martes, 22 de noviembre de 2011

DESAFIOS ANTE UNA ESTRUCTURA ECONOMICA OLIGOPOLICA


Nudo gordiano

La acumulación del capital en condiciones de dependencia tecnológica ha dado lugar en la Argentina a una gran concentración y centralización de capitales. Profundizar el modelo implica enfrentar esos obstáculos.

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 Por Monica Peralta Ramos *

La política económica del gobierno kirchnerista persigue la industrialización, el crecimiento con inclusión social y el desendeudamiento del país. En estos ocho años se ha logrado un mejoramiento del poder adquisitivo de los asalariados, un fortalecimiento del mercado interno y un crecimiento muy significativo del Producto Bruto, del empleo y de las exportaciones. Existen, sin embargo, obstáculos estructurales a la integración nacional, a la autonomía en las decisiones y a la redistribución de ingresos. Estos obstáculos se derivan de las características del capitalismo argentino y de la coyuntura internacional. Profundizar el modelo implica enfrentar estos obstáculos.

La acumulación del capital en condiciones de dependencia tecnológica ha dado lugar en la Argentina a una gran concentración y centralización de capitales, al dominio creciente del capital extranjero en sectores claves de la producción nacional y del comercio exterior y al control monopólico u oligopólico de segmentos de la estructura económica que tienen importancia estratégica para el crecimiento del país. Las empresas que dominan estos segmentos son formadoras de precios en los puntos “neurálgicos” de la economía y tienen una capacidad decisiva sobre la inflación local. Esto les da poder de veto sobre las políticas del gobierno y capacidad de afectar la estabilidad política e institucional del país.

Históricamente el Estado ha impulsado la industrialización a través de subsidios, exenciones impositivas, contratos de provisión de bienes y servicios, protección arancelaria, licuación de deudas y hasta venta de activos públicos a precios de remate. Inicialmente estas políticas tuvieron por objetivo estimular el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas nacionales. Pronto los principales beneficiarios fueron las grandes empresas (nacionales y extranjeras) y la inversión privada fue reemplazada por subsidios. En los últimos ocho años ha habido un crecimiento de la inversión privada pero la misma no se ha volcado hacia la diversificación productiva en la industria o hacia la apertura de nuevas fábricas. Tampoco se ha modificado el liderazgo sectorial en la industria. Esto ha ocurrido en el contexto de un gran crecimiento de las ganancias de las grandes empresas y de las remesas al exterior de las utilidades declaradas por las empresas extranjeras. Estas remesas duplicaron los montos girados al exterior durante la convertibilidad y equivalen al 65 por ciento de las reservas que el Banco Central pudo acumular durante estos ocho años.

La otra cara del capitalismo argentino es la sistemática fuga de capitales. Este drenaje –endémico en los países periféricos– se hace a través de distintos mecanismos, lícitos e ilícitos. En la Argentina, la fuga de capitales ha sido tradicionalmente financiada con endeudamiento externo. Desde el 2003 se ha financiado con las divisas provenientes de las exportaciones. A pesar del fuerte crecimiento económico de estos últimos ocho años el drenaje de recursos no ha parado.

Estas características se dan en un contexto de enorme integración productiva a nivel mundial y de recesión en los países centrales. Hoy la integración compleja de los conglomerados transnacionales domina al mundo y ha dado lugar a la desintegración de la cadena productiva a nivel mundial y al control de segmentos cruciales de las cadenas de valor por parte del capital trasnacional. La racionalidad de las decisiones de una empresa transnacional integrada en forma compleja depende de la ganancia obtenida a nivel del complejo internacional. Si los sectores claves de la economía de un país dependen del control monopólico u oligopólico ejercido por filiales de empresas multinacionales esto significa que la lógica de la acumulación del capital en ese país tiende a independizarse de las políticas de desarrollo local y se rige por parámetros que no tienen en cuenta el interés nacional. Asimismo, la integración compleja impulsa enormes flujos de comercio, tecnología y finanzas que transcurren a través de la propia empresa y fuera del alcance de la medición, del análisis y de las regulaciones existentes en esos países. Se dificulta así la gestión económica nacional y se potencian mecanismos ocultos de transferencia del excedente desde la periferia hacia el centro del sistema capitalista. A estos rasgos estructurales se suma ahora el impacto que tendrá la recesión en los países centrales sobre el comercio exterior y la economía de los países periféricos.

Frente a estos rasgos del capitalismo argentino y de la coyuntura internacional profundizar el modelo significa empezar a desarticular el nudo gordiano de la dependencia tecnológica. Esto implica en primera instancia poner límites estructurales al control monopólico y oligopólico en los puntos neurálgicos de la economía. El Estado debe impedir precios de monopolio y desabastecimiento en estos sectores. La creación de canales institucionales que permitan la participación de la ciudadanía (consumidores, empresarios, productores, comerciantes) en el control de la inflación dará mayor transparencia a la determinación de los precios, y contribuirá a legitimar las decisiones que se tomen.

