Michael Roberts
Fuente:ramble tamble
1- El Chartalismo y Marx
La teoría monetaria moderna (TMM) se ha convertido en una moda entre
muchos economistas de izquierda en los últimos años. La nueva representa
demócrata de izquierdas en EEUU, Alejandra Ocasio-Cortez es al parecer una de sus partidarias; y un destacado exponente de la TMM ha debatido recientemente la teoría y sus implicaciones políticas con el portavoz para economía y finanzas del Partido Laborista, John McDonnell.
La TMM tiene cierto atractivo en la izquierda, porque parece ofrecer
apoyo teórico a las políticas de gasto fiscal financiadas con dinero del
banco central y para aumentar el déficit presupuestario y la 2 pública,
sin miedo a la crisis. Y por lo tanto para defender políticas de gasto
público en proyectos de infraestructura, creación de empleo e
industrias, en contraste directo con las principales políticas
neoliberales de austeridad y mínima intervención del gobierno.
Por lo tanto, en esta nota voy a ofrecer mi opinión sobre el valor real
de la TMM y sus implicaciones políticas para el movimiento obrero. En
primer lugar, voy a tratar de hacer una descripción general de la misma
para señalar sus similitudes y diferencias con la teoría monetaria de
Marx.
La TMM se fundamenta en las ideas de lo que se llama el “Chartalismo”. Georg Friedrich Knapp , un economista alemán,
acuñó el término “chartalismo” en su Teoría Estatal del Dinero, que fue
publicada en Alemania en 1905 y traducida al Inglés en 1924. El nombre
deriva del latín 'Charta', en
el sentido de una ficha o billete. El Chartalismo argumenta que el
dinero se originó con los intentos del estado de dirigir la actividad
económica y no como una solución espontánea a los problemas con el trueque o como un medio para mediatizar la deuda.
El Chartalismo sostiene que el intercambio de mercancías generalizado
solo se generó históricamente después de que el estado fuese capaz de
crear la necesidad de utilizar su moneda soberana mediante la imposición
de impuestos a la población. Para los chartalistas, la capacidad del
dinero para actuar como unidad de cuenta para el crédito/deuda depende
fundamentalmente de la confianza depositada en el soberano o el poder
del soberano para imponer su voluntad sobre la población. El uso del
dinero como unidad de cuenta de las deudas/créditos es anterior a la
aparición de una economía basada en el intercambio generalizado de
mercancías. Así, el chartalismo argumenta que el dinero surgió primero
como una unidad de cuenta de la deuda y no del intercambio. Keynes fue
en gran medida un admirador del chartalismo, pero esta teoría se opone
claramente a la visión de Marx de que el dinero es analíticamente
inconcebible sin entender el intercambio de mercancías.
¿Puede la Teoría chartalista / Teoría Monetaria Moderna (TMM) y la
teoría marxista del dinero ser compatibles o complementarias o es una de
ellas errónea? Mis respuestas serían: 1) el dinero es anterior al
capitalismo, pero no por la acción del estado; 2) Sí, el estado puede
crear dinero, pero no controlar su precio. Así que la confianza en su
dinero puede desaparecer; y 3) una posición chartalista estricta no es
compatible con la teoría del dinero marxista, pero además la TMM tiene
características complementarias.
Ahora quisiera tratar de ampliar estos argumentos.
La Teoría Monetaria Moderna y la teoría marxista del dinero son
complementarias en la medida en que ambas son teorías endógenas del
dinero. Ambas rechazan la teoría cuantitativa del dinero, es decir, que
la inflación o la deflación depende de las decisiones de los bancos
centrales de inyectar o no dinero-crédito. Por el contrario, es la
demanda de dinero la que determina la oferta: es decir, los bancos hacen
préstamos y como resultado se crean depósitos y deuda para financiar
los préstamos, no al revés. En ese sentido, tanto la TMM como la teoría
marxista reconocen que el dinero no es un velo sobre la economía real,
sino que la economía moderna (capitalista) es una economía monetaria de
cabo a rabo.
Tanto Marx como los partidarios de la TMM coinciden en que la llamada
teoría cuantitativa del dinero, como la desarrollaron en el pasado el
economista de la Escuela de Chicago Milton Friedman y otros, que guió la
política de los gobiernos en la década de 1980, es errónea. Los
gobiernos y los bancos centrales no pueden influir en las bonanza y
crisis del capitalismo mediante el control del la oferta de dinero. El
triste récord de los actuales programas de flexibilización cuantitativa
(QE) adoptados por los principales bancos centrales para tratar de
impulsar la economía lo confirma. los balances de los bancos centrales
se han disparado desde la crisis de 2008, pero el crecimiento del
crédito bancario no tiene; y ninguno de ellos tiene el crecimiento del
PIB real.
Pero la teoría marxista de dinero hace una distinción importante que no
incluye la TMM. El capitalismo es una economía monetaria. Los
capitalistas comienzan con el capital dinero para invertir en la
producción de productos básicos y de capital, que a su vez, a través del
empleo de la fuerza de trabajo (y su explotación), con el tiempo ofrece
un nuevo valor que se realiza en mayor capital-dinero. Por lo tanto, la
demanda de capital-dinero impulsa la demanda de crédito. Los bancos
crean dinero o crédito como parte de este proceso de acumulación
capitalista, pero no el capital financiero separado de la producción
capitalista. Los defensores de la TMM / chartalistas argumentan que la
demanda de dinero es impulsado por los “espíritus animales" de los
agentes individuales (los keynesianos) o por el estado que necesita
crédito (los chartalistas). Por el contrario, la teoría marxista del
dinero estima que la demanda de dinero, y por lo tanto su precio, es
finalmente determinada por el ritmo de acumulación del capital y el
consumo capitalista.
La teoría y la historia del dinero
Esto plantea la cuestión de fondo de las diferencias entre la Teoría
Monetaria Moderna, sus orígenes chartalista, y la teoría marxista del
dinero. La teoría del dinero de Marx es específica del capitalismo como
modo de producción, mientras que la TMM y el Chartalismo son
ahistóricos. Para Marx, bajo el capitalismo, el dinero es
la representación del valor y, por lo tanto, de la plusvalía. En la
fórmula D-C-P-D’, D puede intercambiarse con C porque D representa C y
D' representa C'. El dinero no podría hacer el intercambio posible si la
intercambiabilidad no fuera inherente a la producción de mercancías, si
no fuera una representación del trabajo abstracto socialmente necesario
y por lo tanto del valor. En ese sentido, el dinero no surge en el
intercambio, sino que es la representación monetaria del valor del
intercambio (RMVI), o del tiempo de trabajo socialmente necesario
(TTSN).
