viernes, 28 de junio de 2019

Mercosur-Unión Europea: un acuerdo histórico que puso en alerta a las pymes



Se anunció una "asociación estratégica" que libera buena parte del comercio entre los bloques. Incluye la quita de aranceles inmediata del 80% de las exportaciones agropecuarias del Mercosur. Y plazos de hasta 15 años para la quita de aranceles a productos industriales.
 
Por Randy Stagnaro - @randystagnaro
28 de Junio de 2019
La Unión Europea y el Mercosur anunciaron que arribaron a un acuerdo  de “asociación estratégica” este viernes. Tanto el gobierno argentino como los sectores empresarios que impulsaban este acuerdo lo calificaron de “histórico” o de “cruzada”. También fue celebrado por el gobierno de Brasil.
Se supone que el acuerdo modificará la dinámica interna del Mercosur, ralentizada en los últimos años por las desavenencias comerciales que afectaron la relación entre Argentina y Brasil, los socios mayores de la unión comercial sudamericana.
Sin embargo, el anuncio del acuerdo no derivó en una puesta en común entre el presidente Mauricio Macri y su par brasileño Jair Bolsonaro, quienes se expresaron por separado. Ambos participan de la cumbre de jefes de Estado del G20 que se realiza en Japón.
Para entrar en vigor, la asociación estratégica deberá pasar por los parlamentos de los países miembros de los dos bloques.
Según la Cancillería argentina, cuyo titular, Jorge Faurie, encabezó la delegación nacional que negoció el acuerdo en Bruselas desde hace una semana, la UE liberaliza cerca del 100% de su comercio mientras que el Mercosur lo hace en un 90 por ciento.
Entre los puntos del acuerdo que destacó el Palacio San Martín se encuentran los siguientes:
-La UE eliminará los aranceles de importación para el 82% de las actuales exportaciones agrícolas del Mercosur. A otro 17% se le aplicarán cuotas. Algo más de 100 productos quedan excluidos del acuerdo.
-Respecto de productos industriales, la UE ofrece la liberalización completa e inmediata de aranceles para el 80% de las exportaciones del Mercosur.
- El Mercosur tiene hasta 15 años de plazo para liberalizar el comercio en algunos sectores sensibles.
-Se eliminan las barreras no arancelarias y se establecen mecanismos de faciltación de exportaciones.
-En el sector servicios, los prestadores de servicios de la UE y del Mercosur podrán acceder al mercado de la contraparte en las mismas condiciones que los nacionales.
A pesar de la euforia oficial, desde varios sectores productivos que integran a pymes y grandes empresas se lanzaron críticas al acuerdo ya que consideran que abrirá las puertas a la competencia industrial europea, lo que golpeará aún más a un entramado productivo aquejado por la falta de inversiones.
Fuente:Tiempo Argentino

jueves, 27 de junio de 2019

El lawfare psicopatológico: Los estereotipos que alimentan medios y redes sociales y su impacto en las subjetividades



El autor propone pensar como un nuevo lawfare (“guerra sucia jurídica”) el uso prejuicioso en el discurso mediático de términos provenientes de los saberes psi con el objetivo de instalar determinados clichés sociales.
Margaret Thatcher formuló que para el neoliberalismo “la economía es el método, el objetivo es el alma” (psique).
Margaret Thatcher formuló que para el neoliberalismo “la economía es el método, el objetivo es el alma” (psique). 
La vida cotidiana contiene palabras, frases organizadas por términos de orden psicopatológico; es así que el lenguaje reúne mediante una torsión el adentro y el afuera. En los medios circulan término como “psicopatología”,  “psicótico”, “histérico”, “perverso”, “neurótico”, “hombre de los lobos”, “déficit de atención”, “el hombre de las ratas”, “TDHA”; “débil mental”, “esquizofrénico”, “la joven homosexual”, “brote psicótico”, “compensado”, “paranoico”, “narcisista”. Algunas de estas palabras de empleo coloquial  han surgido de la psiquiatría, de la psicología o del psicoanálisis y alimentan los perjuicios y prejuicios sobre nuestras vidas y las vidas de los otros. A Freud no le pasó desapercibido ese hecho: “La psicopatología de la vida cotidiana” (1901) no descalificaba a quien era tomado por un lapsus, un chiste o se le produzca la sustitución de una palabra por otra. En concreto: esa psicopatología de la vida cotidiana no hacía más que revelar su normalidad. Esa normalidad cotidiana al ser tomada por la “psicopatología mediática” se convierte en una herramienta de lawfare (guerra sucia jurídica), cuyo objetivo es impactar el alma de cada ciudadano para construir su singular subjetividad consciente e inconsciente. Cuando esas palabras ingresan a los medios de comunicación y las redes sociales cambian en sí mismas, con su incorporación se produce una operación encubierta, instalar un cliché.
¿Qué es un cliché? Un cliché es una idea, frase o expresión que por su reiteración se transforma y ocupa un lugar en nuestra subjetividad de forma consciente o inconsciente: las mariposas en el estómago al hablar o vivir encuentros y desencuentros; el cliché de una risa para mostrar encubierto  el hecho de no saber qué hacer o decir ante una experiencia nueva. Un cliché cinematográfico común constituido por desactivar una bomba un segundo antes de su posible estallido o una sombra que delata la presencia del asesino o una persecución policial efectuada a contramano.
Los pintores, señaló Deleuze, mostraron un estilo del cliché: la tela no está en blanco antes de pintar un cuadro, por lo contrario, está cubierta de clichés no-visibles: el modelo que impone la forma de una pipa, de una rosa, de un rostro, de un punto y una línea solo pueden pintarse siguiendo el cliché no visible. Todas las abominaciones o descalificaciones, lo  malo, anormal o normal ya están en la tela en blanco o, en la mente en blanco para pintar, escribir, actuar... El cliché de la normalidad operará en nuestras vidas subjetivas. 
Estanislao Fernández Luchetti, artista conocido como Dyhzy, presenta su  performance en tanto drag queen. En una entrevista en PáginaI12, (26/5/2019, Gisela Marziotta), define su actividad como “interpretación de personajes a través de disfraces”. Así responde al cliché psicopatológico con el cual lo calificaron peyorativamente en las redes sociales: ¡El candidato es padre de un drag queen! Estanislao se encarga de separar a Dyhzy del hijo del candidato al presidente.
Kantorowicz planteó en Los dos cuerpos del Rey que la persona del rey no es el rey en funciones; Agostino Palavicini Bagliani hizo su aporte al tema  en el libro El cuerpo del Papa, es decir, Jorge Mario Bergoglio no es el papa Francisco. La delicada frontera, incluso movediza, entre el cuerpo del candidato a presidente y el cuerpo de un padre no deja de existir a pesar de su delicada precisión. El lawfare psicopatológico aprovecha esa débil frontera, ese estrecho margen para instalar su guerra sucia a nombre de la psicopatología atribuida a uno de esos cuerpos para atacar al otro. Lo hacen por la articulación difamatoria de los medios de comunicación.
¿Qué es el lawfare? “En mayo de 2018, (el papa Francisco) durante una misa en Santa Marta: ‘En la vida civil los medios comienzan a hablar de la gente, de los dirigentes, y con la calumnia y la difamación los ensucian’”(CFK, Sinceramente, 2019, p.406).
Margaret Thatcher formuló que para el neoliberalismo “la economía es el método, el objetivo es el alma” (psique). La subjetividad era y es una base fuerte del neoliberalismo. El acto de calumniar y la difamación emplean términos que llevan las apariencias de ser objetivos y se les atribuye carácter científico. La psicopatología mediática instala en nosotros clichés visibles o invisibles: se trata de psicopatologizar al otro y a uno mismo, incluso la mayoría silenciosa de los prejuicios y las calumnias que nos habitan está a un botón de manifestarse con un “like” en facebook.
El neoliberalismo le da existencia subjetiva a las instituciones (“el mercado reaccionó...); la institución tiene sensibilidad social (los mercados están afectados...; los mercados se pusieron histéricos…; los mercados enloquecieron por el efecto Tequila...”). Generan un fantasma de sábana blanca intocable e inaccesible. Lewis Cosser estudió el efecto material de los sistemas de poder para instalar en cada uno de nosotros ese fantasma de manera eficiente, para lo cual subrayó el surgimiento de las instituciones voraces de un diseño casi perfecto para producir una determinada subjetividad consciente e inconsciente. (Las instituciones voraces). El lenguaje coloquial es una institución con sus lenguas y sus usos y costumbres presentes en la conciencia y en el inconsciente. Conlleva modelos como los clichés psicopatológicos. Los poetas batallan con eso al inventar un poema. J. L. Borges escribió “en las letras de ‘rosa’ está la rosa y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’”.
¿En qué horizonte genealógico surge el lawfare psicopatológico? Escribo “genealógico”, siguiendo a Ignacio Leukowicz (Pensar sin Estado).
En los principios del siglo XX se encuentra la fuente del lawfare psíquico que estalló por inquietudes ante la pureza de la raza humana, preguntas respecto de cómo garantizar la normalidad (pureza de salud y de salud mental) se presentaron tanto a izquierda (proteger al proletariado de las impurezas burguesas, alcoholismo, drogadicción) como a derecha (proteger la pureza de la raza, eliminar cuerpos impuro tales como los gitanos, homosexuales, niños con síndrome de down, esquizofrénicos, ...). 
Alfred Hoche, psiquiatra y uno de los mentores conceptuales de las Leyes de Nuremberg (1935), calificó de “epidemia psíquica” al psicoanálisis. Al pie de la letra: una epidemia solicita ser eliminada. Se sabe que Hoche realizó estudios de eutanasia y eugenesia.
Sigmund Freud señaló con ironía que “un foco infeccioso en ese lugar no podía menos que alcanzar particular importancia para la propagación de esa epidemia psíquica, como la llamó Hoche, de Friburgo (1914)”.
¿Qué relación guarda este doctor con el lawfare psicopatológico? Alfred Hoche y Karl Binding escribieron Libertad para la aniquilación de una vida indigna de ser vivida (1920). El libro agrupa bajo el término “indigno de  ser vivido” a una gran parte de los llamados “enfermos mentales”, a los “débiles de espíritu” y a “los niños retardados” o “con malformaciones”. Los autores dieron a su teoría un carácter médico-científico-jurídico y propusieron su finalidad terapéutica: la destrucción de la vida “indigna de ser vivida” equivalía a “un simple tratamiento” de una “empresa de curación”. Según ellos, el Estado no debía gastar sumas en atención de esos “enfermos”. Esa propuesta fue una de las bases para las “Leyes de Nuremberg y para la protección de la sangre...” sancionadas por el régimen nacionalsocialista en 1935. Ese régimen fue el primero en emplear medios masivos no impresos: instalación de sonido en las plazas públicas de Alemania para difundir durante el día los mensajes de Hitler y otros funcionarios. Además promovieron la ampliación a once millones de abonados a la radio, otorgando facilidades de pago para adquirir ese aparato.
El lawfare psicopatológico, como cada adjetivación de ese tipo, se sostiene a partir de un cliché presente en nuestra subjetividad. ¿Cómo deshacerse de ese cliché? Estanislao Fernández Luchetti llegó a tener más de 15 mil seguidores en Instagram, en tanto drag queen muchas veces padece la discriminación y la violencia. Responde como artista, él sigue haciendo Dyhzy.
* Psicoanalista.

miércoles, 26 de junio de 2019

Un puesto de trabajo menos cada dos minutos

Lapidario informe de la Universidad de Avellaneda sobre la situación laboral

El Observatorio de Políticas Públicas de la Undav advirtió que en el último año se perdió un acumulado de 268 mil puestos de trabajo. Específicamente en el sector privado la pérdida es de 161 mil empleos.
Trabajadores de la industria automotor reclaman por despidos en el sector.
Trabajadores de la industria automotor reclaman por despidos en el sector. 
Imagen: NA
En el último año se perdió un puesto de trabajo cada dos minutos. Así lo advierte un informe del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV) sobre la situación del empleo entre marzo de 2018 y marzo de 2019. Para los investigadores, se trata de una crisis que con señales de agravarse: la tasa de entrada al mercado laboral está en los niveles más bajos desde la salida de la crisis del año 2002 y, por la recesión, la proporción de empleadores que piensan disminuir personal es del 7,5 por ciento, la más alta de los últimos 14 años.
El Observatorio pone como baza inicial de su análisis el desempleo del tercer trimestre de 2015, que de acuerdo a los datos del Indec fue del 5,9 por ciento, el más bajo de los últimos 28 años.
A partir de entonces, indica, "en los trimestres donde aconteció una recesión, como durante 2016 o en la segunda mitad de 2018, los indicadores se deterioraron considerablemente, y en años de crecimiento, como lo fue 2017, los mismos mejoraron pero con una intensidad insuficiente para corregir la situación previa".
El año 2018 terminó cerrando así con una situación del empleo muy deteriorada en relación a 2015. En 2019 esa tendencia se está profundizando. El análisis de la UNDAV remarca los siguientes datos:
* Entre los trabajadores en blanco, en el último año se perdió un acumulado de 268 mil puestos de trabajo.
* Quienes más despidos sufrieron fueron los empleados del sector privado: los datos de marzo pasado muestran 161 mil puestos de trabajo menos. (Por supuesto, lo que puede medirse es el empleo registrado, en blanco, no el informal).
* También fue muy alto el número de personas que dejaron de pagar el monotributo, tanto el tradicional como el social: 112 mil monotributistas menos en el último año.

* En el sector agrícola, el más favorecido por las políticas de Cambiemos, en los últimos 12 meses hubo una débil creación de empleo: apenas 200 puestos laborales.
* Considerando los ganadores y perdedores del modelo, el informe muestra que por cada empleo nuevo en el sector agrario se destruyeron más de 335 en la industria.
Caída del empleo registrado
Desde noviembre de 2015 el empleo registrado cayó en el sector privado en 105 mil puestos. El Observatorio marca que el crecimiento económico de 2017 permitió una recomposición, pero que con la crisis de 2018 esa mejoría se evaporó, hasta caer por debajo de los niveles de 2015 (-2,1 por ciento).
En el desglose según modalidad ocupacional, se ve que solamente hubo crecimiento del empleo en los asalariados de casas particulares, lo que confirma que el modelo económico lejos está de generar empleo privado de calidad.
Entre los empleadores predomina una visión pesimista respecto al crecimiento del empleo. Por primera vez desde el año 2015, según datos de la Encuesta de Indicadores Laborales, las empresas que planean reducir su plantilla son más que las que planean aumentarla. Las primeras se ubican cerca del 7% del total mientras que las segundas están rondando el 6%. Un año atrás las que pensaban despedir eran apenas el 4% y las que planeaban contratar el 10%.

Sueldos depreciados
En lo salarial, la mayor parte de los rubros productivos perdieron poder adquisitivo. La pérdida del poder de compra fue del 12 por ciento en relación a la inflación, con respecto al promedio salarial real de 2018.
En respuesta a los despidos y los bajos salarios se verifica en el último año un nítido aumento de la conflictividad.
Los trabajadores que realizaron huelgas pasaron de un promedio de 262 mil por mes en 2006-2015 a un promedio de 438 mil en el periodo 2016-2018, contando tanto los reclamos de estatales como los de trabajadores del sector privado. El valor del año 2018 fue el más alto de la serie, con 547 huelguistas por mes, en consonancia con el pésimo año a nivel económico, laboral y salarial.
El crecimiento de la conflictividad, finaliza el Observatorio, también se vio reflejado en el aumento de las jornadas individuales no trabajadas (que es la multiplicación de la cantidad de huelguistas de cada conflicto por la duración de las huelgas en que participaron). Así, el promedio anual del periodo 2006-2015 daba un resultado anual de 5,4 millones de jornadas no trabajadas por huelgas. En cambio, en 2016-2018 esta cifra asciende a casi de 9,4 millones, con un crecimiento del 73% en relación al periodo anterior.
Fuente:Pagina/12

Lula es un preso político y debe ser liberado

Por Bruno Bimbi
 
Fuente:ramble tambleResultado de imagen para lula livre
 
 BARCELONA — Esta tarde, la sala segunda del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil debía analizar un habeas corpus presentado por la defensa de Luiz Inácio Lula da Silva, en prisión desde abril del año pasado. Sin embargo, todo indica que se impondrá una maniobra para postergar la discusión, posiblemente hasta agosto. Los abogados del expresidente piden la nulidad del proceso y su libertad inmediata. Argumentan que el exjuez Sérgio Moro, ahora ministro de Justicia y Seguridad Pública de Jair Bolsonaro, actuó de forma parcial y cometió ilegalidades que impidieron un juicio justo.
 
 
 El recurso es del año pasado, pero el juez Gilmar Mendes lo había liberado ahora, cuando Moro está en el ojo de la tormenta. Sus diálogos con el fiscal Deltan Dallagnol y otros miembros de la operación Lava Jato publicados por The Intercept —ahora también con la colaboración del periodista Reinaldo Azevedo y del diario Folha de São Paulo— evidencian que las presuntas ilegalidades denunciadas por la defensa de Lula da Silva formaban parte de algo mucho más grave. Y es que, en este momento, no solo está en duda la legitimidad del juicio contra el expresidente, también está en riesgo la credibilidad de la Lava Jato y, de paso, de la democracia brasileña.
La Lava Jato inició en 2014 con un caso de lavado de dinero y fue ampliada por una cadena de delaciones que implicaron a empresarios y políticos. Se trató del caso judicial más importante de corrupción en Brasil y también en América Latina. Sin embargo, las conversaciones de Moro parecen confirmar que la investigación está contaminada por las ambiciones mesiánicas del exjuez y por un afán político. Esto tiene implicaciones muy peligrosas: las decisiones en los últimos cinco años de Sérgio Moro han impulsado un proceso político que ha sido profundamente tóxico para la democracia brasileña, debilitó a los partidos políticos y terminó por pavimentar la victoria de Bolsonaro, un líder autoritario que hizo del discurso de odio contra las minorías su principal bandera política.
Los diálogos publicados por The Intercept dejan ver que Moro era al mismo tiempo juez y fiscal. Le daba instrucciones a Dallagnol, le pasaba información e, incluso, discutía con él cómo influir en el STF u ocultarle evidencias. Con estas revelaciones parece confirmarse lo que muchos de quienes hemos cubierto este proceso, numerosos expertos a nivel internacional y una parte de la ciudadanía brasileña pensábamos: Lula da Silva es un preso político.
He sido corresponsal en Brasil durante casi diez años y una de las cosas que más me llegó a sorprender era que, pese a la que me parecía una evidente parcialidad y algunos mecanismos que apuntaban al abuso de poder, Moro fuese tratado como un héroe. Pero bastaba con leer el expediente en contra del expresidente para advertir la poca seriedad del proceso que lideró.
El Código de Proceso Penal brasileño es claro: un juez es “sospechoso” si aconsejó a alguna de las partes del proceso y, en tal caso, el juicio debe anularse. Por este y otros vicios del proceso, el STF debe declarar nulo el juicio y liberar a Lula da Silva.
La narrativa de Moro y su Lava Jato aún es incuestionable por un sector amplio de la sociedad brasileña. Para muchos es una historia de héroes (liderados por Moro) y villanos (una clase política ambiciosa y corrupta, especialmente si eran aliados cercanos del líder histórico del Partido de los Trabajadores) en la que un hombre valiente desmontaba el sistema de corrupción del país.
Es difícil resistirse a los redentores, pero en este caso los brasileños deben intentar hacerlo para no desechar un objetivo correcto y necesario (perseguir e investigar la corrupción), pero también condenar y combatir lo que se hizo mal (politizar la justicia, la idea nociva de que acciones ilegales se pueden justificar para erradicar otros actos ilegales o, peor aún, para derrotar a un adversario político).
En los meses anteriores a los comicios de 2018, Lula, quien había lanzado su candidatura a un nuevo periodo presidencial, lideraba todas las encuestas de intención de voto. Pero, como consecuencia de la condena de Moro, no pudo ser candidato. Cuando ganó Bolsonaro, Moro fue nombrado ministro y muy pronto comenzaron a comprobarse las sospechas sobre su parcialidad. Estos días, el relato del héroe parece desmontarse: las conversaciones filtradas indican que Bolsonaro le había ofrecido el puesto antes de las elecciones. Moro recibió también la promesa de llegar al STF cuando hubiera una vacante.
La investigación iniciada por The Intercept ha mostrado una parte de lo que realmente pasó en los años convulsos de la Lava Jato y nos ayuda a entender el modo en el que Brasil pasó a ser una distopía. Pero ahora, a partir de las pruebas periodísticas reveladas en las últimas semanas, el STF tiene una oportunidad inédita y que podría ser decisiva para el futuro de Brasil: comenzar a poner las cosas en su lugar. Y, con ello, restituir la confianza de los brasileños en la democracia: en el informe más reciente de Latinobarómetro, solo el nueve por ciento de los encuestados en Brasil está satisfecho con la democracia.
Liberar a Lula, abrir una investigación sobre los actos de legalidad cuestionable de Moro y Dallagnol y transferir la operación Lava Jato a un juez imparcial serían los primeros pasos de un largo camino para recuperar la normalidad democrática brasileña.
Solo así será posible que la justicia se despolitice y pueda ser un contrapeso real a un gobierno autoritario que no quiere ser cuestionado. Mientras Moro y Dallagnol piden que se investigue a los periodistas que dieron a conocer sus conversaciones, el presidente y sus hijos divulgan noticias falsas sobre uno los autores de los reportajes y cofundador del medio, Glenn Greenwald, y tratan de descalificarlo con comentarios homofóbicos.
El mayor tribunal brasileño no debe caer en esas trampas y tampoco debe postergar demasiado la discusión sobre el juicio del expresidente. Los magistrados deben tener claro que para que Brasil salga de la crisis política y social actual es necesaria más democracia: más transparencia judicial, más contrapesos estatales, mayor libertad de expresión (desde que asumió la presidencia, Bolsonaro no ha dejado de atacar a la prensa) y, sobre todo, más humildad para admitir que la persecución a Lula da Silva fue un error. Ese error no será una admisión de derrota, sino la posibilidad de Brasil de abandonar la distopía.
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Bruno Bimbi es periodista y narrador. Fue corresponsal en Brasil durante casi una década y es autor de los libros “Matrimonio igualitario” y “El fin del armario”.

martes, 25 de junio de 2019

¿Qué lleva a los empresarios a suicidarse?


Por estos días trascendió que algunos cientos de los principales empresarios argentinos se reunieron en un grupo de Whatsapp para coordinar acciones en defensa “del capitalismo”. También que Mauricio Macri le hizo llegar al grupo un audio de congratulación y aliento que entusiasmó sobremanera a los participantes. El mensaje de Macri se entiende en tanto el enfoque de estos empresarios se encuentra absolutamente en línea con el discurso gubernamental de acusar a sus adversarios de “no querer una sociedad capitalista”, como si el peronismo contrincante alguna vez hubiese sido algo distinto al capitalismo, discurso que llegó al nivel absurdo de acusar a uno de los líderes opositores de “comunista”, un comunista que además ya fue ministro de Economía, no socializó los medios de producción y no dejó de pagar deuda alguna, para decirlo de manera esquemática. Sin embargo, lo que en realidad sorprendió fueron los nombres de muchos de los integrantes del grupo de Whatsapp, ya que se trata de representantes de ramas industriales y de la actividad económica arrasadas por el actual modelo, ramas a las que además les irá mucho peor si se produjese un escenario de continuidad.
En el debate político suele reprenderse a los trabajadores, incluidos los sectores medios, por votar en contra de sus intereses objetivos. No se hace lo mismo con los capitalistas, quienes suelen mostrar el mismo comportamiento electoral incluso con un grado mucho mayor de ideologización. Dicho de otra manera, “la política” suele hablarles a los más pobres sobre la necesidad de tener conciencia clara en la defensa de sus intereses objetivos, pero no hace lo mismo con los empresarios, quienes por su poder relativo tienen una mayor capacidad de acción en la determinación del rumbo económico. Aparece aquí un claro déficit de la clase política, que ejerce cierto paternalismo discursivo con los trabajadores, pero que a los empresarios les dice lo que quieren escuchar. En esta línea se inscribe el giro político del presente hacia una “gran moderación”.
Resta entonces la tarea política vacante, pendiente, de educar a los empresarios. La tarea es indispensable porque, aunque la afirmación parezca extraña, la clase empresarial local representa el principal escollo para poner en marcha un verdadero proceso de desarrollo capitalista. La capacidad de algunos empresarios para organizar una porción de una rama de la producción de ninguna manera resulta extensiva a la organización del conjunto de la producción, capacidad que corresponde a la macroeconomía del desarrollo. El interés individual de corto plazo, la preocupación de la clase empresaria, es diferente al interés general de largo plazo, la preocupación de la clase política.
La pregunta entonces es por qué los capitalistas locales son un escollo para el desarrollo capitalista. Quizá sea ocioso repetirlo, pero lo primero que debe decirse es que el análisis económico excluye de sus herramental la intencionalidad de los actores. No existen, por ejemplo, empresarios malos y trabajadores buenos, o empresarios inmaculados y trabajadores delincuentes y mafiosos. Lo que existe es una lógica económica en el comportamiento de cada actor y esa lógica tiene, como punto de partida, componentes muy básicos: los empresarios quieren sostener o incrementar sus ganancias y los trabajadores su salario.
Luego, esta lógica es universal, es decir opera en todos los países del planeta. Los capitalistas argentinos no siguen una lógica distinta a la de los de cualquier otro país. No son mejores ni peores, son empresarios que quieren sostener o incrementar las ganancias y en ese camino se adaptan a las reglas del entorno, que son las organizadas por el Estado. Esta universalidad excluye las explicaciones particularistas, por ejemplo la que atribuye la fuga de capitales a la “reticencia inversora”. La universalidad es también un requisito epistemológico. Si la economía es una ciencia sus leyes son universales, no hay unas leyes para los “reticentes” capitalistas argentinos y otras, por ejemplo, para los “austeros” capitalistas japoneses. Lo que funciona en todo tiempo y lugar es la lógica del capital. Y en esta lógica la economía política clásica advirtió una relación contradictoria entre el capital y el trabajo, entre la ganancia y el salario.
Sin meterse en cuestiones teóricas intrincadas, la relación entre el capital y el trabajo es absolutamente contradictoria en la foto, en el reparto del excedente la ganancia solo puede aumentar en detrimento del salario y viceversa, pero no necesariamente en la película. Si la economía crece, salarios y ganancias pueden ambos aumentar. Es la famosa relación ganar-ganar que dio origen al mito de las burguesías nacionales bajo los llamados estados benefactores o de bienestar. La primera conclusión es que sin perder su lógica de capitalistas, la búsqueda de ganancias, los capitalistas de un determinado país pueden tener intereses coincidentes con los trabajadores en el crecimiento de los mercados nacionales. Esta película es la respuesta “policlasista” al clasismo duro de la foto de la lucha de clases.
En el capitalismo global la relación ganar-ganar funcionó bastante bien durante la llamada “época de oro”, las tres décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial, pero la virtual armonía de clases se cortó con el fin de los estados benefactores y el surgimiento, a mediados de los ’70, del capitalismo neoliberal. Lo que se observa desde entonces es un estancamiento del ingreso de los trabajadores y una concentración del excedente generado en la clase de los empresarios y dentro de ellos en la cúspide de la pirámide, en el 1 por ciento más rico de la población (e incluso en el tope del 0,1). Los números que ilustran estos procesos, por ejemplo en Estados Unidos, pueden encontrarse en textos como El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty. No están en discusión, son las tendencias del capitalismo.
Descendiendo a la aldea, la pregunta que surge es por qué los empresarios beneficiados por el modelo de la industrialización sustitutiva de importaciones (ISI) de la posguerra fueron los mismos que la frenaron a partir de mediados de los ‘70 y hoy trabajan para abolir ramas industriales completas. La respuesta simple –la compleja demanda mucho más que un artículo– tiene dos partes. La primera es local, una vez que los nuevos industriales surgidos con la ISI se hicieron fuertes y monopolizaron sus mercados gracias a la protección y los subsidios estatales decidieron que ya era tiempo de retirar la escalera. La segunda responde a la globalización de la producción y a la división internacional del trabajo que de ella resulta, ya que parte del gran empresariado local representa a firmas que sólo son subsidiarias de multinacionales. Lo admirable, en todo caso, es que una pequeña porción de los empresarios haya logrado convencer a la mayoría de su clase de que sus intereses particulares son los mismos que los del conjunto. El grueso de los capitalistas locales debería advertir que el tipo de capitalismo promovido por el macrismo no los incluye

Fuente:Pagina/12

Comer no puede ser un privilegio

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Cualquier argentina y argentino lo sabe. Y lo sufre. Los precios de los alimentos están por las nubes. De acuerdo a los datos del Indec, la canasta básica total ya está en 30.338 pesos; y una familia con dos hijos necesita 12.087 pesos mensuales para cubrir la canasta básica alimentaria que mide la línea de indigencia. Ambos indicadores registran un aumento de más del 60% en los últimos doce meses.
En un país que produce alimentos para 440 millones de personas no tiene ninguna lógica que pasemos varios minutos delante de una góndola calculando precios para ver si compramos o no productos esenciales como carne, verduras, fideos, leche, pan, arroz. Nuestra vida cotidiana está totalmente desacomodada.
El último informe del Monitor de Humor Político y Social –elaborado por la consultora D’Alessio IROL y Berensztein– advierte que el 72% de los consumidores se vio obligado a reducir o directamente a abandonar sus compras de carne vacuna. Un rito familiar que nos reunía a todos como el asado del domingo se convirtió en un lujo. El mismo estudio revela que entre el 40% y el 50% de los encuestados achicó o abandonó sus compras de pescado, manteca, azúcar, agua mineral, quesos y yogur. Como contrapartida, casi la mitad aumentó a compra de arroz y fideos.
Pero no es solo un problema de calidad alimentaria. Hay muchas pibas y pibes que están sufriendo hambre. Las familias no tienen que poner en la mesa. En este último año se aceleró la cifra de alumnos que se alimentan en los comedores escolares. Pero al no haber un aumento de las cantidades de comida que el Estado envía a las escuelas, los chicos están recibiendo porciones más pequeñas a las habituales. Con lo que se tiene, maestras y directoras intentan alimentar a todos los chicos. La solidaridad emerge en cada barrio, en cada pueblo, y hay más merenderos, centros de asistencia y comedores. Pero el Estado no puede seguir atrás de esa sociedad en movimiento.
Por eso, presentamos un proyecto de ley de emergencia alimentaria y nutricional, que contempla el aumento del presupuesto del Programa “Políticas Alimentarias” del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación; la implementación de una canasta básica de primera infancia; y el incremento del presupuesto destinado a los comedores y a las huertas escolares, comunitarias y familiares. Es necesario también que se apruebe la ley de góndolas, estableciendo un porcentaje de la comercialización de alimentos en cadenas y supermercados para productores locales y de la economía popular; y encarar mecanismos para reintegrar el IVA de aquellos productos que forman parte de la canasta básica alimentaria.
Los pequeños productores de la economía social y de la agricultura familiar tienen un rol clave para que logremos que sea posible comer bien y barato en la Argentina. Son ellos quienes producen buena parte de los alimentos frescos que consumimos. El Estado debe asumir el rol de fortalecer e impulsar la producción y las redes de comercialización de estos sectores.
Es fundamental volcar fondos en programas de microcréditos para la compra de insumos, maquinarias y herramientas, mediante la incorporación de diferentes escalas y líneas de financiamiento según las necesidades de las unidades productivas. Debemos flexibilizar los métodos para generar una escala masiva.
Tenemos que impulsar las compras por parte del Estado de alimentos sanos y frescos a organizaciones de la agricultura familiar y la economía popular, campesina e indígena. El objetivo es que esas compras se vinculen con redes de d comedores, merenderos, organizaciones barriales, de base, clubes de barrio, escuelas y demás organismos públicos a nivel municipal, provincial y nacional.
También es prioritario achicar el circuito de comercialización, fomentado la vinculación directa de los pequeños productores con los consumidores. En los últimos años, diversas organizaciones de la economía popular vienen implementado valiosas experiencias por medio no sólo de la puesta en marcha de ferias sino también de la creación de puntos de venta directa de productos frescos agroecológicos y con precios justos. En esa línea, debe financiarse la logística, con el abaratamiento del transporte y la implementación de espacios colectivos de almacenamiento.
Comer no puede ser un privilegio en la Argentina. Necesitamos un gran contrato social que reconozca como prioritaria la obligación del Estado de garantizar el derecho humano a la alimentación para todas nuestras familias.
* Presidente del bloque de diputados Red por Argentina.
Fuente:Pagina/12

sábado, 22 de junio de 2019

Rápido


“Haría lo mismo pero más rápido” fue la frase de Macri que quedó ahí flameando, como una amenaza. A la bandera nacional no la honra, pero tiene esta otra, sucia y deshilachada. La de la amenaza más vieja del mundo. Macri miente tanto que pocas veces como cuando dijo eso los argentinos entendimos que estaba diciendo la verdad. Pero el sentido de esa amenaza quedó atado al ajuste, como si lo que Macri tuviera en mente fuera sólo seguir ordeñando la ubre vacía que somos después de su gestión.  

Esa frase está deshilachada por el tiempo porque no es ocurrente, ni moderno, ni novedoso lo que Macri tiene en mente hacer más rápido. Es lo más viejo del mundo. La dominación. Este modelo ya tensó todo lo posible el ánimo y las reservas de paciencia de millones. Entonces cuando la escuchamos, cuando sabemos que es eso lo que quiere, ir más rápido, sería más preciso que pensemos que esa rapidez indefectiblemente estaría empapada en sangre. Macri amenaza, en rigor, con ponerse mucho más violento.   
Sangre como la que salió de la frente de Silvia Maldonado esta semana. Como la de esa adolescente que abrió la puerta de su casa de un barrio de Santiago del Estero y le pidió al policía, con su bebé en brazos, la orden de allanamiento antes de abrirle el paso, y lo que recibió fue un balazo en la frente. Vimos el video. Eran salvajes uniformados atacando un barrio pobre donde alguien se había robado una amoladora y un taladro. El balazo ante el pedido de la orden de allanamiento nos habla de una ruptura total del contrato social. Por eso es necesario uno nuevo.   
El propósito de “ir más rápido” seguro que incluye seguir hambreando al pueblo argentino, pero ese saqueo ya pondrá en acción a ese tipo de fuerzas de seguridad que son de inseguridad, e implica no ya la “mano dura”, sino el mismísimo gatillo apuntado a la nalga o la frente de cualquiera. La idea de “ir más rápido” de Macri se entiende mejor ahora que se sabe quién lo acompañará. Miguel Pichetto, desde el anuncio, dio varias muestras gratis del carácter de esa rapidez. Habló de la expectativa de más “emprendedores” -una palabra cínica como pocas en un país destartalado, en el que ese gobierno integrado por el mejor equipo, durante siete horas mantuvo a todo el país y a parte de los países vecinos en la oscuridad total y cuyos funcionarios se presentaron luego a decir “no sabemos qué pasó”.
Y dijo Pichetto: “Más emprendedores y menos cartoneros”. Después hubo traductores en los medios que le suavizaron el deseo y la intención. Quiso decir, explicaron, que quiere que más gente trabaje y menos gente deba vivir de la basura. Pero el candidato vicioso de oficialismos no sólo lo dijo, lo pronunció. Y lo pronunció con asco, con molestia, como quien huele mierda, como quien dice “más gente de bien y menos delincuentes” o “más gente que trabaje y menos vagos” o “más gente como uno y menos negros” o cualquiera de las variantes del discurso aberrante y antihumanista del macrismo. ¿Qué otra cosa puede querer decir? 
La fórmula macrista explicita lo que el actual presidente quiere hacer: sacar su lado alfa, promover los alfas en las fuerzas de seguridad y en toda la sociedad, salir del closet y por fin parecerse a ese Mito-Hulk con el que Bolsonaro se presentó en Brasil. El ajuste que le exige el Fondo no puede hacerse pacíficamente. Eso mismo le explicaba Margaret Thatcher en la década del 70 a Friedrich Hayek, el mentor del neoliberalismo, cuando le escribió desde el Chile pinochetista y le dijo que había que hacer exactamente lo que estaba viendo allí. “Usted sabrá que hay cosas que no se pueden hacer en una democracia”, le contestó la ajustadora británica. Ella hizo lo que pudo. No tanto como Pinochet, claro. 
Ahora estamos en una nueva fase de esa corriente económica y política. El capitalismo choca contra sus propios límites y la riqueza está concentrada como nunca. Los grandes medios ya no hacen periodismo sino acción psicológica. Las audiencias globales están desorientadas, indignándose por lo que no pasó. Nadie sabe exactamente quiénes manejan el poder en países opacos como los nuestros, con gobiernos que tienen mandantes en el extranjero. Esta neocolonización fraguada en el norte pero acompasada con fenómenos de época (como los neonazismos explícitos, como las violaciones en manada, como los linchamientos, como los asesinatos diarios de líderes sociales o ambientales, como la venta de esclavos en Libia, como los africanos abandonados a su propio ahogo en el Mediterráneo, y la lista es muy larga). ¿Nos damos cuenta de que el mundo retrocedió a una especie de falsa edad media en la que los nobles y sus cortes beben sus elixires y mordisquean frutas exóticas mientras el noventa por ciento de la población ha sido o será condenada a la absoluta falta de derechos y bienes y recursos? Y para eso, la dominación siempre ha requerido de la cultura de la dominación.           
Antes de las elecciones de 2015 muchos decíamos que lo que teníamos enfrente era una opción entre un modelo de trabajo y un modelo de desempleo. Suena frío, escuchado a la distancia. El modelo de Macri incluye inocular en nuestro fuero íntimo el síndrome del vencido y hacernos sentir  inútiles y porquerías. Incluye inmiscuirse en nuestra idea de nosotros mismos y lograr convencernos de que es esto lo que nos ha tocado ser. Por eso detestan a los gremios docentes. 
La bandera de Macri es vieja y está deshilachada. A lo largo de la historia humana, los tiranos, los emperadores, los señores feudales, los colonizadores y todos los que dominaron a otros no siempre lo hicieron sólo por la fuerza. Es la cultura la que se ocupa de domesticar al hambriento o de quebrar al perseguido. Pero si no lo hace, la dominación es implacable y mata. Sin culpa, sin explicaciones, sin disimulo. Por eso es imperioso mandar lo accesorio a su lugar, y tener colectivamente el eje fijo en lo imprescindible: ganar.
Fuente:Pagina/12

