Imagen: Sandra Cartasso
La
política discurre como el agua, por los espacios que va dejando el
adversario. Cuando ser oposición es ir a cantar el himno en las fechas
patrias, está diciendo implícitamente que el oficialismo abandonó esos
espacios que normalmente han sido compartidos por oposición y
oficialismo. Está diciendo también que no le interesan esas
conmemoraciones de masas como al gobierno anterior, ni concibe al himno o
a los símbolos de la Nación como parte de su concepto de identidad. Es
lo que pasó el 25 de Mayo y el 9 de Julio que, a falta de convocatoria
oficial, la hubo de los movimientos sociales y agrupaciones políticas de
oposición.
En los dos casos se trata de fechas que tienen que ver con la
independencia. Y en ambos, las consignas fueron contra la vuelta de la
Argentina al FMI de la mano del gobierno radical-pro de Cambiemos. Para
las convocatorias populares de estas fechas, los acuerdos con el FMI
cancelan la soberanía económica del país. Como acto de disidencia y
crítica, la oposición reafirma la identidad nacional: canta el himno y
se moviliza con la bandera argentina, propone un horizonte de identidad y
comunidad, frente a lo que denuncia como entrega de esa independencia
por parte del gobierno. A su vez, el gobierno elude esa imagen de
comunidad-Nación y prefiere el discurso meritocrático, individualista y
emprendedorista, como lo señaló Mauricio Macri en las pocas palabras que
pronunció en Tucumán.
La convocatoria a la 9 de Julio fue masiva como lo muestran las
diferentes tomas fotográficas. No fue tan grande, quizás, como la del 25
de Mayo, pero al igual que en esa oportunidad, hubo gran cantidad de
manifestantes no encolumnados, esta vez las representaciones gremiales
fueron menos importantes y los movimientos territoriales de trabajadores
desocupados instalaron una feria a lo largo de la avenida con sus
productos. Constituyen la paradoja del emprendedorismo individualista de
la falsa prosperidad oficialista. Ellos son los emprendedores reales
que necesitan completar una entrada familiar para poder comer apenas
dignamente. Pero aún esa actividad individual requiere la asociación con
sus iguales y una realización colectiva.
Desde que asumió, Macri no convocó ni asistió a la conmemoración
popular de una fecha histórica. Siempre encontró una excusa para zafar.
El 20 de junio pasado no fue a Rosario como hacen históricamente los
presidentes porque tenía miedo de que lo escracharan. Y lo mismo quiso
hacer ahora en Tucumán, donde le aseguraron que tomarían todas las
medidas necesarias para garantizar su tranquilidad. Y así fue, los
manifestantes que trataron de llegar a la Casa de Tucumán fueron
detenidos varias cuadras antes, donde soltaron cientos de globos negros
en señal de protesta contra el gobierno de Cambiemos.
Igual se las arregló para llegar tarde y no asistir al discurso del
gobernador Juan Manzur ni al Tedeum. Llevó bastón y banda presidencial
para decir algunas palabras en un lugar cerrado. Fue la contracara del
inmenso acto que se efectuaba en la avenida 9 de Julio, entre las
avenidas Belgrano e Independencia. Pantalla 1: Decenas de miles de
personas con banderas argentinas y cantando el himno. Pantalla 2: Un
presidente con bastón y banda. Pantalla 1: Decenas de miles en las
calles con los símbolos de la Nación. Pantalla 2: Un presidente
encerrado con los símbolos del mando. Pantalla 1: Decenas de miles para
criticar las exigencias de ajuste salvaje del FMI. Pantalla 2: Un
presidente que acepta esas exigencias contra su ciudadanía por parte de
un organismo financiero internacional.
Un grupo avanza entre la muchedumbre llevando un ataúd que dice:
“Trabajo Digno Q.E.P.D.” Lo llevan de las manijas dos obreros, una
maestra, un científico. Otro de levita y galera los hace avanzar a
latigazos, lleva un cartelito que lo identifica como “FMI”. Otro
disfrazado de gorila con un mono amarillo lleva un cartel que dice:
“Gracias Macri por la lluvia de inversiones” y lleva un paraguas del que
cuelgan billetes como gotas. También son emprendedores. Son los
emprendedores que sobreviven a las políticas del macrismo que los empuja
a todos a la informalidad y la marginalidad.
Se escucha por los altavoces un saludo del presidente de la única
economía de la región que crece a más de cuatro puntos del PBI, la más
exitosa del continente. El mensaje es duro contra el neoliberalismo. La
muchedumbre se enfervoriza y empieza “Oé, Oé, Evooo, Evooo”. El
presidente boliviano, detestado por los monjes negros del
neoliberalismo, despreciado por Ceos de las grandes empresas y por la
clase blanca urbana que sostiene a Cambiemos, es el único que puede
exhibir progreso económico frente al desastre que provocaron estos
empresarios en Argentina.
9 de Julio y 25 de Mayo se conmemoraron en las calles este año y con
actos populares y opositores. No hubo disputa por los espacios físicos
ni simbólicos. A Cambiemos no le interesa movilizar, ni profundizar
identidad ni historia. No construyen Nación, sino todo lo contrario.
Fuente:Pagina/12
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