Un
grupo de investigadoras en Ciencias de la Educación analizó el impacto
de las políticas de ajuste en el sistema educativo y advirtió que “es
acompañado con la contratación de fundaciones o la directa privatización
de servicios” antes ofrecidos por el Estado.
Las clausuras de escuelas nocturnas y de profesorados fueron algunos de los hechos que marcaron el último año en educación.
Imagen: Bernardino Avila
Imagen: Bernardino Avila
El
2018 fue otro año de desmantelamiento de la educación pública. Los
intentos de clausura de escuelas rurales y de islas, la explosión de una
garrafa en un colegio de Moreno, la aprobación del proyecto Unicaba
mientras se reprimía en la calle a docentes y estudiantes, la actual
embestida para cerrar los secundarios nocturnos se sucedieron como
gestos ostensibles: no hay dudas de cuál es el lugar que el gobierno de
Cambiemos piensa para el sistema educativo público y gratuito. Doce
investigadoras –pedagogas y especialistas Ciencias de la Educación–
analizaron los principales hechos sucedidos en el área durante el último
año y lo volcaron en un documento, donde advierten, además, sobre el
panorama nada alentador por los recortes en el Presupuesto 2019.
El documento fue elaborado por Teresa Artieda, Alejandra Birgin,
Sandra Carli, Adela Coria, Myriam Feldfeber, Graciela Morgade, Marina
Paulozzo, Roxana Perazza, Patricia Redondo, Silvia Serra, Myriam
Southwell y Sofía Thisted, integrantes del colectivo Conversaciones
Necesarias.
El análisis parte de una idea. Los cierres apuntan a una estrategia
de concentración de la oferta educativa con el supuesto objetivo de
priorizar la eficacia del gasto: “Responden a las políticas de ajuste
que el gobierno de Mauricio Macri viene implementando, con especial
celeridad a partir del acuerdo con el FMI”. Pero no se agotan en la
lógica del ajuste, ya que al mismo tiempo el proceso de cierre de
escuelas “es acompañado con la contratación de fundaciones o la directa
privatización de servicios que hasta ahora brindaba el Estado”. Estos
avances privatizadores vienen siendo registrados como una tendencia
mundial. En Argentina, bajo la gestión macrista, el negocio crece,
además, vía contrataciones con el Estado.
Cambiemos ha fortalecido una idea de Estado evaluador, agregan las
investigadoras. Si bien no ha logrado imponer su idea de difundir los
resultados de las pruebas educativas, se ha mostrado insistente en la
idea de imponer esta suerte de ranking de escuelas, una propuesta que
revela el profundo desconocimiento de la complejidad de los procesos
educativos.
“En lugar de un Estado productor de conocimientos, se produce el
desplazamiento de las universidades públicas (entre otras instituciones
acreditadas) como interlocutoras de la política pública, y se recurre a
fundaciones y ONG privadas, con el negocio que eso conlleva”, agrega el
trabajo. Como ejemplo pone la contratación por parte del gobierno de la
provincia de Buenos Aires y de su director de Escuelas, Gabriel Sánchez
Zinny (fundador de Kuepa y Edunexo) de la Fundación Enseña por Argentina
y de la Fundación Educere, decisión que supuso la transferencia de
recursos al sector privado y la tercerización de servicios educativos
que deberían ser garantizados por el Estado.
Otro rasgo de las políticas del gobierno durante el 2018 fue haber
tomado decisiones a espaldas de comunidades educativas, docentes,
organismos gremiales, especialistas, sin la búsqueda de consensos. Un
caso emblemático señalado por las investigadoras es “la creación de
Unicaba, impulsada por la ministra Soledad Acuña, que fue aprobada sólo
con los votos de Cambiemos, sin el apoyo de otras fuerzas políticas y en
el marco de una amplia movilización de oposición de la comunidad
educativa”, reseñan. Otro ejemplo citado es la ofensiva del ministro de
Educación nacional, Alejandro Finocchiaro, contra los sindicatos
docentes y el ataque sistemático a la Ctera, acusada alternativamente de
“gremio purista”, “burocracia sindical” y “partido político”.
“A todo ello se suma la instalación de un clima persecutorio y
represivo en el sistema educativo público, en algunos distritos del
país, a partir del hostigamiento a docentes, estudiantes y dirigentes
gremiales, la inhibición de la expresión pública de las disidencias, el
armado de causas penales, la presencia de la policía en establecimientos
educativos”.
Las pedagogas dedicaron un apartado de su trabajo al debate público
sobre la Educación Sexual Integral. “Es notable que el gobierno
nacional, que dice pronunciarse “a favor” de la ESI, haya desfinanciado
en 2016 y 2017 al Programa Nacional de ESI, y que en 2018 haya colocado
los esfuerzos en solo dos dimensiones de la misma: la prevención del
embarazo en la adolescencia y la jornada anual “por la igualdad”,
establecida en otra ley para que un día al año se trabaje sobre el tema
de la violencia de género. Mientras tanto se redujo el financiamiento
del ex Consejo Nacional de la Mujer”, señalaron.
“Las demandas y expectativas que los debates sobre la legalización
del aborto abrieron en la sociedad y se profundizaron en las escuelas
solo pueden atenderse con un incremento considerable del presupuesto en
educación. Sin embargo, para 2019 solo se propone un ajuste feroz que
pone en jaque las capacitaciones, la producción de materiales y la
implementación de una ley que, en el marco de la creciente movilización
de las mujeres, a todas luces es motivo de impugnación interesada por
parte de sectores políticos ultraconservadores con creciente presencia
en varios países de América Latina”.
Sobre las previsiones para este año, las autoras ponen el foco en el
Presupuesto 2019, redactado con el corset del ajuste fiscal prometido al
FMI. “La educación pierde participación en el presupuesto nacional del
7,1 por ciento en 2018 al 5,5 por ciento en 2019”, advierten.
Si 2018 se caracterizó por numerosos recortes y subejecución de
partidas presupuestarias, así como por el desmantelamiento de programas
nacionales (Conectar Igualdad) y la reducción al mínimo de otros
(Progresar), el 2019 profundizará más aún la asfixia de la educación
pública y del sistema educativo en su conjunto, avizoran. “El
Presupuesto 2019 establece recortes brutales en educación (en
fortalecimiento edilicio de jardines, infraestructura y equipamiento,
acciones de formación docente, plan nacional digital, políticas
socioeducativas, etc.) y aumenta de manera exponencial partidas
destinadas a la tercerización, que serán de utilidad política en un año
electoral.”
Fuente:Pagina/12
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