Opinión
El
Ministerio de Agroindustria anunció 330 despidos porque tiene que
“ajustar” para reducir el déficit fiscal. Lo que tendría que explicar es
por qué elige a los trabajadores como variable de ajuste. Sobre esa
decisión, no hay justificación alguna. Incluso más, el gobierno debiera
explicar por qué decide maltratar a todos los trabajadores del
Ministerio, haciendo que por casi cuatro días no supieran quiénes serían
los despedidos.
Es importante mostrar algunos números generales. Al 20 de abril el
Ministerio lleva ejecutado el 23,4 por ciento de su presupuesto de este
año. Por la fecha considerada, debería llevar gastado el 30,1. Es decir,
el Ministerio está gastando bastante menos que lo presupuestado. Es
bueno señalarlo cuando deciden despedir a 330 trabajadores. Pero,
además, el gasto que el Ministerio –incluyendo los gastos de los
programas, no solo los sueldos– lleva realizado representa el 0,18 por
ciento del total del gasto nacional. Si se agrega el INTA, el SENASA y
todos los organismos descentralizados, el gasto representa el 0,5 por
ciento del presupuesto. En comparación, los servicios de la deuda
pública, esa que se fue tomando en los últimos años a troche y moche con
tanta candidez y hasta alegría por parte de los funcionarios, ya
alcanzan el 13,7 por ciento del total gastado. Más de 25 ministerios
completos, incluyendo los organismos descentralizados. Y ello, sin
contabilizar la partida de “obligaciones del tesoro”, que también
corresponde a gastos que tienen su origen en lo financiero. La deuda hoy
ya es un problema en lo presupuestario. Pero nadie desde el Gobierno ha
explicado cuáles fueron los “enormes logros” que se han obtenido con la
deuda tomada. Y en cambio apuntan a los trabajadores, como si fueran
culpables de la situación que generó el gobierno.
En lo específico del Ministerio de Agroindustria, de ese 23,4 por
ciento gastado, donde menos ejecutaron es en los programas de
“Administración y Control Comercial Agropecuario” (14,0 por ciento)
–encargado de controlar que no se comercialice de manera informal–,
“Políticas para la Gestión del Riesgo Agropecuario” (15,3) –encargado de
prevenir los efectos de los eventos climáticos adversos y asistir a los
productores para recuperar la capacidad productiva–, y “Políticas para
la Agricultura Familiar” (16,4) –encargado de impulsar la actividad de
esos productores–. Los sectores más afectados, más desprotegidos, son
los que más sufren estas políticas.
Los despidos sin razón y el maltrato a los trabajadores tienen un
hilo en común con lo antes mencionado, y es lo que creen las máximas
autoridades del gobierno: que “achicar el Estado es agrandar la Nación”.
Esa premisa neoliberal ya se ha mostrado errada en numerosas
experiencias en la Argentina y en el mundo. Los países que se
desarrollan lo han hecho con más educación, más salud, más investigación
e innovación, con impulso a una mayor producción, y nunca con menos. Y
en todo ello tiene un rol fundamental el Estado.
El Gobierno debiera revertir de manera inmediata la medida adoptada e
impulsar políticas activas a favor de la producción y el empleo. De no
hacerlo, no sólo estaría afectando a los trabajadores, sino también a
buena parte del sector productivo.
* Ex secretario de Coordinación del Ministerio de Agricultura. Profesor e investigador UBA y Ceset.
Fuente:Pagina/12
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