Los
anuncios de la Casa Blanca sobre el congelamiento de activos y fondos
de Pdvsa fueron un nuevo paso en la estrategia golpista. Los próximos ya
fueron anunciados: protestas el miércoles, movilización el sábado, el
reconocimiento formal de Guaidó de parte de la Unión Europea y la
reunión del Grupo de Lima el 4 de febrero.
Ayer en conferencia de prensa, el gobierno estadounidense anunció embargos a la petrolera venezolana.
Imagen: EFE
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Desde Caracas
Asistimos a un encadenamiento de pasos, una serie de secuencias que
parecen cumplirse una tras otra según un orden. La génesis se sitúa en
la ruptura de la mesa de diálogo en República Dominicana a principios
del 2017, a partir de la cual la estrategia contra el chavismo descartó
la vía electoral, y tiene su nuevo paso en los anuncios dados el lunes
por la noche en la Casa Blanca. Lo que sucedió entre punto y punto es
conocido, lo que está por venir puede ser -en parte y de manera
aproximativa- anticipado. Al menos en el papel.
La primera conclusión es que no improvisan. Ni cuando eligieron a
Juan Guaidó como nuevo héroe a ser construido en redes sociales, ni al
iniciar la primera fase de violencia interna en los barrios populares
del 21 al 24, ni la autojuramentación, ni la reunión en la Organización
de Estados Americanos el 24, en la Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas, y en los recientes anuncios de los golpes sobre la economía.
Resultó claro al ver a John Bolton, consejero de seguridad nacional, y
a Steven Mnuchin, secretario de tesoro, pararse ante cámaras en la Casa
Blanca para anunciar los nuevos asaltos a la economía venezolana.
Declararon que congelarán siete mil millones de dólares de la petrolera
Pdvsa en Estados Unidos (EEUU), y que el dinero de las compras que se
realicen en Citgo, filial de Pdvsa en EEUU, irán a cuentas bloqueadas.
Es decir que realizarán un robo. Guaidó, casi en simultaneidad, anunció
que designará una nueva comitiva en Citgo. La cadena de mando es
vertical: el autonombrado presidente acata.
Los nuevos ataques sobre la economía estaban previstos. La diferencia
con los que se dieron en años anteriores es la cantidad de cámaras, la
magnitud de lo que implican, el cuadro de asalto en el que se
desarrollan. Una suma de los últimos números brindados de manera pública
da: 23 mil millones de dólares de daños, según reportó el canciller
venezolano Jorge Arreaza, 1.2 mil millones de oro venezolano retenidos
en Gran Bretaña, 7 mil millones sobre Pdvsa, y 11 mil millones que se
generarán a partir de estos nuevos ataques, según Bolton.
En ese encadenamiento de pasos se enmarcan los cuatro próximos ya
anunciados: las acciones de calle el día miércoles, la movilización el
sábado, la declaración ya formal por parte de la Unión Europea y Gran
Bretaña del reconocimiento de Guaidó, y la reunión del Grupo de Lima el 4
de febrero. Se trata de los pasos públicos, los internacionales para
avanzar en la conformación del cuadro, los nacionales -al parecer- para
ganar tiempo hasta nueva activación de actos violentos de diferentes
tipos combinados con las movilizaciones semipúblicas -ningún medio que
sospechen afín al gobierno puede ingresar.
No significa que cada paso sea de triunfo dentro de la estrategia en
marcha. Siempre es necesario preguntarse cómo medir victorias y derrotas
dentro de varios planes en simultáneo. Por ejemplo: ¿no haber logrado
mayoría en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas es una
derrota? ¿O sabían que no lo lograría y el objetivo era la reunión en
sí, articulada con la conformación de todos los actores que los EEUU
necesitan para dar los próximos pasos económico, políticos y armados?
¿Están dispuestos a avanzar aún con los desacuerdos de gobiernos como
Rusia y China, con las nuevas situaciones creadas como, por ejemplo, el
impacto de los anuncios sobre Citgo donde Rusia tiene casi la mitad de
las acciones?
La hipótesis indica que avanzarán en otros niveles. “Nosotros los
estamos esperando, estamos esperando a los violentos, los mercenarios, y
a quienes pretendan meterse en Venezuela”, afirmó Vladimir Padrino
López, ministro de Defensa. Lo dijo luego de describir el escenario en
curso: “Esto es un asedio, un libreto, estuvimos viendo el formato que
se aplicó en Libia y vemos los mismos actos progresivos que se han
generado con la República Bolivariana de Venezuela”.
La “ayuda humanitaria” parece un punto central dentro de ese plan que
avanza como campanadas. Guaidó y diferentes voceros de la derecha
afirman que harán ingresar al país la ayuda, aunque no han dado detalles
de cómo. Sería, dicen, el punto de inflexión en caso de que la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana se niegue a dejarla pasar. ¿En qué
territorio piensan montar el escenario con las cámaras, diplomáticos y
organismos por delante, y los paramilitares/bandas criminales en las
sombras? ¿Será a través de la frontera colombiana?
Es necesario caracterizar los actores locales e internacionales, en
el primer caso los factores de derecha apéndices de los EEUU como es el
partido Voluntad Popular al cual pertenece Guaidó, vinculado a la
construcción de los escenarios de política criminal desde su nacimiento.
En el segundo caso quienes están al mando de la Operación Venezuela:
Donald Trump, John Bolton, Mike Pence, Mike Pompeo, Elliot Abrams, Marco
Rubio, los vectores del neoconservadurismo norteamericano vinculados a
las tramas más oscuras de las intervenciones declaradas o por debajo de
la mesa en el mundo.
Describir el escenario, las posibles lógicas de las secuencias, las
preguntas acerca de los límites o no de la avanzada dirigida desde los
EEUU, puede esclarecer el tipo de enfrentamiento en el que se está. El
cuadro venezolano se ha desacoplado de los tiempos conocidos en los
demás países del continente, guarda relaciones con factores como el
paramilitarismo colombiano dentro de una estrategia que parece haber
ingresado en claves aplicadas en Medio Oriente. Equivocarse en el
análisis puede conllevar errores gruesos de apreciación.
La dimensión de lo inédito demanda actualizar las claves de análisis.
Estamos ante un escenario novedoso dentro de una situación mundial
inestable, de disputa, emergencias de potencias y manotazos
norteamericanos para recuperar un terreno que se le escapa. Venezuela es
uno de los puntos centrales que buscan tener bajo control y ceniza. El
chavismo lo tiene claro, pelea.
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