El rol clave del piloto Ernesto "Muñeco" Adradas
Ernesto
Adradas era un joven teniente de la Fuerza Aérea cuando combatió contra
los aviones que atacaban la Plaza de Mayo en 1955. Sus acciones
permitieron salvar miles de vidas.
Tras
ser perseguido, Adradas trabajó como remisero, fumigador y, más tarde,
pudo ingresar a Aerolíneas Argentinas. En la foto, junto a su esposa,
Olga Migorena.
Ernesto
"Muñeco" Adradas siempre había soñado con volar. Su nacimiento, el día
en que la Fuerza Aérea Argentina festeja su aniversario, un 10 de
agosto, marcó su vida. Realizó el curso de aviadores militares y obtuvo
el brevet de oro al mejor piloto de su promoción. Se convirtió en
uno de los mejores pilotos de caza de la Argentina y por ello fue
destinado con el grado de teniente --joven para ese rango-- para volar
el avión a reacción insignia de la Fuerza Aérea: el caza bombardeo
Gloster Meteor. Puede decirse que todo hombre tiene un destino; que en
un momento se enfrenta a él cara a cara, y ese momento es toda la vida.
Para el Muñeco Adradas, el 16 de junio de 1955 fue el comienzo de su
destino, que no fue.
Ese día, cuarenta aviones de combate, un batallón de
infantería con armamento liviano y un grupo de 150 civiles con armas
cortas descargaron más de nueve toneladas de explosivos sobre la Ciudad
de Buenos Aires, con la intención de derrocar al presidente electo en
democracia, Juan Domingo Perón.
A
pesar del pronóstico adverso, el jefe aviador golpista, capitán Néstor
Noriega se negó a posponer el bombardeo. Dispuso un ataque en línea, un
avión tras otro, una escuadrilla tras otra, reabastecimiento en el
aeropuerto de Ezeiza y Aeroparque y nuevo ataque. “¡A esto lo terminamos
cantando el himno en la Plaza de Mayo!”, arengó Noriega antes de
ordenar ir a las máquinas.
La primera bomba cayó sobre un
trolebús cargado de trabajadores. Si el objetivo explícito era terminar
con el gobierno de Perón, entre los objetivos no dichos había uno
inequívoco: un escarmiento a la población en el lugar de manifestación
de las masas plebeyas. Las restantes bombas mataron a más de trescientas
personas: ese día en Buenos Aires hubo más muertos que en el bombardeo a
Guernica.
Suele hablarse de este hecho como un “bautismo de
fuego” del arma aérea. Pero el “bautismo de fuego” se da en una guerra,
como saben bien los pilotos que combatieron en Malvinas. Aquel día, hace
65 años, la Argentina no estaba en guerra con ningún país ni había una
guerra civil. En Buenos Aires no había siquiera un piquete. Sin embargo,
cientos de bombas cayeron sobre la ciudad abierta e indefensa. Fue el
atentado terrorista más grande que sufrió la República Argentina. El
intento de tomar el gobierno a través del terror.
Ese día en las
Fuerzas Armadas hubo quienes defendieron la Constitución, así como a la
ciudad de Buenos Aires y a su población. El Muñeco Adradas fue el
protagonista del primer combate aéreo con derribo en Sudamérica
protagonizado por un avión jet.
Ernesto "Muñeco" Adradas era un joven teniente de la Fuerza Aérea en 1955.
Ante
la primera de cuatro oleadas de bombardeo, el comandante en jefe,
brigadier Juan Fabri, ordenó que una escuadrilla de aviones partiera de
inmediato de la base aérea de Morón con la orden de derribar todo avión
que se encontrara en el aire. La escuadrilla se formó con el primer
teniente Juan García, el primer teniente Mario Olezza, el primer
teniente Osvaldo Rosito y el teniente Ernesto Adradas. ¿Qué harían los
pilotos?, era la pregunta, ya que varios eran parte del complot.
Uno
de ellos, el teniente Juan Boehler, caminó hacia los pilotos de la
escuadrilla intentando adivinar quién cumpliría la orden. Boehler miró
al Muñeco y le preguntó: “¿Vos qué vas hacer?” Luego corrió hacia el
avión del jefe de escuadrilla, Juan García, para advertirle que tuviera
cuidado con Adradas.
Las nubes estaban casi sobre el piso y fue
necesario volar rasante: era la única forma de navegar con techos tan
bajos. El comodoro Soto dirigió el ataque desde la torre de control y
ordenó el derribo de los aviones que atacaban la ciudad. La escuadrilla
tuvo a la vista dos aviones navales armados. Hubo disparos cruzados, uno
de los aviones golpistas decidió escapar volando sobre la estación de
tren de Retiro, y logró huir usando a la población civil como escudo
humano.
El Muñeco persiguió al segundo avión, que intentó escapar
con un viraje cerrado. El Muñeco acompañó el viraje y cuando el avión
enemigo estuvo en su mira, atacó. Fueron diez disparos que alcanzaron
para cortar el plano derecho. El piloto naval guardiamarina Armando
Román fue derribado y salvó su vida arrojándose en paracaídas.
"El defensor de la patria", pintura de Pablo Patricio Albornoz que recuerda la hazaña de Adradas.
De
regreso en la base de Morón, pilotos golpistas comenzaban a tomar
prisioneros a los leales que defendían la Constitución. Adradas fue
advertido de que lo estaban esperando para matarlo y debió esconderse
por más de cuatro horas para evitar que lo fusilaran.
Tres meses
más tarde, otro intento de golpe de Estado, esta vez exitoso, derrocó al
presidente Perón. La Marina bombardeó vez varias ciudades --Mar del
Plata, Camet y Ensenada-- con sus buques de guerra. El Muñeco Adradas
volvió a combatir contra los buques, que amenazaban con cañonear la
destilería de YPF: de haberlo logrado, habrían hecho desaparecer las
ciudades de Berisso y La Plata.
Tras el golpe de setiembre de
1955, Adradas fue preso durante varios meses, juzgado por un tribunal
militar y condenado por “haber derribado un avión y hacer proselitismo
activo”. El Muñeco pidió el retiro, que le fue concedido en abril de
1956.
El 20 de ese mismo mes, a las 22.30, el Muñeco fue secuestrado
en un bar cerca de la estación de tren de Ituzaingó, y le simularon un
fusilamiento. Al otro día, unos vecinos, alertados por los ladridos de
un perro, lo rescataron en un baldío, lastimado y sangrando.
El historiador Isidoro Ruiz Moreno cuenta en su libro La revolución del 55
que Adradas, “nunca se había pronunciado políticamente en favor o en
contra del gobierno peronista”. Adradas, en ese momento, solo estaba
siendo leal a los poderes legítimos. Fue después de años de
persecuciones, según cuenta su esposa Olga en una entrevista, que
comenzó su militancia en el peronismo.
Tras el retiro trabajó
como remisero, fumigador aéreo y, más tarde, pudo ingresar a Aerolíneas
Argentinas. En sus años de piloto internacional fue protagonista de la
resistencia llevando correo clandestino a Puerta de Hierro. Y el 20 de
junio de 1973 tuvo su reconocimiento: el General Perón lo eligió como
tripulación del Boeing 707 que lo traería del exilio.
La acción
del Muñeco Adradas durante el 16 de junio de 1955 detuvo por dos horas
tres oleadas de bombardeo: un tiempo valiosísimo que permitió que mucha
gente se pusiera a resguardo. Así salvó a miles de inocentes.
Adradas falleció a
los 55 años en 1984. A 61 años del trágico suceso, su ciudad natal, Roque Pérez,
en la provincia de Buenos Aires, le brindó el primer reconocimiento, reservando
un lugar para su memoria en el mismo rancho natal donde naciera Perón.
Fue el primer homenaje a un aviador omitido por la historia aérea argentina.
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