El uso de las metáforas en la historia de las ideas políticas tiene un largo recorrido. Aquellas que se asocian con el cuerpo (las entrañas del poder, el cuerpo legislativo, entre otros) o las que definen modelos sociopolíticos (norma/revolución), pero también aquellas que refieren y describen situaciones específicas. En esta línea cierto periodismo y periodistas hacen uso de metáforas cuyo objetivo es explicar la situación económica a las “personas comunes”(como en otras épocas se esgrimió la figura de Doña Rosa en el lenguaje del debate audiovisual en la década de los años ‘90).  Ahora bien, la utilización de metáforas no es ingenuo, mucho menos esclarecedor. La simplificación de un concepto que reduce a dos o tres palabras una idea cumple, en determinadas circunstancias, la función de clausura. Anula la complejidad de un pensamiento, diluye la línea argumentativa. Así, la explicación que se escucha por estos tiempos en torno a la crítica situación económica (la doméstica, la de todos los días) relaciona las medidas diseñadas por el poder político con la buena y/o mala acción de “administrar la casa”. Estas metáforas sirven para explicar, al menos, dos situaciones. Una, usted no puede gastar más de lo que recibe, y/o ingresa en su casa. Dos, esta situación es crítica porque el gobierno de Cambiemos se encontró con las alacenas del “hogar” vacías. Dos metáforas que resumen el análisis micro y macroeconómico del país. 
Para el análisis y la descripción de la crisis, los economistas de distintas corrientes teóricas han explicado y explican la situación de la argentina desde 2015 en adelante y, de este modo, el lector se queda con aquella que más se ajuste a sus preferencias o ideales. 
Lo que aquí nos interesa plantear es la función de la figura retórica en el discurso mediático. Porque en cierto sentido va a contramano de otro tipo de metáforas elaboradas por el gobierno, como la de la “tormenta” en el momento en que el Presidente tuvo que explicar el descontrol de la depreciación de la moneda. Es a contramano porque la construcción metafórica es más eficaz –por ejemplo,en el lenguaje poético– cuando mayor es la distancia entre la sustitución de un término por otro. Sin embargo, esta comparación en lugar de reforzar el sentido común dio lugar a una serie de ironías. En los casos de la sustitución del Estado y/o ministerios (que son quienes toman las decisiones político-económico)se reemplaza por algo más tangible y accesible: la casa o los bienes materiales de la misma. No es banal la sustitución, ni quizás, tampoco se pueda arrogar la falta de imaginación de los comunicadores. La simplificación tiene un sentido. El sentido inverso que tuvo la política en la polis griega. El lugar donde se debatían los grandes principios de la cosa pública. La administración de lo público. Mientras que el hogar el oikos destinado a la economía pequeña, la de subsistencia estaba fuera de las decisiones políticas.
Muchos siglos pasaron de esta división, también de la estricta separación entre lo público vs. lo privado. Pero lo que aún es claro es que las decisiones económicas de un país no son cuestiones de economía doméstica, sino decisiones de Estado. La metáfora no está meramente en las palabras que usamos para expresarnos –dicen Lacoff y Johnson– sino que es un concepto que impregna el pensamiento y la acción. Desde este lugar la metáfora de “administrar la casa” se relaciona con el “sentido común” habla en un lenguaje directo y coloquial. Se puede interpretar en un sentido literal y próximo al pensamiento cotidiano. La metáfora de la tormenta cumple con un requisito más específico de la construcción metafórica. La comparación nos introduce en un nivel de abstracción, imaginar una situación, aunque la función sea también la de sacar la responsabilidad por fuera del poder.   
El uso de estas metáforas(las relacionadas con el hogar) conlleva un significado: desacoplar el sentido político que tienen las medidas económicas. Culpar a los individuos por sus irresponsabilidades y quitar la función reguladora del Estado. Al menos por un rato… porque la vuelta a la realidad de la administración doméstica no es una metáfora. 
* Investigadora docente/UNGS.
Fuente:Pagina/12