por Artemio López
“No habrá decisión económica que no requiera aprobación del FMI”
El efecto central de la crisis desatada mediante acuerdos con el FMI en
el fin de la convertibilidad –además del paisaje socioeconómico
desolador, donde el 27,6% de la población argentina quedó en la
indigencia– fue el colapso del vínculo entre representación política y
ciudadanía, plasmado en el “que se vayan todos”. Néstor Kirchner
reconstruyó los puentes con las grandes mayorías. “Kirchner recompuso la autoridad presidencial”, se reconocía.
A menos de dos décadas de aquel desastre, el gobierno neoliberal vuelve a
transitar el camino que propone acordar el diseño de política
socioeconómica con el FMI. Sabemos por experiencia propia y ajena que
entre las consecuencias no escritas pero inexorables de las
“condicionalidades” del rescate del FMI –la organización lobista por
excelencia de los acreedores de deuda– está el manejo del sistema de
decisiones políticas.
En Grecia, la denominada “troika” (Banco Europeo, Comisión Europea
y FMI) hasta obligó al premier Alexis Tsipras a desconocer el referendo
popular rechazando la continuidad de las políticas de austeridad y el
rescate propuesto por los acreedores. Desencadenó así una profunda doble
crisis –de gobierno y partidaria en Syriza–, precipitando el recomienzo
del ajuste neoliberal, ruinoso para la economía y el pueblo griego.
En Brasil, Dilma Rousseff, en su segundo mandato, entregó la economía al
sector financiero encarnado por Joaquim Levy –banquero y ex funcionario
del FMI–, que obligó a profundizar políticas ortodoxas. Sucedió una
fuerte crisis económica, en el PT y caída vertical del poder
y la popularidad de Dilma, que asumió con 70% de aceptación para, en
menos de 24 meses, caer a un dígito.
Señalaba Gilberto Maringoni, profesor de la Universidad de San Pablo: “El
ajuste dejó de ser una opción para el gobierno. Es su propia razón de
ser. Si el ajuste termina, el gobierno cae.La contracción, los recortes,
el brutal superávit y toda la catilinaria del neoliberalismo heavy
metal –que Dilma acusó a Aécio Neves de querer implantar– llegó para
quedarse. No es Dilma quien nos gobierna. Es el ajuste”.
¿Es necesario aclarar que Macri no es la excepción a esta
regla? Presenciamos la profundización del ajuste socioeconómico y la
inevitable licuación del poder político. Aunque el enorme sistema de
medios oficialistas edulcore el “nuevo rumbo” del Gobierno y hasta lo
publiciten como de “mayor autonomía y pragmatismo”, lo constatable –por
análisis comparativos internacionales y de historia nacional reciente–
es que ya no habrá decisión económica ni política central que no
requiera aprobación del FMI. Los recientes cambios en el gabinete
demandaron su conformidad y ratifican la profundización del rumbo
destinado a garantizar el pago de intereses de la deuda. Lo mismo sucede
con la reciente calificación de “emergente” a la economía argentina.
En el comunicado, Morgan Stanley Capital Internacional advierte: “Sin
embargo, a la luz de los eventos más recientes que afectan la situación
cambiaria del país, MSCI también aclara que revisaría su decisión de
reclasificación si las autoridades argentinas introdujeran cualquier
tipo de restricciones de acceso al mercado, tales como controles de
capital o de divisas”.
O sea, ante cualquier medida heterodoxa de control que introduzca el
gobierno nacional, anulará la reclasificación. Se inicia la etapa de
profundización del rumbo de ajuste ortodoxo ya sin excepciones como las
del año 2017, cuando para enfrentar la coyuntura electoral el gobierno
actualizó salarios, planes sociales, jubilaciones y pensiones en línea
con la inflación, liberó obra pública y generalizó créditos y préstamos
sobre segmentos medios y bajos. Esos “bemoles populistas” se acabaron
con el rescate del FMI y la recategorización del Morgan.
Se configura así una coyuntura de gravedad socioeconómica
e institucional, escenario que históricamente condujo a callejones sin
salida. Tal como sucedió con Tsipras en Grecia en el año 2015, Rousseff
en Brasil en el año 2014, pero también con Alfonsín en 1989 y De la Rúa
en 2001, hoy promediando el año 2018, ya no es Macri quien gobierna, nos
gobierna el ajuste.
*Director Consultora Equis. (Fuente www.perfil.com).
............................................
El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra
propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para
compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o
directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a perfilcom@perfil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario