La
concentración tuvo una fuerte participación de movimientos sociales, se
desarrolló sin inconvenientes y para los organizadores representó el
comienzo de un polo opositor contra las políticas del Gobierno.
Daniel
Catalano, Juan Grabois, Sonia Alesso, Roberto Baradel, Hugo Moyano,
Pablo Micheli, Omar Plaini, Hugo Yasky, Sergio Palazzo y Pablo Moyano.
Imagen: Joaquín Salguero
Imagen: Joaquín Salguero
Una
multitud participó de la marcha y concentración que convocaron gremios
de la CGT, las dos CTA y movimientos sociales para repudiar las
políticas de ajuste y flexibilización que aplica el gobierno de Mauricio
Macri. Los organizadores calcularon 400 mil participantes y otros más
cautelosos afirmaron que hubo 250 mil. La Policía Federal sumó mucho
menos pero tal vez porque miraba hacia el norte de la avenida y no hacia
el sur donde se apiñaron las columnas. Los discursos tuvieron como
denominador común la crítica al modelo económico, la persecución a
dirigentes sindicales y la necesidad de generar un polo opositor al
gobierno conservador. Por caso, el titular de la CTA de los
Trabajadores, Hugo Yasky, aseguró que cada vez que los gremios salen a
la calle el gobierno “corre presuroso en busca de un juez amigo” para
intervenir sindicatos o inventar causas y avisó que “si quieren buscar
ladrones les pasamos una dirección: Balcarce 50, es una casa rosada”. A
su turno, el conductor de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, le
pidió a Macri que se dedique a “gobernar para todos los argentinos y no
solo para su clase, que es la que se lleva toda la renta nacional”. En
tanto, el líder de los camioneros, Hugo Moyano, señaló que la
concentración representó un mensaje para el presidente “para que no siga
llevando políticas que hambrean a la parte más sensible de nuestra
sociedad”.
Desde temprano una gran cantidad de columnas se fueron ubicando en
las inmediaciones del palco cuyo principal lugar lo dejaron reservado
para el Sindicato de Camioneros. Sin embargo, los movimientos sociales
como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP),
Barrios de Pie, la CCC y otras de menor envergadura fueron las que
aportaron la mayor cantidad de participantes. Un detalle que da cuenta
no sólo del grado de organización que tienen sino que son espacios que
se nutren y contienen a aquellos trabajadores que se cayeron del sistema
fruto del ajuste.
De los gremios que se hicieron presente el de camioneros fue el que
más militancia aportó que llegaron desde diferentes puntos del país para
respaldar a su líder. ATE y sobre todo la CTA que conduce Yasky fueron
otras de las organizaciones que prevalecieron entre el número de
participantes. El peronismo, con mucha presencia kirchnerista, hizo su
aporte con la asistencia de buena parte del bloque de diputados
nacionales, los principales intendentes del conurbano y dirigentes de
las agrupaciones nacionales y provinciales.
Una hora antes de que comenzaran los discursos comenzaron a llegar
los que luego ocuparon el escenario. El último fue Moyano quien, como de
costumbre, llegó acompañado de su hijo Pablo dentro de una ambulancia
del sindicato. En esta oportunidad también estuvieron en el móvil su
abogado, Daniel Llermanos, y el líder La Alameda, Gustavo Vera.
Los discursos
Poco antes de las 15 y después de entonar el himno se escuchó el
primer mensaje contra Macri con el cántico que en las últimas semanas se
escuchan en las tribunas de las canchas de fútbol. Luego se acercó al
micrófono el único triunviro de la CGT presente, Juan Carlos Schmid,
quien reiteró el repudio de los gremios a la rebaja a los jubilados, el
reclamo por la derogación de la ley previsional y señaló que el modelo
económico vigente lo único que produce es “rico más ricos y pobres más
pobres”. No dijo que hablaba en nombre de la central obrera pero recordó
que el respaldo a la marcha nació del documento rubricado en enero
pasado en Mar del Plata donde varios gremios se comprometieron a
acompañar las luchas sectoriales sindicales. Más tarde Moyano recordó
que dicho documento fue aprobado por el Consejo Directivo de la central
obrera.
Palazzo se acercó al atril, miró hacia la multitud y afirmó: “Somos
cientos de miles”. Luego, el principal referente de la Corriente Federal
de los Trabajadores repudió las declaraciones de funcionarios del
gobierno que presagiaban una movilización violenta: “Violencia es
robarle a los jubilados, imponer una nueva ley laboral, quitarle los
impuestos a los ricos y cargarlos sobre los trabajadores. Violencia es
atacar a las organizaciones sindicales y perseguir a sus dirigentes para
silenciarlos. Eso nunca lo lograrán. Estamos acá, de pie y no tenemos
miedo”, dijo para regocijo de los presentes. El bancario anunció que la
marcha también daba cuenta del inicio del “hermoso camino” de la
resistencia al gobierno y si bien habló de la necesidad de un movimiento
obrero unido se permitió recordar y criticar, aunque sin nombre
propios, a los dirigentes que no acompañaron la movilización.
Pablo Micheli, de la CTA Autónoma, bregó por la unidad del
sindicalismo y afirmó que la marcha es un grito que le exige al gobierno
el fin de los despidos, la reincorporación de los despedidos y, sobre
todo, para que “paren con el desguace y la entrega del país”. Consideró
como imprescindible “nacionalizar la lucha” y evaluó que la mejor opción
sería “convocar a un paro nacional”.
Por los movimentos sociales habló Esteban “gringo” Castro que fue el
único que hizo referencia al paro de mujeres del próximo 8 de marzo.
Anunció la solidaridad total con ellas, convocó a todos a acompañar el
paro y aseguró que “ese día los hombres vamos a reemplazar a las mujeres
que le dan de comer a los pibes para que no falte ni una sola a esa
movilización histórica”. Dicho sea de paso, el escenario tuvo una
representación ínfima de mujeres donde se vio a Sonia Alesso de Ctera,
Sandra Maiorano del Sindicatos de Médicos, Vanesa Siley de judiciales y
como locutora ofició Claudia Lazzaro, secretaria de derechos humanos y
género de Curtidores.
El siguiente fue Yasky que con ímpetu afirmó que “este día va a
quedar en la historia como el día de la unidad de los trabajadores y de
los que no nos ponemos de rodillas ante un gobierno de patrones”. El
dirigente gremial y también diputado por el FPV-PJ indicó que muchos de
los que fueron sus alumnos cuando era maestro en la escuela pública
“tienen más cultura que muchos de los que nos gobierna”.
El cierre estuvo a cargo de Moyano que dividió su discurso en dos
partes. La primera la utilizó para calificar de “disparates” las
interpretaciones que ponían como único objetivo de la marcha su defensa
por las causas judiciales abiertas en su contra. “No estoy implicado en
ningún tema de corrupción, no tengo ninguna denuncia, pero si la
tuviera, tengo las suficientes pelotas para defenderme solo”, dijo.
Luego, adentrándose un poco más en la política destacó la amplia
convocatoria de “distintos sectores políticos e ideológicos” y, tal vez
retomando lo que antes dijo Palazzo, señaló que se estaba gestando “una
nueva resistencia a las políticas de Gobierno” pero advirtió que para
nada es un movimiento desestabilizador. A partir de eso es que le pidió a
los trabajadores presentes que se preparen para “cuando llegué el
momento de expresar la voluntad democrática. Los gorilas no pueden estar
más en la conducción del país porque nos quieren quitar la dignidad a
los hombres de trabajo y no lo podemos permitir”, dijo y poco después
comenzó la desconcentración rápida y sin inconvenientes para pesar de
los agoreros.
El escenario sindical
La movilización tuvo un costado político sindical que mucho tuvo que
ver con la interna que vive la CGT con miras a la definición de una
nueva conducción. Propios y extraños miraron con detenimiento la
composición del escenario donde habló Moyano donde hubo ausencias
notorias y no fueron precisamente aquellos sindicalistas que por
diferentes razones no acompañaron o se bajaron de la convocatoria. Lo
llamativo fue el faltazo de gremialistas que tienen cargo en el Consejo
Directivo y que habitualmente se muestran como ultramoyanistas. Uno de
ellos fue el titular de Panaderos, Abel Frutos, un habitué de los actos
del camionero pero ayer, a la hora de los discursos, tuvo una
impostergable reunión con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Tampoco
participó Jorge Sola, a la sazón secretario de Prensa de la CGT. Si bien
no representan gremios importantes en cuanto a peso real en el
movimiento obrero, lo cierto es que por lo menos en el caso del panadero
priman los intereses políticos por sobre los sindicales y las
lealtades. En cuanto a los presentes también fueron pocos los que tienen
un puesto en el Consejo Directivo. Además de Schmid, que evitó todo
contacto con la prensa, estuvieron Omar Plaini (canillitas), Julio
Piumato (judiciales) y Facundo Moyano (peajes), tal vez demasiado pocos
cuando algunos de ellos se entusiasman con disputar la poltrona de la
CGT.
Fuente:Pagina/12
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