viernes, 18 de enero de 2013

801 Gritos por la Heroica Paysandú: símbolo de la Patria Grande

Por Juan Godoy
“Heroico Paysandú yo te saludo
hermano de la Patria en que nací
tus triunfos y tus glorias ofrecerte
te canto de mi Patria como aquí.
(…)
Heroico Paysandú yo te saludo
la troya y gloria americana por tener
saludo a este Pueblo de valientes
y juro de los bravos treinta y tres.”
(Heroico Paysandú - Gabino Ezeiza)
El proyecto para que la Argentina se convirtiera en la Granja de Su Majestad Gran Bretaña, abastecedora de materias primas e importadora de todo lo necesario para el desenvolvimiento del país, avanzaba a paso firme. Ya las tropas de Mitre, quien había asumido la primera magistratura en 1862, luego de la fatídica  Batalla de Pavón, habían avanzado sobre la montonera, sobre el gauchaje del noroeste alzado en armas contra el proyecto semicolonial-agropecuario de la prepotente Ciudad-Puerto, que no repartía la renta de la aduana y ahogaba las provincias interiores. Sandes, Paunero, Irazábal y demás mitristas habían cometido sus tropelías, asesinatos, torturas (como el cepo colombiano), fusilamientos (en varios casos de prisioneros rendidos), ahorcamientos, etc. (1)
Ya había comenzado hacía unos años el trazado ferroviario bajo injerencia británica, esa tela de araña que aprisiona a la mosca que es la Nación, a decir de Scalabrini Ortíz, no la deja desenvolverse en toda su plenitud. Ya se habían  instalado bancos de aquella misma nacionalidad, periódicos (The Standard y The River Plate Magazine), se llevaba a cabo una política de endeudamiento (siguiendo el camino de “encadenamiento” emprendido por Rivadavia), bajo la preponderancia del librecambismo económico. Las tropas mitristas colaboran con el Imperio de Brasil en el avance sobre los blancos de Berro en el Uruguay para colocar a un gobernador adicto, Venancio Flores, que había sido jefe del ejército mitrista en la lucha contra la montonera.
El círculo se cerraba entonces sobre el Paraguay. Aislado, la espada caería indefectiblemente sobre el proyecto industrialista. Pero nos preguntamos, ¿qué sucedía en el Paraguay que los acontecimientos se iban dando de forma de eliminar de raíz aquel proyecto de nación? El Paraguay era el país más desarrollado de Sudamérica, contaba con el primer ferrocarril, la primera telegráfica, hornos de fundición, ausencia de empréstitos extranjeros, propiedad estatal de parte del suelo a través de las estancias de la patria, educación obligatoria para sus niños, etc. Proyecto antagónico, evidentemente, al porteño y a los intereses británicos. Así, en este contexto estallaría la Guerra de la Triple Infamia, como la llamó Alberdi, se daría también, poco tiempo antes del estallido, y como un antecedente inmediato a la guerra, el sitio y la defensa de la ciudad oriental de Paysandú, símbolo de la Patria Grande, porque cuando estalla Paysandú, cuando comienza a ser bombardeada acuden en su defensa compatriotas argentinos. Allá va Guido Spano, que luego escribiría su poema del genocidio paraguayo “Nenia”: “Llora, llora urutaú/en las ramas del yatay,/ya no existe el Paraguay/donde nací como tú”, también escribirá un poema al héroe de Paysandú: Leandro Gómez; Navarro Viola, quien estampará como dedicatoria a su libro Atrás el Imperio: “a la imperecedera memoria del General D. Leandro Gómez” (2) ; Aurelio Palacios (padre del “socialista” Alfredo, de extracción anti-mitrista); Rafael Hernández, el hermano del autor del Martín Fierro (que también acude pero que como algunos de éstos no llega a tiempo), que logra escapar vivo, (3) y años más tarde (1884) con motivo del traslado de los restos del General Gómez, improvisará unas palabras, teniendo a Paysandú como una de las páginas más gloriosas de Nuestra América: “la que grabó el héroe que hoy honramos en las débiles trincheras de Paysandú, será sin duda una de las más hermosas de América.” (4)  Olegario Andrade escribirá al respecto “Leandro Gómez enrojeció con su sangre aquel pedazo de suelo (…) con él murió la independencia de su patria. Sobre su cadáver pasaron las hordas de la conquista cantando su bárbara victoria (…) la sombra de Leandro Gómez vaga por los aires demandando venganza” (5), y también hará una invocación a “Paysandú”: “¡Sombra de Paysandú! ¡Sombra gigante/que velas los despojos de la gloria!/¡Urna de las reliquias del martirio, /espectro vengador! /¡Sombra de Paysandú! ¡lecho de muerte, /donde la libertad cayó violada! /¡Altar de los supremos sacrificios, / santuario del valor!."
Durante la guerra contra el Paraguay los mitristas tendrán que “engrillar” al gauchaje para que acuda a luchar contra sus hermanos. Pero no en todos los casos lograrán los hombres infames de la Alianza llevar a los argentinos al combate, así por ejemplo se desbandarán las milicias entrerrianas en la noche en Basualdo, con gritos de “muera Mitre”, estando allí Felipe Varela (como López Jordán) que luego dará vida a su proclama por la Unión Americana (6) “COMPATRIOTAS: ¡A LAS ARMAS!... ¡es el grito que se arranca del corazón de todos los buenos Argentinos” (7), o la montonera que a través de López Jordán le responde a Urquiza que había defeccionado de la posible alianza con López y llamaba a la guerra contra el pueblo paraguayo, “usted nos llama para combatir al Paraguay. Nunca, general, ese pueblo es nuestro amigo. Llámenos para pelear a porteños y brasileños. Estamos prontos. Esos son nuestros enemigos. Oímos todavía los cañones de Paysandú." (8)
León Pomer, el fiscal de la infame guerra, al respecto de la impopularidad de la misma argumenta que  era “una contienda odiosa para muchos argentinos que no sentían al país guaraní como un enemigo, sin contar aquellos para los cuales el enemigo era el mitrismo y la guerra, con su secuela de crueldades” (9). Evaristo Carriego cuenta al respecto de la impopularidad en Entre Ríos del ataque al pueblo oriental, “un triunfo oriental se recibe en Entre Ríos con serenatas. Los mueras contra Mitre y contra los salvajes unitarios no cesan un momento en Entre Ríos.”  (10)
La resistencia es memorable, la desproporción de las fuerzas, muy amplia. El sitio sobre Paysandú comenzó el 6 de diciembre, con la escuadra de Tamandaré, mientas que los ejércitos de Barreto y Flores llegan a más de 10 mil hombres, Leandro Gómez se defiende con 800 hombres (200 de los cuales morirán con el bombardeo). Es intenso el bombardeo, el primero de enero, por ejemplo, calcula José María Rosa  en 4 mil las bombas que caen sobre Paysandú. Los 600 restantes resistirán (en vano esperarán el pronunciamiento de Urquiza que hacía sus negocios vendiendo 30 mil caballos al imperio brasilero por 390 mil patacones), el embate por tierra de 20 mil brasileros, siendo diezmados casi en su totalidad los resistentes (11), el diario de la defensa sostiene “morir por la patria es la gloria. Somos dignos hijos de Artigas y de los 33; nuestra sangre no ha degenerado.” (12)
Muchos compatriotas latinoamericanos caerán en la defensa de Paysandú, como asimismo en la defensa del Paraguay durante la guerra. Solo explicables estas historias desde la perspectiva de la Patria Grande, Alberdi marcó el análisis como una guerra civil. (13) Gritos de hermandad latinoamericana, historias como las de esta defensa son las que nos recuerdan que nuestra América, como decía Don Atahualpa Yupanqui es un mismo poncho.

Notas

(1) Mitre, en el inicio de su periodo, entre 1862-1964, produce genocidio sobre el gauchaje. Nicasio Oroño estima en 5 mil víctimas. Mientras que Andrade y Hernández se refieren a miles de víctimas, y Felipe Varela habla de cerca de 50 mil. Peores cifras se lleva la Guerra de la Triple Infamia. 1865-1870 (aquí un período corresponde a Sarmiento, 1868-1970) se reduce la población paraguaya de, más o menos, 1.200.000 o 1.300.000, a 400 mil. Galasso, Norberto. (2011). Historia de la Argentina. Desde los pueblos originarios hasta el tiempo de los Kirchner. Buenos Aires: Colihue. Tomo 1.


(2) Navarro Viola, Miguel. Atrás el Imperio. En AA. VV. Proceso a la Guerra del Paraguay. Buenos Aires: Inst. Sup. Dr. A. Jauretche, página 163.

(3) Guglielmino, Osvaldo. (2011). Rafael Hernández, el hermano de Martín Fierro. Buenos Aires: Colihue.

(4) Improvisado discurso del Sargento Mayor don Rafael Hernández en el traslado de los restos del General Leandro Gómez en 1884. Reproducidas en Guglielmino, Osvaldo. (2011). Op. Cit., página 162.

(5) Andrade, Olegario. (1/1/1868- Gualeguaychú). Paysandú. En Artículos históricos y políticos. En AA. VV. Proceso a la Guerra del Paraguay. Buenos Aires: Inst. Sup. Dr. A. Jauretche, página 126-127.

(6) Galasso, Norberto. (2010). Felipe Varela y la lucha por la Unión Americana. buenos Aires: Colihue.

(7) La proclama del 6/12/1866 es reproducida en Ortega Peña y Duhalde. (1975). Felipe Varela contra el imperio británico. Buenos Aires: Schapire, páginas 343-344.

(8) Citado en Galasso, Norberto. (2000). La guerra de la Triple Infamia. Buenos Aires: Centro Cultural Enrique Santos Discépolo, página 16.

(9) Pomer, León. (2010). Prólogo a AA. VV. Op. Cit., página 15.

(10) Carriego, Evaristo al coronel Navarro, 27/9/1863. Legajo Urquiza. Citado en Galasso, Norberto. (2011). Op. Cit., página 408.

(11) Rosa, José María. (1979). Historia Argentina. La oligarquía (1962-1878). Tomo 7. Buenos Aires: Oriente.

(12) Citado en Rosa, José María. (1979). Op. Cit., página 119.

