viernes, 3 de enero de 2014

Veinte años no es nada

Por Federico Vazquez

Se cumplieron dos décadas del levantamiento del zapatismo en el sur de México, un hecho clave para los reclamos indígenas y sociales de la región y que también fue una bisagra en la forma de entender la realidad política latinoamericana. Un balance de lo que significó, y todavía significa, este movimiento.



El 1º de enero de 1994, unos cuantos cientos de indígenas con pasamontañas, modestamente armados, salieron de la selva y tomaron la ciudad de San Cristóbal de la Casas, en el estado de Chiapas, al sur de México.

Desde ese día, el zapatismo se convirtió en un espacio político, cultural y comunicacional único: construyó una identidad “moderna” asumiendo, al mismo tiempo, las formas antiguas de la lucha armada. El discurso poético no fue sólo un caparazón: el zapatismo fue una renovación porque se construyó desde ideas “morales” antes que ideológicas, invocó a la comunidad internacional más que a clases sociales precisas, tuvo una dinámica de ocupación de la escena pública errática, antes que un avance territorial definido. En definitiva, el zapatismo fue contemporáneo de un tiempo donde las claves del siglo XX estaban muriendo rápidamente. Y al mismo tiempo, tuvo una temporalidad distinta, más larga, en sintonía con una sociedad históricamente excluyente, violenta, no democrática, lo explica su emergencia como grupo insurgente armado.

En el último reportaje formal que dio Marcos, en el 2007, ya se vislumbraba que el paso del tiempo obligaba a un balance de la experiencia histórica, antes que una agenda de cara al futuro: Hay una duda, una gran duda, de si hicimos bien en detenernos en enero de hace 14 años. La duda, gran elemento “moderno” del zapatismo, en contraposición a las certezas de los líderes revolucionarios del siglo XX, se presenta, sin embargo, para cuestionar la decisión que tomaron los guerrilleros de no seguir la avanzada armada. Si el levantamiento cumple dos décadas, los enfrentamientos militares entre la guerrilla y el ejército apenas duraron 12 días. Para febrero de 1994 habían comenzado las negociaciones y el comienzo de la etapa “política” del movimiento. ¿Hay en esa duda de Marcos un replanteo de las tesis en ese momento en boga de “cambiar el mundo sin tomar el poder”?
"El zapatismo se convirtió en un espacio político, cultural y comunicacional único: construyó una identidad “moderna” asumiendo, al mismo tiempo, las formas antiguas de la lucha armada."

Después de ese verano de 1994, el zapatismo se concentraría en lograr apoyo internacional a su causa. En un mundo donde ya no existía el comunismo y los partidos y movimientos de izquierda estaban en retroceso y con crisis de identidad profunda, Marcos buscó aliados en ONG, grupos intelectuales, personalidades destacadas de la cultura, jóvenes globalizados con ganas de hacer un aporte a una causa noble. Una malla de protección que con sarcasmo podría calificarse de “light”, pero que fue indispensable para asegurar que los indígenas sublevados no serían barridos por el ejército. El zapatismo no surgió en el Distrito Federal, ni menos de un berrinche universitario del primer mundo, sino en el estado de Chiapas, limítrofe con Guatemala, donde en los años 80 se ejecutó la matanza de 132.000 personas, de loa cuales un 93% indígenas mayas (según la Comisión de Esclarecimiento Histórico de ese país), por lo que era lógico que el instinto de “protección” fuera algo central en la estrategia del movimiento.

El zapatismo, además, tuvo éxito en añejar velozmente las formulaciones desahuciadas con que los intelectuales latinoamericanos comenzaban a interpretar la realidad en los años noventa. La anécdota es redonda: dos meses antes de la irrupción zapatista, el más reconocido politólogo mexicano, Jorge Castañeda, había publicado “La utopía desarmada”. El offside del título es evidente y muestra la (mala) costumbre de la intelligentzia local de cristalizar modas intelectuales sin preocuparse demasiado por la vinculación con la dinámica social concreta. Y al mismo tiempo, con los 20 años a la vista, el error está lejos de ser absoluto: en ese libro Castañeda señala a la industrialización como una meta aún válida para pensar un proyecto emancipador de la región. “Crecimiento o equidad: ambos o ninguno”, titula en un capítulo de la obra. Temas que si no tenían mucho que ver con los comunicados filosóficos-literarios emitidos desde la selva Lacandona, hoy nos suenan actuales, propios de los dilemas de los gobiernos latinoamericanos de los últimos tiempos.

