jueves, 24 de mayo de 2012

Esa eterna discusión


(VEINTITRÉS).

Ona tensa entrevista realizada en 2004 a Carlos Fuentes, en la que el autor de La muerte de Artemio Cruz habló sin tapujos sobre la relación entre lo intelectuales y la política.

Escribió, entre otras proezas, Gringo viejo, La muerte de Artemio Cruz, La Silla del Águila. Hizo un óptimo discurso de apertura al III Congreso de la Lengua en Rosario y una excelente clase en la reciente Feria del Libro de Buenos Aires. Uno puede quedarse con eso y sería suficiente mérito. No sólo para la literatura. Si no hubiera escrito esos librazos, si no se hubiera mandado esos discursos, habría que trazar el perfil de Carlos Fuentes en base a sus amigos y enemigos de la última década. Es que en 2003, sorprendió a todos con el prólogo a la autobiografía de Gustavo Cisneros –el superempresario venezolano que había promovido el golpe de Estado contra Chávez–, a quien definió como “un personaje digno de Balzac”. Decía Fuentes, un año después: “¿Por qué no hacerlo?, somos muy amigos”. Y cuando se lo interpelaba por esa amistad, teniendo en cuenta la defensa de la democracia que siempre había llevado adelante el mexicano, respondía enojado con un “¿Está diciendo que Cisneros no lo es?”.
Aquel diálogo, realizado un jueves de diciembre de 2004, en una de las tantas visitas que Fuentes hizo a la Argentina, fue subiendo en intensidad. Aunque una intensidad que, más allá de frases intempestivas, ponía de manifiesto una solvencia intelectual que otros autores del boom latinoamericano (el patético Mario Vargas Llosa, por ejemplo, con su tozudez neoliberal siempre a flor de piel) no ostentan. Una intensidad que se podía disfrutar.
–Cisneros ejerce, casi, una tiranía mediática con sede en Venezuela y que se despliega por toda América latina...
–Es cierto que es el dueño de un enorme multimedios, pero la gente del Grupo Aguilar también lo es y son ellos quienes me publican. Y tanta gente que tiene tantas organizaciones y lo han hecho tan honradamente y sirven a un enorme público. Lo malo es que no haya información, que no haya posibilidades de crear un empresariado latinoamericano de alto nivel y competitividad internacional. Ese empresariado es lo bueno para el futuro de nuestros países. No tiene por qué sorprender que yo esté de acuerdo con eso.
–No importa si ese empresario maneja un enorme multimedios...
–No, además es enemigo del verdadero pulpo amenazador que es Hugo Chávez. Cisneros no amenaza la libertad, Chávez sí.
–Entonces, ¿el prólogo está basado más en su enemistad con Chávez que en su amistad con Cisneros?
–Aunque no existiera Chávez, hubiera escrito el prólogo porque respeto a Cisneros. Pero existiendo Chávez, me resultó imperativo hacerlo ya que creo que Chávez conspira contra la libertad de prensa, de pensamiento de los medios.
–¿Cómo se condice esa amenaza con el reciente triunfo electoral de Chávez?
–Se llama populismo. Ustedes lo conocen muy bien por Perón: personas que hacen promesas que no pueden cumplir. Se arruina un país, se daña su economía con promesas incumplidas.
–¿Por qué, entonces, los presidentes que representan un giro dentro del panorama democrático americano (Kirchner, Lula, Vázquez, Lagos) quieren hacer alianzas con un presidente tan amenazador como Chávez?
–Habría que preguntárselo a ellos. Yo no pienso contestar para salvarlos.
–No se trata de salvar a nadie, se lo pregunto porque usted es un analista político...
–Bueno, Chávez, por su extraña posición de ser un líder demagogo y populista de izquierda, que ataca a los Estados Unidos, da la posibilidad de ser antinorteamericano por interpósita persona. Claro que Chávez tiene una estrecha alianza con los Estados Unidos. Por el asunto del petróleo, los Estados Unidos dependen de Chávez y Chávez depende de los Estados Unidos. Todo lo demás es una gran farsa.
Pasaron ocho años. Carlos Fuentes acaba de morir. Con él, se van grandes obras, soberanos discursos. Con su ausencia queda en pie esa relación siempre inquietante, siempre bienvenida y siempre en discusión entre los intelectuales y la política.

Fuente: Miradas al Sur

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