(13) Alberdi, Juan Bautista. (2001). La guerra del Paraguay. Asunción: Editora Intercontinental.

jueves, 17 de enero de 2013

“Te quiero... lejos”;EL “AMOR A DISTANCIA” EN LA CONTEMPORANEIDAD



Hoy “los amantes pueden vivir en distintos países o en distintos continentes”. “Con Internet se abre un mundo de posibilidades ilimitadas y también el horror de las posibilidades ilimitadas”, advierten los autores al tematizar el “amor a distancia”, y señalan el riesgo de que “el ‘ojalá estuvieras aquí’ de los amantes a distancia se convierta en un ‘ojalá estuvieras allí’”.


Por Ulrich Beck y
Elisabeth Beck-Gernscheim *

El amor a distancia se caracteriza por la separación geográfica. Los amantes viven a muchos kilómetros de distancia, en distintos países o incluso en distintos continentes. Uno de los rasgos distintivos de la actual elección de pareja es que se ha ampliado enormemente el campo de posibilidades. El mundo de las barreras amorosas se ha convertido en el mundo de las posibilidades amorosas. En primer lugar, las barreras sociales se han permeabilizado y los controles sociales se han relajado. Antes era la unidad familiar la que regulaba y encarrilaba la elección de la pareja con arreglo a la propiedad y al status social. En nuestros días, la unidad familiar –cuando existe– ha perdido gran parte de su poder. Incluso la institución de la señora de compañía, la mujer a la que en su día se encomendaba la tarea de vigilar la observancia de los imperativos de la decencia y la posición social, ha desaparecido sin dejar rastro. También el encuentro de los amantes se ha liberado de las reglas relativas a la procedencia que imperaban en la así llamada “buena sociedad”: las listas de invitados de las clases altas ya no se pliegan estrictamente a la regla de la procedencia social. Han surgido campos de encuentro –el trabajo, las asociaciones, los gimnasios– enteramente mixtos desde el punto de vista social. Antes, la mayoría de las veces, la vida se desarrollaba en el marco de la vecindad en sentido amplio. En nuestros días, el medio vital, el mundo de la vida, abarca un espacio mucho mayor. Cursos de idiomas, viajes de trabajo, vacaciones: la movilidad de una localidad a otra, de un país a otro, hace ya tiempo que forma parte de la vida corriente. Como consecuencia, el espacio de posibles encuentros entre personas se ha ampliado enormemente, y con ello, el de potenciales parejas.
A esto se suma, como un nuevo espacio de encuentro que gana adeptos a gran velocidad, Internet. Los buscadores nos traen directamente a casa, mejor dicho, al ordenador portátil, una oferta mundial que se renueva cada minuto. Con Internet, las tentaciones se multiplican hasta el infinito. Se abre un mundo de posibilidades ilimitadas y también el horror de las posibilidades ilimitadas. Los buscadores son causa, instrumento y resultado de una búsqueda que camina hacia y trabaja en la ampliación de sí misma. El imperativo inmanente de esta búsqueda es la optimización. Cuanto más amplia sea la oferta, mayor será la tentación. Quizás el próximo clic me ofrezca al candidato ideal. Así que, ¡a seguir clicando! Hay que encontrar al mejor o a la mejor, pero nunca se encuentra. “No dejo de mirar qué nuevas mujeres o interlocutoras interesantes y guapas aparecen ahí. Puedes entrar todos los días. ¿Qué vida podrían depararme las de hoy?”, confiesa el romántico de la maximización y el realista de lo virtual.
¿Dónde se encuentran los que buscan amor? Sobre todo en el trabajo, luego en el círculo de amistades, después en Internet, que ocupa el tercer puesto, por encima del club, la discoteca, las vacaciones o el supermercado. Un estudio actual revela que, entre personas de entre treinta y cincuenta años, un tercio de los contactos que acaban en emparejamientos se establece a través de internet. Y es una tendencia creciente.
El amor fue y sigue siendo amor imaginado. Tiene lugar en la cabeza, y lo sabemos. Lo peculiar del amor a través de Internet radica en que solo tiene lugar en la cabeza. Internet modifica la condición grupal del amor. Hace posible, en primer lugar, la no presencia de los implicados; en segundo lugar, el anonimato de su contacto. Con ello, en tercer lugar, libera la imaginación. Y, para terminar, puede imponer el imperativo de la optimización: “Antes de atarte para la eternidad, comprueba que no haya algo mejor”. La ausencia de corporalidad en el amor a distancia y el anonimato que garantiza Internet como punto de encuentro pueden incrementar el romanticismo de la búsqueda, pero también engendran desinhibición. Ya sabemos cómo se organiza y escenifica la búsqueda de pareja a través de Internet: hoy las agencias mediadoras ya no facilitan dos o tres parejas posibles a los que buscan, sino unos cuantos cientos de miles, unos cuantos millones. Se informa a los usuarios de que hay varios cientos de miles o millones de personas que están ahora conectadas y con las que se puede contactar ahora mismo, cuántos contactos por hora están teniendo lugar, cuántos miles de fotos se han colgado en internet durante la última hora. La búsqueda de pareja por internet se desvincula del espacio y del tiempo. Es posible más allá de la ciudad, a cualquier hora. La fluidificación del espacio, fenómeno que se observa en las ciudades, se traslada también al campo. Los excesos de la noche no caracterizan ya sólo a la vida nocturna. Las personas se encuentran con mayor número de personas, los rostros se suceden aún más deprisa. Internet implanta en todos la idea de “posibilidades ilimitadas”. Y también el que no busca pareja sexual o amorosa vive su mundo como el de Internet. Conoce las posibilidades. Sabe lo que hacen otros. Tiene imaginación.

Un amor “conventual”

No solo es novedosa la multiplicación hasta el infinito de las posibilidades de encuentro entre personas. Con el amor a distancia también cambia el ámbito en el que se despliega el anhelo amoroso, lo que el amor significa para el deseo, lo que puede y no puede, la sensualidad del amor, la relación entre amor, sexualidad, intimidad, la relación entre amor y vida cotidiana, amor y trabajo. Vivir la variante geográfica del amor a distancia significa creer en la posibilidad de una intimidad y afectividad intensas entre personas que durante largos períodos no pueden mantener relaciones sexuales. En el amor mediado por las tecnologías de la comunicación, en el amor por teléfono o Internet, debe renunciarse a muchas formas de sensualidad. Tiene que salir adelante sin contacto físico de las manos, la piel, los labios, sin un verdadero encuentro de las miradas, sin que los implicados puedan llevarse mutuamente al éxtasis del orgasmo. Queda la sensualidad de la voz y el lenguaje, del contar y escuchar, del ver y ser visto. El amor en proximidad puede ser o tornarse silencioso, en cambio el estímulo y sostén del amor a distancia en su variante geográfica radica única y exclusivamente en el lenguaje y la mirada. Funda por ello especiales oportunidades y, paralelamente, adolece de una especial fragilidad. La unidimensionalidad de sus recursos sensoriales puede significar: vida breve, muerte rápida. En una cultura como la occidental, en la que el encuentro físico inmediato y el contacto corporal desempeñan un papel esencial en el amor, el amor a distancia es difícilmente sostenible a largo plazo. El lugar “puro” del amor a distancia es la voz, el relato que tiene noticia de los paisajes de sentido interior del interlocutor y se adentra en ellos, con otras palabras, el que domina el arte de la intimidad: hacer perceptible la cercanía en la distancia. Aquí “arte” debe entenderse en el sentido literal de la palabra. La intimidad de la voz vive del intercambio del autorretrato narrado en el que el otro o la otra se hace presente.
Esto, justamente, es lo que quiere decir “modernidad reflexiva”: las consecuencias colaterales de la modernización radicalizada socavan los fundamentos y las dicotomías institucionales, legales, políticas, morales y sociales de la primera modernización estado-nacional como algo obvio y cotidiano. A las relaciones a distancia se les brinda por ello la oportunidad de romper el silencio sonoro de las relaciones cercanas. Y si ambos disponen de espacios para hablar con el otro enteramente reservados al intercambio y la comunicación mutua, el amor a distancia puede incluso articular un espesor y una intensidad particulares. El hecho de que otros sentidos no distraigan de la conversación, concentrarse enteramente en la fuerza del lenguaje y/o de la contemplación, hace posible que se aborden las principales preguntas relativas al “tú y yo”.
Con todo, el amor a distancia geográfica posee un carácter monacal, monjil, conventual. Permanece en lo abstracto, pues su lugar son los correos electrónicos, Facebook, los sms y Skype. El puro amor a distancia, el “solo” amor a distancia, es difícilmente practicable para los que no son monjes ni monjas. Para las personas normales tienen que darse regularmente oasis de sensualidad directa que involucren todos los sentidos, de “hartazgo de amor”. Y para los otros momentos necesitan rituales y símbolos que recuerden una y otra vez, redescubran, sostengan y afiancen lo común. Puede que el concepto de “intimidad a distancia” suene muy romántico, pero es una forma de romanticismo que se alimenta de las sobrias virtudes de la regularidad, la fiabilidad, la planificación.
La intimidad a distancia depende de acuerdos estables, del sostenimiento del vínculo interior (por ejemplo, hablar por Skype todas las tardes, verse cada seis meses). Y puede fracasar.

“Isla de los Bienaventurados”

