Imagen: Daniel García
Como
una ráfaga de viento patagónico, cuando llega esta fecha, los recuerdos
me transportan a aquellos días vividos con tanta intensidad en el
otoño de 1982. Me acerca una vez, más a los sentimientos y recuerdos más
profundos de esa parte de mi vida. Malvinas se nos hizo eterna en el
interior de cada uno de los que estuvimos allá. No sólo por lo vivido
durante el conflicto bélico, sino lo que vino después, tras el regreso,
dando lugar al nacimiento de una nueva lucha en el interior de cada uno
de los soldados que estuvimos combatiendo en la islas. Pero también nos
sirve para analizar el presente lleno de contradicciones.
En estos días y después de 37 años el Estado argentino y la
Cruz Roja Internacional (CRI), con la participación del Equipo Argentino
de Antropología Forense (EAAF), lograron la identificación de los
cuerpos de los queridos compañeros caídos que estaban enterrados sin
nombres propios en medio de la soledad del cementerio de Darwin. Ver las
imágenes de los familiares junto a las cruces de sus seres queridos
tiñe de gran emoción estos días de conmemoración y reflexión sobre
aquella guerra.
El proyecto de identificación de las tumbas comenzó hace 11 años, por
iniciativa de organizaciones de veteranos como el Centro de
Excombatientes Islas Malvinas de La Plata, acompañados por referentes
como el Juez Alejo Ramos Padilla e impulsada por decisión de la entonces
presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Luego el 2 de abril de ese mismo año, desde el monumento de Malvinas
en Ushuaia, la entonces jefa de Estado anunció que había solicitado a la
Cruz Roja Internacional su colaboración para que los N.N. fueran
identificados. Un año después, 91 familiares ya habían dado su
conformidad para los estudios de ADN correspondientes. Casualmente, el
gobierno británico dilató los tiempos para dar una respuesta de ayuda
humanitaria. Con el cambio de gobierno, Gran Bretaña accedió a este
reclamo y finalmente ambos países acordaron el inicio de las tareas el
20 de diciembre de 2016.
Entre tanto, recuerdo las agresiones recibidas por Adolfo Pérez
Esquivel; Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo; ex combatientes y otros
referentes de derechos humanos a su regreso de un viaje a las Islas,
como parte de la campaña para darles nombre y apellido a esos
compañeros. Entre gritos e insultos se los atacó acusándolos de vende
patria, traidores y cipayos, sin justificación. Esta iniciativa de
visitar Malvinas, de la Comisión Provincial de la Memoria, tampoco
recibió ninguna mención en estos días.
De todas formas, el reciente viaje de los familiares es un sueño
cumplido y una caricia a la vida. Cerró una asignatura pendiente y es un
reencuentro necesario con esta parte importante de sus historias.
Pero la lucha por la soberanía es continua y esto nos fortalece para
seguir adelante con la cuestión Malvinas, a pesar de que el gobierno de
Mauricio Macri, con su política exterior de entrega sólo desmalviniza,
el acuerdo firmado el 13 de setiembre de 2016, entre Susana Malcorra, ex
Canciller argentina y Alan Duncan, vice canciller británico a las
escondidas, sólo buscó satisfacer los pedidos de la Corona Británica en
temas como explotación de recursos, pesca, hidrocarburos o vuelos
aéreos, sin ningún beneficio para el pueblo argentino ¿Por qué no
insistir una y otra vez en el justo reclamo de soberanía que tiene
nuestro país desde 1833 y que es avasallada por la posesión colonial de
Gran Bretaña?
El gobierno de Mauricio Macri pareciera que sólo defiende la
posibilidad de hacer negocios con el Reino Unido, cede este monopolio a
los intereses británicos y se olvida de mantener el reclamo en los foros
internacionales. Pero por historia y por derecho, defender la soberanía
es una cuestión de Estado que supera el tiempo y los vaivenes políticos
que atraviesa el país.
Se colocó una vez más “bajo un paraguas” la discusión de la soberanía
de las Islas, como lo establece desde hace más de 50 años la resolución
2.065 de las Naciones Unidas. La política exterior de nuestro país
vuelve a buscar relaciones carnales con Gran Bretaña, escondiendo el
justo reclamo y olvidando el respaldo internacional que tuvo hasta hace
poco tiempo atrás. Mientras que, el representante del Reino Unido ante
nuestro país, Mark Kent, es un hábil diplomático que trabaja
intensamente para “Falklanizar” Argentina y la región.
Es en este orden, que la embajada británica auspició, en el hotel
Sheraton en diciembre de 2018, los premios Fopea a la supuesta
investigación del periodismo “independiente” argentino, donde por acción
u omisión no se hizo referencia al cierre de numerosos medios de
comunicación y de los 3.500 periodistas despedidos. Mientras el Reino
Unido “Falklaniza”, el Gobierno de Mauricio Macri actúa en complicidad
facilitando, con total impunidad, el avance británico sobre nuestro
territorio austral marítimo y las riquezas de nuestro mar y suelo
austral.
En nuestro territorio permanece la base de Mount Pleasant con casi 2
mil efectivos que custodian y controlan con su armamento, aviones,
barcos y un submarino nuclear nuestro mar austral y los pasajes
bioceánicos. Con total premeditación miran hacia el sur, pretendiendo el
control de todas las riquezas de nuestras aguas y el territorio
Antártico.
Malvinas es un lugar de pertenencia para el pueblo argentino y vive
en cada rincón de mi país. Lo vemos cuando las Islas aparecen en
remeras, tatuajes, muros, banderas, hinchadas de fútbol, monumentos,
sindicatos y escuelas. Hoy vuelvo a pensar en las contradicciones de
nuestra historia, de una guerra impulsada por una dictadura
cívico-militar en decadencia que utilizó un legítimo reclamo y cómo una y
otra vez se intenta esfumar la verdad por quienes prefieren ignorar o
callar lo que nos pasó y nos pasa para llevarlo a un plano individual o a
un modelo conservador. Pero una sociedad jamás será justa si no
ejercita la memoria, si no se piensa y reformula su pertenencia y esto
exige una tarea cotidiana. En definitiva Malvinas es una inmensa
historia de amor escrita con el corazón que conlleva a nuestra propia
historia como Nación.
* Periodista, docente en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP y ex conscripto combatiente en Malvinas.
Fuente:Pagina/12
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