martes, 20 de febrero de 2018

La nueva tesis once

Por Boaventura de Sousa Santos



En 1845, Karl Marx escribió las célebres Tesis sobre Feuerbach. Escrito después de los Manuscritos económicos y filosóficos de 1844, el texto constituye una primera formulación de su propósito de construir una filosofía materialista centrada en la praxis transformadora, radicalmente distinta de la que entonces dominaba y de la que Ludwig Feuerbach era su máximo exponente. En la célebre tesis undécima, la más conocida, declara: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. El término “filósofos” se utiliza en un sentido amplio, como referencia a los productores de conocimiento erudito, pudiendo incluir hoy todo el conocimiento humanista y científico considerado fundamental, en contraposición al conocimiento aplicado.

A principios del siglo XXI esta tesis plantea dos problemas. El primero es que no es verdad que los filósofos se hayan dedicado a contemplar el mundo sin que su reflexión haya tenido algún impacto en la transformación del mundo. Y aunque eso haya ocurrido alguna vez, dejó de ocurrir con el surgimiento del capitalismo o, si queremos un término más amplio, con la emergencia de la modernidad occidental, sobre todo a partir del siglo XVI. Los estudios sobre sociología del conocimiento de los últimos cincuenta años han sido concluyentes en mostrar que las interpretaciones del mundo dominantes en una época dada son las que legitiman, posibilitan o facilitan las transformaciones sociales llevadas a cabo por las clases o grupos dominantes. El mejor ejemplo de ello es la concepción cartesiana de la dicotomía naturaleza-sociedad o naturaleza-humanidad. Concebir la naturaleza y la sociedad (o la humanidad) como dos entidades –dos sustancias en la terminología de Descartes– totalmente distintas e independientes una de otra, tal como sucede con la dicotomía cuerpo-alma, y construir sobre esa base todo un sistema filosófico es una innovación revolucionaria. Choca con el sentido común, pues no imaginamos ninguna actividad humana sin la participación de algún tipo de naturaleza, comenzando por la propia capacidad y actividad de imaginar, dado su componente cerebral, neurológico. Además, si los seres humanos tienen naturaleza –la naturaleza humana–, será difícil imaginar que esa naturaleza no tenga nada que ver con la naturaleza no humana. La concepción cartesiana tiene obviamente muchos antecedentes, desde los más antiguos del Antiguo Testamento (libro del Génesis) hasta los más recientes de su casi contemporáneo Francis Bacon, para quien la misión del ser humano es dominar la naturaleza. Pero fue Descartes quien confirió al dualismo la consistencia de todo un sistema filosófico.



El dualismo naturaleza-sociedad, en razón del cual la humanidad es algo totalmente independiente de la naturaleza y ésta es igualmente independiente de la sociedad, es de tal manera constitutivo de nuestra manera de pensar el mundo y de nuestra presencia e inserción en él que pensar de modo alternativo es casi imposible, por más que el sentido común nos reitere que nada de lo que somos, pensamos o hacemos puede dejar de contener en sí naturaleza. ¿Por qué entonces la prevalencia y casi evidencia, en los ámbitos científico y filosófico, de la separación total entre naturaleza y sociedad? Hoy está demostrado que esta separación, por más absurda que pueda parecer, fue una condición necesaria para la expansión del capitalismo. Sin tal concepción no habría sido posible conferir legitimidad a los principios de explotación y apropiación sin fin que guiaron la empresa capitalista desde el principio.

El dualismo contenía un principio de diferenciación jerárquica radical entre la superioridad de la humanidad/sociedad y la inferioridad de la naturaleza, una diferenciación radical que se basaba en una diferencia constitutiva, ontológica, inscrita en los planes de la creación divina. Esto permitió que, por un lado, la naturaleza se transformara en un recurso natural incondicionalmente disponible para la apropiación y la explotación del ser humano en beneficio exclusivo. Y, por otro, que todo lo que se considerara naturaleza pudiera ser objeto de apropiación en los mismos términos. Es decir, la naturaleza, en sentido amplio, abarcaba seres que, por estar tan cerca del mundo natural, no podían considerarse plenamente humanos. De este modo, se reconfiguró el racismo para significar la inferioridad natural de la raza negra y, por tanto, la “natural” conversión de los esclavos en mercancías. La apropiación pasó a ser la otra cara de la sobreexplotación de la fuerza de trabajo. Lo mismo ocurrió con las mujeres al reconfigurarse su “inferioridad natural”, que venía de muy atrás, convirtiéndola en la condición de su apropiación y sobreexplotación, en este caso consistente en la apropiación del trabajo impago de las mujeres en el cuidado de la familia. Este trabajo, pese a ser tan productivo como el otro, convencionalmente fue considerado reproductivo para poder devaluarlo, una convención que el marxismo rechazó. Desde entonces, la idea de humanidad necesariamente pasó a coexistir con la idea de subhumanidad, la subhumanidad de los cuerpos racializados y sexualizados. Podemos, pues, concluir que la comprensión cartesiana del mundo estaba involucrada hasta la médula en la transformación capitalista, colonialista y patriarcal del mundo. 

A la luz de esto, la tesis once sobre Feuerbach plantea un segundo problema. Es que para enfrentar los gravísimos problemas del mundo de hoy –los chocantes niveles de desigualdad social, la crisis ambiental y ecológica, el irreversible calentamiento global, la desertificación, la falta de agua potable, la desaparición de regiones costeras, los acontecimientos “naturales” extremos, etcétera– no es posible imaginar una práctica transformadora que resuelva estos problemas sin otra comprensión del mundo. Esa otra comprensión debe rescatar, a un nuevo nivel, el sentido común de la mutua interdependencia entre la humanidad/sociedad y la naturaleza; una comprensión que parta de la idea de que, en lugar de sustancias, hay relaciones entre la naturaleza humana y todas las otras naturalezas, que la naturaleza es inherente a la humanidad y que lo inverso es igualmente verdadero; y que es un contrasentido pensar que la naturaleza nos pertenece si no pensamos, de forma recíproca, que le pertenecemos a la naturaleza.

No será fácil. Contra la nueva comprensión y, por tanto, nueva  transformación del mundo militan muchos intereses bien consolidados en las sociedades capitalistas, colonialistas y patriarcales en que vivimos. La construcción de una nueva comprensión del mundo será el resultado de un esfuerzo colectivo y de época, o sea, ocurrirá en el seno de una transformación paradigmática de la sociedad. La civilización capitalista, colonialista y patriarcal no tiene futuro, y su presente demuestra eso de tal modo que ella solo prevalece por la vía de la violencia, de la represión, de las guerras declaradas y no declaradas, del estado de excepción permanente, de la destrucción sin precedentes de lo que continúa asumiendo como recurso natural y, por tanto, disponible sin límites. Mi contribución personal a ese esfuerzo colectivo ha consistido en la formulación de lo que denomino “Epistemologías del Sur”.
En mi concepción, el Sur no es un lugar geográfico, es una metáfora para designar los conocimientos construidos en las luchas de los oprimidos y excluidos contra las injusticias sistémicas causadas por el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, siendo evidente que muchos de los que constituyen el Sur epistemológico vivieron y viven también en el Sur geográfico. Estos conocimientos nunca fueron reconocidos como aportes para una mejor comprensión del mundo por parte de los titulares del conocimiento erudito o académico, sea filosofía o ciencias sociales y humanas. Por eso, la exclusión de esos grupos fue radical, la exclusión resultante de una línea abisal que pasó a separar el mundo entre los plenamente humanos, donde “solo” es posible la explotación (la sociabilidad metropolitana), y el mundo de los subhumanos, poblaciones descartables donde son posibles la apropiación y la sobreexplotación (la sociabilidad colonial). Una línea y una división que prevalecen desde el siglo XVI hasta hoy. 

