Hoy,
nuestro país celebra un nuevo aniversario del Decreto de Gratuidad
Universitaria impulsado por el General Juan Domingo Perón en 1949. A 69
años de la medida que cambió para siempre el rumbo de la educación
superior en nuestro país, el desafío actual es seguir defendiendo los
derechos conquistados y avanzar aún más en materia de universalización
del conocimiento.
El
22 de noviembre de 1949 el presidente Juan Domingo Perón firmó el
Decreto N° 29.337 de Supresión de Aranceles Universitarios, a partir del
cual las universidades nacionales pasaron a ser gratuitas. Desde
entonces, la educación superior se constituyó como un derecho universal y
dejó de ser un privilegio para pocos, convirtiéndose así en modelo y
referente en toda la región.
El Decreto, que cambió radicalmente el camino del sistema
universitario argentino, establecía que “el engrandecimiento y auténtico
progreso de un pueblo estriba en gran parte en el grado de cultura que
alcance cada uno de los miembros que lo componen”. Al mismo tiempo,
declaraba que “una forma racional de propender al alcance de los fines
expresados es el establecimiento de la enseñanza universitaria gratuita
para todos los jóvenes que anhelen instruirse para el bien del país”.
De modo que la medida impulsada por Perón fomentó la incorporación de
sectores hasta entonces alejados del capital cultural y, como
consecuencia, provocó un indudable ascenso social y un significativo
aumento de la matrícula universitaria.
No cabe duda de la importancia fundamental del Decreto de Supresión
de Aranceles Universitarios en la construcción de un sistema educativo
democrático. Sin embargo, este hecho clave en la historia de las
universidades argentinas pasó inadvertido hasta que, en 2007, se declaró
el 22 de noviembre como el “Día Nacional de la Gratuidad
Universitaria”.
Hasta entonces, sólo solía recordarse a la Reforma Universitaria de
1918 como hito fundamental que cambió la historia de la educación
superior en nuestro país, y a menudo fue olvidado el vínculo entre estos
reclamos reformistas y el Decreto de gratuidad de 1949. Si la Reforma
Universitaria inició el camino hacia la democratización de la enseñanza,
la medida de Perón terminó de concretar el viejo anhelo reformista.
Los protagonistas de la gesta cordobesa de principios de siglo XX
discutieron, reclamaron y bregaron por una idea amplia de universidad
que incluía transformaciones orientadas a dejar atrás el espíritu
elitista que caracterizaba a la educación superior y, a su vez, sentar
las bases que se difundirían por toda Latinoamérica.
En 1918 se publicó el célebre Manifiesto Liminar de la Federación
Universitaria de Córdoba que establecía los principios y los propósitos
de los reformistas. Los jóvenes exigieron su participación en la vida
universitaria, el cogobierno, la autonomía, los concursos docentes, la
investigación científica, la docencia libre, la periodicidad de la
cátedra, la misión social de la universidad y la extensión
universitaria.
Sin embargo, pese al espíritu democratizador y de desarrollo de la
universidad argentina que se impulsó en Córdoba, la gratuidad de la
enseñanza no fue reclamada en aquel entonces como uno de los ejes de la
propuesta. Fue necesario esperar a 1949 para que este derecho fuera
finalmente implementado a través del Decreto que eliminó el cobro de
aranceles en las universidades nacionales.
Como resultado, junto a la apertura de la Universidad Obrera Nacional
en 1953 -antecedente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN)-, la
gratuidad abrió las puertas de la universidad a un nuevo sector de la
sociedad históricamente marginado y aislado de ella.
Ampliar las posibilidades
Desde el Decreto implementado por Perón, el camino abierto en materia
de democratización del acceso a la educación superior se fue
profundizando a partir de la creación de universidades públicas que se
fueron extendiendo por todo el territorio nacional.
Durante las últimas décadas, nuestro país fue escenario de la
apertura de numerosas instituciones de educación superior de gestión
estatal. Como consecuencia, hoy cada provincia argentina cuenta con al
menos una universidad pública, hecho que amplía aún más las alternativas
de estudio para muchos sectores de la sociedad.
Así, la Reforma Universitaria de 1918, el Decreto de gratuidad de
1949 y la creación de nuevas universidades públicas, dieron como
resultado la construcción del sistema universitario actual, integrado
por 66 instituciones alojadas en todo el país: 57 universidades
nacionales, cuatro provinciales, cuatro institutos universitarios
nacionales y uno provincial.
