sábado, 4 de mayo de 2013

Puja distributiva


Por Alfredo Zaiat
Los precios de bienes y servicios suben porque la emisión monetaria es elevada. La cotización del dólar en el circuito marginal aumenta porque existen muchos pesos en el mercado. El consumo de bienes durables se incrementa porque “la gente” no sabe qué hacer con el dinero que le sobra. Las expectativas de los actores económicos son negativas porque la expansión monetaria disimula desequilibrios de las principales variables, en especial las cuentas fiscales por el alza del gasto público. Casi todo lo que sucede en la economía tiene su origen en la emisión de dinero y, por lo tanto, el principal y único responsable es el Banco Central y los políticos populistas que influyen sobre sus decisiones. Está bien ganada así la definición de teoría monetarista. La cantidad de circulante es el determinante fundamental para evaluar la tendencia de la economía y para proponer medidas tras el objetivo de alcanzar “el equilibrio”. Es una corriente analítica de larga tradición en la historia del pensamiento económico, adquiriendo mucha influencia a partir de la década del 70 reteniendo hasta el presente una posición hegemónica en el espacio interpretativo de fenómenos económicos. Ese amplio dominio en el debate público está reflejado en analistas legos y un sector de la población que repite sus postulados como verdades absolutas. Por ese motivo, son expuestas como si fueran parte de la única teoría válida anulando cualquier otra alternativa. Tiene la virtud del mensaje superficial: mucho dinero en efectivo en el mercado es negativo; poco, positivo. Explicación monocausal de la inflación que posee una atracción irresistible por lo vulgar, condición que merece advertirse para eludir confusiones y, especialmente, para evitar que un sector de la población termine defendiendo intereses no propios.
Pese a que el discurso predominante es que la emisión es el motivo de la persistencia de la inflación desde 2007, año que comenzó una etapa de aceleración luego de un período (2003-2006) de relativa tranquilidad en ese frente, existe otra visión sobre las fuentes de tensión en los precios. Esta no considera que las políticas fiscales y monetarias hayan sido el origen de la inflación, sino que la causa se encuentra en incrementos de costos ligados a la puja distributiva y mecanismos de indexación, a lo que le agrega el impulso dado por shocks externos provocados por el incremento de precios internacionales de las exportaciones de materias primas. El marco teórico para abordarla lo brinda la corriente estructuralista de la inflación que analiza múltiples causas y explicaciones del fenómeno de aumento sostenido del nivel general de precios.
El actual ciclo de la inflación reconoce su inicio en una megadevaluación, alteración de los precios relativos y en una fuerte suba de los precios internacionales de los alimentos (denominada inflación importada). Esto último impactó en los costos directa e indirectamente por exportaciones e importaciones, que luego derivó en un proceso de intensificación de la puja distributiva, lo que se conoce como mecanismo de propagación. Este adquiere cierta autonomía a partir de determinados niveles pasando a ocupar un lugar relevante como factor explicativo de la inflación. Otros países latinoamericanos también registraron aumentos de los precios de las materias primas, causa subyacente de la inflación, pero en el caso argentino el impacto fue mayor. Esto fue así porque la política de tipo de cambio no actuó como atenuante al mantener su competitividad con miniajustes de devaluación de la moneda. Los derechos de exportación (retenciones) intervinieron para compensar el efecto de esa estrategia, medida limitada a partir del rechazo a la resolución 125 en la votación en el Senado. Esa derrota del oficialismo actuó como una importante restricción de política antiinflacionaria.
El esquema Metas de Inflación aplicada por otros países, como Brasil, atenúa el impacto de los aumentos de precios internacionales de materias primas con tasas de interés elevadas y apreciación del tipo de cambio. El resultado de una inflación más baja se paga afectando la actividad económica por la caída de la demanda de la producción nacional y por el disciplinamiento de la puja distributiva. Este se concreta al limitar a los formadores de precios internos por la competencia importada, facilitada por la apertura con un tipo de cambio atrasado, y manteniendo el salario real de los trabajadores constantes, sin capacidad para mejorar la distribución del ingreso. Esa estrategia (atraso cambiario y tasas altas para controlar la inflación en un contexto de precios internacionales elevados) provoca otras distorsiones de largo plazo, como la primarización de las exportaciones, el alza del endeudamiento y el aumento de la vulnerabilidad externa por el movimiento de capitales especulativos.
En la investigación Márgenes unitarios flexibles, ciclo económico e inflación publicado por el Cefid-Ar, Gustavo Murga y María Agustina Zelada explican que la política cambiaria argentina favoreció el crecimiento del empleo y el Producto, pero también las condiciones para que los industriales puedan enfrentar la competencia importada manteniendo márgenes elevados. Señalan que el grado de sindicalización y la extraordinaria recuperación económica de los últimos años que dio mayor poder de negociación a los trabajadores también marcan una diferencia a la hora de medir los diferentes impactos de la inflación en cada país. Para agregar que “debido a estas dos cuestiones, la aceleración de la inflación en el caso de Argentina, a diferencia del resto de América latina, puede explicarse por un mecanismo autónomo de los impulsos internacionales y la puja distributiva”.
Murga y Zelada indican que pueden encontrarse entonces los ingredientes necesarios para evaluar que la historia inflacionaria reciente podría responder a otras causas y mecanismos en los cuales la teoría económica convencional no repara: inflación importada y puja distributiva. “La inflación importada puede ser de esta manera la causa del incremento del nivel general de precios, en tanto impulso exógeno. Y mientras el tipo de cambio nominal no contribuya a amortiguar el efecto del mismo, la puja distributiva puede convertirse en un mecanismo transmisor y acelerador de la inflación”, afirman.
¿Qué significa puja distributiva? La corriente estructuralista entiende a la inflación como resultado de un conflicto que surge a partir de la distribución del ingreso entre los asalariados y las empresas. “De este modo se vuelven necesarias regulaciones para pautar la velocidad de crecimiento de los ingresos de asalariados y capitalistas con el fin de evitar la inflación, y su aceleración, directamente asociada a la escalada del conflicto distributivo”, señalan Murga y Zelada. El conflicto surge cuando las firmas trasladan a precios el incremento de sus costos porque no les alcanza, o no se conforman, con el hecho de poder recuperar por rotación (cantidades vendidas) lo que pierden en tasa de ganancia (caída efectiva del margen unitario).
De ese modo adquiere centralidad la dinámica de la negociación paritaria anual donde intervienen los dos actores principales (empresa y sindicato) con el Estado involucrado en esa tensión en función a su posición respecto a la distribución del ingreso. Esta última variable mejora cuando avanza la tasa de crecimiento de los salarios sobre la de los márgenes unitarios, como se ha registrado en los últimos años, según Murga y Zelada. Pero, a la vez, mencionan que ello no puede lograrse sin consenso o disciplinamiento puesto que “cabe la posibilidad de que los productores trasladen a precios lo que consideran como un incremento de sus costos”. Por ese motivo aconsejan estudiar el movimiento de salarios y margen unitario (ganancia) de cada uno de los sectores productivos para instrumentar una política de ingresos efectiva tras el objetivo de estabilizar la inflación y de este modo lograr una mejora sostenible en la participación de los asalariados en el ingreso.
Fuente: Página/12

viernes, 3 de mayo de 2013

Respuestas al injerencismo externo


 Los gobiernos latinoamericanos tienen como gran desafío frenar la injerencia, a veces demostrada abiertamente, otras de forma sutil, de Estados Unidos, país que ha intensificado su estrategia de vigilancia y posible conflicto en la región sur.


El analista estadounidense Mark Weisbrot advierte que una serie de acontecimientos recientes evidencian que Estados Unidos intensificó su estrategia  de “cambio de régimen” en contra de los gobiernos latinoamericanos ubicados desde el centro hacia la izquierda del espectro político, “promoviendo el conflicto de una manera no vista desde el golpe militar que Washington apoyara en Venezuela en 2002”.

En su artículo titulado “Alguien busca deshacerse de los gobiernos de izquierda. Adivine quién”, Weisbrot, codirector  del  Centro de Investigación en Economía y Política (Center for Economic and Policy Research - CEPR) en Washington, doctor en economía de la Universidad de Michigan e investigador sobre temas de política económica, sostiene que el ejemplo más destacado de esta política es el de la propia Venezuela, durante las últimas semanas. Pero también destaca que contradictoriamente Washington  “se ve cada vez más aislado en sus esfuerzos por desestabilizar al Gobierno electo de Nicolás Maduro”.
"El sistema electoral venezolano no deja lugar a dudas. El recuento de las papeletas automáticamente en el 54 por ciento de las máquinas de votación, con la presencia de toda la oposición y los observadores es de absoluta precisión."

Sin embargo, no solo es Venezuela donde se actúa abiertamente, en este caso amparando al opositor Henrique Capriles  Radonski en su desconocimiento de los resultados de la pasada elección del 14 de abril, intentando revertirlos mediante un golpismo en pleno desarrollo, a pesar del reconocimiento general que existe sobre el triunfo de Nicolás Maduro.

Esto es imposible como lo entendió finalmente el secretario general de la Organización de Estados Americanos Miguel Insulza, quien en un prinicpio acompañaba la tesis estadounidense del “fraude” y debió volver atrás ante la contundencia del reconocimiento latinoamericano y mundial, como señala Weisbrot.

El sistema electoral venezolano no deja lugar a dudas. El recuento de las papeletas automáticamente en el 54 por ciento de las máquinas de votación, con la presencia de toda la oposición y los observadores es de absoluta precisión, ya que manualmente se controlan la cantidad de papeletas que registran cada voto. Incluso el gobierno de Maduro ordenó la revisión de otra cantidad de computadoras lo que dio los mismos resultados previstos.

Sin embargo, se conoce que ya estaba montado todo el aparato opositor y grupos de choque para desconocer los resultados sean cuales fueren y crear una situación de ingobernabilidad. En las últimas horas se o montó una fuerte provocación en la Asamblea legislativa que terminó con un  enfrentamiento a golpes entre varios legisladores, muy criticado por el presidente Maduro. La crítica fue para ambas partes.

