Según la teoría del valor, con esto podemos comer 3 meses |
La pobreza, pero principalmente el componente de la misma relativo a la
riqueza, que se expresa a través de la desigualdad, es la condición
básica y necesaria para que existan desbordes sociales como los de estos
días.
"Se roban LCDs", gritaban algunos, burguesamente indignados.
No es inclinación natural y única del pobre tener hambre. Y por lo tanto el deseo del "pobre" no queda delimitado al ámbito de lo nutricional. No podemos esperar que en una situación de saqueo el mismo se ejerza solamente sobre los artículos que incluye el INDEC en la conformación de la canasta básica alimentaria, y suponer que solo así se demostraría que el que roba lo hace "por necesidad".
Del otro lado, también hay "justificadores" de pensamiento fantasioso y muy aburguesado.
Dice Nicolás Salvatore:
"Se roban LCDs", gritaban algunos, burguesamente indignados.
No es inclinación natural y única del pobre tener hambre. Y por lo tanto el deseo del "pobre" no queda delimitado al ámbito de lo nutricional. No podemos esperar que en una situación de saqueo el mismo se ejerza solamente sobre los artículos que incluye el INDEC en la conformación de la canasta básica alimentaria, y suponer que solo así se demostraría que el que roba lo hace "por necesidad".
Del otro lado, también hay "justificadores" de pensamiento fantasioso y muy aburguesado.
Dice Nicolás Salvatore:
Si un tipo, o una familia, se roba un plasma, ello no significa que no sea pobre, que no tenga hambre, o que no haya ido allí por necesidad. Ocurre que, desde la época de Ricardo y Marx hasta nuestros días, existe una relación de valor entre diferentes mercancías, por la cual con un plasma (revendido) morfan un par de meses. Y dos meses de morfi no entran en un changuito, entendés? Son pobres, y tienen hambre, no quiere decir que sean boludos. Son cosas diferentes. Sería bueno que lo sepas.Es hasta gracioso el planteo. Por lo ingenuamente lineal. Imaginarse a un "pobre", vendiendo el LCD y guardando la plata en una lata para ir comprándose de a poco los alimentos que no le entran todos juntos en el changuito es una de las imágenes más ridículas de las que seríamos capaces.
Eso pasa porque Salvatore no puede evadirse de su formación profesional, según la
cual todos los agentes son racionales. Y actuar racionalmente significa
reproducir la escala de valores que la cosmovisión de las clases dominantes
considera más apropiada para las clases subalternas.
Según la cual lo
primordial es garantizar el alimento presente, primero propio y después del
grupo familiar.
Más adelante garantizar el alimento futuro.
Y recién después avanzar hacia consumos más sofisticados, propios de un estrato social superior.
Un esquema de pensamiento que está muy alejado de la realidad. Los pobres quieren alimentos como cualquier persona de clase media o alta. No se fijan mucho en los valores nutricionales de los mismos sino más en el hecho de que les gusten, (por lo cual si saquean papas fritas Pringles no significa que no sean pobres "porque si lo fueran robarían sólo polenta"). Y también quieren zapatillas de marca, plasma, play esteiyon, y todas las mismas cosas que quieren en líneas generales las personas de cualquier estrato social. Y ese deseo no los convierte en más o menos pobres.
La existencia de bolsones de pobreza no está en discusión. La conflictividad social que provoca la desigualdad en el acceso a lo material no está en discusión. No necesitamos de un saqueo para saber si hay pobres o no. Los hay. Y en tanto los hay, las condiciones básicas para que se den actos de "subversión" al orden jurídico establecido están presentes, porque ese orden jurídico es el que determina la desigualdad en el acceso a lo material.
