El 11 de junio de 1955, más de 200 mil personas marchaban por las calles del centro de Buenos Aires. Era el día de Corpus Christi. Pero no era una peregrinación religiosa. La manifestación tenía otro sesgo. La disputa entre el gobierno de Juan Domingo Perón y la Iglesia se encontraba en el punto más álgido. Esa fue la masiva muestra de disconformidad de parte de la sociedad. Finalizada la procesión se quemó una bandera argentina. O al menos así salió publicado en los diarios del día siguiente. Se armó un gran revuelo. El gobierno y la oposición cruzaron acusaciones. El oficialismo convocó a un acto de desagravio en la Plaza de Mayo para el jueves siguiente. Un desfile aéreo.
Un nutrido grupo de oficiales de alto rango de las tres fuerzas tramaba, desde hacía tiempo, una conspiración para derrocar a Perón. Luego del abierto enfrentamiento con la Iglesia (el 13 de junio Perón echó del país a dos obispos, Tato y Novoa), la situación parecía propicia. Contaban además con el apoyo de varios políticos y civiles, los comando civiles.
Durante el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955 murieron más de 300 personas
Durante el bombardeo a la Plaza de Mayo de 1955 murieron más de 300 personas
Uno de los cabecillas del levantamiento era el contraalmirante Samuel Toranzo Calderón, quien fue advertido de que los servicios de inteligencia contaban con información sobre el levantamiento. Eso apuró los hechos. Adelantaron la fecha. El día clave pasó a ser el 16 de junio.
Por aquellos días un nutrido grupo de oficiales de alto rango de las tres fuerzas tramaba, desde hacía tiempo, una conspiración para derrocar a Perón
Por aquellos días un nutrido grupo de oficiales de alto rango de las tres fuerzas tramaba, desde hacía tiempo, una conspiración para derrocar a Perón
El plan se resumía en una frase, casi una expresión de deseos: matar a Perón. El modo: bombardear la casa de gobierno y el Ministerio de Guerra, sede del Ejército, fuerza que era leal al presidente. El bombardeo debía realizarse a media mañana, aprovechando que los jueves a las 10.30 Perón se reunía con su gabinete en pleno.
El ministro de Marina, Aníbal Olivieri, se internó en el Hospital Naval. Más que internarse, se hospedó. Anoticiado de la sublevación pretendió mantenerse prescindente. Con él, en la habitación estaban sus dos ayudantes: Emilio Massera y Horacio Mayorga. El plan, comandado por Toranzo Calderón y por el vicealmirante Benjamín Gargiulo, dependía de varios factores. Una vez iniciado el bombardeo, un escuadrón de la infantería de Marina debía atacar por tierra la Casa Rosada. Esa unidad estaba a cargo del capitán Juan Carlos Argerich. A su vez la flota de mar debía zarpar desde Puerto Belgrano. Un grupo de civiles, los comandos civiles, entre cuyos líderes estaban Luis María de Pablo Pardo, Mario Amadeo y Miguel Ángel Zabala Ortiz, darían apoyo en los alrededores de Plaza de Mayo. Para identificarse usarían un brazalete blanco.
Los cuerpos de las víctimas quedaron en el piso, en varias calles del centro porteño
Los cuerpos de las víctimas quedaron en el piso, en varias calles del centro porteño
Los comandos civiles habían cumplido con un papel primordial en la preparación de la asonada sirviendo como enlaces entre los distintos oficiales de las fuerzas armadas rebeldes. El punto clave era la movilización de las fuerzas del ejército. De eso se encargarían dos generales: Justo Bengoa y Pedro Eugenio Aramburu. Una vez producido el primer bombardeo –tal vez con Perón muerto ya bajo los escombros de la Casa Rosada- y con la movilización, los líderes rebeldes descontaban que se le unirían la mayoría de las guarniciones del país.
A las seis de la mañana de ese 16 de junio, los rebeldes tomaron la base de Punta Indio. Desde allí partirían los primeros aviones. Pero apenas despegaron, debieron regresar a la base por causa de la niebla. La acción, en ese momento, se trasladó al Ministerio de Marina. Los líderes rebeldes debatieron si debían continuar o detenerse. Se impuso Toranzo Calderón y su férrea determinación. Ese debía ser el día y no otro. Los aviones despegaron a media mañana.
Perón y su ministro de Guerra, Franklin Lucero, ya sabían de la sublevación. El presidente recibió bien temprano en la mañana, en su despacho de la Casa Rosada, al embajador estadounidense Albert Nuffer. Es muy probable que la embajada norteamericana haya brindado los datos que su servicio secreto tuviera.