El Presidente ha solicitado no responder a  ninguna provocación destinada a detener la investigación y el juzgamiento de los asesinatos de nueve militantes progubernamentales a manos de la oposición dirigida por Capriles y los daños provocados.
El desabastecimiento continúa y la guerra de los medios nunca se detuvo, pero los países sudamericanos están firmes, como sus organismos regionales apoyando a Maduro, cuyo gobierno investigará asimismo uno de los mayores ataques informáticos contra el Consejo Nacional Electoral, empresas estatales, partido gubernamental y funcionarios. Se sabe que el Pentágono tiene uno de los servicios más avanzados del mundo en esta materia de ataques y hackeos contra distintos países, usados en las guerras coloniales de Medio Oriente.

"No hay duda sobre la exactitud del conteo de votos, incluso  entre muchos miembros de la oposición venezolana” dice Weisbrot, quien recordó, además, cómo el gobierno de Washington financió  y organizó en 2005 todos los intentos “para cambiar las leyes en Brasil" con el fin de debilitar al Partido de los Trabajadores. "Esta información se descubrió en documentos del Gobierno estadounidense obtenidos bajo la Ley de Libertad de Información” de ese país. “Lo más probable es que Washington haya hecho mucho más en Brasil que se mantiene en secreto” sostiene Weisbrot y de esto ya también se está conociendo bastante en los últimos tiempos.

Washington ha utlizado los medios masivos que funcionan como una red y transmiten un discurso único, para intentar enemistar a Argentina con Brasil, lo que se evidenció  en la información (léase desinformación) corporativa cuando La Nación y Clarín mencionaban las diferencias y tensiones entre ambos países. Esto se vió en los últimos días mientras las presidentas Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Rouseff mantenían un amistoso y productivo encuentro para profundizar la relación entre ambos países.

Evo Morales contra la injerencia

Por todo esto, y haciéndose eco de las recientes declaraciones del secretario de estado norteamericano John Kerry,  diciendo que América Latina sigue siendo el "patio trasero" de EE.UU, el presidente de Bolivia Evo Morales decidió este 1 de mayo expulsar del país a la USAID (Agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos), organismo que, bajo control de la inteligencia estadounidense (CIA), actúa en nuestros países desde mucho tiempo atrás, aunque ahora renovada en sus tareas de  infiltración política, económica y cultural.

Morales había denunciado la situación ante el presidente Barack Obama, a quien entregó una cantidad de documentos probatorios de la injerencia de esta agencia financiando y asesorando el golpe que se intentó en septiembre de 2008, y que terminó ese año con la expulsión del país del embajador norteamericano Philip Goldberg, también complicado directamente con los golpistas.
"Fue la gota que desbordó el vaso y decidió la salida de USAID como una nacionalización de la 'dignidad del pueblo boliviano', ante lo que su gobierno consderó una 'intromisión política' disfrazada de supuesta ayuda a distintos sectores sociales."

Asimismo, el presidente boliviano había expulsado a la Agencia antidrogas de EE:UU (DEA) denunciada por sus propios agentes que se fueron por rechazar las acciones ilegales de ese organismo. En 1986 la investigación de un laboratorio de drogas en Huanchaca evidenció que éste estaba bajo control de la CIA y la DEA para enviar drogas a EE.UU que se intercambiaban por armas para contrarrevolucionarios nicaragüenses que actuaban contra el gobierno sandinista, lo que se convirtió en un escándalo, cuyas consecuencias persisten hasta hoy.  En el año 2009, el gobierno boliviano descubrió la infiltración de la CIA en la dirección de la recuperada empresa Yacimientos Petrolíferos Bolivianos (YPB) y sus acciones que afectaban gravemente al país y decidió también su expulsión.

Esta vez, y después de los numerosos intentos de Morales para que Washington tomara cartas en el asunto  y detuviera la infiltración y cooptación de sus agencias en sectores empresariales, partidos  opositores, sectores campesinos, indígenas, movimientos sociales y hasta pequeños partidos de izquierda  y otros, se decidió expulsar a la USAID. Se demostró documentadamente esta injerencia en el caso de marchas, bloqueos hulegas para impedir la construcción de cien kilómetros de una carretera estratégica, que es clave para unir el territorio de Bolivia, y asegurar el control de la Amazonia. Hubo muchas confusiones ayuidadas por los medios del poder hegemónico. Pocos dijeron entonces que el Parque protegido de Isiboro Sécure alberga a una cantidad de empresas extranjeras, que dicen “resguardar” el medio ambiente, que están desde hace años y que han saqueado esta zona amazónica.

Fue la gota que desbordó el vaso y decidió la salida de USAID como una nacionalización de la “dignidad del pueblo boliviano”, ante lo que su gobierno consderó una “intromisión política” disfrazada de supuesta ayuda a distintos sectores sociales. Algo que está sucediendo en la invasión silenciosa de toda América Latina y que ya se está .denunciando en Estados Unidos. 
Fuente: Telam

jueves, 2 de mayo de 2013

Sufrimiento en el trabajo: DOLOR, CRISIS Y MECANISMOS DE DEFENSA BAJO EL ORDEN LABORAL






A partir de ejemplos concretos de sufrimiento laboral, el autor muestra los efectos de “las reformas que han creado condiciones dolorosas en relación con los valores del trabajo bien hecho”, advierte que hay mecanismos de defensa colectivos contra ese dolor y se pregunta cuánto y cómo inciden esos mecanismos de desconocimiento sobre “las conductas colectivas en el campo político”.

Por Christophe Dejours *

Un médico joven, que no ha terminado su formación, está sin embargo a cargo de un servicio de reanimación: el director del hospital se niega a contratar más personal y la remuneración de este médico es muy inferior a lo que costaría un profesional más experimentado. El joven médico, serio y trabajador, realiza correctamente las tareas. Todo marcha sobre rieles y va ganándose progresivamente la confianza del equipo médico, los enfermos y sus familias. Pero él está muy preocupado porque hay demasiados decesos en el servicio. Algunos de sus enfermos mueren pese a los pronósticos favorables, en especial cuando él prescribe asistencia con respirador artificial en enfermos intubados: muchos se asfixian y él no logra entender por qué. Empieza a pensar que ha cometido errores, pero no logra descubrirlos. Se siente cada vez más perturbado, pierde confianza en sí mismo y finalmente consulta a un psiquiatra para que lo ayude a luchar contra una depresión ansiosa. Cada vez más cerrado e irritable, se aísla, se enoja y poco a poco va perdiendo la confianza de su equipo. Recién seis meses después –pese a que su situación psíquica está francamente deteriorada– tiene una idea: se coloca a sí mismo la máscara de oxígeno de la respiración asistida y se ahoga al inhalar algo que, por el olor, identifica de inmediato como formol. Una investigación le permite descubrir que la empresa responsable del mantenimiento de los aparatos de reanimación no respeta los procedimientos, para ganar tiempo y paliar la falta de personal.
En las situaciones comunes de trabajo, son frecuentes los incidentes y accidentes de origen incomprensible (no siempre hay voluntad de engaño, como en el caso relatado), que trastornan y desestabilizan a los trabajadores más experimentados. Sucede en el manejo de aviones y en todas las situaciones técnicamente complejas, que implican riesgos para la protección de las personas o la seguridad de las instalaciones. A los trabajadores muchas veces les resulta imposible determinar si sus fracasos tienen que ver con una falta de competencia o con anomalías del sistema técnico. Y esta perplejidad es una causa de angustia y sufrimiento que toma la forma del miedo a ser incompetente, a no estar a la altura o ser incapaz de enfrentar situaciones inusuales o inesperadas, en las que esté involucrada la responsabilidad.
Otras veces, aunque el que trabaja sepa lo que debe hacer, no puede hacerlo porque se lo impiden restricciones sociales del trabajo. Los colegas le ponen palos en las ruedas, el clima social es desastroso, cada cual trabaja en soledad y todo el mundo retiene información. Tomemos el ejemplo de un técnico en mantenimiento a cargo del control técnico de obras realizadas en una central nuclear por un subcontratista. Son obras enormes, que exigen mucha seguridad. Los trabajos se hacen en turnos rotativos, día y noche. El técnico responsable del control está solo, no puede vigilar las obras las veinticuatro horas del día. Pero tiene que firmar las fichas y hacerse responsable de la calidad del servicio realizado por el subcontratista y aceptar la palabra del jefe del turno noche en cuanto a calidad del servicio. No es una situación psicológica fácilmente soportable por un técnico que, justamente por conocer bien el oficio, sabe bien cuántos engaños o trampas puede ocultar.
Con la reorganización del trabajo, como consecuencia de las últimas reformas estructurales, se han creado condiciones extremadamente dolorosas en relación con los valores del trabajo bien hecho, el sentido de la responsabilidad y la ética profesional. La obligación de hacer mal el trabajo, de tener que darlo por terminado o mentir, es una fuente importantísima y extremadamente frecuente de sufrimiento en el trabajo: está presente en la industria, en los servicios, en la administración.
Veamos otro ejemplo. Se trata de un ingeniero, recientemente destinado a un depósito de la SNCF (Empresa Nacional de Ferrocarriles de Francia). Unos días después de su llegada, toma conocimiento de que ocurrió un incidente en el sector de las vías que está bajo su responsabilidad: la barrera en un paso a nivel no bajó al pasar una formación; los sistemas automáticos no funcionaron; afortunadamente no había nadie en el cruce, ni a pie ni en automóvil. El ingeniero reporta el incidente. Según parece, después del accidente y sin ningún tipo de intervención técnica ni reparación particular, las barreras siguieron funcionando correctamente. Pero el acontecimiento tuvo lugar. ¿Cuál es la causa? ¿Dónde está el desperfecto? Silencio generalizado entre los colegas. El ingeniero insiste, pero los demás minimizan la importancia del hecho. El ingeniero, considerando que se trata de un incidente grave, exige una investigación técnica completa. Es que, con la disminución de personal, el plantel gerencial está sobrecargado de trabajo y prefiere evadirse. Ellos no pueden admitir oficialmente esta situación y se limitan a rechazar la investigación propuesta, que anuncia dificultades y va a consumir mucho tiempo y trabajo. Por eso insisten en que las barreras siguieron funcionando bien. El tono de la discusión sube entre los compañeros. El ingeniero se niega a abandonar la investigación y defiende su opinión sobre la gravedad del incidente. Hasta que el jefe de depósito pone un punto final a la discusión: “¿Hubo descarrilamiento?” “No”, contesta el ingeniero. “¿Hubo algún vehículo o peatón atropellado?” “No.” “¿Hubo heridos o muertos?” “No.” “Entonces, no hubo incidente. El asunto queda cerrado.”
Al salir de la reunión de personal, el ingeniero no se siente bien. Ha perdido el equilibrio, no entiende la posición de los otros ni, sobre todo, su unanimidad. Tiene dudas y ya no sabe si está respetando el espíritu del reglamento y una ética del sentido común (al tiempo que sus colegas le oponen una negación de la realidad) o si, por el contrario, está dando pruebas de un perfeccionismo y una terquedad fuera de lugar, en cuyo caso toda su vida profesional debe ser reexaminada. En los días siguientes, sus colegas evitan compartir los almuerzos con él; no le hablan. El pobre hombre ya no entiende nada. La presión aumenta. Se siente cada vez más angustiado. Dos días después, en su lugar de trabajo, se arroja al vacío desde lo alto de las escaleras, atravesando las barreras (en francés, el término que designa la baranda de la escalera es el mismo que designa la barrera del tren). Es hospitalizado con fracturas múltiples, depresión, estado de confusión, tendencia suicida. Pero se trata de un caso de alienación social, que debe diferenciarse de la alienación mental clásica.
Contrariamente a lo que se podría creer, las situaciones de este tipo no son para nada excepcionales en el trabajo, aunque tengan desenlaces menos espectaculares. A veces, los obstáculos de lo real pueden superarse, como en el caso del médico reanimador. Otras, hay que capitular ante los obstáculos que impiden la calidad del trabajo, como lo hizo el técnico mecánico. En otros casos se hace posible trabajar en buenas condiciones técnicas y sociales. Pero, cualquiera sea el resultado, en general implica una serie de esfuerzos que comprometen toda la personalidad y la inteligencia de quien trabaja.

