Decir
las cosas tal y como son. Caer en este atrevimiento es llamar al
ostracismo social en Alemania, el país de los ilusionistas. “¿Crisis? ¿Qué crisis?”,
se preguntan los ciudadanos de la República Federal Alemana mientras
señalan con el dedo al resto de Europa. La crisis es cosa más bien de
los demás, no nuestra. A nosotros nos va estupendamente. 2011 fue un año
récord. Por vez primera el volumen de las exportaciones alemanas a
todas las regiones del mundo rompió todos los récords y alcanzó cifras
billonarias. Alemania es una isla en auge económico rodeada por la
miseria de los países vecinos, que uno tras otro caen en la crisis.
Alemania
logró escapar de la crisis económica mundial de 2008-2009, pero se dejó
la piel en el proceso. La canciller de hierro rescató bancos en quiebra
y autorizó inyecciones económicas a la industria alemana como el
llamado Abwrackprämie, que facilitaba la adquisición de nuevos
automóviles. Gracias a estas medidas el país de las virtudes incrementó
su deuda estatal a la considerable suma de 2'1 billones de euros. A
pesar del crecimiento económico actual muchos ciudadanos alemanes
contemplan con ansiedad la llamada eurocrisis. La superioridad económica
del “modelo Alemania” no parece ser inmune a la duda.
Los
programas de austeridad impuestos por Alemania a los países de la
Eurozona han conducido a ésta y más allá a una depresión económica. La
economía de la mayoría de los países PIIGS (Portugal, Italia, Irlanda,
Grecia y España) está en dramático declive y el resto de la Unión
Europea no sale del atolladero de la crisis. La consecuencia es que los
países más endeudados de la Unión Europea pueden hacer cada vez menos lo
que, según la lógica del modelo exportador alemán, de hecho deberían
hacer: reducir la importación a crédito de las mercancias de calidad de
la industria alemana y preocuparse por obtener crecientes ganancias y
plusvalías en la exportación.
¡No temáis!
Ya el año
pasado el ritmo de las exportaciones alemanas aflojó, aunque una fuerte
caída de las exportaciones como la de Grecia (en torno al 13%) y
Portugal (9'5%) sigue siendo una excepción y ambos casos apenas
desequilibran la estrategia exportadora alemana. El 2012 está siendo
mucho peor. Las exportaciones alemanas hacia los países europeos en
crisis caen en picado, especialmente hacia España e Italia. Desde el mes
de abril las exportaciones alemanas a todos los estados europeos
retroceden sin excepción, de media del 3'6 al 4% con respecto a los
meses anteriores. El mes de junio ha causado alarma porque la producción
industrial alemana destinada a la exportación bajó hasta los niveles
del estallido de la crisis en el 2009. El índice de gestores de compras
manufacturero de Alemania se hundió en torno al 0'5% y el de toda la
economía privada –incluyendo el sector servicios– en torno al 0'8%,
alcanzando así sus niveles más bajos desde 2009. El motivo fue que los
pedidos para la exportación retrocedieron tanto como en el mes de abril
de 2009: un indicio de cómo la recesión y el estancamiento de los países
del sur de Europa puede saltar las fronteras y llegar también a
Alemania. En el 2009 todavía el 62'3% de las exportaciones alemanas se
destinaban a países de la Unión Europea, en el 2010 esta cifra cayó
hasta el 59'97%, y el año anterior lo hizo hasta el 59'1%.
Pero
se nos repite: ¡no temáis! Aunque seguimos siendo, hoy como ayer, el
estado industrial de todo el mundo más dependiente de sus exportaciones,
nuestras oportunidades de futuro se encuentran en los países emergentes
con sus imponentes índices de crecimiento. En China, en India, en
Brasil, en Rusia o también en Turquía seguiremos teniendo a partir de
ahora las ventas que necesitamos para mantener a pleno rendimiento la
máquina exportadora alemana. La historia está a nuestro favor, sobre
todo si lo vemos desde el punto de vista de la estrategia exportadora.
Pero esto no es más que una vana ilusión si tenemos en cuenta el estado
de la economía mundial actual.
Sin buenas noticias
La
industria alemana no sólo se abre paso en los mercados europeos, sino
en todo el mundo. Mientras en algunos puntos del planeta la actividad
comercial aún registra ganancias, se reduce el superávit de la balanza
comercial en términos generales. Hasta un tercio de este superávit en
sus exportaciones lo consigue Alemania con sus socios de la Unión
Europea –de los cuales sólo el 12'3% con estados de la zona euro–, los
dos tercios restantes con países de fuera de la UE, pero muy
especialmente con el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica), que hace tiempo que no parece estar dispuesto a quedar
relegado a un segundo plano.
Sólo unos cuantos ejemplos para
mostrar cómo se extiende la depresión: Brasil vive de las exportaciones,
especialmente de las exportaciones de materias primas, para las cuales
China constituye su principal mercado. Al ralentizarse el crecimiento y
bajar los precios de las materias primas, el crecimiento de Brasil se
encogió también del 7'5% en 2010 al 2'7% en 2011. Aunque Brasil es para
Alemania un socio comercial pequeño (el 1'1% de las exportaciones del
año pasado se destinaron a allí), se trata del más importante de
Sudamérica. La proporción del subcontinente en las exportaciones
alemanas es del 2%, con tendencia a la baja.
India, como socio
comercial para la República Federal mucho más relevante que Brasil,
crece desde comienzos de 2012 a un ritmo tan lento como el de hace nueve
años. Su tasa de crecimiento ha caído al 5% este año en comparación con
el mismo semestre del año anterior debido a que su industria de
procesamiento de componentes se debilita con la crisis.
El
enfriamiento de China puede observarse ya desde el 2010. Al país
asiático se le pronostica este año un crecimiento del 7'6%, el valor más
bajo desde 1999. El índice de gestores de compras para la industria
china cayó en picado en mayo y alcanzó su valor más bajo en lo que va de
año, a lo que el Banco Central chino respondió con una rebaja de la
tasa de interés preferencial. Que bajo estas circunstancias también
desciendan las importaciones chinas apenas sorprende a nadie. De ello se
concluye que no hay buenas noticias para Alemania, pues la República
Popular China, con un porcentaje de exportaciones del 6'1%, es el quinto
mayor socio comercial de Alemania. Además, desde comienzos de año se
estancan las importaciones de China en Alemania, causando irritación en
el lado chino. En el comercio con China Alemania registra hasta la fecha
un fuerte déficit. Al principio se trató de una ventaja para los
chinos. Pero de irse al traste el intercambio de mercancías con
Alemania, a China no le faltan alternativas: lo que ofrece la industria
alemana también lo pueden ofrecer con muy pocas excepciones los
proveedores japoneses o surcoreanos.
En abril y mayo una delegación del Fondo Monetario Internacional visitó Alemania y recomendó al gobierno alemán un paquete de “reformas estructurales”, del que, dicen, debería ayudar a los mercados internos alemán y europeo.
Sinpermiso - 5 de agosto de 2012
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