Las Epistemologías del Sur procuran rescatar los conocimientos producidos del otro lado de la línea abisal, del lado colonial de la exclusión, a fin de poder integrarlos en amplias ecologías de saberes donde podrán interactuar con los conocimientos científicos y filosóficos con miras a construir una nueva comprensión/transformación del mundo. Esos conocimientos –hasta ahora invisibilizados, ridiculizados, suprimidos– fueron producidos tanto por los trabajadores que lucharon contra la exclusión no abisal (zona metropolitana), como por las vastas poblaciones de cuerpos racializados y sexualizados en resistencia contra la exclusión abisal (zona colonial). Al centrarse particularmente en esta última zona, las Epistemologías del Sur prestan especial atención a los subhumanos, precisamente aquellos y aquellas que fueron considerados más próximos a la naturaleza. Los conocimientos producidos por esos grupos, pese a su inmensa diversidad, son extraños al dualismo cartesiano y, por el contrario, conciben a la naturaleza no humana como profundamente implicada en la vida social-humana, y viceversa. Como dicen los pueblos indígenas de las Américas: “La naturaleza no nos pertenece, nosotros pertenecemos a la naturaleza”. Los campesinos de todo el mundo no piensan de modo muy diferente. Y lo mismo sucede con grupos cada vez más vastos de jóvenes ecologistas urbanos en todo el mundo.

Esto significa que los grupos sociales más radicalmente excluidos por la sociedad capitalista, colonialista y patriarcal, muchos de los cuales fueron considerados residuos del pasado en vías de extinción o de blanqueamiento, son los que, desde el punto de vista de las Epistemologías del Sur, nos están mostrando una salida con futuro, un futuro digno de la humanidad y de todas las naturalezas humanas y no humanas que la componen. Al ser parte de un esfuerzo colectivo, las Epistemologías del Sur son un trabajo en curso y todavía embrionario. En mi caso, pienso que aún no alcancé a expresar toda la riqueza analítica y transformadora contenida en las Epistemologías del Sur que estoy proponiendo. He destacado que los tres modos principales de dominación moderna –clase (capitalismo), raza (racismo) y sexo (patriarcado)– actúan articuladamente y que esa articulación varía con el contexto social, histórico y cultural. Pero no he prestado suficiente atención al hecho de que este modo de dominación se asienta de tal manera en la dualidad sociedad/naturaleza que, sin la superación de esta dualidad, ninguna lucha de liberación podrá ser exitosa.

La nueva tesis once debería tener hoy una formulación del tipo: “Los filósofos, filósofas, cientistas sociales y humanistas deben colaborar con todos aquellos y aquellas que luchan contra la dominación en el sentido de crear formas de comprensión del mundo que hagan posibles prácticas de transformación que liberen conjuntamente al mundo humano y al mundo no humano”. Es mucho menos elegante que la undécima tesis original, es cierto, pero tal vez nos sea más útil. 

* Doctor en Sociología del Derecho. Profesor de las universidades de Coimbra (Portugal) y de Winsconsin-Madison (EE.UU.).

lunes, 19 de febrero de 2018

La defensa del Conicet a través de “El Rey León”:“Cuando hay argumentos, se acaban las chicanas”

Un experto en nanotecnología explicó por Twitter el sentido de una investigación sobre un clásico de Disney. “Quise desbaratar la construcción de la posverdad”, afirmó sobre el hilo con el que retrucó a los críticos de la investigación aplicada.
Jorge M, el nanotecnólogo que por Twitter desmontó el discurso anticientífico.
Jorge M, el nanotecnólogo que por Twitter desmontó el discurso anticientífico. 
Imagen: Twitter @jorgenomefui
Firma como Jorge M en Twitter, y su cuenta es @jorgenomefui. Tiene una actividad moderada en la red social, sin demasiada exposición, hasta que esta semana escribió un hilo que fue una réplica certera a los críticos del trabajo que realizan los investigadores del Conicet. Eligió como tema la investigación sobre El Rey León, dentro de un listado de “las veinte peores investigaciones” y desarmó a los defensores del vaciamiento. En diálogo con Página/12 habló sobre el tema.
“La idea del hilo fue desbaratar la construcción de la posverdad”, afirmó Jorge M, que se desempeña en el Conicet como investigador adjunto. “El Conicet garantiza que haya pertinencia en los temas a investigar y que estén a cargo de investigadores idóneos”, afirmó en relación al listado propagado en Twitter. “Tomé una de las investigaciones al azar, elegí la de El Rey León, que hizo una investigadora a quien no conozco, Alejandra Martínez, y a partir de ahí desmonté los argumentos falaces de la construcción que se había hecho sobre el Conicet”.
La investigación, cuenta en el hilo, la realizó “una posgraduada en sociología que dedicó no menos de 10 años a formarse y especializarse, y labura estudiando cómo se muestran las cuestiones de género y de familia en productos infantiles”. El tema de investigación, para el cual tomó el film animado de 1994, es “Regulaciones sociales y medios de comunicación - un estudio de las representaciones de género y familia en productos culturales orientados a niñas y niños”. En palabras de Jorge M, “no es crítica de cine pochocloopinóloga de Netflix”.
Según detalla Jore M en el hilo, “no parece nada trivial estudiar qué mensajes les llegan a los más chicos a través del bombardeo mediático al que están expuestos sobre qué es una familia ‘normal’, qué cosas hacen ‘normalmente’ los varones y cuáles las nenas”. El nanoctecnólogo toma un párrafo del paper de 14 páginas: “Para doblar a personajes marginales, que en la versión original los hacen actores negros, en la versión española le ponen acento mexicano a esos mismos personajes".
Con lo cual, “la hiena no tenía que corresponderse con ‘un descendiente africano’ sino con… ¡un inmigrante pobre! Ese estudio cinematográfico que cuida tanto detalle,decidió eso. Transmitió un mensaje”. Ergo, viene la pregunta: “¿Cómo podría alguien en su sano juicio decir que ‘sobra’ una investigadora que pretende llamar la atención sobre el contenido de la obra que más impactó en toda una generación a una edad que ‘se absorbe todo’, obra en la que el marginal habla con acento?”.
Agrega que “la verdad es que no me encontré en la red a UNA sola persona de las que critica que el Conicet haya financiado esa investigación, que lo haya leído”; y estimó que “gracias a aportes como este es que un Estado puede decidir que producir una alternativa audiovisual para los más chicos no es algo que esté ‘de más’ porque total ‘ya está Disney y es re lindo’, sino que puede ayudar a proveer otras representaciones”.
En su diálogo con este diario, Jorge M afirmó que “cuando uno es científico relaciona corrientes de pensamiento y otros elementos”, y que “la utilidad” de un trabajo como el hecho sobre el dibujo animado “está clara”.
Así y todo, debió vérselas en Twitter con trolls y defensores del Gobierno. “Lucas Llach, el vicepresidente del Banco Central, propuso que yo vaya a dar clases gratis. Eso es lo que parece entender el macrismo sobre las relaciones laborales, pero no me desvié de los argumentos, porque cuando hay argumentos se acaban las chicanas”.
También consideró que un trabajo como el de El Rey León tiene correlato y aplicación en la Argentina. “Paka Paka buscó construir sentido, del modo que lo hace Disney, actuando a una edad en la que los niños son permeables. No sé si hay una intención programática o, como dice Zizek, hay ideología que trasciende, que subyace en lo que hacemos. Está bueno que se elabore un mensaje alternativo, no al estilo soviético, cercenando lo otro, sino ofreciendo otras miradas”.
A pesar del ataque de trolls y defensores a ultranzas del oficialismo, hubo otras veoces, no necesariamente opositoras, que apoyaron la argumentación de Jorge M en la red social. “Nora Bär, de La Nación, coincidió con lo que dije. Tenía como mil seguidores y esto se me fue de las manos”, cerró el nanoctecnólogo que cita a un filósofo esloveno.
Pagina/12

viernes, 16 de febrero de 2018

Desde el Plan Fénix: a casi un año del nuevo gobierno (2016)


Cátedra Abierta Plan Fénix
FCE / UBA 
 
Resultado de imagen para plan economicoHan transcurrido once meses desde que se produjo e lcambio de gobierno en la Argentina. Desde la Cátedra Abierta Plan Fénix, de la Facultad de Ciencias Económicas, UBA, hacemos llegar a la opinión pública nuestra reflexión acerca de las medidas implementadas y del curso de los acontecimientos, luego de observar con detenimiento las tendencias predominantes en la política económica.