Reconocimiento

Hay seguramente holgazanes y deshonestos pero, en su gran mayoría, quienes trabajan se esfuerzan por hacer las cosas lo mejor posible y ponen en ello mucha energía, pasión y compromiso personal. Lo justo es que este aporte sea reconocido. Cuando no lo es, cuando pasa inadvertido en medio de la indiferencia general o los demás lo niegan, el resultado es un sufrimiento muy peligroso para la salud mental, como hemos visto en el caso del ingeniero de la SNCF, y se produce una desestabilización de las referencias en que se apoya la identidad. El reconocimiento no es un reclamo marginal de quienes trabajan. Muy por el contrario, se presenta como un elemento decisivo en la dinámica de movilización subjetiva de la inteligencia y la personalidad en el trabajo (lo que se designaba tradicionalmente en psicología con la expresión “motivación en el trabajo”).
El reconocimiento esperado por quien moviliza su subjetividad en el trabajo pasa por formas extremadamente reguladas, que fueron analizadas y explicadas hace algunos años (“juicio de utilidad” y “juicio de belleza”) e implica la participación de ciertos actores, también ellos rigurosamente ubicados en relación con la función y el trabajo de quien espera el reconocimiento. Reconocer la existencia de la “psicodinámica del reconocimiento” permite comprender el importante papel que juega en el destino del sufrimiento en el trabajo y la posibilidad de transformar el sufrimiento en placer.
Porque, efectivamente, de ese reconocimiento depende el sentido del sufrimiento. Cuando se reconoce la calidad de mi trabajo, lo que adquiere sentido son mis esfuerzos, mis angustias, mis dudas, mis decepciones y mis desalientos. Todo ese sufrimiento no fue en vano y no sólo ha contribuido a la organización del trabajo, sino que, a cambio, ha hecho de mí un sujeto diferente del que era antes del reconocimiento. El sujeto puede transferir ese reconocimiento del trabajo al registro de la construcción de su identidad. Y el trabajo se inscribe así en la dinámica de la autorrealización. La identidad constituye la armazón de la salud mental. No hay crisis psicopatológica que no tenga en su centro una crisis de identidad. Y esto es lo que confiere a la relación con el trabajo su dimensión propiamente dramática. Al no contar con los beneficios del reconocimiento de su trabajo ni poder acceder al sentido de la relación que vive con ese trabajo, el sujeto se enfrenta a su sufrimiento y nada más que a él. Sufrimiento absurdo que sólo genera sufrimiento, dentro de un círculo vicioso, y que será desestructurante, capaz de desestabilizar la identidad y la personalidad y de causar enfermedades mentales. Por eso no hay neutralidad en el trabajo en relación con la salud mental. Sin embargo, los análisis sociológicos y políticos subestiman masivamente esta dimensión del trabajo.
Aunque el reconocimiento esté en el horizonte de expectativas de los trabajadores, pocas veces lo reciben de manera satisfactoria. Y lo esperable es que el trabajo genere una multiplicidad de manifestaciones psicopatológicas. Para hacer un análisis y un inventario de estas manifestaciones se decidió emprender una serie de investigaciones clínicas bajo el nombre de “psicopatología del trabajo”. Al comenzar estas investigaciones, en la década de 1950, nos esforzábamos por constituir una clínica de las “enfermedades mentales del trabajo”. Pese a algunos resultados espectaculares –en particular, la neurosis de los telefonistas, descripta por Begoin en 1957–, no se llegó a describir una patología mental del trabajo comparable a la patología de las afecciones profesionales somáticas, cuya variedad y especificidad es bien conocida.
Si el sufrimiento no está acompañado por una descompensación psicopatológica –por una ruptura del equilibrio psíquico que se manifiesta en la eclosión de una enfermedad mental–, es porque el sujeto despliega contra él ciertas defensas que le permiten controlarlo. La investigación clínica demostró que, en el campo de la clínica del trabajo, junto a los mecanismos de defensa clásicos descriptos por el psicoanálisis, están las defensas construidas y sostenidas colectivamente por los trabajadores. Se trata de las “estrategias colectivas de defensa”, huella específica de las restricciones reales del trabajo. Fueron descriptas las estrategias colectivas características de los trabajadores de la construcción y la obra pública, las de los operadores del control de producción en la industria química, las de los agentes de mantenimiento de las centrales nucleares, los soldados en el ejército, los marinos, enfermeras, médicos, cirujanos, pilotos de caza, etcétera. Las investigaciones se desarrollaron a partir de la inversión de la pregunta inicial: ¿cómo hacen estos trabajadores para no volverse locos, a pesar de los requerimientos del trabajo a que se ven confrontados? Lo enigmático es la “normalidad” en sí misma. Podemos sostener un concepto de “normalidad en el sufrimiento”, en que la normalidad aparece no como el efecto pasivo de un condicionamiento social, de un conformismo o de una interiorización de la dominación social, sino como un resultado conquistado en la lucha contra la desestabilización psíquica provocada por los requerimientos del trabajo.
Las estrategias defensivas pueden contribuir a hacer aceptable lo que no debería serlo. Por eso, juegan un papel paradójico, pero capital, en el orden de los resortes subjetivos de la dominación. Las estrategias defensivas, necesarias para la protección de la salud mental contra los efectos deletéreos del sufrimiento, pueden funcionar también como una trampa que desensibiliza ante aquello que produce sufrimiento. Y a veces permiten que resulte tolerable no sólo el sufrimiento psíquico, sino también el sufrimiento ético; entendemos por tal el sufrimiento que resulta, no de un mal sufrido por el sujeto, sino del que éste puede causar al cometer, por su trabajo, actos que reprueba moralmente. En otros términos, podría ser que hacer el mal, es decir infligir al otro un sufrimiento indebido, ocasione también un sufrimiento a quien lo hace en el marco de su trabajo y que, para salvaguardar su equilibrio psíquico, puede construir defensas contra este sufrimiento. Entonces, el sufrimiento en el trabajo y la lucha defensiva contra este sufrimiento, ¿no tienen incidencia sobre las posturas morales singulares y sobre las conductas colectivas en el campo político? Hasta ahora, esta pregunta no ha sido planteada, porque quienes se dedican a la teoría sociológica y filosófica de la acción son generalmente reticentes a dar un espacio, en sus análisis, al sufrimiento subjetivo.
Q Texto extractado de La banalización de la injusticia social (Ed. Topía). Christophe Dejours se halla en la Argentina, donde –desde hoy hasta el viernes 10, con auspicio de la Embajada de Francia– participa en actividades públicas organizadas por las universidades de Buenos Aires y Rosario y por la revista Topía.
Fuente: Página/12

domingo, 28 de abril de 2013

La década ganada: Las convicciones y los sueños




El 27 de abril de 2003 se produjo uno de esos acontecimientos que dan inicio a una nueva era política: el kirchnerismo. Una nueva versión de ese fenómeno tan argentino y latinoamericano que es el peronismo.

La irrupción de Néstor Kirchner en la escena política nacional tuvo las virtudes que tienen todas las apariciones de carácter inesperado: una ruptura que se instala de golpe, sin responder a los paradigmas políticos vigentes, con la intención de producir una nueva realidad.

Diez años después puede parecer una obviedad, pero nunca está demás recordar que Kirchner fue, en los meses previos a las elecciones presidenciales de 2003, el único candidato que hizo una lectura correcta del tiempo que lo precedía.

Nada más basta recordar los hechos que desencadenaron el llamado a esas elecciones para empezar a descubrir la génesis de una acción de gobierno que no era nueva, porque ya llevaba poco más de una década de praxis política con denominación de origen en la Patagonia austral, pero que asomaba al país en medio de las balas que mataban a lo único que la crisis no había podido matar, a pesar de que algún diario se empeñó en contar otra cosa: la dignidad rebelde.

Aquello que hoy es el grado cero de cualquier política de gobierno -la no represión de la protesta social- fue la piedra basal de una gestión decidida a firmar un nuevo contrato social entre los argentinos.

Junto a esa convicción, Néstor Kirchner hizo entrar a la Casa Rosada la determinación firme de ir siempre “por más”, anticipándose por mucho tiempo a lo que casi todos sus comentaristas descubrirían unos cuantos años después. ¿O acaso vamos a creer en eso de que “ahora” el gobierno va por todo?