La teoría de Marx analiza las funciones del dinero en una economía
capitalista mercantil. Es una teoría históricamente específica, no una
teoría general de la moneda a lo largo de la historia, ni una teoría del
dinero en las economías pre-capitalistas. Así que, si bien es cierto
que el dinero aparece por primera vez en la historia como una unidad de
cuenta de los impuestos y los pagos de la deuda (como los chartalistas y
Keynes señalan), ello no contradice la teoría del dinero de Marx en el capitalismo .
De todos modos, tengo grandes dudas de que, históricamente, la deuda del
estado fuese la razón de la aparición del dinero (volveré a abordar
este tema en futuras nota). David Graeber, el antropólogo anarquista,
parece sostener esto en su libro, 5000 años de la deuda. Pero
no me acaba de convencer. Marx sostiene que el dinero surge
naturalmente en la medida que la producción de mercancías se
generaliza. El estado simplemente valida la forma dinero, no la
inventó. De hecho, creo que la cita de Locke que utiliza Graeber en la
p.340 de su libro resume bien el argumento. “Locke insiste en que no se
puede hacer valer más una pequeña pieza de plata si se la denomina
'chelín' que hacer a un hombre de baja estatura más alto por declarar
que en la actualidad un pie tiene quince pulgadas”.
En la exposición clásica del Chartalismo, Knapp argumentó que los
estados han designado históricamente la unidad de cuenta y que, al
exigir que los impuestos se pagarán en una forma particular, garantizó
que esa forma circularía como medio de pago. Todo contribuyente tendría
que conseguir el dinero suficiente definido arbitrariamente por el
estado y tendría que recurrir al intercambio monetario. Joseph
Schumpeter refutó este enfoque cuando dijo: “Si Knapp se hubiera
limitado a afirmar que el Estado puede declarar un objeto o un documento
judicial o una ficha (con un signo) moneda de curso legal y que la
declaración a este efecto de que un determinado documento de pago o
ficha sería aceptado como satisfacción de los impuestos hubiera supuesto
un importante avance en la asignación de algún valor a ese documento de
pago o ficha, hubiera implicado una verdad aunque fuera obvia. Pero si
hubiera afirmado que dicha acción del Estado determinaría el valor de
ese documento de pago o ficha, hubiera sido una propuesta interesante,
pero falsa”. [Historia del Análisis Económico, 1954]. En otras palabras,
el Chartalismo es obvio y está en lo cierto o es interesante e
incorrecto.
El dinero como mercancía o surgido de la nada
Marx argumentó que el dinero en el capitalismo tiene tres funciones
principales: como medida de valor, como medio de intercambio, y “el
dinero como dinero”, que incluye el pago de la deuda. La función de
medida de valor se deduce de la teoría del valor trabajo de Marx y esta
es la principal diferencia con los Chartalistas / TMM, que (por lo que
se) no tienen ninguna teoría del valor y, por lo tanto, ninguna teoría
de la plusvalía.
En efecto, para los exponentes de la TMM, el valor es ignorado a favor
de la primacía del dinero en las relaciones sociales y
económicas. Véase esta explicación de uno de los partidario de la TMM de
su relación con la teoría del valor de Marx: “El dinero no es una mera
‘expresión’ o ‘representación’ de la creación de valor agregado
privada. En su lugar, la TMM supone que el dinero como columna vertebral
fiscal y flujo macro-económico implican juntos un horizonte material
compartido de producción y distribución ... Al igual que el marxismo, la
TMM basa el valor en la construcción y mantenimiento de una realidad
material colectiva. En consecuencia, rechaza la teoría de la utilidad neoclásica,
que basa el valor en el juego de las preferencias individuales. Pero,
en contraste con el marxismo, la TMM sostiene que la producción de valor
está condicionada por la capacidad fiscal abstracto del dinero y la
jerarquía de la mediación que soporta. La TMM no descarta de ningún modo
la fuerza de la gravitación física en la realidad humana. Más bien, de
manera implícita de-prioriza la causalidad de la gravedad en los
procesos políticos y económicos, mostrando las condiciones ideales en
las que el dinero real se distribuye a través de la estructura
piramidal“.
Si se abre uno paso en esta jerga escolástica, creo que significa que la
TMM difiere de la teoría del dinero de Marx afirmando que el dinero no
está vinculado a ninguna ley del valor que la arrastra como la
'gravedad', sino que tiene la libertad de expandirse y, de hecho,
cambiar por si mismo de valor. ¡El dinero es la fuerza causal principal
del valor, no al revés!
En mi opinión, esto no tiene sentido. Se hace eco de las ideas del
socialista francés Pierre Proudhon en la década de 1840 que afirmaba que
el problema del capitalismo era el sistema monetario en sí, no la
explotación del trabajo y el modo de producción capitalista. Esto es lo
que Marx pensaba del argumento de Proudhon en su capítulo sobre el
dinero en los Grundrisse: “¿Pueden las relaciones de producción
existentes y las relaciones de distribución que les corresponden ser
revolucionadas por un cambio en el instrumento de la circulación?” Para
Marx, “la doctrina que propone trucos en la circulación como una forma
de, por un lado, evitar el carácter violento de estos cambios sociales
y, por otro, de hacer estos cambios aparezcan no como una condición
previa, sino resultado gradual de estas transformaciones en la
circulación” comete un error fundamental y es una interpretación errónea
de la realidad del capitalismo.
En otras palabras, la separación del dinero del valor y hacer del dinero
la principal fuerza de cambio en el capitalismo es no reconocer la
realidad de las relaciones sociales en el capitalismo y la producción
con fines de lucro. Sin una teoría del valor, los partidarios de la TMM
entran en un mundo económico ficticio, donde el estado puede emitir
deuda y convertirla en créditos a cuenta del estado por un banco
central, a voluntad y sin límite o repercusiones en el mundo real del
capital productivo, aunque nunca es tan simple como parece.
Para Marx, el dinero hace dinero a través de la explotación del trabajo
en el proceso de producción capitalista. El nuevo valor creado se
materializa en productos para la venta; el valor obtenido está
representado por una cantidad de dinero. Marx comenzó su teoría del
dinero como una mercancía como el oro o la plata, cuyo valor puede ser
intercambiado con otras materias primas. Así que el precio o el valor
del oro anclan el valor monetario de todos los bienes. Sin embargo, si
el valor o el precio del oro cambian debido a un cambio en el tiempo de
trabajo necesario para la producción de oro, entonces también lo hace el
valor del dinero como precio de otros productos básicos. Una fuerte
caída en el tiempo necesario para la producción de oro y por lo tanto
una caída en su valor darían lugar a un fuerte aumento de los precios de
otros productos (oro español de América Latina en el siglo XVI) - y
viceversa.
La siguiente etapa en la naturaleza del dinero fue el uso de papel o
monedas fiduciarias fijadas por el precio del oro, el patrón oro y,
finalmente, la etapa de las monedas fiduciarias o 'dinero de
crédito'. Pero, contrariamente a la opinión de los TMM o Chartalistas,
esto no cambia el papel o la naturaleza del dinero en una economía
capitalista. Su valor todavía está ligado a la SNLT en la acumulación
capitalista. En otras palabras, el dinero mercancía tiene / contiene el
valor mientras que el dinero no mercantil representa / refleja el valor
y, debido a esto, puede medir el valor de cualquier otra mercancía como
expresarlo en forma de precios.
Los estados modernos son claramente cruciales para la reproducción de
dinero y el sistema en el que circula. Sin embargo, su poder sobre el
dinero es bastante limitado - y como dijo Schumpeter (y Marx habría
dicho), los límites son más claros a la hora de determinar el valor del
dinero. La Casa de la Moneda puede imprimir el número de billetes y
monedas que quiera, pero no puede decidir lo que representan. Esa
relación se determina mediante un sinnúmero de decisiones de fijación de
precios de las empresas privadas, principalmente, que reaccionan de
manera estratégica a la estructura de costes y la demanda a la que se
enfrentan, en competencia con otras empresas.
Esto hace que el valor del dinero respaldado por el estado sea
inestable. En realidad, la teoría chartalista lo reconoce. Según esta,
el principal mecanismo por el cual el Estado proporciona valor a la
moneda fiduciaria es mediante la imposición de obligaciones fiscales a
sus ciudadanos y proclamando que aceptará sólo una cierta forma de pago
(sea la que sea) para satisfacer esas obligaciones fiscales. Pero Randall Wray, uno
de los escritores más activos de esta tradición, admite que si el
sistema de impuestos se rompe, “el valor del dinero caería rápidamente
hacia cero.” De hecho, cuando la solvencia del estado está seriamente
cuestionada, el valor de las monedas nacionales colapsa y exige cambios
en los productos reales, tales como el oro, como forma de acumulación
para almacenar el valor. El precio del oro se disparó en el inicio de la
actual crisis financiera en 2007 y otro aumento aún mayor tuvo lugar a
principios de 2010, cuando la crisis de la deuda de los países del sur
del Euro, agravó la situación.
Las conclusiones de política económica
A menudo escucho a distintos defensores de la TMM decir que “el dinero puede ser creado de la nada" . El
‘Dinero bancario no existe como resultado de la actividad económica. En
cambio, el dinero bancario crea actividad económica'. O esto: ' El
dinero para un préstamo bancario no existe hasta que nosotros, los
clientes, solicitamos un crédito. (Ann Pettifor). La
respuesta breve a esta idea es que “sí, el estado puede crear dinero,
pero no puede fijar su precio”, o valor. El precio del dinero se decide
en el tiempo mediante el movimiento del capital fijo así como el tiempo
de trabajo socialmente necesario. Si un banco central ‘imprime’ dinero o
acepta créditos a cuenta del Estado, facilita al Estado el dinero que
necesita para poner en marcha programas de empleo, infraestructuras,
etc., sin sin tener que recurrir a medidas fiscales o la emisión de
bonos. Esta es la conclusión de política económica de la TMM. Esa es la
'salida' a una crisis capitalista causada por una caída en la producción
del sector privado.
La TMM y los chartalistas proponen que la inversión del sector privado
se sustituya o complemente la inversión del gobierno 'pagada' mediante
la 'creación de dinero de la nada'. Pero este dinero pierde su valor si
no guarda ninguna relación con el valor creado por los sectores
productivos de la economía capitalista, que determinan la SNLT y todavía
dominan la economía. En lugar de ello, el resultado será el aumento de
precios y / o la caída de la rentabilidad que a la larga ahogará la
producción del sector privado. A menos que los proponentes de la TMM
estén dispuestos a aceptar una propuesta política marxista: es decir, la
apropiación del sector financiero y los 'altos mandos' del sector
productivo a través de la propiedad pública y un plan de producción,
frenando o poniendo fin a la ley del valor en la economía, sin lo que la
política de gasto público mediante la creación ilimitada de dinero
fracasará. Hasta donde se, los exponentes de la TMM evitan
cuidadosamente y hacen caso omiso de esa conclusión política. Tal vez
porque al igual que Proudhon no entienden la realidad del capitalismo,
prefiriendo los 'trucos de circulación'; o tal vez porque en realidad se
oponen a la abolición del modo de producción capitalista.
Por supuesto, nada de esto ha sido probado en la vida real, porque la
política de la TMM nunca se ha aplicado (ni por supuesto, la política
económica marxista en una economía moderna). Así que no sabemos si la
inflación se dispararía por la creación ilimitada de dinero para
financiar programas de inversión. Los partidarios de la TMM defienden
que la 'monetización del déficit' concluiría una vez que se alcanzase
el pleno empleo. Pero eso plantea la cuestión de si el sector privado en
una economía puede ser sometido a la fina manipulación del Banco
Central y la política de estado. La historia ha demostrado que no es así
y no hay manera de que los gobiernos puedan controlar el proceso de
producción capitalista y los precios de producción “de una manera tan
afinada”.
Incluso el principal exponente de la TMM, Bill Mitchell, es consciente de este riesgo. Como dice él mismo en su blog, “Piense
en una economía que está saliendo de una recesión y en fuerte
crecimiento. Los déficits presupuestarios todavía podrían expandirse en
esta situación, lo que los haría obviamente procíclicos, pero aún así la
estrategia fiscal seguiría siendo la correcta debido a que el
crecimiento del gasto público neto es el motor del crecimiento y de la
economía hacia el pleno empleo. Incluso cuando el crecimiento del gasto
no gubernamental es positivo, los déficits presupuestarios son
apropiados si apoyan el movimiento hacia el pleno empleo. Sin embargo, una vez que la economía alcanza el pleno empleo, no sería apropiado para el gobierno
seguir impulsando la demanda agregada nominal mediante la expansión de
los gastos discrecionales, ya que correría el riesgo de inflación.” (El subrayado es mío).
Parece que la TMM, al final, se reduce a ofrecer una teoría para
justificar el gasto público sin restricciones para mantener y / o
restaurar el pleno empleo. Esa es su tarea, no otra. Es por esto que
atrae la simpatía de la izquierda del movimiento obrero. Pero esta
aparente virtud de la TMM oculta su lado negativo como un obstáculo para
el cambio real. La TMM no dice nada acerca de por qué existen
convulsiones en la acumulación capitalista, excepto
que el estado puede reducir o evitar los ciclos de auge y caída
mediante un uso juicioso del gasto público en un proceso de acumulación
dominado por el capitalismo. Por lo tanto, no tiene una política de cambio radical en la estructura social.
