Juan
Pablo Telez reconoció que “algunos me quisieron usar para incentivar el
mensaje de la inseguridad que pregonan los medios hegemónicos” y se
arrepiente de un arrebato que “no terminó en drama de casualidad”.
Juan Pablo Telez no permitió que lo usaran para incentivar el odio.
La
noticia daba para agitar el sensacionalismo que en muchos medios
–televisivos o no– genera la “inseguridad”, que puede llevar en algunos
casos a la “justicia por mano propia”. La historia era la del joven
ciclista al que le robó la mochila un “motochorro”, término surgido de
la inventiva policial, incorporado a tal punto en los medios, que la
gente común suele confundir a cualquier “motoquero” con un presunto
delincuente porque viaja en moto y lleva un casco obligatorio que le
tapa la cara. La historia que se quería contar con ese rumbo mediático
era la de Juan Pablo Telez, el ciclista al que le habían robado la
mochila. En diálogo con PáginaI12, Telez reconoció que “algunos me
quisieron usar para incentivar el mensaje de la inseguridad que pregonan
los medios hegemónicos, pero desde hace mucho tengo claro que el origen
de la inseguridad es la falta de oportunidades, la marginación, de
manera que traté de dar un mensaje distinto, decir lo que yo siento y no
lo que me querían hacer decir”.
El
joven, que es empleado en una empresa de informática, afirma estar
arrepentido de un arrebato que “no terminó en drama de casualidad” y
reiteró que el momento más difícil fue cuando vio “tres armas en manos
de tres policías y en ese momento pensé en la ‘doctrina Chocobar’”, que
reivindica el gatillo fácil de las fuerzas de seguridad.
–¿Tuviste miedo de que te confundieran a vos con el ladrón y que dispararan hacia donde estabas forcejeando por tu mochila?
–Era una situación confusa, porque se había sumado a la escena el
policía de civil, que era un oficial, que por suerte pudo manejar la
situación, porque los otros dos policías uniformados, un hombre y una
mujer, que se veían muy jóvenes, parecían no entender lo que estaba
pasando y pudieron haber disparado. Tuve la suerte que no tuvo el
turista sueco al que balearon en San Telmo (al que le tuvieron que
amputar una pierna). El pibe que me robó no estaba armado, pero los
policía podrían haber disparado, aunque por suerte el oficial de civil
actuó bien. Siempre tuve resquemor con la policía, sobre todo en estos
tiempos (se ríe), pero esta vez tengo que agradecer.
–¿Te arrepentiste de haber corrido al que te robó?
–Son cosas que te surgen en el momento, no hay tiempo para pensarlo.
Yo iba en una bicicleta de las que ofrece el Gobierno de la Ciudad
porque la mía está rota. No soy ciclista, pero ando siempre en
bicicleta. Lo corrí seis cuadras porque me di cuenta de que no estaba
armado y lo alcancé porque era un chico venezolano que hace poco está en
Buenos Aires y no sabe cómo moverse. Si hubiera sido un tipo que
conocía más la ciudad, no hubiera llegado. Cuando lo agarré, apareció el
policía de civil con el arma en la mano, pero por suerte entendió la
situación, porque los otros policías hasta podrían haber disparado
contra él. Yo había corrido seis cuadras, de manera que cuando lo
agarré, nadie sabía cómo era la cosa.
Una recorrida furtiva por el perfil de Facebook de Telez permite
corroborar que sus dichos son coherentes con las convicciones que
expresa en frases y fotografías, con su hija en brazos y con pañuelos
verdes sobre los que se puede leer: “Un grito global, aborto legal”,
“Aborto legal y gratuito ya” o un sugestivo “Fue Bullrich”. Esta frase
suelta está emparentada con su rechazo a la “doctrina Chocobar”, la de
la policía del gatillo fácil que le dio más temor por su seguridad que
correr al que le había robado la mochila.
En algunos canales de televisión, la noticia fue presentada con
títulos como “El ciclista que persiguió y atrapó a un motochorro”,
“Pedaleó por lo suyo” y “El asaltante capturado por su propia presa”. La
supuesta hazaña fue aplaudida por panelistas y conductores de TV. El
protagonista de la escena fue proclamado, sin consultarlo a él, como
abanderado de la justicia por mano propia. Sin embargo, cuando le dieron
la oportunidad de hacer oír su voz, Juan Pablo sorprendió con una
postura reflexiva, alejada de venganzas y de estigmatizaciones. Ante
cada pregunta interesada en convertirlo en un ejemplo de “justiciero”,
supo dar vuelta la intención y hasta el acoso periodístico en el canal
Todo Noticias (TN).
–En algunos medios quisieron convertirte en una especie de héroe, de ejemplo a seguir.
–Sí, es cierto, pero siempre fui critico de canales como TN, que
tienen una visión muy sesgada de la realidad. Por eso les dije que iba
en una bicicleta porque el precio del transporte público es totalmente
privativo en estos días por los tarifazos que venimos sufriendo.
–Te insistieron por la forma en que te manotearon la mochila y cómo se la llevaron por la fuerza.
–Si, pero en todo momento dije que yo no quería ningún linchamiento,
ningún hecho de violencia, sólo recuperar mi mochila. Por eso dije que
si querían hablar de inseguridad, había que hablar también de educación y
de oportunidades, me parece que la noticia también tenía que ser el
cierre de todas las escuelas nocturnas en la Ciudad de Buenos Aires y el
cierre de tantas fábricas, que hace que muchos no tengan otra salida.
Cuando insinuaron que lo que decía yo no tenía relación, les insistí en
que el cierre de las fábricas, el costo de la vida, la falta de trabajo,
tienen mucho que ver con los casos de inseguridad, que van a ser cada
vez más si las cuestiones políticas siguen como hoy, porque la política
tiene que ver con todo y eso es algo que algunos no entienden o dicen no
entender. Por eso creo que estaría bueno que (el asaltante) hubiera
tenido otras oportunidades.
–Hoy se producen robos en los que hay muertes, de la persona asaltada o incluso del que roba.
–Eso es así, es cierto. Mucha gente que roba, a veces cosas de poca
monta, no tienen ningún respeto por la vida, ni la de ellos ni la del
otro, porque han tenido una vida que los llevó a descreer de todo. Eso
es muy peligroso, empezando por los mismos que no valoran sus vidas,
pero que a la vez son capaces de quitarle la vida a otros por nada. Me
parece que es importante mejorar las condiciones de vida, de igualdad,
porque eso crea baches profundos que significan un problema para todos
nosotros.
–Por eso decís que estás arrepentido de haber seguido al que te robó la mochila.
–Por suerte todo terminó bien, salvo para el venezolano que me había
robado la mochila, pero pudo pasar cualquier cosa. Era el comienzo del
año, todavía teníamos las secuelas de los brindis, los policías podrían
haber disparado contra mí, se podrían haber disparado entre ellos.
Después de tantas notas en los medios, de tanta repercusión, me di
cuenta que en la mochila no tenía nada de valor y si lo hubiera tenido,
tampoco vale más que mi vida. Tengo una hija, tendría que haberlo
pensado mejor, pero esas cosas salen, no te das cuenta, hasta que te
pones a pensar en lo que hiciste. Pero al menos tuve la lucidez de decir
lo que pienso siempre, no entrar en el juego de la inseguridad, de la
venganza.
–El mensaje de los medios en materia de seguridad es muy
fuerte. En una nota periodística de hace unos años, el directivo de una
cámara empresaria de agencias de seguridad dijo que la mejor publicidad,
para ellos, eran los noticieros de televisión.
–Eso es terriblemente cierto. Un pariente mío tiene una empresa de
combis que trasladan a personas que vienen del interior del país a ver
recitales que se realizan en La Plata y en otras ciudades. Para esas
personas del interior, sería mucho más fácil y más rápido viajar en el
tren o por el metrobús. Más fácil y más barato, pero viajan en las
combis porque ven los noticieros y creen que en Buenos Aires cada tres
horas muere una persona en un robo. Es tremendo el miedo que tienen.
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