Claudio Lozano y AAVV
La corrida cambiaria, el acuerdo
con el FMI y los cambios en el gabinete han abierto sin dudas un nuevo
escenario económico, social y político en el país. En el marco de una
economía estructuralmente vulnerable y altamente demandante de
divisas, las políticas de la Alianza Cambiemos agravaron el cuadro a
niveles lindantes con la irracionalidad. En ese marco, confluyeron dos
cuestiones que dispararon la corrida: por un lado la suba en la tasa de
interés de los bonos norteamericanos, y por otro la ruptura del acuerdo
de gobernabilidad con el que Macri gestionara sus dos primeros años de
mandato. La suba de las tasas de interés en los bonos norteamericanos
promueve como es sabido el tan mentado vuelo a la calidad por parte de
los capitales de corto plazo, al tiempo que encarece y limita la
disponibilidad de financiamiento. Respecto a la ruptura del Acuerdo de
Gobernabilidad que sostenía la gestión gubernamental es el resultado
del potente cuestionamiento social que desde el 2016 ha recibido el
Gobierno. Las decisiones oficiales posteriores a la elección
legislativa del 2017, que promovieron una reforma previsional que le
metió la mano en los bolsillos a los jubilados, el avance de los
tarifazos, la inestabilidad cambiaria y la evolución de los precios
potenciaron la conflictividad y dieron vida en el Parlamento Nacional a
un reagrupamiento opositor que sancionó una ley que retrotraía a
noviembre del 2017 los aumentos tarifarios. El Gobierno debió vetar la
decisión parlamentaria exhibiendo, cada vez de manera más evidente,
los profundos límites que en términos de viabilidad política exhibía
su estrategia económica.
Es en este marco en que aparece el Fondo Monetario Internacional como un nuevo socio, un nuevo respaldo político, y hasta una justificación externa que legitima al gobierno en su decisión de avanzar con políticas de ajuste más agresivas. Para el Gobierno de Macri, frente a la ruptura del Acuerdo de Gobernabilidad, la corrida se transforma en un ordenador de las variables económicas, y en un disciplinador del comportamiento social y del propio sistema político. Sale de ella con una fuerte devaluación que vuelve a licuar los salarios, los planes sociales y las jubilaciones, y con subas en las tasas de interés que articuladas con la caída del consumo y el ajuste fiscal y monetario acordado con el FMI, colocan a la economía en el camino de la recesión, solución ortodoxa a la restricción que en materia de divisas tiene la Argentina. Sale de ella respaldado por el FMI, por el conjunto del establishment local y por la reclasificación de Argentina como “mercado emergente”, diciéndole al resto del sistema político dominante que se terminó el gradualismo y que este es el único camino.
Sin embargo, luego de la realización de una Marcha Federal que recorrió el país durante cinco días y que arribo a la Ciudad de Buenos Aires con cerca de cuatrocientos mil personas, y en la que todas las organizaciones convocantes decidieron avanzar a un Paro General con o sin la CGT, el Paro General termina haciéndose el 25 de Junio y convocado también por la CGT Este escenario, que combina el predominio de la Gobernabilidad en el terreno de las instituciones (Parlamento y Ejecutivos Nacional y Provinciales) con el extendido cuestionamiento a la misma en el terreno social, de cara a las elecciones del 2019, abre por cierto múltiples interrogantes respecto a la viabilidad que pueda tener que transitar el rumbo que propone la Carta de Intención.
PARA SEGUIR LEYENDO EL DOCUMENTO EN PDF, AQUI
Fuente:Sinpermiso
Es en este marco en que aparece el Fondo Monetario Internacional como un nuevo socio, un nuevo respaldo político, y hasta una justificación externa que legitima al gobierno en su decisión de avanzar con políticas de ajuste más agresivas. Para el Gobierno de Macri, frente a la ruptura del Acuerdo de Gobernabilidad, la corrida se transforma en un ordenador de las variables económicas, y en un disciplinador del comportamiento social y del propio sistema político. Sale de ella con una fuerte devaluación que vuelve a licuar los salarios, los planes sociales y las jubilaciones, y con subas en las tasas de interés que articuladas con la caída del consumo y el ajuste fiscal y monetario acordado con el FMI, colocan a la economía en el camino de la recesión, solución ortodoxa a la restricción que en materia de divisas tiene la Argentina. Sale de ella respaldado por el FMI, por el conjunto del establishment local y por la reclasificación de Argentina como “mercado emergente”, diciéndole al resto del sistema político dominante que se terminó el gradualismo y que este es el único camino.
Sin embargo, luego de la realización de una Marcha Federal que recorrió el país durante cinco días y que arribo a la Ciudad de Buenos Aires con cerca de cuatrocientos mil personas, y en la que todas las organizaciones convocantes decidieron avanzar a un Paro General con o sin la CGT, el Paro General termina haciéndose el 25 de Junio y convocado también por la CGT Este escenario, que combina el predominio de la Gobernabilidad en el terreno de las instituciones (Parlamento y Ejecutivos Nacional y Provinciales) con el extendido cuestionamiento a la misma en el terreno social, de cara a las elecciones del 2019, abre por cierto múltiples interrogantes respecto a la viabilidad que pueda tener que transitar el rumbo que propone la Carta de Intención.
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