La explicación marxista es más completa, ya que integra dinero y crédito
en el modo de producción capitalista, pero también muestra que el
dinero no es el problema decisivo en el modo de producción capitalista y
que el control de las finanzas no es suficiente. Por lo tanto, puede explicar por qué las soluciones keynesianas no funcionan bien para sostener la prosperidad económica.
2- Los trucos de la circulación
Como he señalado, la TMM es hija de lo que se llama Chartalismo, a
saber, la teoría de que el dinero es históricamente creación del estado y
no, como afirma la teoría neoclásica, una extensión del comercio de
trueque; o la visión marxista de que el dinero aparece con el
surgimiento de los mercados y la producción de mercancías (“El dinero
cristaliza necesariamente del proceso de intercambio, en el que los
diferentes productos del trabajo son, de hecho, equiparados entre sí, y
por lo tanto convertidos en mercancías .... En la medida en que la
transformación de los productos del trabajo en mercancías se lleva a
cabo, una mercancía en particular se transforma en dinero.”- Marx
capital Vol 1).
No abordaremos si el Chartalismo es un relato histórico preciso de la
aparición del dinero. En su lugar, me refiero a una excelente exposición
corta de la historia del dinero del economista marxista argentino,
Rolando Astarita (aquí).
Astarita también ha analizado la TMM en varios artículos, y me apoyaré
en algunos de sus argumentos. Baste decir que argumentar que el dinero
sólo surgió debido al papel del Estado en las economías precapitalistas
no se corresponde con los hechos.
Sin embargo, la TMM parte de la convicción de que es el estado (no las
relaciones mercantiles capitalistas) las que establecen el valor del
dinero. Randall Wray, uno de los principales exponentes de la TMM
sostiene que el dinero toma su valor no de la mercancía “sino más bien
de la voluntad del Estado de aceptarla como forma de pago”. El fundador
del Chartalismo, Knapp, dice: “el dinero es una criatura de la
ley” ; “La denominación de medios de pago de acuerdo con las nuevas
unidades de valor es un acto libre de la autoridad del Estado”; y “en
los sistemas monetarios modernos la decisión [del Estado] es siempre
suprema”. De este modo, el sistema monetario moderno “es un fenómeno
administrativo” y nada más.
Keynes también apoyó este punto de vista chartalista. En su Tratado sobre el dinero,
Keynes afirma: “se alcanzó el dinero chartalista o estatal cuando el
Estado asumió el derecho de declarar que forma de dinero acepta en un
momento dado” . Así que “el dinero contable, especialmente aquel en el
que las deudas, los precios y el poder adquisitivo general se expresan,
es el concepto básico de la teoría del dinero”. No creo que sea
correcto decir que la TMM bastardiza a Keynes (como hizo un comentario a
mi primera parte) - por el contrario, la TMM y Keynes están de acuerdo
en que el dinero es un producto de la creación del estado en la medida
en que el estado decide la unidad de cuenta de todas las transacciones.
Pero decidir la unidad de cuenta (por ejemplo, si dólares o euros) no es lo mismo que decidir su valor para
las transacciones, es decir, como una medida o depósito de valor. La
TMM supuestamente apoya el enfoque del dinero 'endógeno', es decir, que
el dinero es creado por las decisiones de los empresarios para invertir u
hogares para gastar, y de los préstamos que los bancos les otorgan para
ese propósito. Así que los bancos hacen préstamos y así crean dinero
(emitido por el estado). El dinero es depositado por los receptores de
préstamos y pagan impuestos al estado. Según la TMM, los préstamos son
creados por los bancos y los depósitos son absorbidos por los impuestos,
en ese orden. En un nivel simple, la TMM se limita a describir cómo
funcionan las cosas en la banca y el dinero. Y esto es lo que muchos
partidarios de la TMM argumentan: 'todo lo que estamos haciendo es hacer
una descripción'.
Pero la TMM va más allá. Se argumenta que el Estado crea el dinero con
el fin de recibir el pago de los impuestos. El Estado puede imponer
impuestos a los ciudadanos y puede decidir la naturaleza de la moneda de
curso legal que sirva de dinero. Así que el dinero es un producto del
estado. Por lo tanto, la TMM tiene un circuito de dinero que sería:
dinero del estado - otros (entidades no estatales) - impuestos - dinero
del estado. El estado inyecta dinero en el sector privado, y el dinero
es luego reabsorbido con la recaudación de impuestos. De acuerdo con la
TMM, contrariamente a lo que pensamos la mayoría de nosotros de forma
simplista, la emisión de dinero y la recaudación de impuestos no son
alternativas contrapuestas, sino acciones que ocurren en diferentes
momentos del mismo circuito. Así que si un gobierno tiene un déficit
fiscal y gasta más de lo que recibe en impuestos, el sector no estatal
tiene un excedente que se puede utilizar para invertir, gastar y emplear
a más asalariados. El déficit del Estado por lo tanto se puede
financiar mediante la creación de más dinero. Los impuestos no son
necesarios para financiar los gastos del estado, sino para generar
demanda de dinero (¡pagar impuestos!).
Pero el circuito de la TMM no muestra lo que sucede con el dinero que
los capitalistas y los hogares tienen. En la TMM, M (en valor) se puede
aumentar a M' puramente mediante un dictat del estado . Para Marx, M
sólo puede ser aumentado a M' si la producción capitalista incrementa el
valor de las materias primas que se venden por más dinero. Esta fase es
ignorada por la TMM. El circuito de la MTT se inicia desde el estado a
los sectores no estatales y de nuevo al estado. Pero esto ocurre al
revés, causalmente. El circuito capitalista comienza con el capitalista y
el dinero a través de la acumulación y la explotación del trabajo y
llega de nuevo al capitalista, que paga después al estado los impuestos,
etc. La TMM hace caso omiso de esto. Pero demuestra que el dinero no es
exógeno a la actividad económica capitalista. Su valor no es controlado
por el estado.
La TMM crea la ilusión de que todo este proceso se inicia y termina con
el gobierno cuando realmente comienza dentro del sector capitalista,
incluyendo el sistema bancario. Los impuestos no pueden absorber por
completo el dinero porque los impuestos lógicamente se producen después
de un cierto nivel de gasto en la producción privada. Los impuestos son
generados cuando el sector privado gasta y los gobiernos deciden
utilizar los impuestos para movilizar algunos recursos para el
estado. Los ingresos privados y el gasto en recursos preceden a los
impuestos.
Otra chartalista, Tcherneva escribe: “Los
chartalistas argumentan que, puesto que el dinero es un monopolio
público, el gobierno tiene a su disposición una forma directa para
determinar su valor. Recuerde que para Knapp los pagos con la moneda
miden un determinado número de unidades de valor. Por ejemplo, si el
Estado requiere que para obtener una unidad muy potente de dinero una
persona debe proporcionar una hora de trabajo, entonces el dinero
tendría un valor exactamente de una hora de trabajo. Como emisor
monopolista de la moneda, el Estado puede determinar el valor que la
moneda tendrá mediante el establecimiento de los términos en los cuales
se obtiene el dinero de alta potencia “(página 18). Política estatal de
'precios exógenos' de Tcherneva es bastante similar a las del socialista utópico del siglo XIX John Gray que creía que mediante la emisión de bonos que tuvieran un precio determinado exógenamente para representar el tiempo de trabajo, las economías podrían favorecer el crecimiento y el pleno empleo - una opinión que Marx criticó .
La TMM difiere del gasto público mediante déficit fiscal keynesiano es que sus defensores defienden déficits públicos permanentes con
el fin de impulsar la economía y lograr el pleno empleo de los
recursos. De esta manera, el estado se convierte en el “empleador de
última instancia”. De hecho, los partidarios de la TMM afirman que el
paro puede ser resuelto dentro del capitalismo. Así que no hay necesidad
de cambiar las formaciones sociales basadas en el capital privado. Todo
lo que se necesita es que los políticos y los economistas reconozcan
que el gasto público 'financiado' mediante la creación de dinero puede
resolver el problema y alcanzar el pleno empleo.
Tcherneva escribe: “Los chartalistas proponen una política de pleno
empleo en la que el estado establece exógenamente un precio importante
para la economía, que a su vez sirve como un ancla para todos los demás
precios .... Esta propuesta se basa en el reconocimiento de que el
Estado no se enfrenta a limitaciones financieras operativas, que el
desempleo es el resultado de la restricción de la emisión de moneda, y
que el Estado puede ejercer una fijación de precios exógena (fijación de
precios exógena)”. Esta conclusión política es bastante
irónica. Conduce a la opinión de que el pleno empleo se puede lograr
mediante la emisión “exógena” de moneda a un precio fijo. Y, sin
embargo, la TMM rechaza el argumento monetarista de que un aumento
exógeno de la cantidad de dinero debe conducir a un aumento de la
actividad económica. ¡Pero pareciera que la TMM también tiene una teoría
exógena de dinero!
Como Cullen Roche, un keynesiano ortodoxo, resume : “ La
TMM trata de reinventar la rueda y argumentar que es culpa del gobierno
(e implícitamente, del resto de la sociedad) que no se pueda encontrar
trabajo ... La TMM defiende una causalidad invertida, comenzando con el
estado y elaborando a partir de él”. Roche continúa :“la causalidad
real es que los recursos privados necesariamente preceden a los
impuestos. Sin un sector privado de generación de ingresos altamente
productivo no hay nada especial acerca de los activos creados por un
gobierno y es literalmente imposible que estos activos sigan siendo
valiosos. Creamos equidad cuando producimos bienes y servicios reales o
aumenta el valor de mercado de los activos con respecto a sus pasivos a
través de la producción. Es completamente ilógico y tonto argumentar que
uno puede simplemente “imprimir” equidad de la nada. La deuda pública
es, lógicamente, un pasivo de la sociedad que la crea. La deuda pública
agregada es una responsabilidad que debe ser financiada por el
rendimiento productivo de esa sociedad “.
Un comentario recibido a mi primera parte cuestionó mi afirmación de que
los partidarios de la TMM creen que el dinero puede ser creado de la
nada - que esto era una distorsión de la TMM. El argumento real de la
TMM es que el gasto público puede financiarse mediante el aumento de la
actividad económica y por lo tanto más impuestos. Yo cito algunos
economistas que hablaron de 'la nada', pero al parecer estos no son
verdaderos partidarios de la TMM. Pero el experto fiscal británico y
economista, Richard Murphy, es sin duda un defensor de la TMM. Y según
él “los gobiernos pueden hacer dinero de la nada, a voluntad ... La TMM
defiende que todo el gasto público está, de hecho, financiado por dinero
creado de esta manera, creado por los bancos centrales en nombre del
gobierno ... La TMM argumenta lógicamente como consecuencia que no hay
tal cosa como impuestos y gastos cuando se considera la actividad del
gobierno en la economía; sólo puede haber gasto e impuestos.” Del mismo
modo, Stephanie Kelton es actualmente la economista más popular de la
TMM. Ella defiende que los gobiernos pueden expandir el gasto cuanto sea
necesario para lograr la plena utilización de los recursos productivos
en una economía gracias al dinero del estado, porque este tipo de gasto
es 'autofinanciado'.
El dinero sólo tiene valor porque hay un valor en la producción que lo
respalde. El gasto público no puede crear ese valor - de hecho, algunos
gastos del gobierno pueden destruir valor (armamento, etc). El valor
productivo es lo que da credibilidad al dinero. Un sector privado
productivo genera el producto interno y los ingresos pasivos que dan
credibilidad crediticia al gobierno en el primer lugar. Cuando esa
credibilidad no existe, esa confianza en la moneda del Estado puede
desaparecer rápidamente, como vemos en Venezuela o Zimbabwe, e incluso
Turquía en este momento (volveré a ello en una nota futura).
Para citar de nuevo a Cullen Roche: “la producción productiva,
necesariamente, precede a los impuestos. En este sentido, es apropiado
decir que la producción productiva sostiene al dinero. Y si la
producción productiva colapsa no hay grupo armado de hombres que puedan
obligar a la gente a pagar impuestos ... Así que el punto importante es
que un gobierno tiene efectivamente limites en su gasto. Está limitado
por la cantidad y calidad de la producción productiva de su sector
privado. Y la cantidad y calidad de los ingresos que el sector privado
puede crear es la cantidad de ingresos que limita la capacidad del
gobierno para gastar“. Esta es una terminología keynesiana: pero si
cambiamos la palabra 'ingresos' o 'producción' por 'valor', es similar
en términos marxistas.
