Por Ignacio Ramírez *
Entre
las distintas perspectivas que podrían elegirse para elaborar un
balance de lo sucedido en nuestro país durante los últimos diez años,
concentraré mi revisión en la dimensión ideológica del kirchnerismo, a
partir de una encuesta realizada recientemente.
Aproximarnos a la textura ideológica de la opinión pública implica,
siempre, caer en exageraciones binarias. A la sombra de Fukuyama y sus
pronósticos fúnebres acerca del fin de las ideologías, muchos analistas
insisten en que los análisis en clave ideológica son propios de barbudos
melancólicos que se resisten a admitir el absoluto dominio de la imagen
y el reino de los deseos individuales. En otra sintonía, una
perspectiva también bastante difundida aplica sobre el electorado una
batería de categorías ideológicas completamente ajenas al lenguaje y a
la conducta de la mayoría de los ciudadanos. Ubicados en el medio,
preferimos una postura que equilibre elementos de ambas argumentaciones.
Por un lado, es innegable el relieve menos ideologizado de la vida
pública actual en relación con la de treinta años atrás. Sin embargo,
este visible contraste histórico no significa la desaparición de los
enfoques ideológicos, de las convicciones, las identidades políticas y
las miradas sobre el mundo. El caso es que bajo la líquida atmósfera
posmoderna las ideologías emergen bajo formatos menos nítidos y no
necesariamente condensados con los folklores y los lenguajes de hace
treinta años. A través de sucesivos estudios, hemos podido acreditar la
presencia de clivajes ideológicos que surcan la opinión pública y
orientan identificaciones políticas en distintas direcciones. Diferentes
abordajes de la opinión pública nos han permitido identificar los que
son, a nuestro juicio, los tres ejes principales diferenciadores en
materia de ideas, valores y conceptos sobre el modelo de país y
sociedad.
a. El rol del Estado: distingue a quienes son partidarios de un rol
activo en la economía y quienes prefieren una presencia más
prescindente.
b. La posición sobre la disyuntiva entre libertad o igualdad:
bifurcación que de acuerdo con Norberto Bobbio da origen a las
corrientes de izquierda y derecha.
c. La inclinación por alianzas latinoamericanas o alianzas con el “primer mundo”.
A partir de las posturas de los argentinos sobre estos tres aspectos
hemos elaborado un único indicador que permita dimensionar y perfilar
las inclinaciones ideológicas de la opinión pública. Aclarado el hecho
de que la tarea de colocar títulos y categorías entraña siempre una
inevitable dosis de arbitrariedad interpretativa, encuadraremos como
orientaciones “nacionales y populares” las siguientes posiciones:
preferencia por un rol activo del Estado, elección de la igualdad como
rasgo constitutivo de la democracia y preferencia hacia alianzas con
países latinoamericanos. Construido sobre tales supuestos, nuestro
clasificador ideológico distingue cuatro grupos: a) Quienes manifiestan
los tres rasgos “nacionales y populares”, b) quienes manifiestan dos de
tres (tendencia “nacionales y popular”), c) quienes presentan una de las
tres posiciones (“mixtos”) y d) quienes no adhieren a ninguna de las
tres, a quienes llamaremos “liberales”. Veamos:
Los resultados habilitan algunas conclusiones. Al sumar los
“nac&pop” puros con aquellos que adhieren a dos de los tres valores
que forman el credo nac&pop se perfila la fisonomía de un
mayoritario consenso ideológico. Sin lugar a dudas, el dato de este 58,7
por ciento ilustra uno de los núcleos fundamentales de la cultura
política argentina actual. Tan solo dos de cada diez argentinos no
coinciden con ninguna de las posiciones que aquí hemos llamado
“nacionales y populares”.
Conocida al menos parte de la anatomía ideológica de nuestra
sociedad, resulta sencillo advertir que las victorias políticas
kirchneristas no constituyen un rayo en un cielo estrellado. El
kirchnerismo ha logrado rehabilitar y fortalecer valores subyacentes de
la cultura política argentina ligados al rol del Estado, a la búsqueda
de la igualdad y a la pertenencia latinoamericana. Asimismo, ha
conseguido articular consensos en torno de la política de derechos
humanos y del matrimonio igualitario, temas que –en contra de lo que se
cree– no rankeaban muy alto entre las demandas y preocupaciones de los
argentinos hace diez años.
En síntesis, durante la última década se ha configurado un nuevo
ecosistema cultural en el que se conjuga el regreso de las mayúsculas
(Política, Ideologías, Estado) con una serie de rasgos culturales
propios de la atmósfera simbólica de los tiempos posmodernos. La tesis
que hemos intentado compartir sostiene que el kirchnerismo expresa –es
causa y consecuencia– un consenso ideológico, cuya vigencia impide
hablar de cambio de clima o fin de ciclo.
* Sociólogo y director de Ibarómetro.
Los datos surgen de una encuesta telefónica nacional de 1500 casos realizada entre el 13 y 15 de mayo de 2013.
Fuente: Página/12
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