Por primera vez, el acto central del 25 de Mayo se
realizó en suelo patagónico. En un teatro del centro de Bariloche, la
Presidenta resaltó el modelo económico en medio de la crisis mundial y
convocó a la unidad.
Por Nicolás Lantos
Desde Bariloche
“Les hemos devuelto a los argentinos la Patria que les habían
arrebatado”, celebró la presidenta Cristina Kirchner durante los
festejos por un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo realizados
ayer por la tarde en San Carlos de Bariloche. La fecha coincidió con el
noveno aniversario de la asunción de Néstor Kirchner como presidente y
la mandataria destacó que en este período el país tuvo “nueve años de
crecimiento ininterrumpido” y que se trató del “más importante en 202
años de historia”. Entre llamados a la unidad y un pedido a todos los
sectores para que colaboren para mantener el país en pie “en medio de un
mundo que se derrumba”, CFK dejó caer una pista sobre la continuidad
del proceso político que encabeza: “Es ineludible pasar la posta
–advirtió–. Los que crean en la eternidad que recen un Rosario a la
noche y que se den cuenta de lo frágiles y lo temporales que somos cada
uno de nosotros”. También se permitió hacer un comentario sobre la
situación de la economía, apuntando a quienes critican las políticas de
protección adoptadas y a quienes especulan con el valor del dólar.
Una Bariloche que se apresta a encarar su primera temporada normal
luego de las complicaciones causadas por las cenizas del volcán Puyehue
se paralizó para recibir a la Presidenta y una amplia comitiva: era la
primera vez que el Tedéum con el que se celebra tradicionalmente esta
fecha se llevaba a cabo en suelo patagónico, por lo que a los vecinos de
la ciudad se sumaron los de otras ciudades de Río Negro, Neuquén y
Chubut, casi todos embanderados con colores de agrupaciones
kirchneristas. Luego de la ceremonia religiosa, la mandataria recibió a
las numerosas delegaciones extranjeras que llegaron hasta orillas del
lago Nahuel Huapi y a media tarde dio su discurso en el teatro La Baita,
que era reproducido en el Centro Cívico a través de pantallas gigantes.
Explicó que no pudo darlo al aire libre, como deseaba, por
recomendación de sus médicos, ya que se encuentra saliendo de un cuadro
gripal.
“Les hemos devuelto a los argentinos la Patria que les habían
arrebatado. Esa Patria que es la pertenencia, la identidad, esa Patria
que te hace sentir orgulloso al decir que sos argentino y que podés
mostrar a tu país. Porque has cometido equivocaciones, porque has tenido
yerros, pero podés mostrar una sociedad que está en crecimiento, que
con esfuerzo sigue incluyendo en un mundo que se derrumba”, se emocionó
Cristina Kirchner en un discurso en el que, fiel a su costumbre,
intercaló digresiones, anécdotas y un repaso por más de veinte medidas
tomadas en los últimos nueve años, desde la bajada del cuadro de Videla
hasta la reciente ley de identidad de género.
El teatro La Baita, una sala moderna en pleno centro barilochense,
estaba repleto. La primera mitad de la platea cubierta por invitados:
alrededor de un centenar de figuras llegadas desde Buenos Aires
(funcionarios, legisladores, empresarios, madres de Plaza de Mayo,
dirigentes políticos y sociales) y otras tantas locales, entre
intendentes y dirigentes de la política patagónica. El gobernador local,
Alberto Weretilneck, en un breve mensaje con el que abrió el acto,
había prometido comenzar “una nueva etapa” en una provincia golpeada por
la desigualdad e historial de violencia institucional. Contagiado del
espíritu de época prometió que “se termina un ciclo de crisis que
significó el desencuentro de los propios barilochenses y donde el Estado
fue un violento represor de los jóvenes”. No hizo mención al asesinado
ex gobernador Carlos Soria.
A su turno, Cristina Kirchner decidió poner énfasis en la situación
en la que se encuentra el país atravesando el ciclo de su bicentenario
que comenzó hace dos años y culminará en julio de 2016 –cuando se
cumplan 200 años de la Independencia–, etapa que definió como “una
oportunidad histórica” para la Argentina en un contexto mundial
novedoso. “Hemos logrado demostrarnos a nosotros mismos que el modelo
que valía era este modelo y patrón de acumulación basado en un sólido y
fuerte mercado interno con un sólido mercado de exportaciones, con un
desendeudamiento de la Nación que nos permite tener libertad para
decidir nuestras políticas y no depender de un financiamiento externo a
tasas siderales”, describió la situación, antes de reiterar, como hace
en cada aparición pública desde que comenzó su segundo mandato, un
llamado a la unidad.
“Pero lograr la unidad, que no es, reitero, pensar lo mismo, decir
lo mismo, repetir monocordemente lo mismo, sino establecer cuestiones
definitivamente sobre las cuales ya no discutamos más los argentinos
–aclaró–. La unidad nacional entendida no como el estar de acuerdo o
hacer lo que quiere el Gobierno, sino entendida como que no puede haber
nada más importante que los intereses de la Nación argentina, los
intereses de la Patria; no pueden estar por encima ninguna facción ni
ubicación ideológica ni sectorial. Este es, en definitiva, el concepto
de unidad nacional.”
Por último tuvo unas palabras sobre la situación económica que
atraviesa el país, al criticar las quejas recibidas por parte de otros
países en la Organización Mundial del Comercio (OMC) ante las medidas
proteccionistas y también desalentar, mediante una anécdota, la
especulación respecto del futuro del dólar. “Me acuerdo de un amigo, que
no voy a decir el nombre porque me va a matar si lo digo, que una de
los dos hijas vive acá en Bariloche, y me decía en 2002, cuando se
produjo el crac económico y el Parlamento elige un nuevo gobierno el 1º
de enero, este amigo de la familia viene y le dice a mi hijo Máximo:
‘Máximo, hay que comprar dólares –estaba a 4,80 en ese momento el
dólar–- porque se va a ir a 10 pesos’. Y el amigo nuestro compró. No sé
qué habrá hecho con esos dólares o si los tendrá.”
Y continuó: “Somos en el G-20, luego de Alemania, el país con mayor
libertad para invertir y comerciar. Entonces, cuando uno ve estas cosas,
es como que hubiera un proteccionismo ‘legal’, el de los desarrollados,
y un proteccionismo ‘populista’, el de los emergentes. Bueno, no es
así”, concluyó.
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