La teoría del dinero de Marx coincide con el enfoque endógeno en la
medida en que es el sector capitalista el que crea la demanda de
dinero; para actuar como medio de cambio y depósito de valor. Los bancos
hacen préstamos y crean depósitos, y no viceversa. De hecho, la teoría
del dinero de Marx es más consistentemente endógena que la de la
TMM porque reconoce la primacía del proceso de acumulación capitalista
(con bancos y mercados) a la hora de decidir el valor del dinero, no
ningún papel 'exógeno' del estado. Como dice Astarita: “la diferencia
fundamental entre el enfoque marxista del dinero y el enfoque
chartalista gira alrededor de este único punto. En la concepción de
Marx, el dinero sólo puede ser entendido como una relación social. En el
enfoque chartalista, es un artificio en el que las determinaciones
sociales esenciales están ausentes ...“barre debajo de la alfombra” la
centralidad del trabajo productivo, y la explotación del trabajo, la
verdadera base sobre la que se asienta la sociedad capitalista“.
El Estado no puede establecer a voluntad el valor del dinero que se
emite por la sencilla razón de que, en una economía capitalista, no es
dominante y omnipotente. Las empresas capitalistas, los bancos e
instituciones dominan y toman decisiones sobre la base de la ganancia y
la rentabilidad. Como resultado, de forma endógena determinan el
valor de las mercancías y el dinero. La ley del valor de Marx defiende
que el valor está anclado en el tiempo de trabajo socialmente necesario
para la producción global de mercancías (bienes y servicios), es decir,
mediante la productividad media del trabajo, las tecnologías y la
intensidad del trabajo. El estado no puede superar o ignorar esta
realidad.
Y es una realidad. Permítanme ofrecer algunas pruebas empíricas simples
(algo que los defensores de la TMM no hacen). El gasto público en las
economías modernas, en particular las que son objeto de la reflexión de
la TMM (que no tienen mucho que decir sobre las denominadas ‘economías
emergentes’ - pero volveré a ello en una nota futura), como los EE.UU. o
el Reino Unido o el G7, es alrededor de un 30-50% del PIB. La inversión
pública es sólo alrededor del 3-5% del PIB. Que hay que compar con la
inversión del sector capitalista de un 15-25%, mientras que el gasto de
los hogares varía entre el 55-70% del PIB. El volumen de bonos del
gobierno nacional en manos privadas en los EE.UU. es sólo el 4% del
patrimonio neto del sector privado.
Hice un pequeño análisis empírico de la relación entre el gasto público y
el desempleo. De acuerdo con la TMM, se podría esperar que cuanto mayor
es la proporción del gasto público en una economía, más bajo es el
desempleo. Pero !la evidencia demuestra lo contrario! El gasto público
en Francia es de más del 55% del PIB, del 39% en Japón y un 38% en los
EE.UU.. Pero ¿cuál de estos tres países tiene la mayor tasa de
desempleo? Francia 9%; Japón 2,4% y los EE.UU. 4%. La mayoría de las
economías capitalistas avanzadas con los coeficientes de gasto público
más altos tienen mayores tasas de desempleo. Esto demuestra que hay
otras razones que la falta de gasto público para explicar el nivel de
desempleo en las economías capitalistas.
Así que la emisión de dinero por el estado no es un motor clave de la
economía y el empleo. Por supuesto, los defensores de la TMM a veces
argumentan que este es el problema: basta con ampliar el gasto público,
en particular las inversiones, financiarlas con 'emisión de dinero' y el
estado de forma exógena superará o evitará las dificultades de
la acumulación capitalista. Sin embargo, esta respuesta nos lleva
inmediatamente a la cuestión, conscientemente ignorada por la TMM, de
que es el sector capitalista el dominante en las economías modernas,
para bien o para mal, no el dinero emitido por el estado.
¿Es realista que la TMM afirme que la única razón de las economías
modernas sufran desempleo se debe a que los políticos no aplican la TMM y
que los gobiernos gasten tanto como sea necesario, respaldados por la
emisión de dinero controlado por el Estado? Ese no era el punto de vista
de Keynes o Marx. Keynes creía que la causa del desempleo era la falta
de inversión de los capitalistas; Marx dijo lo mismo (aunque el ejército
de reserva de mano de obra es el resultado del sesgo pro-capital en la
acumulación capitalista). La diferencia entre Marx y Keynes era lo que
provoca cambios en la inversión. Para Marx era la rentabilidad; Para
Keynes los 'espíritus animales' o la 'confianza empresarial'. Ambos
vieron las líneas de falla dentro del capitalismo: Keynes en el sector
financiero; Marx en el capitalismo en su conjunto. Por el contrario, la
TMM cree que es sólo ¡el hecho de no permitir que el estado amplíe la
emisión de dinero!
Pero tal vez la crítica más elocuente de la TMM es que, dado que no
reconoce la importancia del sector capitalista en su circuito de dinero y
sólo la dicotomía estado/'sector no estatal', no puede decirnos nada
acerca de por qué y cómo hay depresiones regulares de la producción y la
inversión en las economías modernas. Sobre esta cuestión, los
partidarios de la TMM tienen la misma posición que los keynesianos
ortodoxos: que puede ser debido a una falta de 'demanda efectiva' o a
causa de los 'espíritus animales' y no con ninguna contradicción en el
modo capitalista de producción. Pero para los defensores de la TMM esta
cuestión es irrelevante. Los partidarios de la TMM tienen la misma
visión que el
economista ortodoxo keynesiano Paul Krugman, a saber, que en realidad
no importa cuál sea la causa de una depresión: lo más importante es
salir de ella mediante el gasto público. En el caso de Krugman
través del gasto público gracias a una emisión de bonos juiciosa; en el
caso de la TMM con gasto público financiado por la emisión de dinero.
Llámenme anticuado, pero creo que la ciencia avanza mejor mediante la
búsqueda de las causas de porque las cosas suceden para entender mejor
qué medidas se pueden aplicar de forma útil para evitar las consecuencias indeseadas (la
vacunación de enfermedades, por ejemplo). Esperar ciegamente a ver si
el gasto público funciona no es científico. De hecho, los economistas
marxistas han trabajado mucho para demostrar que las grietas en la rentabilidad del capital es
la explicación más convincente de las crisis recurrentes, no la falta
de demanda ni la austeridad en el gasto público. Y eso implica medidas
para reemplazar completamente la economía monetaria con fines de lucro.
La respuesta al desempleo o para acabar con las crisis no radica en el
simple recurso a la emisión de dinero, como afirma la TMM. La TMM se
basa en lo que Marx llamó “los trucos de la circulación”: “la doctrina
que propone trucos de circulación como una forma de, por un lado, evitar
el carácter violento de estos cambios sociales y, por otro, de hacer
que estos cambios no aparezcan como una condición previa sino el
resultado gradual de estas transformaciones en la circulación”.