El nuevo gobierno, identificado con las visiones liberales en lo económico, asumió su gestión en un país no exento de dificultades. Muy lejos estaba, sin embargo, de situaciones como las vividas en otros recambios gubernamentales del pasado reciente , tales como el del año 1989, con un proceso hiperinflacionario generado por un golpe del mercado, o el del año 2001, cuando estalló la crisis producida por la aplicación de las reformas económicas y las políticas macroeconómicas neoliberales.El ciclo expansivo iniciado en 2002 se había amesetado a partir de 2011, debido a crecientes dificultades, comunes algunas de ellas a los países de la región, lo que redundó en una insuficiente inversión y en restricciones en el sector externo, impidiendo un crecimiento sostenible en el mediano plazo. No obstante, existían algunas fortalezas que no hacían presagiar crisis o derrumbes económicos.

La deuda pública, externa e interna, había alcanzado niveles
administrables, y no existían dificultades para su renovación. La
conflictividad social era relativamente baja y había margen para la
toma de decisiones graduales que permitieran superar problemas
coyunturales y estructurales acumulados. La inflación había alcanzado un nivel importante, pero distaba de encontrarse en
curso un proceso de espiralización. La mayor dificultad la presentaba el frente externo, por la brusca caída de los términos de intercambio y la fuerte recesión de Brasil, nuestro principal socio comercial.

El nuevo gobierno, cuyo posicionamiento discursivo caracterizó de forma dramática el estado de la economía. Señaló como problema central la inflación, y situó al déficit fiscal como el aspecto esencial a intervenir, sosteniendo que un colapso era inminente. Sin embargo,optó inicialmente por tomar medidas distributivas que contradecían tanto el objetivo de contener la inflación como el de lograr el equilibrio fiscal. Se liberó el mercado de cambios y se produjo una de valuación del orden de 60 %, que tuvo repercusión inmediata en los precios. Ello,conjuntamente con la supresión de tributos al comercio exterior,contribuyó tanto a acelerar el proceso inflacionario como al desfinanciamiento fiscal. La apuesta mayor parece haber sido la recuperación de recursos mediante un fortísimo ajuste tarifario en los servicios públicos, que redujera el monto requerido de subsidios,y compensara así las pérdidas de ingreso fiscal. Esta estrategia entró en crisis cuando tal ajuste encontró resistencias sociales,políticas y judiciales importantes. Ante la falta de reducción del déficit fiscal, se avanzó aceleradamente en un proceso de endeudamiento externo, además de recurrir a un nuevo blanqueo de capitales.

Asimismo, se impusieron topes a los aumentos salariales muy por debajo de los índices de inflación; hubo miles de despidos, lo que permitió esgrimir la amenaza del desempleo, logrando redistribuir el ingreso en favor de los sectores más concentrados.Se justificó este curso de acción alegando, sin fundamento alguno, que los niveles de consumo alcanzados por la población de los sectores medios y bajos en la última década no eran sostenibles.
Estas medidas iniciales revirtieron una incipiente recuperación del nivel de actividad que había comenzado el año anterior. Está previsto un resultado económico recesivo para este año y se evidencia un preocupante incremento del desempleo.
 
Como  estrategia  de  fondo,  el  nuevo  gobierno  quiso  marcar  un quiebre  neto  respecto  del  gobierno  anterior  en  su  relación  con  el sector privado y en la política exterior. 
En  cuanto  al  sector  privado,  planteó  que  allanar  el   camino  a  la inversión   privada   doméstica   y   externa   sería   el   centro   de   la estrategia  de  crecimiento,  sobre  la  base  de  un  nuevo  esquema  de precios  relativos:  un  tipo  de  cambio  que  pretendió
ser  claramente más  alto  que  el  vigente  al  cambio  de  gobierno,  y  menores  costos
salariales. Este argumento fue el que justificó, desde la perspectiva del gobierno, la apresurada resolución del diferendo con los fondos buitre, tenedores  de  títulos  de  deuda  no  renegociada,  a  los  que  se concedieron   prácticamente   todas   sus   demandas.   El   discurso esgrimido, similar al del gobierno que asumió en 1989, se orientó a ganar     la    credibilidad     de     “mercados”     e     “inversores”.     El desmantelamiento  de  los  sistemas  de  control  y  seguimiento  de  la formación  de  precios  internos,  apuntó  en  la  misma  dirección,  la  de mostrar una actitud amistosa hacia los “mercados”.

El énfasis fue colocado desde el comienzo de la actual gestión en la necesidad  de  recibir  inversiones  del  exterior.  Tales  inversiones serían  el  motor  de  la  recuperación  y  el  crecimiento,  al  suplir  la insuficiencia  de  ahorro  interno  y  los  requerimiento s  de  divisas.  Se desconocía  así  la  dinámica  de  la  inversión  extranjera  directa  en  el mundo, cuyas decisiones estratégicas responden a razones mucho más  complejas  que  las  señales  coyunturales  que  pueda  lanzar  un gobierno.    En    un    contexto    de    creciente    estancamiento   y proteccionismo  global,  los  centros  económicos  mundi
ales  —a  los cuales  busca  aliarse  la  actual  gestión—,  tienden  a enviar  a  las   
 
regiones   de   la   periferia   bienes   y   servicios   terminados,   y   no inversiones.
La    mera    transferencia    de    recursos    hacia    sectores    más concentrados no es en sí misma garantía de inversión, por lo menos en  nuestro  país.  Puede  sí  llevar  a  la  fuga  de  capitales.  Así  lo atestigua  la  abundante  salida  que  ya  se  ha  registra
do  este  año, viabilizada  por  la  liberalización  del  mercado  de  cambios.  Esta  fuga
muestra  una  razonable  capacidad  de  ahorro  de  nuestro  país;  pero este  potencial  inversor  es  esterilizado,  como  en  décadas  previas, mediante  la  transferencia  de  estos  recursos  hacia  el  exterior  de  la economía nacional. 

Se  vuelve  a  insistir  en  la  confusión  conceptual  entre  inversión productiva  e  “inversión”  financiera,  que  tienen  efectos  opuestos sobre  la  producción  y  el  empleo.  Y  en  definitiva,  el  tipo  de  cambio real,  a  once meses  de  iniciada  la  gestión,  no  muestra  un  nivel  que permita consolidar un  grado de competitividad  externa  significativa, dados  los  aumentos  de  precios  provocados  por  la  devaluación,  la quita  de  retenciones,  los  aumentos  tarifarios  y  la ausencia  de  todo control sobre los mecanismos empresariales de fijación de precios.

Advertimos  el  riesgo  adicional  que  supone  la  elevada  velocidad  de endeudamiento  público  ya  concretada  este  año,  reforzada  por  la significativa  deuda  a  contraer,  según  el  presupuesto  nacional  para el   año   2017,   en   todos   los   niveles   estatales,   que   no   está Seguir leyendo
 

jueves, 15 de febrero de 2018

“Una mayor represión no trae más seguridad”

El radical Ricardo Gil Lavedra cuestionó al Gobierno por el caso Chocobar y la “nueva doctrina” impulsada por Bullrich

