miércoles, 20 de enero de 2021

El Lisandro de La Torre fue Juan Perón

 Acto homenaje a 60 años de la toma del Frigorífico Lisandro De La Torre -  Avispados

La toma del frigorífico Lisandro de La Torre, constituyó un hito en la lucha del movimiento obrero contra las políticas de privatización y ajuste, e inauguró además una etapa de choque de clases entre trabajadores y patrones, encabezados por el peronismo proscripto, contra el presidente Arturo Frondizi y sus sucesores

El establecimiento producía un millón y medio de kilos de carne por día, además de cortes de ovejas, cabras y cerdos. En 1925 Marcelo T. de Alvear lo había creado para regular el mercado de carnes dominado por británicos y estadounidenses, que ganaron su control la década siguiente. Juan Perón había nacionalizado el matadero en su primer gobierno y lo pasó a la Municipalidad porteña.

El frigorífico permitía al Estado fijar precios internos y acumular divisas provenientes de las cuotas de exportación. En 1959 Arturo Frondizi acordó con el FMI su privatización, que terminó en manos de la Corporación Argentina de Productores de Carne, una entidad vinculada a terratenientes y empresas multinacionales.

Frondizi había ganado las elecciones de 1958 por un acuerdo con Perón --exilado y proscripto-- por el cual se comprometía a legalizar los sindicatos y otorgar un aumento salarial del 60 por ciento. Su gobierno propició recortes en la administración estatal, congelamiento de salarios, reducción de obras públicas y un prolijo cronograma de pagos con los organismos internacionales de crédito.
El 14 enero de 1959, el Congreso aprobó la privatización del frigorífico, lo que desató la reacción de sus 9.000 empleados.

El Sindicato de la Carne, con Sebastián Borro al frente, movilizó a los trabajadores, quienes en asamblea decidieron la toma del establecimiento y se declararon en huelga. La medida concitó el apoyo de los vecinos de los barrios de Mataderos, Lugano, Villa Luro y Floresta, que en solidaridad con la huelga se congregaron en la entrada del frigorífico. En la madrugada del 17, el gobierno envió 1.500 efectivos de la Federal, Gendarmería y Ejército, que desalojaron violentamente a obreros y vecinos, con el apoyo de tanques que derribaron la entrada. Según cuenta en “La clase obrera peronista” Roberto Baschetti, “Busquet Serra, presidente de la CAP, de la oligarquía terrateniente, le hizo saber a Borro y demás gremialistas que disponía de 25 millones de pesos para “negociar”: lo mandaron al carajo.” Honor a una generación de militantes sin dobleces.

Los principales dirigentes de la toma fueron presos y fueron echados 5.000 trabajadores. Un día después, la CGT del dirigente metalúrgico Augusto Timoteo Vandor convoca a una huelga general por tiempo indeterminado que tuvo una alta adhesión, pero que fue levantada el 20 de enero.

Berisso, Ensenada, Avellaneda y Dock Sud, localidades en las cuales se concentraban los establecimientos más importantes de la industria de la carne, fueron ocupadas por efectivos militarizados para reprimir las protestas. La agitación se extendió en fábricas de Capital, Gran Buenos Aires y Rosario; los paros siguieron hasta el 24 de enero.

El historiador Ernesto Salas señaló que “fue una huelga de fábrica que terminó insurreccionando el barrio de Mataderos, y en un momento preciso de la Resistencia Peronista, no en cualquier momento, por eso es recordada esa huelga aunque hubo muchas huelgas que no son tan recordadas”. La toma del frigorífico “significó un quiebre, un clivaje, entre lo que sería la etapa de la insurrección y la etapa de la guerrilla, porque se probó en esos días que la insurrección no funcionaba, porque hubo huelga general, atentados, distintos tipos de acciones violentas que no voltearon sino que por el contrario consolidaron al gobierno de Frondizi porque los dirigentes sindicales sintieron que era mejor que los militares”, explicó Salas.

La toma del Lisandro de la Torre (antes “Juan Perón”) fue una derrota para los trabajadores, porque no pudieron frenar la privatización, pero la medida de fuerza marcó el inicio de un período de alta conflictividad sindical. A lo largo de 1959 se perdieron dos millones de jornadas laborales como consecuencia de las acciones directas de los gremios, y al año siguiente, el gobierno puso en marcha el Plan Conintes (Conmoción Interna del Estado) por el cual miles de trabajadores resultaron movilizados y militarizados.

En 1962 hubo elecciones legislativas y para gobernadores; el peronismo ganó en Buenos Aires y otras nueve provincias, pero Frondizi anuló esos comicios presionado por las tres armas. El 29 de marzo, el Presidente fue derrocado y colocaron en su puesto a José María Guido, que volvió a la proscripción y represión al peronismo dictadas siete años antes por el dictador Pedro Eugenio Aramburu. Guido era presidente de la Corte Suprema…

Contra ello, y en apoyo del conflicto, los comandantes de la difusa “Resistencia Peronista” hicieron estallar cientos de “caños” y sembraron de “miguelitos” las calles en Buenos Aires y otros puntos del país. La táctica de combate fue desautorizada por la contundente entrada en escena del movimiento obrero organizado. En enero de 1963 se realizó el Congreso Normalizador de la CGT, en el que se eligió la nueva conducción con dirigentes de las 62 y de los Independientes en partes iguales y se decide la realización de un plan de lucha. Buscaban reivindicaciones, económicas, sociales y políticas, todo un programa de gobierno. En su segunda etapa, el Plan de Lucha de 1964 iniciado en fábricas textiles y metalúrgicas movilizó millones de trabajadores en la ocupación de 11.000 establecimientos.

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