"Los cuatro años y medio que siguieron a aquel 27 de abril de 2003 sentaron las bases para la creación de un nuevo país, que gracias a la profundización impulsada por Cristina hoy exhibe una realidad económica y social diametralmente opuesta a la que existía entonces."

Si quienes hoy viven azorados hubieran estado un poco más atentos hace una década, podrían haberse ahorrado unos cuantos disgustos, porque el kirchnerismo, a diferencia de los gobiernos que lo antecedieron, anunció desde un principio que iba a hacer todo lo que después terminó haciendo. Los libros de historia tergiversan, subjetivan. YouTube no. Y ahí están casi todos los discursos de Néstor Kirchner desde el 2003 en adelante para dar fe de que el hombre avisó. Y el que avisa, ya sabemos, no traiciona.

En todo caso, ahora el kirchnerismo va por lo que queda y no por “el todo”, porque “el todo” era el 25% de desocupados y el 50%  de pobres que había en 2003, cuando Néstor asumió la presidencia con un 22% de los votos: el volumen de legitimidad popular más débil que cualquier presidente democrático haya tenido en la historia argentina. Ver Infografía "La década ganada" con indicadores sociales y económicos.

Volviendo a aquel 2003, nadie mejor que Ernesto Laclau para describir como fueron aquellos primeros años: “A partir de la crisis de 2001, en la Argentina se vivió una enorme expansión horizontal de la crisis social (las fábricas recuperadas, los piqueteros). Con el ascenso del kirchnerismo al poder, lo que se dio fue la articulación de esa expansión horizontal con una influencia vertical de estos nuevos grupos en el sistema político.” (Diario Página 12, 04/11/11).

El resultado de lo que describe Laclau es la incorporación a la participación política real de aquellos sectores que, antes del kirchnerismo, estaban ajenos a la partidocracia que desde la recuperación democrática sostenía una representación oligopólica de la voluntad popular.

Allí reside el puntapié inicial de la transformación social que practicó el kirchnerismo, basada en una ampliación de derechos civiles y sociales para las clases populares únicamente equiparable con lo sucedido durante el período peronista clásico. Y si las comparaciones son odiosas, el kirchnerismo lo es todavía más. Eso explica la resistencia que el proyecto político de Néstor y Cristina Kirchner encontró en aquellos sectores de derecha recalcitrante que no están –porque nunca estuvieron- dispuestos a ceder ninguno de sus privilegios.

El impulso al revisionismo jurídico en materia de crímenes de lesa humanidad; la independencia económica vía expulsión del FMI; la soberanía política haciendo pito catalán a las corporaciones mediáticas, y la justicia social reload, fueron las cartas de presentación de Néstor Kirchner a través de medidas de gobierno concretas.

A esos trazos gruesos en la política interior, el kirchnerismo le sumó el regreso de la Argentina a un latinoamericanismo puro y duro digno de otros tiempos, digamos, para no entrar en una comparación que le sume nuevos odios (aunque intuimos que José Carlos Mariátegui habrá admirado a Néstor Kirchner desde el lugar en el que se encuentra). El proyecto del ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas, puede dar fe de esto desde su descanso eterno en algún lugar del cementerio de Mar del Plata.

Los cuatro años y medio que siguieron a aquel 27 de abril de 2003 sentaron las bases para la creación de un nuevo país, que gracias a la profundización impulsada por Cristina hoy exhibe una realidad económica y social diametralmente opuesta a la que existía entonces. Esto es indiscutible, no hay zócalo que lo cuestione: basta con mirar las infografías que acompañan esta columna para creer o reventar.

En definitiva, a diez años de su aparición decisiva en la arena política nacional, Néstor Kirchner hoy es –papel que va a la parrilla más, papel que va a la parrilla menos- un prócer para la inmensa mayoría de los argentinos.
 
 
Fuente: Télam

jueves, 25 de abril de 2013

“Hablar de fascismo es una pelotudez”

Entrevista con la diputada Alcira Argumedo (Proyecto Sur), quien criticó algunas posturas opositoras, pero defendó la alianza con Carrió. “Votamos en contra porque esto significa la suma del poder público”.
(Click en la imagen para ver)

Fuente: Agencia Paco Urondo

miércoles, 24 de abril de 2013

Modos de producir alimentos


Por Norma Giarracca
 


Nada mejor que rememorar el 17 de abril, Día Internacional de la Lucha Campesina que recordando que este sector social no sólo “lucha” por sus territorios sino que pone a disposición de la sociedad un modo de producir alimentos que no contamina, preserva la tierra y, como dijo Vía Campesina en la Cumbre de Copenhague de 2009, “enfría el planeta frente al recalentamiento global”. No es la única forma de producción agraria alternativa al “agronegocio” (cuyo paradigma es la expansión sojera); la Argentina sostuvo su desarrollo agrario, agroexportador, con un tercer modelo que fue “el chacarero” o farmer en la bibliografía anglosajona.



Campesinos y “chacareros” comparten la utilización de mano de obra familiar (agricultura familiar), el control productivo por parte del “jefe/a de explotación”, pero se diferencian porque estos últimos lograban una acumulación de capital que los habilitaba a mecanizarse y utilizar insumos agroindustriales acorde con su escala. La familia chacarera vivió durante muchos años en el campo, con el paso del tiempo y la posibilidad de que los hijos estudiaran, se fueron trasladando a pueblos cercanos pero manteniendo el compromiso con su tierra y su producción.

Muchos “agraristas” sostienen que estos modelos de desarrollo agrario van desapareciendo por el “progreso”, las revoluciones agrícolas y las “leyes naturales de la economía”. Sin embargo, una mirada rápida en las disminuciones de estas explotaciones conduce inmediatamente al recuerdo de políticas públicas que las hirieron de muerte. Baste recordar que entre el Censo Nacional Agropecuario de 1988 y el del 2002 se produjeron el decreto de desregulación de la economía dando por tierra el armado institucional que había sostenido la convivencia de la gran y pequeña producción agrícola (1991); también la autorización del uso de semillas transgénicas de soja (1996), para darse cuenta de que la economía es una actividad social que no se rige “por leyes naturales” como la física. En ese período desaparecieron 25 por ciento de los productores, mayoritariamente de “hasta 200 hectáreas”.

Mientras las agriculturas campesinas y “chacareras” basan su productividad en los procesos microbiológicos del suelo, con rotación con ganadería y con otros cultivos agrícolas, mantienen alta diversidad productiva, y generan trabajos, el nuevo modelo que denominamos “agronegocio” hace todo lo contrario. En efecto, tiende al monocultivo, a la ocupación de las tierras ganaderas y sobre todo a un uso descomunal de agroquímicos mientras el campo se vacía de agricultores y la población que queda se enferma. En los años cincuenta se usaban 10.000 litros de agroquímicos y con la “revolución verde” se llega de dos a tres millones (ya preocupante), pero con el “agronegocio” se trepa a casi 400 millones de litros, 300 de los cuales son glifosato, un producto que no cumple con el principio precautorio, ya que la “ciencia oficial” no conoce aún sus consecuencias.

¿Por qué recordar estas vías en 2013? Porque comenzamos a sentir las consecuencias de la implantación del modelo del “agronegocio”, ya no sólo en el abastecimiento y precios de los alimentos, sino en el territorio transgredido y maltratado con millones y millones de litros de un agroquímico que se sospecha (pero no se estudia) que combinado con la falta de rotación de la tierra (“labranza cero”) permeabilizarían los suelos. Además millones de hectáreas de bosques nativos talados, el monocultivo y la falta de rotación repercuten en los regímenes pluviales de las regiones donde se asentaron ciudades como Buenos Aires, La Plata, Rosario, Bahía Blanca. Estas zonas urbanas no están colgadas de las nubes, sino que están insertas en un ecosistema. ¿Es acaso casualidad que las grandes inundaciones de los últimos años se dieran en ciudades de territorios sojeros? Tartagal, en Salta, la provincia del gran desmonte, Santa Fe y Buenos Aires en medio de ese desierto verde que la geopolítica transnacional deparó para este país.

Los campesinos no tienen dudas y utilizan su “agroecología” para mercados locales, el problema son los “chacareros” guiados por la ganancia extraordinaria que ponen su/nuestra tierra en riesgo y en el afán de recuperar malos momentos de la “década perdida”, no están dispuestos a volver a la “agricultura de procesos”; además pierden cada vez más el control de su producción y están perdiendo sus saberes de agricultores en esta materia; y qué decir de su dirigencia. De los grandes actores del “agronegocio” no hay nada que decir ni esperar. Si no generamos un pensamiento sobre un destino común desde un “buen sentido” –más extendido entre la población de lo se cree– y se lo demandamos en conjunto a las dirigencias, la catástrofe se transforma en regularidad.


Página/12 - 17 de abril de 2013

Qué hizo Thatcher por la economía británica



Los partidarios dicen que salvó al Reino Unido. Los detractores, que dejó un país desequilibrado y desigual.

Revertir la prolongada declinación económica británica. Esa fue la extenuante tarea que Margaret Thatcher se impuso cuando asumió en mayo de 1979, al cabo de una década traumática en la que hubo semana de tres días, una inflación superior al 25%, un rescate del FMI y el invierno del descontento.

Ella disparó su mejor munición. Los últimos restos del consenso de la posguerra fueron barridos en la década siguiente, en la que se asistió al aplastamiento de los sindicatos, la desregulación de la City, privatización de industrias, aliento a la inversión extranjera, rebajas de impuestos, achicamiento del Estado, aguda recesión fabril y boom petrolero en el Mar del Norte.

Según sus partidarios, esa transformación radical funcionó. Gran Bretaña dejó de ser el enfermo de Europa y entró en los 90 con su reputación en alto. La economía se había vuelto más competitiva y más rentable. Las reformas de los 80 allanaron el camino para los 16 años de expansión de 1992-2008.

Para sus detractores, Thatcher es la premier que con su monetarismo dogmático barrió con más del 15% de la base industrial británica, desperdició la buena racha del petróleo del Mar del Norte en subsidios al desempleo y rebajas de impuestos y convirtió al Reino Unido en el país más desbalanceado y desigual que hoy es.

La verdad puede estar en algún punto medio. Thatcher llegó al poder cuando la economía se acercaba a una hora de la verdad después de tres décadas de bajo desempeño comparada con otros países de Occidente. Si la elección de 1979 la hubiera ganado Callaghan, también él se hubiera enfrentado con el desafío de modernizar la economía. De hecho, en muchas de las reformas asociadas con Thatcher ya había avanzado su predecesor.

El thatcherismo no se dio todo de golpe, pero para mediados de los 80 era visible que la política económica del gobierno conservador se basaba en un puñado de principios. Por empezar: el control de la inflación, y no el pleno empleo, era el eje de la política macroeconómica. La tarea del gobierno era bajar la inflación, no impulsar el crecimiento alentando la demanda.

Segundo, el equilibrio de poder en las relaciones industriales se corrió decisivamente hacia el lado patronal.

Tercero, se abandonó toda política industrial. El Estado retuvo el control de algunos sectores nacionalizados –como ferrocarriles– pero BT, British Airways, British Steel, British Gas y Aeropuertos integraron la gran liquidación.

Cuarto, la política apuntaba a quienes, según la primera ministra, querían prosperar. Hubo grandes recortes impositivos para los de mayores ingresos, bajo el supuesto de que eso propiciaría el espíritu emprendedor. Una publicidad que predicaba los atractivos del capitalismo instó al público a comprar acciones en las privatizadas.

Juzgada en forma estrecha, la revolución thatcheriana fue un éxito. La declinación relativa de Gran Bretaña llegó a su fin, aunque eso se debió más a la pérdida de velocidad en Francia o Alemania que a una aceleración de la productividad británica. Los días perdidos en huelgas se redujeron.

Por otra parte, el crecimiento siguió bajo porque ya los sindicatos no aseguraban aumentos salariales a la par de la inflación. Los beneficios sociales oficiales fueron engullidos por los créditos fiscales. Hubo poca inversión e innovación británica, al tiempo que el vaciamiento de la industria dejaba a la economía sobredependiente de la desregulada City. El petróleo ayudó a Thatcher a atenuar los cracks, pero el viejo problema británico –encontrar su lugar en el mundo– persiste. La última vez que Gran Bretaña tuvo un superavit comercial fue durante la guerra de las Malvinas.


Fuente: IADE-Clarín - iEco - 14 de abril de 2013

martes, 23 de abril de 2013

El patio trasero en rebelión: Maduro le ganó al golpismo

Por Stella Calloni

El rol de Estados Unidos en el desconocimiento del triunfo de Nicolás Maduro y los incidentes generados en la capital venezolana vuelve a poner en la superficie su intento de seguir controlando y sometiendo a las democracias de América Latina.


Las recientes declaraciones del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, considerando a Latinoamérica como el "patio trasero" de Estados Unidos, y su propuesta ante la Cámara de Representantes para avanzar en un “acercamiento vigoroso”, aludiendo a la Doctrina Monroe del año 1823, debiera sacudir  la modorra intelectual y política del continente.

Cada vez que algunos nos referíamos al proyecto recolonizador que aparece delineado en numerosos documentos de política exterior estadounidense, se nos adjudicaba una enorme capacidad de imaginación, acusándonos con desdeño como “conspiradores”. Hablar de “patio trasero” o “Doctrina Monroe” era mencionar fantasmas inexistentes. ¿Qué dirán ahora de esta confesión a cielo abierto del señor Kerry, nada menos?

Su propuesta sobre un “acercamiento vigoroso” recuerda aquel enunciado de “Habla suavemente pero lleva un gran garrote y  llegarás lejos” ("speak softly and carry a big stick, you will go far"). Esta frase, acuñada por Theodoro Roosevelt, quien gobernó Estados Unidos entre 1901 y 1909, introdujo la doctrina del Gran Garrote (Big Stick) para aplicar en su política exterior. Destinada a defender los intereses de Estados Unidos y avanzar en la eterna política de expansión y control hacia América Latina, bajo el esquema de la Doctrina Monroe, la doctrina del Big Stick fue también clave durante la Guerra Fría, en la que nuestra región quedó atrapada, con intervenciones militares, injerencias que perduran hasta hoy y dictaduras, que a lo largo del siglo XX configuraron un genocidio latinoamericano.
"Washington interpreta esta unidad como 'un peligro' para su seguridad y sus intereses, cuando es nada más y nada menos que un ejercicio de soberanía de los países de un continente rico, con sociedades empobrecidas que merecen un siglo  XXI independiente y justo."

En marco de la Guerra Fría, se nos impuso la red de dictaduras de la Doctrina de Seguridad Nacional,cuyos efectos persisten hasta hoy en los proyectos hegemónicos de “lenguaje suave y  gran garrote”. Lo estamos viendo en esta evidente reacción ante la unidad que han logrado los pueblos latinoamericanos en su integración emancipadora.

Washington interpreta esta unidad como "un peligro" para su seguridad y sus intereses, cuando es nada más y nada menos que un ejercicio de soberanía de los países de un continente rico, con sociedades empobrecidas que merecen un siglo  XXI independiente y justo.

Esta unidad de América Latina ayudó a detener más de un golpe de Estado propiciado por Washington en la región en este siglo, el último -aún no desmontado del todo- en Venezuela, con el desarrollo del plan  que se puso en marcha, sin ninguna espontaneidad, desde el momento en que se conoció el triunfo irreversible de Nicolás Maduro, sucesor del presidente Hugo Chávez Frías en Venezuela, por escaso margen.

Los grupos de choque opositores que actuaron tenían direcciones precisas de los Centros de Diagnóstico que están en centenares de barrios en el país y que colaboran a convertir la salud pública en uno de los mayores legados del gobierno de Chávez, varios de los cuales incendiaron.

También fueron a casas de funcionarios, militantes, periodistas, oficinas importantes y sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela(PSUV), de los mercados populares (Mercal) y otros y, por supuesto, televisoras y medios estatales, y amenazaron con extrema violencia.

La movida golpista no fue improvisada, como no lo fue el intento de atacar a los médicos cubanos que trabajan en Venezuela, en un extemporáneo ejercicio de Guerra Fría.

Mientras creaban una histeria golpista a través de los medios, nunca presentaron una impugnación como indica la ley cuando un sector político en una elección presidencial tiene dudas.

Henrique Capriles Radonski, quien en todo momento montó un violento escenario mediático anti-fraude, es el mismo “democrático” participante  del golpe de Estado contra Chávez en abril de 2002, tan activo que con una pistola en mano intentó asaltar entonces la embajada de Cuba en Caracas.

Pero luego se presenta como víctima, desconoce la violencia de sus seguidores, confiado en el amparo de Washington que trata de  mantener activada la presión y amenaza sobre Venezuela.

En las primeras horas el golpismo provocó la muerte de ocho militantes chavistas en distintos lugares, ya sea fusilados,  atropellados premeditadamente por un camión y hasta una persona quemada viva, produciendo más de un centenar de heridos.

Los grandes titulares de los medios privados se cuidaron de definir a que sector pertenecían las víctimas y quienes eran los victimarios. Y no es casual que la ONG Provea se excuse de "desconocer" los actos de violencia porque no "aparecen" en algunos diarios, que fueron también cómplices evidentes de estos hechos e incitadores en casos comprobados.

Ante las llamas de aquellos dos días de furia opositora, estos medios actuaron como instigadores en una abierta guerra psicológica. El esquema desinformativo y manipulador es ejercido mediante la apropiación antidemocrática del control de más del 90 por ciento de los medios escritos, radiales y televisivos, por parte del poder hegemónico.
"La rápida movilidad de los gobiernos de UNASUR para reconocer a Maduro, cuyo triunfo fue sustentado por los observadores internacionales, hicieron retroceder a la OEA en su intento de desconocerlo."

Hay que decir  que el proyecto desestabilizador nunca dejó de actuar en Venezuela desde el golpe de Estado de abril de 2002, derrotado por el pueblo y militares patriotas y los sucesivos intentos de golpes "suaves", paros patronales, paro petrolero y sabotajes de fines de 2002 y principios de 2003 y otros, entre ellos frustrados intentos de  magnicidio y seguriía con  las eternas denuncias sobre fraudes en cada una de las 16 elecciones que ganó Chávez entre 1998 y 2012. Pero el golpismo tomó renovado impulso desde que se conoció la enfermedad de Chávez en 2011, cuya muerte se produciría el 5 de marzo pasado, tratando de aprovechar el desconcierto con intentos divisionistas, ataques económicos, sabotajes eléctricos, cortes de agua, acciones terroristas, que dejaron víctimas, desabastecimiento, en un plan similar al usado contra el presidente Salvador Allende en Chile en 1973.

Más de 60 millones de dólares invirtió Washington en los últimos tiempos para la campaña, intentando derrotar a Maduro, tratando de infiltrarse en las Fuerzas Armadas, de  propiciar guerras de “escorpiones” entre los partidarios del chavismo para dividirlos y reinar.

No se pudo y todavía queda mucho por investigar sobre el masivo ataque informático contra el Consejo Nacional Electoral, y otras oficinas gubernamentales, incluyendo el hackeo de varias cuentas, como las del propio presidente Maduro. Hubo daños y alteraciones, que aún no se han podido evaluar, pero es necesario investigar a fondo por las implicancias que pudo haber en el propio proceso, dado el poder teconológico de EE.UU.

La rápida movilidad de los gobiernos de UNASUR para reconocer a Maduro, cuyo triunfo fue sustentado por los observadores internacionales, hicieron retroceder a la Organización de Estados Americanos (OEA) en su intento de desconocerlo bajo la presión de Estados Unidos.

Más allá de previsibles desgastes, de burocratismos denunciados por el propio Chávez, y de la brutal campaña opositora del golpismo y el miedo, Maduro no solo venció a Capriles y con él al conjunto de todos los partidos políticos de Venezuela, (derechas y sectores de izquierda decadentes), sino a Estados Unidos, la mayor potencia en la historia, en el preciso momento en que esta avanza en el control del mundo con aggiornadas doctrinas de expansión colonial y una renovada contrainsurgencia. 
Fuente: Télam

Un fallo contra el tren neoliberal


Por Carlos Marín
Caso Mariano Ferreyra

El veredicto que se dio en el caso Mariano Ferreyra tiene una profundidad más que trascendente, porque es cierto que se condenó por primera vez en la Argentina a un dirigente sindical, señalado muchas veces como miembro de la burocracia y de una patología denominada sindicalismo empresario.



Porque también es cierto que se condenó a una metodología laboral perversa, como las tercerizaciones; otros auscultarán en la relación sindicalismo, barrasbravas y complicidad de las fuerzas de seguridad. Seguramente, hay mucho, mucho para ahondar en esos tópicos.

La causa Mariano Ferreyra, el asesinato de un militante, se convirtió, para quien escribe este artículo, en el juzgamiento y condena de la aplicación de las políticas neoliberales que ensombrecieron a nuestro país y que de manos -no dicho explícitamente- de las marchas como las del 8N y 18A quieren volver.

Todo el proceso judicial es una cruel descripción de cómo ha concebido y concibe el neoliberalismo la política laboral en la Argentina.

La década de '90 profundizó de tal manera la “Revolución Conservadora” en la Argentina que dejó estructuras muy difíciles de derrumbar.
"Todo el proceso judicial es una cruel descripción de cómo ha concebido y concibe el neoliberalismo la política laboral en la Argentina."

Con algunas este gobierno pudo avanzar, fuertemente, como en el caso de la Seguridad Social y la eliminación de la Ley Banelco.

Con otras pudo avanzar más a su debido tiempo y cautelosamente, como con YPF.

Con otras tuvo “derrotas”, pírricas derrotas, pero derrotas al fin, como la 125.

En el caso del transporte y, fundamentalmente, del transporte ferroviario, la rémora de los 90 aún está allí, como un puñal clavado, al que hay que cuidar de sacarlo de repente para no desangrarse, pero en ese “cuidado” está el recuerdo constante de las políticas ejecutadas en una era nefasta del país que complementó el peor de los procesos políticos.

Puesto que, a pesar de las muertes, de los fusilamientos y de los compañeros desaparecidos, ese proceso político no pudo implementar lo que sí hicieron Menem y Duhalde.

Las políticas liberales y, esencialmente, las políticas laborales de los 90 se encuentran resumidas en aquellas que fueron ejecutándose en el transporte ferroviario:

-Primero privatización y expulsión de más del 70 % de los trabajadores de la empresa.

-Concesión de la empresa en manos privadas; posteriormente, aplicación de contratos de obra y de servicios; “promoción” para la creación de cooperativas de trabajo de los mismos trabajadores despedidos, las que se financiaron con las propias indemnizaciones; flexibilización de los contratos de trabajo mediante los contratos basura y renegociación de los convenios colectivos de trabajo de actividad por convenios colectivos de trabajo de empresa, a la baja, por supuesto.

Para ello se necesito de una pata sindical, que una vez vencida, -desgraciadamente la sociedad acompañaba- que actuara como maestro de ceremonias del “nuevo” escenario y se presentara a la comunidad como un sindicalismo modernizado que, más que conquistas laborales, debería dar servicios.

Un sindicalismo que terminó siendo, totalmente, cooptado con la posibilidad de tener sus propias empresas en el rubro “jubilación” y en el rubro “accidentes de trabajo”.

Sin embargo, la vorágine, no terminó allí y si los sindicatos podían “brindar” ese tipo de servicios, como no hacerlo en la propia actividad.

Desgraciadamente, la Unión Ferroviaria, como algunos otros sindicatos cayeron en esta tentación -pareciera ser que en algunos casos la lógica fue: “si no puedes vencerlos únete a ellos” porque nobleza obliga hay que recordar que la Unión Ferroviaria -esa que se dio por vencida- encabezó una huelga de más de 45 días que terminó con la, tristemente, célebre bravata “ramal que para, ramal que cierra”.

Y ante ello la entidad sindical, pero fundamentalmente sus dirigentes, fueron desnaturalizando su razón de ser para convertirse en empresarios, con un Estado que a la vez que se desligaba de sus obligaciones, engendraba un sistema perverso de relaciones comerciales y laborales, como nunca antes se vio en la Argentina.
"Esta 'condena' sirve para discutir mucho en democracia pero, fundamentalmente, para vislumbrar que las políticas neoliberales son, indefectiblemente, antiobreras, antipopulares y antidemocráticas."

sí, ese sistema fue engendrando todos los métodos de flexibilización, teniendo como estandarte las tercerizaciones, con el objeto de reducir aún más los costos; de soslayar cualquier tipo de responsabilidad en cabeza de las empresas concesionarias; dividir a sabiendas el colectivo de trabajadores, sacándolos de su identidad laboral, para autonomizarlos por vía de la creación de cooperativas de trabajo ilegales, con anuencia explícita de alguna de las más importantes estructuras sindicales.

El juicio que terminó con la condena de José Pedraza, el “Gallego” Fernández, Favale; miembros de las fuerzas de seguridad y otros estratos, no fue “simplemente, una condena por el homicidio de un militante de la vida; fue una condena en contra de las políticas neoliberales que reinaron en nuestro país y que de una manera u otra-más directa como esta- siempre trajeron muerte.

Esta “condena” sirve para discutir mucho en democracia pero, fundamentalmente, para vislumbrar que las políticas neoliberales son, indefectiblemente, antiobreras, antipopulares y antidemocráticas.

Esta nota fue concebida con mis mas sentidos y sinceros respetos para con los familiares de Mariano Ferreyra.
Fuente: Télam

domingo, 21 de abril de 2013

Cuarto cacerolazo

Por Hernán Brienza
La protesta del 24 de abril deja varias aristas para analizar y entender qué persigue la oposición y los manifestantes al salir a la calle: la variable numérica, el aspecto cualitativo respecto de la dirigencia convocante y las contradicciones que incluyen las demandas de quienes se oponen desde la calle al gobierno nacional.



Las imágenes y los ruidos del cuarto cacerolazo “espontáneo” organizado por diversos sectores de la oposición el jueves pasado son elementos más que suficientes para realizar un análisis sobre los deseos imaginarios de la oposición y sus manifestantes en varios niveles: uno númerico, otro cualitativo respecto de la dirigencia convocante y, el tercero, sobre las contradicciones que incluyen las demandas de quienes se oponen desde la calle al gobierno nacional.

El primer hecho que se debe tomar en cuenta es el nivel numérico de la convocatoria: junto a la disminución de los concurrentes a ese tipo de marchas se debilita la utilidad de una herramienta que tiene más de truenos antidemocráticos que de argumentos políticos. Este jueves desfilaron en todo el país muchísimas menos personas que en los actos anteriores. Ese dato certifica dos cosas: el límite de la convocatoria y la fatiga de los elementos.
"Uno de los puntos sobresalientes es el nuevo chiche de la oposición: la negativa a la Democratización del Poder Judicial. Sumidos en el desconocimiento más absoluto de las reformas, los sectores conservadores de la sociedad salieron a decir 'basta' y a defender a uno de los bastiones del conservadurismo en la Argentina."

El segundo dato a tener en cuenta son los liderazgos convocantes: no hay un solo emergente que pueda denominarse “nueva política”. A una Elisa Carrió con más periodistas amigos en el Grupo clarín que votantes en la última elección, se le sumaron sectores el menemismo y del duhaldismo, Patricia Bullrich (nunca hay que olvidarse del “republicano” recorte salarial del 15 por ciento violatorio de la Constitución Nacional durante su gestión en el gobierno de la Alianza), la inefable defensora del robo de bebés durante la dictadura Cecilia Pando, más Fernando Pino Solanas y Victoria Donda -de los que no se entiende su chavismo galopante y su oposición oportunista y desconcertante al kirchnerismo- y Hermes Binner -quien en los últimos días aseguró que la culpa del asesinato de los chavistas en Caracas es de los propias chavistas por ser populistas (¿?)-. A este combo se le suma el desgastado partido radical y Mauricio Macri -quien demostró que no está para gobernar, pero que ya ha logrado aprender a acusar a los demás de que no lo dejan-. Esta falta de liderazgo se potencia con la imposibilidad de unificar todas las fuerzas opositoras a riesgo de que se convierta en un papelón histórico como el de la Unión Democrática.

El tercer nivel de análisis está relacionado con la calidad de las demandas. Cierto fetichismo constitucional, sumado al rencor que surge de la impotencia política, más un dejo de violencia de clase descendente, se agregan a consignas estrambóticas como “Libertad” o “Abajo la Diktadura” o “No a la censura”. Un combo insubstancial que a veces se solidifica cuando se descubren intereses económicos como los de los sectores agroexpotadores y las industrias concentradas como las de AEA, que incluye al Grupo Clarín. Y uno de los puntos sobresalientes es el nuevo chiche de la oposición: la negativa a la Democratización del Poder Judicial. Sumidos en el desconocimiento más absoluto de las reformas, los sectores conservadores de la sociedad salieron a decir “basta” y a defender a uno de los bastiones del conservadurismo en la Argentina. Y ya convocaron a defenderlo con herramientas no institucionales como una marcha para “impedir” que el Congreso sancione una ley. Transformándose en supuestos “demócratas” que arremeten contra la democracia.

Una última cosa más: insistir en la mecánica de los caceroleros pareciera ser destituyente. El camino verdaderamente democrático es presentarse en las elecciones y superar el 15 por ciento de los votos con algún candidato que realmente no le dé pavura a las mayorías. Ser mayoría no es hacer ruido en las calles, es llenar las urnas con votos propios.
Fuente: Telam

miércoles, 17 de abril de 2013

La reforma judicial y los trabajadores


 

Por Carlos Marín

Para los trabajadores, la propuesta de reforma del Poder Judicial es una buena noticia ya que tiende efectivamente a democratizarlo, ampliando y transparentando el acceso de más trabajadores a una institución que, históricamente, supo justificar y apoyar los avances sobre los derechos laborales durante los gobiernos de facto.


El Poder Judicial en la Argentina -como poder del Estado- ha sido siempre el reaseguro del establishment económico y del poder político, cuando éste es la continuación de aquél.
Para esa garantía, la democracia era -es-, meramente, un detalle.

En 1930 la Corte Suprema de Justicia creó, con una acordada, lo que se denominó “La Doctrina de Facto”. 

La Acordada del 10 de septiembre de 1930 establece la doctrina de los gobiernos de facto sobre las siguientes bases:

1. Que los gobiernos de facto se encuentran en posesión de las fuerzas militares y policiales y que las mismas son "necesarias para asegurar la paz y el orden de la nación"
2. Que un gobierno de facto debe tener "la posibilidad de realizar válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él"
3. Que un golpe militar debe ser considerado como "vicio o deficiencia" en el nombramiento del gobierno que no puede afectar la protección del público y los individuos
4.El fundamento de fondo para reconocer a los "gobiernos de facto" es el que establecen las "razones de policía y necesidad"
5. Que los habitantes no pueden discutir el título de un gobierno impuesto por la fuerza, por razones de "orden y seguridad social"
6. Que el Poder Judicial puede dejar sin efecto ciertos actos de un gobierno de facto, una vez finalizado éste, en caso de graves ilegalidades constitucionales

Esta fue la piedra fundamental que institucionalizó y le dio basamentos jurídicos a los golpes de estado en la Argentina.

¿Cuándo se ha recurrido a este “mecanismo” jurídico, represivo y antidemocrático?

Cuando en cierta medida los sectores populares empezaban a generar derechos propios, que “rasguñaban” algunos de los intereses del poder económico.
"Ese Poder Judicial 'independiente' que, al jugar en favor de ese status quo económico, justificaba 'jurídicamente' la exacción de derechos de los trabajadores."


Por eso los golpes de estado se dieron en contra del radicalismo yrigoyenista, en contra de peronismo, en contra del radicalismo de Ilia, en contra del gobierno peronista de 1973.

Todos gobiernos que, con sus pro y sus contras -a sabiendas de todas las contradicciones del gobierno peronista de 1973- 1976- tenían tendencias de cierto raigambre nacional con connotaciones de avance popular.

Esos avances populares se fueron dando con la expansión del movimiento obrero, que en 1930 era incipiente pero que se manifiesta con gran potencia el 17 de octubre de 1945 para extenderse hasta nuestros días.

Los golpes de estado siempre representaron la contradicción entre el poder económico y los sectores populares.

Los golpes de estado en la Argentina representaron la instauración de políticas liberales, por ende, representaron el más cruel de los despojos hacia la clase trabajadora en términos económicos, de derechos, de su dignidad y, en muchos casos, de la vida misma.

Y esto fue “legalizado” por un Poder Judicial que se ha perpetuado en el tiempo, producto de quienes son los que llegan a sus estamentos más altos.

Ese Poder Judicial “independiente” que, al jugar en favor de ese status quo económico, justificaba “jurídicamente” la exacción de derechos de los trabajadores, la intervención a los sindicatos, la restricción o, en algunos interregnos, la eliminación del derecho de huelga, las rebajas salariales, la justificación a ultranza de las tercerizaciones, la eliminación de los convenios colectivos de trabajo y la supresión de las comisiones gremiales internas.

Un Poder Judicial que, si bien en cierta medida se ha aggiornado, no tendría problemas en volver a la Doctrina de Facto si fuese “necesario”.
"Llama la atención que el pronunciamiento de la UEJN tenga reacciones tan virulentas ante la reforma judicial."

Una de las reformas más importantes que propone el gobierno es la forma de ingreso y promoción interna dentro del Poder Judicial. Ello ataca el corazón de lo que se ha dado en llamar la “corporación judicial”, porque la idea es desinstitucionalizar, “la herencia” en los puestos vacantes.

Esta fue una de las reivindicaciones históricas de los trabajadores para democratizar ese poder que maniata los avances populares. Por eso llama la atención que el pronunciamiento de la UEJN tenga reacciones tan virulentas ante la reforma judicial.

Los trabajadores, organizados o no, han sufrido bastante los embates de un Poder Judicial que, estructuralmente, responde al poder económico.

Hay fallos históricos, como “Rodriguez c/ Embotelladora” de 1993 que dieron fundamento jurídico a las tercerizaciones indiscriminadas, para dar un ejemplo en democracia. Los argumentos de estos fallos siempre fueron más económicos que jurídicos.

Los trabajadores, por lo tanto, no tienen motivos reales para ponerse en contra de una reforma que, desde la conformación estructural de ese Poder Judicial tiende, efectivamente, a democratizarlo, pues tiene como una de sus metas el ingreso no calificado por la herencia de la “familia judicial”.

Ahí la esencia del germen democratizador. 
Fuente: Telam

Siete muertos chavistas tras la elección:MADURO ACUSO A LA OPOSICION POR LA VIOLENCIA DESATADA EN VENEZUELA Y CAPRILES SUSPENDIO LA MARCHA DE HOY



El gobierno venezolano informó que la mayoría de los fallecidos en ataques a sedes y locales oficialistas eran militantes y simpatizantes del chavismo. Capriles contestó que el gobierno busca la confrontación para no hablar de la elección.

Por Mercedes López San Miguel
Desde Caracas
Ocurrió lo peor: hubo siete muertos y al menos 61 heridos en Venezuela a causa de los disturbios, y el gobierno encabezado por Nicolás Maduro acusó a la oposición por la violencia desatada entre la noche y la madrugada de ayer en los estados Barinas, Miranda, Táchira, Anzoátegui y Zulia, principalmente. A su vez, el líder de la oposición, Henrique Capriles Radonski, dijo que el gobierno busca la confrontación en el país para no tener que hablar de los resultados reñidos del domingo, de los que pidió un recuento total, y canceló la movilización prevista para hoy rumbo al Consejo Nacional Electoral (CNE), que Maduro había prohibido horas antes. La oposición llamó a un cacerolazo para la noche –que se escuchó en esta ciudad a las ocho– y durante la toma de posesión de Maduro del viernes.
El gobierno venezolano informó que la mayoría de los fallecidos eran militantes y simpatizantes del chavismo y que fueron atacados en las sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en distintos estados del país y en la periferia de Caracas. Además, la fiscalía general informó que hubo agresiones a personas en los centros de salud y mercados subsidiados –Mercal y Pdval–, creados por el proceso bolivariano. El proclamado presidente Maduro acusó a la oposición por los hechos de violencia y denunció a la embajada de Estados Unidos por “financiar” a los grupos que los promovieron. El heredero político de Chávez mencionó los nombres de los agregados militares David del Mónaca y Deblin Costal, quienes fueron expulsados en marzo, acusados de atentar contra la estabilidad militar y política del país. Maduro dijo que a esa conspiración se unía el sabotaje eléctrico y recordó que una funcionaria norteamericana visitó el estado Bolívar con un dirigente del partido conservador Primero Justicia –el de Capriles–, que caracterizó como de la burguesía amarilla, para planificar “dejar sin luz a Venezuela”.
Tras lamentar las muertes, Maduro endureció su postura y dijo que no iba a permitir la movilización opositora hacia el CNE, prevista para hoy. “Ahora están planteándose para mañana una marcha al centro de Caracas. No se va a permitir, ustedes no van a ir para allá a llenarlo de muerte y sangre. Mano dura voy poner contra el fascismo y la intolerancia.”
Asimismo, Maduro denunció el rol del canal opositor Globovisión, por “negar los hechos de violencia, incluidos la muerte de siete personas y el incendio de casas del PSUV”. Dijo el proclamado presidente “Globovisión está diciendo que es mentira que hay muertos, lo está diciendo ahorita en Aló Ciudadano”. Mientras tanto, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, ordenaba el inicio de una investigación sobre los hechos de violencia y, en particular, sobre la actuación de la dirigencia opositora. “Cuatro niñitos ricos no van a desordenar el país”, aseguró Cabello.
Con respecto a la votación del domingo y su negativa a auditar el ciento por ciento de las cajas, Maduro recordó que el rector Vicente Díez, con tendencia política derechista, aseguró que no era cuestionable el resultado anunciado por el Consejo Nacional Electoral. El delfín de Chávez obtuvo 50,75 por ciento de los votos frente a su rival, que consiguió 48,98 por ciento de los sufragios. Y anteayer fue proclamado nuevo presidente por un mandato de seis años, respaldado por bloques regionales como Mercosur, Unasur y Alba. Poco tiempo después, Capriles convocó a una rueda de prensa en la que acusó al gobierno de instigar la violencia para no tener que responder a su demanda de auditar todos los sufragios. “El gobierno está detrás de todos los episodios de violencia. Conozco su libreto. Le pregunto a Maduro si va a radicalizar los apagones y la crisis económica.” Consciente de que les había pedido a sus seguidores que llevaran el reclamo a las calles, y que ese objetivo podría haberse salido de control, también dijo el líder opositor: “Si alguna persona ha hecho eso, queda al margen de este proyecto. Yo soy un pacifista”.
Capriles intentó bajar los niveles de confrontación y dijo que cancelaba la manifestación al Consejo Nacional Electoral, y en su lugar, llamó a usar las cacerolas, pero desde las casas. “El gobierno quiere infiltrar gente en la marcha de mañana (por hoy) para que haya conflictos en la calle. Mañana no vamos a movilizarnos. El que salga está del lado de la violencia.” El líder opositor, que el viernes pasado, en una entrevista del canal Globovisión, señalaba que el sistema electoral era confiable, ayer presentó las supuestas pruebas de que hubo fraude y afirmó que en realidad él ganó los comicios del domingo. Mostrando una pila de papeles, Capriles enumeró algunas de las irregularidades que ellos constataron: daño a unas 535 máquinas, testigos de la Mesa de la Unidad retirados de varios centros de votación y voto asistido.
Capriles afirmó que si el gobierno continuaba con su negativa a revisar la votación, su alianza enviará misiones a organismos internacionales como la ONU y la OEA. “Les pedí a los jefes de Estado con los que conversé que aboguen para que se haga el conteo voto a voto. Esa fue la posición del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.”
A propósito del pedido que hizo Cabello para que se investigara a los instigadores de la violencia, el rival de Maduro optó por la ironía. “Sería por primera vez en la historia que se le abre una investigación penal a un líder por llamar al cacerolazo.” Para luego minimizar los llamados que hizo a manifestarse. “Los casos de muertes de los que habla el gobierno no son por las protestas. No voy a pisar el peine del gobierno para distraerme de lo que pedimos.”
Capriles recordó que él ya estuvo preso durante cuatro meses acusado de haber participado en el acoso a la embajada de Cuba durante el efímero golpe de Estado de 2002 contra Chávez. En ese momento Capriles era alcalde del municipio de Baruta, y muchos lo recuerdan como el hombre que trepó una escalera para entrar en la sede diplomática e inspeccionar las instalaciones buscando chavistas refugiados.
A once años de los sucesos de abril de 2002, tanto oficialismo como oposición se acusaron de querer romper las reglas democráticas. Maduro dijo que lo que estaba en marcha era “un golpismo”, mientras que Capriles aseveró que “el gobierno quiere otro 11 de abril”.
El analista político Germán Campos señaló a esta enviada el peligro que representa poner en duda el sistema electoral venezolano. “La oposición cruzó la raya y obligó a que el otro lado se radicalice. Existen elementos en común con el golpe de 2002, como ser que Capriles llamó a sus seguidores a que se movilicen, colocando la crisis política por delante, y dijo que el gobierno es ilegítimo, un argumento que se usó hace once años. También hay que contemplar la polarización del país, que viene de años.”
¿Y lo novedoso de esta coyuntura? Campos, director de la consultora 30/11, dijo que es la ausencia del líder bolivariano. “El liderazgo de Chávez partió al país en dos pedazos, diría que a la región en dos, hay un antes y un después de él.”
Elsa Cardozo, politóloga de la Universidad Central de Venezuela, no cree que pueda haber un golpe de Estado en ciernes. “La situación de violencia que vivió el país por estas horas le impone a Capriles cuidarse mucho para que sus seguidores no lo pongan en peligro con ningún desborde. La jugada del golpe perjudicó muchísimo a la oposición, que tuvo que recuperarse de aquella fecha. Capriles tiene que mantener el capital político que ganó respetando las instituciones, y además, su candidatura avanzó porque creció la conciencia de que se puede producir una transformación por la vía democrática.”
De acuerdo con la experta, el desafío de la oposición es mantener su fuerza dentro de las instituciones, y el del oficialismo, apaciguar en la medida de lo posible. “El gobierno tiene más recursos para jugar en positivo y tener una actitud de reconocimiento del derrotado. De lo contrario, jugar a la polarización es peligroso”, afirmó a este diario.
Campos, cuya encuestadora proyectó un triunfo de Maduro entre seis y diez puntos, explicó que la oposición abrió una caja de Pandora al no reconocer el resultado. “Cuando Capriles dijo que el resultado era ilegítimo, activó en la conciencia de un sector el hecho de que el resultado podía ser fraudulento. Y se colocó él en un lugar muy peligroso. El sistema electoral es incuestionable, se ha usado para la elección de gobernadores, diputados, alcaldes, que han ganado por poquísima diferencia. Chávez perdió el referéndum de 2007 por menos de treinta mil votos y no pidió pruebas o revisión del cómputo.”
En medio de las acusaciones cruzadas, las advertencias ante experiencias pasadas y dolorosas y el cacerolazo, siete familias no encontraban consuelo.
Fuente: Página/12

martes, 16 de abril de 2013

Venezuela:chávez, devaluación y después ....


El nuevo triunfo del chavismo y las dificultades de la devaluación en un contexto inflacionario

Nicolás Maduro, elegido por el propio Hugo Chávez como su continuador, es el nuevo presidente electo de Venezuela, marcando una serie histórica de continuidad inédita en gobiernos de la región. Sin embargo, su triunfo fue más ajustado que en elecciones anteriores, ganando con menos de dos puntos porcentuales de separación de su oponente, Henrique Capriles. Aquí, algunos hechos que explican esa diferencia.

Tras ganar 17 de 18 elecciones desde el año 1998 y permanecer 14 años en el poder, el 50,7 % de los venezolanos votó una vez más por darle continuidad por otros seis años al modelo chavista, que tras el nuevo mandato encarnado esta vez en Nicolás Maduro completará las dos décadas en el gobierno de Venezuela. Tremenda serie temporal.

Se trata de un inédito récord de continuidad en el gobierno para la historia de las democracias latinoamericanas, el régimen cubano perdura pero, obviamente, no lo hace bajo el formato democrático.

Como se sabe, el candidato socialista, Nicolás Maduro Moros, obtuvo la victoria en los comicios presidenciales de este domingo para el período 2013 - 2019, con el 50,66 % de la votación registrada, según revelaba el primer boletín emitido por el Consejo Nacional Electoral (CNE), con 99,12% de transmisión y con tendencia irreversible.

Por su parte, Henrique Capriles obtuvo el 49,07 % de los votos.

La participación fue de 78,71%, ligeramente inferior a la de octubre del año 2012 que superó el 80%.

De acuerdo con el reporte emitido por el CNE, Nicolás Maduro obtuvo 7.505.338 votos, mientras que Capriles alcanzó 7.270.403 votos.

El resto de los aspirantes obtuvo en total 38.756 votos para una representación de 0,26% del total.

"Se trata de un inédito récord de continuidad en el gobierno para la historia de las democracias latinoamericanas."

Desagregados los datos por estados, según los resultados del CNE, el candidato Nicolás Maduro Moros ganó en 16 estados (Apure, Cojedes, Portuguesa,  Delta Amacuro, Guárico, Trujillo, Distrito Capital, Amazonas, Aragua, Barinas, Carabobo, Falcón, Monagas, Sucre, Vargas y Yaracuy).

Por su parte, el candidato por la MUD, Henrique Capriles, ganó en los estados de  Zulia, Bolívar, Lara, Táchira, Mérida, Nueva Esparta, Anzoátegui, Miranda.

En perspectiva, respecto a las elecciones presidenciales de 2012, con el mismo padrón electoral y similar concurrencia promedio, el PSUV perdió 700.000 votantes, mientras, a contrario sensu, la MUD ganó ese mismo número de votos.

Si la comparación electoral se hace respecto a las elecciones de diciembre de 2012 en la disputa de gobernadores, el PSUV perdió en 8 estados, mientras que en diciembre solo había sido derrotado en tres.

Las explicaciones de este retroceso reconocen múltiples causas, de las que señalaremos las que creemos más relevantes.

La combinación de la ausencia del carisma aglutinador del líder fundador, una menor participación de sectores populares, la corrupción y ausencia de renovación de cuadros dirigentes en el PSUV y, en especial, la caída del poder adquisitivo producto del efecto combinado de la devaluación del bolívar en un contexto inflacionario, fueron a priori las causas centrales de la caída de la brecha entre oficialismo triunfante y la opo perdidosa, aunque creciente. Lección para nuestro país sobre los efectos electorales de devaluar con inflación.

En Venezuela la inflación se mantiene en dos dígitos desde prácticamente el año 1998, en 2012 cerró en 20,1 % y aunque este nivel supuso un baja de 7,5 puntos con respecto al 27,6 % que se registró en 2011, la gran causa del deterioro del poder adquisitivo fue sin duda imprimir sobre este contexto inflacionario una devaluación salvaje.
"Dos devaluaciones" en 100 días

Antes de ser elegido presidente en las urnas, Maduro asumió como presidente encargado de Venezuela el 8 de marzo, tres días después de que Chávez falleciera luego de una tenaz batalla contra un cáncer que le detectaron a mediados de 2011, pero estaba al frente del gobierno desde el 10 de diciembre.

Según diversos analistas tanto oficialistas como de la oposición venezolana, en estos 100 días tuvieron lugar dos devaluaciones, al aludir como primer devaluación, directa, a la modificación del "patrón único" de venta del dólar, que desde el pasado 8 de febrero subió de 4,3 a 6,3 bolívares, una devaluación de aproximadamente el 31,7 %.

La segunda devaluación, indirecta, es la que llevó al Gobierno a establecer el Sistema Complementario de Administración de Divisas (Sicad), un mecanismo de subasta para asignar dólares a empresas, a un precio aún más elevado que el establecido para el cambio convencional.

Estas circunstancias combinadas de devaluación con inflación terminaron impactando sobre el poder adquisitivo de franjas poblacionales que, habiendo dado el voto a Chávez en octubre de 2012, viraron a la oposición en el año 2013.

Para potenciar este viraje considérese que en esta elección la oposición, a diferencia de elecciones anteriores donde rechazaba de plano el proceso bolivariano, asumió como propias las conquistas chavistas y hasta reivindicó la figura del líder fundador, garantizando la continuidad de la política de inclusión social del PSUV, incluso la misión sanitaria en los barrios motorizada por médicos cubanos.

"El estrechamiento de los márgenes de este triunfo del PSUV sobre la MUD muestra los efectos electorales combinados de la ausencia de liderazgo con falta de renovación partidaria y el impacto de la pérdida de poder adquisitivo."

La extensión de esta franja de voto del PSUV migrado en seis meses a la MUD es el equivalente al estrechamiento de la distancia entre oficialismo y oposición, descontado el aumento del ausentismo (menos de 2 puntos entre octubre de 2012 y abril de 2013) y los segmentos sociales fueron segmentos medios pero también sectores populares que tradicionalmente acompañaron al PSUV.

Finalmente, la elección presidencial en Venezuela expresa tanto la contundencia del proceso iniciado por Hugo Chávez en el año 1998 que va por las dos décadas ininterrumpidas de gobierno, como sus límites.

En efecto, el estrechamiento de los márgenes de este triunfo del PSUV sobre la MUD a menos de 2 puntos porcentuales (el menor de la historia del proceso bolivariano), muestra los efectos electorales combinados de la ausencia de liderazgo con falta de renovación partidaria y el impacto de la pérdida de poder adquisitivo que supuso la mega devaluación del bolívar en un contexto inflacionario.


Casualmente o no, la misma receta devaluacionista que los gurúes argentos intentan vender sin éxito a modo de “solución”, cuando saben perfectamente que la devaluación es el camino que acabaría definitivamente con el proyecto iniciado por Néstor Kirchner en 2003 y que continúa Cristina Kirchner a partir del año 2007.