El índice de precios al consumidor difundido por el gobierno porteño, de
dudosa metodología, pretende difundir un proceso inflacionario generado
por las propias políticas implementadas por el jefe de Gobierno, que
aumentaron exponecialmente los impuestos y servicios públicos en la
Ciudad.
El jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri comenzó a difundir un índice
de precios al consumidor, medido en el distrito que gestiona por
técnicos de su administración. No dio a conocer de qué manera lo hace,
sino que simplemente se jactó de que se realiza igual que en los Estados
Unidos, afirmación que ningún ciudadano podrá comprobar, aunque el Jefe
de Gobierno haya garantizado que los porteños podrán ejercer el control
sobre la transparencia del nuevo guarismo.
Este indicador de precios no hace más que reflejar el resultado de las políticas económicas llevadas a cabo por Macri en los últimos cinco años y medio en que viene gestionando la Ciudad, y en que en su conjunto contribuyeron a que los precios de todos los servicios regulados por el gobierno porteño se multiplicaran por cuatro, cinco y hasta trece veces en algunos casos.
La iniciativa de Macri coincide con dos situaciones que se dieron en las últimas semanas con dos economistas de su proyecto político. Por un lado, en varios puntos de la Ciudad, especialmente al costado de las autopistas, aparecieron unos carteles que publicitan la candidatura de Carlos Melconian a legislador nacional en representación de la provincia de Buenos Aires, por el PRO, con eslóganes como “Para que te alcance el sueldo” o “Para que puedas ahorrar”. Consignas que suenan correctas y racionales. Aunque parecen distar kilómetros de lo que no solo piensa, sino expresa con decisiones de gobierno, su jefe político.
Este indicador de precios no hace más que reflejar el resultado de las políticas económicas llevadas a cabo por Macri en los últimos cinco años y medio en que viene gestionando la Ciudad, y en que en su conjunto contribuyeron a que los precios de todos los servicios regulados por el gobierno porteño se multiplicaran por cuatro, cinco y hasta trece veces en algunos casos.
La iniciativa de Macri coincide con dos situaciones que se dieron en las últimas semanas con dos economistas de su proyecto político. Por un lado, en varios puntos de la Ciudad, especialmente al costado de las autopistas, aparecieron unos carteles que publicitan la candidatura de Carlos Melconian a legislador nacional en representación de la provincia de Buenos Aires, por el PRO, con eslóganes como “Para que te alcance el sueldo” o “Para que puedas ahorrar”. Consignas que suenan correctas y racionales. Aunque parecen distar kilómetros de lo que no solo piensa, sino expresa con decisiones de gobierno, su jefe político.
"Las políticas económicas llevadas a cabo por Macri contribuyeron a que los precios de todos los servicios regulados por el gobierno porteño se multiplicaran por cuatro, cinco y hasta trece veces."
Sería bueno que Melconian explique cómo se hace para cumplir con esas promesas, y especialmente revele esa receta a los porteños que deben soportar estoicos andanada tras andanada de una gestión que lo que menos hace con sus medidas es procurar que se cuide el sueldo y los ahorros de los ciudadanos.
Sería bueno que Melconian le pidiera primero que nada a su correligionario Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad, que no proponga una devaluación del 40 por ciento del peso frente al dólar, porque eso erosionaría tremendamente el poder adquisitivo de los ciudadanos y poco les ayudaría no solo a ahorrar, sino a que les alcance el sueldo.
Pero son las propias políticas de Macri las que no solo impiden a los porteños ahorrar y que les alcance el sueldo, sino que también son las principales generadoras de inflación en al ámbito de la Ciudad.
El impuesto por Alumbrado, Barrido y Limpieza (ABL) aumentó hasta en un 1200% entre 2008 y 2013. Macri incrementó sistemáticamente los valores del ABL, a un ritmo acelerado que llevó a que, por ejemplo, un departamento de tres ambientes en el barrio de Almagro, pasara de pagar $400 anual en 2007 a $2.745 en 2013; incremento de 586,25%, que prorrateado entre los seis años resulta en un aumento anual de 117%, una variación remotamente lejana aun del más disparatado indicador de inflación que uno quiera tomar.
Un ejemplo todavía más dramático es el de un local comercial en Belgrano que pasó de pagar $255 mensuales en 2007 a $3.349,8 en 2013, con el astronómico aumento de 1.213,6%, a razón de 242,72% por año. Y en un barrio donde cada vez que llueve, el agua se mete en los negocios que sufren pérdidas grandiosas.
Apenas Macri asumió el control de los subtes, en 2012, el precio del pasaje trepó 127%, y este año pretendió volver a incrementarlo otro 40%. Afortunadamente la Justicia frenó el último intento. De no mediar la Justicia, el acumulado en dos años hubiera sido de 218%, a 109% promedio por año.
Los taxis tampoco se salvaron de la carrera ascendente de las tarifas, que el macrismo transformó en bandera de su administración de la Ciudad. Para los que viajan de día, el aumento en estos año acumuló 194%, y para los nocturnos 252%, a los que habría que sumarle otro 21% que se aplicará entre este mes y octubre, lo que da cuenta de un nuevo acumulado de 235% para la tarifa diurna y 326% para la nocturna. En estos términos, el aumento promedio anual en cinco años resultó entre 47% y 65% anual, siempre bien lejos de la inflación.
Otra tarifa que se dispara es la que se paga por estacionar donde hay parquímetros, que del actual $1,40 la hora, Macri pretende llevar hasta $12; lo que significará un aumento de 328%.
Fuerte fue el aumento que también se registró en los peajes de las autopistas porteñas: la Perito Moreno y la 25 de Mayo pasaron de $2 en 2007 a $11 y $14, según sea hora pico o no, lo que significa un aumento de 450% y 600%, a razón de 90% y 120% por año.
"Cualquier indicador de precios que el gobierno porteño pretenda difundir siempre será alto, muy alto, en consonancia con la inflación que el mismo provoca."
La autopista Illia sufrió un ajuste de 50 centavos de peso en 2007 a $3,50 y $5,50, según el horario; con un incremento 600% y 1000%, es decir, 120% y 200% por año.
A este cóctel inflacionario del macrismo, resta sumarle el incremento “más benévolo” de 5% en el impuesto automotor, conocido como patentes.
En fin, con todas estas subas incesantes de los servicios que regula el gobierno porteño, al que casi le suma el alquiler de bicicletas, que Macri decidió echar para atrás justo cuando supo que la Justicia también se lo frenaba, cualquier indicador de precios que el gobierno porteño pretenda difundir siempre será alto, muy alto, en consonancia con la inflación que el mismo provoca.
Por último, sería bueno saber si este indicador se utilizará como “testigo” en las discusiones salariales que tengan los empleados públicos de la Ciudad, y si también será referencia obligada en los debates parlamentarios para el armado del presupuesto anual de la administración macrista. Ese presupuesto que año tras año se subejecuta de manera flagrante en áreas tan sensibles para la población como la educación pública, el transporte o la infraestructura pluvial, pero que se cumple a rajatabla en el cuidado de los espacios verdes, los subsidios a la educación privada y el “desarrollo de actividades comunicacionales”, que no es ni más ni menos que la pauta publicitaria con la que Macri sostiene a los medios que lo ayudan a blindar su figura de los efectos negativos que sus propias decisiones provocan en los ciudadanos.
Fuente: Telam
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