lunes, 15 de abril de 2013

OPINIÓN DEL DR. JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MADRID SOBRE LA ACTUALIDAD EN LA JUSTICIA


 

 En el año 2000, en ocasión de asumir como presidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, expresé que la “Justicia” necesita de la estimación social porque es la garante del Estado de Derecho, de la Democracia y de la Estabilidad de la República.
                              Por ello debemos transmitir a la sociedad nuestra realidad y lograr que se tenga confianza en los hombres y mujeres que ejercemos la magistratura.  De otro modo, se pone en riesgo el orden jurídico, fundamento y salvaguarda de la vida en sociedad.
                             No basta con que los jueces seamos capaces e íntegros, si la gente en su mayoría tiene una idea equivocada del poder judicial y de sus funcionarios. Por eso, los medios de comunicación deberían reflejar y valorar los actos decisorios justos de la inmensa mayoría de los jueces, y sólo objetar –si fuera del caso-, con fundamento y responsabilidad, a los magistrados y funcionarios que no hagan honor a sus cargos. En especial al Consejo de la Magistratura y, añado, hoy al Poder Ejecutivo, le solicitamos que pongan todo su empeño en la rápida nominación y designación  de los magistrados a través de concursos transparentes, y que su Tribunal de enjuiciamiento actúe con eficacia y prudencia.                                                                           
                             Considero que nos encontramos ante un momento de inflexión para el Poder Judicial y que, las propuestas y proyectos del Poder Ejecutivo Nacional, que serán discutidos democráticamente en el parlamento, no sólo tienden a concretar las aspiraciones expresadas sino que apuntan, además, a mejorar el servicio que prestamos a los justiciables.
                             Como juez decano de la Justicia Nacional, subrayo que la independencia del Poder Judicial no pasa por el gobierno que haya efectuado las designaciones, sino por el valor y la convicción de resolver cada cuestión de acuerdo a derecho sin atender a las presiones de gobiernos, corporaciones o grupos de poder

 Juan Carlos Fernández Madrid

Por una cabeza


Por Mario Wainfeld
El fallecido presidente venezolano Hugo Chávez no se conformó con decir “mi único heredero es el pueblo”. El mensaje estuvo, claro, pero lo mejoró con un agregado político y práctico encomiable. El líder bolivariano señaló a su sucesor. Lo expresó en una situación límite en la que demostró una racionalidad y un temple excepcionales. La capacidad de negar la realidad, así sea un futuro inminente, es gigantesca entre gentes del común. Para qué hablar del imaginario de los grandes personajes de la historia, siempre afectado por los entornos y casi siempre por las alturas o la soberbia.
Chávez quiso seguir viviendo (lo pidió con fiereza y ternura) pero supo que no era inmortal. En el momento necesario y trágico fue sensato y racional. Designar a quien, hoy presidente electo Nicolás Maduro, fue una entre las muchas señales públicas que emitió, anunciando la perspectiva factible de su muerte. La pifian mucho quienes comparan esa contingencia con el ocultismo de los regímenes totalitarios. Un caudillo popular, en un sistema democrático, es otra cosa. Chávez mostró, en un trance terrible, una sensatez que no es usual reconocerle, aun entre sus apologistas.
El Consejo Nacional Electoral, tal como marcan las normas del país, anunció el resultado ya irreversible a más de cinco horas de cerrado el comicio. La demora en conocerse el escrutinio sugería un final muy parejo. Apenas más de un punto y medio porcentual separó a Maduro de su adversario Henrique Capriles. Chávez lo había superado por cerca de 11 puntos, hace pocos meses. Ese gap algo significa, difícil traducirlo al cierre de esta nota, pocos minutos después del anuncio.
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El triunfo “rojo-rojito” tiene un indisimulable tono plebeyo. Venezuela, claman los republicanos hoy minoritarios allá y acá, está dividida a causa de Chávez. Así dicho parece que antes era territorio de concordia e igualdad. No hay tal, el país estaba fragmentado de antes, con crueles diferencias sociales (no reparadas pero sí paliadas en buena medida). La distribución de la riqueza, del prestigio, de las prestaciones sociales era enorme. También algo que es poco paquete nombrar: la de la autoestima y el poder.
Los pobres celebran su victoria, su propia victoria. Maduro “sale al balcón”, tendrá recursos y atributos propios. Satisfará o no la esperanza masiva depositada en él. Pero los ganadores no son (no son solamente) los que levantan la mano en la tapa de los diarios de todo el mundo.
Son las muchedumbres que despidieron con fervor y dolor al líder que partió tras infundirles orgullo, constituir una referencia y empoderarlos. Pocos días atrás, lloraron por Chávez y por ellos mismos. Ayer, tuvieron su fiesta ciudadana. El 78,71 por ciento del padrón fue a pronunciarse, a mostrar su dedo meñique con tinta indeleble. La alta participación también dice algo, en este caso traducible con facilidad porque es regla desde que gobierna el chavismo.
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“Maduro presidente es la Venezuela que Chávez soñó.” Así termina un imperdible spot que grabó el ex presidente brasileño Lula da Silva, que se divulgó profusamente en Venezuela. Lula, un orador de primer nivel, sabe administrar sus recursos. Prefirió el portugués dulcemente abrasileñado al portuñol, dialecto en que se la banca bastante. Seguramente lo hizo porque la lengua natal habilita un plus de comodidad, de franqueza, de credibilidad. Como fuera, apoyó públicamente a Maduro. Apuntó que conoce a éste y a “Shavis” (que así se pronuncia, más o menos). Y habló en nombre del Brasil que él hizo pasar a ligas mayores, tanto como en el del Mercosur.
En Europa es moneda corriente el apoyo trasnacional. La primera ministra alemana, Angela Merkel, aupó al ahora presidente español Mariano Rajoy, durante la respectiva campaña. En nuestro vecindario, tan vecinalista a menudo, se cuestionan esos gestos, que son pura lógica.
La drástica definición de Lula contradice leyendas usuales en nuestras pampas. El veredicto popular de ayer lleva alivio a Cuba, ciertamente. Lo vivirán como parcialmente propios, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner se regocija sin duda. Y con ellos, las mayorías que los plebiscitan.
En las democracias templadas, contra lo que insinúa el verso de la Vulgata, ocurre algo similar. Lula lo contó, el mandatario uruguayo, José Mujica, fue uno de los que alabó con palabras más drásticas y sentidas a Chávez.
Priman intereses tangibles, hay acuerdos bilaterales en plena gestión. También hay un proyecto común, en ciernes y avanzando a trompicones. Y un trazado ideológico que admite diferencias internas (vastas en ciertos casos) pero que marca una distancia mayor con las alternativas opositores. Los adversarios son, en suma, parecidos: en su cosmovisión, en su plexo de propuestas, en su elenco de relevos.
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Volvamos al principio de esta nota. Las exitosas experiencias de este siglo en la región se formatean bajo el presidencialismo y con liderazgos carismáticos de variopinta intensidad. A la luz de los resultados resulta chocante (¿o esclarecedor?) que “justo ahora” se critiquen esas reglas y esos emergentes. Reemplazar a los líderes no es sencillo, ni habitual. Ni siquiera en los países más “sistémicos” como Chile y Uruguay. En ellos no hay reelección, en Venezuela la hay por tiempo indeterminado. Pero hete aquí que, tras haber hibernado un período, los ex presidentes Michelle Bachelet y Tabaré Vázquez conservan preeminencia y tienen toda la pinta de volver a gobernar.
El carisma no es magia, es una forma de legitimidad basada en los desempeños. Quienes ignoran la gran obra del sociólogo Max Weber y muchos otros saberes, apostrofan a los líderes carismáticos actuales. Deben asumir que tienen legitimidad de origen (las goleadas abundan, por ahora) pero les cuestionan la de ejercicio. Pifian porque es el ejercicio el que revalida a los gobernantes, la prueba ácida de las obras. De lo contrario, no conseguirían la continuidad en las urnas, que hace renacer su legitimidad de origen. En Venezuela, en Brasil y en estas pampas.
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Chávez lo quiso, tuvo el tino de designar a su continuador. Su aliento bastó para una victoria estrecha. El futuro es indeterminado y difícil. El encanto personal, la condición de creador de un proyecto no se transmiten. Y es arduo conservar la legitimidad por las obras, medida por un pueblo que se habituó a mejorar.
Maduro podría encontrarse mañana sin el cobijo de las mayorías que Chávez supo encauzar y conducir. Es más, podría caerle el peor reproche imaginable: que los propios lo acusaran de haber traicionado el legado.
Todo puede suceder, pues depende de cien variables, entre ellas la voluntad y la sapiencia de los políticos. Eso es el porvenir. El presente, el tiempo principal en la política y en la vida de las gentes de a pie, es rojo- rojito. Lula dijo bien por qué.
Fuente: Página/12

domingo, 14 de abril de 2013

“Prefiero a un carismático que al FMI”:HABLA GIANNI VATTIMO, EURODIPUTADO DE IZQUIERDA Y MILITANTE POR LOS DERECHOS HOMOSEXUALES



Las muertes de Chávez y de Thatcher, la elección del papa argentino, la crisis financiera de Europa y la crisis política en Italia fueron algunos de los temas que tocó el filósofo turinés, nacido en 1936, de paso por Buenos Aires

