lunes, 13 de mayo de 2013

Ortodoxia contra pymes


Alfredo T. García

La Fundación Observatorio Pyme (FOP) ha producido recientemente un informe especial sobre “Acceso al crédito y crecimiento económico”. Todo aquel que se preocupe por la problemática de las pymes leerá este documento teniendo en cuenta los interesantes datos que ha procesado históricamente la FOP. Sin embargo, se encontrará con un material que tiene por principal objetivo criticar la política de asignación del crédito del Banco Central, en especial la Línea de Crédito para la Inversión Productiva (LCIP). Llama la atención que la herramienta más impactante que se ha instrumentado para crédito a pymes, por sus ventajosas condiciones de tasa y de plazo, además del destino de los fondos, sea tan duramente criticada.

El documento comienza haciendo un estricto análisis del bajo nivel de financiamiento en nuestro país en general, y para las pymes en particular. Establece que gran parte de esa deficiencia se debe principalmente a la escasez de depósitos derivada de la pérdida del peso como moneda de valor, y establece que su recuperación es una condición esencial para poder financiar a las pymes. Es decir, mayores depósitos para poder dar más crédito.

El análisis de cómo arriban a estas conclusiones puede descifrarse a partir de las razones que el Observatorio Pyme sustenta para tildar de ineficiente la orientación del crédito por parte del BCRA. Se abordará el tema citando párrafos del informe y reflexionando sobre ellos.

El informe aludido expresa que “La LCIP apunta a regular al mismo tiempo la cantidad y el precio del crédito dirigido hacia las PyME, y por esta razón no es compatible con un enfoque que apunte a la bancarización rentable de las PyME, estimulando la eficiente utilización de la asignación de los escasos depósitos nominados en pesos hacia los proyectos más productivos. Al impedir que los bancos puedan actuar con una política comercial de utilización de la tasa de interés de los préstamos de acuerdo con la rentabilidad y riesgo de cada proyecto de inversión presentado por las PyME, se limita el rol del sistema bancario como un seleccionador de los mejores proyectos productivos existentes en el país y a la búsqueda de financiamiento”.

La primera observación de esta frase es que aparece la preocupación por la dificultad de una “bancarización rentable de las pymes”, una cuestión que debe ponerse en discusión, puesto que no indican por qué la LCIP no es rentable. Es una aseveración que puede ser discutida. Si se analizan los costos bancarios surgirá que es rentable, aunque por supuesto menos que la obtenida con las tasas mucho más altas que los bancos cobran por esa supuesta eficiencia en la selección de riesgo y rentabilidad que propone la FOP. Sin embargo, hasta la existencia de la LCIP, en estos últimos años los depósitos crecieron significativamente y los bancos pudieron realizar la asignaciones entre riesgo y rentabilidad que desearon, pero ello no derivó en un mayor financiamiento a las pymes como el propio informe lo sustenta. Tampoco la experiencia parece avalar que el sector bancario argentino haya sido el mejor seleccionador de los mejores proyectos productivos existentes en el país. Si así fuera, sería interesante que la FOP respaldara con datos esta afirmación tan tajante.

El informe expresa también que “esta doble regulación, de cantidad y de precio, impulsó a los bancos a concentrar principalmente los esfuerzos de colocación del crédito entre sus propios clientes ya bancarizados, mejorando prioritariamente entre ellos la condición de acceso al crédito a mejores tasas. Sin embargo, a menos que los mejores proyectos de inversión existan sólo entre las pymes ya bancarizadas, el sistema bancario no estaría cumpliendo uno de sus roles claves en el desarrollo económico: seleccionar los mejores proyectos de inversión (aquellos cuya rentabilidad esperada es mayor)”.

