El
economista belga sostiene que Argentina debería “desconocer” el acuerdo
que firmó Macri con el FMI, porque viola normas constitucionales
locales y las reglas del organismo, y además fue suscripto bajo presión
del gobierno de Trump.
"Argentina está ante una oportunidad histórica”, señaló Toussaint.
“Argentina
tiene una oportunidad histórica de desconocer el acuerdo con el FMI,
porque tiene argumentos para hacerlo”, sostiene Eric Toussaint, portavoz
de CADTM, red internacional que aboga por la anulación de la deuda del
Tercer Mundo. Estuvo en Buenos Aires en la semana anterior, en la que
participó de una Audiencia Púbica sobre qué hacer con la deuda,
convocada por la diputada nacional Fernanda Vallejos. Toussaint elogió
la propuesta de Martín Guzmán, el ministro de Economía designado, de
suspender por dos años el pago de capital e intereses. “El
desconocimiento del acuerdo con el FMI respaldado en la Doctrina
internacional de la deuda odiosa consolidaría esa posición, y generaría
una corriente de simpatía en el mundo”, afirma el economista belga, que
subraya que “Macri no tenía potestad para firmarlo y el FMI fue contra
sus propios estatutos y bajo presión de Trump para dar semejante
crédito, porque además conocía las consecuencias: el pueblo argentino no
tiene por qué hacerse cargo”.
El tema deuda pareciera ser una de las claves del nuevo gobierno. ¿Qué opinión le merece la actual situación argentina?
Claro, todos los días vemos en las noticias el tema de la deuda, del FMI, si aceptar nuevos desembolsos o no, la propuesta de Martin Guzmán de suspensión durante dos años de los pagos. Se ve que hay una atmósfera de debate en torno a lo que hay que hacer con la deuda. Es una situación muy interesante, porque es un cambio de gobierno que, de cierto modo, podría ser un cambio de régimen respecto a los cuatro años de Macri. Y frente a un plan de rescate del FMI, el más masivo de toda su historia, 57 mil millones de los cuales 44 mil desembolsaron. El nuevo gobierno se encuentra en una encrucijada, y yo diría, en mi opinión, que el gobierno tendría que desconocer el acuerdo con el FMI. Porque no se respetó la Constitución Nacional en los procedimientos legales para contratar esa deuda. Las mismas reglas del FMI no fueron respetadas por el propio FMI. Sólo puede otorgar un crédito si ese crédito hace sostenible la deuda del país que lo recibe, y otorgar 57 mil millones en la situación económica que atravesaba Argentina, ningún economista serio del FMI puede afirmar que era razonable y respetuoso de las reglas del propio FMI. Está claro que hubo una intervención del presidente de Estados Unidos para ayudar a Mauricio Macri, que llevaba una política conforme a los intereses de Estados Unidos en la región. Y quería ayudar a Macri a quedarse en el poder.
¿Argentina tendría que cuestionar o desconocer el acuerdo?
Desconocer. Porque cuestionar no sirve realmente. Se han acostumbrado en el FMI a los cuestionamientos. Debería tomar una posición fuerte y decir que el pueblo votó para un cambio de gobierno, el crédito otorgado a la Argentina es contrario al interés de la Nación, por lo tanto no nos sentimos obligados a seguir con ese acuerdo. Se demostró con los resultados, que no es por razones ideológicas, sino que no se respetó la Constitución y los resultados nefastos de ese crédito están a la vista. Entonces ahí, mi planteo es argumentar en función de la doctrina de la deuda odiosa.
Hay una interpretación incorrecta de la doctrina, según la cual un gobierno puede desconocer una deuda considerada odiosa si fue contratada por un régimen autoritario o despótico. Cuando la doctrina de la Deuda Odiosa dice que la naturaleza del régimen que contrató no importa. Lo dice claramente: lo que importa es el uso que se hizo de la deuda contratada y el propósito de la contratación.
Esa doctrina dice que si la deuda ha sido contratada contra el interés de la Nación, el Estado o el pueblo, y los acreedores no pueden demostrar que no sabían cuál iba a ser el uso de la deuda, puede ser desconocida. Revierte la carga de la prueba: es el acreedor quien debe demostrar que no tenía condiciones de saberlo.
Claro, tomar ese criterio indicaría para Argentina una situación muy fuerte; no mantenerse en una situación de denuncia sino en un acto soberano unilateral, basado en argumentos de derecho internacional e interno respecto de la Constitución Nacional y los procedimientos legales para contratar deuda. El gobierno actual podría decir “no podemos cargar sobre nuestro pueblo una deuda que fue contratada contra su interés y sin respetar las reglas mínimas democráticas. Entonces, mi consejo a Alberto Fernández y a su equipo de gobierno es decir, asumiendo el tema, que hay un cambio de gobierno y las condiciones en la cual se firmó el acuerdo hacen que ese tratado no se reconozca, Macri lo firmó sin la potestad de hacerlo, y el FMI lo firmó sabiendo las consecuencias.
¿Qué indican los antecedentes? ¿Los países deudores pudieron lograr el reconocimiento internacional de que esa deuda no correspondía pagarse?
Sí, muchos. La doctrina de la deuda odiosa se elabora en los años 20 del siglo pasado, y toma los antecedentes y jurisprudencia de casos ocurridos entre fines del siglo 18 y principios del 20. En Estados Unidos, en 1837, en cuatro estados, Arkansas, Misouri, Michigan y Florida, tuvieron una crisis bancaria, el pueblo se reveló denunciando a los gobernadores anteriores por haber contratado deudas sin respetar las reglas, acuerdos con banqueros sospechados de corrupción. Loa nuevos gobiernos repudiaron la deuda, y los banqueros intentaron impugnar ante la Corte Suprema de EEUUese repudio, pero la Corte le dio la razón a las nuevas autoridades de los 4 estados que repudiaron la deuda. Es un ejemplo interesante, es una denuncia de la población no por temas dictatoriales sino por corrupción y conflicto de intereses. En México, Benito Juarez (presidente a partir de 1857) desconoció la deuda contratada por el régimen anterior con banqueros franceses. Se impuso la posición de México a nivel internacional y, luego de un período de conflictos, al poco tiempo los demás estados firmaron tratados con México reconociendo al gobierno de Juárez a pesar del repudio de la deuda internacional. Hay una cantidad de ejemplos y actos de repudio de la deuda.
¿Y que reacción internacional cabría esperar si Argentina adoptara una actitud así? ¿Qué aliados y que adversarios tendría?
La pregunta que habría que hacerse es cuál podría ser la represalia del FMI. El tema es preguntarse, ¿Precisa Argentina depender de los mercados financieros para financiar la recuperación económica? O se puede financiar con el dinero que debería pagarle al FMI, como se hizo entre 2002 y 2005, que le permitió al gobierno reincentivar la actividad económica y tener un crecimiento real?. Mi convicción es que, en la situación actual, Argentina podría a partir de sus fuerzas internas (el mercado consumo es el 70 por ciento del PBI argentino) distribuir más poder de compra a la mayoría de la población, mejorar sus condiciones de vida, salarios, jubilaciones y tener gasto público. Podría reactivar la economía rápidamente, generar empleo, demanda para los productores internos. Cuando el otro esquema es mantener el acuerdo con el FMI, encontrar el dinero para pagar a los bonistas privados, lo que implica nuevos empréstitos para refinanciar capital y pagar los intereses, mientras se mantiene un acuerdo con el FMI que no va a aceptar políticas distributivas. Va a exigir las mismas políticas por las que el pueblo de Ecuador se levantó, como en otros lugares.
Entonces, creo que hay una oportunidad histórica que se ofrece al pueblo argentino y a su gobierno, que no tiene que asumir lo que hizo el gobierno anterior. El nuevo gobierno tiene los argumentos para decir: no tenemos por qué cargar ahora con la responsabilidad de perjudicar al pueblo. Y eso para Argentina no generaría una situación caótica, el gobierno podría tomar esa ruta y generar una campaña internacional de simpatía con tal decisión.
Es una decisión política fuerte y audaz…
Claro, eso implica tener mucha fuerza, mucho coraje. Pero hubo épocas de la historia de Argentina, con los que el nuevo gobierno se identifica, que se pusieron de pie, como el de Juan Domingo Perón, que estuvo en conflicto con el FMI en los 50, y otros en la región como los regímenes desarrollistas de Lázaro Cárdenas (México) y Getulio Vargas (Brasil) que, al igualk que Perón, lograron, enfrentándose con intereses exteriores e internos, cosas favorables al pueblo, que hacen que Argentina sea diferente hoy en día a Chile o al Brasil de Bolsonaro.
¿Advierte que esta discusión esté presente en el escenario argentino, como para plantearla como alternativa de política de Estado?