Volviendo a un repaso posible de los 20 años del zapatismo: su propia supervivencia política puede verse como un triunfo. Existe como organización armada, como experiencia social en algunas comunidades indígenas en Chiapas, como actor político en el debate mexicano, así sea desde sus bordes. Y, también, ya sea a causa de esa “duda” que reconoció  Marcos hace cinco años, o por otras razones, tal vez más profundas, el zapatismo fue incapaz de volverse un vehículo para lograr los objetivos de su propia base indígena.

En ese sentido, caben pocas dudas que otras experiencias, como la de los indígenas en Bolivia a partir de 2005, permitieron cambiar la realidad de manera mucho más palpable y profunda. En Bolivia, algunos de los planteos zapatistas pudieron concretarse: se escribió una nueva constitución que les otorga derechos, volviéndose así parte constitutiva del país. Evo Morales asumió la conducción de un Estado sin desentenderse de la dinámica de “movimiento social” que le dio origen, con los dolores de cabeza que eso supone. Aún hoy, seguir siendo el “gobierno de los movimientos sociales” lo condiciona, le marca límites, construye agenda de reivindicaciones que suelen chocar con la administración estatal del poder. Es decir, algo de la utopía del “mandar obedeciendo” que aparece en las proclamas zapatistas puede verse en el Altiplano.

En ese sentido, el estado de “rebeldía” en que todavía hoy se asumen los zapatistas muestra una doble inmovilidad: en principio la de ese movimiento, que después de dos décadas no supo reconvertirse y articular con otros actores (el zapatismo, en términos mexicanos y latinoamericanos no tiene aliados, en una década donde la articulación regional de líderes y procesos fue particularmente intensa).Su triunfo sigue siendo la resistencia de la rebeldía, perdurar, conservarse. A pesar de las pretensiones de universalidad global de la lucha zapatista, tal vez haya que buscar en su pertenencia mexicana buena parte de la explicación de ese estancamiento: México es el único país importante de la región que no tuvo grandes crisis políticas, ni emergieron gobiernos de izquierda o centro izquierda.
"El éxito comunicacional que le abrió las puertas a la región y al mundo, que lo cobijó de las represalias militares del ejército, que lo volvió una “voz autorizada” en la denuncia del neoliberalismo parece haber actuado como desterritorialización respecto a la propia escena política mexicana."

Entonces: ¿cuál es el “lugar” del zapatismo? La aparición del movimiento el 1° de enero de 1994 planteó una cuestión que marcaba una impronta extra nacional. Ese día entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre México y Estados Unidos, anunciando una política de expansión que tendría un freno recién 11 años después, cuando se cierre el proyecto del ALCA en Mar del Plata. En ese sentido, el zapatismo supo hablar una lengua en común, que vinculaba la lucha indígena con los problemas históricos de dependencia de América latina respecto al Norte. Y, a su vez, donde parece haber estado su limitación más fuerte, es en no haber podido “nacionalizar” sus reclamos, construir un movimiento político mexicano que sea algo más que los entusiasmos pasajeros en las aulas de la Unam. Es decir: el éxito comunicacional que le abrió las puertas a la región y al mundo, que lo cobijó de las represalias militares del ejército, que lo volvió una “voz autorizada” en la denuncia del neoliberalismo parece haber actuado como desterritorialización respecto a la propia escena política mexicana. Como movimiento global, el zapatismo no supo qué hacer con su destino mexicano.

Si para el tango y la historia política de los países, veinte años no es nada, para el calendario secular de desgracias de los pueblos indígenas dos décadas parecen todavía menos. El aniversario zapatista, con sus grises y balances amargos, puede festejar, al menos, el fin del silencio anónimo. Ahí están, todavía, 20 años después.
Fuente: Telam

jueves, 26 de diciembre de 2013

Piedra libre al OSO - Observatorio social de la opo


Los datos sobre la pobreza, publicados en distintos momentos en varios medios de circulación nacional, son arbitrarios y contradictorios. Un recorrido por la divulgación de esas cifras, firmadas siempre por instituciones ligadas a la Iglesia, muestra la incongruencia en datos tan sensibles.
Me tienes en el sube y baja
me vuelvo loco ya no sé qué hacer
Lalo Fransen
La utilización del discurso opositor bajo el formato estadístico es otro fetichismo de estos días sin oposición político-partidaria sólida. Una de las más prolíficas en visibilidad en medios opositores advierte sobre la evolución de la pobreza reciente y puebla habitualmente diarios y revistas que adversan al gobierno nacional.
Es “la Iglesia” la que divulga cifras de pobreza generadas en la universidad privada UCA, aprovechando el imaginario que supone a la institución católica “comprometida con los que menos tienen” y el impulso adicional que, según suponen, se sucede tras la asunción del papa Francisco.
Marketing celestial, pero arbitrario y contradictorio, veamos. En noviembre de 2011, el Observatorio de la Deuda Social de la UCA le hacía decir al diario opositor La Nación: “Un cóctel preocupante de pobreza, inseguridad, riesgo alimentario, empleo precario y déficit de viviendas envuelve a gran parte de los 12,8 millones de personas que viven en el área metropolitana de Buenos Aires, formada por la Capital Federal y treinta municipios aledaños”.
Así lo refleja un informe de Cáritas, brazo social de la Iglesia, y el Observatorio de la Deuda Social, que dice que el 34,9% de la población, unos 4,4 millones de personas en esa área metropolitana, vive bajo la línea de pobreza.
El sube y baja de los pobres del Observatorio Social Opositor (OSO)
Señalábamos en 2011 al respecto: Se conoció recientemente en la tapa de un importante matutino nacional un estudio sobre pobreza realizado en el área metropolitana de Buenos Aires, formada por la Capital Federal y treinta municipios aledaños, donde residen 12,8 millones de personas. Fue presentado por Cáritas, el brazo social de la Iglesia, y realizado por el Observatorio de la Deuda Social Argentina. El estudio afirma que actualmente, en esa región metropolitana, el 34,9 por ciento de la población residente es pobre por ingresos.
"Es 'la Iglesia' la que divulga cifras de pobreza generadas en la universidad privada UCA, aprovechando el imaginario que supone a la institución católica 'comprometida con los que menos tienen' y el impulso adicional que, según suponen, se sucede tras la asunción del papa Francisco."
El brazo social de la Iglesia se equivoca. Erraba en 2009 cuando insistía en que la pobreza era del 30,9%, y sigue equivocándose hoy que supone ha trepado cinco puntos adicionales tras descenso en el desempleo y fuerte crecimiento del lapso 2009-2011.
Dejemos de lado la discusión sobre valorización de canasta básica, que para el estudio eclesial es de 2150 pesos para un hogar tipo metropolitano.
Hay inconsistencias tan notables en el nivel de incidencia de la pobreza metropolitana que informa el estudio que hasta pareciera increíble que Cáritas las propale sin medir las consecuencias políticas que supone que una institución de connotación religiosa distorsione datos sobre cuestiones tan sensibles a la comunidad como los niveles de pobreza. Veamos las pifias más de cerca.
Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina, una consultora opositora, vinculada con la universidad privada UCA, existe hoy el 34,9 por ciento de pobres en la región metropolitana. Esto es un nivel similar de pobreza que el de 2004, más precisamente la existente en el segundo semestre de aquel año, cuando la pobreza, según el impoluto INDEC de entonces, ascendía a 37,7 por ciento en el Gran Buenos Aires.