La TMM alega que tiene una teoría endógena del dinero, pero en realidad
defiende una exógena, basada en la emisión de dinero del estado. Afirma
que el gasto público puede ampliarse cuanto sea necesario para alcanzar
el pleno empleo a través de la emisión de dinero, sin ninguna referencia
a la actividad productiva de la economía no estatal, en particular, la
rentabilidad del sector capitalista. De hecho, de acuerdo con la TMM, el
capitalismo puede sobrevivir y lograr un crecimiento armónico y pleno
empleo mediante "trucos de circulación”. La TMM ignora u oculta las
relaciones sociales de explotación de la mano de obra con fines de
lucro. Y al vender 'aceite de serpiente' en su lugar, la TMM desorienta
al movimiento obrero sobre cuales deben ser los cambios fundamentales.
3- Un respaldo al capitalismo
Voy a intentar abordar ahora los aspectos prácticos, en otras palabras,
¿cuáles son las propuestas de política económica que los partidarios de
la TMM proponen que un gobierno aplique con el fin de crear más puestos
de trabajo y mejores salarios sin provocar inflación?
Desde la Gran Recesión, los economistas de izquierda han tratado de
refutar las teorías de la económicas neoliberales dominante que exigen
presupuestos gubernamentales equilibrados y una reducción de los altos
niveles de deuda pública. Las políticas de austeridad neoliberales
han significado recortes de las prestaciones sociales, de los servicios
públicos, el estancamiento de los salarios reales y un aumento del
desempleo. Naturalmente, el movimiento obrero quiere revertir estas
políticas que hacen que los trabajadores paguen por el fracaso de los
bancos y el capitalismo.
La alternativa habitual suele venir del keynesianismo tradicional, es
decir, más gasto público (mediante la ejecución de déficit en los
presupuestos anuales) para impulsar la demanda efectiva en la economía
capitalista, crear puestos de trabajo y aumentar los salarios. Y aquí es
donde entra en juego la TMM. Como el portavoz de la TMM Randall Wray escribe, lo
que la TMM aporta a la política de estímulo fiscal keynesiano es el
argumento teórico de que “un gobierno soberano no puede quedarse corto
de su propia moneda”. Dado que el estado tiene el monopolio de fijar la
unidad de cuenta (dólares o euros o pesos), puede crear tanto dinero
como sea necesario, distribuir ese dinero a entidades no estatales, y
así impulsar la demanda y crear puestos de trabajo e ingresos. Como dice
Stephanie Kelton, una de las principales exponentes de la TMM y asesora
de Bernie Sanders, “El emisor de la moneda nunca puede quedarse sin
dinero, ya que siempre puede imprimir más dólares, pesos, rublos, yenes,
etc.”
Por lo tanto, los déficits presupuestarios del estado (y el aumento de
la deuda del sector público) no son un problema. Y debido a que casi
siempre hay 'holgura' en las economías capitalistas, es decir, desempleo
y recursos infrautilizados, siempre hay espacio para impulsar la
demanda, no sólo temporalmente hasta que el sector capitalista se
recupere de nuevo (como en las políticas keynesianas), sino de forma
permanente. Esto suena muy atractivo a la izquierda en el movimiento obrero. He
aquí una justificación teórica del gasto público y los déficits
presupuestarios ilimitados para lograr el pleno empleo sin tener que
tocar las complicadas limitaciones del sector capitalista de la
economía. Todo lo que se necesita es que los políticos y los
gobiernos reconozcan el simple hecho de que el Estado no puede quedarse
sin dinero.
La política económica de la TMM implícita en esa premisa teórica es lo
que llaman “trabajo garantizado” por el gobierno. A todo el mundo se le
garantiza un puesto de trabajo si quiere o lo necesitan; el gobierno los
empleará en proyectos; o pagará por ellos para conseguirles un
trabajo. La mayoría de las personas trabajan para las empresas
capitalistas o el gobierno, pero el desempleo se mantiene y puede
engullir a un sector considerable de la población activa. Así que el
gobierno debe actuar como un “empleador de última instancia”. No
reemplazar a las empresas capitalistas, sino movilizar a las personas en
edad de trabajar que el capital no emplea. Según Randall
Wray: “Bastaría con gestionar un programa colchón de mano de obra”. Se
podría definir como un respaldo del gobierno al capitalismo.
Bill Mitchell es un destacado economista de la TMM de Australia y ha
hecho campaña incansablemente por el trabajo garantizado por el
gobierno. Él lo describe como “‘un
programa de empleo público permanente que ofrece un trabajo con un
salario digno (mínimo) a cualquier persona que quiera trabajar pero no
puede encontrar empleo” .... Los empleos del programa de trabajo
garantizado movilizaría el ‘fondo’, en el sentido de que los salarios
mínimos no competirían con la estructura salarial del mercado de
trabajo. Al no competir con el mercado de trabajo privado, el trabajo
garantizado evitaría las tendencias inflacionarias del viejo
keynesianismo, que intentó mantener plena utilización de la capacidad
mediante la 'contratación de la parte superior'“.
Garantizar un trabajo a todos suena muy bien. Pero, al parecer, no va a
ser un trabajo con un salario digno (un salario con el que las personas
puedan vivir dignamente). No, sólo será un 'salario mínimo' para
asegurarse de que no “compite con la estructura salarial del sector
privado”. En otras palabras, con Amazon o Wal-Mart, o las pequeñas
empresas comerciales y de ocio, que seguirán pudiendo pagar a sus
trabajadores salarios muy bajos (en o cerca del mínimo) sin
interferencias del trabajo garantizado, porque dichos empleos tendrán
que pagar menos.
Así, el trabajo garantizado actúa como un respaldo para el sector
privado: no lo reemplaza. Bill Mitchell otra vez: “El Gobierno opera una
reserva de estabilización de puestos de trabajo para absorber a los
trabajadores que no pueden encontrar empleo en el sector privado. Esa
reserva se expande cuando disminuye la actividad del sector privado. El
TG cumple esta función de absorción para reducir al mínimo los costes
asociados con el flujo de la economía. Así que el gobierno absorbe
continuamente a los trabajadores desplazados del sector privado. Los
trabajadores de la “reserva de estabilización” tendrían el salario
mínimo, que establecería un piso salarial para la economía”.
En cierto modo, esto me recuerda a la idea de la Renta Básica
Universal. La RBU también es un respaldo al capitalismo, al proporcionar
ingresos básicos a las personas, incluso si no trabajan. El TG ofrece
un salario mínimo si desean trabajar. Pero ninguno de ellos amenaza o
reemplazar la estructura salarial del sector capitalista o las
decisiones del capital sobre a quién emplear y en qué condiciones. Como
dice Mitchell: “Para evitar afectar a la estructura salarial del sector
privado y para asegurar que el TG es consistente con una inflación
estable, la tasa salarial del TG debe ajustarse al nivel del salario
mínimo”.