El referente de la UCR y coordinador de un programa dependiente del Ministerio de Justicia salió al cruce de los cambios que la ministra quiere aplicar en el Código Penal y advirtió sobre el gesto de Macri de recibir al policía.
Gil Lavedra coordina el programa Justicia 2020 y comparte estudio jurídico con el asesor presidencial Ernesto Sanz.
Gil Lavedra coordina el programa Justicia 2020 y comparte estudio jurídico con el asesor presidencial Ernesto Sanz. 
Imagen: Leandro Teysseire
A casi 15 días del respaldo de Mauricio Macri a Luis Chocobar, el caso del policía que mató a un delincuente no sólo le generó al Gobierno la apertura de un frente de conflicto en el terreno judicial sino que ahora se agudizó el enfrentamiento político al interior de Cambiemos. Ricardo Gil Lavedra, coordinador del programa Justicia 2020, dependiente del Ministerio de Justicia, marcó sus diferencias con la “nueva doctrina” propuesta por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y defendida por el jefe de Gabinete, Marcos Peña. “Es muy importante que tengamos en claro que un mayor punitivismo o una mayor represión no trae más seguridad, trae más violencia e inseguridad para el conjunto de la gente”, afirmó Gil Lavedra, quien, además de ser uno de los principales referentes de la UCR en materia legal, comparte estudio jurídico con Ernesto Sanz, ex senador y asesor de Macri. La postura del ex camarista del Juicio a las Juntas es compartida por lo bajo por varios funcionarios y dirigentes de Cambiemos, incluso algunos integrantes del PRO, que rechazan el giro encabezado por Bullrich.
“Estoy orgulloso de que haya un policía como vos, al servicio de los ciudadanos”, le dijo Macri a Chocobar el 1 de febrero. Poco después se conoció el video en el que se lo ve al agente de la policía de Avellaneda dispararle por la espalda, mientras huía, a Pablo Kukoc, el delincuente que había asaltado en el barrio porteño de Palermo a un ciudadano estadounidense. La víctima del robo ocurrido el 8 de diciembre fue atacada con un arma blanca por Kukoc, de 18 años, y otro joven de 17. Producto de los dos disparos de Chocobar, Kukoc falleció cuatro días después de llegar al Hospital Argerich. Pese a la filmación y otros testimonios recogidos en el expediente judicial a cargo de Enrique Velázquez, Bullrich realizó una encendida defensa del policía, justificó tanto su accionar como la decisión del Presidente de recibirlo como héroe en la Casa Rosada. “Este caso ratifica una mirada que tiene nuestro gobierno: las fuerzas de seguridad no son las principales culpables en un enfrentamiento. Estamos cambiando la doctrina de la culpa de la Policía. Y estamos construyendo una nueva doctrina: el Estado es el que realiza las acciones para impedir el delito.  Vamos a invertir la carga de la prueba. Hasta ahora, el policía que estaba en un enfrentamiento iba preso. Nosotros estamos cambiando la doctrina y hay jueces que no lo entienden. Lo vamos a cambiar en el Código Penal. Vamos a sacar la legítima defensa para los casos de policías”, aseguró la ministra de Seguridad en declaraciones radiales y agregó que “a partir de un video mal editado y recortado, se analiza algo que es absolutamente poco profesional”. “No entienden que Chocobar estaba en la persecución de un delito que seguía, que existía, que estaba infraganti”, remató. 
Organismos de derechos humanos, especialistas en derecho penal y seguridad interior salieron al cruce del Gobierno, que insistió en su “cambio de doctrina”. 
Las diferencias internas que hasta ahora se mantenían en reserva vieron la luz con la columna de opinión publicada por Gil Lavedra y su entrevista radial. “No corresponde a ningún otro poder del Estado valorar las constancias del expediente y la eventual responsabilidad del imputado. El genuino respeto a la independencia de los jueces es evitar influir en las decisiones de los jueces, dejar que libremente decidan lo que entiendan que por derecho corresponda de acuerdo con los hechos de la causa”, escribió el dirigente radical, ex jefe de bloque de Diputados nacionales. Sin hacer nombres propios en ningún momento, las palabras de Gil Lavedra tenían como destinatario a Bullrich y los demás funcionarios que habían defendido esa posición. “Como en cualquier caso, la acusación deberá probar que la actuación de algún funcionario policial es ilegítima. Pero presumir de modo absoluto que la policía siempre está en lo correcto es abiertamente inconstitucional”, advirtió el abogado constitucionalista, quien calificó el episodio del robo como un “hecho desgraciado”.
Respecto de la reforma del Código Penal adelantada por Bullrich, señaló que no es necesario que se creen “nuevas presunciones ni cosas estrafalarias”.  Así descalificó también al diputado del PRO, Pablo Tonelli, quien había adelantado que el nuevo Código Penal tomará en cuenta los principios planteados por la ministra. “Hay que decir una vez más que este no es el camino”, afirmó Gil Lavedra, quien además es uno de los firmantes de la iniciativa ciudadana por una seguridad democrática. Incluso el miembro de la UCR pronosticó que una iniciativa del Ejecutivo que impulse el establecimiento una presunción absoluta de legitimidad a las fuerzas no prosperaría. 
La reforma del Código Penal es un motivo de disputa en el Gabinete, ya que el ministerio que conduce Garavano viene trabajando en un anteproyecto a través de una comisión coordinada por el camarista, Mariano Borinsky.
Fuente:Pagina/12

miércoles, 14 de febrero de 2018

La educación y los mercaderes del tiempo

Opinión

Desde las fronteras de su historia, los seres humanos dialogan con el tiempo. Una duda retorna en cada etapa, siglo, año, cultura: ¿podríamos dominar el transcurrir de los sucesos? ¿o sólo vagabundeamos por el tiempo, engañados por el lenguaje? Los humanos buscaron refugio en la eternidad. Para Aristóteles, la eternidad es el tiempo que perdura siempre. Algunos maestros dudan: ¿perdurará la enseñanza?, ¿existe el aprendizaje? Pero lo intentan una y otra vez, cuando el nuevo día emerge desde el horizonte temporal, como un velero desde los confines del océano. Los esfuerzos para transmitir la cultura a nuevas generaciones fueron en ocasiones intentos de atrapar ilusiones que se escurrían de las manos. Casi siempre, dibujaron el hilo que engarza la continuidad social. 
En el siglo XVII, un checo llamado Juan Amós Comenio, pastor moravo y maestro, afirmó que la cosas dependen de un único orden, que las acciones humanas imitan a la naturaleza (nadar como el pez, utilizando “los brazos a modo de aletas, y los pies en lugar de cola, moviéndolos como el pez agita sus aletas”). El devenir de la cultura preocupaba al moravo, por lo cual se decidió a investigar, en nombre de Dios, un método que permitiera fijar el aprendizaje a un método, duro como una roca y “las palabras a las cosas”. Mas con espíritu moderno escribió que “no requiere otra cosa el arte de enseñar que una ingeniosa disposición del tiempo, los objetos y el método”, es decir que, en el pensamiento de Comenio, el orden que nos precede es susceptible de manipulación, porque “¿quién es el que desconoce que lo extenso puede contraerse y lo laborioso convertirse en sencillo?” O ¿acaso no se había inventado la máquina llamada “reloj” que divide el tiempo en fracciones, obligando a realizar operaciones mentales para construir una totalidad? En consecuencia, respecto de la educación, el checo sigue escribiendo en su “Didáctica Magna” que “no han de marchar las cosas con menor facilidad que marcha el reloj de pesas bien equilibradas. Tan suave y naturalmente como suave y natural es el movimiento de dicha máquina; con tanta certeza, por último, como puede tenerse como instrumento tan ingenioso”. 

En esas palabras nació la educación organizada sistemáticamente, que sería sustento del Estado moderno. Comenio la había dotado de la escuela materna, la escuela común, la escuela latina y la Academia, matrices de los niveles educativos actuales. Modalidades, períodos de clase y de vacaciones, horas de clase, turnos de exámenes. El maestro moravo modelaba la educación masiva en los mismos tiempos en que los misioneros católicos la extendían en América, distinguiéndose de estos últimos por su búsqueda de una institucionalidad reglamentada sobre la evangelización.   
Fue en el útero de la burguesía europea donde Comenio programó la captura del tiempo y postuló el ejemplo y la repetición como métodos pedagógicos destinados a solucionar el problema de la unidad esencial e inamovible. Desde unos siglos después los sistemas escolares masivos ordenaron el tiempo vital de niños, adolescentes y familiares, ora fijando a los alumnos en las fuentes de su origen social, ora promoviendo su movilidad. Fueron pilares del universo político cultural que llegó hasta fines del siglo XX y, como todo ese mundo, hoy son blanco de potentes proyectiles. Estos últimos apuntan contra la organización del sistema escolar en todos sus aspectos. 

¿Con qué objetivos se trata de destruir la escuela, el colegio, el instituto, la universidad? ¿De convocar a los jóvenes, como hace la reciente publicidad de Forza Italia al abandono del estudio para sumergirse en la masa de subempleados? Encabezan la operación nuevos y renovados apropiadores del tiempo, ávidos de fortunas sin sentido. Nacieron del corazón del capitalismo que creó el sistema escolar, acorde a una ley que Comenio ignoró: la de los ritmos del tiempo capitalista, marcados por la competencia sin pausa hacia la apropiación de todo lo existente en la tierra y en el cielo.