En ese momento concurrían tres factores que, analizados en conjunto, desbaratan de raíz el cálculo falaz del Observatorio de la Deuda Social.
1. El 7,3 por ciento de desocupación de hoy en el GBA era del 15.3 en 2004.
2. El trabajo informal, hoy del 34,5 por ciento, en 2004 llegaba al 47,7.
3. Hoy existe la Asignación Universal por Hijo, que transfiere 440 pesos por hogar beneficiario, de alto impacto en ciudadanos bajo la línea de pobreza, cuando en 2004 no existía.
Según Cáritas, apoyada en las cifras de la universidad privada UCA, tendríamos a fines del año 2011 los mismos niveles de pobreza que en el segundo semestre de 2004, cuando se observaba el doble de desempleo abierto, el 30 por ciento más de trabajo informal que en la actualidad y aún no existía la Asignación Universal por Hijo. Un disparate por donde se lo mire.
Seis meses después, el mismo Observatorio Católico privado le hacía publicar al mismo matutino opositor: “Contra lo que dice el INDEC y pese al crecimiento a ‘tasas chinas’ de los últimos años, casi el 22% de la población vive aún bajo la línea de pobreza, con un ‘núcleo duro’ de indigencia del 5,4%”.
Sostuvimos entonces que, al contrario del informe anterior del Observatorio Católico privado que mostraba un nivel de pobreza delirante del 34,9%, no existía ningún ejemplo planetario de reducción tan drástica de la pobreza en tan corto lapso como el que señalan ahora los informes de la UCA que la ubicaban en el 22%: ¡Una baja en la pobreza del 34,9% al 22% de la población en un semestre!
Trece puntos de pobreza menos en seis meses. Según el Observatorio privado en aquel semestre abandonaron la pobreza  5,2 millones de personas. A razón de 860 mil pobres menos por mes, 28.600 por día, 1.192 por hora, casi veinte por minuto. Medalla de Oro Olímpico en baja de la pobreza. Si fuera cierto, pero !ay! Tampoco lo fue.
Ahora, nos enteramos que según la misma entidad vinculada a la UCA, ¡la pobreza volvió a trepar a lo pavo!
Se lee el domingo pasado en el opositor matutino Clarín, que le asigna su tapa catastrófica al informe: Según un relevamiento de la Universidad Católica, a finales de 2012 la pobreza alcanzaba a unos 11 millones de personas, el 26,9% de la población.
Esto supone que en seis meses nuevamente la pobreza ha crecido, esta vez cinco puntos, cifra módica respecto a los barquinazos que nos tiene acostumbrado el Observatorio de la UCA. Se trata ahora de dos millones de personas adicionales respecto al último valor informado por el mismo Observatorio privado a mediados del año 2012, donde decían que había caído 13 puntos respecto a la medición del mismo Observatorio Católico de un semestre anterior.
Para colmo de males, con igual excentricidad lógica que la mostrada en informes anteriores, para el Observatorio católico privado la pobreza habría crecido ahora en el mismo lapso en que el desempleo bajó desde el  7,2% al 5,9%, las convenciones colectivas se pactan en torno al 22% sosteniendo el poder adquisitivo del salario formal privado.
En el mismo período en que las jubilaciones y pensiones treparon un 30,1% y el aumento de la AUH fue del  25,9%, lo que supone una transferencia por hogar beneficiario de $680 promedio, la mayor transferencia de ingresos y el mayor poder adquisitivo del beneficio desde que la Asignación Universal existe.
Desde su primera actualización la AUH acumula ya un 72% de aumento, incremento que se ubica por sobre el nivel inflacionario observado en los últimos tres años, medido por índices oficiales o privados.
 Fuente: Ramble Tamble