Tanto el amor cercano como el lejano tienen sus propagandistas. Unos recomiendan el amor a distancia como terapia contra las decepciones del amor en proximidad, otros alaban las virtudes del amor en proximidad contra las decepciones del amor a distancia. Es incuestionable, sin embargo, que el amor a distancia tiene sus ventajas, especialmente cuando los miembros de la pareja lo adaptan a sus necesidades y deseos. Hay incluso quien afirma que la cercanía no es más que un mito. La proximidad amorosa que anhelan los amantes a distancia –aseguran– no queda asfixiada por la rutina de la vida diaria. Demasiada cercanía mata el amor. La lejanía lo mantiene vivo. Descarga a los amantes de las exigencias y sobreexigencias de tener que amarse siempre y explícitamente. Hace posible lo imposible, concilia los opuestos, cercanía y distancia, vida propia y común.
Tales diagnósticos encierran sin duda un núcleo de verdad: el amor a distancia no descansa únicamente en la separación entre amor y sexualidad, sino también entre amor y vida cotidiana. El amor a distancia es como el sexo sin tener que lavar después la ropa de cama, como comer sin fregar los platos, como un tour en bici sin sudor ni dolor de piernas. ¿Quién echaría ahí algo de menos?
Pero el amor a distancia no es la receta de la felicidad eterna, ni traslada a sus cultivadores a la Isla de los Bienaventurados mientras la mayoría de las parejas de nuestro entorno se enfanga en sus rutinas. No pueden pasarse por alto los peligros a los que lo expone quedar exonerado de la vida cotidiana. Por ejemplo, que el autorretrato no nos presente a nosotros mismos, sino una versión corregida de nuestra persona. O, a la inversa, el peligro de transfigurar al compañero, de elaborar una imagen idealizada de él que no aprobaría el test de la realidad. Desde este punto de vista, amar a distancia equivale a aprender a soñar. El amor a distancia es el amor de un yo festivo por un otro festivo, purificado de la banalidad de la vida cotidiana. Cuando uno no tiene que entenderse con su compañero en las normas relativas al orden doméstico o en las terribles dificultades asociadas a las visitas familiares se libera de numerosas obligaciones. Pero cuando solo se vive fragmentariamente al otro y muchos aspectos de su vida solo se conocen a través de sus narraciones –o lo que es lo mismo, cuando múltiples conflictos potenciales quedan ocultos– falta el aterrizaje. Y la fantasía puede llegar demasiado lejos. El amor a distancia puede ser engañoso. Uno idealiza a la pareja, porque no vemos muchas cosas que también forman parte de él. O uno lo minusvalora porque proyecta sus propias decepciones en él: si a mí me va mal, también a él debe irle mal, de lo contrario no me quiere. A menudo resulta especialmente difícil conectar con la evolución del otro. O uno mismo no está ahí donde se lo supone.
Cuando un día el gran sueño de los amantes separados se cumple, es decir, se reencuentran y se convierten en una pareja en cercanía, el test de la realidad se hace inminente. Uno se olvida de las despedidas y descubre algunas facetas antes desconocidas del otro que la distancia había ocultado piadosamente. Es muy posible que entonces el amor a distanciavuelva a parecernos un sueño, y que el “ojalá estuvieras aquí” de los amantes a distancia se convierta en un “ojalá estuvieras allí”.
* Extractado de Amor a distancia. nuevas formas de vida en la era global, de reciente aparición (Ed. Paidós).
Fuente: Página/12

miércoles, 16 de enero de 2013

Conflictividad Laboral como indicador Democrático: La conflictividad laboral como signo distintivo de los avances y retrocesos de una sociedad



Cambio de Epoca
Desde hace por lo menos dos siglos, los avances y retrocesos de la actividad sindical han marcado los niveles de participación democrática que tiene cada sociedad. En nuestro país sobre todo, este fenómeno ha sido un indicador de la realidad social de las últimas tres décadas.
El sistema capitalista impone una dinámica compleja, casi perversa, para distribuir la riqueza. Tan es así que con el advenimiento de la Revolución Industrial y la Revolución Francesa, la intervención de los trabajadores en la fijación de los salarios y las condiciones de trabajo era vista como una intromisión distorsiva en “Mercado”, con lo cual en un principio la actividad sindical era un delito.

Si bien es cierto que, actualmente, la sindicalización y la acción gremial se encuentran totalmente legalizadas y, en cierta medida, promocionadas por la normativa vigente, no es menos cierto que la lógica a la que aludimos perdura y se encuentra en las entrañas de aquellos que profesan una ideología conservadora, liberal o neoliberal.

Manifestaciones de esta forma de entender al sistema han sido: a) la dictadura cívico militar que se desplegó en nuestro país entre 1976 y 1983,  donde los trabajadores con vocación sindical, los delegados de empresa y dirigentes sindicales, ocuparon más del 50 % de las desapariciones forzadas; b) La década del 90, conjuntamente con los primeros años del siglo XXI, con el sesgo brutal de la represión en esos dos últimos años; c) La criminalización o judicialización de la protesta como la que intenta, casi sistemáticamente, el Gobierno porteño de Mauricio Macri a contramano de los tiempos actuales a nivel nacional.

La marcha y los motivos de los conflictos en este sentido, nos muestran los retrocesos y avances de una sociedad en clave de expansión social, dado que esa conflictividad no es otra cosa que la manifestación de la lucha de clases dentro del sistema capitalista, y la mejor forma para divisar también la democratización de una sociedad.

En tal sentido, y más allá de la formalidad del voto, una comunidad es menos democrática cuando el conflicto laboral y social es visto como una patología del sistema: el súmmum de ello fue, precisamente, la supresión del sistema democrático entre 1976 y 1983, lo que demuestra que Capitalismo y Democracia no son, necesariamente, sinónimos.
Más allá de la formalidad del voto, una comunidad es menos democrática cuando el conflicto laboral y social es visto como una patología del sistema.

Recordemos por ejemplo que en los años 2002 y 2003, los conflictos eran eminentemente sociales y se basaban en el reclamo de comida primero, y de empleo después, para llegar al 2013 donde los reclamos son predominantemente laborales y de específica envergadura.

El Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, siempre recuerda que: “La realidad social cuando asumí era terrible, los primeros meses de Gobierno nos ocupábamos casi, exclusivamente, de negociar con las organizaciones sociales por bolsones de comida”

Esta cuestión social ha desaparecido, y los reclamos hoy en día han mutado de la conflictividad social a la conflictividad laboral, canalizada institucionalmente en los sindicatos y en la negociación colectiva.

En la década del 90, la conflictividad laboral estaba centrada en el mantenimiento de las fuentes de empleo, en muchos casos aceptando condiciones más flexibles y renunciando a derechos para la consecución de ese objetivo, una posición claramente de retroceso y defensiva de las organizaciones sindicales y de los trabajadores. Cuando ello ocurre, los estándares de democracia disminuyen, puesto que cuando los trabajadores retroceden en derechos o pierden sus empleos comienzan a ser sectores discriminados de la dinámica capitalista, y por lo tanto no participan, efectivamente, de la sociedad.
Esta cuestión social ha desaparecido, y los reclamos hoy en día han mutado de la conflictividad social a la conflictividad laboral.

En una etapa como la actual, donde los trabajadores: a) han recuperado salario real; b) han visto fortalecidas sus organizaciones sindicales; c) han recobrado la potencialidad del conflicto; d) han reconquistado derechos laborales; e) han ganado espacio en la estructura ocupacional argentina y por ende los conflictos se centran en: I) avanzar en la participación del PBI nacional; II) tener como horizonte la participación en las ganancias de las empresas; III) discutir cómo debe afectar ganancias y el sistema tributario a los trabajadores; nos muestra una sociedad distinta que tiende a ser igualitaria e inclusiva y, por ende, una sociedad con índices muchos más altos de democracia.

La formalidad de voto y el armado de las instituciones, sólo son la faz formal de una sociedad democrática. Del cómo y qué se discuta en los conflictos, y como acompañe el Estado a los mismos, dependen la profundización y concreción real de la democracia.

Desde el análisis histórico, en esta relación conflicto y sociedad democrática, los períodos en que más se han verificado estos estándares en la Argentina no caben dudas que han sido los comprendidos por los años 1945 a 1955 y 2003 a 2012.

¿Otra oportunidad para el acuerdo social?


 

PorEduardo Luis Curia, economista.

Autoridades y dirigentes empresarios y gremiales estarían conversando sobre la posibilidad de algún tipo de acuerdo social, con su capítulo de precios y salarios.
Muchas veces resaltamos en esta columna la noción de pacto o acuerdo social, con su virtualidad para la política de ingresos. En los hechos, el tal elemento quedó como una asignatura pendiente. Careció de una formalización orgánica. En lo efectivo se lo ha echado en falta, no a guisa de un factor autosuficiente sino como una pieza vital dentro de un marco macroeconómico articulado.
Conectamos el concepto de pacto social con el de un esquema de metas de inflación de cuño no ortodoxo. Vale distanciarse de un planteo de metas de inflación ortodoxo –con sus supuestos e instrumentos específicos–, pero, no el subestimar la necesidad de tener un objetivo inflacionario oficial en el tiempo, respecto del cual las autoridades se comprometen con cierta formalidad a cumplirlo. Esto, vía resortes distintos –como una seria política de ingresos activa– de los ortodoxos.
Tácita o explícitamente…
“… siempre hay política de ingresos.” Por ejemplo: bajo un esquema de metas de inflación ortodoxo –con un cierto manejo “normalizado” de la demanda y del producto potencial–, el curso del mercado laboral y de los salarios, juega como un severo indicio de cara al ajuste, o no, de la tasa de interés “instrumento” con vistas al control de la inflación. Si el mercado laboral “tira mucho” y se cree que tensa la inflación, cabe un alza de la tasa de interés para calmar los ánimos y “aflojar” el mercado laboral; actúa una política de ingresos indirecto, de facto. Así suele operar la Reserva Federal.
En Alemania, “sin que se note”, el poderoso Deutsche Bundesbank, aun existiendo la Unión Europea, se reúne con dirigentes empresarios y gremiales, transmitiéndoles una “guía”, de gran peso, sobre su visión sobre las diversas variables.
Sin duda, variables como los precios y los salarios se imbrican entre sí, y no son aislables de un encuadre macroeconómico global. Sea esto de modo formal o tácito. De modo relativamente ordenado, o en desorden. Pero, siempre hay política de ingresos, con las consecuencias del caso.
En el seno de una estrategia como, para citar una, el modelo competitivo productivo de años atrás, en el que pesaban como rasgos esenciales el llamado “dólar alto” y un pressing de demanda “caliente” (aunque “no rostizado”) –apostando a un crecimiento acelerado y sostenido–, se imponía, junto con otros recaudos, una política de ingresos activa, directa y explícita, en pos de la consistencia macroeconómica.
Importaba el encuadre de la puja distributiva, totalmente natural, pero capaz de sobreirritarse por aquellos rasgos esenciales. Por ende, lo clave de ese encuadre, era compatibilizar la ruta de mejora del salario real y de tenor distributivo, con la preservación básica de la competitividad cambiaria y con el respeto al criterio de productividad (sin olvidar la creación de empleo), incluida la presencia de una inflación aceptable. Se robustecían así las chances de sustentabilidad-sostenibilidad del crecimiento acelerado.
El contexto actual
Hoy, el contexto difiere. La macro del dólar alto se diluyó, y con un tipo de cambio real débil, las autoridades buscan regular la dinámica de divisas de la economía vía amplias medidas de racionamiento de dólares, el que incluye un capítulo comercial externo, otorgando amparos a la producción local contra las importaciones competitivas, induciendo ad hoc acciones sustitutivas, a la par que el curso exportador pinta en general más apretado.
Gravitando altos costos en dólares, aquellas medidas buscan dar una respuesta indirecta a ese dato. No obstante, las autoridades podrían considerar ahora que conviene apuntar al propio fenómeno de base: el ritmo de la inflación efectiva, con su expresión precios-costos y su correlato cambiario real, en una situación en la que cedió la creación de empleo privado, en especial, en la industria.
Vimos en otras notas el polifacético, e influyente, espectro ligado a la variable salarial. Se aplican anualmente ajustes nominales de salarios muy subidos, explicables por una inflación efectiva pronunciada; así se pelean algunos puntos de mejora real. Pero, visto el lado costista –y en particular su medición en dólares–, los costos laborales en dólares son hoy muy altos en el país –sin una entera simetría en materia adquisitiva interna–, lo que irrita nuestro rango competitivo. A su vez, la no actualización del mínimo no imponible en ciertas franjas de salarios, ciñe ad hoc la disponibilidad del ingreso, sin que la incidencia costista en las empresas se altere (o puede alterarse hacia arriba, si se reclaman compensaciones por aquel factor).
Convergen en la materia, pues, múltiples dinámicas que hacen a la economía: vgr., inflación, salario real, competitividad, fiscalidad y cómputo de la productividad, entre otros factores. Con implicancias en cuanto a la sustentabilidad del crecimiento y al desempeño del empleo.
Se deben conciliar diversas facetas, muy sensibles, lo que es complejo. Por de pronto, pretender –en materia de precios y salarios– definir un sendero en el tiempo de valores de orden declinante, luce sensato.
Esto exigiría serios compromisos –sólo “válidos en reciprocidad”– de los diversos sectores, por de pronto, en aquella materia. Luego, un requisito no trivial al respecto, es coincidir en las referencias y en los mecanismos que permitan fijar los compromisos y monitorear su cumplimiento. Aquí, el tema de credibilidad planteado en torno del INDEC, parecería demandar, de cara a ese requisito, la ardua tarea de una elaboración ad hoc de un paquete “suficiente” de bienes y servicios, claramente discernibles éstos en cuanto a su identificación, incluyendo sus valores y un abastecimiento adecuado en cantidad y calidad.
Un tal proceder –lo dijimos reiteradamente– no es fácil. Pero, sin algo por el estilo, la indeterminación de los contenidos del eventual acuerdo sería mayor. Súmese que el estadio de la competitividad cambiaria, recorta los márgenes de maniobra.
En fin: se abre una nueva oportunidad respecto de la opción de un acuerdo social. Pero, conscientes de las dificultades operantes, y de que la tal opción no es aislable de un cierto marco macroeconómico. Coordenadas tan delicadas como éstas aconsejan, creemos, el directo involucramiento de la máxima conducción del Estado para garantizar los diversos contenidos de un intento plausible, pero complejo.
Fuente: BAE

martes, 15 de enero de 2013

Cuba: ¿de la actualización del modelo económico al desarrollo?


Juan Triana Cordoví



En este artículo se examinan las transformaciones producidas en los últimos años en Cuba y conocidas como «actualización del modelo de funcionamiento económico y social». Son muchas las interrogantes que ese proceso plantea a la sociedad cubana por su carácter sui géneris. El trabajo intenta explicar la lógica de esas transformaciones, propone una periodización de los cambios y establece las diferencias entre la primera etapa, comenzada en 1990, y esta última, que arranca en el verano de 2007. Adelanta, además, algunas ideas sobre la relación entre desarrollo económico y construcción del socialismo en Cuba.


Fuente: IADE Articulo publicado en la revista Nueva Sociedad Nº 242 - noviembre-diciembre de 2012

Una humanidad obscena


Por Osvaldo Bayer

Desde Bonn, Alemania

Sí, el año que se fue se caracterizó por la palabra crisis económica. La palabra más pronunciada al brindar por un nuevo año fue: “Para que se acabe la crisis”. Otra vez faltan recetas. Una característica típica del llamado ordenamiento económico que domina el mundo: el capitalismo. Los diarios están cargados de nuevos proyectos –por supuesto, sin salirse ni una coma del sistema–, de nuevas proposiciones. Más impuestos, menos impuestos; eliminación de beneficios societarios, rebajas de sueldos, menos gastos en cultura, etc., etc., los conocidos de siempre. El investigador alemán Matthias Horx ha respondido a la pregunta sobre qué espera del futuro de la humanidad: “¿Futuro? No, es una palabra que ya no quiero oírla.

Cuando se nos pregunta sobre el futuro siempre terminamos hablando del presente. Siempre volvemos al hoy de la humanidad, ya no podemos titularnos investigadores del futuro. Cuando pensamos en el futuro utilizamos siempre nuestro archivo de la memoria. Y entonces construimos o un cuadro del horror o una visión cubierta de dulzura. Sólo una cosa: el futuro será algo que nada tiene que ver con lo que nosotros esperamos de él.” Y finalmente señala como única conclusión positiva: “Ser capaces de construir un Estado social que no sea capaz de arruinarse por sí mismo. Aprobar sistemas de cuidado de la niñez y de la vejez. Obtener un sistema de salud que lleve cada vez más salud a la humanidad. Y, por supuesto, el cuidado de la naturaleza. Ese tiene que ser el futuro, la paz, en el mundo y en la sociedad”.

Sí, seguimos sin aprender de las experiencias. La actual crisis europea no es disculpable de ninguna manera. Ni se ha pensado en el futuro ni se han calculado los gastos ni se ha logrado crear sociedades ordenadas sin violencias internas. Basta ver las estadísticas de Grecia, de Portugal, de España, de Italia. Pobreza, desocupación, emigraciones por falta de futuro. Cuando se nos dijo que “todo lo iba a regular el mercado”. Justo, el mercado desreguló todo. Hasta ahora ha aumentado la riqueza de pocos y ayudado a la miseria de muchos. Lo muestran en todos sus detalles los mismos estudios oficiales de esos países. Las palabras que se oyen todos los días desde Norteamérica a Europa son siempre: “problemas de financiación”, “incapacidad de pago de las deudas”, “bancarrota del Estado”, “desacuerdo político en el manejo del presupuesto”. Y eso se nota en la realidad de todos los días: inflación, creciente pobreza, desocupación, violencia en las calles... Cuántos siglos ha vivido el mundo ya con su sistema capitalista y nunca se llegó a acordar un método que regule todos esos aspectos y busque llegar a una auténtica democracia. Al contrario: las diferencias sociales son cada vez más grandes. Lo vemos hoy claramente: lo dicen los propios estudios europeos sobre la crisis griega. Los griegos acaudalados muestran cada vez fortunas más grandes mientras aumenta el número de las familias pobres. En Europa, Grecia es conocida como “una tierra muy pobre con los políticos más ricos”. En el diario alemán Frankfurter Rundschau escribe el politólogo griego Ferry Betzaglou: “En Grecia hay protestas por todos lados, una ola de suicidios entre gente sin trabajo, una clase media cada vez más empobrecida. Pero a un grupo poblacional parece no haberle alcanzado la recesión: a los políticos”. Están las declaraciones juradas de ellos ante el Congreso. Por ejemplo, el ex ministro de Finanzas Evangelos Venizelos tiene una fortuna de 2,37 millones de euros y posee 27 propiedades; el actual primer ministro Antonis Samaras posee 13 propiedades y depósitos bancarios por 276.678 euros, 25.119 libras esterlinas y 12.825 dólares; el anterior primer ministro Loukas Papadinos, 14 propiedades y depósitos por 1.200.000 euros. Y así podríamos seguir la larga lista. ¿Eso es democracia?

Y esto no sólo en Grecia, sino también en Italia, Portugal y España. En este último país, Rajoy, el conservador, fue elegido por mayoría absoluta. Había prometido terminar con la crisis, acabar con la recesión y la desocupación. Todo lo contrario ha ocurrido. Los únicos que han quedado protegidos por su política conservadora han sido los bancos y los más ricos de la sociedad. Esto se puede comprobar por las mismas cifras de las estadísticas actuales, a un año de su elección.

Al cumplir sus 80 años de vida ha sido recordado el sociólogo norteamericano Richard Sennett, famoso principalmente por haber sido en su país el principal enemigo del capitalismo. Escribió: “El capitalismo lleva al desastre. Al ser humano, a las tradiciones y a la naturaleza. Y nosotros firmamos la paz con ese sistema porque creímos que el capitalismo destruye para hacer lugar a un sistema nuevo y mejor. Cuando en realidad la sociedad capitalista-burguesa está siempre acompañada por pérdidas peligrosas, que han demostrado que con ellas aparecen conceptos negativos porque guarda en su resultado la fe en la destrucción creativa que nos ha traído finalmente a un balance aterrador”. Sus escritos tendrían que ser material de lectura en todas las escuelas de economía y un constante advertir acerca de los peligros a que está sometido por siempre el mundo capitalista. Es decir, la experiencia vital de la historia nos señala finalmente pensar más en el “Nosotros” que en el “Yo”.

Es una pena ver en la televisión europea repetirse escenas que ya Europa tendría que haber logrado eliminar para siempre: la pobreza extrema. Imágenes de Irlanda: gente de edad y sin techo está sentada junto a las estufas de un centro de ayuda católica. Junto a ellos, gente joven que busca almorzar o por lo menos recibir un sandwich. En Irlanda los llaman los “nuevos pobres”, son los que acaban de quedarse sin trabajo. En ellos hay una profunda tristeza. Podrán comer, sí, pero quedan los daños psíquicos por mucho tiempo. En ese comedor son repartidos por día entre 400 y 600 almuerzos. Hay otros que sólo vienen a retirar un bolso con comida para llevarlos a sus domicilios. Ese centro reparte 1800 paquetes con comida por día. La gente sin trabajo llega ya al 14,7 por ciento. Desde comienzos de la crisis financiera se perdieron nada menos que 400.000 puestos de trabajo, esto, para un país de cuatro millones y medio de habitantes es una pérdida más que enorme. Desde 2007, han sido cerrados 55.000 establecimientos de trabajo.

Los pronósticos señalan que en Grecia, Portugal, España e Italia va a proseguir por un tiempo la recesión económica. Y los desocupados van a marcar nuevos records de estadística. Se calcula que en esos países la crisis va a continuar hasta el 2014. Como Alemania ha dejado de importar productos de países vecinos, se estima que va a haber en este tiempo muy poco impulso de crecimiento. Precisamente, en Alemania existe un temor creciente a una ola de cierre de fábricas que podría iniciarse dada la falta de encargos de productos de exportación. Por eso se están realizando planes para estabilizar y salvar al euro.

La humanidad no aprende de sus experiencias. En Alemania, el 10 por ciento de la población posee el 70 por ciento de las fortunas. Volvemos a la pregunta: ¿eso es democracia? El dinero lo echa a perder todo, hasta al Arte. Lo denuncia el editor alemán Klaus Staeck en un artículo llamado “Precios obscenos”. Señala como una vergüenza occidental que se use el Arte para ganar dinero. Un cuadro del pintor alemán Gerhard Richter, llamado “Imagen abstracta”, acaba de venderse en Sotheby, Londres, nada menos que a 34,9 millones de dólares. Así, los multimillonarios tienen derecho a poseer el Arte para ellos. Cuando tendría que haber leyes internacionales que prohibiesen vender obras de arte a particulares y sólo permitir la venta a museos o galerías de Arte. Pero no, hasta el Arte es vendible. Una humanidad con crueldades, con injusticias increíbles que además vende al Arte. Una humanidad obscena.


Fuente: Página/12

domingo, 13 de enero de 2013

En vigencia: Los Profetas del Odio y la Yapa de Arturo Jauretche

 


http://www.peronismomilitante.com.ar/wp-content/uploads/2011/03/Jauretche-Arturo-Manual-de-Zonceras-Argentinas.pdf

Deconstrucción y odio




Por José Pablo Feinmann
Han surgido –acaso sin saberlo– maestros de la deconstrucción. Se apoderan de un texto y alteran su sentido. Ante todo, por el lugar y el espacio que le dan en la red. El lector de Letrinet, siempre superficial y apurado, leerá el copete y seguirá adelante. Pero con la simple lectura del copete hará su juicio sobre el escrito del emisor. Y, para colmo, vomitará algún veredicto insultante, veloz, que llega con frecuencia a la cumbre del ultraje (a mí me han dicho delicadezas como Gordo bufarrón, por ejemplo) en la abominable sección Comentarios. Al principio, me reía. No porque la frase fuese ingeniosa, sino por lo desmedida que era, acaso por arañar la cima del disparate, del absurdo. O por el asombro que provocaba el desparpajo para el agravio que existía perversamente en ciertos individuos. Ya no me río. El asco y la pena reemplazaron a la risa. El destino de un texto es el de su distorsión por el medio que lo reproduce y luego lo espera el estercolero de los Comentarios, donde una cantidad inmensa de anónimos resentidos, de anónimos llenos de odio, dejará caer sobre el escritor del texto (que se ha cuidado, para colmo, de redactarlo bien, cuidando su estilo) una serie de palabras que llegan también a otra cumbre similar a la anterior (la del ultraje): la cumbre de lo soez. Todo esto porque el texto le ha parecido “K” al que arroja toda esa basura sobre el emisor al que considera “anti-K”. Aunque los “K” también incurren en la blasfemia. Pero menos. Bastará analizar los insultos del 8-N para comprobarlo. Los insultos provienen de los grandes medios de comunicación. Es más: creo que tienen expertos que son los que escriben la mayoría de los comentarios o los alteran. ¡Jacques Derrida en las letrinas de Internet! Sin saberlo, estos anónimos personajes penetran en los terrenos de la deconstrucción en que los juegos del lenguaje pueden hacerle decir a un texto diferentes significados. “En suma, un texto puede tener tantos diferentes significados que le es imposible tener uno” (J.A. Cuddon, Dictionary of literary terms and literary theory, Penguin Books, Londres, 1991, p. 223). Por ejemplo: en mi último incidente de este tipo dije, en mi ex programa de radio de Continental, que si el dibujante Sábat creía que un traspié judicial de la Presidenta le otorgaba el derecho a dibujarla con un ojo morado, expresando flagrantemente un caso de violencia de género, se equivocaba: “Si piensa eso mejor que no lo dibuje”. Más claro agua: si el señor Sábat cree que a alguien (a cualquier mujer, no importa que en este caso hubiese sido la Presidenta), cuando tiene un traspié, se la puede dibujar con un ojo morado, porque, desde luego, le han dado una trompada en el ojo, si piensa esa barbaridad, señor, no la dibuje. Lo mismo habría hecho si, en mi diario, Página/12, a Rep se le hubiera ocurrido dibujar a Carrió con un ojo morado porque algo no le salió como quería. La violencia de género, el femicidio, es una realidad atroz, no saberlo es vivir en otro planeta. Creo que Sábat no superó la época de Rico Tipo, revista de los años cincuenta, donde, sí, había mujeres golpeadas o personajes que se llamaban Pochita Morfoni o Bólido. Allá él, que dibuje lo que quiera. Él ni se molesta en contestar. ¿Para qué? Muchos le ahorran el trabajo. Todo el sistema de los medios poderosos. Que publicaron –alterando mi texto– “Feinmann pide que Sábat no dibuje lo que piensa”. Y bien, esto es sólo un ejemplo del periodismo que hoy reina. Que es parte de la banalidad de los tiempos, de la instauración de la mentira como herramienta periodística. Antes, el periodismo trabajaba sobre una materialidad, un mundo fáctico al que interpretaba. Hoy no. No necesita hechos. Los inventa. A los textos los reconstruye y les cambia sus significados. O los cercena y pone esos fragmentos como grandes títulos de las notas. En suma: miente.
Esta modernidad informática se presenta con unas características temibles. Ya no se interpreta la realidad (recordemos la frase de Nietzsche: no hay hechos, hay interpretaciones), se la falsea, se la distorsiona, se miente sin ningún obstáculo moral. El periodismo de hoy carece de barreras morales. Sólo busca herir a su enemigo (ni siquiera adversario) del modo más efectivo y más destructivo posible.
Nos resta analizar el poder de Internet en estas maniobras de falsedad y agresión. Todo “se sube a la red”. El medio hegemónico transcribe la noticia y la parte “dura” queda para el lumpenaje que llena los comentarios. Ya se pide la pena de muerte, el fusilamiento o el cercenamiento de miembros para los que los “grandes medios” señalan como culpables. La realidad se ha empobrecido de un modo –creo– irrecuperable. Vivimos en un mundo binario: K y anti-K. Ese mundo binario –diría Carl Schmmit– no puede sino desatar una guerra. Es lo que apunta con la díada amigo-enemigo. Es lo que ya había señalado Marx en el Manifiesto: burguesía y proletariado. Hoy podrá tener la nominación que se nos ocurra (más acertadamente) darle. Pero es la historia como conflicto, como antagonismo excluyente. Retengamos este concepto: hay un antagonismo excluyente cuando dos grupos, que entran en conflicto, niegan o rechazan la existencia de cualquier otro, centralizando en el enfrentamiento entre ambos todos los elementos de la realidad. No existe el “tercero”. O se está en un bando o en otro. Para cada uno de los bandos el que está en el otro es un ser abominable con el que todo diálogo es imposible. No hay una posible voz de conciliación pues debería ubicarse en un lugar al que no se le permite existir: un lugar, no neutral, pero alejado de la condición binaria creada por los bandos en pugna. Que se expresa en el célebre: o ellos o nosotros. Esta ausencia del tercero permite el desborde vital e ideológico del binarismo del odio. O se crean opciones diferenciadas, que puedan al menos pensar al margen del odio, o el futuro se presenta oscuro y repetitivo. Todo es previsible. Uno ya sabe qué va a decir alguien con sólo saber a qué bando pertenece. Nadie patea el tablero. La única que podría modificar esta situación es la Presidenta por ser el cuadro político más capacitado de la pobre escena nacional. Podría buscar opositores para sostener alguna forma de diálogo. Sería un comienzo. “¿Con quiénes?”, dirá ella con razón. Es cierto: hay pocos. Habrá que encontrar alguno. Si, al menos, no la hubieran insultado tanto, desmereciéndose como opositores, sería más fácil. Pero alguien habrá. Tal vez la tarea más delicada del Gobierno sería apoyar el surgimiento de una nueva oposición. Colaborar en esa tarea. Cuando uno no tiene con quién dialogar tiene que ayudar a crearlo. La soledad es sombría, triste y, según se dice, mala consejera. Hay que ir en busca de gente inteligente que no piense como uno. Es difícil. Pero no imposible. El país tiene que salir del empobrecimiento de lo binario. Del odio de lo binario. Hagamos algo antes. Porque Dios hace dos mil años que no dice nada. Lo mejor que podría surgir es una fuerza autónoma que pudiera –honestamente– servir de puente, descomprimir, reemplazar los insultos por las ideas. Nadie –en la vieja y repetitiva “oposición”– está en condiciones de hacerlo. Ha surgido un político radical con una buena consigna y él no se ha embarrado en la figura del “enemigo”. La consigna es: “Crear una nueva oposición”. Gente del perfil de Sabbatella antes de su incorporación al gobierno. Son pocos. Pero es una tarea necesaria. Alguien, el día en que murió Néstor Kirchner y empezó el censo, escribió: “El censo empezó bien: un hijo de puta menos”. ¿Cuánto tiene que odiar un ser humano para escribir algo así?
Fuente: Página/12

González y Grüner debaten sobre el kirchnerismo

AGENCIA PACO URONDO convocó a los intelectuales para que analicen el intenso año que pasó. Ambos textos sirven también para reflexionar sobre el presente y el futuro del proyecto político que emergió en la Argentina en 2003.
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Horacio González: Las grietas lógicas
Eduardo Grüner: El 20N es un acontecimiento inaugural
La convocatoria original consistió en una serie de preguntas que se distribuyeron entre diferentes referentes políticos e intelectuales (las respuestas fueron publicadas oportunamente). En el caso del ensayista e intelectual de izquierda, Eduardo Grüner, el autor eligió la redacción de una columna de opinión que condensará sus argumentos. Ese texto se envió al sociólogo y director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, quien respondió a través de un extenso escrito. En este dossier se publican ambas exposiciones que se piensan como un diálogo intelectual en torno al kirchnerismo y al momento político que vive el país.
Quién es quién
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González dirige la Biblioteca Nacional y es una de las figuras centrales de Carta Abiera, el colectivo de intelectuales kirchneristas que hizo su presentación en 2008, en medio del conflicto con las patronales agropecuarias. A González lo caracteriza una extensa y varidada producción ensayística. Entre los libros que escribió destacan La ética picaresca (1992), Arlt: política y locura (1996), Restos pampeanos. Ciencia, ensayo y politica en la cultura argentina del siglo XX (1999), Retórica y locura. Para una teoría de la cultura argentina (2003), Perón: reflejos de una vida (2007), Kirchnerismo, una controversia cultural (2011), Lengua del ultraje. De la generación del 37 a David Viñas (2012).

Artículos relacionados: González y una reflexión sobre qué es la militancia

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Por su parte, Grüner es sociólogo, ensayista y crítico cultural. En 2011, durante las elecciones, integró un colectivo de artistas, referentes sociales e intelectuales que apoyó el Frente de Izquierda de los Trabajadores, de actuación modesta en esos escrutinios. Es autor, entre otros, de los libros Un género culpable (1995), Las formas de la espada (1997), El sitio de la mirada (2000), El fin de las pequeñas historias (2002) y La cosa política (2005).
Artículos relacionados: las razones por las que Gruner apoyó al FIT

Completo acá

viernes, 11 de enero de 2013

"Un pais distinto"

Un filósofo en la sala de urgencias :Entrevista a Mario Bunge por Ines Hayes



Mario Bunge dice que los médicos filosofan todo el tiempo. Asegura que pueden ir del realismo al materialismo dependiendo del caso que tengan entre manos –o en el consultorio o en el quirófano. Estuvo en Buenos Aires presentando su libro, que precisamente se llama: Filosofía para médicos (Gedisa). ¿Cómo puede ayudar o perjudicar la filosofía a la medicina?, ¿Qué es la enfermedad: cosa o proceso, natural o social?, ¿Qué filosofía debe guiar el ejercicio de la medicina? A estos interrogantes y otros no menos controvertidos como los delitos de las industrias farmacéuticas, la drogadependencia o la eutanasia respondió el reconocido físico, filósofo y epidemiólogo que vive en Canadá desde 1966.


-Usted habla de las patologías del mercado: si éste considera que no va a tener ganancias con lo que produce, entonces no lo produce. Las enfermedades “de la pobreza” como el dengue y el cólera, por ejemplo, no tienen cura porque no se hacen vacunas para eso. Los médicos pueden tener ética pero la voracidad económica no, ¿cómo se revierte esta situación?
-Son problemas sociales. Sólo el Estado puede hacer algo y de hecho, en algunos países como Sudáfrica, Brasil y la India, el Estado se ha ocupado de favorecer, de impulsar la fabricación de medicamentos contra esas plagas típicas del Tercer Mundo y lo ha hecho en combinación con pequeños laboratorios. No se va a dirigir a Pfizer o a alguno de esos grandes, porque no lo van a hacer, no les interesa; lo están haciendo pero con los medicamentos conocidos. Hace falta realizar más investigación. El problema principal en realidad es el problema de la parasitosis. En el Tercer Mundo los chicos tienen el vientre lleno de parásitos y se comen lo mejor de ellos: están desganados, no tienen energía, no pueden estudiar bien. Hubo una experiencia muy importante en la Universidad de México, en la época en que era rector el doctor Soberón, un investigador muy serio a quien tuve el gusto de tratar. Se preguntó por qué era tan bajo el rendimiento de los estudiantes de la Universidad de México, que eran como un cuarto de millón. Pensó que podían ser los parásitos, entonces se hizo una muestra y se vio que casi todos los estudiantes tenían parásitos. En la Argentina hay pocos parasitólogos, en La Plata había un grupo interesante de parasitólogos que se disolvió; Guillermo De Negri, un amigo mío, estaba en Mar del Plata, él sigue con la parasitología y también tiene un seminario de filosofía. La parasitología es otra de las ramas que hay que impulsar en estos países. Es necesario investigar más los parásitos porque los seres humanos somos muy sensibles a ellos y van apareciendo nuevas enfermedades. Hace medio siglo no existía el sida, y el ébola no se puede prever, pero en cuanto aparece el brote hay que aislar a los enfermos y estudiarlos a fondo. A las compañías farmacéuticas les conviene mucho seguir produciendo drogas exitosas, les reporta más ganancias producir Viagra que ensayar nuevas drogas porque los ensayos son muy costosos. Un artículo reciente del Medical Journal demuestra que destinan solamente el 1,7% de su ingreso a la investigación que se termina haciendo principalmente en las universidades y en los institutos estatales de EE.UU., Alemania e Inglaterra. Han decidido cerrar laboratorios que tenían 5 mil investigadores; claro, no eran los de primera, porque la industria con esa miopía que la caracteriza empleaba a investigadores de segunda o tercera. Los de primera están en la universidad y los que trabajan en las industrias, con muy pocas credenciales, lo hacen para ganarse la vida, en cambio los otros lo hacen por curiosidad. Es una crisis tremenda porque hay miles y miles de farmacólogos desocupados que podrían estar, bajo dirección competente, buscando nuevos remedios.

-Usted también afirma que en la actualidad existen dos grandes males, uno es la drogadicción, y el otro la obesidad, sobre todo en EE.UU. donde los índices de obesidad infantil son alarmantes. Militares retirados de las fuerzas armadas sostienen que esa situación va en contra de la propia seguridad.
-Son problemas sociales, la obesidad es pronunciada en Estados Unidos, pero no creo que sea mayor que en otras partes. ¿A qué se debe? En gran parte a los juegos electrónicos, los chicos de mi generación jugábamos a la pelota, andábamos en bicicleta, teníamos actividad física, hoy en día están sentados viendo pantallas, eso los hace engordar y de la gordura puede venir la diabetes. Además de ese efecto físico hay otro social muy grave que hace que los chicos prefieran tener amigos imaginarios, en la pantalla, a tener amigos de carne y hueso con quienes puedan tener una relación cara a cara, pelearse, jugar juntos y al aire libre. Hay una estadística que da miedo: el 93% de los chicos canadienses pasan menos de una hora por día al aire libre. Los canadienses eran famosos por gustarles el aire libre, por hacer deportes de invierno, se abrigaban y salían, no le temían al frío. En una generación ha cambiado la actividad de los chicos: ahora juegan con juegos electrónicos en lugar de jugar a la pelota. La drogadicción también es un problema social. Sería muy fácil terminar con ella, por lo menos con el problema del narcotráfico, como se ha hecho en Inglaterra, en Holanda, en Suiza: legalizar su consumo pero controlándola. En cambio, en Estados Unidos, que es el mercado de drogas más grande del mundo está en manos de criminales. Hace unos meses se reunieron los presidentes de todas las naciones americanas y todos le pidieron a Obama y al primer ministro canadiense que legalizaran las drogas en sus países, Obama se negó y el primer ministro canadiense también. Si Obama hubiera legalizado el consumo de drogas regulándolo, habría perdido votos republicanos moderados: siempre están pensando en las próximas elecciones, no tienen planes a largo plazo.

-Si bien han desaparecido algunas enfermedades, han reaparecido otras por cuestiones sociales o religiosas de, por ejemplo, negarse al uso de las vacunas.
-Sí, por ejemplo, la tos convulsa. Hay una vacuna muy eficaz: la triple, contra la tos convulsa, el tétanos y la difteria que se daba a los chicos, que no había en mi época, pero hay toda una campaña, de parte de grupos políticos y religiosos, en Estados Unidos sobre todo, contra la vacunación. Por qué, porque es barata, llega a todo el mundo con muy poco y es un deber del Estado. Como usted sabe, los republicanos, en particular la extrema derecha republicana, que es la que tiene la sartén por el mango, se niega a que el Estado preste servicios sociales. Además, hay grupos religiosos que se oponen a la vacunación porque la vacunación, como la cirugía interfieren con los designios del Señor: la enfermedad la manda Dios para castigarnos y no tenemos derecho a interferir. El hecho es que ha vuelto o está volviendo la tos convulsa.

-¿Por qué plantea que los escritos de Nietzsche o de Foucault son malos para la salud individual y la sanidad pública?
-Nietzsche, es bien sabido, fue un precursor del fascismo, enemigo de la democracia; era militarista, estaba en contra de la ciencia y de los sindicatos y no es casualidad que fuera el filósofo favorito de Hitler y que Heidegger escribiera todo un libro sobre él. Tampoco es por casualidad que en la carrera de Filosofía de la UBA se exija a los alumnos de primer año que lean a Nietzsche. Son reaccionarios, aunque posiblemente no se den cuenta, pero en todo caso no les hacen leer a los clásicos, les hacen leer a un panfletista, porque eso es lo que era Nietzsche. Lo que pasa es que también era anti religioso, entonces los anarquistas de mi juventud lo adoraban porque estaba en contra del establishment y de la religión, pero hay cosas mucho más importantes que la religión o la lucha contra ella. La batalla contra la desigualdad social es mucho más importante y en ese caso los progresistas podemos unirnos con muchos católicos a los que tampoco les gusta la desigualdad social. En todo caso, Foucault es aún peor porque seguía a Canguilhem que fue el primer filósofo de la medicina reconocido como tal. Bajo el régimen fascista hizo su tesis de doctorado en medicina sobre lo normal y lo patológico. Ahí sostenía que esas son categorías sociales, no biológicas ni médicas. Lo patológico es lo que se aleja o lo que viola la norma. Y quién fija la norma, la sociedad. Entonces, lo anormal es simplemente lo que no suele hacerse. El resfrío es un proceso natural, que no tiene nada que ver con las normas sociales, cualquiera se puede agarrar un resfrío, rico o pobre y las normas sociales o estéticas no tienen nada que ver con eso. Además, Foucault como otros, era un constructivista social: para él, todo lo que existía era una construcción social. El bacteriólogo polaco Fleck fue el primero en sostener que la enfermedad era una creación de la comunidad médica. Fue un caso bastante trágico: por ser judío lo metieron en un campo de concentración, pero como era bacteriólogo sabía las medidas que había que tomar para evitar que se difundiera el tifus, que era permanente en los campos de concentración por la falta de higiene. Si un prisionero se agarraba tifus se lo pasaba al guardia, entonces no le convenía a los nazis ni a los prisioneros que hubiera tifus: le perdonaron la vida a condición de que ejerciera su profesión.

-Al referirse a la longevidad dice que es un arma de doble filo y que hoy se está revisando el precepto hipocrático de prolongar la vida a cualquier costo ...
-Bueno, a nadie le gusta vivir como una lechuga, como suele decirse. Queremos vivir con el ejercicio de todas nuestras facultades y queremos disfrutar de la vida en lugar de sufrirla. La mayor parte de los recursos médicos y hospitalarios se gastan en los dos últimos años de la vida. La eutanasia –el suicidio asistido– está permitido en dos estados de los Estados Unidos, en Washington y en Oregon. El problema es que, al aumentar la longevidad, que se ha triplicado en el curso de dos siglos, vivimos hoy tres veces más de lo que se vivía entonces. La gente llegaba a vivir 25 años; hoy los franceses llegan casi a los 80, el triple. No solamente por la mejor medicina, sino porque hay agua potable, porque hoy en día incluso los franceses comen mejor. La desnutrición era muy común. La mortalidad infantil, que era tremenda, ha bajado muchísimo. En todo caso, cuanto mayor es la edad, tanto más frecuentes y más graves son las enfermedades, algunas de esas enfermedades imposibilitan: la gente tiene dificultades en caminar, en pensar, imagínese la gente con Alzheimer que anda por ahí, es una carga tremenda para la familia, alguien debe estar constantemente dedicado a esa persona y el pobre con Alzheimer no se da cuenta de nada. Qué sentido tiene prolongar esa vida. Habría que encarar las cosas con menos hipocresía y de forma menos conservadora, habría que alentar el suicidio asistido cuando la gente ya no puede disfrutar de la vida.

-¿Cuál es su opinión sobre la salud pública argentina viviendo en un país como Canadá donde el sistema sanitario ha funcionado muy bien?
-Yo creo que en la Argentina no ha funcionado tan mal, como en otros países, creo que ha mejorado mucho. Sobre todo desde Perón, yo he sido siempre antiperonista, pero reconozcamos que los dos primeros gobiernos de Perón tuvieron, entre otros méritos, el de organizar un Ministerio de Salud Pública, que no había antes. Los servicios sanitarios, de asistencia pública, creo que han mejorado, pero no hay medicamentos suficientes. En Canadá, la medicina anda bastante bien, cualquier residente tiene su tarjeta de medicare que lo habilita para ir a un hospital cualquiera donde lo atenderán gratuitamente, el paciente nunca le paga al médico. No se discuten honorarios ni nada porque los paga el gobierno provincial, de esa manera todos tienen acceso. Lo que ocurre es que no hay suficientes médicos, entonces las esperas suelen ser muy largas.

-Y retomando la pregunta con la que usted termina el libro: ¿cuándo aparecerá el Newton de la medicina?
-Yo no tengo la respuesta. Mientras a los médicos no se les enseñe a razonar, no va a aparecer un Newton. A los estudiantes de Medicina los atiborran, los obligan a memorizar una cantidad increíble de datos, entonces recibirse de médico es dar prueba de tener una gran retención, una enorme memoria. Habría que enseñar menos hechos y más a discutir, a diseñar experimentos, a pensar en causas. Esperemos que la filosofía pueda ayudar, porque da o puede dar una visión de conjunto de las cosas.


Fuente: IADE -Sinpermiso - 16 de diciembre de 2012

miércoles, 9 de enero de 2013

Tapa satira

El debate por los centros clandestinos



La denuncia del acto que realizó el Ministerio de Justicia en la ex ESMA durante el cual se realizó un asado genera posiciones cruzadas entre Guillermo Lorusso, Osvaldo Barros y Margarita Cruz, de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, y el columnista de Página/12, Luis Bruschtein.

La denuncia por la ex ESMA

Guillermo Lorusso, Osvaldo Barros y Margarita Cruz *
En los últimos días, hemos asistido a distintos intentos por cambiar el eje en lo que implica nuestra denuncia sobre el asado promovido por el Ministerio de Justicia de la Nación en el lugar donde funcionara el centro clandestino de detención de la Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA).
Cronistas del proclamado “progresismo” se llenaron la boca denunciando los medios por donde circuló la denuncia y dijeron bastante poco sobre el hecho en sí, que es lo que nosotros queremos discutir de cara a nuestro pueblo. Digámoslo con todas las letras: a la ESMA llegaron el 27 de diciembre los micros con trabajadores para asistir al lanzamiento del Plan Estratégico de Justicia. La actividad terminó con un asado en la ESMA, en el mismo lugar donde décadas antes un “asado” significaba incinerar los cuerpos de los desaparecidos que habían muerto y que no podían ser “trasladados” el día en que los aviones de los “vuelos de la muerte” levantaban vuelo.
Para quienes sabíamos lo que esa palabra significaba, lo que ese horror nos producía, lo que hacían con nuestros compañeros, un “asado” en la ESMA es siempre un “asado” en la ESMA. No hay “resignificación” posible. No nos compete proponer alternativas de lugar al desafortunado “cierre del año” de la cartera que dirige Julio Alak, simplemente denunciar el acto y exigir que se pague las consecuencias de tal ignominiosa acción.
Hemos visto cómo nuestra denuncia intenta ser encuadrada en la disputa entre el gobierno nacional y el Grupo Clarín. Tal “encuadramiento” pretende simplificar una discusión que nosotros queremos complejizar, y borrar de un plumazo el hecho de que, al ser voces disidentes de cara al proyecto gubernamental, no encontramos ningún eco en los medios “progresistas”. Se trata de hacer oír nuestra voz en los debates sobre la deconstrucción de los efectos que el genocidio llevado a cabo por la última dictadura imprimió sobre el cuerpo social argentino. Si los centros clandestinos de detención (CCD) fueron un dispositivo para irradiar terror y modificar así las relaciones sociales, discutir qué sucede hoy con ellos no nos parece una tarea menor, aunque el periodista Luis Bruschtein afirme en su nota del pasado viernes 4 que no tenemos derecho ya que quedamos en minoría en la discusión sobre qué hacer con el CCD ESMA. Lo que el periodista impugna no es nuestra participación en ese debate sino nuestra voz en calidad de sobrevivientes del genocidio, de sobrevivientes organizados, porque la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos tiene esa condición, que nos caracteriza y nos legitima. Nos organizamos desde hace más de 28 años e hicimos una elaboración colectiva de nuestra experiencia. Somos la figura incómoda del “aparecido”, que no sólo es sobreviviente del horror sino también de una historia anterior y posterior de lucha, aunque se omita prolijamente ese dato de nuestra caracterización periodística.
Hay un elemento que el periodista y el progresismo oficialista olvidan mencionar y que puede explicar el porqué de la decisión de “resignificar” la ESMA con las murgas, los festivales, los cursos de cocina, el entrenamiento de Fuerza Bruta, los payasos, en vez de que, ya que es un espacio “muy grande”, con “muchos pabellones”, se cuente la historia de los desaparecidos en la ESMA: quiénes eran, qué pensaban, qué hacían, sus militancias; que se relate la historia de la Armada como fuerza represora y de las Fuerzas Armadas como ejecutoras de varios genocidios en la historia argentina. El tejido de este relato, hoy ausente, había sido acordado oportunamente por todos los organismos pero nunca fue concretado. Al no mencionar este elemento, termina atentando contra la identidad de nuestros compañeros detenidos-desaparecidos, que luchaban por construir una sociedad sin ninguna forma de explotación y no por un modelo de opresión como el actual.
Sostiene Bruschtein que aunque sea “por vergüenza” debemos callar por estar en deuda con las Madres y las Abuelas. No dejamos nunca de reivindicar la lucha de ellas ni de todos los sectores de nuestro pueblo que se levantaron contra la dictadura y después, contra la impunidad. Y que hoy se siguen levantando contra todas las injusticias, que no se olvidan de que Julio López está desaparecido ni de los pibes que caen bajo las balas del “gatillo fácil” ni de los que son criminalizados por luchar o por el hecho de ser pobres. No vamos a pedir que nos cuelguen medallas por nuestra lucha: hicimos lo que prometimos a los compañeros que vimos en los CCD y que no salieron de allí. Fuimos su dedo acusador y lo seguiremos siendo. Y nos sentimos agraviados por el “asado” y lo hacemos por su memoria y por el futuro. No nos disfrazamos de ofendidos, como sugiere el periodista. Decimos que hacer un “asado” en la ESMA es condenable, más allá de quien sea el “autor”.
* Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos.

Una denuncia mal formulada

Luis Bruschtein
Dos cuestiones para aclarar. Es una lectura muy forzada o una versión mentirosa del artículo que escribí afirmar, como lo hace la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, que negué a alguien el derecho a opinar sobre este asunto o cualquier otro. Como periodista, muchas veces he opinado en minoría, incluso en muchas discusiones sobre derechos humanos. Además de falso, es de mala leche afirmar que negué el derecho a intervenir en un debate a alguien porque quedó en minoría en ese debate o por su condición de sobrevivientes de los campos. Muchos de los sobrevivientes me conocieron cuando apenas salieron de su prisión y saben que di la cara y me comprometí junto a ellos. Y lo hice en absoluta minoría, cuando eran muy poquitos los que les abrían los brazos, incluso dentro del movimiento de derechos humanos. Hacerlo implicó también que se me difamara o me acusaran de “blando”, “progre”, “pequebu” o cosas peores.
Creo que es deformar la realidad presentar el debate sobre el destino de la ex ESMA como si nunca se hubiera dado y como si todo fuera una decisión del Gobierno. Lo real es que el Gobierno cedió esas instalaciones y los organismos de derechos humanos dieron esa discusión sobre el destino de las 17 hectáreas del predio, lo cual no estaba dicho, estaba omitido en las denuncias que se hacían sobre el famoso asado.
Nadie puede considerarse dueño de la carga simbólica de los centros clandestinos de detención, todos tienen derecho a opinar y decidir y nadie honestamente puede asumirse como representante (o dedo acusador) de los desaparecidos como dicen en su texto. En la denuncia sobre el acto del Ministerio de Justicia en la ex ESMA que formularon miembros de esta asociación de ex detenidos desaparecidos no se aclaró nunca que los otros organismos de derechos humanos tenían opiniones diferentes. Presentaban así a la sociedad un escenario esquemático y parcial.
Pero si bien mi opinión personal no coincide con la de esta agrupación de ex detenidos desaparecidos, y estoy más de acuerdo con lo que hizo la Revolución Cubana con la cárcel de Isla de Pinos, creo que el debate sobre este tema es muy rico y es necesario y permanente. Siempre lo creí así en la temática de los derechos humanos y traté de reflejarlo en estos casi 26 años del diario. En Isla de Pinos eran recluidos los prisioneros políticos en Cuba desde la década del ’40. Allí estuvieron presos Fidel y varios de sus compañeros. Allí murieron decenas de prisioneros por las penurias y torturas que sufrían. La Revolución Cubana transformó (resignificó) parte del edificio de la prisión en un colegio, y alojó en la isla (que rebautizó como Isla de la Juventud) a miles de jóvenes latinoamericanos que llegan a estudiar medicina. Y los jóvenes hacen asados y cosas peores.
Repito: ese debate es muy rico y aunque no coincida con esta posición que se inclina por un modelo más parecido al de Auschwitz, me parece muy importante que todos participen en él, sabiendo que para todos, tanto para los sobrevivientes como para Madres, Abuelas, Hijos y Familiares, esos debates y esos lugares están impregnados de mucho dolor. Pero es importante aclarar que ese debate no empezó ahora y que la mayoría de los organismos se inclinó por resignificar el lugar. Y que incluso muchos sobrevivientes de los campos clandestinos de detención respaldan esa posición diferente de la de la Asociación. Incluso muchos de ellos firmaron una solicitada hace pocos días.
Es falso afirmar que en el Instituto Espacio de la Memoria (ex ESMA) no se cuenta la historia de los desaparecidos en la ESMA porque yo, que he ido muy pocas veces, he participado en homenajes a Rodolfo Walsh y a otros militantes desaparecidos y he participado en seminarios sobre el rol de los medios en la dictadura. Estas son actividades permanentes y hay paneles con fotos de los desaparecidos y con sus historias, hay visitas guiadas en la zona reservada a museo por donde circulan decenas de escolares, se filman testimonios sobre la vida de los desaparecidos, charlas y demás. Realmente, pareciera que esta asociación hablara de otro lugar.
Finalmente, la cuestión política. La Asociación tiene 28 años. Entonces sabe que cada quien tiene que hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. Página/12 nunca rechazó artículos sobre este tema. Si eligieron los medios del Grupo Clarín y pusieron como reclamo central la renuncia del ministro de Justicia, Julio Alak, el eje lo cambiaron ellos mismos, o sea el Grupo Clarín y los partidos de oposición, todos ellos en deuda con los derechos humanos. E incluso la Asociación cambió el eje que supuestamente quiere instalar al optar por esa vía y por esa consigna. No les echen la culpa a periodistas progresistas, peronistas o izquierdistas. Se ofenden por el asado (cosa que es muy entendible), pero no les molesta hacer política con estos sectores, cuyos pecados son bastante más graves que un asado. Sin ánimo de ofender, me parece que hay una contradicción grave. Sé que la intención estuvo muy lejos de buscar esas compañías, pero hay un tweet de Cecilia Pando muy ilustrativo: “El asado del ministro Alak en la ESMA demuestra que al Gobierno no le interesan nada los derechos humanos”. La Asociación plantea que quieren hacer este debate de cara al pueblo y está bien. Sin embargo, de esa manera lo hacen de cara al pueblo, pero junto a todos esos impresentables. Tendrían que reflexionar sobre ese punto.
En este sentido, coincido plenamente en la necesidad de recordar la desaparición de Julio López y de reclamar su esclarecimiento y el castigo a los culpables. Y también creo que junto con eso hay que recordar que la desaparición de Julio López tuvo dos objetivos: atemorizar a los testigos de las causas por violaciones a los derechos humanos y desestabilizar al Gobierno que había impulsado esos juicios.
Fuente: Página/12

martes, 8 de enero de 2013

Lectura política sobre la calidad institucional:Lograr que la ley rija para todos y deje de ser un privilegio, contiene el corazón de la batalla democrática.




Una mirada sobre el número de funcionarios condenados por la justicia por actos de corrupción, entre 1983 y la fecha, arroja dos datos: que la cifra es sumamente exigua, primero, y que los funcionarios K encabezan el pelotón. Con idéntica información, se pueden obtener lecturas opuestas.
Según la primera, los funcionarios K serían peores que los anteriores, y entonces la justicia siempre cumpliría su cometido, ya que la calidad de la práctica institucional local rondaría los estándares de Suiza. La segunda, que el hecho de que los funcionarios k sean los más condenados no señala que sean más corruptos que los anteriores, sino una mirada judicial menos complaciente hacia ellos. Lo exiguo de la cifra total de políticos condenados por corrupción muestra que la justicia se ocupa muy livianamente de monitorear los actos públicos, salvo cuando afectan intereses privados de cierto porte. Si se trata de los haberes jubilatorios de una docente de Chascomús, por dar un caso, se tutelan implícitamente los recursos del Tesoro Nacional (es probable que el ajuste del 82%, teóricamente móvil de sus haberes, los reciba en su tumba y en bonos), en cambio, si se trata del Grupo Clarín o la sociedad que edita el diario La Nación, o la Sociedad Rural, la cosa es claramente distinta. En esos casos las cautelares que garantizan el incumplimiento de la Ley de Medios Audiovisuales o el castigo por no pagar impuestos, se mantienen por años sin que nadie enrojezca de vergüenza, ni dentro ni fuera del Poder Judicial.
Los que optan por la primera variable analítica (la justicia imparcial hace su trabajo en sus términos) no debieran tener demasiado para criticar; si la justicia monitorea adecuadamente la cosa pública, el conjunto de los funcionarios no puede sino ser razonablemente honesto; en ese caso, hablar del gobierno de los corruptos y los ladrones remitiría a odio irracional; en cambio desde la otra postura no puede evitar la siguiente pregunta: ¿Que clase de justicia supone esta justicia de clase? Y cuidado, no se trata de una pregunta genérica, que invariablemente se contesta de igual modo, sino de una pregunta fechada y por tanto impone una respuesta del mismo carácter: específica y política.
Para contestarla, partamos de un ejemplo. La justicia que anula las leyes de Obediencia Debida y Punto Final rehace lo que hasta entonces había convalidado: cambia dramáticamente. Es posible sostener que los "argumentos" de una parte mejoraron y por tanto la sentencia judicial obró en consecuencia; o que la justicia fue " brutalmente presionada" en esa dirección por el Poder Ejecutivo (posición editorial de La Nación),una perspectiva negada expresamente por el presidente de la Suprema Corte en una reciente publicación académica. Sin embargo, la cuestión es más compleja. La reforma constitucional del 94 –al incorporar los tratados internacionales al corpus legal interno– aportó todos los elementos formales que determinaron la ilegalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, votadas y aprobadas por el Congreso alfonsinista, tras los levantamientos carapintada; todo debate jurídico de buena fe sobre la legalidad vigente mudo. El de mala fe es obvio: matar guerrilleros y militantes obreros no es delito, sólo que no lo pronuncian con todas las letras. Para la ley internacional siempre se trató de delitos de lesa humanidad y por eso, imprescriptibles. De modo que durante una década se hubiera podido invalidar la constitucionalidad de leyes que manifiestamente violaban las normas, y aun así no se hizo.
Anular las leyes de Punto Final y Obediencia Debida no fue producto de una simple determinación jurídica que antes no se había tomado, sino de una decisión política sostenida mediante una larga y enmarañada lucha de los organismos de Derechos Humanos, mediante un Congreso, que recién en el 2003 le dio cabida respaldando el solitario pedido de la diputada Patricia Walsh, y una Corte Suprema que aportó una forma jurídica eficaz. Esta decisión política histórica constituyó un nuevo punto de partida para toda la sociedad: la democracia de la derrota comenzó a quedar atrás, el fin de la impunidad hizo que la política recuperara sus aptitudes transformadoras, el único interés legítimo ya no fue el de las clases dominantes, la ley escrita volvió a ser referencia colectiva.
Volvamos al inicio. Aun así, pese a esta refundación, la lista de funcionarios condenados por actos de corrupción o por enriquecimiento ilícito, por defraudar los intereses del estado nacional, o actuar manifiestamente en connivencia con particulares para llevarlos a cabo, sigue siendo más pequeña que la lista de jueces que el doctor Carlos Corach exhibiera frente al contador Domingo Cavallo, mientras éste último era ministro de Carlos Menem. Y si la lista de condenados se reduce a los que realmente cumplieron condena efectiva, el nombre de María Julia Alsogaray nos recuerda que la impunidad que gozan los funcionarios todavía sigue siendo un comportamiento sistémico.
El affaire IBM Banco Nación, considerado en su momento uno de los negociados mas escandalosos por su volumen y número de implicados, no sólo no arrojó culpables con sentencia firme, pese a incluir asesinatos, sino que murió primero en las páginas interiores de los diarios y después se desvaneció en la noche de los tiempos. No es el único caso: tanto la voladura en la Fábrica Militar de Río Tercero, declarada por la justicia "accidente", como la Embajada de Israel, donde la Corte intervino directamente, no sólo no se esclarecieron sino que arrojan fundadas sospechas de encubrimiento. 
Dos conclusiones resultan inevitables. La primera es que esta justicia al igual que la sociedad avaló el "roban pero hacen" que imperó en los '90 en la Argentina, una concepción que puede filiarse en la tolerancia hacia el "botín de guerra" de la represión de la dictadura de 1976, cuya tarea de "terminar con la subversión" era sentida tan necesaria como el "hacer" de la dupla Cavallo – Menem dos décadas más tarde. Y como ese contenido era esencial esa forma no resultaba objetable.
La segunda conclusión es que una justicia que a lo largo de casi tres décadas ha sido tan indulgente con los poderes ejecutivos, con sus integrantes pasados y –apenas algo menos– con los actuales, es funcional a la lógica política de todo el sistema. Mientras la política no sea otra cosa que la continuación de los negocios por otros medios, la justicia no puede ser más que los tecnicismos que cada parte enarbole contra los negocios ajenos. Y ese sistema es incapaz de tutelar bienes superiores –el interés nacional, por ejemplo– cuando el gobierno necesita que se tutelen como en el caso de la ley de Medios Audiovisuales, la justicia produce –desde la zona gris– todas las señales requeridas para la continuación del pesado orden anterior.
Si admitimos que reconquistar formas elementales del Estado de Derecho no ha sido el resultado "puro" de la actividad de los magistrados, si entendemos que el Poder Judicial como cualquier poder del Estado está compuesto por funcionarios de distintas calidades morales y políticas, para que prevalezcan los dispuestos a profundizar esa línea de transformación no basta enarbolar un "discurso progresista". La batalla por el cumplimiento de la Ley del Estado, la necesidad que los poderes fácticos no puedan abroquelarse tras una montaña de tecnicismos jurídicos, no se resuelve puertas para dentro de la magistratura. El poder se decide en la calle, los dueños de la calle terminan siendo a la postre los dueños del poder y todo poder mayoritario conquista –más tarde o más temprano– el soporte que lo legitima frente a la sociedad.
En cambio, si la aplicación de la ley, tanto para cobrar impuestos como para determinar quien manda, reposa en siete funcionarios, por mas probos que sean, la invitación a la continuidad sistémica esta en la naturaleza de las cosas. Lograr que la ley rija para todo el mundo, que deje de ser un privilegio, tal vez contenga el corazón de la batalla democrática. Y esa batalla, conviene no olvidarlo, sigue siendo necesidad central del conjunto de los sectores populares. El resultado de las próximas elecciones de medio tiempo, también depende de ese enfrentamiento decisivo. 
Fuente: Tiempo Argentino