¿La atribución de todos nuestros males a la “pesada herencia” tendrá fecha de vencimiento? ¿Continuaremos escuchando argumentos que ya eran insostenibles tiempo atrás, pero que hoy, después de 32 meses de gobierno, se tornan imposibles de oír?
A la hora de exponer sus ideas, los funcionarios del actual gobierno utilizan expresiones que denotan su falta de sensibilidad: “Los problemas de energía se ocasionan porque hay argentinos que se niegan a abrigarse”; “seguramente los cuadernos traerán recesión”; una supuesta “alianza kirchnerotrostkista” es culpable de las demandas de los educadores argentinos. Estas son algunas de las provocaciones que manifiestan quienes integran el mejor equipo de los últimos 50 años. 
Estamos convencidos que a esta alianza de gobierno la impulsa el desprecio; tanta protección mediática, tanta impunidad, han provocado un verdadero desenfreno discursivo. Dicen cualquier cosa y lo peligroso es que naturalicemos tanto desatino y desconocimiento. Después del asombro es imperioso comprender, así observaremos como los hechos se ordenan en el gran rompecabezas. 
Agotados los diagnósticos, nos queda la más explícita y férrea oposición a un sistema que irradia indiferencia y despoja a los ciudadanos de toda seguridad. “Te vienen a desorganizar”, decía Cristina en junio del año pasado en el estadio de Arsenal, advirtiendo lo oculto.
El desprecio, el más absoluto desprecio hacia la educación pública que las más altas autoridades nacionales y bonaerenses expresan desde que asumieron. Desguace de programas, ausencia de políticas, disciplinamiento, fatal desidia y falsas promesas que nunca pensaron cumplir. No se debe esperar nada de quienes han adoptado como enemigos declarados a los trabajadores, docentes, científicos, mapuches y luchadores por los derechos humanos. Esta breve e incompleta nómina intenta advertir la profundidad del conflicto. 
Es mucho más que una negociación salarial la que está en juego por estas horas (aún cuando llegamos a septiembre con conflictos abiertos en varias provincias y en las Universidades), ésa es una parte del problema. No son algunos puntos más de salario lo que representa el nudo de la discusión.  
Hay en pugna dos visiones de educación, que son dos visiones de sociedad, de nación y de mundo. La profunda distancia ideológica que nos separa con quienes gobiernan se explica en el destino que eligieron para la educación argentina, en la defección de un Estado Nacional distante e insensible, en la subejecución y el desfinanciamiento de las partidas, en la pérdida del nivel adquisitivo de los salarios de educadores y científicos, el vaciamiento de programas, la merma de becas y la desaparición sistemática y cotidiana de derechos.
Con el ahorro por la eliminación de Fútbol para Todos se construirían 3 mil jardines; en su lugar ha regresado la visión de las tribunas con audio (una imagen ominosa que retorna), y los jardines no aparecen, ni aparecerán. Las 5,4 millones de netbooks se canjearon por algunos celulares y no se distribuirán libros “porque en las escuelas hay muchos y no se utilizan”.
Organizarse, discutir, volver a ganar los patios y las salas de maestros, sugerir a nuestras compañeras y compañeros que esta escuela a la que nos invita el neoliberalismo es para pocos, es una escuela fría, sin derechos, sin memoria, sin solidaridad, y hasta podría ser sin docentes, si fuera por ellos. Por eso es imprescindible la unidad del campo popular, la organización y movilización, ganar las calles junto a los docentes universitarios, mañana jueves, en defensa de la educación, de nuestro futuro y de nuestra dignidad.
* Ex ministro de Educación de la Nación.
Fuente:Pagina/12