lunes, 23 de diciembre de 2013

Debate :"Consumir más es el camino a la inclusión" Lo dice el sociólogo Zygmunt Bauman


 


 

 

Por Cecilia Diwan
Para LA NACION 

 

"El consumismo puede promover la uniformidad, pero también es un poderoso diferenciador. La incapacidad de consumir es una receta segura para la exclusión. Quienes no pueden consumir son vistos como personas que no merecen cuidado y asistencia. Entonces, consumir más es el único camino hacia la inclusión social."
La afirmación es del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, un reconocido ensayista que conoce bien el drama de la exclusión. Bauman nació en 1925 en una humilde familia judía que tuvo que emigrar a la Unión Soviética luego de la ocupación nazi. Tras su paso por el ejército polaco en el frente ruso, fue profesor en la Universidad de Varsovia, hasta que en 1968, por otra persecución antisemita, emigró a Israel. Cuatro años después se radicó en Inglaterra, donde aún vive.
Bauman, que fue profesor en la universidad inglesa de Leeds, se convirtió en protagonista del debate contemporáneo con la publicación de sus libros Modernidad líquida, Vida de consumo, Etica posmoderna y Amor líquido, leídos por un público amplio. A los 83 años, Bauman publica más de un libro por año. En su última obra, Archipiélago de excepciones , plantea el drama de los refugiados, de los que dice que son vistos como "residuos humanos personificados", sin ninguna posibilidad real de ser sumados a la vida social.
En una extensa conversación telefónica con LA NACION desde Inglaterra, Bauman habla, sobre todo, de lo frágiles que se han vuelto los lazos entre los seres humanos.
-¿Qué ocurre en la actualidad con los no consumidores, los muchos que no tienen recursos para consumir?
-La sociedad contemporánea integra a sus miembros, fundamentalmente, como consumidores. Para ser reconocidos, hay que responder a las tentaciones del mercado. Todas éstas son cosas que los pobres -gente que no tiene ingresos decentes, tarjetas de crédito ni perspectivas de un futuro mejor- no están en condiciones de hacer. Entonces, son vistos como inútiles, porque los miembros "decentes" y "normales" de la sociedad, los consumidores, no quieren nada de ellos. Nadie los necesita. Estas sociedades del consumo estarían mucho mejor si los pobres simplemente quemaran sus carpas, se dejaran quemar con ellas o se fueran. Lamentablemente, estos deseos ocultos no hacen más que empeorar las cosas. El resentimiento resultante es más agudo y el deseo de venganza, todavía más violento.
-Entonces, ¿la tendencia al consumo nos deshumaniza?
-Cada vez más tendemos a pensarnos, a apreciarnos o degradarnos sobre la base del patrón de los productos del mercado. Ir de compras y consumir significa, hoy en día, invertir individualmente en la propia membresía social. El consumo es inversión en la autoestima individual.
-¿Tratamos a los seres humanos como objetos de consumo?
-Los habitantes del mundo de consumidores perciben el mundo como un enorme contenedor de piezas de repuesto. Ya no se espera que nadie se conforme con lo que tiene y con lo que es. Si alguna pieza de los instrumentos utilizados a diario, de la red de contactos humanos o del propio cuerpo pierde su encanto, se la extirpa y se la reemplaza por otras piezas de repuesto, nuevas o mejoradas. Los consumidores son entrenados desde el nacimiento. La mentalidad de desechar se ha convertido en el objetivo principal de la educación a la que las empresas someten a sus futuros clientes desde muy temprana edad.
-¿Cómo se encaran hoy las relaciones de pareja?
-Si el objeto de amor buscado no alcanza un puntaje, el futuro "comprador" debe abstenerse de adquirirlo, tal como lo haría en el caso de todos los demás bienes en oferta. Si llega a descubrirse una falla luego de la "adquisición", el objeto de amor fallado, al igual que todos los otros bienes del mercado, debe ser descartado y reemplazado. Esto se ve, por ejemplo, en quienes buscan una pareja ideal por Internet. Seleccionan a una persona en una página de citas, como si fuera un corte en el mostrador de la carnicería. Pero el amor no es algo que pueda ser simplemente encontrado . Debe ser constantemente resucitado, reafirmado, atendido y cuidado. La creciente fragilidad de los lazos humanos tiene como resultado la escasa popularidad de los compromisos de largo plazo y el vaciamiento de todo deber excepto de aquellas obligaciones para con uno mismo. El amor tiende a ser visto o como perfecto desde el principio o como fallido. No se puede esperar que un amor así sobreviva siquiera a la primera pelea. Mucho menos, a los primeros desacuerdos y enfrentamientos serios...
-Lo que hemos ganado es la libertad de elegir, de cambiar. Pero ¿se puede ser libre si no hay seguridad?
-La libertad viene en conjunto con los riesgos, y los riesgos implican inseguridad. Desde la perspectiva de los afortunados, todas las previsiones hechas en pos de la seguridad son vistas como restricciones innecesarias e inoportunas. Sin embargo, incluso esas personas pueden descubrir que están en un error, como les pasó a los multimillonarios de Lehman Brothers, AIG y otros titanes de Wall Street y de la City de Londres.
-Es más fácil moverse con las masas que actuar por cuenta propia, pero ¿qué espacio le queda a lo individual?
-La gente lucha individualmente por obtener reconocimiento social y se guía por las listas de discos y libros más vendidos, las cifras de taquilla de los cines, los ratings de audiencia de la TV. Necesitamos orientación, y esa orientación sólo puede ser brindada si se observa lo que está en el centro de la atención pública, lo que está en boga y lo que deja de estarlo, lo que sube y lo que baja. Somos muchos observando a unos pocos...
-¿Cree que la xenofobia y la violencia funcionan como mecanismos de integración en la sociedad?
- Las fronteras de los estados han dejado de ser el marco natural para la construcción de la identidad, y vivir en estrecha vecindad con gente de diferentes etnias se está convirtiendo en un problema. Se necesitan una continua renegociación de los modelos de convivenciay constantes reajustes de los acuerdos existentes. Lo que está en juego es la humillación y la dignidad humana: el poder de humillar a los otros, haciéndolos aceptar un estatus inferior, es decir, el estatus de ser definidos por otros, en lugar de definirse a sí mismos.
-En este sentido, ¿se podrían entender las políticas de control migratorio de la Unión Europea como una manera de mantener la identidad de ese continente?
-La inmigraciónha sido, por regla general, enriquecedora para los países de llegada. En el largo plazo, Europa no puede retener sus poderes económicos sin aumentar su fuerza de trabajo mediante la inmigración. Nuestros dirigentes probablemente sepan que esto es así, pero el pensamiento de largo plazo no es algo que posean ellos. Hay una visión miope y profundamente desorientadora.
-En este mundo multicultural, ¿es posible la convivencia pacífica?
-La convivencia pacífica no es una cuestión de posibilidad o imposibilidad, sino de vida o muerte. La única alternativa para vivir juntos es morir juntos. Llevará su tiempo que asimilemos esa verdad en nuestras mentes y más tiempo aún para que prevalezca sobre la búsqueda de ganancias en el corto plazo. Pero si se trata del bien de la supervivencia de la humanidad, ninguna tarea es demasiado complicada. Algunas veces debe intentarse incluso lo imposible.

