Mientras analiza encuestas y estudia los cambios de
la demanda electoral ante la crisis, el presidente Mauricio Macri
recibe una lectura optimista de sus colaboradores más cercanos. "Ganamos
en primera vuelta", aseguran los funcionarios que dependen del jefe de
Gabinete Marcos Peña, que cumplió sus primeros dos meses como
superviviente de una reducción de ministerios, en el marco de la cual
sus detractores reclamaron desplazarlo sin éxito. Para Peña las campañas
electorales siguen siendo su mayor salvavidas en tiempos de crisis. Así
como Macri le agradece haberle posibilitado la victoria que lo llevó a
la Presidencia, ahora le encargó que empiece a tensar las riendas de la
campaña en vista al año electoral que se avecina. De esos movimientos
organizativos surgen las primeras proyecciones de un Macri reelecto sin
balotaje: un pronóstico construido a partir de una polarización cerrada
con el kirchnerismo, que el PRO busca ahondar para capitalizar las
ganancias electorales de un peronismo dividido y domesticable, a pesar
de la crisis.
Los números del presente son un espejo que en la Casa Rosada
consideran borroso. En el cierre de 2018, último año no electoral del
mandato que Macri comenzó en diciembre de 2015, algunas encuestas
aseguran una victoria de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner
en una segunda vuelta con Macri. Otras no llegan a esa foto, pero
reflejan una fuerte caída en la imagen presidencial y de la gobernadora
bonaerense María Eugenia Vidal, con un incremento de su imagen negativa
al calor de la crisis y la recesión con inflación, un cóctel que para
algunos analistas anticipa todos los escenarios electorales y permite
indagar sobre intenciones de voto, que resultan muy esquivas para
Cambiemos.
En todos los casos, la centralidad que le dan a CFK es directamente
proporcional a las dudas que tienen sobre un proceso de unidad del
peronismo, bajo una sola candidatura que ponga a prueba las apuestas de
Cambiemos para evitarlo. Para profundizar la polarización con el
kirchnerismo, el gobierno también buscará antagonizar en cuestiones
culturales, migratorias y sociales. Un prisma para capitalizar la
demanda más conservadora del electorado, con un audacia discursiva que
se amparará en la elección del ultraderechista Jair Bolsonaro como
presidente de Brasil. Será una forma corrosiva (de consecuencias
imprevisibles) para eludir el debate público y el pronunciado desgaste
por la política económica del gobierno, que finalmente transformó a
Macri en "el candidato del ajuste" que tanto Peña como su asesor Jaime
Durán Barba evitaron construir en la campaña de 2015.
"Si hay rejunte, vamos a explicarle al electorado quiénes son, de
donde vienen y por qué ahora están juntos cuando hace un año se estaban
matando, algunos a un paso de caer presos", anticipa un escudero del
optimismo que cultivan en el primer piso de Balcarce 50. La advertencia
velada por momentos suena a carpetazo, pero también revela los
preparativos, y preocupaciones del oficialismo ante la hipótesis de una
confrontación compleja frente a un peronismo unificado, que cuente con
CFK adentro del armado, pero sin definir su candidatura hasta último
momento.
En una oficina donde siguen de cerca la evolución electoral, toman
distancia de las certezas de Peña. "El presidente tiene 45% de imagen
positiva, es decir, por encima de los tres tercios, que es lo creíble en
un año no electoral. No barajamos lo de la primera vuelta, pero vemos
que CFK encuentra un techo del 35% y una imagen del 65% negativa. En el
Conurbano cambia todo, porque Macri tiene una imagen negativa igual de
alta, pero en el interior está por encima del promedio nacional, es
decir 45 puntos."
Un parapeto útil para preservar a Cambiemos de la voracidad de la
crisis tiene que ver con el fracaso de la reforma electoral que Macri
intentó sancionar en el Congreso. Sin cambios, el calendario electoral
de 2019 ya cuenta con posibles comicios provinciales desdoblados en
territorios como Santa Fe, Córdoba, La Rioja, San Luis, Mendoza, Santa
Cruz, Tierra del Fuego, Neuquén, La Pampa, Río Negro, Chubut, San Juan,
Catamarca, Chaco, Tucumán, Misiones y Entre Ríos. En muchos de estos
territorios los gobernadores buscarán su reelección antes de las
generales del 27 de octubre, donde el PRO ya asegura que habrá comicios
simultáneos para gobernador en los dos distritos que controla: la Ciudad
y la Provincia de Buenos Aires.
Un escenario institucional definido a la fuerza por la cercanía del
año electoral, pero signado por una dinámica política donde la recesión
todavía no tiene fecha de vencimiento y promete extenderse en gran parte
del año próximo. En la Rosada, escupen sobre esos panegíricos y
aseguran en la pulseada de la credibilidad comienza a revertirse por el
freno en la devaluación del dólar, promovida por el actual titular del
BCRA, Guido Sandleris, el mismo que hace dos meses estrenó su cargo
anticipando que "no compraría dólares ni loco". Cerca del presidente
respiran esa brisa como si fuera una larga primavera, aunque afuera de
la Casa Rosada recién comienza un verano tan frío en materia económica,
como caliente en términos sociales. «
Fuente:Tiempo Argentino
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