Creo que esa discusión surge directamente de la situación. Que alguien como Martín Guzmán, o Stiglitz, apoyen la idea de suspensión unilateral de pago, eso ya lleva a una confrontación. Me parece que es una propuesta clara, que al menos una suspensión de pago le vendría bien a Argentina. Lo que digo es que, para consolidar la posición de Argentina de impago, hay que plantear que ese acuerdo con el FMI debe desconocerse. No solamente tener un default técnico diciendo no tengo la plata para pagar, sino que además el pueblo de Argentina no tiene que pagarla por tal y tal razón. Ponerse de pie como gobierno para hablarle a la comunidad internacional. Estoy seguro que dentro del marco de referentes como Krugman, Roubini, Stiglitz, va a ser aplaudida.
El tema deuda pareciera ser una de las claves del nuevo gobierno. ¿Qué opinión le merece la actual situación argentina?
Claro, todos los días vemos en las noticias el tema de la deuda, del FMI, si aceptar nuevos desembolsos o no, la propuesta de Martin Guzmán de suspensión durante dos años de los pagos. Se ve que hay una atmósfera de debate en torno a lo que hay que hacer con la deuda. Es una situación muy interesante, porque es un cambio de gobierno que, de cierto modo, podría ser un cambio de régimen respecto a los cuatro años de Macri. Y frente a un plan de rescate del FMI, el más masivo de toda su historia, 57 mil millones de los cuales 44 mil desembolsaron. El nuevo gobierno se encuentra en una encrucijada, y yo diría, en mi opinión, que el gobierno tendría que desconocer el acuerdo con el FMI. Porque no se respetó la Constitución Nacional en los procedimientos legales para contratar esa deuda. Las mismas reglas del FMI no fueron respetadas por el propio FMI. Sólo puede otorgar un crédito si ese crédito hace sostenible la deuda del país que lo recibe, y otorgar 57 mil millones en la situación económica que atravesaba Argentina, ningún economista serio del FMI puede afirmar que era razonable y respetuoso de las reglas del propio FMI. Está claro que hubo una intervención del presidente de Estados Unidos para ayudar a Mauricio Macri, que llevaba una política conforme a los intereses de Estados Unidos en la región. Y quería ayudar a Macri a quedarse en el poder.
¿Argentina tendría que cuestionar o desconocer el acuerdo?
Desconocer. Porque cuestionar no sirve realmente. Se han acostumbrado en el FMI a los cuestionamientos. Debería tomar una posición fuerte y decir que el pueblo votó para un cambio de gobierno, el crédito otorgado a la Argentina es contrario al interés de la Nación, por lo tanto no nos sentimos obligados a seguir con ese acuerdo. Se demostró con los resultados, que no es por razones ideológicas, sino que no se respetó la Constitución y los resultados nefastos de ese crédito están a la vista. Entonces ahí, mi planteo es argumentar en función de la doctrina de la deuda odiosa.
Hay una interpretación incorrecta de la doctrina, según la cual un gobierno puede desconocer una deuda considerada odiosa si fue contratada por un régimen autoritario o despótico. Cuando la doctrina de la Deuda Odiosa dice que la naturaleza del régimen que contrató no importa. Lo dice claramente: lo que importa es el uso que se hizo de la deuda contratada y el propósito de la contratación.
Esa doctrina dice que si la deuda ha sido contratada contra el interés de la Nación, el Estado o el pueblo, y los acreedores no pueden demostrar que no sabían cuál iba a ser el uso de la deuda, puede ser desconocida. Revierte la carga de la prueba: es el acreedor quien debe demostrar que no tenía condiciones de saberlo.
Claro, tomar ese criterio indicaría para Argentina una situación muy fuerte; no mantenerse en una situación de denuncia sino en un acto soberano unilateral, basado en argumentos de derecho internacional e interno respecto de la Constitución Nacional y los procedimientos legales para contratar deuda. El gobierno actual podría decir “no podemos cargar sobre nuestro pueblo una deuda que fue contratada contra su interés y sin respetar las reglas mínimas democráticas. Entonces, mi consejo a Alberto Fernández y a su equipo de gobierno es decir, asumiendo el tema, que hay un cambio de gobierno y las condiciones en la cual se firmó el acuerdo hacen que ese tratado no se reconozca, Macri lo firmó sin la potestad de hacerlo, y el FMI lo firmó sabiendo las consecuencias.
¿Qué indican los antecedentes? ¿Los países deudores pudieron lograr el reconocimiento internacional de que esa deuda no correspondía pagarse?
Sí, muchos. La doctrina de la deuda odiosa se elabora en los años 20 del siglo pasado, y toma los antecedentes y jurisprudencia de casos ocurridos entre fines del siglo 18 y principios del 20. En Estados Unidos, en 1837, en cuatro estados, Arkansas, Misouri, Michigan y Florida, tuvieron una crisis bancaria, el pueblo se reveló denunciando a los gobernadores anteriores por haber contratado deudas sin respetar las reglas, acuerdos con banqueros sospechados de corrupción. Loa nuevos gobiernos repudiaron la deuda, y los banqueros intentaron impugnar ante la Corte Suprema de EEUUese repudio, pero la Corte le dio la razón a las nuevas autoridades de los 4 estados que repudiaron la deuda. Es un ejemplo interesante, es una denuncia de la población no por temas dictatoriales sino por corrupción y conflicto de intereses. En México, Benito Juarez (presidente a partir de 1857) desconoció la deuda contratada por el régimen anterior con banqueros franceses. Se impuso la posición de México a nivel internacional y, luego de un período de conflictos, al poco tiempo los demás estados firmaron tratados con México reconociendo al gobierno de Juárez a pesar del repudio de la deuda internacional. Hay una cantidad de ejemplos y actos de repudio de la deuda.
¿Y que reacción internacional cabría esperar si Argentina adoptara una actitud así? ¿Qué aliados y que adversarios tendría?
La pregunta que habría que hacerse es cuál podría ser la represalia del FMI. El tema es preguntarse, ¿Precisa Argentina depender de los mercados financieros para financiar la recuperación económica? O se puede financiar con el dinero que debería pagarle al FMI, como se hizo entre 2002 y 2005, que le permitió al gobierno reincentivar la actividad económica y tener un crecimiento real?. Mi convicción es que, en la situación actual, Argentina podría a partir de sus fuerzas internas (el mercado consumo es el 70 por ciento del PBI argentino) distribuir más poder de compra a la mayoría de la población, mejorar sus condiciones de vida, salarios, jubilaciones y tener gasto público. Podría reactivar la economía rápidamente, generar empleo, demanda para los productores internos. Cuando el otro esquema es mantener el acuerdo con el FMI, encontrar el dinero para pagar a los bonistas privados, lo que implica nuevos empréstitos para refinanciar capital y pagar los intereses, mientras se mantiene un acuerdo con el FMI que no va a aceptar políticas distributivas. Va a exigir las mismas políticas por las que el pueblo de Ecuador se levantó, como en otros lugares.
Entonces, creo que hay una oportunidad histórica que se ofrece al pueblo argentino y a su gobierno, que no tiene que asumir lo que hizo el gobierno anterior. El nuevo gobierno tiene los argumentos para decir: no tenemos por qué cargar ahora con la responsabilidad de perjudicar al pueblo. Y eso para Argentina no generaría una situación caótica, el gobierno podría tomar esa ruta y generar una campaña internacional de simpatía con tal decisión.
Es una decisión política fuerte y audaz…
Claro, eso implica tener mucha fuerza, mucho coraje. Pero hubo épocas de la historia de Argentina, con los que el nuevo gobierno se identifica, que se pusieron de pie, como el de Juan Domingo Perón, que estuvo en conflicto con el FMI en los 50, y otros en la región como los regímenes desarrollistas de Lázaro Cárdenas (México) y Getulio Vargas (Brasil) que, al igualk que Perón, lograron, enfrentándose con intereses exteriores e internos, cosas favorables al pueblo, que hacen que Argentina sea diferente hoy en día a Chile o al Brasil de Bolsonaro.
¿Advierte que esta discusión esté presente en el escenario argentino, como para plantearla como alternativa de política de Estado?
Creo que esa discusión surge directamente de la situación. Que alguien como Martín Guzmán, o Stiglitz, apoyen la idea de suspensión unilateral de pago, eso ya lleva a una confrontación. Me parece que es una propuesta clara, que al menos una suspensión de pago le vendría bien a Argentina. Lo que digo es que, para consolidar la posición de Argentina de impago, hay que plantear que ese acuerdo con el FMI debe desconocerse. No solamente tener un default técnico diciendo no tengo la plata para pagar, sino que además el pueblo de Argentina no tiene que pagarla por tal y tal razón. Ponerse de pie como gobierno para hablarle a la comunidad internacional. Estoy seguro que dentro del marco de referentes como Krugman, Roubini, Stiglitz, va a ser aplaudida.
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