Respuestas del campo nacional-popular a los profetas del odio




Por Juan Godoy[1]

Tres meses más tarde que el odio oligárquico arrojara bombas sobre la Plaza de Mayo, dejando un tendal de casi cuatrocientos muertos, se producía (finalmente) el golpe de estado contra la Revolución Nacional acaudillada por Juan Domingo Perón, “entonces el cielo entero se nos vino encima. El mundo que conocíamos, el mundo cotidiano, cambió por completo. La gente, los hechos, el trabajo, las calles, los diarios, el aire, el sol, la vida se dio vuelta. De repente entramos en un mundo de pesadilla en que el peronismo no existía”[i]. No obstante esta aseveración de uno de los artífices de la Resistencia, César Marcos, el peronismo seguiría vigente justamente por la Resistencia que emprenden los trabajadores de la patria, y sumado a esto, un conjunto de pensadores nacionales (que no por ello dejaban de conspirar contra los golpistas), lanzarán profundas críticas al aparato oficial donde se sustentaba el terror, y una Argentina semi-colonial. Esto último es lo que trataremos, brevemente con algunos ejemplos, en estas líneas.
Atrás quedaba el “ni vencedores, ni vencidos” lanzado por Lonardi, recordando a Justo José de Urquiza, se lanzaba una feroz represión sobre el pueblo peronista llegando incluso el 9 de junio de 1956 a fusilar a compatriotas, Salvador Ferla al respecto afirma que “la misma noche del 17 (de octubre de 1945), se la tiene jurada al pueblo. Esa misma noche la oligarquía empezará a soñar con la hora de la impunidad para la venganza”.[ii] La Resistencia peronista entonces contemplaba un amplio repertorio que incluía desde un grito fuerte en una noche fría de Buenos Aires… “¡Viva Perón, Carajo!” como forma de enfrentar el Decreto 4161 que prohibía nombrar a Perón y a Eva Perón entre otras cosas, el trabajo a desgano, el panfleto, el volante, la “flor del no me olvides” como identificación, la bomba casera, el levantamiento cívico-militar, un conjunto de publicaciones periódicas como El Líder, El 45, El Guerrillero, Rebeldía, Lucha Obrera, La Causa, Palabra Argentina, De Frente, El soberano, Mayoría, etc. [iii] hasta libros que denunciaban la represión, la entrega de la economía nacional (destruyendo la obra de los diez años de peronismo), y el accionar de una superestructura cultural de colonización pedagógica donde se asentaba la represión, y el coloniaje económico. En algunos ejemplos que sostenemos se articular entre sí, avanzaremos en nuestro escrito.
El primero de esos trabajos en realidad es producido un año antes del golpe de estado, pero como se encuentra en la misma lógica de análisis, y “dialoga” con los otros que pondremos en consideración, consideramos pertinente su inclusión aquí. Ese escrito es “Crisis y resurrección de la Literatura Argentina”, cuya autoría le pertenece al “colorado” Jorge Abelardo Ramos. En ese libro, luego re-editado por Coyoacán a principios de los 60’s, Ramos conceptualiza la noción (central para el pensamiento nacional) de semi-colonia. ¿A qué se refiere Ramos con este concepto? Veamos… Sostiene el autor: “en la medida que la “colonización pedagógica no se ha realizado (…), solo predomina en la colonia el interés económico fundado en la garantía de las armas. Pero en las semi-colonias, que gozan de “status” político independiente decorado por la ficción jurídica, aquella “colonización pedagógica” se revela esencial”.[iv] Es decir, en las colonias la dominación está asegurada por las armas y la presencia del ejército invasor, mientras que en las semi-colonias, al no existir esta garantía (no obstante en momentos puedan utilizarse), la continuación del dominio imperial sobre esas naciones se asegura con un aparato cultural de “colonización pedagógica”[v].
Poco tiempo después -en 1957-, Arturo Jauretche va a editar “Los Profetas del Odio”, al que ese mismo año le agregaría “La Yapa”. En este escrito, basándose en estas consideraciones de Ramos, Jauretche va a profundizar en la cuestión. Argumenta que fruto de esa superestructura cultural de colonización pedagógica va a emergen una intelligentzia (no inteligencia), la cual es conformada por sujetos que se autodefinen como intelectuales, e identifican a los valores universales con la cultura, procurando su incorporación como valores absolutos y no relativos. Es decir, incorporan acríticamente un pensamiento realizado en otras latitudes y/o en otros tiempos. No toman los valores universales y los incorporan en tanto las necesidades nacionales, sino lo hacen bajo el esquema “civilización y barbarie”, donde todo lo bueno vendría de afuera, y todo lo malo sería lo autóctono, lo local. Esta intelligentzia así, no cumplió el papel de conformar una cultura nacional, “de aquí que la crítica a una “cultura” establecida sobre dichas bases, consiste en el primer paso para restituir los valores sumergidos de la cultura colonizadora”[vi].