No puede haber crecimiento autónomo si no se diversifica la estructura productiva orientando los subsidios hacia el desarrollo de bienes de capital y de nuevos sectores industriales de alta tecnología (biotecnología y microelectrónica, entre otros). Si esto no ocurre, la lógica de la acumulación a nivel local dependerá cada vez más de decisiones de inversión que trascienden las fronteras y las necesidades del país. De ahí la importancia de modificar la política de subsidios y el marco institucional y legal heredado de la última dictadura militar y ampliado en la década del ‘90. Este marco ha posibilitado la desnacionalización de la economía y la fuga de capitales.
La crisis financiera internacional y la recesión en los países centrales crean un contexto muy peligroso para los países periféricos. Constituyen al mismo tiempo una oportunidad para dar un salto cualitativo en el desarrollo económico e institucional

* Autora de La Economía Política Argentina. Poder y Clases Sociales (1930-2006), Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, Argentina, 2007.

Fuente Diario Página/12

Entrevista Aldo Ferrer

“Se observa el caso argentino Con interés”
El embajador argentino en Francia destaca que la recuperación argentina está capturando la atención porque en los últimos diez años ha sido la rebeldía de un país periférico a los criterios de los mercados, y con éxito. Destacó la capacidad de no depender del crédito internacional.





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 Por Javier Lewkowicz

“Argentina no puede cambiar las reglas del sistema internacional. Podemos estar en el G-20 y dar opiniones, pero el sistema se establece en los grandes centros de poder mundial. Sin embargo, nosotros decidimos cómo estamos en el mundo. Y quedó demostrado que podemos estar de rodillas, subordinados al poder neoliberal, o podemos estar de pie, con un Estado responsable.” De visita en el país, Aldo Ferrer, embajador argentino en Francia, ex ministro de Economía durante parte de los gobiernos de facto de Levingston y Lanusse, y uno de los principales referentes del pensamiento económico nacional, mantuvo un extenso diálogo con Página/12. Analizó, desde las tensiones sobre el dólar y la estrategia de desarrollo a largo plazo, hasta la crisis europea y la política de retenciones.

–¿A qué responde la actual presión sobre el mercado cambiario?

–En primer lugar, es necesario aclarar que la situación macroeconómica es sólida. Hay equilibrio fiscal, de balanza de pagos y reservas en el Banco Central. Cualquiera sea el origen de estos episodios, no tienen capacidad de desestabilizar el sistema. Esto es importante remarcarlo, porque se oyen muchos argumentos que despiertan fantasmas del pasado, sobre la base de una memoria colectiva muy traumática. Creo que el actual es un fenómeno pasajero, el sistema está sólido y hay que fortalecerlo.

–¿El conflicto tiene una arista política?
–Hay una dimensión política, que es la resistencia al Estado nacional. La única respuesta es la solidez de la macro, la claridad de los objetivos y, desde luego, el respaldo popular. Están dadas todas las condiciones como para sostener la estabilidad y el crecimiento, pero eso hay que reforzarlo, porque lo que se ha logrado no es para siempre. Hemos vivido en la Argentina muchas experiencias de retroceso.

–Otro elemento que está en discusión es la política cambiaria.

–El tipo de cambio es una condición necesaria de la competitividad, que sumado a los elementos de la política tecnológica y de financiamiento, configura la capacidad del país de operar con equilibrio en sus pagos internacionales. Acá lo que está muy claro en el escenario internacional es que es indispensable tener superávit en la cuenta corriente y no depender del crédito internacional. Más allá del alboroto de los últimos días, hay un tema de competitividad que debe ser atendido. Para eso, más que discutir sobre el tipo de cambio nominal, lo que hay que ver son los indicadores relevantes: qué pasa con la balanza de pagos, qué pasa con la balanza comercial, en especial qué pasa con el comercio de manufacturas, atendiendo al contenido tecnológico de las que se importan y exportan. En virtud de esos indicadores de la economía real, hay que determinar la política cambiaria. Creo que el tipo de cambio tiene que ser un precio administrado. Un tipo de cambio sobrevaluado es fatal para la competitividad de la industria, para la estabilidad financiera, incluso acrecienta la transferencia de ganancias en moneda nacional al exterior. Un tipo de cambio competitivo, administrado, para atender las realidades de un país emergente en desarrollo, es fundamental. La paridad nominal creo que tiene que resultar del análisis objetivo de las variables reales de la economía. Afortunadamente no estamos en una situación en la cual las correcciones eventuales vayan a ser traumáticas, porque todavía el sistema está razonablemente ordenado. Las señales de la economía internacional son concluyentes. Las economías que entran en desequilibrios de pagos externos terminan atrapadas por la lógica del mercado, que es lo que está pasando en los países vulnerables de Europa, que además tienen problemas por las rigideces del sistema comunitario. Nuestra experiencia también es concluyente. Cuando entramos en un desequilibrio de pagos y aumento del endeudamiento, terminamos mal.

–Hay numerosos economistas, incluso algunos cercanos al Gobierno, que no verían mal suplir un eventual déficit de cuenta corriente con endeudamiento externo.

–Yo creo que sería una mala política. Pero además no tiene por qué ser así, porque Argentina tiene una alta tasa de ahorro, de casi el 30 por ciento del PIB, y nuestro problema es retener. Es decir, combatir un fenómeno arraigado en la experiencia, que frente a la incertidumbre interna o externa hay una tendencia a dolarizar activos. Y uno de los instrumentos es que las señales de la solidez macroeconómica son contundentes, es decir que el país está en equilibrio fiscal y en el sector externo. Nosotros estuvimos navegando contra la corriente neoliberal desde hace casi 10 años. Eso se revela en la opinión de los mercados, de las evaluadoras de riesgo, sobre la experiencia argentina. Hemos navegado contra la ortodoxia y nos fue bien. Incluso hoy en el escenario internacional se observa el caso argentino con interés, porque fue la rebeldía de un país periférico a los criterios de los mer-cados, que demostró no sólo ser políticamente viable, porque el esfuerzo no pudo ser bloqueado, sino que fue exitoso.

–¿En qué consistió ese acto de “rebeldía”?

–Yo resumiría todo lo vivido desde la salida de la crisis como la transición del Estado neoliberal, sujeto a los criterios de los mercados, al Estado nacional, capaz de administrar la realidad en el marco de la democracia para defender el interés de la sociedad. Este ha sido un cambio fundamental, que provoca reacciones políticas severas, porque hay intereses arraigados en las viejas estructuras, a las cuales les conviene el Estado neoliberal, el Estado incapaz de modificar la realidad.

–Más allá de la discusión sobre el nivel actual del tipo de cambio, ¿cómo analiza la tendencia a la apreciación derivada de un crecimiento de los precios internos superior a la depreciación nominal del peso?

–Hay señales que hay que atender, porque indican que puede haber una tendencia negativa que nos lleve al déficit externo y al endeudamiento. En cuanto a la inflación, creo que tenemos un aumento de precios mayor que el que conviene. Pero no es comparable a otras experiencias argentinas. En el siglo XX tuvimos el record mundial de inflación, por la extensión del período y la intensidad del problema. Este aumento no tiene nada que ver con aquellos, que eran fruto del desorden económico y político. Creo que hay una inflación inercial. Y la disputa por la distribución del ingreso se hace a partir de ese piso de expectativa. Siempre me pareció una buena idea la propuesta de tratar de concertar entre sindicatos, empresarios y el Estado algunos criterios que vayan desacelerando la inflación, que no tiene posibilidad de descalabro, pero que es una incomodidad. Entre otras cosas, complica el tema de la administración cambiaria. Hay condiciones políticas y económicas favorables para intentar un esfuerzo de ese tipo.

–Parece más fácil acordar salarios que precios, con el riesgo de caída en el salario real.

–Para eso está el control de precios, la supervisión de cadenas de valor, procurar asegurar la competencia y manejar las posiciones dominantes en los mercados. El Estado nacional debe usar esos instrumentos, que sólo tienen éxito si las condiciones macroeconómicas son sólidas.

–Muchas voces se alzan en este contexto de crecimiento de los precios de los commodities para reflotar la idea de un desarrollo económico vinculado al agro y las manufacturas derivadas, con incorporación de valor y desarrollo científico. Usted siempre tuvo una postura diferente.

–Yo estoy convencido de la economía industrial integrada y abierta. Es decir, un perfil industrial integrado que incorpore sectores de vanguardia portadores de la tecnología: la informática, la microelectrónica y la producción de maquinarias y equipos. La existencia de una estructura integrada es una condición necesaria del desarrollo científico y tecnológico. Hay que tener una especialización intraindustrial, tener esos sectores de vanguardia, aunque uno no haga todo lo que involucre. En la actualidad, los sectores impulsores son la biotecnología, la informática, la electrónica, los nuevos bienes de capital. El agro emplea un tercio de la fuerza de trabajo. Si no tenemos simultáneamente una gran base industrial de alcance federal, es muy difícil tener un proceso de desarrollo inclusivo con pleno empleo, crecimiento de salarios y de condiciones de vida. Cuando se hizo el debate de las retenciones, dije que se estaba discutiendo mal, porque se planteaba a las retenciones como un problema de distribución del ingreso y de absorción de renta excedente del campo, cuando en realidad se trata de la estructura productiva: cuál es el tipo de cambio que hace falta para ganar plata produciendo soja y cuál el que hace falta para ganar plata produciendo tractores.

–Después de la resolución 125 esa discusión quedó trunca, a pesar del movimiento en los precios internacionales y eventuales deslizamientos en el tipo de cambio, que mejoran las ganancias del agro.

–Hay que analizar los instrumentos conforme al interés nacional, discutir la rentabilidad de los sectores. Yo no trabajaría en ningún terreno con la idea de que hay imposibilidades, porque de esa manera funcionamos durante mucho tiempo: la imposibilidad de modificar el régimen del 1 a 1, imposibilidad de replantear el tema de la deuda o el sistema previsional. Una característica de la visión neoliberal es la imposibilidad, la impotencia. Creo que lo que ha pasado en el país en términos de progreso fue porque esa idea fue en buena medida erradicada.

–Quizá no una imposibilidad, pero de ese conflicto surgió una limitación política.

–Sí, pero creo que ha sido procesada. Ha habido un cambio muy fuerte y además la sociedad se expresó políticamente. Incluso en las zonas rurales el Gobierno hizo una buena elección. Yo creo que el país está maduro para medidas que de pronto parecen imposibles, desde la perspectiva de la impotencia y la subordinación.

–¿Qué medida de ese carácter le parece que sería interesante aplicar?

–Creo que las retenciones siguen siendo un tema importante. No hay que discutir el nivel de las retenciones, sino la consistencia del régimen con la rentabilidad de los sectores y la variación, los valores, de costos, los precios internacionales

Fuente:Diario Página/12

martes, 15 de noviembre de 2011

LOS DERECHOS ELECTORALES DE LAS MUJERES

Por Mirta Herrera
 
Abogada. Especialista en Derechos Humanos
 
 
A través de la historia, las luchas por los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las mujeres han sufrido, como todas las luchas reivindicativas de derechos, avances y retrocesos y, en ocasiones, inesperadas sorpresas.
 
El 23 de octubre pasado, la agrupación política Compromiso Federal, cuya lista impulsaba la candidatura presidencial de Alberto Rodriguez Saa, logró que en la provincia de Buenos Aires resulten electos dos candidatos a diputados nacionales.
 
Con anterioridad a los comicios, el líder del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, Raúl Castells, intentó ubicarse en el segundo lugar de la lista de candidatos. Tal situación fue objetada por la justicia electoral por no cumplir con la ley de cupo femenino que exige que “las listas que se presenten deberán tener mujeres en un mínimo del treinta por ciento de los candidatos a elegir y en proporciones  con posibilidad de resultar electas. No será oficializada ninguna lista que no cumpla estos requisitos”.
 
Ante  ese contratiempo, la lista de Compromiso Federal debió incluir en el segundo lugar a Ramona Pucheta, militante de la agrupación de  Raúl Castells, quien pasó a ocupar el tercer puesto. Según las propias palabras de Castells habían concertado un acuerdo con la candidata para que, en caso de resultar electa, presente su renuncia para habilitarlo a asumir la banca el próximo 10 de diciembre.
 
El argumento de Castells se basa en el texto del artículo 164 del Código Electoral Nacional que afirma que “en caso de muerte, renuncia, separación, inhabilidad o incapacidad permanente de un Diputado Nacional lo sustituirán quienes figuren en la lista como candidatos titulares según el orden establecido”.
 
Al parecer, el barbado candidato, olvida que el artículo 37 de la Constitución Nacional “garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral”.
 
En el mismo sentido, el artículo 75, inciso 23, ordena “legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad”.
 
 
 
Asimismo, el Decreto 1246/2000, reglamentario del artículo 60 del Código Electoral Nacional , señala en su artículo 9°: “Cuando una mujer incluida como candidata en una lista oficializada falleciera, renunciara, se incapacitara o cesara en el cargo por cualquier circunstancia antes de la realización de los comicios, será reemplazada por la candidata mujer que le siga en la lista respectiva. Esta medida sólo se aplicará en el caso de reemplazo de mujeres”.
 
Si bien el referido artículo aclara el procedimiento para reemplazar a una candidata “antes de la realización de los comicios” no es ociosa la diferencia entre una mujer que es candidata a diputada y una mujer que es diputada electa.
 
La diferencia específica entre ambas reside en que la diputada electa ha sido consagrada por el voto de la ciudadanía, que no debe ser alterado con el pobre argumento de un “acuerdo previo” que debe ser entendido como insanablemente nulo ya que contradice  groseramente “el principio de la soberanía popular” y las normas vigentes, como así también, cercena la capacidad jurídica de la diputada electa o de la candidata que debe reemplazarla, si Ramona Pucheta decide renunciar.
 
No es ocioso aclarar que también son parte de nuestro “corpus jurídico” vigente las convenciones internacionales de derechos humanos incorporadas al texto de la Constitución Nacional en su artículo 75, inciso 22.
 
Convención Americana sobre Derechos Humanos
 
Artículo 1. Obligación de respetar los derechos.
 
Los Estados partes en esta Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
 
Artículo 23. Derechos políticos.
 
1. Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades: a. de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos; b.de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores, y c.de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país. 2. La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades a que se refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente, en proceso penal.
 
Artículo 24. Igualdad ante la ley.
 
Todas las personas son iguales ante la ley.  En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley.
 
 
 
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
 
Artículo 2
 
1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su jurisdicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
 
Artículo 3
 
Los Estados Partes en el presente Pacto se comprometen a garantizar a hombres y mujeres la igualdad en el goce de todos los derechos civiles y políticos enunciados en el presente Pacto.
 
Artículo 25
 
Todos los ciudadanos gozarán, sin ninguna de la distinciones mencionadas en el artículo 2, y sin restricciones indebidas, de los siguientes derechos y oportunidades:
 
a) Participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes libremente elegidos;
 
b) Votar y ser elegidos en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores;
 
c) Tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las funciones públicas de su país.
 
Artículo 26
 
Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.
 
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer.
 
Artículo 1.
 
A los efectos de la presente Convención, la expresión "discriminación contra la mujer" denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
 
Artículo 2.
 
Los Estados Partes condenan la discriminación contra la mujer en todas sus formas, convienen en seguir, por todos los medios apropiados y sin dilaciones, una política encaminada a eliminar la discriminación contra la mujer y, con tal objeto, se comprometen a: 
 
a) Consagrar, si aún no lo han hecho, en sus constituciones nacionales y en cualquier otra legislación apropiada el principio de la igualdad del hombre y de la mujer y asegurar por ley u otros medios apropiados la realización práctica de ese principio;
 
b) Adoptar medidas adecuadas, legislativas y de otro carácter, con las sanciones correspondientes, que prohíban toda discriminación contra la mujer;
 
c) Establecer la protección jurídica de los derechos de la mujer sobre una base de igualdad con los del hombre y garantizar, por conducto de los tribunales nacionales competentes y de otras instituciones públicas, la protección efectiva de la mujer contra todo acto de discriminación;
 
d) Abstenerse de incurrir en todo acto o práctica de discriminación contra la mujer y velar por que las autoridades e instituciones públicas actúen de conformidad con esta obligación;
 
e) Tomar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer practicada por cualesquiera personas, organizaciones o empresas;
 
f) Adoptar todas las medidas adecuadas, incluso de carácter legislativo, para modificar o derogar leyes, reglamentos, usos y prácticas que constituyan discriminación contra la mujer;
 
g) Derogar todas las disposiciones penales nacionales que constituyan discriminación contra la mujer.
 
Artículo 3
 
Los Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para asegurar el pleno desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre.
 
Artículo 7
 
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer en la vida política y pública del país y, en particular, garantizarán a las mujeres, en igualdad de condiciones con los hombres, el derecho a: 
 
a) Votar en todas las elecciones y referendums públicos y ser elegibles para todos los organismos cuyos miembros sean objeto de elecciones públicas; 
 
b) Participar en la formulación de las políticas gubernamentales y en la ejecución de estas, y ocupar cargos públicos y ejercer todas las funciones públicas en todos los planos gubernamentales; 
 
c) Participar en organizaciones y en asociaciones no gubernamentales que se ocupen de la vida pública y política del país.
 
Artículo 8
Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar a la mujer, en igualdad de condiciones con el hombre y sin discriminación alguna, la oportunidad de representar a su gobierno en el plano internacional y de participar en la labor de las organizaciones internacionales.
 
 Artículo 15. 3
 
3. Los Estados Partes convienen en que todo contrato o cualquier otro instrumento privado con efecto jurídico que tienda a limitar la capacidad jurídica de la mujer se considerará nulo.

viernes, 14 de octubre de 2011

Tensiones entre economía y cultura

 Por Emir Sader
              
Hace pocos años, sobre la naturaleza misma de la cultura se enfrentaban las dos grandes concepciones. La idea de la cultura como mercancía o la idea de la cultura como bien común”, comentó el filósofo y actual secretario del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso) Emir Sader, en la mesa sobre Economía y cultura: una relación estratégica.

              
                 De esta manera, dio paso al enfrentamiento fundamental que cruza la cultura abiertamente: la mirada puesta en la esfera pública, la de los derechos, contra la visión de la cultura como una mercancía.En las últimas décadas, inmensos aparatos de mercantilización se han constituido en el sector hegemónico en el campo de la lectura, y no fue una excepción el área editorial. Por este motivo, Sader expuso la dominación de los centros de poder por sobre la producción cultural de América del Sur. “Empresas que llegan a nuestros países compran todo el proceso de creación y de comercialización editorial. Les encantan nuestros autores de ficción, los encuentran exóticos, pero ningún ensayista latinoamericano de carácter crítico –apuntó filoso Sader, para luego citar ejemplos–. Algunos autores sí les interesan, que reproducen sus esquemas de visión del mundo, entre ellos Vargas Llosa, pero no encontraremos nada de Pablo González Casanova, Celso Furtado, Aldo Ferrer.”En esta reproducción del pensamiento Latinoamericano, los grandes intelectuales críticos simplemente no existen, porque no tienen lugar en el gran mercado editorial. Como dijo Gabriel García Márquez cuando recibió el premio Nobel, “nos encuentran muy creativos en el arte, pero no nos dejan el derecho de hacer nuestra propia historia.”
 
                La distribución también ha sido homogenizada. “Alguien que ya tuvo la suerte y la felicidad de haber ido a la feria de Frankfurt sabe cómo es aquello. Son cinco días cerrados al público de empresarios elaborando cuales van a ser los próximos best sellers. De repente, los mismos libros invaden las librerías, las cabezas de la gente”, continuó el filósofo.Pero no todo puede ser cooptado por la capitalización del pensamiento. Afortunadamente, Sader citó como ejemplo la cantidad de libros que publica anualmente Clacso y, sobre todo, la posibilidad que existe para llegar con estas lecturas alternativas al gran público a través de la biblioteca virtual gratis, bajo propiedad común. “Se imprimen 40 mil textos diarios, un millón doscientos mil al mes, patrimonio común de la humanidad porque son conocimiento formulado en general por escuelas públicas con investigadores remunerados con recursos públicos”, indicó Sader, que también dirige el proyecto Latinoamericana-Enciclopedia Contemporánea de América latina y el Caribe.

                  Sin embargo, la expansión de la cultura no significa necesariamente democratización y acceso a la cultura. “Las ferias comerciales que se reproducen por el mundo son inmensos aparatos de publicidad en el que el tema cultural está presente pero de forma marginal. La feria del libro de Río de Janeiro siempre se enorgullece por la cantidad de gente que va, pero de los cuatro libros más vendidos, tres son religiosos. Curas que hacen publicidad de sus valores”, ironizó Sader. Un ejemplo simple que sirve para preguntarse si la globalización aumenta o disminuye la democratización y el acceso de la cultura.

                   En esta disyuntiva, Sader remarcó la cuestión selectiva (basada en las teorías darwinianas y en el superhombre) de la globalización: “Una parte importante de nuestras poblaciones latinoamericanas, sea por analfabetismo puro y simple o analfabetismo funcional, no tiene capacidad de leer. La industria editorial sabe que yo estoy más cerca de comprar diez libros y que hay quienes no pueden comprar ni uno”.
En el plano más teórico, la polarización estatal vs. privada, sin embargo, es errónea. Según Sader, el capitalismo propone la mercantilización de la vida, pero el Estado puede ser también elitista. La verdadera discusión pasa por lo mercantil y la esfera pública, la de los derechos.
“Una política cultural se distingue por su carácter democrático, por la reproducción de la cultura como bienes accesibles o como apropiación por la masa de la sociedad por la cultura producida y su capacidad de reproducirla”, apuntó Sader.
               En un mundo en crisis, Latinoamérica vive un proceso de reconstrucción económica, social y cultural crucial. El gran desafío pasa por lograr que mayores sectores accedan a la igualdad de condiciones. En palabras de Sader: “Para que tengamos una sociedad menos injusta, con valores de construcciones colectivas que signifiquen la identificación de la gente con el sufrimiento ajeno. Que termine con la violencia, con la discriminación, con la alienación”.

Fuente:Diario Miradas al Sur

martes, 11 de octubre de 2011

Invitación actividad con motivo del 40 Aniversario de la fundación del CEIL-CONICET

GRUPO SOCIOLOGÍA 
 invita a la siguiente actividad
con motivo del 40 Aniversario de la fundación del CEIL-CONICET :
 

Miércoles 12 de octubre

* 14:30 horas: “Continuidad y cambio en los mercados de trabajo agrario”Presentación: Guillermo Neiman (CEIL), Germán Quaranta (CEIL), Francisco Fabio (CEIL), Victor Rau (IIGG-CONICET)


* 16:30 horas: “Nuevas perspectivas en los estudios del trabajo agrario: redes, hogares y vínculos rural-urbanos”
Presentación: Mariela Blanco (CEIL), Matías Berger (CEIL), Clara Craviotti (FCE-CONICET)

 

Auditorio Alberto González Domínguez
Saavedra 15, 3º piso - CABA.

lunes, 3 de octubre de 2011

2º Congreso Internacional de Relaciones del Trabajo "Hacia la consolidación del Trabajo Decente, la Salud y la Seguridad de los Trabajadores y las Trabajadoras


GRUPO SOCIOLOGÍA INVITA 
A LA SIGUIENTE ACTIVIDAD:

 


Fecha límite de presentación de resúmenes (abstracts):         10/10/2011


Fecha límite de presentación de trabajos:                                  24/10/2011

Mas infomación ingresando en:

 http://congresort2011.sociales.uba.ar/



martes, 27 de septiembre de 2011

DEBATE : INDUSTRIALIZAR LA AGRICULTURA Y POLITICAS DE ESTADO

Estrategias agroalimentarias
La apertura al debate que propone el Plan Estratégico es una oportunidad para pensadores y portadores de experiencias que puedan dialogar con representantes de la ciencia ligada a la agricultura y con políticos que construyen planes y toman decisiones.



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 Por Norma Giarracca *

               La Presidenta, después de un primer anuncio en 2010, presentó el lunes pasado el Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial. Todo plan de gobierno, de generación de políticas de Estado, tiene como contexto una visión de la sociedad en su conjunto y del sector económico y social en juego. La idea de industrializar la agricultura no es nueva, se remonta al final del siglo XIX. En efecto, “la cuestión agraria”, es decir lo agrario convertido en una “cuestión”, en “problema” para el desarrollo del capitalismo industrial, abonó muchos debates tanto en el pensamiento hegemónico liberal como en el crítico.

                    Karl Kautsky reflexionaba sobre “la cuestión agraria” en función de un programa para la socialdemocracia alemana y, en un importante trabajo publicado en 1899, llegaba a la agroindustrialización, cadenas de valor que ejemplificaba con la empresa láctea Nestlé. Ribetes interesantes y hasta trágicos alcanzó el debate cuando intervenía la pequeña producción o su forma comunitaria. El recordado agrónomo ruso Alexander Chayanov (muerto en las cárceles del stalinismo) se imaginaba en la Rusia de comienzos del siglo XX, pueblos rurales industrializados con eficientes agroindustrias que agregaran valor a la materia prima. Ese debate se retoma después de la Segunda Guerra Mundial, atraviesa Europa y mucha riqueza argumentativa fue agregada por países de América latina, como México o Brasil.

                      Cuando el Consenso de Washington aún no se había elaborado, Juan Perón escribe en 1972 el “Mensaje ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo” y, sorprendentemente, puede describir desde sus preocupaciones lo que el futuro nos deparaba en términos de agricultura, recursos naturales, alimentos, ciencia, calidad medioambiental. En sólo seis páginas este impresionante estadista anunciaba “lo que vendría” en forma de mensaje para pueblos y gobiernos. Dice Perón: “El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado. Ya es una poderosa fuerza biológica y, si continúa destruyendo los recursos vitales que le brinda la Tierra, sólo puede esperar verdaderas catástrofes sociales para las próximas décadas... El ser humano cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega a la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos teóricos fabulosos, mata el oxígeno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer y eleva la temperatura permanente del medio ambiente sin medir sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata el mar que podía servirle de última base de sustentación”.

                  Valdría la pena reproducir todo este material y retomarlo hoy para recordar no sólo su profundo pensamiento nacional, popular y básicamente “decolonial”, sino también para generar los puntos de partida o las raíces del debate del siglo XXI acerca de estos problemas, que son, precisamente, los que rodean al Plan Estratégico.

                 El pensamiento social crítico de nuestro siglo parte de otra relación entre el hombre y su entorno. Como previó Perón, el hombre desde la ecología política comenzó a concebirse como parte del medio ambiente por él creado. Por eso se discuten los derechos de la naturaleza, el respeto por los recursos como legados “posgeneracionales” criticando la idea de un exponencial desarrollo productivo que el gran capital siempre reclama. No es aumentando la producción e incorporando tierra (que se quita a otros usos, comunidades, yungas, bosques) el modo de plantearse los problemas de la agroalimentación. Tampoco lo es con la famosa tecnología de punta. Boaventura de Sousa Santos recuerda que para construir un satélite debemos recurrir a la tecnología de punta, mientras que para ocuparnos de la preservación del agua, la tierra, la alimentación de la población debemos por lo menos construir una ecología de saberes entre las ciencias agronómicas, las experiencias de aquellos que se dedicaron a trabajar la tierra durante décadas, el conocimiento de los grupos humanos acerca de la formación de acciones organizativas (cooperativas, frente de cosechas). El y muchos otros pensadores del siglo XXI nos alertan de los peligros de las tecnologías que amenazan hacer desaparecer semillas, biodiversidad, fertilidades de suelos. En fin, el peligro de convertir la tierra, en efecto, en “un recurso no renovable” (cuando en realidad no lo es, es limitado y renovable). Un pensamiento social crítico recorre el mundo en el siglo XXI. En otros países está en diálogo con los científicos y con el Estado para pensar la cuestión de los recursos naturales y la alimentación. La apertura al debate que propone el Plan Estratégico es una excelente oportunidad para que los portadores de experiencias pasadas pero pensamientos de este siglo XXI puedan dialogar con los representantes de la ciencia ligada a la agricultura hoy (biotecnología) y con los políticos que construyen planes y toman decisiones

* Socióloga, profesora titular de Sociología Rural, Instituto Gino Germani (UBA).

jueves, 22 de septiembre de 2011

THEOTONIO DOS SANTOS, LA SITUACION MUNDIAL Y LOS NUEVOS GOBIERNOS DE AMERICA LATINA

La crisis de EE.UU. contra sí mismo
Referente del pensamiento latinoamericano de los ’60, el intelectual brasileño señala en esta entrevista los graves errores de los gobiernos de Estados Unidos en la conducción del sistema y cómo generó el actual predominio del capital financiero.
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 Por Javier Lewkowicz


               Theotonio Dos Santos es un referente del pensamiento latinoamericano. Brasileño, formó parte de un grupo de intelectuales que, en los ’60, plantearon por primera vez que el atraso y subdesarrollo constituían la otra cara del desarrollo económico en los países centrales. Que el subdesarrollo no podría entenderse sin evaluar el modo en que los países centrales avanzaron. De ese modo, la “teoría de la dependencia” rompió con la idea ingenua, proveniente de las usinas del pensamiento tradicional, de que el desarrollo es un proceso lineal y ahistórico vinculado a la maduración de las estructuras económicas. De visita en la Argentina para participar del seminario de economía organizado por la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo y presentar su último libro, Marxismo y ciencias sociales. Una revisión crítica, Theotonio dialogó con Página/12 y analizó con profundidad los factores que explican la crisis mundial y los cambios políticos en América latina después de la devastación neoliberal. “Estos gobiernos son fruto de los procesos de democratización y de la crítica al neoliberalismo”, señaló.

–¿Qué evaluación hace de la actual fase de la crisis mundial?

–Esta crisis se da en un contexto de cambios estructurales que vienen operando desde la década del ‘90, que refuerzan una tendencia del capitalismo a nivel mundial que necesita del Estado para funcionar, aunque la retórica neoliberal lo haya ocultado mucho. El déficit comercial de Estados Unidos aumentó desde los ’80, con Ronald Reagan, de 50 o 60 mil millones a 300 mil millones de dólares. El déficit público también aumentó en una cuantía similar, porque los dos déficit se combinan: los excedentes retenidos por los exportadores que le venden a Estados Unidos se convierten en títulos de la deuda pública, y de esa forma se cubre el déficit fiscal. En los ’90 hubo un intento de disminuir el gasto, sobre todo en el sector militar, y recuperar el plano fiscal, pero la entrada de George Bush (hijo), otra vez un neoliberal, significó de inmediato la misma política de déficit fiscal colosal. Y Estados Unidos funcionó con un déficit creciente que llegó a 500 o 600 mil millones de dólares. Ese tipo de políticas refuerzan al capital financiero, porque esos títulos de deuda son operados por el sector financiero, que los transforma en derivados y consigue multiplicar por cinco el valor. De repente hay un sector financiero gigantesco operando, que aumentó aun más con la especulación inmobiliaria que sobrevalorizó las propiedades.

–Se suele plantear que el desequilibrio en las cuentas estadounidenses es consecuencia de la falta de regulación. Aquí el Estado estaría cumpliendo un papel central para el funcionamiento del sistema.

–No se trata de un Estado ausente. Es una presencia necesaria para el funcionamiento, porque este funcionamiento no es lógico económicamente. Tiene una lógica de intervención, típicamente intervencionista. Incluso cuando la crisis viene y amenaza la supervivencia de los bancos, se utiliza al Estado. Es el Estado, no el gobierno, porque Obama, con algunas diferencias, continúa con la política de Bush de sostener al sector bancario, aun cuando está claro que está quebrado. No defienden a las personas que están perdiendo su dinero por la caída del valor de los inmuebles que compraron. El dinero va a los bancos, para que se refuercen, se reestructuren y prosigan, aunque no se sabe bien para qué. Es un sistema inútil.

–¿Es crítico respecto al tipo de intervención que ante la crisis implementan los gobiernos europeos?

–No lo diría como crítica. Es un análisis. No creo que ellos tengan una mejor solución, por lo menos para su clase social, para que sobreviva esa gente que no hace nada excepto crear las condiciones para mantenerse en el poder a costa de la gran mayoría de la población. Pero la gente no localiza exactamente dónde está el problema.

–¿Por qué predomina el capital financiero?

–Es un predominio construido por el Estado, porque el capitalismo como sistema productivo ya no ofrece a los representantes de la gran propiedad concentrada mucha oportunidad de ganancia. La tasa de ganancia tiende a caer. Hay períodos de recuperación, pero es tenue en relación con el nivel de consumo y de poder que esta gente desarrolló. Además, el avance de la revolución científico-tecnológica exige inversiones colosales en ciencia, tecnología y desarrollo de innovaciones. Ese tipo de inversión se hace posible porque el sistema genera un excedente económico enorme. Por ejemplo, la productividad en los ’90 aumentó en Estados Unidos cerca de un 4 por ciento al año y los salarios han caído. Eso es un excedente gigante que queda apropiado a través de diversos mecanismos, con el apoyo del Estado para condicionar a la gente y limitar su capacidad de reivindicación.

–¿La crisis es reflejo de un agotamiento? ¿Puede inaugurar una nueva fase del sistema capitalista?

–Yo creo que estamos todavía en una fase de expansión del paradigma tecnológico basado en la robotización, que se está extendiendo a casi todo el sistema productivo y genera un aumento muy grande en la productividad. El capitalismo muestra una gran capacidad de absorción del excedente, pero fundamentalmente lo hace desde la vía estatal. La deuda pública es la gran base de toda esta especulación financiera, junto con las medidas que le permiten al sector privado operar con cierta independencia, y que obligan a economías enteras a manejarse de acuerdo con eso. Me refiero a los bancos centrales, que no son neutrales. Desregulan por política. Ponen por detrás un razonamiento económico absurdo y lo enseñan en las universidades, en la televisión y en la radio. Es una forma de supervivencia del capitalismo que exige una presión extremadamente fuerte del Estado. Esto sobrevive gracias al capitalismo de Estado.

–¿Por qué en los últimos años surgieron en América latina gobiernos que comparten profundas diferencias respecto a sus antecesores en los ’90?

–Estos gobiernos son fruto de los procesos de democratización de la región y de la crítica al neoliberalismo. La gente ha creído, con un trabajo de opinión pública colosal, ayudado por acontecimientos políticos como la caída de la Unión Soviética, que no hay otra opción que una economía capitalista y más precisamente un capitalismo de libre mercado, que en realidad nunca existió ni va a existir, porque estamos ante grandes monopolios y capitalismos de Estado creciente. Un ejemplo interesante se da en Chile, donde hubo 20 años de terror y ahora de repente la gente empieza a ver lo que pasa. Hay una crítica muy fuerte y eso se deriva de la situación democrática, que encima se combina con una situación económica dramática en el mundo, lo que crea las condiciones para que la gente busque una alternativa. En mi libro Del terror a la esperanza pongo la atención en que el neoliberalismo fue una operación intelectual por la cual se creó un clima para instalar la idea de que se trataba del pensamiento del futuro, cuando en realidad la base de esa construcción teórica es copiada del siglo XVIII. Y de repente la gente que pensaba en el poscapitalismo era lo viejo. Una cosa increíble como operación intelectual. Por detrás de eso había un sistema financiando, ofreciendo posiciones de poder. Pero sobre todo estaba el terror de Estado. El neoliberalismo está fundado en el terror. El grupo de Chicago, por ejemplo, tuvo el primer gobierno a su disposición con Pinochet. La asociación entre el neoliberalismo y terror es histórica, a pesar de la idea de que hay una relación entre liberalismo político, económico y democracia. Democracia es poder del pueblo, voto universal. La idea de libertad no es una idea democrática necesariamente.

MATERIAS PRIMAS Y TECNOLOGIA
Un arma de negociación

–Ante el ascenso de China y la mejora en los términos del intercambio, ¿América latina debería cambiar su estrategia de industrialización, como se señala desde la ortodoxia?

–Tenemos que tener una política regional, impulsar la integración y la conformación de un mercado regional, porque las escalas actuales de producción son muy grandes. La escala regional alcanza para cierto nivel, aunque en algunos productos de punta, la escala es planetaria. Sin embargo, hay ciertos productos minerales, naturales, donde nosotros tenemos condiciones de competir planetariamente, porque somos los únicos productores. Y de esa forma podemos entrar en el nuevo paradigma tecnológico, basado en la biotecnología.

–¿Cómo evitar que eso derive en un esquema de especialización típico en recursos naturales?

–Eso depende de que se negocie realmente el uso de los recursos con un alto grado de industrialización. Nosotros tenemos casi toda la producción de litio en Bolivia y Chile. Los bolivianos están intentando montar un sistema de gestión para vender el litio procesado. Y el que lo quiera tiene que aceptar esas condiciones. Con el apoyo de toda América latina, se pueden convertir en un gran centro de desarrollo de litio. Si toda la región se junta, se puede desarrollar el mineral. Se puede desplegar una industria de materias primas bastante avanzada, con alto grado de valor agregado. No hay que tomar la llamada reprimarización como un problema, sino como la posibilidad de que podamos tener, a partir de nuestra naturaleza, un instrumento de negociación mundial muy fuerte y de desarrollo, si no aceptamos simplemente vender el producto primario
 
Fuente diario página/12