Metáforas políticas
Beatriz
Alem problematiza acerca del uso de la metáfora en el lenguaje
mediático y del Gobierno y, en general, de las metáforas políticas para
explicar las dificultades de la coyuntura.
El
uso de las metáforas en la historia de las ideas políticas tiene un
largo recorrido. Aquellas que se asocian con el cuerpo (las entrañas del
poder, el cuerpo legislativo, entre otros) o las que definen modelos
sociopolíticos (norma/revolución), pero también aquellas que refieren y
describen situaciones específicas. En esta línea cierto periodismo y
periodistas hacen uso de metáforas cuyo objetivo es explicar la
situación económica a las “personas comunes”(como en otras épocas se
esgrimió la figura de Doña Rosa en el lenguaje del debate audiovisual en
la década de los años ‘90). Ahora bien, la utilización de metáforas no
es ingenuo, mucho menos esclarecedor. La simplificación de un concepto
que reduce a dos o tres palabras una idea cumple, en determinadas
circunstancias, la función de clausura. Anula la complejidad de un
pensamiento, diluye la línea argumentativa. Así, la explicación que se
escucha por estos tiempos en torno a la crítica situación económica (la
doméstica, la de todos los días) relaciona las medidas diseñadas por el
poder político con la buena y/o mala acción de “administrar la casa”.
Estas metáforas sirven para explicar, al menos, dos situaciones. Una,
usted no puede gastar más de lo que recibe, y/o ingresa en su casa. Dos,
esta situación es crítica porque el gobierno de Cambiemos se encontró
con las alacenas del “hogar” vacías. Dos metáforas que resumen el
análisis micro y macroeconómico del país.
Para el análisis y la descripción de la crisis, los economistas de
distintas corrientes teóricas han explicado y explican la situación de
la argentina desde 2015 en adelante y, de este modo, el lector se queda
con aquella que más se ajuste a sus preferencias o ideales.
Lo que aquí nos interesa plantear es la función de la figura retórica
en el discurso mediático. Porque en cierto sentido va a contramano de
otro tipo de metáforas elaboradas por el gobierno, como la de la
“tormenta” en el momento en que el Presidente tuvo que explicar el
descontrol de la depreciación de la moneda. Es a contramano porque la
construcción metafórica es más eficaz –por ejemplo,en el lenguaje
poético– cuando mayor es la distancia entre la sustitución de un término
por otro. Sin embargo, esta comparación en lugar de reforzar el sentido
común dio lugar a una serie de ironías. En los casos de la sustitución
del Estado y/o ministerios (que son quienes toman las decisiones
político-económico)se reemplaza por algo más tangible y accesible: la
casa o los bienes materiales de la misma. No es banal la sustitución, ni
quizás, tampoco se pueda arrogar la falta de imaginación de los
comunicadores. La simplificación tiene un sentido. El sentido inverso
que tuvo la política en la polis griega. El lugar donde se debatían los
grandes principios de la cosa pública. La administración de lo público.
Mientras que el hogar el oikos destinado a la economía pequeña, la de
subsistencia estaba fuera de las decisiones políticas.
Muchos siglos pasaron de esta división, también de la estricta
separación entre lo público vs. lo privado. Pero lo que aún es claro es
que las decisiones económicas de un país no son cuestiones de economía
doméstica, sino decisiones de Estado. La metáfora no está meramente en
las palabras que usamos para expresarnos –dicen Lacoff y Johnson– sino
que es un concepto que impregna el pensamiento y la acción. Desde este
lugar la metáfora de “administrar la casa” se relaciona con el “sentido
común” habla en un lenguaje directo y coloquial. Se puede interpretar en
un sentido literal y próximo al pensamiento cotidiano. La metáfora de
la tormenta cumple con un requisito más específico de la construcción
metafórica. La comparación nos introduce en un nivel de abstracción,
imaginar una situación, aunque la función sea también la de sacar la
responsabilidad por fuera del poder.
El uso de estas metáforas(las relacionadas con el hogar) conlleva un
significado: desacoplar el sentido político que tienen las medidas
económicas. Culpar a los individuos por sus irresponsabilidades y quitar
la función reguladora del Estado. Al menos por un rato… porque la
vuelta a la realidad de la administración doméstica no es una metáfora.
* Investigadora docente/UNGS.
Fuente:Pagina/12
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