martes, 5 de febrero de 2013

La unidad latinoamericana en el ideario forjista



Por Juan Godoy*
         
          La Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina (FORJA) nació en plena década infame como una escisión al interior del radicalismo claudicante (“alvearizado”), específicamente el 29 de junio de 1935. Iba a desarrollar su actividad política por poco más de diez años, desintegrándose a menos de dos meses del 17 de octubre de 1945, y como resultado de éste (entre otras cuestiones). En las siguientes líneas, como lo enuncia nuestro título, indagaremos en la noción de la unidad latinoamericana en el ideario de FORJA.
          Así, desde antes del la surgimiento de FORJA iba a quedar en clara su posición a favor del rebasamiento de las fronteras nacionales, de las “patrias chicas” para restablecer una unidad más amplia, perdida luego del proceso de balcanización que siguió a las luchas emancipadoras. Establece Jorge Abelardo Ramos al respecto que “somos un país porque no pudimos integrar una nación, y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos, aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá”.[1]
          Decíamos desde antes de su fundación, pues en el Manifiesto de los Radicales Fuertes, antecedente directo de FORJA, que al mismo tiempo es heredera de la Reforma Universitaria del ’18, antes que se desvirtúe, argumentaba que era necesario “promover la reconquista de la soberanía política (y la económica) de la Nación Argentina y de todas las naciones Latinoamericanas por la anulación absoluta de todas las facultades dadas o reconocidas a todas las instituciones educacionales que no se inspiren en los principios de la Revolución Americana (…) establecer nuevas instituciones, basadas en la colaboración continental y en la seguridad económica y cultural de todos y cada uno de los habitantes”.[2] El cambio que piden los forjistas es radical, hablan de cambiar las instituciones, entre otras las universidades, para que respondan a los intereses de los pueblos latinoamericanos. Estas nuevas instituciones deben ser nuestroamericanas, de cooperación mutua, de complementariedad de sus economías, de modo de asegurar la defensa y el bienestar de las mayorías populares. Latinoamérica en la concepción forjista, no tiene voz, es una impostura de lo europeo, hay que generar entonces el marco para que pueda “gritar” su liberación. No podemos hoy dejar de pensar en los nuevos organismos latinoamericanos, desde la renovación del MERCOSUR, pasando por la UNASUR, el ALBA, y la más reciente CELAC. FORJA rechaza como a estas “nuevas instituciones” el panamericanismo y el monroísmo, como veremos más adelante.
En la declaración inicial como agrupación del mismo día de su fundación, los muchachos de FORJA manifiestan que “el proceso histórico Argentino en particular y Latinoamericano en general, revelan la existencia de una lucha permanente del pueblo en procura de su Soberanía Popular, para la realización de los fines emancipadores de la Revolución Americana, contra las oligarquías como agentes de los imperialismos en su penetración económica, política y cultural, que se oponen al total cumplimiento de los destinos de América”.[3] De esta forma, ponen de relevancia que la lucha por la liberación nacional está integrada a la lucha por la liberación latinoamericana. La emancipación de Nuestra América tiene la misma oposición del imperialismo, y de las oligarquías que son cómplices y beneficiarias del saqueo y la expoliación de nuestros pueblos. La idea de la soberanía popular, que tiene su tradición en la lucha del yrigoyenismo por el voto universal, secreto y obligatorio, encuentra en FORJA una profundización, pues no es la lucha meramente por el voto, sino que va más allá, se relaciona con la lucha porque sea el pueblo quien dirija los destinos de la nación. En el forjismo la nación es el pueblo.
Se trata de hundirse en la historia de las naciones, buscar lazos comunes, tradiciones compartidas, continuidades y rupturas en las luchas, etc. En relación a esta búsqueda los forjistas realizan aportes historiográficos de relevancia, y comienzan a delinear un revisionismo histórico particular, en tanto que éste adquiría (a diferencia del desarrollado por el nacionalismo oligárquico) un contenido popular, anti-imperialista y profundamente latinoamericano[4]. En esta línea los forjistas analizarán y darán a conocer a través de publicaciones, folletos, conferencias, etc., varios aspectos de la historia argentina y latinoamericana, entre los cuales nos interesa aquí algunos cómo ejemplo de la concepción de unión latinoamericana.
Observamos entonces, dos conferencias en las que el forjista Scalabrini Ortíz[5] aborda la cuestión en relación al proceso de balcanización que hiciéramos referencia al comienzo. En ésta Scalabrini da cuenta de la segregación de Bolivia, y la liga a la política porteñista de Rivadavia, y a la influencia (¡cuando no!) de la diplomacia británica. Revela en la misma la fragmentación de nuestro continente, la frustración del “sueño” de la unidad de los libertadores, cómo de una Gran Nación pasó a dividirse en veinte países, que a decir de Methol Ferré: “todos son vecinos de espaldas, hermanos extraños, que se “desarrollan” hacia fuera. Divididos y enajenados”.[6] Acerca de la creación del estado tapón uruguayo Scalabrini dirá que la diplomacia británica “va a trabajar en la fundación de un pequeño estado que por su pobreza de recursos estará forzosamente supeditado y que le servirá de base para someter a las más poderosas Provincias Unidas del Río de la Plata”[7]
Esta diplomacia aparece en la pluma del autor de “Política Británica en el Río de la Plata”, como la “punta de lanza” de la injerencia del imperialismo, la cual se manifiesta a través de intrigas, corrupción, soborno, etc., a partir del fracaso de la colonización por las armas, así “más influencia y territorios conquistó Inglaterra con su diplomacia que con sus tropas o sus flotas. Nosotros mismos, argentinos, somos un ejemplo irrefutable y doloroso. Supimos rechazar sus regimientos invasores, pero no supimos resistir a la penetración económica y a su disgregación diplomática”.[8]
El nacionalismo en FORJA es, pues un nacionalismo latinoamericano y popular. La unidad latinoamericana se justifica por la historia común, porque son los mismos problemas que atañen a los países del continente, por los profundos lazos culturales, tradiciones compartidas, por necesidad proyectual, porque el imperialismo nos trata como una unidad, para enfrentar a este último, etc. La unidad en tanto lucha contra el imperialismo y la oligarquía por la liberación de los pueblos, pues como entidades separadas no es posible liberarse de la opresión. De esta forma, en uno de los cuadernos de FORJA, “plantándose” también contra los factores disgregadores, establecen: “sostenemos la necesidad de instaurar la unión efectiva de las naciones de América para realizar los actos fundamentales de su emancipación, imposible mientras perdure la desarticulación a que han sido conducidas por la influencia continua de los factores antiamericanos que rigen su política, su escuela, su milicia, su vida religiosa, su comercio y su prensa”[9]. La lucha debe ser conjunta, pues “olvidar el problema de los otros es traicionar su propio problema, porque la expoliación sube como una gangrena por el cuerpo americano”.[10]
Decíamos anteriormente, y con esta reflexión terminamos, que FORJA se alejaba de la Doctrina Monroe, del “América para los americanos” (que más bien era “América para los norteamericanos”), del panamericanismo. Ya no se necesitan tutores, nosotros debemos ser artífices de nuestros propios caminos para la liberación. De esta forma, en el periódico forjista Argentinidad sostienen al respecto que “no basta con no aceptar la política del panamericanismo. Debemos luchar por la organización de los pueblos oprimidos de América para su liberación y defensa (…) luchamos por la unidad emancipatoria de la América oprimida”[11]



* El autor es Sociólogo, Universidad de Buenos Aires (UBA) y Profesor de Sociología, Universidad de Buenos Aires (UBA). Becario Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)



[1] Ramos, Jorge Abelardo. (1986). Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Las masas y las lanzas. Tomo I. Buenos Aires: Hyspamérica, página 15.
[2] Manifiesto de los Radicales Fuertes. Citado en Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano, páginas 50-51.
[3] Declaración aprobada en la Asamblea Constituyente del 29 de junio de 1935. Citado en Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo, página 87. Dejamos en claro que cuando los forjistas hablen de América, están excluyendo a Estados Unidos y Canadá. Así Dellepiane argumenta al respecto que: “creo necesario insistir en que, para nosotros, América comienza en la frontera norte de México. Denunciamos la designación intencionada de América, comprendiendo sólo a los Estados Unidos de Norteamérica, como una táctica del imperialismo frente a la conducta de nuestra América. ¡Nuestra América!”. Cuaderno de FORJA Nº 9.En Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 354.
[4] Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Buenos Aires: Colihue.
[5] Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue.
[6] Methol Ferré, Alberto. Geopolítica de la Cuenca del Plata. El Uruguay como problema. Buenos Aires: Peña Lillo, página 41
[7] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra, página 92.
[8] Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra, página 43.
[9] Cuaderno de FORJA Nº 10-11-12 (publicados conjuntamente en la edición original).En Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 381.
[10] Cuaderno de FORJA Nº 1.En Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional, página 31.
[11] Artículo en Argentinidad. Citado en Scenna, Miguel. (1983). Op. Cit., página 249.





















Bibliografía
§        Cuadernos de Fuerza de orientación radical de la joven argentina (FORJA). Re-edición facsimilar. Jaramillo, Ana (Comp.). (2012). Cuadernos de FORJA. Buenos Aires: Ediciones de la UNLA/Colección Pensamiento Nacional.

§        Declaración aprobada en la Asamblea Constituyente del 29 de junio de 1935. Reproducido en Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo.

§        Galasso, Norberto. (2008). Vida de Scalabrini Ortíz. Buenos Aires: Colihue.

§        Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Buenos Aires: Colihue.

§        Jauretche, Arturo. (1976). Forja y la década infame. Con un apéndice de manifiestos, declaraciones y textos volantes. Buenos Aires: Peña Lillo.

§        Manifiesto de los Radicales Fuertes. Reproducido en Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.

§        Methol Ferré, Alberto. Geopolítica de la Cuenca del Plata. El Uruguay como problema. Buenos Aires: Peña Lillo.

§        Ramos, Jorge Abelardo. (1986). Revolución y contrarrevolución en la Argentina. Las masas y las lanzas. Tomo I. Buenos Aires: Hyspamérica.

§        Scalabrini Ortíz, Raúl. (2001).  Política Británica en el Río de La Plata. Buenos Aires: Plus Ultra.

§        Scenna, Miguel Ángel. (1983). FORJA. Una aventura argentina (de Yrigoyen a Perón). Buenos Aires: Editorial de Belgrano.

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