Ahora bien, la identificación pobreza=saqueo, que algunos hacen creyéndose por eso más cercanos al sentir de las clases populares (qué manera de abusar en el lenguaje de las categorías sociológicas cargadas de generalizaciones y prejuicios, pido perdón), es otro ejemplo de distanciamiento de la realidad. Creo que nadie, en ningún barrio popular, podría sostener esta defensa cerrada de los saqueadores, amparados en la necesidad, sin ser repudiados por la amplia mayoría de los vecinos.
El saqueo es una herramienta de la marginalidad. Y la marginalidad como grupo social tiene contacto con la pobreza pero no se identifican. Son como dos conjuntos con intersección. Parte de sendos conjuntos permanecen sin tocarse.
Pero seguramente habrá gente que, con mayores necesidades sin cubrir, no habrá participado de los saqueos de los que sí participaron dirigentes camioneros como el que está detenido en Campana, que no debe tener un ingreso menor a los 10 mil pesos mensuales.
Los análisis lineales suelen ser los más simples, los más falsos.
Uno no es fanático de las teorías conspirativas, pero hay por lo menos dos elementos a tener en cuenta que sugieren esa línea.
Primero, Moyano salió demasiado temprano a hablar de la "espontaneidad" de los saqueos. Me parece que más que el grado de participación de Moyano en la organización, lo que quedó claro es que tuvo la primera intención de parecer el organizador. De instalar la idea de que si no te llevás bien con Moyano se te hace difícil gobernar. Es la lógica del apriete que viene ejerciendo en el campo de la política con mucha transparencia desde aquel exhorto suizo, y que evidentemente no sabe cambiar porque no conoce otra forma. Su destino es inexorable. Quedó pegado a estos hechos, deslegitimados totalmente a nivel social, por voluntad propia, más allá de que se victimice. En realidad es víctima. Del personaje que él mismo eligió crearse.
El segundo: después del 2001, hasta los supermercadistas se dieron cuenta que cierto asistencialismo preventivo era necesario para mantener las condiciones de posibilidad de la reproducción de su capital.
Paso muy seguido por el Coto de Constitución. Es un clásico de todos los diciembres que se acerque alguna organización social con muchas mujeres con chicos chiquitos a pedir bolsas de comida, que el supermercado ya tiene preparadas con anticipación y que reparte con celeridad.
Diría que es uno de los grandes aprendizajes que les quedaron incluso a los intendentes, que buscan evitar de cualquier forma el caos en su territorio, y que son capaces de extender redes asistenciales de todo tipo para evitar los conflictos graves. Nunca hubo, desde que tengo uso de razón, una permeabilidad mayor a resolver el conflicto social por las buenas. Hasta de parte de los más insensibles de los actores: los empresarios.
No es casual que los saqueos sean a cara tapada. Y no es (este comentario) una sobreactuación de la criminalización al estilo Berni o Casal. No hay una legitimación generalizada de los mismos, porque en su mayoría la sociedad no percibe una situación de necesidad insalvable por otras vías más ordenadas, digamosles.
Inevitablemente una sucesión de saqueos es un hecho político. En esas condiciones, más todavía. Y un hecho político no se produce si un actor político no lo lleva a cabo.
Más adelante garantizar el alimento futuro.
Y recién después avanzar hacia consumos más sofisticados, propios de un estrato social superior.
Un esquema de pensamiento que está muy alejado de la realidad. Los pobres quieren alimentos como cualquier persona de clase media o alta. No se fijan mucho en los valores nutricionales de los mismos sino más en el hecho de que les gusten, (por lo cual si saquean papas fritas Pringles no significa que no sean pobres "porque si lo fueran robarían sólo polenta"). Y también quieren zapatillas de marca, plasma, play esteiyon, y todas las mismas cosas que quieren en líneas generales las personas de cualquier estrato social. Y ese deseo no los convierte en más o menos pobres.
La existencia de bolsones de pobreza no está en discusión. La conflictividad social que provoca la desigualdad en el acceso a lo material no está en discusión. No necesitamos de un saqueo para saber si hay pobres o no. Los hay. Y en tanto los hay, las condiciones básicas para que se den actos de "subversión" al orden jurídico establecido están presentes, porque ese orden jurídico es el que determina la desigualdad en el acceso a lo material.
