Santiago
Senén González. Periodista e historiador./ Paula Abal Medina. Socióloga e investigadora./ Roberto
Baschetti. Historiador del peronismo./ Pepe Robles. Director del Instituto del
Trabajo.
La
fractura de la CGT, la división de la CTA y la emergencia de una nueva
tipología de trabajadores, que convive con una dirigencia atravesada por la
década neoliberal y la revitalización de la actividad político-sindical, abren
interrogantes sobre la viabilidad del actual esquema de participación gremial.
Una cuestión de fondo marcada por la ruptura de Hugo Moyano con el Gobierno
Nacional. Aquí, la opinión de cuatro especialistas.
Pregunta 1: ¿Qué
similitudes y diferencias tiene esta nueva fractura de la CGT con otras
sucedidas anteriormente?
Pregunta 2: ¿Considera que
la división obedece a la existencia de un sindicalismo que busca mayor peso en
la política y otro que sólo busca reivindicaciones corporativas?
Pregunta 3: Un viejo
axioma peronista señala que el movimiento obrero debe tener un tercio de la
representatividad en los espacios que ocupa el partido. ¿Está superada esa
instancia?
Pregunta 4: ¿Le conviene
al Gobierno tener una CGT partida?
Pregunta 5: Al debilitarse
en el ámbito sindical y sin poder dar el salto a la política, ¿cree que esta
fractura puede marcar el ocaso de Hugo Moyano como actor político?
Pregunta 6: ¿Por qué, pese
a que el trabajador recuperó protagonismo en la escena política, no se produce
una renovación en el movimiento obrero? ¿Ve a Hugo Moyano en la oposición?
Santiago Senén
González. Periodista e historiador.
“Ni al Gobierno ni al país le convienen una CGT fracturada”
“Ni al Gobierno ni al país le convienen una CGT fracturada”
1. Esta fractura
tiene algunos condimentos distintos. Tal vez la más traumática haya sido la del
’68, entre la CGT oficial, con Augusto Timoteo Lobo Vandor a la cabeza, y la
CGT de los Argentinos, conducida por Raymundo Ongaro, titular del Sindicato
Gráfico. La primera era peronista ortodoxa y la otra, además de peronista, era
social-cristiana y de izquierda.
La fractura actual, y creo que mucha gente espera como yo que no sea permanente, tiene un carácter personal, dada la relación que Moyano tenía con Néstor y no tiene con Cristina. Otro factor a tener en cuenta es que la fractura se da de cara a las elecciones legislativas de 2013 y presidenciales de 2015 y en momentos en que el movimiento no muestra figuras de recambio, pero además cuando el gobernador de la provincia más importante blanqueó su decisión de participar en los comicios presidenciales.
La fractura actual, y creo que mucha gente espera como yo que no sea permanente, tiene un carácter personal, dada la relación que Moyano tenía con Néstor y no tiene con Cristina. Otro factor a tener en cuenta es que la fractura se da de cara a las elecciones legislativas de 2013 y presidenciales de 2015 y en momentos en que el movimiento no muestra figuras de recambio, pero además cuando el gobernador de la provincia más importante blanqueó su decisión de participar en los comicios presidenciales.
2. Lo que pide el
sindicalismo peronista, que es el único importante, es lo mismo que solicitaba
Augusto Vandor: otro campo político. Lo mismo que pedía Lorenzo Miguel, cuando
en el ’83 consiguió aumentar la cantidad de legisladores de origen sindical. Me
permito cuestionar lo de "corporativo", porque es un tanto
peyorativo. ¿Acaso los empresarios, los militares o la Iglesia Católica son
corporaciones? Es un grupo que se unifica en su condición de asalariados para
contener el avance del capitalismo por sobre los que trabajan.
3. Tener un tercio
de la representatividad o aunque sea un poco menos... El único que parece haber
logrado un desarrollo destacable en este sentido es el titular de la Juventud
Sindical, que es justamente su hijo, Facundo Moyano. Pocos recuerdan ahora que
su ascenso fue motorizado en una comida donde estaba Néstor, y por el propio
Scioli. El peronismo es una demostración de fuerzas. Y hay que entender que el
sindicalismo es algo dinámico.
4. Al Gobierno no
le conviene tener una CGT fracturada. No le conviene a nadie… tal vez a alguno
que espera el quiebre… pero no le sirve ni al Gobierno ni al país. Este
conflicto no se buscó, pero aparece por circunstancias personales, internas.
Ahora, resulta que muchos que lo seguían a Moyano se dieron cuenta de que es
hegemónico. En cinco años no se dieron cuenta. Y Moyano, más allá de las
críticas o reclamos, sostiene que sigue estando adentro. Facundo Moyano dijo:
"Somos parte del proyecto". Creo que se están dando grandes
cimbronazos y es tiempo de desensillar hasta que aclare.
5. No creo que
esta fractura marque el ocaso de Hugo Moyano. Yo creo que ha recibido un golpe
fuerte, pero insisto: hay que desensillar hasta que aclare.
6. Moyano no se
ha pasado a la oposición, porque cuando apoya a alguien, apoya a un peronista.
Guste o no, cuando se reunió con un político, durante sus partidos de fútbol,
no lo hizo con Macri o Alfonsín… Moyano no sacó los pies del plato ni salió
gritando: "¡Viva Alfonsín!" o "¡Viva Macri!"… ¿Se explica?
Hay que dejarse de joder.
Paula Abal
Medina. Socióloga e investigadora.
“Lo que está en juego es la hegemonía en el mundo sindical”
“Lo que está en juego es la hegemonía en el mundo sindical”
1. Pese a la
complejidad de cada momento histórico me permito comparar con rupturas, si se
quiere, polares. El sindicalismo se encuentra tensionado entre dos principios:
el de constituirse en factor de poder (es decir, en un sujeto con capacidad de
intervenir en la realidad nacional) y el de actuar como herramienta para la
transformación social. Me parece que los mejores momentos de la historia
sindical se producen cuando estos principios se vuelven complementarios: ni
sindicalismo conservador/corporativo, ni testimonial. Cuando se constituye la
CGT de los Argentinos, por ejemplo, la división se origina en la necesidad de
reponer el impulso transformador, del sindicalismo. Se trataba de religar con
la capacidad de transformación. Algo que el vandorismo había eliminado. En esta
ruptura, es evidente, no es esta vinculación la que está en juego.
2. Me cuesta
encontrar un fundamento más profundo a esta ruptura. Convergen dirigentes de
muy diversas trayectorias e idearios. Recuperando la sabiduría de Amado Olmos
podríamos decir que no existe unidad de conceptos, aun cuando construyan una
efímera coexistencia. En la plaza de Moyano estaban el PRO, el PO y Camioneros.
Es una convergencia espuria, no significa nada. Por otra parte, el Gobierno
reitera los problemas de los procesos nacional y populares, pretendiendo
estatizar lo popular, arrogándose la función de descorporativizar la
conflictividad social.
3. Ese viejo
axioma, según el cual el movimiento obrero debe tener un tercio de la
representatividad, me resulta problemático. El pasaje de lo corporativo a lo
político no debe traducirse linealmente como el pasaje del sindicalismo a la
representación político-partidaria. Esta es una interpretación empobrecedora de
la política. Por el contrario, lo que está en juego es la construcción de
hegemonía al interior del sindicalismo y en la capacidad de este para disputar
un proyecto de sociedad. Moyano podría haber consagrado ese pasaje como conductor
de la CGT durante todos estos años si hubiera logrado trascender la
representación del "camionero", es decir. de un segmento
relativamente bien remunerado y registrado. Creo que hubiese podido lograrlo
encarnando la programática del MTA. Pero asumió la CGT más como dirigente
camionero que como luchador del MTA contra el neoliberalismo.
4. Al gobierno
que quiera inscribir su acción en el ideario nacional y popular no le conviene
que los actores y movimientos del campo popular pierdan iniciativa, fuerza y
capacidad de traccionar transformaciones. Esto se garantiza con unidad de
conceptos y unidad de acción. El movimiento obrero se debe un gran debate
nacional. Y el Gobierno debe reconocer y dotar con nuevas institucionalidades a
los diversos actores y movimientos del campo popular.
5. No
necesariamente esta fractura marque el ocaso de Moyano como actor político.
6. Si no se
produce una renovación en el movimiento obrero es porque estos procesos son más
lentos y algo más erráticos. Además, no se ven los cambios desde lejos. Sin
embargo, la creación de más de 3 millones de puestos de trabajo registrados
provoca un sacudón en las estructuras sindicales. Los propios dirigentes lo
dicen una y otra vez: "Hay un trabajador nuevo". El trabajador joven
que llegó a una fábrica donde se volvió a hablar de convenio colectivo, de la
paritaria, etc. Para este actor, la exigencia reivindicativa es natural y
tiende a ir por más. Y el trabajador cuyo antecedente es el desempleo tiene
mucha bronca legítima con ciertas estructuras sindicales. La capacidad de ambos
para transformar la trama sindical es muy grande, en eso deben estar en este
mismo momento en el cual pensamos que "no pasa nada".
Roberto
Baschetti. Historiador del peronismo.
“Hugo Moyano pasó a defender otros intereses”
“Hugo Moyano pasó a defender otros intereses”
1. El sindicalismo
es una corporación muy fuerte en la Argentina. Perón ganó en el ’46 con el
nombre de prestado del Partido Laborista, donde los mayores referentes eran
sindicalistas. Cuando los diputados electos lo cuestionaron reclamando un rol
más preponderante, Perón los enfrentó y varios terminaron encarcelados. El
Partido Laborista pasó a ser el Partido Peronista. Cuando Moyano hace unos años
resaltó la figura de Lula para plantear que debería haber un Partido Laborista,
hace lo mismo que Vandor, quien tenía como método:
aprieto-huelga-aprieto-negocio. Una mecánica para ganar espacio político. Así,
llegó a ser el interlocutor válido que encuentra Onganía para detener cualquier
movilización en esos primeros años. Las comparaciones son odiosas pero tanto
Vandor como Moyano quisieron cuestionar al líder del movimiento detrás de un
proyecto propio. A mí me llama la atención que esto ocurra con el gobierno que
ha hecho más por los trabajadores. No existe un peronómetro, pero un gobierno
es peronista si responde a tres banderas fundamentales e históricas: justicia
social, independencia económica y soberanía política. Este gobierno está
cumpliendo a rajatabla y con un plus a favor de los trabajadores. Alcanzaría
con recordar que, hace unos años, en el tren no viajaba nadie porque no había
laburo; y ahora está repleto… y la gente compra cosas, pasea… es una realidad
que se le debe a este gobierno.
2.y 3. Creo que
Moyano se pasó con todo. El mismo grupo Clarín, que lo acusó de tener las manos
ensangrentadas, lo termina entrevistado para que, desde allí, lance un paro
general que después disfrazan como una movilización de camioneros porque todos
se le empiezan a abrir… Es evidente que Moyano pasó a defender otros intereses.
4. Una fractura
de la CGT para un gobierno peronista es una situación complicada. Pero me da la
sensación de que este movimiento obrero venía fracturado desde mucho antes y,
ahora, lo que hacen estos actores es poner las cartas sobre la mesa. No sólo
los que están a favor y en contra de Moyano, sino también un sector ambiguo,
como el de Barrionuevo. A su vez, la CTA ya se partió en dos. Creo que se entró
en un juego de barajar y dar de vuelta, donde van a quedar dos sectores
enfrentados… como hubo siempre en la historia del movimiento obrero. Tenemos
claro que los gordos no son una CGT combativa, pero también saben que no pueden
enfrentar a este gobierno.
5. Creo que
Moyano queda muy debilitado después de esto. El único grado de sustentación que
tiene es una CGT unida que le responda, y esto no ocurre. La base de
sustentación que era sólida ya no lo es.
6. No tengo dudas
de que Moyano está en la oposición, pero no es algo nuevo. Alcanza con chequear
que al día siguiente de ganar Cristina Fernández, en un recorte mínimo de un
diario aparecía Moyano diciendo: "Este triunfo no es de ella sola, es de
todos". Creo que no hay que olvidar que el movimiento obrero fue el que
tuvo más exiliados, torturados y desaparecidos. Gran parte de los que quedaron
fueron los que terminaron apoyando a Carlos Menem y que, además, hicieron
grandes negocios, por ejemplo con las Afjp, desviándose de su rol: la defensa
de los trabajadores.
Pepe Robles.
Director del Instituto del Trabajo.
“Hay que pensar un nuevo diseño de participación”
“Hay que pensar un nuevo diseño de participación”
1. En la última
década hubo un cambio tan fenomenal que presiona por modificaciones dentro del
movimiento obrero. Desde hace ocho años hay paritarias y se ha incorporado a
los migrantes que no tenían papeles y, ahora, están de vuelta en el mercado del
trabajo. La mitad de los trabajadores están registrados y, por lo tanto,
afiliados a los sindicatos. Además, se ha incluido a una nueva camada de
jóvenes criados en democracia con nuevas ideas y nuevas formas de comunicación.
La existencia de la Asignación Universal por Hijo, la baja de la pobreza,
también generan otro marco. Un sector propone resistirse al modelo. Otro dice
que esa época terminó con el neoliberalismo y propone incluirse. Creo que el
debate pasa por ahí. Camioneros se volvió un gremio estratégico, capaz de parar
la economía en un solo día, aunque sea relativamente chico. Óptimo para una
táctica de resistencia.
2. Creo que
Moyano desarrolla una estrategia similar a la que llevó adelante el movimiento
obrero argentino durante los últimos sesenta años, basada en la resistencia.
Entonces fue correcta, porque debió resistir desde los golpes de Estado hasta
las políticas neoliberales impulsadas por el FMI. Existe todo un grupo de
sindicalistas que proponen seguir resistiendo desde afuera, no
comprometiéndose… Pero al mismo tiempo aparece un sector que está creciendo y
sostiene que éste es un modelo con tres patas: gobierno, empresas y sindicatos.
Creo que si el movimiento obrero no se compromete se queda afuera. Se corre el
riesgo de que la dirección que toma el modelo no es laboral ni sindical.
3. Aquél tercio
de representatividad lo terminó Carlos Menem. El debate sobre la cuota sindical
donde el sindicalismo tiene que tener un tercio de todo, viene de la forma
original que tomó el Partido Peronista después de las elecciones del ’46. Es
probable que haya que pensar un nuevo diseño de protagonismo sindical en este
modelo con paritarias, donde los sindicatos son fundamentales. Acá, lo que hay
que pensar es en un diálogo social tripartito, más que en una cuota sindical
con sus ramas femenina, sindical y política. Eso quedó obsoleto.
4. Esta crisis
complica a todos. Los trabajadores en lugar de tener una voz van a tener cinco…
No puede haber un sindicato en cada central porque los debilita a todos.
También perjudica al Gobierno y a los empresarios. Con cinco posturas es
imposible llegar a arreglos. En este momento, el conflicto es un retroceso,
pero creo que es parte de un proceso de maduración. Un dato central son las
elecciones del año pasado, donde el 54 por ciento de la población votó por
Cristina y donde, si entramos en el detalle, el apoyo a la Presidenta entre los
trabajadores fue del 70%, llegando a ocho de cada diez entre trabajadores más
jóvenes, inlcuso entre los de clase media Eso no había pasado nunca. Las bases
están presionando para que los gremios abandonen esa posición de presión y
adopten una posición de compromiso con las políticas gubernamentales. La gente
ratificó dos gobiernos previos, y cada vez con mayor cantidad de votos.
5. Me parece que
es prematuro hablar de un "ocaso político" de Moyano. Pienso que con
la postura que tomó Moyano en los últimos años se ha ido debilitando. Sectores
muy importantes que lo acompañaban ya no lo acompañan. Habrá que ver en los
próximos meses qué tan viable es un sindicalismo de oposición. Para eso
necesitará respaldo político partidario porque si esta corriente de la CGT que
quiere manejar Moyano no encuentra en Macri, Binner o Scioli un espacio como
opositor probablemente la corriente se diluya. Pero si encuentra una referencia
en alguna línea política capaz de enfrentarse al gobierno de Cristina, tal vez
pueda cuajar. Pero hablar de ocaso, ahora, es prematuro.
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