En
una transmisión en vivo de instagram analizaron las ideologías
subyacentes en distintas representaciones del trabajo, desde la
escultura Canto al trabajo a un afiche justicialista. En esta nota, los pasajes más salientes y el video de un diálogo tan lúcido como desopilante.
Quizá Daniel Santoro y Pedro Saborido sean los dos peronólogos no académicos más originales y más divertidos. Y, parafraseando un lugar común, podría decirse que juntos son dinamita. Por suerte, prometen tener más charlas como ésta para hablar de distintos aspectos de un fenómeno tan complejo y difícil de explicar como el peronismo. Si les resulta tan revulsivo e inaguantable a ciertos sectores sociales es porque, según Santoro y Saborido, es una doctrina de la felicidad y no del sacrificio que no postula el trabajo como castigo divino, sino como instancia para alcanzar el goce.
Canto al trabajo, de Rogelio Yrurtia
Daniel Santoro: “Esta obra se llama Canto al trabajo y lo que plasma es la pedagogía de que los trabajadores van a ser esclavos. Lo que dice es: “ustedes no merecen nada. Lo que tienen que hacer desde muy chiquitos –como esos chicos de cinco o seis años que están adelante del monumento- es aprender a sufrir y a padecer.
Pedro Saborido: Estos trabajadores arrastran una piedra frente a la Facultad de Ingeniería y ni siquiera les ponen una rueda, sino que la tienen que arrastrar de la peor manera. Claro, un sufrimiento lógico. Esta es la visión que se tiene del trabajo, que tiene que ver con el esfuerzo, el parto.
D.S.: Esta es la visión que se tenía antes de la era peronista, una visión a los que muchos quieren volver en la actualidad cuando hablan de los 70 años del peronismo. Bueno, antes de los 70 años, ésta era la idea del trabajo.
Grupo escultórico de León Tomasi
DS: Este grupo escultórico realista de León Tomasi no se llegó a plasmar mucho en fotografías, porque van a ver lo que pasó con esta escultura. Se colocó también frente a la facultad de Ingeniería, que en ese momento era la Fundación Eva Perón. La imagen que tenemos de su colocación es de septiembre de 1955, luego va a haber un bombardeo. Pero a esta escultura la destruyeron, mientras que el Canto al trabajo no le molestó a nadie. ¿Por qué a esta escultura la destruyeron? Lo que muestra también son trabajadores pero con una distancia inmensa de la idea del esclavo. Lo que se ve es gente bien alimentada, feliz, que ni siquiera está trabajando. Están en el momento del goce, de felicidad, de plenitud. Aquí los trabajadores tienen una vida.
PS: Aquí la idea esta la idea del momento después del trabajo, la idea de la cosecha. En cambio la otra escultura te dice: sembrá siempre y no coseches nunca. Esta una fiesta, están todos amontonados, hay frote.
DS: Para mi hay tensión sexual, están todos muy amuchados, muy felices. Me parece que pinta una partusa.
PS: Claro, por eso Perón decía “de la casa al trabajo y el trabajo a casa”, porque en casa había partusa. Siempre se dijo que del peronismo que era lo contrario del sacrificio´, era la vagancia, el San Perón. Si no hay sacrificio, hay vagancia. Sin embargo hay también otra opción que es esta: el trabajo para lograr la subsistencia y luego gozar.
DS: Exactamente, el trabajo es un instrumento en la vida, no es la vida misma. Es una instancia para tener una vida feliz. Aquí entra el tema del 1° de mayo, de cómo se concibe en las distintas ideologías.
PS: La escultura de Tomasi se contrapone a la otra en que el trabajo está concebido como trabajo físico. Nunca vemos a un contador haciendo esfuerzo físico. Es el esfuerzo de los que pueden redimirse de la pobreza a través el trabajo. La idea del esclavo y la sumisión está muy dentro nuestro aún hoy. El tipo que se queda sin trabajo, además del tema económico, siente culpa. Incluso hay una moda entre gerentes que se quedan sin trabajo. Dicen: estoy en transición. No pueden decir: estoy desocupado. Es un eufemismo para ocultar algo que está entre el pecado y el fracaso.
DS: Exactamente, la falta de trabajo, además, tiene una punición. No sé si alcanzas a ver los pedazos de la escultura de Tomasi, que era de mármol de carrara. Después del golpe militar del 55, la hicieron pedazos, la cortaron en rebanadas y fíjate la sintonía visual que tiene con los muertos del bombardeo. Ahí hay algo muy icónico. Los pedazos los arrojaron al Riachuelo. La escultura sufrió la punición por la forma en que visualizó el sacrificio y la felicidad. Arrojaron al Riachuelo la parte de la felicidad y quedó solo lo que es puro sacrificio. La otra escultura no molestó a nadie, pero esta sí.
PS: Claro, porque mostró que había alguien más que se divertía, que la estaba pasando bien.
DS: La felicidad del otro les molesta siempre.
P.S.: Y esto es un anticipo de lo que luego iban a hacer con los desaparecidos que tiraban al río. Las distintas partes de la escultura terminaron tiradas en el Riachuelo que alguna vez cruzaron los trabajadores.
DS: Claro, fue una devolución.
PS: El peronismo trae una novedad que es difícil, porque decir que uno quiere trabajar lo justo y necesario para ser feliz parece tener menos mérito que aquel que se entrega al trabajo. Su único límite de entrega es cuando es un trabajólico que no atiende a sus hijos, a la familia por el trabajo. El límite no es la felicidad ni la plusvalía que pueda generar. El límite son los hijos, salvo que estos no reclamen, cosa que puede suceder. Puede pasar que los hijos digan “mi viejo es un pelotudo y es mejor que esté en el trabajo y no acá”. A fines de los 60, a modo de cierta rebeldía popular diluida en cultura popular había dos cosas muy populares. Insisto con la palabra popular porque somos populistas y entonces la uso cada 30 segundos. El personaje de Minguito Tinguitella tenía un latiguillo que decía: “trabajás, te cansás, qué ganás”. Luego había una canción de Rodolfo Zapata que era un canto al no trabajo. Decía “no vamo a trabajar, no vamo a trabajar. Lunes, sí, primer día de semana, sería una macana si vamo a trabajar.” Lo decía con gran alegría y sin culpa. Ahora a nadie se le ocurriría decir que no le interesa mucho trabajar porque ya entra en la categoría de vago, hasta de perverso y corrupto.
Afiche americano
PS: Es un afiche de los años 50.
DS: Es el momento del confort de la postguerra sostenido por un trabajador con un cuerpo adecuado para ser el sujeto histórico de la revolución capitalista
PS: Es Superman
DS: Claro, tiene la estética de los superhéroes. Si le ponemos el traje de Superan, es Superman.
PS: Tiene una maza en la mano y hay un águila que custodia.
DS: El tipo está identificado con la imagen de trabajador y no hay rastros de que tenga una vida por afuera. Todo el plano de representación lo contiene como trabajador: atrás hay humo, hay chimeneas. No se lo puede concebir más que como trabajador, por eso parece un superhéroe, porque entrega su vida al trabajo.
PS: Y como obrero tiene un cuerpo importante, es un tipo viril, un poco como lo dibujaba Carpani. Vos siempre decís que en los cuerpos de Carpani hay algo más.
DS: En una de las charlas con María Moreno yo le hablé del sujeto histórico en la representación de los trabajadores de Carpani, pero allí donde nosotros podemos ver un sujeto histórico, ella ve un chongo. Y ahí se produce una catástrofe de la representación. Sin duda allí hay mucho machirulismo porque el trabajador es un cuerpo masculino, no se concibe la trabajadora. En ese momento todo estaba en torno a ese mundo masculino.
PS: Está presente el concepto de Nación, de estar construyendo una Nación.
Afiche justicialista
PS: Es como el bombo tehuelche. Perón y Evita están serios porque están pensando en el futuro de todos. El tipo está contento y su actitud denota una futura panza de asado. Además, aparece dos veces, aparece desdoblado.
DS: Eso tiene que ver con la representación religiosa donde en dos espacios distintos se contaba la historia de un santo, la historia de Jesucristo. En estas representaciones la pedagogía se da a través casi de una historieta. El tipo está vestido de obrero, pero también aparece su vida, tiene una vida propia en la que se saca el uniforme de trabajador. Deja de estar atado a un horario y tiene una vida feliz en su casa. Aquí se perfora el plano de representación del trabajo. El foco está puesto en la felicidad que produce tener trabajo y esa es la gran diferencia. Está sentado en una mecedora ¿no?
PS: No, está en una reposera, lo que hoy es un símbolo de Macri, de la vagancia. Pero este tipo está en el momento en que puede leer un diario y está fumando en el jardín.
DS: Está como en un country que sería una especie de Ciudad Evita. El peronismo llenó el país con 350.000 de esos chalecitos californianos que se ven al fondo y que son el hábitat de este trabajador y su familia. Luego está la representación, también con algo religioso, de la rueda de la vida. Tiene un bebé, otros hijos en edad escolar y también está el abuelo y la madre. Y todos están felices. Es decir, está la continuidad de la vida garantizada. Todos están cubiertos, todos tienen una vida propia y el respaldo de esa vida es que hay trabajo.
PS: Sí, y el tipo es el único que labura y cada chico tiene su juguete. Allí aparece una forma distinta de ver el trabajo. Esto es algo que trae el peronismo y que es difícil de asimilar. También está la gloria en la bandera argentina y la de la CGT.
DS: Aquí también aparece la idea de Nación. En el afiche americano también aparecía la bandera. Pero aquí nadie está sacrificándose para que esta bandera tenga sentido. El sentido se lo da la felicidad. La felicidad del pueblo no tiene que ver con la representación del momento del trabajo. Lo que se representa en el Día del Trabajo es la felicidad de tener trabajo. Esto es una novedad absoluta. No hay ninguna otra ideología, ninguna revolución que haya logrado esta sutileza en la representación. La felicidad del pueblo está representada en el obrero feliz y no en el obrero trabajando. Aquí es donde aparece la nueva pedagogía del peronismo tan repudiada hasta el día de hoy. La gente es feliz no porque trabaja, sino porque tiene trabajo.
PS: Volviendo a las dos esculturas anteriores, en El canto al trabajo aparecen chiquitos trabajando. Y hay mucha gente que te dice con orgullo “yo empecé a trabajar a los 12 años” y no es que esté mal el orgullo, pero quizá hubiera sido mejor que no trabajara a esa edad.
DS: Esos chiquitos que aparecen trabajando quizá san los que luego pusieron las patas en la fuente en el 45. Lo hicieron para reivindicarse de la imagen de un escultor que concebía el trabajo como castigo divino. Todo liberalismo e incluso el comunismo piden sacrificio para una felicidad futura. El peronismo te dice que la felicidad está aquí y ahora, que no hay otra vida más que esta. El peronismo nunca jamás puede pedir sacrificio, si pide sacrifico se desactiva. El pan que hay que ganar con el sudor de la frente es símbolo del sacrificio. El peronismo nunca va por el pan porque siempre tiene que haber un plus de goce. Y el pan con plus de goce es el choripán o el pan dulce. En el peronismo siempre hay grasas saturadas o azúcares.
PS: La oferta del peronismo es hacer una gran Nación y, mientras, tanto, pasarla bien. Porque hacer una gran Nación es pasarla bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario