La globalización consolidada hacia fines del siglo XX se dirige hacia su sepulcro. El experimento económico del oficialismo no hizo más que profundizar los problemas y crear nuevos. Columna en BAE Negocios. /30/07/2018 Por Lic. Guillermo Moreno, Lic. Norberto Itzcovich y Dr. Claudio Comari.
Acaba de terminar una nueva cumbre de ministros de economía del G20 ratificando, con su intrascendencia, que en el Nuevo Orden Mundial (NOI), muchas de las instancias y algunos de los organismos multilaterales otrora relevantes (en particular, la Organización Mundial del Comercio, OMC), han pasado a la obsolescencia.
A contramano de los diagnósticos y discursos predominantes, reiteradamente hemos remarcado(1) la necesidad de un análisis profundo de los cambios mundiales en curso.
Hacia su sepulcro se dirige la globalización consolidada en el final del siglo XX y, con ella, la pretensión de uniformidad en los planos de la cultura, la política y la economía.
La puesta en valor de los vectores nacionales en los nuevos modelos de desarrollo que irrumpen, especialmente evidente desde la orientación que adquieren los Estados Unidos con D. Trump, Rusia con V. Putin y el proceso entrópico que atraviesa Europa, no sólo deja atrás la antigua estructuración de la economía global, sino también su sistema de ideas y representaciones, especialmente los que, coincidentes en los aspectos centrales, encarnan los marcos teóricos del neoliberalismo y la socialdemocracia(2).
Resurge forzosamente, en esta nueva situación, el concepto de Patria como eje ordenador de las sociedades, ya no sólo como aglutinador deseable y necesario, sino también factible. Concomitantemente, se revalorizan las reflexiones del Papa Francisco quien, como el profundo intérprete de nuestros días que es, alerta sobre la urgencia de resolver las confrontaciones entre las naciones para que, desde sus propias especificidades, se integren en un todo de cooperación(3).
La adecuada comprensión del mundo es una condición necesaria para el correcto diseño de un Modelo de Desarrollo Económico, Permanente y Sustentable (MoDEPyS) en nuestro país, ya que desde allí se determinan, en significativa medida, sus condiciones de posibilidad.
En esta línea de reflexión sobre la potencia y el acto, se inscribe una de las máximas que el General José de San Martín legó a su hija: "serás lo que debas ser, o no serás nada".
Nada
El gobierno asumió prometiendo una lluvia de inversiones para el segundo semestre de 2016, que no podía suceder porque se encargó de que no hubiera mercado interno ni externo.
El drástico encarecimiento de los alimentos con el que el actual oficialismo inauguró su administración, determinó un cambio en los precios relativos (y con ello un extraordinario deterioro del poder adquisitivo de los ingresos populares) que asfixió, irremediablemente, el mercado doméstico, a la vez que la inflación fue carcomiendo el salto de competitividad del tipo de cambio que se obtuvo con la devaluación.
Por la incomprensión del proceso global, el supuesto "regreso al mundo" le deparaba nuevas sorpresas al "mejor equipo de los últimos cincuenta años". Este se disponía a incorporar a nuestro país a los mismos tratados de libre comercio que, aceleradamente, pasaban a convertirse en cascarones vacíos.
El experimento económico del oficialismo no hizo más que profundizar los problemas preexistentes y crear nuevos, al punto de haber alcanzado, en sólo dos años y medio y a fuerza de políticas macroeconómicas inconsistentes, desequilibrios en las cuentas fiscales y el sector externo, sólo compatibles con los experimentados, respectivamente, en las crisis de 1989 y de 2001, con el agravante de que se dan en forma simultánea, configurando lo que ya hemos definido como una Supercrisisi(4).
La apelación al recurso de última instancia, el Fondo Monetario Internacional (FMI), debía representar tanto el certificado de defunción del esquema económico previo como el inicio de un plan consistentemente neoliberal, que postergara en el tiempo las inexorables convulsiones sociales derivadas.
Pero nada de ello sucedió
La semana anterior analizamos las consecuencias de espiralizar indefinidamente los tipos de interés para controlar la suba del dólar ("Subir la tasa de interés. Un remedio peor que la enfermedad". BAE Negocios, 23/7/18).
El actual nivel de tasas (cuya referencia fija el BCRA) impacta tanto a las pequeñas y medianas unidades de negocios, como a las grandes compañías de Capital Intensivo. En este marco, las firmas, al margen de su tamaño, no pueden determinar si sus precios de comercialización cubren o no sus costos totales, poniendo en duda su sustentabilidad en el tiempo.
Las empresas, como simbiosis del capital y del trabajo, son el elemento primario de la base material de la Nación. Si ellas no pueden ser, el esquema económico de la alianza Cambiemos nada será.
Lo que debas ser
De lo ut supra señalado, se desprende que el MoDEPyS, necesariamente, deberá estar orientado a la producción(5).
En este escenario, uno de los elementos a considerar es que la Administración del Comercio Exterior, cumple un rol central.
Y esto no sólo es deseable sino también posible, porque la instauración del NOI y la concomitante debacle de la OMC, abrieron una ventana de oportunidad que amplía el arsenal de instrumentos económicos (complementando la determinación del tipo de cambio), para la búsqueda de competitividad sistémica, que propenda al equilibrio del sector externo.
Oportunamente, la recuperación económica posterior al derrumbe de la convertibilidad, fue acompañada por una drástica devaluación que llegó a alcanzar el 300%, de la moneda nacional.
En aquel entonces, restringir el "libre flujo" de bienes y servicios entre los países, era una herramienta vedada por la institucionalidad imperante en la globalización, por lo tanto el "overshooting" cambiario (sobrereacción) era ineludible.
En la actualidad, nuestras estimaciones indican que el nivel del tipo de cambio (de junio de 2018) equivale a 1,34 del vigente hacia el año 2001.
Reiteramos entonces, la adecuada Administración del Comercio Exterior es un poderoso instrumento para alcanzar el superávit comercial que, en principio, permita obtener un resultado neutro para la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos.
Las condiciones de posibilidad están dadas, por primera vez en muchas décadas, para que las empresas nacionales puedan predominar en el mercado doméstico, para luego, a partir de su consolidación, poder expandirse en los externos.
A diferencia de otros momentos históricos recientes, el mundo actual facilita los modelos de desarrollo nacional.
Mas temprano que tarde, después de la nada del actual oficialismo, la Patria cobijará a todos sus hijos y, finalmente, será lo que debe ser.
1- BAE Negocios: Lo que ocupa a Trump a Macri ni lo preocupa (27/11/17); Nacionalistas, globalizadores y las decisiones de inversión (16/4/18), y otras.
2- La coincidencia se expresa en el sostenimiento del libre comercio mundial, el apoyo a Hillary Clinton en la pasada elección presidencial de los EE.UU., la hostilidad hacia Vladimir Putin, la confrontación con los movimientos de raigambre nacional y las políticas militares de la OTAN, entre otros.
3- El Papa caracteriza esta etapa histórica como la de la una Guerra Mundial en cuotas. Describe así el proceso de confrontaciones en el que, excediendo el marco de los choques bélicos, los contrincantes disputan no ya por la ocupación de territorios sino por la conservación de los puestos de trabajo.
4- BAE Negocios: Ay, Patria mía (7/5/18); Llegó la Supercrisis, evitemos la Hipercrisis (12/5/18) y otras.
5- BAE Negocios: Cómo seguimos (29/1/18); Administración del comercio exterior, un imperativo del ahora (5/2/18), y otras.
*MM y Asociados
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