viernes, 1 de febrero de 2019

*No nos dejaron ni la losa radiante*




En el 2000 fui convocada a ser parte de la Selección argentina de handball. Tenía 16 años. Entrenábamos en el CeNARD la mayoría de las veces doble turno y hasta 3 incluso. Recuerdo los feriados que a lxs deportistas amateurs nos tocaba “trabajar” el doble dormíamos la siesta en el piso del CeNARD que era de losa radiante. Si, en el piso. Eran los años 2000 y 2001 y para poder competir había que poder pagar el viaje. La primera vez que representé a Argentina en un torneo internacional fue en un panamericano en Foz de Iguazú, Brasil. Fuimos en micro.
Cada día después de la escuela, tren-subte-tren y caminar unas cuadras desde la estación Nuñez hasta el predio.
Durante el 2002 empecé la carrera en la UBA y necesitaba trabajar para estudiar y no había becas deportivas. (Aún).
Tuve que dejar ese sueño hermoso de lado. Seguía siendo arquera pero de mi club, que fue luego el de mis amores: CIDECO.
Un par de años después, en el 2011, llegó una nueva convocatoria. Ya había terminado la universidad y me había podido comprar un autito. El handball tenía más fuerza, las chicas tenían becas. El ENARD era el oasis para lxs deportistas amateurs. Había llegado el alivio, la ayuda. Ya no había peleas con los de basket porque los aros dañaban el piso del poli, porque el piso ahora era nuevo. El gimnasio de pesas era más grande y moderno.
¿La pista? de las mejores del la región. Se habían re-habilitado las habitaciones para lxs que vivían en las provincias y eran convocados a entrenar con sus selecciones. Ya no había que salir a comprar algo de comida en la YPF: el comedor daba la dieta rica en proteínas y nutrientes necesarias para cada deportista. Argentina salía de Gira previas a los torneos para tener más roces. Estaba la decisión política de no sólo llevar el deporte Argentino al podio de los mejores del mundo sino entender y promover el deporte como inclusión e igualdad. Porque es eso.
Confieso que mi disciplina - el handball de playa- estaba relegada. Entrenar en el Parque Sarmiento no estaba bueno. Pero viajamos a varios torneos. Tuve la inexplicable y maravillosa oportunidad de jugar un panamericano - Paraguay 2014 - que nos clasificó POR PRIMERA VEZ a un mundial. Al que también viajé. Y puedo decir que fue de las mejores experiencias que viví en mis 35 años. Todavía siento que se me eriza la piel al recordar todo lo vivido. Un sueño cumplido. Colectivo. Fue el comienzo de las Kamikazes🇦🇷💪🏽
Lo mío siempre fue militante, porque - como en cada rincón de la vida - los sueños se militan. En mi caso la militancia política me llevaba más tiempo de mi vida que lo que podía destinar a los durísimos entrenamientos.
Pero muchas compañeras -y amigas- dedicaron enteramente su vida a entrenar para dejar la bandera celeste y blanca lo más alta posible.
Siempre llenas de orgullo por vestir esos colores. Siempre en nombre de toda nuestra patria.
Y ahora el desguace. El ENARD desaparecido y con el sus becas de apoyo. El CeNARD vendido y con él la imposibilidad de muchas de llegar sin auto a Lugano, ese lugar al que quieren confinar a lxs deportistas de alto rendimiento que andan con su pasión en el bolso cargado, pesado.
Otra vez quitan la oportunidad, el acceso, la inclusión de lxs pibxs de todos los rincones del país que necesitan ese apoyo para poder ser los mejores. Se esfumaron los sueños.
No nos dejaron ni la losa radiante para dormir la siesta en el piso.
A lxs deportistas: no da lo mismo quién gobierne, no?

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