Por Angel Berlanga
Eurodiputado de izquierda, comunista, cristiano, militante por los derechos homosexuales, “gran chavista europeo”, referente filosófico de la posmodernidad y teórico reivindicativo del “pensamiento débil”, profesor en la Universidad de Turín, autor de decenas de libros: todo eso es, por ejemplo, Gianni Va-ttimo. Este filósofo turinés nacido en 1936 llegó a la Argentina el 3 de abril y dio a sala llena una serie de conferencias, cuyos títulos dan también una idea de la amplitud de campos sobre los que se pronuncia: “Espiritualidad, trascendencia y política en tiempos de incertidumbre”, “El fin del arte en las obras de arte”, “Adiós a la verdad”, “Democracia, movimientos populares y unidad latinoamericana”, “Filosofía del siglo XX, ser y lenguaje”. Al doctorado honoris causa de La Plata que tenía, sumó, en este viaje, los que le dieron ahora las universidades de Misiones y de Buenos Aires. En estos trajinadísimos días compartió auditorios con el juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni y con el jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, y se reunió también, el miércoles pasado, con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, a quien le regaló uno de sus libros, No ser Dios. Perdió la cuenta de las veces que vino al país; su estadía anterior fue en diciembre del año pasado, invitado por la Universidad de San Martín. “No puedo observar grandes diferencias entre aquel momento y éste –dice Vattimo en la sede de la Asociación de Docentes de la UBA, la entidad que organizó sus presentaciones–. Salvo, claro, que la otra vez no había un papa argentino.”
–¿Qué implicaría eso para el país o para la región?
–Una presencia reforzada, una más. Bueno, esto es algo subjetivo: yo siempre he tenido mucha esperanza en la influencia de Latinoamérica en la política. Sigo estando bajo aquella impresión que tuve en el Parlamento Europeo cuando llegó la noticia de la elección de Lula; había pasado el 11 de septiembre y la Eurocámara estaba bajo la presión de los Estados Unidos para tomar posición respecto de la lucha contra el terrorismo internacional. Nos dieron una lista que incluía organizaciones que ni conocíamos, y teníamos que condenarlas. Hamás estaba ahí, incluso. Lula fue como una resistencia a esta influencia determinante, de estado de emergencia, y eso fue para mí un comienzo de una idea. Conocía la revolución castrista, pero estaba mucho más bajo los prejuicios de la llamada “prensa independiente internacional”: Castro es un dictador, Chávez ni hablar. Luego se dio lo de Evo Morales, Correa, Cristina, se vio que el chavismo era una forma de castrismo con petróleo, con la fuerza económica que Cuba no tuvo, por el embargo norteamericano. Sabemos que con modelos diferentes, pero a nivel internacional veo a Latinoamérica como una unidad con peso global, con un signo generalmente antiyanqui, o no pro yanqui. Un continente, digamos, que balancea el poder norteamericano, que todavía es muy fuerte. Sobre todo en Italia y Europa del Sur, donde Estados Unidos hace pesar su obsesión por la lucha contra el terrorismo, que tiene su epicentro, obviamente, en Irán. En Sicilia, por ejemplo, están construyendo una gran base, de la cual casi nadie sabe nada, un súper radar que incluso hace mal al medio ambiente. Estas presencias militares no son neutras: arruinan.
–¿Qué nota con la ausencia de Chávez?
–Todos estamos a la espera de qué va a pasar después de las elecciones. En cierto sentido, tienen razón los que hablan de una política latinoamericana ligada a líderes carismáticos. A mí esto no me escandaliza nada, porque la política formal en Europa y Estados Unidos no implica jefes así, pero implican bancos que ponen dinero y hacen ganar a uno u otro. Al final prefiero a un carismático que todos conocemos a una entidad como el FMI, de la que se sabe algo cuando el tipo (por Dominique Strauss-Kahn) va preso por razones ético-sexuales: la cara humana del FMI, al final.
–Vuelvo al Papa: habrá leído análisis que plantean que su elección retrasará algunos cambios en la región. La legalización del aborto, por ejemplo.
–Sí, es un punto. Con un poco de humor, provocativamente, digo que cuando uno deviene papa no puede no devenir también reaccionario, porque hay una tradición realmente pesada, con responsabilidades de una herencia incluso financiera: el Vaticano sigue siendo uno de los más grandes dueños inmobiliarios del mundo. El problema es que no se puede imaginar una revolución tan rápida, sobre todo en un organismo como la Iglesia, que sigue siendo una gerontocracia, un dominio de personas viejas, y hombres. Yo me dispongo, más bien, a perdonar mucho al Papa. Un estudiante con el que discuto me dice: “Pero, ¿tú quieres que el Papa predique el uso del preservativo?” No, digo, pero que no hable siempre de esto, por lo menos. Se espera de la Iglesia una política un poco más cristiana y menos católica, menos jerárquica, menos dogmáticamente cerrada en torno a la sexualidad, a la familia.
–¿Cómo observa hoy la situación europea?
–Europa es un gran fenecimiento. Es una cosa que no funciona. El problema es: ¿la destruimos o intentamos reconstruirla? Es como estar en medio de la montaña: ¿hay tiempo para volverse o tenemos que llegar a la cima? Creo que no podemos hacer otra cosa que intentar perfeccionar la UE añadiendo lo que falta, sumar a la moneda común una política económica y financiera común, y compartir los problemas, además. Todos estamos incómodos: en el Norte tienen la impresión de que nos pagan los problemas, y en el Sur pensamos que esta es una situación colonial. Intentan tratarnos como peones. Esto se ve en los sacrificios excesivos que nos imponen, con la reducción hasta del poder industrial de nuestros países. Hoy trabajamos para una madre patria que está en otra parte.
–¿Qué expectativas tiene ante las trabas para conformar en Italia un nuevo gobierno y qué opina de Giuseppe Grillo y su Movimiento Cinco Estrellas?
–Es muy simpático, obviamente. Grillo representa muchas ideas de renovación del sistema y de destrucción de la corrupción. El problema es que rechaza toda negociación con las otras fuerzas para armar un gobierno parlamentario. Nada se mueve, entonces. ¿Cuál sería su expectativa? Que el Partido Democrático de Bersani –que alguna vez fue de izquierda– pacte con Berlusconi y que ambos terminen destruyéndose. Grillo espera ganar una mayoría absoluta en las próximas elecciones. Creo que este es un cálculo muy arriesgado y probablemente falso. Yo me pondría de acuerdo con Bersani, aunque no tenga mucho que compartir. Hay muchas personas valiosas en el Movimiento de Grillo. Es un momento difícil en Italia, y si llegara a nombrarse otro gobierno técnico, como el de Monti –que no funcionó–, probablemente siga el deterioro económico, el crecimiento de los conflictos sociales y de la violencia en la calle.
–Fenómenos como el de la Guardia Húngara o Amanecer Dorado, en Grecia, ¿le hacen temer algún rebrote xenófobo?
–Decimos que son fenómenos locales, por ahora. No sé si es un fascismo europeo que está empezando. Cuando ganó Haider, en Austria, hubo mucha preocupación, pero finalmente no prosperó tanto. En períodos de crisis el fascismo tiene muchas chances de desarrollarse, obviamente. Espero que no ocurra.
–Acaba de morir Thatcher, ¿cómo se lo tomó?
–Sí, la pobrecita. Aprecié mucho el título de Página/12, “Galtieri la espera en el infierno”. Obviamente, siempre es malo, cuando alguien se muere, decir “ay, estoy contento”. Pero, efectivamente, si se murieran sobre todo sus ideas. Se muere Chávez, se muere Thatcher: personas que significan sistemas. Veremos en Caracas quién gana las elecciones el domingo: para mí, el lado que merece ganar es el lado de Chávez. Pero el lado de Thatcher no está tan destruido, porque en Inglaterra los conservadores siguen dominando. E Inglaterra es incluso un problema para Europa, en el sentido de que es como el agente de los Estados Unidos allí. Siempre me pregunto si Churchill diría hoy aquello de que la democracia es la peor forma de gobierno, excepto todos los otros. Porque cuando la dijo estaban Hitler, Stalin, Mu-ssolini. Ahora que la democracia ganó, que es el fin de la historia, como dice Fukuyama, ¿qué diría Churchill? Estas dos figuras, Thatcher y Chávez, siguen siendo la polaridad viva de este mundo. Todavía hay una lucha que continúa.
Fuente: Página/12

sábado, 13 de abril de 2013

“La realidad desmiente las críticas”



HECTOR RECALDE DEFENDIO LA REFORMA JUDICIAL Y CUESTIONO LA ACTITUD DE LOS OPOSITORES

El diputado oficialista señaló que el Consejo de la Magistratura no funciona y que los cambios son necesarios. Advirtió que los cuestionamientos están “exacerbados por los medios hegemónicos, que son