A las seis de la mañana de ese 16 de junio, los rebeldes tomaron la base de Punta Indio. Desde allí partirían los primeros aviones
A las seis de la mañana de ese 16 de junio, los rebeldes tomaron la base de Punta Indio. Desde allí partirían los primeros aviones
A las 12.40 del jueves del 16 de junio de 1955, muchos ciudadanos se encontraban en la Plaza de Mayo. Miraban hacia el cielo. Esperaban ver el desfile aéreo que se había programado como desagravio por la supuesta quema de la bandera. En esos tiempos ese tipo de espectáculos públicos, ante la oferta escasa, concitaban atención y atraían multitudes. A esa hora, a las 12.40, aparecieron en el horizonte los aviones Beechcraft y North American. Pero no desfilaron. Bombardearon. Descargaron su carga mortífera contra la Casa de Gobierno y contra los ciudadanos que se encontraban en sus inmediaciones.
De pronto, el infierno. Una lluvia de bombas y fuego se abatió sobre la población. Los ataques se sucedieron por varias horas.
Al mismo tiempo, en los alrededores de la Casa Rosada, se daba un encarnizado combate entre las tropas de Argerich y los Granaderos que protegían al presidente. Al llegar camiones con refuerzos, los sublevados no dudaron en disparar contra los conscriptos que manejaban los camiones que traían refuerzos para que las tropas no llegaran a destino. Varios de esos conscriptos murieron.
El ministro Olivieri se dirigió al ministerio de Marina para apoyar a los rebeldes. Massera y Mayorga seguían con él.
Desde los aviones se descargó contra la Casa de Gobierno y contra la gente que se encontraba en la calle
Desde los aviones se descargó contra la Casa de Gobierno y contra la gente que se encontraba en la calle
Hugo Di Pietro, secretario general de la CGT, convocó a los trabajadores a defender el gobierno. Los citó en la Plaza de Mayo. Lo hizo por radio.
Unos minutos antes, los rebeldes habían tomado Radio Mitre y habían emitido una proclama donde, entre otras cosas, decían: "Argentinos, argentinos, escuchad este anuncio del cielo volcado por fin sobre la tierra argentina. El tirano ha muerto. Nuestra patria, desde hoy, es libre. Dios sea loado". Rápidamente fue desmentido.
En los alrededores de la Casa Rosada, se daba un encarnizado combate entre las tropas de Argerich y los Granaderos que protegían al presidente. Al llegar camiones con refuerzos, los sublevados no dudaron en disparar contra los conscriptos que manejaban los camiones que traían refuerzos para que las tropas no llegaran a destino. Varios de esos conscriptos murieron
Unas pocas horas después, una segunda oleada de bombardeos. Esta vez eran los Gloster Meteor. Los objetivos habían cambiado. Las bombas ya no cayeron sobre la Casa Rosada. La Plaza de Mayo, las bocas de subte y las avenidas aledañas fueron los objetivos. Habían empezado a llegar trabajadores citados imprudentemente por Di Pietro a la Plaza.
Los trabajadores furiosos se dirigieron al Ministerio de Marina y lo atacaron a pedradas. Desde dentro, los rebeldes atrincherados allí, les respondieron a los tiros. Seguía incrementándose la lista de víctimas fatales.
La multitud vociferaba. En el Ministerio, los líderes rebeldes estaban sentados en el suelo: no quedaban ventanas con vidrios. Olivieri le preguntó a uno de sus asistentes qué gritaba la gente. "La vida por Perón", le contestaron. Tal vez fue Massera el que respondió. Olivieri, el que había iniciado el día mostrándose prescindente, el hombre de confianza del presidente en la Marina, contestó: "Vamos a darles el gusto". Las ráfagas de ametralladora arreciaron. La gente corría despavorida. Muchos cayeron. Olivieri dio otra orden, ligeramente más formal, con idéntico contenido criminal: "Bombardeen Casa de Gobierno, la CGT y Radio del Estado".
Gritos, sangre, zapatos y carteras tiradas en la calle, brazos y piernas sin dueño fueron algunas de las imágenes del horror de aquel día
Gritos, sangre, zapatos y carteras tiradas en la calle, brazos y piernas sin dueño fueron algunas de las imágenes del horror de aquel día
El centro de la ciudad era un pandemonium. Tanques, balas, fuego, humo y aviones que descargaban bombas. La gente corre, huye de las bombas, se tira de cabeza dentro de las bocas de subte. En una avenida un tranvía termina partido por una bomba. Los cuerpos deshechos cuelgan de las ventanas o yacen sobre las vías y el pavimento. En toda la Plaza de Mayo y sus alrededores las imágenes y los ruidos espantan. El olor a pólvora, a carne quemada, el hedor del espanto. Gritos, sangre, zapatos y carteras tiradas en la calle, brazos y piernas sin dueño.