viernes, 21 de junio de 2019

Los ingresos del 58% de los trabajadores no alcanzan para cubrir la canasta básica



Las paritarias quedaron por debajo de la suba de precios el año pasado, y extendieron la situación de vulnerabilidad a los asalariados formales
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El 57,7% de los asalariados formales percibe ingresos que no le permiten mantener a una familia tipo por encima de la línea de pobreza.

La fuerte caída de los salarios reales generó que estos trabajadores, a pesar de seguir empleados, no logren cubrir una Canasta Básica Total (CBT).

Un informe de Proyecto Económico, relevado por BAE Negocios, indica que la forma de estimar el global de las la situaciones individuales de los ocupados frente a la CBT es evaluar qué porcentaje de asalariados formales tiene un ingreso suficiente para cubrir las necesidades básicas de una familia tipo.

"El hecho de que no lo logre, no garantiza que el hogar sea pobre, pero sí obliga a que los otros miembros del hogar deban salir al mercado laboral para complementar los ingresos del jefe de hogar, causando, en muchas ocasiones, la deserción escolar de los adolescentes", afirmó el equipo de analistas de la diputada Fernanda Vallejos.

Los últimos datos del mercado de trabajo publicados por el INDEC mostraron que la desocupación creció 1 punto interanual, porque los bajos ingresos asalariados obligaron a los otros integrantes de los hogares a buscar un empleo.

"Durante el último año, producto de paritarias que promediaron incrementos salariales muy por debajo del alza general de precios, especialmente de los alimentos, pero también por el rezago del salario, se incorporaron a este batallón de trabajadores que mantiene ingresos por debajo de una canasta básica para una familia tipo, un 14% de trabajadores al casi 44% que existía a fines de 2017, por lo que ese universo alcanzó a casi el 58% de los trabajadores", se lee en el informe.

"Tras los ajustes de precios relativos, se ha extendido la situación de vulnerabilidad a sectores con derechos laborales plenos: los asalariados formales", sostuvo.
Fuente:ramble tamble

miércoles, 19 de junio de 2019

La desocupación trepó al 10,1 por ciento


Se trata de la mayor cifra desde el tercer trimestre de 2006 (10,2 por ciento). Desde que asumió el actual gobierno y tras el apagón estadístico que llevó a cabo al inicio de su gestión, el nivel de desempleo casi se duplicó desde el 5,9 por ciento del tercer trimestre de 2015 al 10,1 por ciento actual.
 
El desempleo de la era Macri tocó oficialmente los dos dígitos y es el mayor de los últimos trece años. La tasa de desocupación en el primer trimestre se ubicó en 10,1 por ciento, lo que implica una suba de un punto porcentual respecto de igual período del año pasado (9,1 por ciento). También aumentó un punto frente al último trimestre de 2018, informó el Indec.

Pese a que el Gobierno insiste en inocular el mensaje de que la crisis económica tocó fondo, las cifras oficiales dan cuenta que todavía no se conoce el efecto completo de las políticas implementadas por Cambiemos. El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, aseguró que hay creación neta de emprendimientos y puestos de trabajo. Sin embargo, el Indec volvió a marcar un fuerte deterioro de los indicadores laborales, que se ubican en su peor momento en 13 años.

“Los desocupados provenientes de la construcción y del comercio se incrementan por encima del resto de las ramas de actividad, con aumentos de 1,5 y 1,2 puntos porcentuales. Pasan, en cada caso, a representar el 20,3 y el 17,1 por ciento del total de desocupados del trimestre”, explica el Indec. La subocupación, derivada de la caída de la actividad y de la decisión de las empresas de suspender personal y reducir horas, creció de manera significativa en dos puntos porcentuales, a 11,8 por ciento respecto de igual trimestre de 2018 (9,8 por ciento).

En los jóvenes la situación es aún peor. La tasa de desempleo en las mujeres de entre 14 y 29 años se ubicó en 23,1 por ciento, 2,2 puntos más que un año atrás. Los varones en el mismo rango etario tienen un desempleo de 18,5 por ciento, 3,2 puntos más que doce meses atrás. Otro indicador de relevancia fue el crecimiento del empleo no registrado, el cual alcanzó la cifra de 35 por ciento, 1,1 puntos más respecto del 33,9 por ciento que exhibía en el mismo trimestre de 2018.
Fuente:Pagina/12

martes, 18 de junio de 2019

Un negocio que se hará a costa de nuestros parques nacionales


Macri contra los Parques Nacionales
La naturaleza para los ricos



Resultado de imagen para bergman arbolEl gobierno busca abrir nuevas áreas para que sus amigos hagan negocios y decidió habilitar la construcción de emprendimientos hoteleros dentro de los Parques Nacionales. Una trama económica que está por detrás de la represión a los mapuches y la muerte de Rafael Nahuel.

El 22 de mayo se publicó en el Boletín Oficial el decreto 368/19, mediante el cual el presidente Mauricio Macri avanzó arteramente sobre la autarquía de la Administración de Parques Nacionales, con el principal objetivo de allanar el camino para la concreción de determinados negocios privados en zonas de parques nacionales.
El artículo N° 6 de la Ley 22351 de Parques Nacionales establece que “La infraestructura destinada a la atención del visitante de los Parques Nacionales y Monumentos Naturales se ubicará en las Reservas Nacionales. De no ser posible prestar desde éstas una adecuada atención, la que se sitúe, con carácter de excepción, en los Parques Nacionales se limitará a lo indispensable para no alterar las condiciones del estado natural de éstos. A tales fines y siempre que resulte justificado en virtud de un interés general manifiesto, el Poder Ejecutivo Nacional a propuesta de la Administración de Parques Nacionales que exprese que no significará una modificación substancial del ecosistema del lugar, podrá acordar, mediante Decreto singular, autorización para construir edificios o instalaciones destinados a la actividad turística, y, en tal caso, se faculta al Poder Ejecutivo Nacional a otorgar -con todos los mencionados recaudos- concesiones de uso, de hasta treinta años.”
Mauricio Macri no vio ninguna necesidad de borrar el artículo. Ni siquiera modificó su redacción. Con la remanida excusa de modernizar el Estado, desconcentrar la toma de decisiones y simplificar procesos burocráticos, asignó las competencias de este artículo de la Ley al Secretario de Gobierno de Ambiente y Desarrollo sustentable, Rabino Sergio Bergman. 
Es decir, al bajar el rango de la decisión sobre cómo deben otorgarse estas concesiones, en la práctica y con la habitual lógica de mercado que el gobierno usa para administrar el Estado, Macri le bajó el precio a un negocio que se hará a costa de nuestros parques nacionales. ¿Por qué lo hizo? Necesitaba acelerar, simplificar y abaratar la entrega de concesiones para inversores que están interesados en aprovechar el concurso público “Oportunidades Naturales”. Este programa pretende habilitar la construcción y concesión hasta por 30 años (y sin pagar nada al Estado por 5 años), de emprendimientos de infraestructura hotelera y gastronómica de élite dentro de 19 de nuestros parques.
La aplicación del artículo 6 de la Ley tal como estaba tornaba engorroso el trámite para una entrega que debe concluir antes del fin del mandato presidencial. Ahora, con la sola firma del secretario que gusta disfrazarse de árbol, más la anuencia de los otros ex CEOS que integran el actual directorio de Parques Nacionales, podrán habilitar en cada parque la concesión de hasta 30 unidades turísticas, que pueden ser: Camping con comodidades (en la actualidad se conoce como “Glamping”, una fresca conjunción de las palabras camping y glamour), Ecolodge, Cabañas, Hosterías, Servicios gastronómicos y otras iniciativas. Eso sí, sólo podrán ubicar 16 unidades por hectárea y la zona gastronómica debe ser una sola para todos.
La oferta internacional, que se parece más a un remate que a un concurso, tiene un sugerente subtítulo “Escenarios de una belleza única para el desarrollo de servicios turísticos en la naturaleza”. Lo complementa con un pintoresco párrafo en el que se explica el sentido filosófico de la propuesta: “Descubrí de Norte a Sur, en el Litoral de los grandes ríos, entre selvas de altura y valles encantados, bajo un cielo de mil estrellas, entre antiguos paisajes que parecen de otro planeta, en las serranías del Centro y atravesando bosques como de cuentos, con lagos turquesas custodiados por cumbres emblemáticas, rodeados de glaciares, por caminos que llevan hasta el fin del mundo, el lugar para tu próxima inversión: Argentina, destino de naturaleza.”
Tal como lo señalan los propios trabajadores de Parques Nacionales en un comunicado “en el mundo desde hace tiempo se evita hacer construcciones dentro de las áreas protegidas por el gran impacto que generan, y se fomentan en sus alrededores para dar oportunidades de desarrollo a las comunidades vecinas”. Este concurso público permitirá diversificar un nicho de negocios muy seductor para ciertos capitales privados: el turismo de élite. En la web oficial explican que “se trata de brindar prestaciones de hospedaje con servicios personalizados e instalaciones confortables integradas a la identidad cultural y regional donde se emplazarán, fomentando el contacto con el entorno natural. Su arquitectura debe integrarse con el medio ambiente que rodea utilizando materiales sustentables para su construcción, con una impronta contemporánea”. O sea, instalaciones de descanso para ricos indirectamente subsidiadas por todos los ciudadanos argentinos mediante exenciones impositivas y cánones ridículos, pero que sean cool.
Si bien el repudio de los trabajadores de Parques Nacionales aún no ha podido trascender el ámbito de las redes sociales y algunos medios locales o regionales, ya despertó el rechazo de un puñado de senadoras nacionales que lo plasmaron en un proyecto de declaración ingresado a la cámara alta el pasado 30 de mayo.
¿Quién administra Parques Nacionales?
La Administración Nacional está integrada por un presidente y un vice, más un vocal por cada uno de los ministerios o secretarías de gobierno que tienen injerencia en la cuestión, a saber: secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable; secretaría de Turismo, ministerio de Defensa y ministerio del Interior. Es de suponer que los funcionarios afectados a tan noble tarea de proteger estas áreas del patrimonio natural y cultural de todos los argentinos deberían tener los suficientes antecedentes para la función. Pues parece que no.
Veamos lo que dice la web oficial de Parques Nacionales. El presidente es Eugenio Bréard, un hombre de negocios que fue vicepresidente de la filial argentina de la tabacalera Phillip Morris y también fue presidente de la Corporación Antiguo Puerto Madero, un millonario negocio inmobiliario nacido al calor de la década menemista.
Quien secunda a Bréard sí tiene una relación con la cuestión ambiental. Se trata de Emiliano Ezcurra, que fue director de Campañas de la multinacional ecologista Greenpeace y dueño de la fundación Banco de Bosques, que trata de “salvar” bosques nativos en riesgo mediante la búsqueda de financiamiento voluntario.
El vocal designado por la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable es el licenciado en Comercialización Pablo Galli, egresado de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE), con posgrados en las universidades estadounidenses de Chicago y Columbia, que entre sus múltiples roles de CEO y director cuenta haber sido decisor en las empresas Pepsicola, Telefe S.A., Canal 9 y Capital Intelectual S.A. e integrante de Managing Partner de Newlink Group en Argentina, “empresa dedicada a la consultoría estratégica y comunicaciones en América Latina con fuerte énfasis en las industrias de Turismo, Tecnología, Finanzas y Alimentación”.
La secretaría de Turismo nombró a Roberto Brea, un licenciado en Administración de Empresas de la UCA, que fue directivo en varios grupos inmobiliarios y actualmente ocupa la presidencia de la farmacéutica Laboratorios Andrómaco S.A.
El ministerio de Defensa de la Nación delegó la tarea en el arquitecto Gerardo Bianchi, quien entre 1980 y 1992 tuvo a cargo la dirección y ejecución de Obras en la Casa Central y en los Parques Nacionales Los Glaciares, Tierra del Fuego, Los Alerces, Calilegua e Iguazú, entre otros. En 1992, tras desempeñarse como arquitecto en la Secretaría de Agricultura y Ganadería de la Nación, abandonó la función pública y se dedicó de lleno a la actividad privada.
El representante que se designó en representación del ministerio de Interior que conduce Rogelio Frigerio es Luis E. Giménez Tournier, un Máster en Administración de Negocios que fundó y gerencia actualmente la empresa Omnigraphics Argentina S. A., además ser socio director en Inalambrik S. A., una compañía dedicada al desarrollo de software mobile.
Como se ve, es muy difícil advertir en ese perfil de directores planes de políticas públicas destinadas a garantizar la preservación en función social y científica de nuestras reservas naturales para el conjunto de las generaciones actuales y venideras.
Fueron dejando sus huellas
Desde que asumió el gobierno de Mauricio Macri, varias son las señales de alerta que se encendieron para poder advertir la trama de lo que hoy ocurre en distintos Parque Nacionales de la Argentina:
Los intentos de expulsión violenta de comunidades originarias que pretenden resguardar su relación con la naturaleza, lejos de cualquier interés de aprovechamiento económico. Ejemplo de esta nefasta decisión fue el asesinato de Rafael Nahuel, ocurrido tras una manda de desalojo pedida por el Parque Nacional Nahuel Huapi.
Un acelerado interés en la promoción para designar patrimonios de la humanidad o maravillas naturales a sitios que pueden ser altamente promocionados para el ecoturismo y su aliado preferido, el turismo exclusivo o de élite. Esto se logra generalmente con el acuerdo de dirigentes y empresarios locales, pero sin los mecanismos mínimos de consulta a las comunidades aledañas a los parques.
Un marcado desinterés por los avances de interacción social, económica y política que se habían logrado con organizaciones propias de los pobladores de los parques nacionales, que están allí incluso desde antes de la creación de los mismos.
La reducción de recursos presupuestarios para el desarrollo normal de la tarea de los guardaparques.
Una creciente restricción al uso de zonas de acampe libre, senderos públicos y accesos al disfrute de zonas de alto interés para el conjunto de los ciudadanos, independientemente de su condición económica. Esto tiene variaciones en los diferentes parques y muchas veces cuenta a su favor con un bienintencionado afán conservacionista de los responsables administrativos territoriales de los mismos y la desidia o desinterés de los responsables políticos de comunidades cercanas.
Sin dudas hay muchos elementos más para señalar respecto a esta grave situación. Hay serias y fundadas denuncias realizadas por los trabajadores de Parques Nacionales de todo el país. Pero la principal denuncia debe necesariamente surgir de las propias comunidades que interactúan permanentemente con estas áreas de conservación. Son sus ciudadanos y sus autoridades las que deben empezar a frenar definitivamente este nuevo intento por entregar al usufructo de unos pocos privados vinculados al poder un bien que nos es común a todos.
Fuente: Enestosdías.
Fuente:Pagina/12


