Maria
Eva Duarte, como nació; Eva Perón, como se la conoció en sus últimos
años; o Evita, como el pueblo la bautizó, fue una figura que rompió
todos los precedentes históricos y definió una modalidad política nunca
vista hasta entonces. Durante el breve período de su actuación, al lado
de Perón, fue el centro de un creciente poder y se convirtió en el alma
del movimiento peronista, en su esencia y en su voz. Adorada y a la vez
odiada por millones de argentinos, lo que jamás provocó fue la
indiferencia.
Biografía
«Si me preguntasen qué prefiero, mi respuesta no tardaría en salir de mí: me gusta más mi nombre de pueblo. Cuando un pibe me nombra “Evita” me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama “Evita” me siento con gusto “compañera” de todos los hombres.» (Fragmento del libro “La razón de mi vida” escrito por Eva Perón en 1951).
María
Eva Duarte nació en el pueblo de Los Toldos, provincia de Buenos Aires,
el 7 de mayo de 1919. Ella, su madre Juana Ibarguren, y sus cuatro
hermanos formaban la familia irregular de Juan Duarte, quien falleció
cuando Evita tenía seis o siete años. En esa época, se trasladaron a la
ciudad de Junín, donde Eva permaneció hasta 1935.
Se sentía
asfixiada por el ambiente pueblerino y entonces, con tan sólo 15 años,
decide mudarse a Buenos Aires buscando convertirse en actriz. Sola, sin
recursos ni educación, se enfrenta con un mundo hostil y duro, cuyas
reglas desconoce. Pero triunfa: llega a ser actriz de cierto nombre, a
salir en tapas de revistas y a encabezar un programa de radio muy
escuchado.
Sin
embargo, su destino era otro. En enero de 1944, María Eva Duarte conoce
al coronel Juan Domingo Perón en un festival que la comunidad artística
realizaba en beneficio de las víctimas de un terremoto que había
destruido la ciudad andina de San Juan pocos días antes. En el mes
siguiente, ya vivían juntos y dos años más tarde regularizaron la
relación, contrayendo matrimonio en una ceremonia íntima y que no
trasciende al público. En febrero de 1946, tras una campaña electoral en
que la presencia de Evita fue marcante, Perón es electo presidente de
la Argentina.
La
oposición le trasladó a ella la antipatía y el rechazo que sentían por
Perón. El ascenso vertiginoso de “esa mujer” de orígenes humildes,
pasado dudoso y de tan sólo 27 años fue para muchos argentinos un motivo
más de repudio.
En su rol de primera dama, Eva Perón desarrolló
un trabajo intenso, tanto en el aspecto político como en el social. En
cuanto a la política, trabajó intensamente para obtener el voto femenino
y fue organizadora y fundadora de la rama femenina del peronismo. Esta
organización se formó reclutando mujeres de distintas extracciones
sociales por todo el país.
En
el aspecto social, su trabajo se desarrolló en la Fundación Eva Perón,
mantenida por donaciones de empresarios y de los propios trabajadores.
Creó hospitales, hogares para ancianos y madres solteras, dos
policlínicos, escuelas e incluso una Ciudad Infantil. Durante el año,
brindaba asistencia a los necesitados y organizaba torneos deportivos
infantiles y juveniles.
El otro bastión, y tal vez eje principal
de su popularidad, fue constituido en torno a los sindicalistas y a su
facilidad y carisma para conectarse con las masas trabajadoras, a
quienes les llamaba sus “descamisados”.
Eva Perón falleció el 26
de julio de 1952, con tan sólo 33 años y sin dejar hijos, por ocasión de
un cáncer de útero. El dolor popular no la abandonó en un velatorio que
duró más de 15 días, y no la abandonaría jamás. En el imaginario
popular, Evita se convirtió para muchos en una especie de santa patrona.
Fuente:MiBuenos Aires Querido
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