Ese mismo año Hernández Arregui publica su primer libro[vii] que va a tener una profunda injerencia en las ideas nacionales argentinas. Estos libros son escritos en circunstancias particulares, en la descarnada persecución a todo lo que “olía a peronismo”, como ejemplo, mientas Arregui termina este trabajo, lo detienen por el levantamiento de Valle y Tanco que terminaría con los fusilamientos[viii]. Allí el autor, que había hecho su ingreso al peronismo de la mano de Jauretche, pone de relevancia el entramado de los golpistas que obturan la posibilidad de expresarse a las mayorías populares, con la función justificadora (ya sea por apoyo explícito, o por silencio cómplice) de la academia. Realiza una profunda crítica a la intelligentzia argentina, y sostiene que el imperialismo, conjuntamente con la oligarquía local se apoya en la superestructura cultural para “reforzar la conciencia falsa de lo propio y desarmar las fuerzas espirituales defensivas que luchan por la liberación nacional en los países dependientes”[ix].  
Hay en la visión de Hernández Arregui una relación entre los sucesos políticos-económicos y su injerencia en los ámbitos formadores de cultura. Revaloriza allí también el papel de la cultura nacional como resistencia a la penetración imperialista, y como manifestación de la comunidad autónoma. La propaganda imperialista apunta sobre todo a los sectores medios argumenta Arregui, y critica a la misma en tanto “convencida de su independencia, justamente porque carece de ella, se cree depositaria de los valores universales, sin comprender que detrás de ellos están los intereses particulares de la burguesía. El pequeño burgués (…) piensa siempre en términos absolutos (…) su minúscula situación social le hace perorar con frases de gigante”.[x]
Al otro año Jauretche daría a conocer la continuación de “los profetas…”, con el “Manual de zonceras argentinas”, allí afirma que esta intelligentzia es una de las principales difusoras de las zonceras.[xi] Es una tarea de descolonización pedagógica la que pretende el autor de “los profetas del odio”, y esa tarea se encuentra estrechamente ligada a la enseñanza de nuestro pasado nacional. Es por este motivo, que escribe “Política nacional y revisionismo histórico”. Allí Jauretche considera que lo que se nos ha impuesto como la HISTORIA, en realidad es una política de la historia, es decir un relato parcial de nuestro pasado, en el caso de la historiografía oficial-liberal se trata de la óptica de la oligarquía porteña, así al pretender arrojarse la noción de totalidad del relato histórico (y no decir que es una visión parcial, ésta es falsa). Se ha falsificado nuestra historia, y esta “falsificación ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional”.[xii] Estos falsificadores no son individuos aislados, sino un entramado que procura mantener al país en la dependencia económica y cultural. Se trata entonces de construir un relato que rescate la historia desde la perspectiva de los oprimidos, para la conformación de una política nacional.
En esta lógica de trabajo que sostiene Jauretche es que, unos años antes, como varios de los trabajos que reseñamos aquí, en 1957, Jorge Abelardo Ramos avanza en sus planteos historiográficos con “Revolución y Contra-revolución en la Argentina”. En este libro, Ramos analiza nuestro pasado nacional desde una perspectiva marxista (aunque adaptada a nuestra realidad), haciendo énfasis en el papel de las masas en la historia, ya no será pues la historia realizada por grandes hombres, sino más bien a partir del conflicto entre las diferentes clases sociales[xiii].
No es nuestra intención ser exhaustivos en la rememoración de los libros publicados en ese periodo desde el campo nacional, sino solamente demostrar a través de algunos ejemplos que se articulan entre sí, cómo se enjuicia profundamente el aparato de colonización pedagógica de la oligarquía argentina. Cómo estas publicaciones ponen su “granito de arena” a los años de la Resistencia Peronista, y también de qué manera la lectura de éstos, y de tantos otros como José María Rosa, Fermín Chávez, Scalabrini Ortíz, John William Cooke, Rodolfo Puiggrós, etc. contribuyen a la nacionalización de los sectores medios que serán, conjuntamente con los sectores trabajadores actores centrales en los años ‘60’s y 70’s., y artífices de la vuelta de Juan Domingo Perón a nuestra patria.