A las 15.22, desde una ventana del Ministerio de Marina se muestra una bandera blanca. Los rebeldes reconocían su derrota. Se habían rendido. La multitud festeja enardecida. Los tanques leales dejan de disparar contra el edificio. Pero, tan solo cinco minutos después, sucede lo impensado. Una nueva tanda de aviones azota la Plaza. No les habían comunicado la rendición. Los que estaban en Marina, retiraron la bandera blanca y abrieron fuego contra la multitud. Olivieri, tiempo después, declaró: "Por supuesto que no ordené parar el fuego. Mi sentimiento fue darles con todo. Yo no iba a dejar que tomaran el Ministerio".
En una avenida un tranvía termina partido por una bomba. Los cuerpos deshechos cuelgan de las ventanas o yacen sobre las vías y el pavimento. En toda la Plaza de Mayo y sus alrededores las imágenes y los ruidos espantan. El olor a pólvora, a carne quemada, el hedor del espanto. Gritos, sangre, zapatos y carteras tiradas en la calle, brazos y piernas sin dueño
El teniente Guillermo Palacio se quedó sin bombas en su Gloster. No volvió a la base. Decidió lanzar su tanque suplementario de combustible, una poderosa carga de kerosén que tuvo un efecto similar al Napalm.
Lucero se comunicó con los líderes rebeldes y les exigió la rendición. El general leal Juan José Valle ingresó al Ministerio de Marina y los líderes se rindieron ante él.
Los aviadores atacantes huyeron hacia Montevideo, Uruguay
Los aviadores atacantes huyeron hacia Montevideo, Uruguay
Las radios emitieron el comunicado número 3: "La situación está totalmente normalizada y la tranquilidad se extiende a todo el territorio. El P.E.N. ha decretado el estado de sitio"
Los aviadores no volvieron a sus bases. Escaparon a Uruguay, donde fueron recibidos por funcionarios de ese país. Una de esas escuadras en su fuga a Montevideo se desvió del camino. La comandaba el capitán Carlos Enrique Carús, quien lanzó su carga asesina -la última bomba de la jornada y su tanque suplementario de combustible- sobre la multitud por la tarde. Eran las 17.40 y habían pasado casi dos horas desde la rendición.
En la Plaza de Mayo, mientras festejaban los adeptos al gobierno peronista, otros levantaban los diarios que cubrían los cadáveres que habían quedado alineados bajo la recova. El sentimiento era unánime: deseaban que aquellos restos que estaban destapando no fueran de algún familiar.
El bombardeo a Plaza de Mayo por aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea es un hecho sin precedentes en nuestra historia y en la historia de Occidente
El bombardeo a Plaza de Mayo por aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea es un hecho sin precedentes en nuestra historia y en la historia de Occidente
El saldo de la cruenta jornada fue de al menos 364 muertos y más de mil heridos.
Fue la primera vez en la historia que los aviones militares de un país atacaban a sus compatriotas en un estado no beligerante. A Perón nada le pasó. A media mañana, por sugerencia de uno de sus ministros, se refugió en los subsuelos del Ministerio de Guerra. Las unidades del Ejército que se debían movilizar para apoyar la sublevación nunca lo hicieron. El intento de golpe fue abortado en unas pocas horas.
El vicealmirante Gargiullo se quitó la vida ese misma madrugada en su lugar de detención. Los líderes de la sublevación, en tanto, fueron juzgados y condenados a largas penas de prisión. Olivieri eligió como defensor a Isaac Rojas.
Dos meses después de este artero bombardeo sobre el centro de la ciudad, los responsables salieron de prisión y aquellos que se habían fugado a Montevideo regresaron sin restricciones al país. Fueron recibidos como héroes. Había triunfado la Revolución Libertadora.
El saldo de la cruenta jornada fue de al menos 364 muertos y más de mil heridos
El saldo de la cruenta jornada fue de al menos 364 muertos y más de mil heridos
Los principales comandos civiles, Amadeo, De Pablo Pardo y Zavala Ortiz fueron, en diferentes épocas, cumplieron funciones como cancilleres del país. A Toranzo Calderón lo premiaron con la designación como embajador en España y a Olivieri ante la ONU. Massera y Mayorga fueron protagonistas de otro baño de sangre, mucho peor aún, veinte años después.
El bombardeo a Plaza de Mayo por aviones de la Marina y de la Fuerza Aérea es un hecho sin precedentes en nuestra historia y en la historia de Occidente.
Sin embargo, este hecho es un precedente. De todo lo que vendrá después. La época del desprecio del derecho y su consecuencia más inmediata, el desprecio de la vida humana. Un bombardeo -durante varios años acallado- que habla de impunidad y de saña. De la irresponsabilidad y la impunidad. 364 muertos. Miles de heridos y mutilados. Vidas de gente que iba a ver un desfile aéreo, que salía a almorzar, que tenía que realizar un trámite bancario, de chicos que iban o volvían del colegio. O simplemente de enamorados que se encontraban al mediodía para verse unos minutos.
Esta fue la primera operación masacre. Con los años vendrían muchas más.