viernes, 14 de junio de 2019

Los ancianos de la tribu


Podemos llamarlos los Viejos de la Tribu. Levi-Strauss los denominaba “los sabios”. Se ha dicho demasiado de ellos, pero siempre resulta insuficiente: cada vez que alguien se decide a hablar de los viejos, a secas, aparecen muchas historias para contar. Si se trata de los y las suegras y suegros, de los jefes/as, siempre hay algo para mencionarlos, y pocas veces es benevolente.
Hace pocos días, hablando de viejos, un hombre batió los records: abandonó en una confitería restaurante a sus padres de 90 y 86 años. Los abandonó, como se abandona a los chicos en una estación de subte o a un recién nacido en el umbral de una iglesia. No los mató como hacen otros, se deshizo de ellos mediante la figura del abandono (que jurídicamente no es “abandono” porque existían otros que podían ayudarlos).
Los dejó sentados, comiendo y se fue. Cada uno de ellos tenía un bolsito con ropa porque les había dicho que preparaba una mudanza. Y ellos lo esperaron, dos horas, tres, cuatro, hasta que los dueños del local se preocuparon.
Con la ayuda de vecinos que los dos lograron mencionar localizaron a un hermano distante y ajeno que en algún momento apareció. Durante años desconectado de ese grupo familiar. La historia se pierde en la noche de los tiempos, donde la tevé apaga sus luces.
Hay que considerar que hacerse cargo de dos viejos                –que solamente disponen de escasa jubilación– es algo complejo, amargante, que traba la vida de quien tiene que cargar con los padres.
Los viejos no llegaron como idiotas a su estatuto de vejez: se fueron dando cuenta, lo dice Simone de Beauvoir haciéndolos hablar cuando la cosa empieza a resultar clara: “¿Volvería a asaltarme la angustia de envejecer? No mirar demasiado lejos. A lo lejos estaban los horrores de la muerte y de los adioses; los postizos, las ciáticas, las invalideces, la esterilidad mental, la soledad en un mundo extraño que ya no comprendemos y que continuará su curso sin nosotros. ¿Lograré no alzar mi vista hacia esos horizontes? ¿O aprenderé a percibirlos sin espanto?”.
Esto les puede suceder a los viejos cuando comienzan a envejecer y todavía no han empezado a molestar; años más tarde se suman los fastidios de quienes tienen que tolerarlos todos los días, los malos modales, a veces los gritos y especialmente la indiferencia: cuando se transforman en un mueble aislado en la casa.
La fantasía de subirlos a un tren que se ponga en marcha y dejarlos partir para no tener que ocuparse de ellos nunca más. Pero ¡caramba! ¡Son tus padres!, hay que cuidar de ellos, es responsabilidad filial... Todos lo saben, pero hubo quien batió el record y los abandonó con sus bolsitos con ropita y los dejó tal como lo fantasea la fantasía de muchos, hartos de tener que sentir amor por los viejos, aquellos que ni remotamente están dispuestos a verlos como quería Levi Strauss, como los sabios de la tribu.
Este es un signo de los tiempos porque hubo épocas en los que aun molestando y siendo fastidiosos, los viejos eran mirados como ancianos que merecían ser escuchados. La historia no camina hacia atrás, de manera que no volveremos a esas épocas, pero aún podemos pensar que en la montaña de abandonados que encontramos en nuestro camino cada día, quizá no encontremos otra pareja de padres abandonados, porque con mayores habilidades policiales es posible que se revierta la maniobra  y se localice al abandónico. Y deba pagar una multa.
Fuene:Pagina/12

jueves, 13 de junio de 2019

No hay revoleo


Cuando el escenario se aparece como un desparramo de cargos a troche y moche, más o menos como ahora, donde las alianzas se asemejan a piruetas y revoleos, en realidad es la política que ordena a los políticos. O la realidad que ordena a la política. O que los votos son los que acomodan a las candidaturas y no al revés. Y todo eso está resumido en una frase campera: con el traqueteo, los melones se acomodan en el carro.
Y salió la quiniela con los ganadores de la segunda línea. Como algunos de los vices y los dispersos que terminan por ceder a la gravedad de los planetas más densos. No hay azar ni panquecazos en esta previa a unas elecciones que definirán con un sentido casi esencial el destino de la Argentina.
La decisión que se plantea entre la continuidad de una crisis que hundió a millones en la pobreza y a otros millones los tiene aguantando con las uñas, y la posibilidad de ponerle un freno, fue la razón de esa polarización. Es una razón más fuerte que la gravedad de Júpiter. Crisis y anticrisis. Es un sentimiento muy fuerte en la sociedad de que se trata de una decisión que pesa mucho más que en otras elecciones.
Ese peso ordena a la política. Funciona como disparador del gran frente para frenar el desastre. Es una poderosa fuerza centrípeta que empieza a confluir en la oposición de menor a mayor, de los que tienen menos a los que tienen más votos. Es el proceso que lleva a proclamar la fórmula de los Fernández y la sucesiva adhesión de la mayoría de los gobernadores que hasta no hace mucho coqueteaban con Alternativa Federal.
Y es el proceso que culmina con la incorporación de Sergio Massa. La gravedad de la disyuntiva que se pone en juego impone el esfuerzo de apertura. Su objetivo es ganarle a la crisis, al gobierno de la crisis, a Mauricio Macri. Y luego, el carro volverá a acomodar los melones según surjan nuevas tareas.
La polarización en este punto es más socioeconómica que política. No es kirchnerismo y antikirchnerismo, como la presentó Cambiemos en 2015, sino crisis y anticrisis, como la siente gran parte de la sociedad. Esa fuerza poderosa impulsa acuerdos políticos que parecían imposibles. Tiene una lógica, no es al boleo.
Y la polarización con esa dinámica desubica a los que se apresuraron a dar por terminado un ciclo y el comienzo de otro signado por el neoliberalismo crudo de Mauricio Macri. El que apostó a esa mirada quedó boyando. Y perdió lugar en un espacio opositor tan polarizado.
Alternativa Federal quedó pulverizado, reducido a las figuras de Schiaretti y Urtubey. Los gobernadores y Sergio Massa confluyeron con los Fernández, Miguel Pichetto se fue con el oficialismo y Graciela Camaño con Roberto Lavagna, que se queda con una partecita del radicalismo, más los socialistas santafesinos.
Crisis y anticrisis es el gran ordenador. No quiere decir que ya tenga la victoria, pero ese ordenamiento favorece más a la fórmula de los Fernández. La designación de Pichetto es demostración de debilidad de la alianza Cambiemos, un cachetazo al voto radical. Y la posible designación de Facundo Manes por parte de Lavagna deja en posición incordiosa a los socialistas.
Si la primera fórmula de los Fernández no hubiera estado en coherencia con ese paradigma instalado en la sociedad, el oficialismo y las demás fuerzas hubieran tenido menos dificultades. Pero la declaración inicial de Alberto Fernández y Cristina Fernández encajó con una expectativa masiva y dificultó que el oficialismo desplazara el antagonismo crisis-anticrisis para instalar el “K” o anti “K”. El ordenador se impuso, aunque parezca un revoltijo