Se trata, sin duda, de un sistema universitario nacional que viene
resistiendo cualquier intento de arancelamiento, dado que, tal como
proclamaba el Decreto de 1949, “es función social del Estado amparar la
enseñanza universitaria” y “son las universidades especialmente las
encargadas de difundir la cultura y formar la juventud; por ello debe
ser primordial preocupación del Estado disponer de todos los medios a su
alcance para cimentar las bases del saber, fomentando las ciencias, las
artes y la técnica en todas sus manifestaciones”.
Por tal motivo, la inversión en educación, ciencia y tecnología debe
ser siempre una prioridad para evitar que las desigualdades sociales se
profundicen y las perspectivas de futuro se anulen. En el camino de
mantener y profundizar los derechos conquistados en el ámbito de la
educación superior, se vuelve necesario recordar, una y otra vez, los
propósitos del Decreto de gratuidad universitaria de 1949, como aquel
que manifestaba que “el Estado debe prestar todo su apoyo a los jóvenes
estudiantes que aspiren a contribuir al bienestar y prosperidad de la
Nación, suprimiendo todo obstáculo que les impida o trabe el
cumplimiento de tan notable como legítima vocación”.Por
Alberto Barbieri,
rector de la Universidad de Buenos Aires:
“Soy un defensor a ultranza de la gratuidad en la universidad.
Provengo de una familia trabajadora, donde fui el primero en graduarme.
Es un claro ejemplo de la importancia de la diversidad social en la
educación superior y de su carácter inclusivo, que destaca a la UBA en
su función de integrar a la sociedad.
Entendemos a la educación como un bien público y un derecho. La
gratuidad universitaria está en el ADN del pueblo argentino y es uno de
los motivos por los cuales nuestra universidad es un referente tanto en
el país como en el exterior.
En la UBA no sólo generamos excelencia académica, sino también
conocimiento, donde representamos el 30% de la investigación del país.
Estamos involucrados en asistencias a zonas vulnerables, poseemos cinco
hospitales universitarios y otros tantos premios Nobel. Esta es una
demostración clara de lo que representa en la transferencia del
conocimiento y de los mecanismos de complementación que genera el
sistema de universidad autónoma, gratuita, pública, laica y cogobernada.
Un modelo que nos enorgullece y que nos indica que vamos por el camino
correcto.“
Por Juan José Castelucci,
rector de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego:
“Desde la Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas
del Atlántico Sur, celebramos un nuevo aniversario del decreto de
gratuidad Universitaria. Hoy más que nunca seguimos defendiendo aquellos
derechos conquistados en 1949 por el Presidente General Juan Domingo
Perón, quien logró que la educación universitaria deje de ser un
privilegio para unos pocos para convertirse en un derecho y un bien
social, que posibilita la movilidad social ascendente y la
democratización del conocimiento.
Renovamos el compromiso de continuar con la lucha por la defensa de
nuestras Universidades públicas para garantizar la igualdad de
oportunidades y la equidad para que millones de hijos e hijas de
trabajadores y trabajadoras sigan accediendo a la Educación Superior de
calidad, como herramienta de transformación para la emancipación del
pueblo, por la soberanía y el desarrollo de nuestra Nación.”
Por Federico Thea y Mauro Benente,
rector y director del Instituto Interdisciplinario de Estudios Constitucionales de la Universidad Nacional de José C. Paz:
“El desarancelamiento de los estudios universitarios constituyó uno
de los hitos más importantes en la democratización de la educación
argentina. O, parafraseando a Ernesto “Che” Guevara, la mayor apertura
de las puertas de las universidades que tuvo el pueblo.
La apertura de puertas de las universidades es fundamental para
garantizar el derecho humano a la educación superior. O, dicho de otro
modo, el derecho humano a la educación superior exige una universidad
con puertas abiertas, democratizada, sin aranceles. De todas maneras, el
derecho a la educación superior no se agota en la apertura de puertas,
sino que requiere de otras medidas para que se vuelva efectivo.
Una política igualitaria de puertas abiertas exige un sistema
tributario en el cual los y las que más tienen resignen parte de sus
privilegios para garantizar los derechos de todas y todos. Una política
igualitaria de puertas abiertas, debe asegurar el desarancelamiento,
pero también las condiciones políticas y económicas para que todos y
todas puedan traspasar esas puertas abiertas.”
Fuente:Pagina/12
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