Soltar las amarras de los vínculos sociales, disolver los colectivos en unidades aptas para ser manipuladas, remover las inscripciones institucionales, son acciones destinadas reordenar las sociedades, erradicando los gérmenes supervivientes de los primeros liberalismos, del keynesianismo, de los nacionalismos populares, de las experiencias socialistas, y la posibilidad de nuevas experiencias político sociales. Es la decisión profunda que tomaron los participantes del encuentro de Mont Pelérin, que es refrendada cada año en la reunión de negocios de Davos, donde el presidente Mauricio Macri ha dedicado más de un instante a vendedores internacionales de educación.

Recientemente, ha suscitado el interés de los medios de prensa la visita de Reed Hastings (La Nación, 5/1/18), quien dice: “Noso- tros competimos contra todo, como los videojuegos”. CEO de Netflix, sostiene que Amazon, HBO u otras corporaciones no son su principal meta a conquistar (aunque claro está que no las descarta). El reto es apropiarse del tiempo, de cada instante, el del sueño, el del descanso, el de los viajes en cualquier medio de transporte. Apropiarse para obtener del tiempo de las personas la mayor ganancia posible. ¿Resulta acaso extraña la avidez del mercado por controlar los tiempos del espacio pedagógico? ¿O que para deshilvanar el tejido educativo y disponer de los individuos les urja a sus agentes desplazar y desorganizar a los docentes? 

En la operación de transformación social a la cual me refiero, son muy importantes los cambios en la noción del tiempo afectada por la revolución tecnológica. Tienen una incidencia decisiva en el proceso educativo en el que permanentemente está inmersa la sociedad, así como en la educación diagramada en las instituciones específicas. La desarticulación entre la noción de tiempo educativo institucional y la de los jóvenes actuales es innegable y se presentan síntomas que advierten sobre la urgencia de diseñar nuevas temporalidades educativas, sobre las que existen conocimientos y experiencias. Pero la angustia que nos aboca es que estamos ante una carrera en la que tratan de tomar ventaja los nuevos apropiadores del tiempo educativo. Cuentan a su favor con la pérdida de la memoria histórica, que ellos deliberadamente profundizan; con el entrenamiento en la instantaneidad programado desde los medios de comunicación; con la fragmentación de los saberes, de las sensaciones y los placeres. Es ya corriente que los medios alteren el orden de los sucesos, tanto como que el televidente o lector adopte como “real” el orden que se le presenta, o invente el que prefiera. La elipsis domina el debilitado hilo de los relatos. Se acusa a los docentes de no saber nada y de no respetar su horario de trabajo y se opta por clausurar su formación por parte del Estado; se evalúa a los alumnos mediante un flash, ignorando la película de su trayectoria, abandonando la enseñanza y desescolarizando. ¿Es la única perspectiva posible? 

Si queremos evitar que el sistema educativo sea pulverizado en miles de partículas comercializables, debemos repensar la educación al borde de dos épocas, pero su alternativa no es necesariamente el sostenido desgaste al cual la somete el gobierno argentino. La educación moderna es una condensación de sentidos largamente elaborada que, como la relación educador-educando, no cesó de producir significados. Ese es el punto de partida para recuperar el timón y establecer una nueva relación humana entre la educación y los tiempos. 
* Doctora en Pedagogía, ex diputada nacional.
Fuente:Pagina/12

La “racionalidad” del voto macrista

13 de febrero de 2018
Opinión
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Hace unos días se publicó en este diario un artículo que tenía como objetivo correr el eje de la discusión de la supuesta “irracionalidad material” de la clase media que votó a Mauricio Macri –al elegir a su “verdugo”-, argumentando que ese votante posee una “racionalidad simbólica” –separarse de los sectores populares– y está dispuesto a pagar las consecuencias de sus actos. El argumento central de la nota se puede encontrar en su final: “Dejemos de esperar que 'dejen de votarlos cuando se den cuenta de que no pueden pagar la luz'. Porque esa factura impagable es el precio que muchos pagan, voluntariamente, por mantenerse a salvo del otro. Por mantenerse, en suma, con los pobres bien lejos”.

Si bien la nota es relevante en alertar sobre un punto central del macrismo, haber podido interpelar desde lo simbólico las aspiraciones de ciertos sectores de “la clase media”, es preciso desanudar un poco más algunos elementos para tratar de comprender –inacabadamente, desde ya– su triunfo en 2015 y 2017.

(No tan) recientes investigaciones dieron cuenta de que no es posible segmentar a la clase media, aquella que llegó a representar a dos tercios de la población en la Argentina, únicamente por sus ingresos, en la medida en que ésta también incluye elementos asociados al “capital social”. De este modo, no es cierto que se pueda hablar de la clase media como una categoría “homogénea” ni en lo ideológico ni en lo material. Amplios sectores de la clase media se pronunciaron en favor del macrismo, quizá para distanciarse de los sectores populares –pero no sólo por eso–, pero también la clase media es parte de la base social del kirchnerismo. A su vez, su composición no es homogénea en ingresos: existe clase media “alta”, “media” y “baja”.
En este marco, los aumentos de los servicios públicos tienen impacto dispar sobre “estas clases medias”: mientras que para el primer sector –integrado también por kirchneristas– los aumentos pueden afectar su ahorro; para los otros, si se eliminan completamente los subsidios a los servicios públicos, los incrementos pueden pauperizar sus ingresos impidiendo que, por ejemplo, sus hijos asistan a colegios privados, lo que dificultaría su apoyo al gobierno, aun de aquellos que lo votaron.
Pero lo más relevante a tener en cuenta es que esta cuestión simbólica y aspiracional que puede encontrarse en la “clase media” también anida en parte de los sectores populares que tildan de “vagos” a quienes reciben el “plan”, que los hace distanciarse, en lo discursivo, de sus pares. Además, vale recordar que en la Ciudad de Buenos Aires el macrismo ganó en todas las comunas, por lo que obtuvo el voto de todos los sectores sociales, algo que habría que analizar con más detalle en el resto del país.

Asumir que el problema es “la clase media” por ser un actor social intrínsecamente reaccionario impide avanzar en la búsqueda de las posibles causas que permitan explicar por qué ciertos sectores que en 2011 votaron abrumadoramente por Cristina Kirchner, en las últimas elecciones se volcaron por Macri (vale recordar que en 2015 por la mínima diferencia).

Los elementos simbólicos y aspiracionales que el macrismo supo movilizar como pocas veces sucedió en la Argentina reciente se “montan” sobre un escenario económico en el que las significativas mejoras generadas desde 2003 comenzaron a detenerse desde 2011. Es decir, a la “racionalidad simbólica” para explicar el fenómeno se le podría agregar una “racionalidad material estructural”.  En el marco de la crisis internacional, la economía inició un proceso de ralentización del Producto Bruto Interno como resultado de la emergencia de la restricción externa, que explica los límites a la compra de divisas y la intensificación de la puja distributiva con consecuencias negativas para los salarios –producto de la elevada inflación– que se mantuvieron relativamente estancados, con leves mejoras hasta 2015, al igual que la precarización laboral (que afectaba a un tercio de la población) y la pobreza e indigencia. Sólo por mencionar algunos elementos centrales.

No caben dudas de que el macrismo supo interpelar a un conjunto amplio de la sociedad a través de una lectura acertada de la opinión pública –ayudado por los grandes medios de comunicación–. En lo discursivo, el Macri de 2015 estaba lejos de aquél que en 2002 señaló que “los cartoneros tienen una actitud delictiva porque se roban la basura”. Y en ese punto radica el principal poder simbólico y de persuasión del macrismo. Pero no se puede desconocer que las dificultades económicas que impidieron seguir mejorando el nivel de vida promedio de la sociedad fueron un caldo de cultivo para que cierta porción del electorado sensible a los medios, cambiara drásticamente su voto. Quizá esto contribuya a entender, en parte, por qué luego del amplio triunfo del kirchnerismo en 2011, las siguientes elecciones las ganó la derecha del país.
* Conicet/Area de Economía y Tecnología de Flacso.
Fuente:Pagina/12

martes, 13 de febrero de 2018

La Francia de hoy se incomoda con su Mayo del 68

¿Cómo celebrar libremente un acontecimiento histórico en un tiempo que encarna su negación más radical? Ese interrogante se abre en momentos en que las retóricas reaccionarias han infiltrado los medios y las urnas.
Los estudiantes iniciaron la ocupación de universidades en marzo del 68; en la foto uno de sus líderes, Daniel Cohn Bendit.
Los estudiantes iniciaron la ocupación de universidades en marzo del 68; en la foto uno de sus líderes, 
Daniel Cohn Bendit. 

