Un
fantasma recorre el Teatro Nacional Cervantes: una serie de artistas y
pensadores homenajearán a Karl Marx en el marco de un evento que
inaugura la temporada 2018 del Teatro de un modo concluyente: el sábado 7
de abril, desde la mañana hasta casi medianoche, tendrá lugar una
programación abigarrada y simultánea dedicada a reflexionar,
representar, recordar, reversionar y remixar el pensamiento del gran
teórico alemán. El ciclo se llama Marx nace, porque se realiza a
doscientos años de su nacimiento. Carla Imbrogno, traductora del alemán y
gestora cultural, y Fernando De Leonardis, escritor, editor y
sociólogo, son los responsables de un evento que incluye cine, música,
performances, teatro y filosofía con personalidades de diversas
disciplinas, entre ellas, Emilio García Wehbi, Rubén Szchumacher,
Beatriz Sarlo, Darío Sztajnszrajber, Naty Menstrual, Juan José Sebreli,
Eduardo Grüner y Carlos Gamerro, entre otros. Un día marxista y marxiano
en plena otoño de Buenos Aires.
Imagen: Daniel Paz
Como
dijo alguna vez el poeta Wallace Stevens: “El comunismo es un
instrumento para mejorar la atención humana”. Esto quiere decir que
además de un cuerpo de ideas revolucionario, tanto para sus defensores
como para sus detractores, Marx elevó el nivel de la discusión hasta un
punto tan brillante que es imposible soslayarla. Cada tanto el marxismo
vuelve. La suya es una historia de luchas, asedios y retornos. Y eso que
retorna es la crítica al presente, la posibilidad de pensar el mundo de
otra manera a la que vivimos.
Por Alexander Kluge
El
marxismo tuvo múltiples apropiaciones desde el teatro: primero, por
supuesto, en la Rusia de la Revolución, que puso el cuerpo del actor al
servicio del hombre nuevo que se propugnaba desde los primeros días de
octubre. Basta pensar en el inmenso director Vsèvold Meyerhold como el
gran articulador de las innovaciones del campo político hacia el campo
teatral. Fue él –antes que Serguéi Eisenstein– quién se preocupó en
crear una teoría estética y escénica que acompañara a los bolcheviques
en los tiempos que corrían y que, incluso, fuera más allá.
Mientras tanto, en la compleja Alemania post Primera Guerra
Mundial, Bertolt Brecht hacía sus primeras armas. Su creación, el teatro
“épico”, contiene el pensamiento marxista en su interior, pasado por el
filtro benjaminiano de la “dialéctica en suspenso”. En el teatro de
Brecht los problemas planteados no son resueltos, sino que el espectador
debe irse con la cabeza sembrada de preguntas que van a responderse
afuera del teatro. Pero estos y otros desarrollos, tuvieron un punto
conclusivo cuando el “socialismo real” cerró su cortina con estrépito.
Muchos consideraron que el pensamiento de Marx se extinguía con la caída
de los estados socialistas. Pero las tesis y observaciones realizadas
en sus trabajos, iban mucho más allá. Han resistido.
Podemos decir que el primero que retomó el vinculo
marxismo-teatro luego de esa primera desilusión fue el filósofo Jacques
Derrida. Claro que lo hizo de modo metafórico, poético, pero no por eso
menos contundente y real. Fue en su célebre texto Espectros de Marx. En
esa intervención, que realizó en el marco del coloquio “A dónde va el
marxismo”, el francés se opuso fuertemente al clima celebratorio y
neoliberal que imperaba en Occidente luego de la caída del muro de
Berlín y la disolución de la URSS. Tan solo tres años después de estos
eventos, Derrida apareció para decir que quizás el marxismo no estaba
del todo muerto, que ese cadáver volvía en forma de espectro, de unas
fuerzas fuera del tiempo, ni vivas ni muertas, pero muy insistentes. Y
la figura que encontraba Derrida para explicar esas fuerzas espectrales
que asediaban el presente era nada menos que el Hamlet de Willam
Shakespeare. Como todos sabemos, en esa obra el fantasma del rey muerto
acecha a su hijo, el príncipe Hamlet, instándolo a actuar. “El tiempo
está fuera de quicio”, decía el fantasma, algo debe volver a ponerse en
su lugar. Y es ese mismo extraño e incómodo lugar el que ocupa Marx,
escribió Derrida. Una fuerza espectral que siempre vuelve.