[1] Sociólogo -UBA-, Docente UPMPM, UNAJ, UNLa. Artículo presentado en las III Jornadas de Historia de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (UPMPM).


[i] Marcos, César. La cosa fue así. En Revista Peronismo y Liberación (Dir. Juan José Hernández Arregui). Nº1, agosto de 1974, página 23. Este escrito es reproducido en Baschetti, Roberto. (2012). Documentos de la Resistencia Peronista. 1955-1970. Volumen 1. Buenos Aires: ediciones De la Campana, pp. 61-66.
[ii] Ferla, Salvador. (2008). Mártires y verdugos. La insurrección de Valle y los 27 fusilamientos. Buenos Aires: Peña Lillo (Continente), página 23.
[iii] Para un análisis de los periódicos de los años de la Resistencia hasta el Gobierno de Isabel Martínez, véase Baschetti, Roberto. Veinte años de publicaciones resistentes peronistas. En Baschetti, Roberto. (2012). Documentos de la Resistencia Peronista. 1955-1970. Volumen 1. Buenos Aires: ediciones De la Campana, pp. 21-33. Para observar los afiches, panfletos y demás manifestaciones de la Resistencia, véase: Baschetti, Roberto. (2013). Lo que el viento (no) se llevó. Efémeras, volantes y panfletos peronistas (1945-1983). Buenos Aires: Pueblo Heredero.
[iv] Ramos, Jorge Abelardo. (1961). Crisis y resurrección de la Literatura Argentina. Buenos Aires: Coyoacán, página 12.
[v] En relación al mundo colonial, profundizando en la cuestión, Frantz Fanon sostiene que es un mundo dividido en compartimentos, y que la línea divisoria está marcada por ejércitos, cuarteles, policía, balas, etc. pero los dos mundos no son excluyentes sino que se superponen, a la vez que “en las colonias la infraestructura es igualmente superestructura”. Fanon, Frantz. (2007).  Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica, página 34.
[vi] Jauretche, Arturo. (2004). Los profetas del odio y la yapa. Buenos Aires: Corregidor, página 99.
[vii] Propiamente dicho el primer libro de Hernández Arregui se tituló Siete Notas Extrañas. Era un libro de cuentos que tuvo buena crítica, pero Arregui, como Jauretche, Scalabrini, y otros, emprendieron el mismo camino que Homero Manzi: dejar de ser un hombre de letras, para hacer letras para los hombres. Galasso, Norberto. (1986). Hernández Arregui, del peronismo al socialismo. Buenos Aires: ediciones del pensamiento nacional.
[viii] Iñíguez Piñeiro, Carlos. (2007). Hernández Arregui, pensar el nacionalismo popular desde el marxismo. Buenos Aires: siglo XXI (editora iberoamericana).
[ix] Hernández Arregui, Juan José. (1973a). Imperialismo y cultura. Buenos Aires: Plus Ultra, página 15.

[x] ibídem, página 247.
[xi] Jauretche, Arturo. (2004). Manual de Zonceras Argentinas. Buenos Aires: Corregidor
[xii] Jauretche, Arturo. (2008). Política nacional y revisionismo histórico. Buenos Aires: Corregidor, página 14.
[xiii] Norberto Galasso afirma que Ramos en este libro cambió varias de sus posturas publicadas en América Latina, un país (1949), a partir sobre todo, de la crítica que le realizaran los fundadores de la izquierda nacional en nuestro país, Frente Obrero, fundamentalmente en los Cuadernos de Indoamérica. Sostiene Galasso acerca de Revolución y contra-revolución en la Argentina, que tuvo también la crítica elogiosa de Hernández Arregui en “La Formación de la Conciencia Nacional”, “corregidas las deformaciones nacionalistas de América Latina, un país, el nuevo libro constituye uno de los intentos más logrados de interpretación de nuestro pasado a la luz de la lucha de clases”. Galasso, Norberto. (2007). Aportes críticos a la historia de la izquierda Argentina. Socialismo, peronismo, e izquierda nacional. Buenos Aires: Nuevos Tiempos, página 292.


Bibliografía

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