Imagen: AFP
PáginaI12 En Francia
Desde París

La actualidad los ha cruzado en un encuentro que traduce muy bien las batallas
 ideológicas en curso. El mismo año en que la literatura fascista está de moda
y adquiere en las librerías una legitimidad que ya había conquistado en las urnas hace mucho, se cumple medio siglo del levantamiento estudiantil de Mayo de 1968. Este hecho transformó
la historia contemporánea de Francia y al mismo tiempo su impacto se expandió
a través del mundo. Hoy, sin embargo, incluso en una sociedad como la francesa
que no suele esconder su historia, reivindicar aquellas jornadas donde se proclamaba
“sean realistas, pidan lo imposible”, “corre camarada, el viejo mundo está detrás
de ti”  o “la imaginación al poder”, resulta incómodo. Las retóricas reaccionarias
 ha infiltrado los medios y las urnas, el centro derecha liberal está de moda,
ha logrado absolver al socialismo y a parte de la derecha moderada al tiempo
que la izquierda más radical, descendiente de aquellas jornadas, no despega
más allí de sus simpatizantes. 
Cualquier mención o homenaje a alguna forma de revolución o revuelta
es engorroso. En tiempos de consenso “ni de izquierda, ni de derecha”,
la revolución es una especia demasiado cargada, tanto más cuanto que en mayo
de 1968 convergieron en una causa común dos fuerzas: los estudiantes, que
paralizaron las universidades, y los obreros, protagonistas de la huelga general
más extensa que se había visto desde 1936. Mayo del 68 cambió el molde político
y social de Francia, le costó luego la presidencia al General de Gaulle y liberó
a Francia de las camisas de fuerza que ataban a la sociedad desde finales
de la Segunda Guerra Mundial. 
Entre muchos otros cuestionamientos, los estudiantes de Mayo del 68
pusieron en tela de juicio la sociedad de consumo. Visto desde hoy donde un
montón de párvulos duermen en la calle para comprar antes que nadie el último modelo
de un teléfono celular, esa consigna puede parecer una aberración. La derecha y
 el centro derecha consideran que ganaron la “batalla de las ideas”. Nicolas Sarkozy,
cuando era candidato a las elecciones presidenciales de 2007, fue el primero
en emprender la guerra “para liquidar de una buena vez por todas el legado de mayo del 68”. Lo acompañaron en esa empresa de desmantelamiento toda una serie de intelectuales, muchos
de los cuales provenían de la izquierda, y a quienes se calificó como “los nuevos
 neoreaccionarios (Maurice G. Dantec, Michel Houellebecq, Pascal Bruckner,
Alain Minc, Bernard Henri-Lévy, Luc Ferry, Alain Finkielkraut, Pierre-André Taguieff,
Pierre Nora). Este grupo, en nombre del “descubrimiento de lo real”, cuestionó cada
uno de los principios del mayo francés, desde la liberación de las costumbres,
la ideología de los derechos humanos, la igualdad, la cultura de masa hasta
las sociedades mestizas (hoy llamadas multiculturales). Tuvieron mucho éxito.
En un libro de Daniel Lindenberg publicado en 2002 y reeditado hace dos años,
Le Rappel à l’ordre. Enquête sur les nouveaux réactionnaires (Llamado de atención.
Investigación sobre los nuevos reaccionarios), el autor constataba la virulenta vigencia
de este desmontaje de los cimientos del mayo francés. Según el autor, en Francia
y en las sociedades mundiales se ha plasmado una “revolución conservadora”
con cinco pilares que “liberaron la palabra reaccionaria”: odio a la democracia,
cuestionamiento al Mayo del 68, islamofobia, obsesión por la identidad y
 promoción de la idea de una guerra entre el Occidente y el Islam.
Lindenberg sostiene que en este contexto, “los nuevos reaccionarios ganaron
la batalla de las ideas”. Esos discursos reaccionarios sedujeron tanto a los
conservadores como a muchos progresistas que se sentían “huérfanos de las utopías
del 68” (Lindenberg). La tarea de estos intelectuales y de los discursos políticos que
circulan desde hace poco más de 15 años consiste en lo que Daniel Lindenberg
llama “desconstruir a los desconstructores”, o sea, restarle legitimidad a quienes,
en el 68, “buscaron desconstruir” la sociedad de esa época. 
¿Cómo celebrar entonces libremente un acontecimiento histórico en untiempo que
encarna su negación más radical ?. El mayo francés fue mixto:económico, los
obreros, y cultural, los estudiantes. Este grupo irrumpió contra el imperialismo
norteamericano, la guerra de Vietnam, sus condiciones de vida degradadas,
la falta de universidades, el sistema selectivo, la rigidez del poder, la ausencia de
libertades individuales y toda una serie de protestas contra el modelo socio cultural.
Los obreros, a su vez, se levantaron contra el desempleo, los bajos salarios,
el autoritarismo del patronato. El movimiento obrero lanzó dos huelgas gigantes
en 1967 y 1968 mientras que los estudiantes iniciaron la ocupación de las universidades
a partir de marzo del 68 (Universidad de Nanterre, de la Sorbona) Sus líderes eran
Daniel Cohn Bendit (luego diputado ecologista europeo),Serge July, (futuro director
del diario Libération) y Bernard Henri-Lévy (futura cabeza pensante de los
nuevos reaccionarios). La cronología es extensa y va hasta finales de mayo.
Esas semanas de revuelta diseñaron otra Francia, otro mito que hoy se está
demoliendo. “La época es peligrosa”, escribe el autor de Le Rappel à l’ordre.
Enquête sur les nouveaux réactionnaires. El politólogo Gaël Brustier agrega
sin dudar que “la derecha ganó la batalla cultural de este principios de siglo XXI”. 
La celebración es terreno minado. Al principio, el presidente francés, Emmanuel
Macron (nació 9 años después del 68), tenía previsto participar en las
conmemoraciones. El Palacio presidencial del Elíseo explicó que “sin dogmas ni
prejuicios” la presidencia deseaba “reflexionar” sobre esos hechos porque “el 68 fue
un tiempo de utopías y de desilusiones y a decir verdad ya no tenemos más
utopías y hemos vivido demasiadas desilusiones”.
La expectativa sobre la participación presidencial duró poco. Macron
decidió al final no integrar las conmemoraciones. Demasiadas cosas en una
misma fecha: Francia que se transformaba, la Primavera de Praga y su violenta represión,
las manifestaciones en los Estados Unidos, la matanza de Tlatelolco en México,
las manifestaciones de los estudiantes en toda Europa. El Mayo Francés está amordazado
. La derecha (diario Le Figaro) lo llama “una comedia” y a la izquierda le falta voz y
potencia para sacarle de las entrañas de la historia lo mucho que aún tiene que decir.
Los neo reaccionarios han impuestos sus temas y convencido a las sociedades que
 la batalla no está en la justicia, la igualdad, la democracia, el derecho o las libertades
sino contra el islam, el terrorismo y la inmigración. El Estado islámico, esa otra
creación de la barbarie occidental, ha sido un precioso aliado circunstancial
en esta confrontación de ideas entre los pujantes conservadores y una izquierda
que, lentamente, ha ido perdiendo sus lugares de legitimidad. Ahora buscan
con empeño robarle su historia.
Fuente:Pagina/12

viernes, 9 de febrero de 2018

Destacan reactivación de fábrica fueguina:Produce aire acondicionados

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porBAE Negocios
El gobierno de Tierra del Fuego calificó de "histórica" a la reactivación de la empresa Foxman Fueguina, cuyos 45 operarios resistieron el cierre de la planta durante casi dos años y desde enero volvieron a trabajar en equipos de aire acondicionado.
Los trabajadores de la empresa del municipio fueguino de Río Grande habían resistido el cierre de la planta vendiendo choripanes y alquilando las instalaciones para que se realicen partidos de fútbol de salón.
Si bien la empresa se reactivó con la producción de equipos de aire acondicionado para las marcas Crown y Emege, proyectan dedicarse a televisores, microondas y teléfonos celulares.

Fuente:BAE

jueves, 8 de febrero de 2018

El reverso obsceno de la ley

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La palabra ley invade las pantallas de los grandes medios y las redes sociales. Pero el uso del término no enuncia una demanda o un deseo de ley sino justamente su denegación. Como si estuviéramos viviendo un carnaval en el que los roles y las reglas se hubieran invertido.
En esta legalidad obscena, la ley toma partido. Las reglas sociales dejan de ser tales para ser simplemente trabas burocráticas para la realización de negocios concebidos como el bien absoluto. En esta fantasía, quienes son calificados como “agentes de la ley”, son, por ese hecho, colocados por encima de la ley. Así, el Presidente de la República, con el propósito de realizar un gesto “en apoyo a los policías y contra los jueces garantistas”, recibe como héroe a un sujeto actualmente procesado por haber matado por la espalda, como señaló La Nación en su portada. 
Pareciera no tener importancia que el artículo 116 de la Constitución prohíba expresamente al Poder Ejecutivo conocer en causas pendientes o restablecer las fenecidas. Escasos días después policías y ladrones se disparan en pleno centro de Buenos Aires. Una jueza y un empleado judicial fueron heridos. Hubo fortuna teniendo en cuenta la cantidad de balas disparadas. El carnaval incluye un western clase B.
Para intervenir sindicatos se utilizan jueces que carecen de competencia legal para conocer la cuestión, para evitar tanto el análisis de las causas taxativas que enuncia la Ley de Asociaciones Sindicales para la intervención, como el control sobre los actos de la intervención. De este modo, un control distraído de legalidad permite hacer de la intervención una amenaza.
Algunos jueces acuden a novedosas teorías jurídicas, como los poderes residuales que son aplicables sólo a una categoría de sujetos: los funcionarios del gobierno anterior. La legalidad no repudia la novedad, lo que repudia son la normas “ad hoc”.
La ley instaura en la sociedad la terceridad, lo que está entre sujetos. Sin la mediación de la ley no hay otra cosa que el cara a cara de una relación imaginaria que es siempre de amor-odio. Sólo la ley apacigua y hace posible la relación social.  
Sólo hay imperio de la ley cuando no es la categoría del sujeto la que determina las consecuencias jurídicas sino la objetividad de la ley. Esto, no hace olvidar que la ley, como todo texto es interpretada por un sujeto. Parafraseando a Aristóteles diría que la ley puede ser dicha de muchas maneras, pero no de todas. Lo que constituye el reverso obsceno de la ley es interpretarla de acuerdo al nombre de los sujetos implicados o la interpretación aberrante.
Lo grave es que esta demanda de carnaval, de bestialización, como dijera Roberto Caballero, está marcando todas las creencias. Se elige de que lado está el bueno y, a partir de allí, el malo debe ser castigado. Esos son los niveles de infantilización a los que estamos llegando.   
Un juez comercial ordena un allanamiento del domicilio en el que tiene su sede la Asociación de Madres de Plaza de Mayo. Es difícil imaginar qué razones de peso hicieron necesario habilitar la feria judicial por una demanda de contenido patrimonial en un domicilio que no es de la Fundación concursada. Eso puede y debe ser discutido. Pero no se puede considerar arbitrario que el juez no haya notificado la medida. Es deber del juez tomar las medidas cautelares sin que el destinatario de la medida la conozca. ¿Qué diría usted de un juez que hiciera saber una medida de embargo sobre una cuenta bancaria al empleador que debe salarios? No es el nombre del sujeto lo que hace a la legalidad sino la medida. Por supuesto, sería gravísimo que el allanamiento hubiera sido dictado por el nombre de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo.
Lo mismo sucede con la decisión de la jueza federal de San Martín que modifica la medida cautelar que ella misma había ordenado, sobre el funcionamiento de un aeropuerto en la base de El Palomar. De acuerdo a la resolución judicial, la actividad aérea autorizada cautelarmente es de tres vuelos diarios, los polvorines existentes al momento de ordenarse la cautelar han sido vaciados de material explosivo y las áreas utilizadas por la dictadura para la desaparición de personas se mantienen preservadas y, fundamentalmente, existe una pericia de la Universidad Nacional de La Plata que descarta el riesgo ambiental.
Es de recordar que el ámbito cautelar es el de la apariencia (verosimilitud) y una pericia de una Universidad Nacional, aunque pueda y deba ser discutida con intensidad en el proceso de conocimiento, afecta la verosimilitud.
A partir de ese momento, quienes habían cantado loas a Martina Forns, denuncian la “traición” de una jueza “nuestra”. No pretendo ni puedo opinar sobre la corrección de la medida. Simplemente es una decisión razonable. Lo que intento señalar es que un juez, para ser tal, no es de nadie ni sirve a nadie. Sólo sirve y pertenece a la ley que, en su objetividad, es algo, no alguien.
Quienes demandan una justicia más allá de las normas vigentes, están demandando que el juez ocupe el lugar de un Poder Ejecutivo o de un Poder Legislativo vicario. Nada hay mas totalitario, peligroso y antidemocrático que el gobierno de los jueces. El Lawfare no es una novela ficcional de intrigas. 
Ninguna ley es justa, toda ley tiene un punto ciego que derrumba la igualdad que se proclama. Pero cambiar el texto de la ley no es la tarea de los jueces. Es tarea de la gente cuando adviene Pueblo por efecto de la acción política.
* Juez de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo. Doctor en Ciencias Jurídicas.
Fuente:Pagina/12

Pena de muerte


Otra vez la saturación, el tema que se repite hasta centralizar la agenda. La denuncia contra los testigos mapuche en el caso Maldonado aparece en medio del desmoronamiento de la figura de Mauricio Macri, el presidente más protegido por los medios corporativos, que ahora se lanzan a ese ametrallamiento temático, ese taladro de cerebros sobre los derechos sagrados de las fuerzas de seguridad para cortar cabezas o realizar las famosas cirugías de la dictadura contra la guerrilla y el delito.
La imagen de Macri se viene cayendo desde fines del año pasado. El blindaje mediático fue perforado. El saqueo a los jubilados con la reforma previsional, el escándalo Triaca con acomodos de amigos en sindicatos intervenidos sumados a las amenazas a su personal doméstico y ahora la alta inflación, los súperaumentos de tarifas, más el precio de las naftas que las ubica entre las más caras del mundo en un país que tiene petróleo, todos esos desastres tienen la cara del ingeniero. Fue imposible de evitar. El asalto a los jubilados ablandó el muro de protección que Triaca terminó de agujerear y fue desbordado por el malestar por la carestía de la vida.
Con las defensas frontales caídas, el gobierno abrió otro frente lateral. Viene disputando el centralismo de la agenda socioeconómica con una campaña a favor de la mano dura y el gatillo fácil. Cree que la autopsia de Santiago Maldonado fue desfavorable para los mapuches y el movimiento de derechos humanos y sabe que con la mano dura fideliza el voto propio y genera turbulencias en la oposición.
Con ese discurso tratan de desplazar la atención sobre  la situación socioeconómica: Durán Barba habla de instaurar la pena de muerte, Patricia Bullrich deja trascender que se propondrá una ley por la cual todas las situaciones de violencia que involucren a fuerzas de seguridad, ya sean muertes violentas de cualquier manera, deben ser consideradas como “actos de servicio”. Ahora le tocó el turno a esta denuncia del gobierno y la gendarmería por falso testimonio contra los testigos mapuches.
Técnicamente es una denuncia que funciona para el ruido mediático porque todavía faltan declarar testigos que pueden corroborar lo que dijeron los ahora acusados. Pero también es una forma de amedrentamiento a esos testigos que ven cómo son perseguidos quienes los antecedieron. Ningún juez podrá expedirse hasta que declaren todos los testigos y se presenten todas las pruebas. No esperaron para hacerla porque aunque tenga esas fallas de origen, necesitan difundirla ahora como parte de la campaña para frenar la caída de la imagen presidencial.
Primera sospecha: a los intelectuales orgánicos de la derecha no les interesa debatir sobre la reforma judicial o sobre la defensa escandalosa del gobierno al ministro de Trabajo que tenía a su personal contratado en negro y les pagaba con acomodos en sindicatos intervenidos. A esos intelectuales no les interesa debatir sobre las tarifas sobredimensionadas. Pero les interesa que el progresismo, la izquierda y los sectores populares hagan un debate “democrático” sobre el derecho a la represión “democrática” por parte de un gobierno “democrático”. Todos muy democrático. Segunda sospecha: La sobreactuación en el caso del policía Chocobar fue llamativa. Apareció como una provocación para que la oposición reaccione con enojo. Y la frutilla del postre, la confirmación de la maniobra, fueron las declaraciones de Durán Barba. Todo parece una exageración y esa característica es la confirmación de que se trata de una maniobra, que por supuesto también tiene un objetivo específico en el caso de la muerte de Santiago Maldonado.
El Gobierno abre un nuevo flanco de confrontación. Se siente más seguro reivindicando la mano dura que defendiéndose de las protestas. No intenta aparentar que busca la unidad. Sale a provocar y a generar bronca. Faltan dos semanas para una gran movilización popular y trata de correr el eje de atención. Busca afectar esa convocatoria. Es la misma estrategia de la derecha desde que asumió el gobierno. Y la oposición ha corrido detrás de ella. Los medios abandonan el tema Triaca, el precio de la nafta y se centran en Chocobar, Durán Barba y Patricia Bullrich. Aunque lo critiquen, al Gobierno no le interesa porque en el tema de la mano dura lleva la ofensiva, mientras que en el socioeconómico está totalmente a la defensiva. La disyuntiva de la oposición es la contraria: redoblar la ofensiva en el plano en el escenario de los salarios, las jubilaciones, la inflación y las tarifas sin abandonar el nuevo flanco que abrió el Gobierno y no permitir que avance en esa línea de represión.
Fuente:Pagina/12

miércoles, 7 de febrero de 2018

La alianza no podrá mantenerse

Opinión

Ninguna sorpresa hubo el domingo para quien conozca la realidad política ecuatoriana. El presidente Lenín Moreno (foto) triunfó cómodamente en una consulta hecha a su medida, y a la decisión de “descorreizar” el país que mostró desde que asumió el gobierno, tras una segunda vuelta electoral en que Correa había sido importante para su triunfo por una muy leve ventaja sobre una oposición hegemonizada por la derecha tradicional.
Moreno puede estar satisfecho de haberse impuesto en todas las preguntas de la consulta; logró sus propósitos principales: la posibilidad de modificar todos los cargos de control estratégico en el Estado que quedaban aún en manos de partidarios de Correa, y la prohibición de un posible nuevo mandato para el expresidente.
Para Rafael Correa, se hace difícil el futuro político. Llegó a esta contienda en medio de una fuerte ofensiva jurídica y mediática en su contra, y con la pérdida del control de Alianza País, la organización política que él creara y que ahora lidera el actual presidente. Jorge Glas, el vicepresidente inicial de Moreno que se mantuviera leal a Correa, fue destituido y está preso, con condena a seis años de prisión. En esta situación, el ex presidente sólo puede ofrecer a sus seguidores sangre, sudor y lágrimas.
En cambio, el sector de Alianza País que apoya a Moreno cuenta con el poder del Estado y la posibilidad del acceso a cargos públicos. Con todo ese viento a favor, la victoria con alrededor del 75% en varias de las preguntas de la consulta resultó amplia y esperable.
Ya en la “letra chica” de este resultado, hay algunos detalles que subrayar. Correa arañó el 36% en la pregunta por una posible reelección, obviamente referida a su persona. Sacó allí 10% más que en otras preguntas, lo que deja claro que un sector nada menor de la población sigue apoyándolo en las urnas.
En esa pregunta, cabe advertir que Correa logró mucho más de la mitad de los sufragios de los electores de Alianza País. Es que, asumiendo que el 50% de los votos son de Alianza País y el otro 50% de la que sería oposición –conformada por un pequeño sector progresista y amplia hegemonía de derechas–, queda claro que en las preguntas en que Moreno obtuvo el 75% de los votos totales, sólo la mitad de Alianza País lo apoyó: un 25% del total de votantes. El otro 50% viene de quienes fueron oposición el año pasado.
Ello implica que Correa, enfrentado a todos a la vez (industriales, banqueros, partidos políticos conservadores, los medios de comunicación y gran parte del sistema judicial), ha retenido el control de la mitad del electorado de su partido, lo cual no es poco: sigue siendo un político con fuerte poder de convocatoria, y reteniendo un capital electoral importante.
Moreno, al margen del resultado halagüeño, controla un limitado electorado propio para quien está en la presidencia: el 25% del total. El resto de los votos por el “Sí” pertenece a la oposición variopinta que es de derechas, con algún leve condimento de movimientos sociales e indígenas.
Alguien podría creer que esos votos de la derecha son ahora de Moreno. La situación es menos clara: el sector de Alianza País que apoya al actual presidente –quien se ha quedado con el espacio partidario, lo que llevará a Correa a promover otra organización– no está homogéneamente dispuesto a un programa que pudiera favorecer a esas derechas.
Fue evidente en dos recientes decisiones: cuando Moreno eligió a Vicuña como nueva vicepresidenta, una mujer con claros antecedentes de izquierda; y cuando se le otorgó la ciudadanía ecuatoriana al detenido Assange, quien representa un caso paradigmático del período de Correa.
En ambos casos, la derecha mediática puso el grito en el cielo, se manifestó decepcionada con las decisiones de Moreno, y advirtió –con dejos de sorpresa– que no es ella la que gobierna. Tal había sido su conformidad previa con Moreno, que un académico conservador llegó a reprochar por TV que la vice elegida no fuera miembro de un partido opositor.
Ello reveló que en los políticos de Alianza País que apoyan a Moreno hay acuerdo para rechazar a Correa, pero no lo hay si se tratara de abandonar las políticas sociales progresistas que se desarrollaron los últimos 10 años. 
Despejados –para Moreno– lo que él entiende como fantasmas del pasado, le toca ahora desplegar su programa de gobierno. La amplia alianza de la derecha más el sector de Alianza País que ahora pudo sostener, no podría mantenerse a largo plazo. Momentáneamente puede hacerse algunos contrapesos sociales a políticas macroeconómicas que parecen marchar hacia rumbos neoliberales. Pero a poco andar, o se trabaja en políticas de apoyo social e inclusión, o se sostiene un programa económico de apertura al libre mercado trasnacional. No hay caminos intermedios.
* Profesor de Epistemología de la Universidad Nacional de Cuyo. 
Fuente:Pagina/12

"Esta doctrina no es propia de un Estado de Derecho"

El ex ministro de Seguridad bonaerense rechazó la postura oficial respecto al caso Chocobar y el gatillo fácil. "Cuando la policía tiene que hacer el uso de la fuerza debe hacerlo de la manera en que la marcan todas las legislaciones del mundo", remarcó.


El ex ministro de Seguridad bonaerense y ex camarista León Arslanian se pronunció contra la “nueva doctrina” que planteó la ministra Patricia Bullrich para los casos de excesos de agentes de las fuerzas de seguridad.
 "Esto que anuncia Patricia Bullrich sobre el cambio de doctrina tiene que ver con que la policía ya no tiene límites. Es un pasado que ya hemos vivido", consideró Arslanian en diálogo con AM750. Planteó que, en contra de lo esgrimido por el Gobierno, "la policía recupera el estima y el orgullo cuando es de alta eficacia en la acción y respetuosa de la ley".
Añadió que las fuerzas de seguridad deben hacer uso de la fuerza “ de la manera en que la marcan todas las legislaciones del mundo", por lo que deben tener “muy claramente regulada su función, sobre todo ante el uso de armas letales.
"En la legítima defensa lo que se necesita es que haya una necesidad racional para impedir o repeler la agresión", definió Arslanian y dijo que la propuesta de Bullrich de no excluir la figura de la legítima defensa del Código Penal para las fuerzas de seguridad  “no es propia de un Estado de Derecho".
Fuente:Pagina/12