Entrevista con la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo
FUente:Pagina/12
Es
la cuarta vez que la "matan" y lo atribuye a un deseo de quienes la
odian. La esencia de su reunión con el Presidente, a quien cree que hay
que tenerle al menos un año de paciencia. Sus pasiones por fuera de la
política.
"El mejor cargo que me dieron mis hijos fue ser madre de revolucionarios", contesta cuando le preguntan si no aspira a otro.
Imagen: Leandro Teysseire
Imagen: Leandro Teysseire
Esta
semana comió tomates rellenos con atún, pizzetas integrales y morrones
rellenos. A Hebe de Bonafini, titular de la Asociación Madres de Plaza
de Mayo, siempre le gustó cocinar. Y como es diabética, adapta su dieta a
las indicaciones de su médico, que sigue al pie de la letra. A los 91
años, se siente muy bien: dice que el secreto es disfrutar de la vida.
No está muerta. Tampoco sorprendida por la falsa noticia que comenzó a
circular el domingo en redes sociales, primero sobre una internación
por un problema grave de salud y después sobre su muerte. "No me
sorprende. Es la cuarta vez que lo hacen, debe ser una expresión de
deseo muy fatal de los que no me quieren y la verdad es que me dan
lástima. Lo único que logran es que se hable más de mí", dijo a PáginaI12. También contó, a grandes rasgos, cómo fue su almuerzo con el presidente Alberto Fernández.
--¿La sorprendió la falsa noticia de su internación y muerte que llegó al punto de que el titular de la OEA, Luis Almagro, le enviara sus condolencias?
--No me sorprendió porque es la cuarta vez que inventan una cosa así de fea. Me llamaron de Venezuela, de Suecia, de Dinamarca, de Italia. Lo único que hacen, finalmente, es que la gente hable de mí.
--¿Por qué cree que lo hicieron?
--Es una expresión de deseo muy fatal de una porción grande de gente que no me quiere, son los mismos que mataron a nuestros hijos e inventan. Les molesta mucho lo que hago. Deben querer saber qué tomamos y que comemos para estar así a esta edad. Les digo: me levanto con buen humor que es una buena comida, me baño, tomo la medicación, pienso en mis hijos, converso con ellos sobre lo que dirían sobre tal o cuál tema y desayuno con flores en la mesa. A pesar de todo, viva la vida. Tengo picaflores que vienen a la ventana. Estuve todo el domingo con mi hija que me cuida como si tuviera 104 años. Y apenas cumplí 91. Me dejo cuidar.
--¿Qué siente por los que inventaron esto?
--Les tengo lástima. No saben cómo disfrutar de la vida.
Es probable que quien sólo la escucha cuando habla públicamente no llegue a darse una idea de que Hebe tiene un enorme sentido del humor y que además de dedicar su vida a hacer cosas por los demás, se hace tiempo para las cosas que le dan placer a ella. Cocina, cultiva su jardín, dibuja, tiene ideas todo el tiempo.
Una de las últimas fue juntar billetes de cinco pesos, pintarlos o dibujarles bigotes: en definitiva intervenirlos, firmarlos y venderlos a cien pesos. Se los compran las personas que la quieren y esa plata la suma para hacer todas las cosas que encara la Asociación. Se las rebuscó siempre. Por eso, en el almuerzo de dos horas que tuvo con Alberto Fernández le aclaró que no iba a pedirle plata, que logró resistir y combatir al macrismo sin un peso y que éste no es un momento de la Argentina para pedir, sino para dar.
--El Presidente y usted fueron muy discretos respecto de la reunión que mantuvieron. ¿Me podrá contar a grandes rasgos de qué conversaron?
--Le dije las cosas que me parecen muy bien de su gobierno y otras que no me gustan. No soy obsecuente y la obsecuencia no es buena para nadie. Cuando uno quiere a alguien le tiene que decir todo lo que piensa. Creo Hay que tenerle paciencia por lo menos un año. Si es que queremos a la Patria y que los niños coman.
--¿Es cierto que hay gente que le pregunta si quiere un cargo?
--Todo el tiempo. Y el mejor cargo que me dieron mis hijos es ser madre de revolucionarios.
--¿Cómo está de salud?
--Soy asmática y diabética, pero tengo un médico que me cuida y hago todo lo que me indica al pie de la letra. Me preparo mi comida y sé cuál va a ser el menú para toda la semana. Todo rico y sano.
--¿La sorprendió la falsa noticia de su internación y muerte que llegó al punto de que el titular de la OEA, Luis Almagro, le enviara sus condolencias?
--No me sorprendió porque es la cuarta vez que inventan una cosa así de fea. Me llamaron de Venezuela, de Suecia, de Dinamarca, de Italia. Lo único que hacen, finalmente, es que la gente hable de mí.
--¿Por qué cree que lo hicieron?
--Es una expresión de deseo muy fatal de una porción grande de gente que no me quiere, son los mismos que mataron a nuestros hijos e inventan. Les molesta mucho lo que hago. Deben querer saber qué tomamos y que comemos para estar así a esta edad. Les digo: me levanto con buen humor que es una buena comida, me baño, tomo la medicación, pienso en mis hijos, converso con ellos sobre lo que dirían sobre tal o cuál tema y desayuno con flores en la mesa. A pesar de todo, viva la vida. Tengo picaflores que vienen a la ventana. Estuve todo el domingo con mi hija que me cuida como si tuviera 104 años. Y apenas cumplí 91. Me dejo cuidar.
--¿Qué siente por los que inventaron esto?
--Les tengo lástima. No saben cómo disfrutar de la vida.
Es probable que quien sólo la escucha cuando habla públicamente no llegue a darse una idea de que Hebe tiene un enorme sentido del humor y que además de dedicar su vida a hacer cosas por los demás, se hace tiempo para las cosas que le dan placer a ella. Cocina, cultiva su jardín, dibuja, tiene ideas todo el tiempo.
Una de las últimas fue juntar billetes de cinco pesos, pintarlos o dibujarles bigotes: en definitiva intervenirlos, firmarlos y venderlos a cien pesos. Se los compran las personas que la quieren y esa plata la suma para hacer todas las cosas que encara la Asociación. Se las rebuscó siempre. Por eso, en el almuerzo de dos horas que tuvo con Alberto Fernández le aclaró que no iba a pedirle plata, que logró resistir y combatir al macrismo sin un peso y que éste no es un momento de la Argentina para pedir, sino para dar.
--El Presidente y usted fueron muy discretos respecto de la reunión que mantuvieron. ¿Me podrá contar a grandes rasgos de qué conversaron?
--Le dije las cosas que me parecen muy bien de su gobierno y otras que no me gustan. No soy obsecuente y la obsecuencia no es buena para nadie. Cuando uno quiere a alguien le tiene que decir todo lo que piensa. Creo Hay que tenerle paciencia por lo menos un año. Si es que queremos a la Patria y que los niños coman.
--¿Es cierto que hay gente que le pregunta si quiere un cargo?
--Todo el tiempo. Y el mejor cargo que me dieron mis hijos es ser madre de revolucionarios.
--¿Cómo está de salud?
--Soy asmática y diabética, pero tengo un médico que me cuida y hago todo lo que me indica al pie de la letra. Me preparo mi comida y sé cuál va a ser el menú para toda la semana. Todo rico y sano.
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