Ahora bien, la identificación pobreza=saqueo, que algunos hacen creyéndose por eso más cercanos al sentir de las clases populares (qué manera de abusar en el lenguaje de las categorías sociológicas cargadas de generalizaciones y prejuicios, pido perdón), es otro ejemplo de distanciamiento de la realidad. Creo que nadie, en ningún barrio popular, podría sostener esta defensa cerrada de los saqueadores, amparados en la necesidad, sin ser repudiados por la amplia mayoría de los vecinos.
El saqueo es una herramienta de la marginalidad. Y la marginalidad como grupo social tiene contacto con la pobreza pero no se identifican. Son como dos conjuntos con intersección. Parte de sendos conjuntos permanecen sin tocarse.
Pero seguramente habrá gente que, con mayores necesidades sin cubrir, no habrá participado de los saqueos de los que sí participaron dirigentes camioneros como el que está detenido en Campana, que no debe tener un ingreso menor a los 10 mil pesos mensuales.
Los análisis lineales suelen ser los más simples, los más falsos.
Uno no es fanático de las teorías conspirativas, pero hay por lo menos dos elementos a tener en cuenta que sugieren esa línea.
Primero, Moyano salió demasiado temprano a hablar de la "espontaneidad" de los saqueos. Me parece que más que el grado de participación de Moyano en la organización, lo que quedó claro es que tuvo la primera intención de parecer el organizador. De instalar la idea de que si no te llevás bien con Moyano se te hace difícil gobernar. Es la lógica del apriete que viene ejerciendo en el campo de la política con mucha transparencia desde aquel exhorto suizo, y que evidentemente no sabe cambiar porque no conoce otra forma. Su destino es inexorable. Quedó pegado a estos hechos, deslegitimados totalmente a nivel social, por voluntad propia, más allá de que se victimice. En realidad es víctima. Del personaje que él mismo eligió crearse.
El segundo: después del 2001, hasta los supermercadistas se dieron cuenta que cierto asistencialismo preventivo era necesario para mantener las condiciones de posibilidad de la reproducción de su capital.
Paso muy seguido por el Coto de Constitución. Es un clásico de todos los diciembres que se acerque alguna organización social con muchas mujeres con chicos chiquitos a pedir bolsas de comida, que el supermercado ya tiene preparadas con anticipación y que reparte con celeridad.
Diría que es uno de los grandes aprendizajes que les quedaron incluso a los intendentes, que buscan evitar de cualquier forma el caos en su territorio, y que son capaces de extender redes asistenciales de todo tipo para evitar los conflictos graves. Nunca hubo, desde que tengo uso de razón, una permeabilidad mayor a resolver el conflicto social por las buenas. Hasta de parte de los más insensibles de los actores: los empresarios.
No es casual que los saqueos sean a cara tapada. Y no es (este comentario) una sobreactuación de la criminalización al estilo Berni o Casal. No hay una legitimación generalizada de los mismos, porque en su mayoría la sociedad no percibe una situación de necesidad insalvable por otras vías más ordenadas, digamosles.
Inevitablemente una sucesión de saqueos es un hecho político. En esas condiciones, más todavía. Y un hecho político no se produce si un actor político no lo lleva a cabo.
Fuente:yendoamenos.blogspot.com.ar
1 comentario:
Pobres robando plasmas para venderlos y comer por 2 meses más.
Es increíble cómo pueden creer tal estupidez, pues algunos cargaban sus camionetas con refrigeradores, plasmas y otros electrodomésticos y al mismo tiempo dentro del mismo supermercado estaba lleno de alimentos PISOTEADOS por el piso.
No es más que una burda excusa para palmotearle la espalda a gente criminal y con alma delictiva.
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