Y ¿qué tipo de empleos serán? Por definición no serán puestos de trabajo
cualificados dado que el gobierno “contratará en el fondo”. Pero serán
en proyectos útiles sin ánimo de lucro, como la construcción de
carreteras, puentes, etc: “muchas actividades socialmente útiles,
incluyendo los proyectos de renovación urbana y otros programas
ambientales y de construcción (reforestación, estabilización de dunas de
arena, control de la erosión del valle del río, y similares), la
asistencia personal a los pensionistas, y otros programas
comunitarios. Por ejemplo, los creadores podrían contribuir a la
educación pública como artistas itinerantes”.
Cuando leí esa lista, me recordó al New Deal de Roosevelt de la década de 1930. Con Roosevelt, la Works Progress Administration (WPA)
puso a trabajar a muchos desempleados en una amplia gama de programas
de obras públicas financiados por el gobierno, con la construcción de
puentes, aeropuertos, presas, oficinas de correos, hospitales y cientos
de miles de millas de carreteras. Todo a cambio de ingresos muy
básicos. ¿Resolvió el problema del altísimo desempleo durante la Gran
Depresión? En 1933 la tasa de desempleo alcanzó el 25%; en 1938 fue el
19%; así que no fue un gran éxito. Los defensores de la TMM dirán que
fue debido a que no se aplicó correctamente, dado que Roosevelt seguía
tratando de equilibrar el presupuesto del gobierno, no incurrir en un
déficit permanente.
El objetivo del programa de TG es proporcionar puestos de trabajo sólo
con un salario mínimo. Lo que también me recuerda las famosas 'reformas'
laborales de Hartz en Alemania en la década de 2000, que crearon
programas para los desempleados con el salario mínimo estricto. La tasa
de desempleo se redujo pero los salarios reales se estancaron. Aunque el
desempleo está en su nivel más bajo desde la reunificación alemana en
1990, 9,7% de alemanes con trabajo todavía viven por debajo del umbral
de la pobreza, definido como un ingreso de alrededor de € 940 por mes,
mas o menos. De hecho, la cifra de trabajadores pobres ha crecido del
7,5% en 2006 e incluso supera la media del 9,5% en la UE, según datos de
Eurostat.
Los salarios reales alemanes y el PIB per cápita
Si quiere saber cómo se sienten los empleados remunerados con el salario mínimo en el contexto alemán, lea esto.
El otro problema con el gasto público sin límite defendido por la TMM es
la inflación. El estado puede controlar y emitir la moneda y los
gobiernos nunca puede quedarse sin ella, pero el sector capitalista
controla la tecnología, las condiciones de trabajo y el nivel de
calificación y la intensidad de la fuerza de trabajo. En otras palabras,
la productividad del trabajo (valor real) no está bajo control del
estado a pesar de su monopolio de la impresión de moneda. Así que una
economía está limitada por la productividad y el tamaño de la fuerza de
trabajo cuando está totalmente ocupada. Si el gobierno sigue inyectando
dinero cuando no se puede aumentar la producción, habrá inflación de los
precios de los productos y/o inflación en los activos financieros
especulativos.
Los partidarios de la TMM son conscientes de este problema. Bill
Mitchell dice: “cuando el nivel de actividad del sector privado es tal
que las presiones de precios y salarios se convierten en el precursor de
un episodio inflacionario, el gobierno puede manipular los ajustes de
política fiscal y monetaria (mejor política fiscal) para reducir el
nivel de la demanda del sector privado”. En otras palabras, el gobierno
va a recortar el gasto o aumentar los impuestos y/o las tasas de
interés como la teoría económica dominante. Como resume Randall
Wray: “La solución es evitar gastar más una vez se alcanza el pleno
empleo; y controlar cuidadosamente el gasto incluso antes de alcanzar el
pleno empleo para evitar cuellos de botella”.
Así que estamos de vuelta a la gestión macro keynesiana tradicional, algo que abismalmente fracasó en la década de 1970 cuando
las economías capitalistas experimentaron estagflación, es decir, un
aumento de la inflación y del desempleo al mismo tiempo. La razón fue
que la inflación y el empleo no están bajo el control del Estado en una
economía capitalista, sino que dependen de la rentabilidad del capital y
de las decisiones de inversión de los capitalistas. La TMM sólo ofrece
un respaldo a la inversión y al empleo capitalista, no una alternativa.
Si hay inflación a nivel nacional que frene las exportaciones de un
país, los defensores de la TMM proponen hacer flotar la moneda. Así no
hay controles de capital ni interferencias en los mercados de
divisas. Randall Wray: “dejaría que dólar flotase”. Lo que podría ser
aceptable para los EE.UU., cuya moneda, el dólar, es la moneda de
reserva internacional y tiene que ser sostenida por los estados
extranjeros y las empresas para hacer negocios. Pero esa no es la
situación de las economías capitalistas más pequeñas, sobre todo de los
llamados países emergentes. Si la inflación se afianza porque el
gobierno está imprimiendo pesos, liras o bolivares sin parar para tratar
de mantener el pleno empleo, mientras que la producción capitalista
colapsa, el resultado será la hiperinflación. Y si las monedas están
flotando sin ningún tipo de control, el valor de las monedas se
desplomará, como en Turquía, Argentina, Venezuela, etc.
Lo que esto demuestra es que la TMM es en gran medida una teoría
orientada a Australia y EE.UU. y que sus prescripciones de política
económica no tienen ninguna aplicación viable en la mayoría de las
economías globalmente, al igual que la teoría y la política
keynesianas. El Estado puede controlar la emisión de su moneda, pero no
puede controlar su valor frente a otras monedas o al oro, el dinero
mundial. Si los tenedores o compradores potenciales pierden la confianza
en el valor de una moneda, su valor colapsará, lo que aumenta la
inflación.
La mayoría de los dirigentes sindicales se oponen a la austeridad. Pero
no quieren una política que signifique la destrucción de las relaciones
económicas capitalistas: algo demasiado aterrador, arriesgado y no 'realista', por
lo que buscan políticas que ofrezcan revertir la austeridad sin poner
en peligro el capitalismo, como la financiación keynesiana del
déficit. La TMM ofrece una justificación teórica novedosa para la
financiación del déficit permanente: el Estado controla el dinero como
unidad de cuenta y no hay límite, por tanto, al gasto público y el
aumento de la deuda pública no es ningún problema. La única restricción
es cuando los recursos se agotan y la inflación pueden
sobrevenir. Entonces es el momento de gravar fiscalmente.
De esta manera, la TMM actúa como un respaldo del capitalismo: el Estado
es el empleador de último recurso, pero no el principal
empleador. Busca compensar (apañar) los fracasos de la producción
capitalista, no reemplazarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario