martes, 25 de febrero de 2014

Manuel Ugarte y los Estados Unidos (de América Latina)




Por Juan Godoy (sociólogo, UBA)

“En América hay dos pueblos y no más que dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres y sólo semejantes en la identidad fundamental humana. De un lado está Nuestra América y todos sus pueblos son una naturaleza de cuna parecida o igual e igual mezcla imperante; de la otra parte, está la América que no es nuestra” (Martí, José. (1894). Honduras y los extranjeros.)

“Su nombre Sr. Ugarte, hace mucho tiempo que es familiar entre nosotros y sus escritos por uno u otro motivo siempre nos llegan y nos han servido de estímulo en nuestra gran jornada libertaria de 7 años, que apenas son los preliminares de la gran batalla espiritual, moral y material que Indo-américa por su independencia tiene empeñar contra sus tutores Doña Monroe y el Tío Sam, y probarles que nuestros pueblos han llegado a su mayoría de edad” (Carta de César Augusto Sandino a Manuel Ugarte. 16-3-1933. Reproducida en El epistolario de Manuel Ugarte. (1999). Bs. As.: AGN, página 130)

El proyecto de la unión de los países que conforman Nuestra América tuvo momentos de avances y de frustraciones, así por ejemplo el sueño San Martín y Bolívar termina estallando en 20 naciones, y el grito de Felipe Varela por la Unidad Latinoamericana se ahoga con la victoria del proyecto semi-colonial de la ciudad-puerto. Luego de este último, ese sueño de los latinoamericanos entra en un letargo. Es con la Generación del 900 (de la cual Ugarte es una de sus mayores expresiones), que en plena etapa imperial, vuelve a surgir con fuerza el latinoamericanismo. Miguel Ángel Barrios sostiene que esta generación plantea la problemática latinoamericana, la unidad de la Patria Grande, y el anti-imperialismo, afirmando que si bien “en general se le ha reprochado a la generación del 900 sustentar idealismos abstractos (…) es imposible llegar a la etapa del latinoamericanismo de Ugarte sin desarrollar en el campo de las ideas una crítica al modelo estadounidense, desde la afirmación de la necesidad latinoamericana de partir desde su propia historia”[1]. Ugarte será la superación del primer anti-imperialismo latinoamericano del 900, en tanto piensa la unidad como estrategia política. Partiendo de esta interesante reflexión, desarrollaremos brevemente la mirada de Manuel Ugarte sobre el Imperio del Norte, y la influencia de éste, en el desarrollo de su pensamiento latinoamericanista.
A mediados del siglo XIX, luego de transitar una guerra civil, los Estados Unidos se consolidan como una potencia industrial con intención de dominar el resto de América. Así mediante la intervención directa, y con la penetración de sus capitales va a comenzar a tener fuerte injerencia en los destinos de Nuestra América. Interviene directamente Cuba y Puerto Rico, anexa las islas de Hawai, provoca la segregación de Panamá de Colombia[2], instaura un protectorado en Cuba, Santo Domingo, Nicaragua y Haití, etc.. Entre estos hechos, la intervención en la guerra entre Cuba y España por parte de Estados Unidos en 1898, será de decisiva influencia en el surgimiento de la Generación del 900. Por esto, “para entender a Ugarte consideramos fundamental tratar de comprender el impacto de la aparición de Estados Unidos como nueva potencia en el contexto internacional”[3].
       En junio de 1899 Manuel Ugarte, con 24 años, llega por primera vez a Nueva York. Es allí, cuenta él, que nació su concepción anti-imperialista, y resalta su idea que   América Latina es una sola nación. ¿Qué es lo que observa allí el joven Ugarte que aún ignora el imperialismo?.  Encuentra allí un libro donde aparece una frase de un Senador yanqui, Preston que dice en 1838 que “la bandera estrellada flotará sobre toda la América Latina, hasta la Tierra del Fuego”. Ugarte se asombra por la frase, relata: “la sorpresa fue tan grande, que vacilé. Aquello no era posible. Si un hombre de responsabilidad hubiera tenido la fantasía de pronunciar realmente estas palabras – me dije-, nuestros países del Sur se habrían levantado en seguida”[4]. Pero comprueba que la frase es cierta, y que América Latina se había mantenido en silencio. Decide entonces indagar en la cuestión.
Profundizando observa que antes el territorio de EE.UU. era mucho más pequeño, descubre la anexión de gran parte de México. Las trece colonias inglesas tenían 4 millones de hombres que vivían en 1 millón de km2, años más tarde, el territorio alcanza 10 millones km2, y la población 100 millones hombres. Este era el doloroso drama del Continente. Compara esta realidad con la que sucede al Sur del Río Bravo, dando cuenta de la segregación de la América Latina. Lo pone en términos históricos, “Bolívar en el Norte y San Martín en el Sur, habían iniciado vastas conglomeraciones que tendían a hacer de los antiguos virreinatos un conjunto coherente, una nación vigorosa que, por su extensión y su población, hubiera podido aspirar a equilibrar en este siglo el peso de los EE. UU.”[5] Eran 26 millones de km2, con las mayores riquezas, con la misma lengua, religión, costumbres, y los mismos intereses. No obstante “en vez de formar una sola nación, como lo hicieron las colonias anglosajonas que se separaron de Inglaterra, estaban divididas en veinte países diferentes”[6].
Resalta que el sueño de los libertadores del siglo XIX era la Patria Grande, cabe aquí hacer un llamado de atención: no cae Ugarte en el error difundido por la historiografía oficial-liberal del enfrentamiento entre San Martín y Bolívar, reivindica en sus escritos y conferencias a los dos líderes como parte de un mismo proyecto. La lucha actual retoma la senda porque “nos hemos alejado del punto de vista que defendieron los héroes de nuestra emancipación, los cuales entendieron que las antiguas colonias españolas se separaban de España para desarrollar su propio espíritu y  no para caer, con matices de forma y de procedimiento, en la zona de atracción de un neo-colonialismo paradojal,  bajo la influencia de pueblos de carácter antagónico (…) Al margen de la lógica surgieron después veinte repúblicas (…) Ni Bolívar ni San Martín concibieron el imposible de dar a la América Española un gobierno único”.[7]
Analiza Ugarte entonces cómo el Norte de América se había desarrollado industrialmente, con los ferrocarriles de costa a costa, desarrollando pueblos, potenciando las fuerzas productivas, etc., mientas que en el Sur de nuestro continente se habían desarrollados economías de cara a los puertos, con los ferrocarriles en abanico, con la imposibilidad de desarrollar las fuerzas productivas, manteniéndonos en el primitivismo agropecuario. Mientas en el Norte ganaron los industrialistas, en el Sur lo hicieron los adalides del país granja. Esta balcanización es también la que dificulta las respuestas ante el avance del expansionismo yanqui. Ugarte resalta asimismo que la bandera estadounidense flamea en edificios públicos, balcones, vidrieras de locales callejeros, en los diarios, productos farmacéuticos, etc. Anota cómo se busca, a través de los símbolos, el fortalecimiento de la conciencia nacional.
El autor de “El porvenir de América Latina” deja atrás el país del Norte rumbo a México. Mientras viaja al Sur en ferrocarril, piensa… queda asombrado de lo que observó y aprendió esos meses. Estas lecciones serán tomadas por él, no para anhelar al imperio, tampoco para pretender hacer “calco y copia” del modelo yanqui, sino más bien, para enfrentarse al mismo, denunciar la situación del expansionismo, la expoliación, y anudar lazos entre las naciones segregadas para avanzar en la independencia económica, la soberanía política y la justicia social en el único marco posible, el de la Patria Grande. No se deja encandilar por las “luces de la civilización”; ni cae en la dicotomía sarmientina de “civilización y barbarie”. Argumenta al respecto que “los imperialismos han invocado siempre el fin superior de preparar a los pueblos para la civilización, sin abrigar jamás la intención de cumplir ese propósito, sino en la parte que les puede ser útil, convirtiendo al grupo mediatizado en servidor o en auxiliar de su riqueza o su poderío. Creer en el deseo paternal que puede tener un estado de servir desinteresadamente a otro, es negar la filosofía de la historia[8]. Ejemplo de esto bien puede ser la injerencia de los capitales británicos (con la instalación de bancos, ferrocarriles, diarios, etc.), en nuestro país hasta que el peronismo los desarticule. No lo seduce entonces el monroísmo, ni el panamericanismo.
Retomando la huella de José Martí considera la existencia de dos Américas, la que fue colonizada por Inglaterra y es una de las naciones más poderosas del mundo, y la de origen hispano que fue dividida en una veintena de países, así “el continente está dividido en dos porciones distintas, cuyos intereses son inconciliables. Al norte, los que aspiran a unificarlo bajo su bandera; al sur, los que tendrán que levantar su autonomía material y moral por sobre todos los desmayos y todas las disensiones. Son dos mundos rivales y no podemos declinar la responsabilidad de defender lo nuestro”[9].
Ugarte va a condenar el nacionalismo reaccionario de las potencias imperiales, de los países centrales, pero va a ponderar el nacionalismo de las naciones oprimidas que luchan contra el avasallamiento que pretende el imperialismo, el nacionalismo en los países coloniales y/o semi-coloniales. Este nacionalismo rebasa las fronteras de las “patrias chicas”, dice Ugarte: “los mejores patriotas serán los que pospongan los patriotismos locales al patriotismo continental”[10]. Afirma al respecto su biógrafo, Norberto Galasso: “Ugarte insufla marxismo a su nacionalismo latinoamericano, y al mismo tiempo dota de raíces latinoamericanas a su socialismo (…) su nacionalismo (…) resulta una de las expresiones más claras del internacionalismo proletario. Y su socialismo reformista, al centrarse en la cuestión nacional de América Latina balcanizada, asume un contenido revolucionario”.[11] Este latinoamericanismo se expresa como forma de una defensa común ante el avance del imperialismo. Piñeiro Iñíguez confirma esta apreciación, estableciendo que “en su identidad se combinaron, pues, lo nacional –visto en dimensión latinoamericana- con la vocación socialista”[12].
La revolución nacional en los países oprimidos aparece como progresiva en dos sentidos. Uno, termina con la opresión imperialista y la expoliación colonial. Otro que reintroduce la crisis en los países centrales, creando las condiciones para el socialismo allí, agigantando los antagonismos. Vuelto de su viaje por Estado Unidos, decide alertar del peligro de la expansión norteamericana sobre Nuestra América, escribe un artículo titulado justamente “El peligro yanqui”. Apunta Ugarte el papel de las oligarquías locales en alianza al imperialismo, dice: “si el nacionalismo es revolucionario la revolución puede ser nacionalista, sin comprometer ni disminuir la solidaridad mundial (…) El imperialismo encuentra auxiliares en el egoísmo de nuestras oligarquías, las naciones del Sur tendrán que luchar, a la vez, contrala plutocracia norteamericana o inglesa y contra los políticos latinoamericanos, que sirven a los intereses de esa plutocracia”.[13]
Desde el ideario ugartiano se considera un error pensar que la obtención de la independencia política implica la independencia absoluta, ésta no llegará mientras se siga dependiendo indirectamente de quiénes contribuyen a su elaboración. La emancipación debe abarcar la cuestión política, como la económica y cultural. Es una liberación integral.  La unión latinoamericana en su concepción no está destinada solamente a una posición defensiva con respecto al imperialismo yanqui y/o cualquier otro imperialismo, sino que también pretende que esta unidad “permitiese al continente ingresar a la historia moderna como una gran nación, desarrollar su industria, elevar el nivel de vida de sus habitantes y forjar las bases de la cultura nacional”.[14]    
       Ugarte se define neutral en la Primera Guerra Mundial (como también lo hará durante la Segunda), y edita un periódico, La Patria, que mantiene en alto esta bandera. Allí también continúa la lucha que lo mantuvo en pie toda su vida: ver a la América Latina unida, libre de toda injerencia de los imperialismos.  De esta forma va a plantear el mantenimiento de relaciones cada vez más amistosas y estrechas entre los países latinoamericanos, en el sentido de una alianza defensiva y ofensiva, de cooperación mutua en el avance del desarrollo de los países hermanos, y en la defensa del avance del imperialismo. Aparece allí también como fundamental para la liberación nacional la industrialización, ya que “un país que sólo exporta materias primas y recibe del extranjero los productos manufacturados, será siempre un país que se halla en una etapa intermedia de su evolución”.[15] En este sentido, coincidimos con Liliana Barela quien argumenta que Ugarte fue “partidario de la explotación de los recursos naturales y del florecimiento de las industrias, comprendió que la única posibilidad de lograrlo era formando un mercado interamericano que estimulara ese desarrollo”[16].
Fustiga en las páginas del periódico el papel cumplido por los ferrocarriles bajo influjo británico en nuestro país que nos mantiene en la condición semi-colonial, trabando nuestro desarrollo industrial. En ese mismo sentido escribe por los años 30’s que “después de la independencia, nuestra organización económica siguió siendo colonial, colonial de este o de aquel país, pero siempre orientada hacia el mar (…) Es el estado el que tiene que coordinar la producción, la riqueza y el trabajo (…) no hay reforma social sin un plan nacional que la soporte”.[17] Según Ugarte la emancipación fue incompleta, nuestros países crecieron a la sombra de fuerzas interesadas en retardar su desarrollo, especialmente EE.UU. e Inglaterra.
Los últimos años hemos avanzado a paso firme en el proyecto de la patria grande. Siguiendo a Ugarte, ahora sí, “ha llegado la hora de realizar la segunda independencia. Nuestra América debe cesar de ser rica para los demás y pobre para sí misma”.[18]  Reivindicando su figura que recorriera a través de los años (y siempre que lo dejaran), los países latinoamericanos dando conferencias, escribiendo artículos, más de 40 libros (de los cuales ninguno –en vida de Ugarte- fue editado en Buenos Aires), se entrevistara e intercambiara correspondencia con Ministros, Presidentes, personalidades del mundo político, intelectual y literario, etc., y que ya cansada, luego de cumplir con la tarea de la hora de votar por la re-elección de Juan Domingo Perón (durante cuyo gobierno revistó como Embajador), pareció cansarse y como Simón Bolívar sintió quizás que había arado en el mar, poniendo fin (en forma voluntaria) a su vida, no obstante lo cual nos legó un conjunto de herramientas para pensar e intervenir en la realidad actual, así: “el porvenir depende de nosotros (…) la salvación integral de América Latina, será obra de nuestra perseverancia, de nuestro desinterés o no será”[19]    


[1] Barrios, Miguel Ángel. (2007). El latinoamericanismo en el pensamiento político de Manuel Ugarte. Buenos Aires: Biblos, páginas 37-38.
[2]  En 1913, La Vanguardia publica nota en la cual dice que Colombia entrará en las naciones prósperas y civilizadas, y que Panamá contribuirá para ello. Ugarte refuta la idea, porque Colombia es civilizada, y porque Panamá es independiente por acción del imperialismo yanqui. Este hecho, sumado a que Ugarte propugna un socialismo nacional  le valdrán la expulsión del Partido Socialista. En agosto del ‘35, Ugarte vuelve a integrarse al Partido Socialista. Pero la relación es tensa y dura poco. Ante unas críticas de Ugarte a la conducción partidaria, es expulsado nuevamente. La disidencia fundamental sigue siendo el socialismo nacional. Ugarte considera que en una semi-colonia (como la Argentina), el socialismo debe apoyar los programas nacional-democráticos para lograr la liberación del coloniaje y la unificación nacional. Los objetivos nacional-democráticos son: independencia nacional, soberanía popular, justicia social, desarrollo de las fuerzas productivas Así se abre el camino al socialismo. de lo contrario no teniendo en cuenta la cuestión nacional, se pacta con la oligarquía y traiciona al pueblo. Para mayor  detalle de la disputa véase la biografía: Galasso, Norberto. (2001). Manuel Ugarte y la lucha por la unidad latinoamericana. Buenos Aires: Corregidor. Ugarte había dado a conocer públicamente su adhesión al socialismo por primera vez con una conferencia de prensa publicada en un libelo publicado un año más tarde: Ugarte, Manuel. (1904). Las ideas del siglo. Buenos Aires: Centro Socialista.
[3] Barrios, Miguel Ángel. (2007). Op. Cit., página 44.
[4] Ugarte, Manuel. (1923). El destino de un Continente. Madrid: Mundo Latino, páginas 7-8.
[5] Ibídem, página 12
[6] Ibídem
[7] Ugarte, Manuel. (1922). Mi campaña hispanoamericana. Barcelona: Cervantes, páginas 3-4.
[8] Ibídem, página 186.
[9] Ugarte, Manuel. (1953). El porvenir de América Latina. Buenos Aires: Indoamérica, página 77.
[10] Ibídem, página 117.
[11] Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit., página 73.
[12] Piñeiro Iñíguez, Carlos. (2006). Manuel Ugarte: el profeta de la Patria Grande. En Pensadores Latinoamericanos del siglo XX. Buenos Aires: Siglo XXI (Editora Iberoamericana), páginas 127-128.
[13] Ugarte, Manuel. (s.f.). El dolor de escribir (confidencias y recuerdos). Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes, página 129.
[14] Ramos, Jorge Abelardo. (1961). Manuel Ugarte y la revolución latinoamericana. Buenos Aires: Coyoacán, página 25.
[15] La Patria 24/11/15. Año 1, Nº 1. Reproducido en Ugarte, Manuel. (2010). La Patria Grande. Buenos Aires: Capital Intelectual, página 156. Si bien Manuel Ugarte dedicó la mayor parte de sus esfuerzos a la denuncia del imperialismo yanqui, que justamente por esos años no tenía la injerencia que tendrá posteriormente en nuestro país, siendo FORJA y Scalabrini Ortíz fundamentalmente los “descubridores” del imperialismo británico en Argentina con una denuncia integral, desde un punto de vista popular, democrático y latinoamericano, Ugarte en las páginas de La Patria denuncia fuertemente el accionar del imperialismo británico, constituyéndose en uno de los antecedentes e influencias de los análisis posteriores.
[16] Barela, Liliana. (1999). Vigencia del pensamiento de Manuel Ugarte. Buenos Aires: Mercosur Cultural, página 59.
[17]  Ugarte, Manuel. La hora de la izquierda. 6-9-1931. Citado en Galasso, Norberto. (2001). Op. Cit., página 398.
[18] Ugarte, Manuel. (1961). La reconstrucción de Hispanoamérica. Buenos Aires: Coyoacán, página 74.
[19] Ugarte, Manuel. (1953).Op. Cit., página 113.








Bibliografía

ü     Barela, Liliana. (1999). Vigencia del pensamiento de Manuel Ugarte. Buenos Aires: Mercosur Cultural.

ü     Barrios, Miguel Ángel. (2007). El latinoamericanismo en el pensamiento político de Manuel Ugarte. Buenos Aires: Biblos.

ü     (1999). El epistolario de Manuel Ugarte. Buenos Aires: Archivo General de la Nación.

ü     Galasso, Norberto. (2001). Manuel Ugarte y la lucha por la unidad latinoamericana. Buenos Aires: Corregidor.                                                                             
               
ü     Piñeiro Iñíguez, Carlos. (2006). Manuel Ugarte: el profeta de la Patria Grande. En Pensadores Latinoamericanos del siglo XX. Buenos Aires: Siglo XXI (Editora Iberoamericana).              

ü     Ramos, Jorge Abelardo. (1961). Manuel Ugarte y la revolución latinoamericana. Buenos Aires: Coyoacán.

ü     Ugarte, Manuel. (1922). Mi campaña hispanoamericana. Barcelona: Cervantes.

ü     Ugarte, Manuel. (1923). El destino de un Continente. Madrid: Mundo Latino.

ü     Ugarte, Manuel. (1953). El porvenir de América Latina. Buenos Aires: Indoamérica.

ü     Ugarte, Manuel. (1961). La reconstrucción de Hispanoamérica. Buenos Aires: Coyoacán

ü     Ugarte, Manuel. (2010). La Patria Grande. Buenos Aires: Capital Intelectual.

ü     Ugarte, Manuel. (s.f.). El dolor de escribir (confidencias y recuerdos). Buenos Aires: Fondo Nacional de las Artes.

lunes, 24 de febrero de 2014

Esa particular idea de democracia del imperio


Por Jorge Muracciole

La historia del intervencionismo de los EE UU como gendarme del mundo es trágicamente conocida. Pero en el llamado "patio trasero" del imperio, al sur del río Bravo, es larga la lista de intervenciones del paladín de la democracia. Si tan sólo se hiciera una apretada síntesis desde la mitad de la segunda década del siglo XX, se entendería en parte esa particular concepción demócrática del gendarme imperial.
En 1925, tropas del Ejército estadounidense ocupan la Ciudad de Panamá para acabar con una huelga y mantener el orden. En 1926, Estados Unidos decide crear en Nicaragua la Guardia Nacional; en el mismo país, en 1927, un capitán de los marines yanquis conmina a Sandino para que se rinda. Mueren 300 nicaragüenses por las bombas y ametralladoras yanquis. Ocupados en el devenir de la Segunda Guerra Mundial retorna en su accionar intervencionista en 1954,  cuando la CIA orquesta el derrocamiento del gobierno democráticamente electo de Jacobo Árbenz en Guatemala.
En 1930, en República Dominicana, comienza la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, un militar surgido de la Guardia Nacional, fomentada y entrenada por Estados Unidos. En 1933, EE UU abandona Nicaragua y deja el control del país a Anastasio Somoza y su Guardia Nacional. En 1934, es asesinado en Nicaragua César Augusto Sandino, quien había depuesto las armas. El asesinato fue ordenado por Somoza, con la complicidad del embajador norteamericano Arthur Bliss Lane. En 1941, en Panamá, es depuesto el presidente Arias por un golpe militar liderado por Ricardo Adolfo de la Guardia, quien primero consultó su plan con el embajador de los Estados Unidos. En 1946, Estados Unidos abre en Panamá la tristemente célebre Escuela de las Américas, para la formación de los militares del hemisferio. Allí se formaron los principales protagonistas de las dictaduras militares de Brasil, la Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia y otros países. En 1947, Estados Unidos comienza a imponer paulatinamente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
En 1952, en Cuba, con la anuencia y agrado del gobierno de los Estados Unidos, el general Fulgencio Batista produce el derrocamiento de Carlos Prío Socarrás e inaugura una sangrienta tiranía. Nueve años después, en 1961, fuerzas mercenarias reclutadas, organizadas, financiadas y dirigidas por los EE UU invaden Cuba por Bahía de Cochinos (Playa Girón). En el mismo año la CIA  apoya un golpe de Estado contra el presidente electo de Ecuador J. M. Velazco Ibarra, quien se había demostrado demasiado amistoso con Cuba.
En 1964, el presidente de Brasil Joao Goulart, quien se proponía llevar a cabo una reforma agraria y nacionalizar el petróleo, es víctima de un golpe de Estado apoyado y promovido por los Estados Unidos. Un año más tarde, en 1965, Estados Unidos envía miles de efectivos a República Dominicana para reprimir un movimiento que intentaba restaurar en el poder al anteriormente derrocado presidente electo Juan Bosch.
En 1973, los militares toman el poder en Uruguay, apoyados por Estados Unidos. La subsiguiente represión alcanzaría elevadísimas cifras de población encarcelada por razones políticas. En el mismo año, un golpe de Estado instigado y organizado por los Estados Unidos derroca al gobierno electo del presidente Salvador Allende en Chile, y se instala en el poder el general Augusto Pinochet, quien encabeza una cruenta y larga tiranía.
En 1976 asume la dictadura cívico-militar en la Argentina y se implementa el terrorismo de Estado. Años después, se desclasificaron en Estados Unidos casi 5000 documentos secretos que revelaron la estrecha colaboración y el apoyo otorgado desde los más altos niveles del poder en Washington a los militares argentinos, responsables de la muerte de al menos 30 mil compatriotas.
En 1980, Estados Unidos incrementa la asistencia masiva a los militares de El Salvador que se enfrentan a las guerrillas del FMLN. Los escuadrones de la muerte proliferan; el arzobispo Romero es asesinado por terroristas de derecha; 35 mil civiles son muertos entre 1978 y 1981. En 1981, la administración Reagan inicia la guerra de los "contra" para destruir el gobierno sandinista en Nicaragua. Dos años después, en 1983, se produce la invasión de 5000 infantes de marina de Estados Unidos a la pequeña isla caribeña de Granada. Las tropas yanquis entraron poco después de que una conspiración había sacado del poder a Maurice Bishop, un líder antiimperialista. En 1989, EE UU invade Panamá para arrestar a quien fuera su protegido, Manuel Noriega. La operación dejó no menos de 3000 bajas civiles.
 En el 2000, Estados Unidos lanza el Plan Colombia, un programa de ayuda masiva civil y militar a un país que quizás tenga el peor récord de Derechos Humanos en el hemisferio. El financiamiento de los Estados Unidos para este plan es de 1300 millones de dólares, de los cuales el 83% está destinado al gasto militar. En 2002, EE UU apoyó y financió a los elementos que organizaron el fallido golpe de Estado del 11 de abril en Venezuela.
Pese a este frondoso prontuario de intervencionismo imperial, el presidente de los EE UU declara, muy suelto de cuerpo, su preocupación por la violencia en Venezuela. Paradójicamente, el gobierno que ha invertido 5 millones de dólares en apoyo a la oposición política tan sólo en el último año (según la investigación periodística de un periódico británico), intenta dar cátedra de democracia a los gobiernos de la región. Con sus aliados internos que haciendo caso omiso del triunfo electoral del chavismo hace tan sólo 75 días en las elecciones municipales, han decidido ganar la calle. La oposición al chavismo, que ha sido derrotada en más de una docena de procesos electorales, ha decidido victimizarse en una escalada de violencia callejera que derivó, hasta hoy, en cinco muertos, estrategia que es utilizada por la prensa hegemónica a escala planetaria para crear las condiciones para presiones externas de mayor magnitud.
 Razones geopolíticas no le faltan al gendarme mundial para intervenir directa o indirectamente al genuino proceso de la Revolución Bolivariana, casualmente en el país que posee los mayores yacimientos de petróleo del planeta, y que se ha constituido en un ejemplo para el resto de la región. Para lograr sus objetivos desestabilizadores, EE UU no ahorrará en estratagemas de todo tipo para destruir el proceso de unidad del subcontinente latinoamericano. Se avecinan tiempos difíciles cuando el gobierno de los EE UU intenta dar recetas "democráticas" más allá del río Bravo.
Fuente:Tiempo Argentino

jueves, 20 de febrero de 2014

Empresarios y gremios industriales cerraron filas en apoyo al modelo

Durante un acto promovido por ADIMRA y la UOM, se firmó un documento en el que se apuntó contra la especulación financiera y se destacó el crecimiento de la industria y del empleo. También hubo reproches a la oposición política.


El gobierno recibió un fuerte gesto de respaldo por parte de empresarios y sindicatos ligados a la actividad industrial, los que se dieron cita ayer por la tarde en un hotel del centro porteño para firmar un documento en "defensa del modelo económico y los puestos de trabajo", según coincidieron algunos de sus principales promotores.
El evento, que contó con la participación de integrantes del Gabinete nacional, fue dinamizado por la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) conjuntamente con algunos de los gremios industriales más importantes, entre ellos los metalúrgicos de la UOM y la construcción.
"Este es un proceso que puede tener dificultades, pero es el que permitió sobrevivir a la crisis de 2001 y hacer un país en el que se queden todos", señaló Juan Carlos Lascurain, vicepresidente de ADIMRA, durante su exposición en representación de los empresarios. El dirigente, que también forma parte del comité ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA), fustigó las políticas económicas implementadas en los noventa, recordó una reunión donde el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, le exigió a un representante de la industria del juguete "que se dedique a otra cosa" y llamó a defender la actual política económica frente a las maniobras especulativas de los "pescadores a río revuelto".
También criticó a sectores de la dirigencia opositora que "dicen defender la institucionalidad pero que proponen medidas como para que no exista esa institucionalidad".
Entre los representantes del gobierno estuvieron el ministro de Planificación, Julio De Vido; la titular de la cartera industrial, Débora Giorgi, y el de Trabajo, Carlos Tomada. También asistió el diputado del Frente para la Victoria Héctor Recalde, en tanto que el gobierno bonaerense que conduce Daniel Scioli estuvo representado por la titular del palacio de Hacienda, Silvina Batakis.
Por su parte, entre los empresarios participaron el titular de ADIMRA Gerardo Venutolo; por la Cámara de la Industria del Juguete; Matías Furios; por la Cámara Argentina de la Construcción (CAC), Gustavo Weiss; la Cámara de la Industria del Calzado (CIC), Alberto Sellaro; la Fundación Protejer, Marco Meloni; el titular de la Unión Industrial bonaerense (UIPBA), Osvaldo Rial; y el titular de la CGERA, Marcelo Fernández, entre otros.
La Unión Industrial Argentina (UIA), una entidad gremial-empresaria cruzada históricamente por disputas políticas, también puso a algunos de sus hombres en el encuentro de ayer. "Me pareció perfecta la convocatoria, hay que apoyar las pautas del documento que se emitió, lo vamos a llevar a las entidades para que lo suscriban", dijo a Tiempo Argentino Guillermo Moretti, vicepresidente de la Federación de Industriales de Santa Fe y hombre de peso en la UIA. El empresario químico agregó además que "lo lógico es que banquemos un modelo industrial que nos conviene a todos. Dígame que presidente habló del valor agregado como lo hizo Cristina. Yo, desde Juan Perón, no recuerdo a nadie que haya entendido qué quiere decir."
De la misma línea interna de la entidad que conduce Héctor Méndez, participaron ayer del encuentro Carlos Garrera, de la UIA de Santa Fe y vocal de la conducción nacional; y Miguel Saiegh, de las pymes y también vocal de los industriales. Esta posición negociadora de la UIA se completará el próximo miércoles, cuando en la sede de Avenida de Mayo la entidad reciba al pleno de los gremios industriales, y luego a la CGT.
En tanto, los representantes gremiales firmantes fueron el titular de la CGT y de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló; de la Unión Obrera de la Construcción (UOCRA), Gerardo Martínez; del Sindicato de Mecánicos (SMATA), Ricardo Pignanelli; de la Asociación Obrera Textil (AOT), Jorge Lobais y Rodolfo Daer (Alimentación), entre otros dirigentes.
El documento en cuestión (ver recuadro aparte) reconoce dificultades coyunturales pero manifiesta la necesidad de continuar con el rumbo iniciado hace una década, con impulso a la innovación e inversión, entre otros puntos. Casualidad o no tanto, el encuentro de los empresarios y sindicalistas cercanos al oficialismo tuvo lugar en la jornada previa al cónclave que mantendrán hoy en la Rural de Palermo, sectores empresarios nucleados en el "Foro de Convergencia", de neto corte opositor e integrado por la Sociedad Rural, la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) y la Mesa de Enlace, entre otras organizaciones y cámaras empresariales.
"Era el momento oportuno para lanzarlo (por el documento), creo que los que coincidimos con este modelo y lo defendemos tenemos que estar más unidos que nunca para que se siga profundizando porque es el destino de la producción, el destino del trabajo, sino avanzamos en este sentido hay otros grupos que son los del 'que se vayan todos', grupos con intereses liberales que están llevando a una posición de que 'está todo mal' y no es así", señaló a este diario Osvaldo Rial, de la UIPBA. "Hoy tenemos la industria activa, con una desocupación por debajo del 7 % y con una posibilidad a futuro que yo creo que es importante", agregó el empresario bonaerense.
Por su parte, el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez, hizo un repaso por la recuperación de los puestos de trabajo durante los últimos años, dijo que la industria local "vuelve a tener un papel preponderante como en la década del cincuenta", y anticipó que durante las futuras negociaciones salariales se buscará "defender el poder adquisitivo del salario y mantener el nivel de actividad económica". El jefe de los albañiles resaltó también "la vocación del sector empresarial y sindical en defender un modelo y sus políticas de Estado de reconstrucción del tejido productivo, el desarrollo del mercado interno, a partir de una visión estratégica a largo plazo en el que la industria juega papel preponderante".
Al referirse a la firma del documento, el titular de la CGT, Antonio Caló, explicó a Tiempo Argentino que fue una iniciativa elaborada en forma conjunta por empresarios y trabajadores. "Nosotros estamos demostrando, a mi modesto entender que los trabajadores y empresarios estamos apostando a este modelo industrial y lo vamos a defender. Al menos los que firmamos hoy acá, que somos más de un millón de trabajadores, que no es poco", indicó el dirigente metalúrgico. «
 
 
Contra la especulación financiera 
Titulado “El Trabajo y la Industria frente a los problemas actuales y el futuro de la economía nacional”, el documento rubricado ayer por empresarios y sindicalistas señala que la economía está operando en condiciones de "alta ocupación de la capacidad productiva y de mano de obra, que el consumo continúa creciendo y motorizando a la misma". También se refiere a la presión cambiaria registrada en enero, al indicar que "los escenarios económicos donde pueden generarse incertidumbre acerca de disponibilidad de divisas, expectativas de movimiento de precios o de fuga de capitales, es la meta buscada y deseada por aquellos cuya actividad no es la producción o la industria". Tras destacar  el proceso de integración de las cadenas productivas, el documento aseveró que “hoy es el momento histórico para continuar apoyando a la industria, la actividad primaria y el empleo, que tantas veces fueron postergados en la Argentina por la inestabilidad institucional, el sometimiento a la especulación financiera y la cultura rentística que nos llevaron a la reprimarización del sistema económico". 
 
 
Nivel de actividad "estable"
En diálogo con Tiempo Argentino, el titular de ADIMRA, Gerardo Venutolo, se refirió al escenario actual en que se desarrolla el sector metalúrgico. En este sentido, el empresario indicó que el nivel de actividad es "estable", si bien hay casos puntuales de bajas como por ejemplo en el autopartismo de Córdoba, como consecuencia de una disminución de la demanda proveniente de Brasil. "Nadie dice que no hay que resolver inconvenientes que van apareciendo.  Lo que sí es cierto es que en potenciar una política industrial para el desarrollo está la solución. No en el ajuste hacia abajo", agregó el industrial.
 
 
En la CNV
Encuentro
Alejandro Vanoli recibió a representantes de diferentes sectores para debatir el programa.
 
 
Opositora
Cumbre
Empresarios y sindicalistas opositores se reunirán hoy en la Sociedad Rural de Palermo. Se espera la participación de la Mesa de Enlace, AEA y AMCHAM.
 
 
"Trabajadores y empresarios estamos demostrando que apostamos a este modelo y lo vamos a defender."
Antonio Caló
Secretario general de la CGT y titular de la UOM.
 
 
"Hay grupos económicos que te están llevando a una posición de que está todo mal cuando la realidad muestra que no es así."
Osvaldo Rial
Titular de la UIPBA.
Fuente: Tiempo Argentino

miércoles, 12 de febrero de 2014

Salarios, inflación y ¡el cono del silencio!

Por Artemio Lopez

Ciertos discursos mediáticos y de referentes de la oposición repiten una y otra vez que el aumento de salarios genera inflación, y que así ha sido siempre. En esta columna, un recorrido histórico por el vínculo entre salarios e inflación que demuestra cómo esa relación depende más de las condiciones de organización social y política que de las condiciones económicas.





¡El aumento de salarios genera inflación!  Como vimos en el reciente informe de Goldman Sachs, y repiten sin piedad cotidianamente los gurúes, esta parece ser una verdad revelada: la recomposición del poder adquisitivo del salario está en la base del proceso inflacionario pasado y actual.

Sin embargo, observemos esta afirmación de sentido común neoliberal, en perspectiva. Como se observa en el gráfico de apertura extraído del estudio El empleo y los ingresos en debate ¿Dónde estamos parados?, de Javier Lindenboim, septiembre de 2009, en los 35 años que van desde 1975 a 2010, analizando la distribución primaria, el salario real perdió en promedio 15 puntos de su participación en el PBI, como lo muestra su tendencia declinante en el gráfico de apertura.

En ese mismo lapso se materializaron dos híper en 1989 y 1990, y altísimos niveles inflacionarios antes de ellas, tal como lo expresa el gráfico de apertura .

Con la notable suba en el precio fundamentalmente de alimentos y bebidas en los últimos seis meses, el vínculo entre salarios e inflación está hoy a la orden del día en el país, una vez más.

En líneas generales, reiteramos, se escucha afirmar a un ejército de especialistas que mayores niveles salariales suponen presiones inflacionarias, aunque, aclaran, esto se produce sólo en ciertas condiciones económicas que lamentablemente, ¡ay!, siempre son las actualmente existentes.De aquí a recomendar congelar salarios (estos salarios) faltan diez minutos.

Así las cosas y más allá de qué tipo de relación guardan los salarios con el nivel inflacionario, lo que esta columna intentará poner en discusión es que tal vínculo exista de manera independiente, ya no tanto de las condiciones económicas en general, cosa que no discute nadie que pueda analizar en perspectiva lo sucedido en el país, sino de las condiciones políticas y de organización social de cada etapa histórica específica.
"Se escucha afirmar a un ejército de especialistas que mayores niveles salariales suponen presiones inflacionarias, aunque, aclaran, esto se produce sólo en ciertas condiciones económicas que lamentablemente, ¡ay!, siempre son las actualmente existentes.De aquí a recomendar congelar salarios (estos salarios) faltan diez minutos."

Según lo muestran los estudios del CEPED de la UBA, los picos de participación de los trabajadores sobre el PBI se dan en la primera y segunda presidencia justicialista. En el año 1950 los asalariados participaban con el 46,48%, en 1951 con el 43,60%, en 1952 el 46,62%, en 1953 con el 46,35%.

Ya en 1954 con el 47,92% se modela el pico de mayor participación histórica de los trabajadores sobre el PBI. Cierra el gobierno justicialista el año 1955 con una participación asalariada del 45,05%, para comenzar a caer tras la instalación de la dictadura militar que derroca al gobierno de Perón y ya en 1956 la participación de los asalariados sobre el PBI baja al 42,14% con niveles inflacionarios similares a la etapa final del justicialismo inaugural.