La escena capital
Y así es como este fantasma ha llegado hasta Buenos Aires,
hasta Avenida Córdoba y Libertad, hasta nuestro mismísimo Teatro
Nacional Cervantes. Pero este fantasma no es uno solo, son muchos.
Porque si hay algo que queda claro de esta propuesta es que no hay
posibilidad de una lectura monolítica de este pensador. Los enfoques
son, deben ser, diversos. Es así como en las trece horas y media de
duración de Marx nace habrá de todo: cine, teatro, poesía, música,
filosofía. Lecturas comentadas de escritos de Karl Marx, performances
inspiradas en sus textos de ficción, diálogos marxianos, filosofía y
música, un recorrido biográfico acusmático, tangos proletarios,
proyecciones y libros integran este día único. Y como buenos fantasmas,
estos invocadores del espíritu marxiano se filtrarán y ocuparan el
teatro en su totalidad: salas, camarines, pasillos y espacios que
habitualmente no son transitados por el público.
La jornada está dividida en cinco áreas que convivirán en
los distintos espacios del teatro. Quizás la más sorprendente sea Marx a
escena, que se propone volver los materiales de vida y obra del
pensador alemán en material escénico en sentido amplio. Allí estarán los
Tangos proletarios de la orquesta 34 Puñaladas; la propuesta
filosófico-musical de Darío Sztajnszrajber; la interpretación de Naty
Menstrual de poemas y un monólogo de la tragedia Oulanem escritos por
Marx; el trabajo de la Columna Durruti, integrada por la actriz y
performer Maricel Álvarez y el actor director y dramaturgo Emilio García
Wehbi, quienes harán una versión de Escorpión y Félix; y por último, la
pieza Acusmático Karl Marx, del director Rubén Szchumacher y la
compositora Bárbara Togander.
Escorpión y Félix es una novela inconclusa, cómica,
irreverente escrita por Marx a los 19 años, cuando aún era estudiante en
Berlín. Maricel Álvarez cuenta: “Fue precisamente por esta
irreverencia, propia de un material escrito en plena juventud, que
consideramos apropiado abordar la tarea desde la perspectiva iconoclasta
que caracteriza a nuestra Columna Durruti, con la cual venimos
produciendo acciones de carácter disruptivo, en contextos específicos,
desde el año 2015. Para todos Marx es el filósofo, el intelectual, el
economista, el militante comunista. Pero su faceta como artista, o sus
intentos por desarrollar un proyecto artístico durante los años de su
juventud, son poco conocidos. Y si bien en la novela se pueden
vislumbrar tímidamente y en clave cómica los lineamientos del brillante
pensador que sería, lo que prevalece es la intención, el deseo de
encontrar en la escritura un gesto artístico, estético”. Un busto de
arcilla del alemán será intervenido con frutas y verduras durante la
acción, mientras la lectura de los diferentes capítulos de Escorpión y
Félix tenga lugar. En esta operación se cruzan lo alto y lo bajo,el
retrato tallado del padre del materialismo histórico con las “cabezas
compuestas” de Archimboldo.
El Acusmático Karl Marx de Szchumacher por su parte, propone
una experiencia particular: como la palabra lo indica –acusmático: el
que oye sin ver– el espectador /oyente transitará por un espacio sin luz
atravesado por distintas fuentes sonoras, una serie de textos leídos y
sonidos grabados. Estas prosas integran precisamente la faceta más
privada del autor, plasmada en cartas, manuscritos personales que lo
tienen como autor o como protagonista. La figura que emerge como oradora
es Jenny Marx, su esposa. EL director cuenta: “Me interesaba
experimentar que la propia palabra genere una serie de imágenes. Yo
invierto siempre la frase ‘una imagen vale mas que mil palabras’ y decir
‘Una palabra vale más que mil imágenes’. Porque una palabra proyecta
millones de posibilidades, más aun desde la sonoridad de una voz. Me
parece que lo relativo a Marx, de este modo logra salir de ciertos
estereotipos y se convierte en algo más liviano para ser recibido. Y
como todo el evento tiene que ver con la velocidad, por la cantidad de
cosas que va a haber en poco tiempo, quise hacer algo que fura liviano”.
Un castillo de mil habitaciones
Además de la performática hay otras cuatro secciones de este
mega evento llamado Marx nace. Una de ellos es Marx subrayado en el que
escritores, sociólogos, historiadores, traductores, editores,
economistas, filósofos y politólogos comentarán subrayados del filosofo
homenajeado. Los textos van desde correspondencia personal hasta algunos
emblemáticos, u otros menos transitados. Entre los expositores figuran
Juan José Sebreli, Florencia Abbate, Carlos Gamerro, Esther Díaz, Damián
Tabarovsky, Mariana Dimópulos y otros. Los enfoques también serán
diversos. Eduardo Gruner, quien utiliza a Marx cotidianamente en sus
clases en la UBA y sus textos teóricos se hará cargo de El 18 brumario
de Luis Bonaparte y los Grundrisse. Felipe Pigna especialista en
Historia Argentina, aportará sus subrayados las referencias de Karl Marx
a nuestro país y la región. La periodista y socióloga Eugenia Zicavo se
ocupará del Manifiesto comunista. Cada exposición será breve e intensa:
45 minutos cada una. De un carácter similar pero más “dialectico” será
Diálogos marxianos. Cada uno de ellos aborda el marxismo en tensión con
cierta temática más amplia, en tono conversado. Entre sus oradores
estarán figuras como Beatriz Sarlo y Maristella Svampa.
Como es sabido si se trata de repensar a Marx, hay un objeto
que no podría faltar que es el film (aunque la palabra queda corta)
Noticias de la Antigüedad Ideológica: Marx - Eisenstein - El Capital. El
director clave del llamado nuevo cine alemán Alexander Kluge releyó El
capital y buscó imágenes que podrían traducirlo. Se trata de un
ejercicio demencial, que incluye todos los costados del marxismo en una
película de más de 9 horas de duración que experimenta sobre la forma
cinematográfica: a través de excursos de música contemporánea y óperas
wagnerianas, conversaciones chispeantes con los principales pensadores
vivos de Alemania como Hans Magnus Enzensberger; Peter Sloterdijk; Boris
Groys, Jürgen Habermas, Oskar Negt, Joseph Vogl. Además de
teatralizaciones de pequeños fragmentos del Capital en manos de por
ejemplo actores del Berliner Ensamble.
Por último, el evento ha producido un libro Marx: sin utopía
no hay realidad, con material inédito, entre ellos una serie de relatos
del propio Kluge (ver aparte) y otros pensadores del marxismo.
Doscientos años después del nacimiento de este prócer de la
utopía, pareciera que la pregunta es ¿Qué cosas de Marx hay que
conservar? Y la respuesta es sin duda, la naturaleza política de su
pensamiento. Para él, cambiar el mundo es lo mismo que interpretarlo. E
interpretarlo es también ponerlo en escena. De esta manera el Cervantes
se vuelve durante ese día –y esperemos que también todos los que
vendrán– en ese foro de debate, ese espacio donde la ciudadanía se
encuentra para repensarse, que siempre fue el teatro.
Fuente:Pagina/12
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