Por Miguel Jorquera
El abogado laboralista y diputado del Frente para la Victoria, Héctor Recalde, defendió los proyectos del Gobierno para “democratizar la Justicia”, precisó detalles de las iniciativas y cuestionó los “calificativos” que utilizó la oposición para negarse a debatir en el Senado, mientras sus legisladores realizaban un raid mediático por “los medios hegemónicos, que son los líderes de la oposición”. Recalde afirmó que la elección popular de los miembros del Consejo de la Magistratura “destrabará” la parálisis del organismo y sostuvo que la Justicia es “el único poder donde la soberanía popular está ajena”. Aunque reivindicó el “acceso igualitario” al Poder Judicial, el ex abogado de la CGT prefirió no opinar sobre el paro de 72 horas que el gremio de judiciales lanzó en contra de las reformas propuestas por el Ejecutivo.
–Usted ha defendido la elección popular de los miembros del Consejo de la Magistratura. ¿Por qué?
–Porque la realidad indica que el Consejo no funciona, está frenado. Evidentemente alguna modificación hay que hacer para que sea operativo; si no, estaríamos omitiendo como legisladores el mandato del artículo 114 de la Constitución. Debatámoslo públicamente. El artículo dice que el número y las formas lo establecerá la ley: es una delegación de facultades que hace la Constitución en el Congreso para no entrar en la casuística.
–Pero la oposición se negó a dar el debate en el Senado.
–Soy muy respetuoso incluso de las decisiones tácticas de los miembros de la oposición que no quisieron ir a debatir en el Senado, pero la realidad desmiente los cuestionamientos. Dijeron que no había ninguna posibilidad de modificación y quedó desmentido por el propio dictamen, en el que se introdujeron tres modificaciones. Tampoco es la primera vez que en el recinto, aunque es excepcional, se realicen modificaciones. Si entienden que es incorrecta la posición del Ejecutivo, qué mejor que dar el debate en cuanto ámbito sea posible, no sólo mediáticamente.
–De hecho se incorporó el tema ambiental a las cautelares contra el Estado, que era uno de los cuestionamientos que surgían desde la oposición.
–Además porque no está en el espíritu del Ejecutivo excluir la cuestión ambiental, que es casi un derecho humano. Está exacerbada la crítica, especialmente de los medios hegemónicos, que son los líderes de la oposición. Llegan a decir que corre riesgo el derecho de propiedad, que le van a sacar la casita a la gente. He visto algunas demasías, hay mucha crispación en los que cuestionan los proyectos con calificaciones muy duras. Es muy importante dar este debate sobre qué es el Poder Judicial, el único poder donde la soberanía popular está ajena.
–También se cuestiona que la elección de los consejeros vaya atada a las legislativas y presidenciales.
–Qué diferencia hay que sean separadas si van a ser elegidos a través del voto y va a ser un partido político el que los presente. Esta vez se hará con las legislativas, luego con las presidenciales.
–¿Por qué no se pueden presentar listas por fuera de los partidos?
–Porque el artículo 38 de la Constitución les da ese rol a los partidos. Más allá de que la reforma constitucional del ’94 fue un pacto espurio entre el PJ menemista y el radicalismo, uno reivindica los valores positivos que tiene, como las incorporación de los tratados internacionles, el hábeas corpus, el amparo. Y sobre esto hay una confusión de doctrina, de análisis jurídico tremendo, como es comparar la cautelar con la acción de amparo: la acción de amparo continúa, no tiene nada que ver con la cautelar.
–Tampoco los jueces son ajenos a la política.
–Vamos a ser sobrios. Hay muchos jueces que tienen antecedentes partidarios: (Juan Carlos) Maqueda, PJ; (Eugenio) Zaffaroni, Frepaso; (Ricardo) Recondo, funcionario radical. Nadie cuestiona el origen, creo que es bueno que todo el mundo tenga una posición filosófica, doctrinaria, partidaria, porque eso hace a la vida, la relación social y política de un país. Ahora, con esos antecedentes, si llega a la función judicial tiene que observar la independencia y no fallar de acuerdo a los antecedentes políticos. Ahí se ve la independencia. Y la verdadera independencia a la Justicia se la dio un señor que se llamaba Néstor Carlos Kirchner con el decreto 222 del año 2003, cuando nos sacó de encima la Corte de la mayoría automática como la menemista, y designó jueces, con los que uno puede disentir, discrepar, pero no dudar de la independencia que tienen.
–Algunos ya proponen presentar ante la Justicia recursos de inconstitucionalidad de estos proyectos que todavía no son leyes.
–Estas leyes son constitucionales, están acorde con los artículos de la Constitución. Pero esto forma parte de las reglas de la democracia y quien disienta de estas leyes puede argumentar la inconstitucionalidad ante la Justicia. Lo que no es posible es el abuso, como pasó con muchos jueces que postergaban indefinidamente el enjuiciamiento a los miembros de la dictadura, casi protegiéndolos, sin que el Consejo de la Magistratura hiciera nada con ellos. Como esas medidas cautelares que hace diez años que están vigente. Una sola empresa se negó a pagar los aportes y contribuciones a la seguridad social tal como los paga el resto de las empresas e hizo una cautelar que dura diez años y ya tiene tres o cuatro años en la Corte: esa empresa es el diario La Nación. Ni hablar de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. ¿Cómo saben los medios que la Cámara va a declarar su inconstitucionalidad sin que se conozca el fallo? ¿Qué hace el Consejo de la Magistratura sobre eso?
–Diputados también va a tratar el proyecto para que las resoluciones de la Corte y los tribunales federales superiores sean públicas...
–Si hay un derecho violado en nuestro país, ese es el derecho ciudadano a la información. Que se mienta en las interpretaciones no me preocupa, lo que sí me preocupa es que se falseen los hechos. Las resoluciones deben ser públicas y de rápido acceso. Estoy de acuerdo en que la declaración jurada de bienes sea pública, pero que esto también sea extensivo y una obligación para los jueces, no hay nada que ocultar.
–¿Y sobre el acceso igualitario al Poder Judicial?
–Hice un posgrado de derecho constitucional en la UBA, con Gil Domínguez, con quien tengo una buena relación. En la presentación de los proyectos, el 1º de marzo, la Presidenta habló de sorteos y al otro día en el diario Clarín, Gil Domínguez, sin leer el discurso, dice “qué barbaridad que se sortea el ingreso”. Y no es así. Si hay 100 concursantes y ocho se sacaron 100 puntos cada uno, ¿quién entra? Y eso es lo que se hace por sorteo público. No es que se tira la monedita.
–El sindicato de empleados judiciales, que encabeza Julio Piumato, lanzó un paro de 72 horas para oponerse al paquete de leyes de la llamada democratización de la Justicia. ¿Qué opina?
–¿Setenta y dos horas y ni siquiera hay una ley? Soy abogado laboralista y siempre defiendo a los trabajadores, pero prefiero no opinar sobre esto.
Fuente: Página\12

Variedades de capitalismo para América Latina



El siguiente artículo tiene por objeto introducir a la discusión sobre variedades de capitalismo que ha tenido lugar en la literatura anglosajona con foco en las economías políticas industrializadas, y analizar brevemente los potenciales que esta presenta para el análisis de economías políticas periféricas en especial América Latina.
De la convergencia a la diversidad
En el contexto de la caída de la cortina de hierro a fines de los años ochenta y principios de los noventa, aparecieron una serie de tesis analizando el devenir del sistema capitalista vaticinando la convergencia del sistema capitalista hacia su versión liberal, mejor representada por los Estados Unidos. El fin de la historia constituyó un lugar común para entender tanto los procesos de acomodo capitalista en los países del centro como de aquellos en la periferia, ya sea desde una mirada positiva sobre la globalización y la hegemonía de la ideología liberal u otra negativa (por ejemplo la tesis sobre race to the bottom).
En respuesta a ello, una serie de estudios en economías políticas avanzadas comenzaron a ofrecer luces sobre la diversidad que las caracterizaba, rescatando viejos análisis institucionalistas. Especialmente referenciado fue el estudio primigenio de Andrew Shonfield de 1965 sobre las diferencias entre un capitalismo más liberal (EEUU) y otro más planificado (Europa continental). Otros análisis institucionalistas fueron también rescatados como los de Alexander Gerschenkron sobre el desarrollo tardío y las diferentes estructuras institucionales que desarrollan los nuevos países industriales con respecto a los que se desarrollaron primero (Alemania y Francia versus Inglaterra), los estudios de la escuela de la regulación francesa sobre la diferencia entre el fordismo francés y aquel de los Estados Unidos, el estudio de la emergencia de nuevas formas de organización productiva distintas a la producción en masa (por ejemplo Piore y Sabel), entre otros.
Este tipo de literatura se fundió a mediados de los noventa con nuevos estudios sobre diversidad, como aquellos acerca de los mundos del bienestar (liberal, conservador  y socialdemócrata), y sobre la diversidad de regímenes productivos (producción masiva en Estados Unidos, diversificación cualitativa en Alemania, especialización flexible en Japón) (ver aquí y aquí). De este modo, un interesante cuerpo de investigación había permitido hacia fines de la década descartar las teorías de la convergencia, o al menos poner en tensión la relación entre convergencia y divergencia (ver por ejemplo), y concentrar el análisis en los diferente modos de regulación económica y de arreglos institucionales en las economías políticas capitalistas avanzadas, sus patrones de innovación, solidaridad social y de competencia política, las características de sus gobiernos corporativos y relaciones industriales, entre otros (ver referencia).
Varieties of Capitalism y sus críticas
Un hito importante en este proceso fue la publicación en 2001 del volumen Varieties of capitalism de P. Hall y D. Soskice (en adelante VoC)[1]. En la introducción los autores esbozan una teoría de la diversidad capitalista que pasaría a dominar el debate teórico y análisis empírico en la década siguiente, y permitiría ampliar exponencialmente los estudios sobre diversidad capitalista. Entre los elementos centrales de la propuesta se encontraban: 1) la existencia de 5 dominios institucionales claves que otorgan el carácter a una economía política (sistema financiero y gobierno corporativo, sistema de innovación, relaciones industriales, relaciones entre firmas, sistema de educativo); 2) la centralidad del comportamiento de las empresas en la emergencia de dichos arreglos institucionales (y el descarte explícito del estado como agente); 3) la existencia de dos formas “típico ideales” mediante las cuales las firmas coordinan dichas estructuras: arreglos de mercado –dando paso a Economías de Mercado Liberales o LME en la sigla inglesa- o mediante cooperación estratégica, dando origen a Economías de Mercado Coordinadas (CME); 4)  la idea de la existencia de ventajas comparativas específicas asociadas a una y otra variedad de capitalismo; y 5) la idea de la existencia de complementariedades institucionales que refuerzan dichas ventajas comparativas y generan incentivos a los agentes económicos para mantenerlas en el tiempo.
De este modo, VoC no sólo explicaba la existencia de diversidad en el capitalismo sino que también incorporaba la posibilidad de perseguir distintos modelos institucionales de manera exitosa (asociados a las economías estadounidense y alemana respectivamente). Además permitía avanzar en el estudio de una serie de hipótesis acerca del futuro del capitalismo –no hay ya un solo modelo sino dos modelos posibles-, el cambio institucional y el diseño de políticas –cómo dirigir una economía hacia uno u otro de las variedades exitosas- bajo un esquema parsimonioso basado en la dicotomía entre LMEs y CMEs.
Adicionalmente VoC dio empuje a una serie de estudios que, amparados en las ideas centrales del volumen, vendrían a exponer controvertidas tesis que renovaron el debate en economía política comparada. Entre ellas, por ejemplo, aquella que sostiene que los ‘mundos del bienestar’ no son producto de las luchas de las organizaciones sindicales y de los partidos de izquierda, como proponían las principales teorías sobre el surgimiento de los estados de bienestar, sino que de las preferencias de los propios empresarios por contar con sistemas de protección social que fortalezcan las ventajas comparativas de las economías políticas coordinadas (ver Estevez-Abe, Iversen, y Soskice 2001; Mares 2003).
No tardaron, sin embargo, en aparecer agudas críticas a los planteamientos de VoC. Las más comunes referían a lo reduccionista de la tipología y a la falta de contenido empírico en ella, su exccesivo nacionalismo metodológico (las “variedades” tienden a confundirse con países específicos), el funcionalismo contenido en los planteamientos sobre complementariedades institucionales referente al funcionamiento y cambio institucional, y la no consideración de factores como las luchas y compromisos de clases y el rol del estado en el surgimiento de las variedades (ver especialmente Amable 2004; Crouch 2005; Streeck 2010; Bohle y Greskovits 2009).
Variedades de capitalismo en América Latina
Si bien desde la década de los ochenta diversos estudios han comenzado a reconocer la diversidad del capitalism en América latina, por ejemplo estudiando la emergencia y desarrollo de los regimenes de políticas sociales, hasta la fecha la region no ha formado parte sistemática de la investigación sobre diversidad capitalista tal como ha sido expuesta. Algunos intentos pueden ser encontrados en la utilización de la noción de “modelos de desarrollo” (Mesa-Lago 2002; Sheahan 2003), derivados de la existencia de resultados diversos en material social y económica asociados con determinados objetivos socioeconómicos y mecanismos institucionales para alcanzarlos.
Los esfuerzos más sistemáticos y emparentados con los debates en las economías avanzadas corresponden a los estudios de Ben R. Schneider (Schneider 2009; Schneider y Karcher 2010; Schneider y Soskice 2009). El autor propone la necesidad de adaptar la tipología de VoC para poder estudiar la región. De este modo, plantea que el mecanismo de coordinación que caracteriza a la región no es el mercado ni la coordinación estratégica, sino la jerarquía, de ahí el concepto de Economías de Mercado Jerárquicas (HME). La jerarquía se refleja tanto en la dependencia de los países de la región a las decisiones de inversión hechas por empresas multinacionales (EM), como en la división del trabajo tácita entre estas y los grandes grupos económicos domésticos.
La jerarquía opera generando una concentración de la propiedad en unos pocos grupos diversificados que controlan grandes porciones de las economías nacionales, que ejercen su poder y propiedad de manera directa sobre las firmas y sectores que controlan. La jerarquía también opera otorgando mayors poderes de decisión a los empleadores y las asociaciones gremiales por sobre los trabajadores, beneficiándose así de la existencia de mercados del trabajo poco regulados, grandes reservas de trabajadores poco calificados y baja densidad sindical (Schneider y Karcher 2010, 636; Schneider 2009, 563). Lo anterior genera ventajas comparativas concentradas en actividades extractivas -minería, agricultura- e industrias intensivas en mano de obra de baja calificación.
Siguiendo las ideas de VoC acerca de las complementariedades entre variedades de capitalismo (LME, CME o HME) y sistemas politicos (mayoritarios o consensuales), en su artículo con D. Soskice, Schneider explica los efectos de la jerarquía en la desigualdad socioeconomica de la regióny la fuerte influencia que tienen los sistemas presidenciales en su mantención. De este modo, la relación que en los países avanzados genera ventajas comparativas que aumentan la eficiencia de la economía, en América Latina produce complementariedades negativas que refuerzan las desigualdades. En el caso del mercado del trabajo, diversas complementariedades negativas (altas tasas de rotación laboral, sindicatos pequeños y altamente politizados con baja representación a nivel de planta, bajo nivel de cualificación, alta informalidad) producen una trampa de “bajas cualificaciones y malos trabajos” (Schneider y Karcher 2010, 633).
El futuro de las variedades de capitalismo en América  Latina: ejemplos de Europa del Este
Si bien los trabajos de B. Schneider avanzan de manera importante en incorporar América Latina a la controversia sobre diversidad capitalista, logrando capturar además las especificdades de la region respecto de las economías avanzadas, varias de las críticas hechas al enfoque de VoC aplican también en su lugar. Primero, en lo reduccionista de la tipología y la sobreestimación de la existencia de modelos regionales; segundo, en la inexistencia de explicaciones de las dinámicas sociopolíticas que dan origen a las “complementariedades”; tercero, la falta de consideración del estado como un agente crucial del cambio institucional, entre otras.
Una buena manera de superar estas trabas es seguir la discusión acerca de la diversidad capitalista que ha tenido lugar en Europa Central y del Este. Dadas las características de aquella región, los diversos estudios sobre diversidad capitalista han tenido que avanzar un paso más allá para dar cuenta de la existencia de economías políticas de institucionalidad precaria y sus procesos de institucionalización, la importancia de los agentes externos y del estado en la emergencia de relaciones entre dominios institucionales y el surgimiento de ventajas comparativas, etc. Especialmente importante son los trabajos de Bohle y Greskovits (2007a, 2007b) quienes partiendo de una teoría de la diversidad capitalista de origen polanyiano, investigan la interacción entre legados institucionales (asociados al socialismo), la percepción de dichos legados por parte de los policymakers, las elecciones iniciales de políticas, los subsiguientes procesos politicos y las presiones internacionales en el surgimiento de patrones de configuraciones institucionales. De manera similar, y utilizando ideas provenientes de la teoría de la dependencia, Bruszt y Greskovits (2009) intentan mapear la emergencia de clusters de economías políticas periféricas con diversas formas de vinculación a la economía internacional y a los centros industriales.
La realización de nuevos estudios comparados sobre diversidad capitalista entre ambas regiones parece ser una promisoria area de investigación por medio de la cual incorporar la region a los estudios sobre diversidad capitalista haciendo frente al mismo tiempo a las críticas recibidas por VoC.
Referencias
Amable, Bruno. 2004. The Diversity of Modern Capitalism. New York: Oxford University Press.
Bohle, Dorothee, y Béla Greskovits. 2007a. «Neoliberalism, Embedded Neoliberalism and Neocorporatism: Towards Transnational Capitalism in Central-Eastern Europe». West European Politics 30(3): 443-466.
———. 2007b. «The State, Internationalization, and Capitalist Diversity in Eastern Europe». Competition & Change 11(2): 89-115.
———. 2009. «Varieties of Capitalism and Capitalism “Tout Court”». European Journal of Sociology 50(03): 355-386.
Bruszt, László, y Béla Greskovits. 2009. «Transnationalization, Social Integration, and Capitalist Diversity in the East and the South». Studies in Comparative International Development 44(4): 411-434.
Crouch, Colin. 2005. Capitalist Diversity and Change: Recombinant Governance and Institutional Entrepreneurs. New York: Oxford University Press.
Estevez-Abe, Margarita, Torben Iversen, y David Soskice. 2001. «Social Protection and the formation of Skills: A Reinterpretation of the Welfare State». En Varieties of Capitalism: The Institutional Foundations of Comparative Advantage, eds. Peter A. Hall y David Soskice. New York: Oxford University Press.
Mares, Isabela. 2003. «The Sources of Business Interest in Social Insurance: Sectoral versus National Differences». World Politics 55(2): 229-258.
Mesa-Lago, Carmelo. 2002. «Models of Development, Social Policy and Reform in Latin America». Geneva. prepared for the UNRISD project on social Policy in a Development Context, United Nations Research Institute for Social Development (UNRISD).
Schneider, Ben Ross. 2009. «Hierarchical Market Economies and Varieties of Capitalism in Latin America». Journal of Latin American Studies 41(03): 553-575.
Schneider, Ben Ross, y Sebastian Karcher. 2010. «Complementarities and continuities in the political economy of labour markets in Latin America». Socio-Economic Review 8(4): 623 -651.
Schneider, Ben Ross, y David Soskice. 2009. «Inequality in developed countries and Latin America: coordinated, liberal and hierarchical systems». Economy and Society 38(1): 17.
Sheahan, John. 2003. «Alternative Models of Capitalism in Latin America». En Models of Capitalism: Lessons for Latin America, ed. Evelyne Huber. Pennsylvania: Pennsylvania State University Press, p. 25-51.
Streeck, Wolfgang. 2010. «E Pluribus Unum? Varieties and Commonalities of Capitalism». Cologne. MPIfG Discussion Paper 10/12.
Fuente:http://estudiosdelaeconomia.wordpress.com/2011/11/08/variedades-de-capitalismo-para-america-latina/

martes, 9 de abril de 2013

Aquellos años crueles


 

 Por Mario Wainfeld
Los argentinos tienen motivos válidos para odiarla. El hundimiento del General Belgrano fue un crimen de guerra, decidido por la líder de un imperio habituado a cometerlos. Una imagen que se repite en estos días la muestra desafiando a una periodista británica, como ella, preguntándole por la violación de la zona de exclusión. La primera ministra Margaret Thatcher replica en un inglés claro, casi silabeado. Habla de modo pausado que, cuenta la crónica, había aprendido tomando unas clases con el gran actor Laurence Olivier. No responde, saltea la pregunta, alega: “Ponía en riesgo a las naves británicas”. Traduzcámosla, apenas: si hay riesgo para el imperio, no hay que considerar la ley.
Fue primera ministra del imperio en decadencia, la primera mujer en llegar a ese cargo. El sistema parlamentario inglés, que arropa mucho al bipartidismo, viabiliza mandatos largos en momentos de estabilidad. “La Dama de Hierro” gobernó once años, entre 1979 y 1990. Su partido, el conservador, la desplazó para que su compañero John Major conservara Downing Street un buen tiempo más. Luego advino otro prolongado gobierno, el del laborista Tony Blair, que perduraría diez años, sin igualar el record de Thatcher.
Hablemos de vidas paralelas. El presidente norteamericano Ronald Reagan entró a la Casa Blanca en enero de 1981 y estuvo ocho años, dos períodos. Es el máximo que permite su Constitución, menos permisiva que el régimen inglés. Se retiró triunfador a principios de 1989. En noviembre de ese año se cayó el Muro de Berlín. Implosionó, se derruyó: ahora se sabe, en ese tiempo acaso no fuera tan claro. En el fin del mundo, como dice el papa Francisco, Carlos Menem llegó a la Casa Rosada en 1989: se mantuvo hasta 1999, reforma constitucional mediante.
Reagan y Thatcher encabezaron lo que dio en llamarse “revolución conservadora”, un aparente oxímoron. “Revol-con” la cifró, con humor y justeza, el brillante intelectual y ensayista argentino Arturo Armada. Eso hicieron esos dos políticos que podían parecer menores, pero que impusieron un paradigma que hizo escuela en el mundo.
Encontraron un momento propicio, supieron capitalizarlo. No fueron neoliberales. Se valieron del poder del Estado todo lo que pudieron. Invirtieron su signo, eso sí. Los treinta años gloriosos de la posguerra, los Estados benefactores de Occidente, las socialdemocracias, la amenaza comunista, estaban en decadencia.
Quizá sea exagerado decir que el neoconservadorismo fue pasión de multitudes, pero es riguroso apuntar que tuvo apoyo popular en muchas latitudes, incluyendo a nuestro Sur.

* * *

Las cronologías de los hechos políticos, que se sintetizan en las líneas precedentes, pueden ser precisas. Los procesos sociales, económicos y políticos resultan más chúcaros para encasillar, para ser fechados. Thatcher, como Reagan, captó el espíritu de una etapa en la que el individualismo competía con ventaja contra la solidaridad que generaron la posguerra europea, los modelos alternativos al capitalismo o los intentos serios de mitigar sus desigualdades.
Eficiencia, desregulación, flexibilización, firmeza o brutalidad frente a los desbordes sindicales o a todo tipo de rebeldía. Esas fueron herramientas que se aplicaron con matices en diversas comarcas. La etapa neo-con fue otra cosa. Permeó las conciencias, generó un imaginario que se hizo (bastante) colectivo, encontró las flaquezas de sus adversarios, hizo época.
No se habla de “una” política económica, se habla de política. No se alude a un paradigma económico sino a una ideología, una visión del mundo. No se trata de cambios en la propiedad de las empresas del Estado sino de una mentalidad que penetró muchas conciencias, que las permeó, que supo arar sobre un terreno ya sembrado.
Por aquel entonces, el sociólogo francés Alain Touraine escribió que las clases dominantes producen más modelos de comportamiento que bienes. Un modo sencillo de reescribir las grandes lecciones de Antonio Gramsci sobre hegemonía. El sálvese quien pueda (y yo puedo) era el mensaje, que hizo escuela.
Se discutió, claro, las resistencias fueron fenomenales. Se las abatió con impiedad, con el poder estatal, con violencia si era menester. También con aprobaciones ciudadanas. Rambo competía en el cine con Apocalipsis Now!, era una gran polémica... adivinen quién era más popular en Estados Unidos, y no sólo ahí.

* * *

No hay triunfo político como el que consiguió, más allá de las décadas de oro de Thatcher y Reagan, sin una victoria cultural. Las batallas culturales existen, antaño y ahora.
En aquel entonces, Mariano Grondona publicaba un libro titulado Bajo el imperio de las ideas morales. En un tramo exaltaba cómo una asamblea popular de una pequeña ciudad de Estados Unidos resistía a que se instalara un asilo de ancianos en su distrito. El Estado lo pagaba en su totalidad. Los vecinos no lo quisieron y lo vetaron, los gobernantes les hicieron la venia. Mariano leía esa ruindad, un summum de insolidaridad como un triunfo del individuo contra el Estado, el imperio de una peculiar “idea moral”. Captaba bien la esencia, entendía lo que había en juego. “El mercado”, eventualmente, está formado por seres humanos de carne y hueso. El poder económico es, con frecuencia, indigente desde el ángulo moral.

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En la Argentina, el peronismo tradujo la revolución conservadora al criollo. Era, si se admite otra paradoja aparente, un trance impensable y al unísono el único factible. La enorme (ora perversa, ora benéfica) capacidad de adaptación del justicialismo hizo posible el atroz milagro. Menem llegó cuando Reagan y Thatcher ahuecaban el ala, mientras su siembra crecía. El franchising local del neo-con fue peronista, extremo. Devastó un amplio Estado de bienestar con fiereza incomparable, no igualada en casi ninguno de los países hermanos y vecinos.

* * *

La dictadura que saludó con euforia la primera victoria de Thatcher, le dio una insólita cobertura televisiva en su momento. Y, comentan los que saben, le dio una manito con la invasión a Malvinas porque la estrella electoral de la primera ministra flaqueaba, en la inminencia de una nueva compulsa en 1983. La estimación es opinable, en cambio es irrefutable que Thatcher, como Reagan, contó con amplio consenso electoral dentro de sus fronteras. Y hegemonía cultural mucho más allá de ellas.
El menemismo también logró aprobación mayoritaria en las urnas, con dos diferencias sensibles. La primera es que su jefe no era un conservador de estirpe, como Reagan y Thatcher, sino un nacional-popular. La segunda es que violó el contrato electoral, que contenía muy otras promesas... y fue revalidado.
La aprobación ciudadana... he ahí un dato cruel que complejiza un cruel legado.
La aflicción que atravesaron luego sus cuerpos y su muerte no deben alegrar a nadie. Son padecimientos de las personas, que suscitan la condigna piedad. Lo que sí es festejable es que, por lo menos en nuestro Sur, la era de su primacía cesó, otros paradigmas están en auge. Con aciertos, errores y carencias, pero con un sesgo ideológico diferente y más promisorio
Fuente: Página/12

Margaret Thatcher destruyó a los mineros ingleses, recuerda sindicalista


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Foto: AP
“Hoy es un gran día”, han dicho los mineros carboneros ingleses celebrando la muerte de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher.
“Es uno de los grandes días. No siento ninguna tristeza, por lo que ella le hizo a mi gente. Destruyó nuestra comunidad, nuestros pueblos y nuestra gente”, señaló David Hopper, secretario general de la Asociación Mineros de Durham.
Hopper, con 70 años, pasó toda su vida laboral en la mina de Wearmouth, y “no veía la hora” de que se anunciara la muerte de Thatcher. “Estoy contento que viví más que ella. Hoy es un gran día para todos los mineros. Imagino que haremos una contra-marcha el día de su funeral”, agregó.
Lamentablemente, las políticas de la Dama de Hierro siguen teniendo consecuencias en la actualidad, afirmó Hopper. “Nuestros hijos no tienen trabajo y nuestra comunidad está llena de problemas. No hay trabajo, no hay dinero, y es el legado muy triste que ella dejó. Odiaba a los trabajadores y tengo muy malos recuerdos de lo que nos hizo. Puso a toda la nación en nuestra contra y la violencia con que se nos trató fue terrible”, afirmó.
“Tienen suerte de no haber sido tratados como ella trató a los mineros”, agregó Hopper
Fuente:LaMULA

lunes, 8 de abril de 2013

¿Otra vez la antipolítica?




Por Eduardo Aliverti

Opinar al cabo y aun en medio de una tragedia, del tipo de la vivida por porteños y bonaerenses, presenta el nada grato desafío de que las palabras justas o atendibles que uno pueda encontrar –políticamente hablando– no choquen contra las lastimaduras, muchas de ellas terribles, irreparables, de tanta gente.
Los momentos como éstos suelen ser una invitación a desbocarse, y de hecho fue lo que sucedió. La referencia no alude a las víctimas, que están en todo su derecho emocional de explotar y agarrárselas con quienes les parezcan. Y tampoco remite a esos guapos del anonimato que circulan por las radios y las redes sociales sin parar un segundo, cargados de odio también de modo constante respecto del tema que fuere y, siempre, con alguna solución a mano que nunca es otra cosa que matar a alguien, putear a la bartola, gritar que se vaya éste, aquél o aquélla. Las víctimas son gente que está desesperada y se merece atención y respeto digan lo que digan. Los segundos son intelectualmente inimputables y no vale la pena detenerse en ellos más que para preguntarse cómo pueden vivir así, militando en el rencor, ya sea cuando son mosquitos auténticos con nada mejor para hacer o cuando se trata de operadores de usinas programadas. Ni a los unos ni a los otros puede pedírseles reposo analítico. Pero sí a quienes tienen el compromiso de gobernar. Y a los comunicadores que deben producir e informar para, en el mejor de los casos, juzgar sólo después. La impresión, por no decir la certidumbre, es que, entre responsables ejecutivo-legislativos y animadores periodísticos (la gran mayoría de ambos, por lo menos), sólo asistimos a una ensalada de repentinos especialistas en fenómenos meteorológicos, entubamiento y desentubamiento de arroyos, cambio climático universal; demagogias defensivas u ofensivas, chicanas para sacarse las imputaciones de encima y casi interminables etcéteras de tenor análogo.
Vaya un disparador que pretende ejemplificar ciertas deudas compartidas, aunque no al mismo plano, entre los que gobiernan y los que comunican y opinan. Por ahora dejemos de lado a los primeros. De los segundos, entre los medios y colegas de alcance masivo que se muestran sorprendidos y horrorizados por la tragedia, ésta o similares, ¿qué registro hay de que periódicamente difundan informes e investigaciones sobre el tratamiento de la basura, la marcha de las obras que se prometen, la preparación para situaciones de emergencia, los negociados inmobiliarios, la denuncia sobre el déficit de vivienda, las subejecuciones presupuestarias? Quede bien claro que ni siquiera es cuestión de meterse (aunque pueda incluírselo) en si Macri y Scioli gozan de protección mediática por parte de la prensa opositora, ni en las andanzas de la que ampara al gobierno nacional. Hablamos, a secas, de que hay un periodismo que derrama lágrimas de cocodrilo frente a las catástrofes que sufre “la gente”, sin haberse preguntado antes qué hizo, qué notificó, qué advirtió, estructuralmente, como para tener cierta autoridad moral en sus señalamientos de omisión y corrupción. En otras palabras: si es verdad que las autoridades siempre llegan tarde cuando suceden los desastres, también lo es que a muchos y lacrimógenos parloteadores de los medios les pasa lo mismo. Si es seguro que gubernativamente no hay prevención, también es real esa prensa que siempre parece desayunarse de golpe ante las calamidades no sólo meteorológicas. Una prensa en actitud impertérrita detrás del vértigo impactante, que en lo global jamás avisa del peligro que se corre por esto, esto y esto otro. Es decir, el antes. En el después, ya se conoce aquello en lo que igualmente debe repararse toda vez que sea necesario: encima de que se vive una tragedia, le ponen música de fondo, buscan el morbo, salen a la cacería de los más desesperados, no chequean nada, golpean abajo, condenan a como salga. Es el show, tétrico. No la noticia. La noticia es el show. La forma es el fondo.
Cabe repetir que este marcaje de tratamiento mediático no tiene la intención de igualar atribuciones entre las responsabilidades de gobernar y hacer periodismo. Sin embargo, vuelto a aclarar ese punto, hay que detenerse en con cuántos y cuáles elementos informativos, de cuánta certeza, se dispone para juzgar a los que gobiernan. En los distritos y del signo ideológico que fueran, por más que todo sea ideología. Intentemos trazar dos grandes columnas de objetividad, según lo único que, tras lo sucedido, muestra de acuerdo a prácticamente todos. En una columna ponemos que se llovió la vida como nunca o casi, tal vez con el solo parangón de lo que fue la inundación santafesina de 2003 (en términos de difusión masiva por tratarse de grandes ciudades, porque la lista de catástrofes naturales es bastante más larga que eso si se abarca a las metrópolis pequeñas y a pueblos y pueblitos: Tartagal, Villa La Angostura tapada de cenizas volcánicas, Resistencia en el ’82, y sigue). Ya se mostró la cuenta de que lo sucedido equivalió, en lluvia, a llenar decenas de miles de piletas olímpicas, en un par de horas, a lo bestia. En la primera columna objetiva, entonces: esto fue algo anormal, de cálculo previo imposible y, aun cuando no lo hubiere sido, igual de imposible si era por reducir a cero la nómina de muertos y daños. En Nueva York –Nueva York, no Bangladesh frente a correntadas bíblicas– se preparan durante semanas para la nevada o el huracán “del siglo” y los muertos se cuentan de a centenares, para no hablar de los inmensos perjuicios materiales. En Cuba, probablemente el país más ejemplar del mundo si es por prevención organizativa contra la furia de la naturaleza, sucede otro tanto. En Europa y en China hay esas olas de frío polar que son advertidas con antelación suficiente, para que igual queden sumergidos bajo la nieve y se pregunten cómo puede ser que se muere y se muere, y se destruya, y no haya forma de evitar lo dramático que se sabía. En consecuencia, a relevo de pruebas por la confesión experimental en todo el mundo, en la gran segunda columna de lo objetivo podríamos ubicar cuál fue, es y será la preparación estatal para paliar. No para impedir por completo. Acerca de tal aspecto, algunas cosas caen por su propio peso. El lunes a la tarde, feriado, Buenos Aires era una alfombra compacta de hojas de otoño, cubriendo veredas y alcantarillas, y no se veía un barrendero ni con asistencia de GPS. Después o mientras tanto, en el conurbano, las poblaciones en situación de riesgo ambiental –de toda clase social, aunque ya se sabe que si hay clases es para que unas sufran más que otras– seguían ahí, al arbitrio de todo lo que no se hace debajo de la superficie porque –también ya conocemos– electoralmente no paga lo que no está por arriba, lo que no se ve. Y después llegó La Plata, de cuya periferia descubrieron, de repente, que acumuló un 65 por ciento de bolsones de pobreza en menos de 30 años, agravados porque, como Buenos Aires, la capital, es una llanura perfecta e inundable, expuesta a los desbordes de las cuencas. El 27 de septiembre del año pasado, la Nación convocó al alcalde porteño y al gobernador bonaerense para oficializar la conformación de un ente tripartito, la Agencia de Transporte Metropolitano, a fin de coordinar acciones sobre cómo viaja y debería viajar la población en un área que concentra a 13 millones de personas. No hay noticias de qué pasó con eso pero, como sea, sería bueno saber por qué no existe algo de propósitos similares, efectivo, en torno del entrenamiento popular y las obras que se necesitan para enfrentar desastres climatológicos, en urbes nacidas a contramano de la naturaleza. Comunicar conjuntamente que tanta plata se destinará a tales proyectos de mediano y largo plazo. Haber aparecido, que alguien convocara, para presentar estatura de estadista frente al drama. Cristina lo hizo el viernes a la noche, en cadena nacional, con anuncios concretos que, podrá decirse, son tan destacables para el después como exiguos para el antes. Pero hizo algo. Hizo eso. Alcance o no alcance, materialmente, no se borró, ni descargó culpas en los demás (excepto, sin nombrarlo, en el intendente platense), ni se dedicó a expresar una mera solidaridad.
Esto último, unido a lo inevitable, lleva a enmarcar cuánta responsabilidad debe adjudicarse a “la clase” política. Sin duda que mucha, pero hay gestos y gestos que deberían diferenciar a tales y cuáles. Y que, de mínima, debieran dejar testimonio de que, en última instancia, la que resuelve o aminora daños es la política, lo que votamos, lo que empujamos, lo que militamos. Hay que decir esto porque, gracias al tratamiento mediático, a la facilidad demagógica, a la ramplonería, en estos días se percibió otra vez ese tufo a que la política es el arte de cagarnos la vida. Y tanto como puede serlo, resulta irrefutable que, a la par, es exclusivamente la única posibilidad de arreglar todos los asuntos públicos. Esa cosa anarca de que son todos chorros, de que ninguno hace nada, de que lo único que sirve es la conmocionante caridad del “hombre común”, de que hay que sacarse emblemas partidarios al repartir ayuda, sirve a los intereses de llorar y se acabó para que, al cabo de las lágrimas, aparezcan los hombres de negocios a decir que las ideologías se acabaron y que ellos se encargarán de evitar nuevos desastres.
Es momento de pensar que, por fuera de lo que ya es irreparable, de estas cosas se sale con más y mejor política. Con más y mejor Estado. Con quienes mejor traduzcan eso políticamente. Olvidarlo es olvidarse de lo elemental.
Fuente: Pägina/12

“Nuestra juventud cree en la solidaridad”


 


LA PRESIDENTA RECORRIO EN LA PLATA LOS CENTROS DE AYUDA A LOS DAMNIFICADOS POR LA INUNDACION

Junto a referentes de Unidos y Organizados, Cristina Fernández estuvo en la Facultad de Periodismo, en una escuela y en el centro del voluntariado de Cáritas. Destacó el “entorno político e institucional” que fomenta el compromiso de los jóvenes.

“No me equivoqué cuando dije que la Patria es el otro”, señaló ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner después de recorrer en La Plata centros donde se organizan las donaciones para colaborar con los damnificados por la inundación provocada por las lluvias de la semana pasada. La Presidenta conversó con los voluntarios en la Facultad de Periodismo de La Plata, donde se concentra la ayuda de Unidos y Organizados, en el Colegio 121 de la ciudad y en la parroquia San José, centro del voluntariado de Cáritas, donde también se reúne actividad solidaria para con los afectados por el temporal.
“Ver a estos jóvenes me retornó a épocas pasadas, pero sobre todo estamos viendo que hay otro entorno político e institucional en nuestro país y, por eso, nuestra juventud cree en la política, la militancia y la solidaridad, pero sobre todo en el prójimo”, señaló Fernández de Kirchner, luego de visitar el centro de recepción y coordinación de las donaciones que el nucleamiento de agrupaciones kirchneristas Unidos y Organizados montó en la Universidad Nacional de La Plata. Miles de jóvenes trabajan solidariamente en la recepción y la distribución de las donaciones que continúan llegando a la capital bonaerense para asistir a los damnificados por las lluvias que el miércoles pasado provocaron la muerte de 51 personas y la evacuación de miles.
La Presidenta se acercó hasta la Facultad de Periodismo de la UNLP para supervisar las tareas que realizan los jóvenes militantes junto al Ejército, la Prefectura, y con funcionarios y personal de los ministerios de Seguridad y Desarrollo Social de la Nación. Allí señaló que el “entorno político e institucional del país” permitía la participación masiva de la juventud en las tareas solidarias. Acompañada por los dirigentes de La Cámpora, Andrés “Cuervo” Larroque y Eduardo “Wado” De Pedro, CFK insistió en alabar la tarea de los jóvenes, “ayudando a los que sufrieron y trabajando codo a codo para llegar a los que más lo necesitan”. Con los dos diputados y también con dirigentes de las otras agrupaciones kirchneristas como el Movimiento Evita, la Corriente Peronista Descamisados, Kolina y otras, recorrió las instalaciones del centro para interiorizarse acerca de la coordinación del operativo.
También participó de la comitiva el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, quien destacó que “el nivel de la organización es envidiable y también tanta solidaridad del pueblo, en especial, de la juventud”, y agregó que lo llenaba de orgullo observar a los jóvenes “trabajando casi sin dormir”.
Fernández de Kirchner se mostró “feliz porque los jóvenes creen en la política y en el prójimo, si no creyeran en el prójimo no estarían acá y en tantos lugares ayudando”. A su vez recordó su propio discurso del 2 de abril en Puerto Madryn, en conmemoración del Día del Veterano y los Caídos en Malvinas: “A pesar de que aún no sabía lo que iba a pasar, no me equivoqué cuando dije que la Patria es el otro”. Acompañada también por el secretario de Seguridad, Sergio Berni; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; y el titular de Aerolíneas Argentinas y dirigente de La Cámpora, Mariano Recalde, Cristina Fernández saludó a los militantes y estudiantes que se movían activamente en las tareas solidarias a su alrededor, antes de subir a un camión del Ejército que transportaba las donaciones para los damnificados.
Por la tarde, la Presidenta sorprendió al secretario de Cáritas-La Plata, Eduardo Martínez, al visitar sorpresivamente la parroquia San José, donde la entidad recibe los elementos que luego acercan a las familias necesitadas. “Esto que estamos viendo es la consecuencia de que ella haya estado aquí”, señaló Martínez, al referirse a la llegada de seis camiones con colchones, frazadas y alimentos y agregó: “Habló con la gente, vio lo que se estaba haciendo y nos preguntó qué necesitábamos. Esto es un claro ejemplo de que estamos trabajando en conjunto”.
CFK también llegó al Colegio 121 de La Plata con la compañía de Larroque y De Pedro. Allí se reunió con los voluntarios que la invitaron a sentarse en ronda con ellos. Sentada en el piso, junto a los demás, la Presidenta preguntó cómo se habían organizado y escuchó atentamente a los jóvenes, mientras otros continuaban la labor de recepción de los materiales y alimentos que luego partirían a manos de los vecinos.
Ya el miércoles pasado, la Presidenta se había trasladado rápidamente hacia las zonas afectadas por las tormentas. Apenas pudo se acercó hasta el barrio de Tolosa, en La Plata, uno de los más perjudicados por lluvias que inundaron la zona con casi dos metros de agua. Allí se contactó con algunos de los damnificados y luego mantuvo una reunión con el gobernador Daniel Scioli, con quien organizó las tareas de emergencia. El mismo día recorrió el barrio Mitre, en la Ciudad de Buenos Aires, donde también se contactó con los vecinos que se acercaron a saludarla y a pedirle ayuda.
Fuente: Página/12

miércoles, 3 de abril de 2013

El desafío de recuperarlas

Por Julián Domínguez *
Desde la llegada a la Casa Rosada de Néstor Kirchner, el desafío de recuperar la soberanía de las islas Malvinas se transformó en una política de Estado, ratificada tanto por Néstor como por nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner en todo foro internacional del que participaron.
El Congreso Nacional también ha fortalecido la idea de cimentar una política exterior de Estado en la que se asientan los pilares de los derechos y reivindicaciones soberanas argentinas sobre las islas del Atlántico Sur. El mejor ejemplo de ello es la declaración de Ushuaia de marzo de 2012, aprobada por unanimidad por todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria.
La respuesta británica a esta firme decisión del grueso de las fuerzas políticas y sociales de nuestro país ha sido la organización de un referéndum entre los isleños, plebiscito que carece de cualquier valor legal internacional. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha expuesto en reiteradas ocasiones que la única vía que acepta Argentina para la resolución del conflicto es el diálogo bilateral, y la ONU ha dejado en claro a través de sus resoluciones que las partes que deben intervenir son dos y no tres. Porque quienes hoy habitan el suelo de las islas son británicos, no población nativa, y eso es así desde la invasión británica en 1833.
Actualmente, el gobernador británico en las islas es elegido por la reina a propuesta de su secretario de Estado de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth Británica. Según el texto constitucional, el gobernador representa a la reina de Inglaterra, y de ella deriva su legitimidad. Nunca ha habido avances en este sentido, a pesar de los pedidos locales de mayor autonomía.
Los argentinos no tenemos problema con que los isleños elijan sus propias autoridades, siempre que con sus decisiones no afecten los valores consagrados en nuestra Constitución Nacional. No queremos imponerle nada a la población de las islas Malvinas. Queremos que sigan trabajando y creciendo allí, con su cultura y sus costumbres. Eso sí: queremos que, por estar ocupando un territorio que es nuestro, acepten nuestro estado de derecho. Esto es demostrable en los más de 200.000 británicos y descendientes de británicos que habitan el suelo continental argentino y que gozan de los derechos y obligaciones que emanan de la Constitución Nacional y desarrollan su vida en plena libertad.
Este indeclinable pedido de Argentina para que se reconozca su soberanía sobre las islas tiene sustento en el pasado inmediato. El 11 de junio de 1974, representantes de la Embajada del Reino Unido en Buenos Aires, por orden expresa de las autoridades británicas, le propusieron al canciller del gobierno de Juan Domingo Perón, Alberto Vignes, comenzar a discutir las salvaguardias y garantías que se les otorgarían a los isleños en la eventualidad de un condominio sobre las islas Malvinas. La muerte del general, a las tres semanas, dejó truncas estas negociaciones. Este hecho olvidado de nuestra historia señala dos cuestiones: que a través del diálogo se puede llegar a una solución satisfactoria; y que Gran Bretaña, en el fondo, siempre supo que las Malvinas eran y son argentinas.
Con el derecho de nuestro lado, el próximo desafío es lograr que Gran Bretaña se siente a la mesa de negociaciones. Y para eso tenemos que usar todos los recursos, tanto diplomáticos como políticos. Siempre sobre la indeclinable base de buscar una salida pacífica al conflicto, debemos ser creativos a la hora de plantear posibles soluciones pacíficas.
Quiero hacer propia una frase contenida en el mensaje final de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en Aparecida, Brasil, en 2007, texto que fue mencionado por el papa Francisco a nuestra Presidenta durante la audiencia que mantuvieron hace unos días: “Esperamos hacer de este continente un modelo de reconciliación, de justicia y de paz”. En esa audiencia, nuestra Presidenta contó que la cuestión Malvinas estuvo presente, una señal que nos llena de orgullo y esperanza a todos los argentinos. Y en especial a los de mi generación, que llevará por siempre la marca de la guerra de Malvinas.
* Presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.
Fuente: Página/12

“Otra vez la falta de gestión”

El ministro Julio De Vido denunció “falta de mantenimiento” y “subejecución de las partidas presupuestarias”. El secretario de Seguridad Sergio Berni también le apuntó a Macri. Desmintieron cualquier responsabilidad de Tecnópolis en las inundaciones.

Desde el gobierno nacional salieron a criticar ayer la falta de previsión de la gestión de Mauricio Macri para evitar las inundaciones en la ciudad de Buenos Aires, que ayer terminaron con al menos seis muertos, según información del PRO. “Otra vez la falta de gestión nos lleva a lamentar víctimas fatales y deja a 450 mil vecinos sin luz”, aseguró el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Más temprano, el secretario de Seguridad Sergio Berni había cuestionado al jefe de Gobierno por encontrarse de vacaciones cuando desde el lunes existían alertas del temporal. “Está siempre donde no tenía que estar”, remató Berni. Además, desde la Secretaría de Obras Públicas y la Unidad Bicentenario desmintieron que la muestra Tecnópolis tuviera alguna responsabilidad en las inundaciones, como había trascendido.
Desde uno de los lugares más perjudicados, el barrio Mitre, el secretario de Seguridad se mostró junto a los damnificados y remarcó la ausencia del máximo responsable político de la Ciudad. Berni remarcó que el temporal afectó a toda la Ciudad producto de la falta de obras por parte del PRO. Según detalló el funcionario, el gobierno nacional aportó oficiales de Gendarmería y el Ejército en distintos lugares para auxiliar a las víctimas en las zonas más afectadas, donde se podían ver viviendas inundadas, destrozos en locales comerciales y vehículos arruinados. “El caos se vio en toda la Ciudad, en Núñez, Belgrano y Palermo”, insistió el secretario de Seguridad, quien remarcó que para hacer la carrera de TC2000 el gobierno porteño asfaltó y efectuó obras en dos meses.
A través de un comunicado, De Vido denunció que el gobierno PRO estaba alertado del temporal 20 horas antes de que sucediera y no realizó las acciones de prevención necesarias, como la revisión de los sumideros y el despliegue de personal en forma preventiva. “Existe un pésimo manejo de los sistemas pluviales de la Ciudad, tanto por falta de mantenimiento como por la subejecución de las partidas presupuestarias”, profundizó De Vido, en contraposición al discurso de Macri. Después de llegar de Brasil, pasadas las seis de la tarde, el jefe de Gobierno porteño responsabilizó al gobierno nacional por la supuesta falta de avales para tomar deuda y financiar las obras pendientes en el arroyo Medrano.
“Sería bueno que los cuantiosos recursos con los que cuenta el gobierno local por las sucesivas subas de impuestos fueran aplicados a solucionar los problemas de la Ciudad”, se anticipó De Vido. Respecto del trabajador del subte B que falleció por la inundación, el titular del Ministerio de Planificación reclamó que el gobierno porteño “se haga cargo y tome las medidas preventivas necesarias”. Por último, remarcó que se trabajará para restablecer el suministro de energía eléctrica lo antes posible y que se pondrá a disposición los generadores de la empresa estatal Enarsa.
Durante el día había trascendido que la muestra Tecnópolis era responsable de las inundaciones en el municipio bonaerense de San Martín. La Unidad Bicentenario de Presidencia calificó como “falsas e infundadas” esas versiones y desmintieron que exista una compuerta para evitar que el agua ingrese al predio. Por el contrario, reseñaron una serie de obras que se realizaron desde 2008 (antes de instalarse la muestra) para “mejorar hidráulicamente toda la región”. Por su parte, la Secretaría de Obras Públicas informó que tanto el Canal Aliviador Medrano como el Reservorio Medrano, ubicados al lado del predio de Tecnópolis, que sirven para evacuar los desagües pluviales de los partidos de Vicente López y San Martín, están a cargo de la municipalidad de Vicente López (cuyo intendente es Jorge Macri) y de la provincia de Buenos Aires.
Fuente: Página/12

El borrador que Eduardo Luis Duhalde le presentó a Néstor Kirchner en 2003

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Las palabras de Cristina y un poema inédito de Duhalde, el bueno.

A un año de su desaparición física, Tiempo Argentino revela el primer borrador que Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación, le presentó a Néstor Kirchner en marzo de 2003. Su hijo Mariano H. Duhalde, explica que se trata de "un borrador que trabajó el 22 de marzo de 2003 y en el que delineó ideas para conversar con Néstor Kirchner. Esto, cuando no sabía quién ocuparía ese lugar y a pedido de Néstor". El documento titulado "Derechos Humanos para un nuevo país" estaba en la computadora personal de Eduardo Luis al igual que un poema que fue escrito en 2007 y rescatado y reproducido en Cuadernos de la Militancia. Eduardo Luis Duhalde. Aportes para la construcción de una Democracia Avanzada.
En marzo de 2003, Eduardo Luis Duhalde había trabajado en la elaboración del Plan Nacional de Derechos Humanos cuyo objetivo inmediato era la "fijación de pautas y metas para la discusión participativa con los sectores sociales del Plan Nacional para 2004". El primer punto tiene que ver con la acción de la Secretaría y los primeros temas que debería tratar. La preocupación, y el punto de partida, para Duhalde era enfrentar la crisis: "Porque el hambre, la desocupación y la marginación social, con su secuela de mortalidad infantil, desnutrición, deserción escolar, hambre y pobreza extrema, constituyen violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos. Porque el auge del delito, la corrupción y la pérdida de valores carcomen el fundamento ético del Estado y la sociedad. Porque la injusticia genera violencia y compromete la paz social, la tolerancia y la solidaridad."
Continúa con el concepto de "Un sólo Estado, brazos múltiples" y lo fundamenta: "Porque el respeto y la promoción de los Derechos Humanos debe recorrer todo el cuerpo del Estado. No hay democracia efectiva con negación de los derechos fundamentales. Es función de esta Secretaría contribuir a interrelacionar la acción de los ministerios, instituciones y organismos dependientes del Poder Ejecutivo en esta tarea; coordinar acciones con las Comisiones de Derechos Humanos del Parlamento Nacional, contribuir a que en el Poder Judicial, los jueces apliquen los tratados e instrumentos que tienen jerarquía constitucional, que en los ámbitos provinciales se respeten de igual modo estos derechos que amparan a todos los seres humanos."
En tercer lugar propone colocar el Estado al servicio de la sociedad: "Porque se ha acabado el tiempo en que el Estado era agresor o indiferente, cuando no represor del conjunto social. Un Estado al servicio del pueblo implica reconocer las interpelaciones sociales, su energía solidaria, su capacidad creativa y su capacidad de auto-organización, convirtiéndose en Estado articulador de la sociedad civil en el espacio público. Porque no hay otros fines éticos del Estado que el estar al servicio de la sociedad, mejorando su calidad de vida y generando la dignidad del trabajo y del salario, asegurando al mismo tiempo la convivencia en paz, la salud, la vivienda y la educación."
El documento tiene una lista de nuevos enfoques de los Derechos Humanos que luego, consecuentemente, se pusieron en práctica a lo largo de la década ganada. Entre tantos de ellos, figuran: "Insertarse en el presente y proyectar el futuro. Construir ciudadanía. Potenciar la solidaridad. Coordinar la energía social. Seguimiento de casos. Potenciar la acción reparadora de las secuelas del terrorismo de Estado. Combatir la impunidad y la supervivencia de concepciones autoritarias generadoras de actos ilegales por agentes públicos y sectores del propio Estado."
Para alcanzar esos objetivos, Duhalde había propuesto aumentar los recursos humanos incorporando al plantel de la Secretaría "antropólogos, médicos, psicólogos, sociólogos, abogados especializados, politólogos, comunicadores, trabajadores sociales, representantes de la juventud y familiares de víctimas". Sugirió, además, la creación de un Observatorio de los Derechos Humanos, la constitución de grupos de trabajo ad honorem con participación de la sociedad en el análisis y proyección de políticas de Estado, la creación del "voluntariado" de Derechos Humanos para la incorporación masiva de formadores y facilitadores.
Acompañando esas medidas, el borrador contempla la "concertación de espacios y programas en radios y canales de TV abierta estatales, un proyecto de creación de un nuevo canal de TV por cable "El Canal de los Derechos" mediante la participación de las ONG, la elaboración de programas de radio y televisión, en cassettes y videocassettes, para su reproducción gratuita en las emisoras de todo el país y radios abiertas en puntos clave del conglomerado social." De igual modo, hace aportes en el lineamiento de políticas educativas, una nueva política federal "mediante el fortalecimiento del Consejo Federal de Derechos Humanos y la creación de Consejos regionales, y mediante la creación de delegaciones provinciales de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación."

MEMORIA TRISTE. Escrito en 2007, rescatado por su hijo Mariano H. de su computadora personal, inédito y bello es "Memoria triste", el poema que escribió Eduardo Luis Duhalde a los 68 años:
Me he vuelto más sensible / con el tiempo, / los surcos de mi frente / son grietas del alma / plagada de agujeros / en la coraza perforada. / Rendijas donde cuelan / lágrimas soterradas / entre mis manos apretadas. / Sin anuncios / ni llamados, / el pasado vuelve / inexorable / en mariposas de nostalgias / para llorar mis muertos / cada mañana gris, cada mañana. «


E Duardo Luis x Cristina
“También es un día para recordar a un hombre que se nos fue, un funcionario de nuestro gobierno, un luchador de los Derechos Humanos, como fue el doctor Eduardo Luis Duhalde; un hombre que tuvo toda una vida de militancia, de lucha, de exilio también, de retorno del exilio con las mismas ideas, con las mismas convicciones, sin grandes alharacas, sin hacer alarde de lo que había hecho o de lo que había dejado de hacer, porque no necesitaba hacerlo, su propia historia y sus propias convicciones, así lo demostraron.”

Palabras de Cristina Fernández de Kirchner, el 4 de abril de 2012.



Eduardo Luis por su hijo Mariano H.
Si quisiéramos distinguir un rasgo esencial en Eduardo Luis Duhalde, podríamos referirnos a su vocación docente y a su capacidad de observación. Docente porque en cada actividad de las múltiples facetas que desarrolló a lo largo de su vida, siempre estuvo dispuesto a formar compañeros y compañeras que pudieran desarrollar por sí mismos líneas de acción tendientes a construir una sociedad mejor, más justa, soberana y reivindicativa de la dignidad del ser humano. Donde la memoria histórica y el desarrollo del hombre fueron hasta sus últimas acciones pilares fundamentales de su quehacer.
Su inagotable optimismo y su confianza en las masas lo llevó a transitar el mundo sin reconocer fronteras ni a escatimar esfuerzos para ser útil y solidario allá donde el deber, las circunstancias o la casualidad lo llevara. En ese transitar recogió la amistad y el reconocimiento en los lugares del mundo que visitó, tanto para aportar como funcionario de Naciones Unidas en la postergada África, o en nuestro sufrido continente. A donde fuera aportó su mirada en función de los derechos de los más postergados y de los luchadores sociales. Fue un militante de tiempo completo, un intelectual comprometido con su época, tanto en el desempeño de la docencia, el periodismo, en su tarea de defensor de los Derechos Humanos, como en su rol de funcionario público. Fue un entrañable amigo y un gran padre tanto de sus contemporáneos como de las generaciones más jóvenes.
Su acción siempre fue acompañada por su pluma, incansable analista de su tiempo, su capacidad de observación y reflexión lo llevó a pensar meditadamente sobre la realidad y los sistemas políticos. Su carácter antiimperialista y su temprana adopción de las herramientas que el marxismo le brindara para el análisis y las enseñanzas que sus maestros le aportaron estuvieron presentes hasta el final en la profundización sobre materias y temas que completaban una formación totalizadora en torno a la concepción del hombre como sujeto de la historia y de los Derechos Humanos como fundamento inescindible del sistema democrático.
Una visión gramsciana de la historia y de la conformación del bloque de la clase dominante acompañada de una gran intuición le permitió estar abierto y atento a descubrir la oportunidad histórica para accionar sobre la realidad para modificarla estructuralmente.
Esos valores y cualidades que él supiera advertir tempranamente le permitió estar junto a Néstor Kirchner en el momento que la historia se lo requirió. Sin vacilaciones y sin especulaciones personales apoyó hasta el último resuello de aire el proyecto encarnado por Néstor Kirchner, y de la misma manera durante el gobierno de la presidenta Cristina Fernández. Fue en estos períodos de su larga trayectoria en los que ocupó por primera vez un cargo público en el Poder Ejecutivo. Lo hizo con orgullo y total dedicación y entrega, a sabiendas de que era el corolario de una vida de lucha y que la misma se le iba en acompañar la acción del gobierno que vino a restaurar las bases éticas en el rol del Estado. Orgulloso de su conducta y de su modesto aporte a la refundación de esta Nación bajo el lema de Memoria, Verdad y justicia me toca, en nombre de todos los que trabajaron con él codo a codo y de sus familiares directos, presentar los materiales que muestran el camino transitado y que marcan los valores que rescatara en su lucha por aportar los contenidos para una democracia avanzada, una democracia que el concebía necesariamente imbuida de los contenidos y desarrollo de los Derechos Humanos fundamentales, que necesariamente incluyen los contenidos de Memoria, Verdad y Justicia, pero que no terminan allí, sino que siguen en las políticas de inclusión, asignación universal por hijo, el derecho a la vivienda, al trabajo digno, a la educación pública y gratuita, a la salud para todos y todas, a la igualdad de género, en suma, que se resume en los contenidos de Justicia Social desarrollados por el gobierno de Néstor y de Cristina, a quienes no sólo admiraba por su coraje y valentía, sino en quienes reconocía indudables dotes de conducción para la tarea colectiva a la que gracias a su generosidad entusiastamente desde el primer momento se pudo sumar y aportar en la medida de sus posibilidades.
Convencido del apotegma que repetía incansablemente: "donde hay voluntad hay un camino", quedan sus escritos y discursos para que cada uno encuentre la manera de poner en práctica esos valores colectivos que Eduardo Luis Duhalde supo hacer suyos convencido de que el problema central de la militancia era la práctica de la práctica.
Fuente: Tiempo Argentino