La caída salarial sigue como tendencia independientemente de los niveles inflacionarios hasta el año 1973, con la tercera presidencia justicialista donde nuevamente trepa al 42,96%, en el año 1974 pasa al 44,71% , en 1975 al 43,39% con apenas 12% de informalidad y una inflación acumulada anual superior al 300% vía el denominado "rodrigazo".

Sin embargo, la catástrofe distributiva que supuso la última dictadura se dio con niveles anuales de inflación mucho menores que el nivel anual de la última fase del tercer gobierno justicialista, para tomar un valor de referencia, niveles inflacionarios anualizados en el orden del 87% para el año 1980, para ubicarnos temporalmente en el centro del proceso dictatorial. Obsérvese que en el año 1976 la participación de los trabajadores sobre el PBI cae 17 puntos en sólo un año para ubicarse en 27,86% del PBI, su mínimo histórico.

Esta baja tasa de participación asalariada no variará significativamente durante el proceso dictatorial que combinó ciertamente altos estándares inflacionarios - pero aún así muy por debajo de los registrados en la fase final justicialista - con la clausura de la actividad sindical y el desconocimiento de las convenciones colectivas , transformados entonces en esta coyuntura específica en los verdaderos motores del desmoronamiento del salario real, mucho más que la pauta inflacionaria.

La recuperación democrática en materia distributiva fue en general un enorme fracaso que muestra la consolidación del perfil de participación asalariada sobre el PBI típica de la última dictadura. Sin embargo el gobierno radical encabezado por Raúl Alfonsín, culmina en una profunda crisis híperinflacionaria con niveles de más del 4.000% acumulado anual, pero una participación de los trabajadores sobre el PBI en orden al 30%, levemente superior al promedio dictatorial con niveles anuales de inflación cincuenta veces menores.

Más adelante, y superada la segunda ola hiperinflacionaria, durante el primer tramo del gobierno menemista, en particular el primer período convertible, se marca otra alza en la participación asalariada sobre el PBI alcanzando el 44,7% en el año 1993 , en esta vez con muy bajos niveles de inflación anual menores al 2%. La mega crisis desatada en 2001 y desarrollada en el año 2002, termina con una tasa de participación de los asalariados sobre el PBI del 36,4% y con 40% de inflación anual.

A partir de la recuperación de 2003, la tasa de participación asalariada inicia un ciclo de crecimiento hasta alcanzar en el año 2005 el 38,6% , con niveles inflacionarios anuales del orden del 10% y hoy la distribución funcional del ingreso muestra una participación superior al 45% con inflación de 22% anual en 2013.

La conclusión que resulta de este análisis que hay que profundizar, es que la participación asalariada respecto al PBI - y luego el nivel de los salarios- , se desmorona como tendencia en los últimos treinta años con relativa autonomía de los ciclos inflacionarios.

En efecto, se observan picos de alta participación salarial sobre el PBI con niveles altos de inflación y contrario sensu, caídas muy importantes con niveles medios o bajos de inflación, e incluso en medio de la híper, la participación de los asalariados es levemente mejor que durante la dictadura, por caso en el año 1980, con niveles de inflación anual mucho menores que los del año 1989.

Pareciera entonces que con respecto a las variaciones en la participación de los asalariados sobre el PBI y el nivel salarial, el vínculo tiene su dominante instalada en el formato político y el nivel de organización social y sindical que este produce y reproduce, que en los niveles inflacionarios coyunturales.

En otras palabras, el nivel salarial medido por la participación de los asalariados sobre el PBI responde más a la modalidad de administrar el conflicto social que a los niveles inflacionarios que aparecen más como consecuencia de la puja distributiva y el formato de gestión que asuma esta disputa en cada etapa.

Obviamente nadie desconoce el impacto negativo que en coyunturas acotadas induce el impacto inflacionario sobre los asalariados, pero darle centralidad absoluta en el análisis a la hora de explicar la evolución salarial, es una reducción indebida y probablemente un sesgo ideológico conservador que aparece en el discurso dominante bajo la modalidad espontánea de una mera constatación empírica o saber técnico y como tal "objetivo".

Los formatos de gestión de gobierno, el nivel de desempleo, el volumen y formato del reclamo sindical, la organización y lucha de los trabajadores son en nuestra perspectiva algunas de las variables (más) implicadas en la recomposición o caída del poder adquisitivo del salario que, como vimos, es relativamente autónomo del nivel inflacionario coyuntural.

La relación salarios-inflación resulta entonces una problemática compleja irreductible a las trampas atrapa bobos del discursete neoliberal. Igual todo bien con los gurúes que defienden su moneda y la de sus empleadores, asco dio, da y dará la izquierda que repite estas huevadas en nombre del proletariado. ¡Guácala!

Finalmente diremos que a modo de señalamiento teórico, la problemática de la relación salarios-inflación puede ser pensada bajo la teoría de los campos de Bordieu* bastante mejor que bajo el régimen de des-conocimiento que impone el verso de la presión de demanda de los compañeros Broda y Tumini y sus bandas de corazones no tan solitarios. Ojo hablamos del mismísimo  Michelángelo que, aunque tres lustros después de advertírnoslo, va camino a otro exitazo predictivo, cuando el dólar llegue a 10 mangos.

En fin, un momento Jefe, ¿el precio del dólar es misión secreta no? ¿No sería mejor activar el cono del silencio?  Jaaaaaaime...
Fuente: Telam
________________________________________________________________________

*En el sistema de pensamiento sociológico de Pierre Bourdieu, un campo es un espacio social de acción y de influencia en el que confluyen relaciones sociales determinadas y en este sentido definimos la autonomía relativa que vincula salarios e inflación . Dice Bordieu: “Cada campo goza de una autonomía relativa que está en relación con la complejidad y el grado de desarrollo del mismo. Supone entonces considerar y definir intereses específicos que se constituyen en principios de estructuración de las prácticas de los diversos agentes comprometidos en la lucha y por lo mismo en principios de comprensión y explicación de las prácticas sociales. El grado de autonomía de cada campo está en relación con su peso específico en ese contexto de interdependencia. Por eso decimos que las leyes de funcionamiento propias del campo actúan mediatizando la influencia de los demás campos.”

lunes, 10 de febrero de 2014

El huevo de la serpiente:TEMAS DE DEBATE LOS EFECTOS DE UNA HISTORICA ESTRUCTURA PRODUCTIVA DESEQUILIBRADA


Producción: Tomás Lukin

Las señales del mercado

Por Norberto E. Crovetto *
La formación de la economía argentina desde nuestra independencia se hizo al calor del mercado global armado por Inglaterra. Esa primera globalización nos ubica, por la extraordinaria productividad del campo, como proveedores de carne y granos. La provisión de materias primas y alimentos baratos es crucial para el desarrollo industrial de los países centrales. Producimos más barato las carnes y los granos que en los países centrales, luego resulta más barato intercambiarlas por manufacturas importadas que producirlas internamente. Se impone políticamente una organización económica cuyas señales ordenan la economía en base a los principios de las ventajas comparativas, siendo nuestro rol el ser “granero del mundo”. Las señales de mercado son instituidas orientando la actividad económica en cumplimiento de la división internacional del trabajo.
Desafortunadamente, la economía no suele mantener en el tiempo su equilibrio y las señales del mercado pierden fuerza en su carácter primordial de orientación y coordinación; producto de las crisis y guerras mundiales el país se industrializa. Una vez resueltos los desequilibrios y reencauzada la actividad económica mundial y bajo un nuevo dominio político (el ascenso de EE.UU. en lugar de la Gran Bretaña), se reordenan los mercados y sus señales. Nuevamente se impone el rol de ser el “granero del mundo”, pero ahora en conflicto con el proceso de industrialización, generándose una economía que Diamand ha denominado Estructura Productiva Desequilibrada (EPD), por la cual coexisten productividades relativas entre los sectores industrial y primario diferentes de las internacionales. La mejor productividad del campo que la internacional resulta en un producto industrial relativamente más caro que el de nivel internacional. O de otra manera, gracias a un costo menor en los países centrales del producto industrial dado por la importación de alimentos, aquél resulta relativamente más barato que el producido en nuestras tierras.
Estas han sido, en apretada síntesis, las causas de los ciclos y estancamiento de la economía argentina. Las recurrentes crisis del sector externo (devaluaciones y fuga de capitales) son su manifestación más visible, que, como el iceberg, tiene una cara oculta en la construcción histórica de un tipo de estructura productiva particular (EPD), y que se comparte con los países de herencia colonial con pocas excepciones. Gran parte del endeudamiento externo, hoy sustancialmente resuelto, tuvo su origen en ese mecanismo. En el contexto actual, volver a endeudarse con libertad absoluta del egreso de divisas es aumentar los niveles de “fuga de capitales”.
Se pueden aplicar políticas desde la demanda, pero ellas encuentran un límite en la creciente importación sin su correlato en las exportaciones industriales. La mejora en la distribución del ingreso con señales de mercado “viejas” conduce al callejón de la crisis del sector externo. El problema central de la restricción externa se dramatiza en la inflación y puja distributiva; tampoco se resuelve sin conducir las señales de mercado en la dirección deseada. La construcción del mercado tuvo que ser planificada (Polanyi).
Si se observa la evolución histórica de muchos de los países industrializados, de los viejos (Alemania, Italia) y de los nuevos (los asiáticos) se rescata el hecho de que todos han provocado cambios modificando desde la política los mercados y sus señales, de modo que se orienten y coordinen en la dirección de resolver y remover los obstáculos para el desarrollo.
¿Cuáles son las condiciones para modificar las señales de mercado a favor de un crecimiento industrial e inclusivo? En primer lugar la fortaleza macroeconómica, cuya piedra angular es el equilibrio a largo plazo de la balanza comercial. Por lo tanto, los ingresos de divisas por bienes y servicios reales y los egresos por importaciones y servicios reales y financieros deben tener un tratamiento en lo más alto de la política económica, tanto desde el punto de vista de la multiplicidad del tipo de cambio como de los acuerdos sectoriales, de modo que la tendencia natural a importar se equilibre con exportaciones industriales crecientes. No se trata en este caso de compensar con exportaciones “agropecuarias”, pues en ese caso “no aumenta” sino que sustituye un exportador por otro. También la política fiscal debería tener como uno de sus principales objetivos —aunque no el único— el apoyo al equilibrio del sector externo, en la inversión pública, en los subsidios a los procesos industriales y el desarrollo tecnológico. En la política industrial, el desafío mayor, dada la fragmentación productiva global, pasa por sustituir exportando. Este crecimiento tiene que ser inclusivo. Es la condición para alcanzar una capacidad de decisión política propia. Difícilmente se alcance tal poder con un pueblo empobrecido: la miseria no suele ser buena consejera para la salud económica y social de los países.
* Facultad de Ciencias Económicas, UBA.

Más intervención estatal

Por Martín Harracá y Pablo Wahren *
Los últimos acontecimientos en materia económica han puesto en el tapete una discusión muy necesaria: el rol de los principales grupos económicos en la vida política y económica del país. El Gobierno denunció en diversas ocasiones a aquellos sectores que mediante su comportamiento han fomentado, en el frente externo, la caída de reservas y en el interno, una aceleración de la inflación. Sin embargo, las políticas actuales suponen concesiones a los principales sectores de poder económico.
Los exportadores de granos se han negado a liquidar su cosecha, motivando la caída de reservas, pero también es cierto que el Gobierno convalidó la devaluación. De esta manera, quien acaparó ganó, al poder vender en la actualidad la cosecha a 8 pesos por dólar. Mientras los exportadores amasan mayores fortunas, la devaluación se traslada a precios y erosiona el poder adquisitivo de los salarios, ya sea por mayores costos importados o por la acción especulativa de empresarios con poder de mercado que han aprovechado para subir sus precios a pesar de que sus insumos sean locales. Otro tanto ocurre con los bancos que han contribuido a la incertidumbre cambiaria mediante su accionar en el mercado paralelo y hoy se les ofrece la oportunidad de seguir aumentando sus ganancias a través de la política de incrementos en la tasa de interés.
Así, medidas compensatorias como el plan Progresar, con lo necesarias y progresivas que puedan llegar a ser, quedan opacadas frente a las consecuencias distributivas de la devaluación, y tampoco aportan a evitar las causas que las hicieron necesarias. Si hacemos un ejercicio muy simple, y suponemos que se va a exportar en dólares exactamente lo mismo que en 2013, sólo la devaluación del mes de enero ya implica una transferencia a los exportadores de más de 100.000 millones de pesos. La cifra es equivalente al monto destinado a subsidios en 2013 y supera ampliamente los fondos destinados al plan Progresar.
Creemos que debe adoptarse otra estrategia, que parte de la premisa básica de que no es posible combatir la especulación y el acaparamiento de productos mediante acuerdos e incentivos a los mismos sectores que la generan. La primera propuesta que señalamos se relaciona con el comercio exterior. Sólo 20 empresas controlan casi el 50 por ciento de las exportaciones totales argentinas. Eso implica un virtual monopolio privado de la principal fuente de divisas de la Argentina, resulta urgente la conformación de un Ente Regulador del Comercio Exterior, acompañado por la puesta a disposición del Estado de los principales puertos y terminales que desde los ‘90 están en manos privadas. Operando como único exportador de todos los productos agrícolas, hidrocarburíferos y minerales del país, y con capacidad de intervención sobre otros rubros de exportación e importación, esta herramienta pondría en manos del Estado valiosísimos instrumentos de política económica que permitirían: 1) desacoplar precios internos de los internacionales; 2) incentivar producciones de mayor valor agregado o estratégicas mediante subsidios cruzados; 3) quitar presión a pequeños productores regionales que hoy se ven afectados por mono u oligopsonios; 4) evitar fraudes, triangulaciones, acopios y distintas maniobras ilegales frecuentemente detectadas en las grandes exportadoras y 5) disponer de una importante masa de renta en pesos apropiada por las exportadoras que hoy genera presión al dólar, para orientarla hacia política fiscales expansivas y de inversión en sectores claves.
Bajo una lógica similar, el otro frente que se debe abordar es el del comercio interior, apuntando a combatir la inflación y las estructuras concentradas en ciertas ramas estratégicas de la economía. Una alternativa es la creación de una empresa estatal con amplia inserción geográfica, orientada a la distribución de productos de consumo popular. Esa iniciativa generaría miles de puestos de trabajo genuinos. Esto permitiría poner un coto a las ganancias extraordinarias de las grandes cadenas de supermercados, estableciendo precios de referencia para bienes de la canasta básica. El otro aspecto neurálgico para controlar la inflación es la auditoría de costos y ganancias de aquellas ramas productoras de insumos difundidos, que también están fuertemente concentrados (lo que en cierta medida facilita la tarea fiscalizadora). Un hito en este campo podría ser la recuperación de la ex Somisa, empresa fundada por el Estado y adquirida por el grupo Techint mediante una estafa prolongada en el tiempo. Es posible comenzar a disputar la preponderancia de ciertos sectores económicos de poder, pero para ello debemos preguntarnos qué actores necesitamos, construyendo qué política económica y qué Estado.
* Docentes UBA.
Fuente: Pagina/12

¿Extractivismo o ecología?

 Por Boaventura de Sousa Santos *
Al inicio del tercer milenio, las fuerzas de izquierda se debaten entre dos desafíos principales: la relación entre democracia y capitalismo, y el crecimiento económico infinito (capitalista o socialista) como indicador básico de desarrollo y progreso. En estas líneas voy a centrarme en el segundo desafío (sobre el primero, ver “¿Democracia o capitalismo?”, en Página/12 del 6 de enero pasado).
Antes de la crisis financiera, Europa era la región del mundo donde los movimientos ambientalistas y ecologistas tenían más visibilidad política y donde la narrativa de la necesidad de complementar el pacto social con el pacto natural parecía tener gran aceptación pública. Sorprendentemente o no, con el estallido de la crisis tanto estos movimientos como esta narrativa desaparecieron de la escena política y las fuerzas políticas que más directamente se oponen a la austeridad financiera reclaman crecimiento económico como la única solución y sólo excepcionalmente hacen una mención algo simbólica a la responsabilidad ambiental y la sustentabilidad. Y, de hecho, las inversiones públicas en energías renovables fueron las primeras en ser sacrificadas por las políticas de ajuste estructural. Ahora bien, el modelo de crecimiento que estaba en vigor antes de la crisis era el blanco principal de las críticas de los movimientos ambientalistas y ecologistas, precisamente, por ser insostenible y producir cambios climáticos que, según los datos la ONU, serían irreversibles a muy corto plazo, según algunos, a partir de 2015. Esta rápida desaparición de la narrativa ecologista muestra que el capitalismo tiene prioridad no sólo sobre la democracia, sino también sobre la ecología y el ambientalismo.
Pero hoy es evidente que, en el umbral del siglo XXI, el desarrollo capitalista toca la capacidad límite del planeta Tierra. En los últimos meses, varios records de riesgo climático fueron batidos en Estados Unidos, la India, el Artico, y los fenómenos climáticos extremos se repiten con cada vez mayor frecuencia y gravedad. Ahí están las sequías, las inundaciones, la crisis alimentaria, la especulación con productos agrícolas, la creciente escasez de agua potable, el desvío de terrenos destinados a la agricultura para desarrollar agrocombustibles, la deforestación de bosques. Paulatinamente, se va constatando que los factores de la crisis están cada vez más articulados y son, al final, manifestaciones de la misma crisis, que por sus dimensiones se presenta como crisis civilizatoria. Todo está vinculado: la crisis alimentaria, la crisis ambiental, la crisis energética, la especulación financiera sobre los commodities y los recursos naturales, la apropiación y la concentración de tierras, la expansión desordenada de la frontera agrícola, la voracidad de la explotación de los recursos naturales, la escasez de agua potable y la privatización del agua, la violencia en el campo, la expulsión de poblaciones de sus tierras ancestrales para abrir camino a grandes infraestructuras y megaproyectos, las enfermedades inducidas por un medioambiente degradado, dramáticamente evidentes en la mayor incidencia del cáncer en ciertas zonas rurales, los organismos genéticamente modificados, los consumos de agrotóxicos, etcétera. La Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible realizada en junio de 2012, Río+20, fue un rotundo fracaso por la complicidad mal disfrazada entre las élites del Norte global y las de los países emergentes para dar prioridad al lucro de sus empresas a costa del futuro de la humanidad.
En varios países de América latina, la valorización internacional de los recursos financieros permitió una negociación de nuevo tipo entre democracia y capitalismo. El fin (aparente) de la fatalidad del intercambio desigual (las materias primas siempre menos valoradas que los productos manufacturados), que encadenaba a los países de la periferia del sistema mundial al desarrollo dependiente, permitió que las fuerzas progresistas, antes vistas como “enemigas del desarrollo”, se liberasen de ese fardo histórico, transformando el boom en una ocasión única para realizar políticas sociales y de redistribución de la renta. Las oligarquías y, en algunos países, sectores avanzados de la burguesía industrial y financiera altamente internacionalizados, perdieron buena parte del poder político gubernamental, pero a cambio vieron incrementado su poder económico. Los países cambiaron sociológica y políticamente, hasta el punto de que algunos analistas vieron la emergencia de un nuevo régimen de acumulación, más nacionalista y estatista, el neodesarrollismo, sobre la base del neoextractivismo.
Sea como fuere, este neoextractivismo se basa en la explotación intensiva de los recursos naturales y, por lo tanto, plantea el problema de los límites ecológicos (para no hablar de los límites sociales y políticos) de esta nueva (vieja) fase del capitalismo. Esto es tanto más preocupante en cuanto este modelo de “desarrollo” es flexible en la distribución social, pero rígido en su estructura de acumulación. Las locomotoras de la minería, del petróleo, del gas natural, de la frontera agrícola son cada vez más potentes y todo lo que se interponga en su camino y obstruya su trayecto tiende a ser arrasado como obstáculo al desarrollo. Su poder político crece más que su poder económico, la redistribución social de la renta les confiere una legitimidad política que el anterior modelo de desarrollo nunca tuvo, o sólo tuvo en condiciones de dictadura.
Por su atractivo, estas locomotoras son eximias para transformar las señales cada vez más perturbadoras de la inmensa deuda ambiental y social que generan en un costo inevitable del “progreso”. Por otro lado, privilegian una temporalidad que es afín a la de los gobiernos: el boom de los recursos naturales no va a durar para siempre y, por eso, hay que aprovecharlo al máximo en el más corto plazo. El brillo del corto plazo oculta las sombras del largo plazo. En tanto el boom configura un juego de suma positiva, quien se interpone en su camino es visto como un ecologista infantil, un campesino improductivo o un indígena atrasado, y muchas veces es sospechado de integrar “poblaciones fácilmente manipulables por Organizaciones No Gubernamentales al servicio de quién sabe quién”.
En estas condiciones se vuelve difícil poner en acción principios de precaución o lógicas de largo plazo. ¿Qué pasará cuando el boom de los recursos naturales termine? ¿Y cuando sea evidente que la inversión de los recursos naturales no fue debidamente compensada por la inversión en recursos humanos? ¿Cuando no haya dinero para generosas políticas compensatorias y el empobrecimiento súbito cree un resentimiento difícil de manejar en democracia? ¿Cuando los niveles de enfermedades ambientales sean inaceptables y sobrecarguen los sistemas públicos de salud hasta volverlos insostenibles? ¿Cuando la contaminación de las aguas, el empobrecimiento de las tierras y la destrucción de los bosques sean irreversibles? ¿Cuando las poblaciones indígenas, ribereñas y de los quilombos (afrobrasileños) que fueron expulsadas de sus tierras cometan suicidios colectivos o deambulen por las periferias urbanas reclamando un derecho a la ciudad que siempre les será negado? Estas preguntas son consideradas por la ideología económica y política dominante como escenarios distópicos, exagerados o irrelevantes, fruto de un pensamiento crítico entrenado para dar malos augurios. En suma, un pensamiento muy poco convincente y de ningún atractivo para los grandes medios de comunicación.
En este contexto, sólo es posible perturbar el automatismo político y económico de este modelo mediante la acción de movimientos y organizaciones sociales con el suficiente coraje para dar a conocer el lado destructivo sistemáticamente ocultado del modelo, dramatizar su negatividad y forzar la entrada de esta denuncia en la agenda política. La articulación entre los diferentes factores de la crisis deberá llevar urgentemente a la articulación entre los movimientos sociales que luchan contra ellos. Se trata de un proceso lento en el que el peso de la historia de cada movimiento cuenta más de lo que debería, pero ya son visibles articulaciones entre las luchas por los derechos humanos, la soberanía alimentaria, contra los agrotóxicos, contra los transgénicos, contra la impunidad de la violencia en el campo, contra la especulación financiera con productos alimentarios, por la reforma agraria, los derechos de la naturaleza, los derechos ambientales, los derechos indígenas y de los quilombos, el derecho a la ciudad, el derecho a la salud, la economía solidaria, la agroecología, el gravamen de las transacciones financieras internacionales, la educación popular, la salud colectiva, la regulación de los mercados financieros, etc.
Tal como ocurre con la democracia, sólo una conciencia y una acción ecológica vigorosas, anticapitalistas, pueden enfrentar con éxito la vorágine del capitalismo extractivista. Al “ecologismo de los ricos” es preciso contraponerle el “ecologismo de los pobres”, basado en una economía política no dominada por el fetichismo del crecimiento infinito y del consumismo individualista, sino en las ideas de reciprocidad, solidaridad y complementariedad vigentes tanto en las relaciones entre los seres humanos como en las relaciones entre los humanos y la naturaleza.
* Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coimbra, Portugal.
El texto corresponde a la “Undécima carta a las izquierdas” del autor.

viernes, 7 de febrero de 2014

Deconstruyendo el llamado milagro alemán


EL MUNDO › HABLA EL EXPERTO HANS KUNDNANI, JEFE DE INVESTIGACION DEL CONSEJO EUROPEO DE RELACIONES EXTERIORES


La sociedad alemana es más desigual que en el pasado. Unos 7,4 millones de trabajadores sobreviven con miniempleos que ofrecen un máximo de 15 horas semanales y remuneraciones de 450 euros mensuales. Y los bancos de alimentos se triplicaron.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
Es la cuarta economía mundial, la segunda exportadora del planeta, locomotora de la Unión Europea y modelo a imitar en el mundo desarrollado. En medio de la larga crisis de la Eurozona, Alemania ha seguido creciendo. En medio del desempleo generalizado, tiene una tasa de desocupación del 6,9 por ciento. El presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, que suele despotricar por lo bajo contra la canciller Angela Merkel, es el primero en querer emular la reforma laboral germana. Con contadas excepciones casi nadie habla de la otra cara de la moneda. Unos 7,4 millones de trabajadores alemanes sobreviven con miniempleos que ofrecen un máximo de 15 horas semanales y remuneraciones que no pasan de los 450 euros mensuales. Según cifras oficiales, más de un 16 por ciento de la población se encuentra en “riesgo de pobreza”. Los bancos de alimentos se han triplicado entre 2002 y la fecha: hoy hay más de 900 en todo el país. Hasta desde el punto de vista del Producto Interno Bruto, el milagro deja que desear: entre 2002-2012 la economía germana creció un 1,2 por ciento de promedio. Página/12 dialogó con el jefe de investigación del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, Hans Kundnani, sobre el modelo alemán.
–Los datos sociales de Alemania registran un claro retroceso. Que en Alemania se hayan triplicado los bancos de alimentos suena escandaloso.
–Esto tuvo que ver con la transformación económica que experimentó Alemania a partir de la llamada Agenda 2010, una reforma que impulsó el socialdemócrata Gerard Schröder. Alemania estaba considerada en ese momento como el enfermo de la economía europea con creciente desempleo y crecimiento nulo. Schröder introdujo una serie de reformas al Estado de Bienestar que bajó los beneficios sociales y flexibilizó el mercado laboral. El reto de fondo era la globalización y la competencia de China y los tigres asiáticos. Tales reformas ayudaron a los empresarios a ser más competitivos, pero el impacto fue incrementar la disparidad entre ricos y pobres, y aumentar la franja de alemanes pobres, sobre todo en lo que era Alemania oriental. Hasta ese momento Alemania se percibía a sí misma como una sociedad sin clases donde las disparidades eran mínimas. Hoy esta imagen ya no existe.
–El modelo alemán de la posguerra se basó en acuerdos entre empresarios y sindicatos avalados por el gobierno. Acá parecería que los empresarios forzaron la mano de los sindicatos.
–Los empresarios alemanes comenzaron a externalizar su producción en Hungría y Eslovaquia para abaratar costos. Esto forzó a los sindicatos a aceptar una moderación salarial para no perder más empleos. El resultado es que tampoco los que tienen trabajo se han beneficiado de este llamado “segundo milagro” alemán. De manera que los que no trabajaban vieron una caída de su nivel de vida por la reforma de la Seguridad Social, los que sí trabajaban tuvieron que moderar sus aspiraciones salariales y un tercer sector, los flexibilizados, mejoraron las cifras de empleo, pero crearon una nueva franja de pobreza. Esto explica en parte la reacción negativa que ha habido en la población alemana a los rescates a otros países europeos.
–Se supone que a pesar de los recortes fiscales, la Seguridad Social alemana sigue sirviendo para evitar niveles escandalosos de pobreza.
–El sistema de seguridad era muy generoso, pero hubo una fuerte reforma. Aun así, el sistema es más generoso que en el sur de Europa, pero los recortes se hicieron sentir. Otra cosa que hay que tomar en cuenta es que el costo de vida en Alemania es mucho más alto que en otras partes. De manera que si en términos absolutos puede parecer que con el Sistema de Seguridad los alemanes no están tan mal, en términos concretos el impacto es claro en el nivel de vida de la gente, en el aumento de la desigualdad y en la aparición de grupos de excluidos sociales. Los jóvenes están siendo particularmente afectados por esto.
–Este abaratamiento del costo laboral alemán ha tenido además un fuerte impacto en la Eurozona.
–En efecto. Se generó una creciente brecha entre el costo laboral de Alemania y el de otros países. En Alemania había una moderación salarial que no se daba en otros países, sea Italia o Francia. Pero además los empresarios alemanes se vieron favorecidos por la introducción del euro porque el marco alemán era mucho más fuerte. El euro funcionó como una devaluación que volvió a las empresas alemanas automáticamente más competitivas que otros países europeos.
–Muchas veces estos cambios son presentados como un resultado de la globalización, es decir, como algo que no tiene alternativa, una suerte de adaptarse o morir. Al mismo tiempo, aun suponiendo que ésta sea una realidad incontestable, lo cierto es que la gente está peor.
–Las economías en desarrollo son el gran desafío, en especial China y los llamados tigres asiáticos, todos países que pueden competir por el lado de los precios. Como Alemania sigue siendo una economía manufacturera y exportadora, esta competencia le era vital. Pero Alemania se concentró en competir demasiado por el lado de los precios, lo que requería abaratar costos, más que por el lado de la innovación. Este es un dilema que enfrentan todas las economías de-sarrolladas en la medida en que los países en desarrollo empiezan a competir a nivel internacional por los mismos mercados. Es decir, se podría haber usado la inversión para añadir valor agregado en términos de educación, innovación, etc. Esto no ha sucedido. La inversión es relativamente baja en Alemania. Esto se ve cuando se analiza la productividad de los países. El aumento de la productividad en Francia es mucho mayor que en Alemania.
–¿Qué pasa con esta población crecientemente marginalizada? ¿Estamos ante un problema social o ante algo que se puede convertir en un tema político?
–No creo que haya un riesgo inmediato de rebelión social en Alemania, pero está claro que estamos ante una sociedad mucho más desigual.
–Con el nuevo gobierno y la inclusión de los socialdemócratas en coalición con los demócratas cristianos de Angela Merkel, se está impulsando un salario mínimo y ciertas reformas sociales. ¿Cree que esto puede ayudar a revertir la situación?
–Con estas medidas por primera vez los trabajadores van a disfrutar del éxito de los empresarios. Como consecuencia de esto podrían incrementar su consumo, algo que beneficiaría al resto de la Unión Europea, siempre y cuando éste sea el resultado de esta mejora salarial, porque hay una fuerte tendencia al ahorro en Alemania y además no se puede garantizar que los consumidores elijan productos europeos. Por supuesto, por el lado de la derecha se han criticado estos cambios diciendo que con el salario mínimo la industria alemana es menos competitiva y se terminarán perdiendo puestos de trabajo.
Fuente: Pagina/12

lunes, 3 de febrero de 2014

¿Otra vez la burra al trigo? (Parte I)


Elevador de Campaña (Tipico de la ex JNG)
Estos últimos dias, y a raíz de la retención de exportaciones por las grandes empresas en una de sus típicas maniobras especulativas, en busca de "mejorar el clima de negocios" he visto muchos Cumpas entusiasmarse (con mas fervor que conocimiento del tema) en la re-creación de la Junta Nacional de Granos, a veces confundiéndola con el viejo IAPI. Comprendo la ansiedad producto del fastidio que a todos nos causa el convivir con tanta mala leche y tanto cipayo.

Pero para enfrentar el asunto debemos ubicarnos en la realidad. Al efecto creo necesario arrimar algunos aportes con el ánimo de clarificar y ver como encaramos el asunto. Saco de los archivos del Fusilado algunos fragmentos de posteos viejo y comentarios a los mismos.

En el 2009, dije aqui: Hago esa advertencia sobre la JNG porque por ahi los cumpas de ciudad se vuelan un poco y creen que con solo decidirlo las politicas de largo plazo se cumplen al dia siguiente. Es una manera de prevenir el "pinosolanismo".El desguace de la JNG tuvo dos facetas. La primera de sus bienes materiales (elevadores terminales, plantas de campaña, y demás bienes físicos) a precio vil y en beneficio de las grandes exportadoras. No es el problema fundamental, porque ahi están. Se recompran, se expropian o lo que sea mas conveniente a la estrategia de tener una politica comercial de exportacion de granos y subproductos. La otra faceta es la mas grave, que fué la diáspora de sus cuadros humanos. Si bien había burócratas medio turros, en general habia cuadros gerenciales y de segunda, tercera y cuarta línea perfectamente consustanciados con la importancia estratégica de la JNG. Los laboratorios de análisis de calidad eran tribunales inapelables, no por decreto sino por autoridad ganada a fuerza de trabajo serio de mas de 50 años. Esto que es fundamental para la liquidación final de la producción al productor se perdió y ahora los hacen los Centros de Acopiadores o las Bolsas de Cereales que son parte interesada. Esto es solo un ejemplo, paro vale en cuanto a por donde empezamos a reconstruír. Otra; es fundamental la formulación de una politica de producción que base su fuerza en la calidad y no en la cantidad, en cuanto a lo que a trigo se refiere. Hasta la decada del '60 los trigos argentinos eran llamados mundialmente "correctores" por su contenido de gluten. Entonces una exportación de poco volumen era de muy alto valor intrínseco. Ej. Trasportar un kilo de oro es muy barato en relación al valor de lo trasportado. Trasportar el mismo valor de chatarra es muchisimo mas caro porque son muchas toneladas de chatarra. Los fletes se pagan por tonelada y no por el valor de lo trasportado...Con la introducción de los trigos de germoplasma mejicano en los '60 ganamos en volumen y perdimos la calidad, con el agravante de que los medios de trasporte interno (Ferrocarril) siguieron igual, y hubo que trasportar por camión. Pero la infraestructura caminera seguia siendo la misma. Igual que la portuaria.Tenemos que revertir esa tendencia y recuperar la calidad (y saber venderla) y para eso hay que premiar la calidad seriamente, como lo hacen Canadá y Australia, introduciendo la segregación de los trigos por calidad (y pagandosela al productor, no que quede en manos del acopio). Lo que digo del trigo lo puedo decir del maíz o del girasol con sus matices y diferencias propias. De la soja no hablo porque es otra cosa en la que el arte del agricultor tiene muy poco que ver. Esto es un principio de tirar ideas sobre el tema como para armar una política de producción.

Y agregaba en un comentario al mismo post: ¿Por donde empezar? Es curioso, pero hay que reconstruir la burocracia!! ¿Quien sino un burocrata va a tener la paciencia de acumular año tras año la información de la industrias molinera sobre despachos de harina? Porque si no las tenemos no sabemos proyectar el consumo que tendremos el año que viene, o dentro de dos, tres o cinco años.
Ni como mantener el stock necesario para eventualmente seguir moliendo aunque se quemaran todos los lotes sembrados por otro año hasta que hubiera una nueva cosecha.
Y además exportar lo que tenemos costumbre de exportar a Brasil (por ejemplo).
Lo que hace la ONCCA es encomiable, pero no se si se ha reconstruido el cruce de informacion que existía entre la SAGPYA,INTA y JNG que a nivel de sus burócratas de segunda, tercera y cuarta línea habian establecido a traves de muchos años de trabajo en común.
No se puede depender de los números que te tiran los que son parte. Industria Molinera, tiene intereses de los dos lados (Trigalia SA es Cargill+Molinos Rio).Los Fideeros son todos CARGILL menos uno...que es Molinos Rio)Molinos Rio es Perez Companc (ya no es Bunge y Born).
Cargill es una empresa curiosa; no cotiza en Bolsa,(en ninguna Bolsa) por lo tanto no tiene obligación de publicar balances. Todo lo que sabemos sobre sus ganancias es lo que Cargill nos informa.Es la mas grande operadora en el mercado de granos del mundo. Cuando Carter embargó a la URSS, Cargill cumplió con el embargo. No exportó trigo de los EEUU a la URSS. le compró trigo a la Argentina y fue la Argentina la que le vendió trigo a la URSS.En medio de todo eso tambien se negociaron otras cosas como la Banca Cooperativa, y la inmunidad para los afilados al PC que siguieran la linea oficial, pero eso es otra historia que nada tiene que ver con esto (¿Nada?).
Volviendo al principio; esos son los parámetros que determinan cuanto y cuando se puede exportar, ya que exportamos el saldo de consumo interno. En setiembre/octubre de cada año se empieza al cosecha en el norte del país (Salta Formosa) y de ahi hasta el mediados de enero. O sea que lo que no se ha molido hasta entonces, mas el stock de seguridad, pasa a ser exportable.
Las toneladas que se molieron, mas la proyeccion de incremento de consumo pasa a ser la reserva del año y por lo demas se "anotan" exportaciones.
Si para eso tenemos que usar las cifras que nos dan los que tienen interes comercial corremos el serio riesgo de a mitad de año quedarnos sin harina o fideos, con las consecuencias politicas que eso puede significar.
Asi de sencillo.

Este es el primer posteo de una serie que haré con la sana intención de tratar de ubicar lo mejor posible el blanco al que debemos apuntar. La realidad de la producción de lo que llamamos la "mega-agricultura" ha hecho desaparecer virtualmente el sujeto al que la JNG sirvió, que era el pequeño y mediano productor. La agricultura se hace hoy sin agricultores, tal como existían en épocas de su creación y funcionamiento, asentada sobre tres patas. Una de ellas el suelo, en la que ya la propiedad de la tierra ha pasado a un segundo plano. En general no es el propietario el que la trabaja, (salvo en zonas marginales). La otra pata es el capital que arrienda a traves de fondos de inversión, pools de siembra y otras variantes similares. Este capital está generalmente estrechamente ligado a los grandes exportadores, que practican la llamada "integración vertical" comprandose a si mismos sus insumos y vendiendose a si mismos su producción, todo a través de una entramado de sociedades anónimas, lo que eademás da lugar a un fertil terreno donde crecen la sobre y sub facturación. La tercera pata, para mi la mas importante y menos visible son los Contratistas Rurales, que son quienes tienen el "know how" y la maquinaria actualizada que la tecnología exige.

Mañana la seguimos, porque el asunto es bastante mas complejo de lo que aparenta.
Fuente: El Fusilado