Efectivamente, todavía queda mucho por avanzar para incorporar a muchas pymes como sujetos de crédito, pero ello no es una razón válida para criticar a la LCIP, que genera una gran oportunidad para las pymes que de otra forma no hubieran accedido a esos préstamos. Además, debe ponerse en cuestión la aseveración de que la mejor selección es de aquellos proyectos de inversión que producen una rentabilidad esperada mayor. Desde un punto de vista del desarrollo, los más elegibles deberían ser aquellos con una rentabilidad suficiente para ser sustentables y que produzcan la mayor generación de empleo. Por ejemplo, el movimiento cooperativo se caracteriza por no perseguir altas tasas de rentabilidad y precisamente por ello resulta altamente eficiente en la solución de gran cantidad de problemas productivos. Tema que ha sido reconocido por la ONU al nombrar al 2012 como el Año de las Cooperativas bajo el lema “las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor”.

En Acceso al Crédito, la FOP subraya que “además del problema de la pérdida la eficiencia del sistema bancario (que provoca esta doble regulación), existe un problema de eficacia de la misma para solucionar la demanda insatisfecha de crédito bancario de las PyME. Las estadísticas del BCRA sobre el resultado de esta regulación indican que los bancos han logrado cumplir con la doble regulación, es decir, han logrado colocar el 5 por ciento de sus depósitos a una tasa del 15 por ciento entre las empresas, lo cual es de alguna manera un indicador de la magnitud de la demanda de crédito insatisfecha de esta economía”.

No obstante, a renglón seguido reconocen que los bancos sobrepasaron en más de 1500 millones de pesos el cupo original. Para la Fundación, la LCPI es ineficiente porque no logró agotar toda la demanda: no parece un razonamiento de peso para criticar la línea de crédito del Central. Más adelante se habla de las pymes industriales, y el informe estima que recibieron 2250 millones de pesos en créditos productivos, pero que aún quedan 5000 millones de pesos de demanda insatisfecha por parte de las pymes industriales “no suficientemente bancarizadas”. El informe no tiene en cuenta la extensión de la LCPI al primer trimestre de 2013, que al menos colocaría unos 2500 millones de pesos en las pymes industriales, siguiendo similar método de estimación al utilizado. Incluso, muchas pymes podrían pasar a ser “suficientemente bancarizadas” debido a la necesidad de los bancos de colocar nuevos préstamos hacia el sector, que los hará ser más receptivos a las modalidades de las pymes.

La FOP reconoce que la disminución del Efectivo Mínimo exigible por el BCRA sobre los créditos otorgados a PyME “es acertada y compatible con el objetivo de bancarizar de forma rentable a las pymes”, un criterio llamativo para evaluar tan importante política.

Cabe observar las siete menciones positivas a la “bancarización rentable” de las pymes en el transcurso del informe sobre acceso al crédito, así como la gran cantidad de oportunidades en que se menciona negativamente a la “doble regulación” (costo y volumen) que implica la LCPI.

Se coloca a la inflación como el gran problema para el financiamiento pyme. Sin duda que cuanto menor sea la inflación la economía funcionará mejor, siempre que este menor crecimiento de los precios no se consiga a costa del enfriamiento de la economía y de la reducción de los salarios e incluso del empleo. Pero llama la atención que el informe de la Fundación Observatorio Pyme no tenga en cuenta que ese nivel inflacionario es el que hace que las tasas de la LCIP sean altamente atractivas y beneficiosas para las pymes. Tampoco existe crítica u observación alguna al escaso interés que han demostrado los bancos en otorgar créditos a las pymes en estos años de gran crecimiento de la economía, del sistema financiero y de la rentabilidad de sus entidades.

En definitiva, el texto aboga por una total liberalización de las condiciones de crédito, adhiriendo a la más estricta doctrina ortodoxa, un enfoque que se ha puesto en discusión a partir del estallido de la crisis financiera internacional, y que esconde un elevado rechazo a las políticas de direccionamiento del crédito y, por lo tanto, a la última modificación de la Carta Orgánica del Banco Central. Una Carta Orgánica que faculta a la autoridad monetaria a utilizar políticas de fomento para las pymes, para que consigan mayores plazos y menores tasas, que es lo que logra la LCIP. A partir de estas observaciones, puede concluirse que el informe de la Fundación Observatorio Pyme posee un enfoque muy peculiar sobre el financiamiento a las pymes


Suplemento CASH de Página/12 - 5 de mayo de 2013

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